me presento, aunque mi nick en este foro es tab, alguno igual me conoce por sulaco, aquel tio que escribia cuentos en los foros de motos.
hace muchos años de aquello, recuerdo lo bien que lo pasaba viendo como spauser y otros en otros foros os lo hacian pasar mal mientras iban colgando los capitulos con cuentagotas.
dije que volveria, pero por una u otra razon el tiempo paso y no lo hice.
ahora tengo una buena razon para volver, le he prometido a un amigo que tiene que pasar un mes encerrado en una habitacion de hospital que le iba a hacer un cuento, y os necesito.
ya no soy el mismo que tenia la cabeza llena de pajaritos y al que le salian las palabras como si tal cosa.
por eso os pido todos vuestros animos y apoyo, a ver si consigo hacer algo decente que pueda entretener y haceros olvidar la rutina por un rato.
lo empece ayer y lo ire colgando segun lo vaya escribiendo, sin trucos.
no os corteis y comentar y criticar todo lo que os parezca adecuado, cuento con vosotr@s.
sulaco.
- 1
Entré tan enchufado en la curva del puente que para cuando mi cerebro asimilo lo que mis ojos veían ya lo había cruzado, ¿había una persona cruzando la barandilla hacia el vacío? Enderecé la moto y clavé los frenos, tras unos buenos latigazos de protesta por parte de mi montura logre detenerme sin peligro en el arcén y tras asegurarme de que no venía tráfico en ninguno de los dos sentidos metí primera e hice un cambio de sentido acelerando de nuevo hacia el puente.
En efecto, una persona cubierta con un chubasquero blanco con la capucha puesta permanecía en la parte exterior del puente, balanceándose una y otra vez hacia delante y hacia atrás, sujeta con las dos manos a la espalda de la barandilla de acero gris, no soy un lince, pero mientras me acercaba me dio la sensación de que estaba valorando seriamente la posibilidad de arrojarse al fondo del barranco.
Desaceleré, metí punto muerto y deje correr la moto hasta una distancia que considere prudencial, quería que me viese llegar, pero no intimidarle y que aquel colgado saltase por mi culpa. Detuve el motor y le di al pause del reproductor de música del GPS, al momento “offshore” de chicane dejo de sonar en mi cabeza, lastima, me encanta esta canción.
El colgado que resultó ser una colgada una vez que se giró hacia mí y pude ver su cara, tenía una expresión triste pero decidida, me quité el casco y permanecimos durante un buen rato mirándonos a los ojos, ella, sin dejar de balancearse.
Era muy joven, demasiado para siquiera pensar en hacer lo que parecía que quería hacer.
-¿vas a tirarte?-rompí el silencio.
-vete a la mi*rda…-respondió.
Me tome unos segundos, no quería precipitar las cosas, al fin y al cabo sabía perfectamente en mis carnes por lo que estaba pasando aquella cría, no hace mucho tiempo era yo el que asomaba por un puente parecido a este, y aun no sé por qué no salté, solo ahora sé que tome la decisión correcta, pero en aquel instante… que fácil hubiera sido saltar y que todo acabase.
-no lo hagas, no merece la pena, lo se…-dije tranquilo mientras me bajaba de la moto y estiraba las piernas.
Ella no contestó pero seguía mirándome, rebusque en la chaqueta hasta encontrar el paquete de tabaco y me encendí un cigarrillo, le ofrecí.
Negó con la cabeza sin cesar sus balanceos.
-¿sabes lo que se siente cuando montas una moto por primera vez…?-pregunté.
-y que coñ* me importa eso.-dijo furiosa.
-¿has visto a los ac/dc en directo con tus amigos?- seguí insistiendo.
Me miró como si fuese gilipo**as, pero dejo de balancearse.
-¿has hecho el amor?-salté sin tiempo para que tuviese tiempo a pensar.
-¿eres un pu*o pervertido de mi*rda?-dijo ella asustada por primera vez.
-para nada- la tranquilicé- solo quería ponerte algún ejemplo de lo que te vas a perder como saltes.
-y que más te da que salte o que no, ni siquiera me conoces…
-tienes toda la razón, me la suda, si hubiese pasado por aquí cinco minutos antes o después no te hubiese visto, y sería tan feliz, lo que pasa es que he pasado justo ahora y aunque te juro que no pienso intervenir en tus planes, creo que tengo la obligación de por lo menos ofrecerte otro punto de vista, no debería decirte esto, pero yo también estuve a punto de saltar de un puente hace tiempo y no me arrepiento de no haberlo hecho, al contrario, doy gracias a Dios todos los días por seguir aquí.
-te lo estas inventando…-me acusó.
Negué con un gesto y me acerqué hasta la barandilla, como a un metro y pico de donde ella estaba.
-no te acerques más…- me amenazo.
No la hice caso y me asomé al precipicio, silbé.
-vaya ostia, de aquí no fallas, seguro, como dice la camiseta de un colega, un buen suicidio es irrepetible.
Sonrió.
-¿Quién eres?- me preguntó.
Me encogí de hombros.
-¿Por qué quieres salvarme?
-no te equivoques guapa, como te he dicho, no pienso intervenir, solo estamos charlando, si quieres tirarte no voy a ser quien te lo impida.
-¿entonces?-pregunto descolocada.
-no sé porque estás pensando en suicidarte pero me imagino que tendrás alguna buena razón para ello, esto no tiene vuelta atrás ¿sabes? Simplemente aprovecho que aún no lo has hecho para poder decirte que a mí me paso algo parecido y que yo decidí no hacerlo, seguramente sería el camino más fácil, pero ¿te puedes hacer una idea de todo lo que te vas a perder si saltas?¿cuantos años tienes?
No me respondió, pero se agarró con más fuerza a la barandilla. Dejé que se tomara su tiempo.
-¿Qué te paso…?-me preguntó cohibida.
-no nos conocemos lo suficiente, guapa.
Torció el gesto.
-yo no te he preguntado tus motivos, dejémoslo así, en empate- la guiñe un ojo.
-mi vida es una mi*rda…-dijo medio llorando.
-no hace falta que me cuentes nada, pero por favor pásate al otro lado de la barandilla, no vaya a ser que te resbales o venga una ráfaga de viento y te vayas para abajo sin querer.
Se lo pensó un rato.
-¿le contaras a alguien…?
-yo no he visto nada- la interrumpí.
Antes de que se lo pensase mejor alargue el brazo y la ayude a saltar la barandilla.
Cuando estuvo sobre el asfalto se me abrazo como una lapa y se pegó una buena llorera, le deje tranquila mientras me acababa el cigarro, la buena acción del día estaba hecha.
-venga, te llevo a casa-dije por fin.
-en la moto…pero si no tengo casco.
Empecé a reírme.
-ibas a tirarte de un puente y ahora te preocupas de no llevar casco…
Se rio también.
-anda vamos –la señale la moto – y por favor… ni se te ocurra tirarte en marcha ¿me entiendes?
Afirmó con la cabeza.
Tras preguntarla donde quería que la llevase me puse el casco y arranqué, hice el trayecto a buen ritmo, notaba como se agarraba con fuerza a mi cuerpo, quería que se acordará de la primera vez que montó en moto durante la que esperaba que fuera toda una larga vida.
La deje en la entrada de un pequeño pueblo a unos tres kilómetros del puente, no quería que nadie nos viera y le hiciera preguntas, tras prometerme que todo había sido una locura pasajera y que no volvería a hacerlo la deje marchar, la creí, su cara no mentía.
Espere mientras caminaba por la carretera a buen paso, mientras trasteaba de nuevo con el GPS para volver a escuchar música ella se volvió y se despidió agitando la mano con una sonrisa, le devolví el saludo y arranqué, por los altavoces interiores del casco sonaron los primeros compases de “fear of the dark” de los Maiden, mientras la moto ganaba velocidad se me paso por la cabeza que ni siquiera sabía el nombre de aquella chica, ¡qué cosas!
2
Lo de aquella extraña me había jod*d*, no solo una estupenda tarde de curvas , también revolvió algo dentro de mis tripas que llevaba tiempo sin molestarme, así que emprendí el camino de vuelta a casa a ritmo más que tranquilo porque la verdad tenía la cabeza en otro lado. Llegue a casa, un pequeño adosado en la afueras, lo compré solo porque tenía un garaje adecuado a mis necesidades, metí la moto dentro y detuve el motor, pero me quedé un buen rato sentado sin bajarme mientras escuchaba música y mi cabeza daba vueltas hasta que escuche una estrofa de “oigo música” de mclan que decía algo así como busco una canción para sobrevivir…para poder seguir… que razón tenían, me espabilé de golpe y me baje por fin de la moto, la subí al caballete y detuve la música al sacar la llave del contacto. Seguí tarareando mientras me quitaba los guantes y el casco, los deje donde primero pillé y entré en casa. Deje la cafetera en marcha mientras me duchaba y me cambiaba de ropa, me puse un pantalón de chándal y una camiseta descolorida de barricada, este sábado no salía, no estaba de humor, puse una mala escusa en el wasap de los colegas y me tomé el café en silencio sentado en la cocina.
Más tarde cene una pizza congelada y vi sin ganas una peli en la tele, acabo casi a la una de la mañana, pero no tenía sueño, para nada, me temo que hoy tocaba otra noche en blanco, estuve tentado de tomarme una de aquellas pastillas que me recetó hace tiempo el psicólogo, pero además de que me atontaban demasiado, seguro que llevaban caducadas mucho tiempo, así que, plan b, botella de Jack daniel´s, paquete de tabaco, mp3 y al jardín.
Las dos primeras copas fueron rápidas, como la música que puse, pero a medida que el alcohol y los recuerdos empezaron a hacer efecto volví a los viejos clásicos que siempre me acompañaron en los malos tiempos, “otra noche más” de leize, “no se bien porque” de barricada, “estoy solo” “la locura” “esta noche acabare con ella” “la vela se apaga” ”anoche dije adiós” de los parabellum…que buenos esos cabr*nes, la vez que los vi en directo en las fiestas de un pueblo fue un antes y después en mi proceso de recuperación, recuerdo la apatía que sentía cuando fui poco menos que obligado por los amigos a las fiestas de aquel pueblo, recuerdo hablar poco y beber mucho, recuerdo empezar a oírlos y que había una chica que hacia mimo actuando con ellos, buena música muy buena, buena performance y mucho alcohol…
No recordaba cuanto hacia que no lo pasaba bien.
Hoy sin embargo, no estaba siendo una noche como aquella, seguí bebiendo hasta caer dormido, afortunadamente no tuve malos sueños.
3
Un año después.
Para mi treinta y dos cumpleaños decidí regalarme una ktm 1290 súper adventure, porque yo lo valgo, y porque dentro de tres meses si Dios quiere nos vamos los colegas de viaje a los Alpes, así que, en esta preciosa mañana de domingo de principios de junio y tras haberme levantado sin gota de resaca de la noche anterior, decidí que era un crimen dejar en el garaje parada aquella máquina.
Un paseíto hasta la estación de servicio, deposito lleno, un buen desayuno en la cafetería y un cigarrito al sol, el disco completo “loca pasión “ de los leize en el GPS y toda la carretera por delante, hay días que empiezan bien.
No sé cómo mi ruta me llevo de nuevo a pasar por aquel puente, reduje la velocidad, por un momento espere verla otra vez colgada de la barandilla, fue como un deja-vu, pero no, no había nadie en el puente, aunque eso no era del todo cierto, como pasé muy despacio, pude ver que algo brillante ondeaba al viento atado a la barandilla, la curiosidad me pudo, no lo puedo negar, así que acabé parando.
No había vuelto a pasar por allí desde aquel día, recuerdo que al principio seguí un poco las noticias y la prensa local por si aquella chica cambio de opinión y acabó tirándose por el puente, pero no salió nada así que supongo que sigue adelante como puede con sus vida y sus problemas, como todos, supongo.
Lo que colgaba era una funda de plástico roja atada a un cable de freno de bicicleta que tenía un papel dentro, tenía cinta aislante por todos los bordes para evitar que entrase el agua, no sé cómo, pero supe que era para mí.
Me quite el casco y los guantes y lo abrí, dentro, unas pequeñas líneas escritas.
Hola
Esto es para ti, como no se tu nombre te llamaré mi ángel de la guarda, soy quien tú ya sabes, tenías razón, me hubiera perdido un montón de cosas, quiero verte, estaré aquí todos los sábados a las cinco de la tarde, no me falles.
Vaya…menuda sorpresa, me alegre de que siguiese en el reino de los vivos, pero no tenía muy claro querer volver a verla, por su culpa, el año pasado tuve una recaída y lo pase mal un tiempo, aunque siendo sincero, la pobre no tenía culpa de nada, y en el fondo me picaba la curiosidad, a quien no, de acuerdo, nos veríamos el próximo sábado.
La semana pasó muy despacio, al principio no lo quise reconocer, pero la verdad es que según se acercaba el sábado me ponía más nervioso, me costaba dormir por las noches y las ocho horas en el curro se me hacían eternas, menos mal que por fin había llegado el día.
Comí con mis padres en la ciudad y les dije a los colegas que no podía salir, espero que no se les ocurra ir por aquella zona hoy precisamente, pero no me atreví a decirles la verdad, como sabían de mis asuntos se preocupaban por mí, y no tenía ganas de dar explicaciones.
Necesitaba relajarme así que emprendí el camino hacia el lugar de la cita escuchando “you´re my world” de Satriani.
El relax duro poco, entre los nervios, la montura que tenía entre las piernas y el buen asfalto no pude si no exprimir el motor y llegué al puente como unos diez minutos antes, detuve la moto en el lugar donde aún colgaba el plástico rojo y espere su llegada mientras sonaba “Thinking Of You”.
En el fondo lo deseaba, pero sabía que solo era una fantasía, me imagine viéndola aparecer montada en una moto, paranoias mías, cuando a lo lejos apareció una kawa ER-6N verde y comenzó a desacelerar a mí se me aceleró el corazón.
Cuando se detuvo a mi lado y al levantarse la pantalla tintada del shoei reconocí aquellos ojos sonreí, hay que jod*rs* con la niña esta.
Cuando nos despojamos de los cascos y los guantes nos quedamos unos segundos mirándonos, sin atrevernos a abrir la boca, resulto un poco embarazoso.
No la recordaba tan mona, la única vez que la vi, estaba tapada completamente por el chubasquero, apenas recuerdo su rostro pálido y carente de toda emoción, ahora sin embargo, con unos vaqueros icon de kevlar ajustados, una chupa dainese entallada, el pelo negro largo al viento y con una enorme sonrisa en su rostro sin maquillar dudaba incluso que fuera la misma chica, me pregunté cuántos años tendría, no creo que pasase de los veinte.
-ya empezaba a dudar que vendrías…-rompió el hielo.
-ya ves…-dije estúpidamente.
Ella se acercó y me abrazó, me quede tieso sin saber cómo reaccionar, por fin le devolví el abrazo y al cabo de dos segundos me separé de ella un poco azorado.
-es el quinto sábado que vengo, empezaba a dudar de mi ángel de la guarda, por cierto ¿Cómo te llamas? Yo Eva- extendió la mano a modo de saludo.
-Roberto, pero prefiero que me digan Rober a secas…-solté a trompicones.
-estas muy serio…-torció el gesto- ¿es que no te alegras de verme?
No supe que decir, esperaba encontrarme con alguien con más problemas que yo, no con una preciosa chiquilla llena de vida como Eva, no sé qué esperaba de todo esto, pero tenía la sensación de que no había sido una buena idea acudir a la cita, me entraron ganas de salir de allí pitando, incluso notaba que me estaba empezando costar respirar con normalidad.
-¿te encuentras bien?-se preocupó.
-si… es solo que…- se me atragantaban las palabras.
Por la cara que puso me debía estar viendo a un marciano en vez de a una persona normal.
-igual no ha sido buena idea hacer esto- se excusó- si quieres me voy…-
Venga ya Rober, me dije a mi mismo, no seas imbéc*l y actúa como una persona normal por lo que más quieras, no quedes como un estúpido delante de ella, me exigí.
-perdona…-logre arrancar- no es culpa tuya, me alegro mucho de verte, en serio, llevo toda la semana esperándolo, no estaba preparado, te recordaba de otra manera, verte así tan bien, ha sido la ostia, me has dejado fuera de combate.
No sé si tenía mucho sentido aquel batiburrillo que la acababa de soltar, pero parecer ser que sí, ya que dio un pequeño suspiro y volvió a sonreír.
-vamos, que te he impresionado…
-mucho, en serio, déjame que me encienda un cigarro para que se me pase el subidón.
-¿Por qué no vamos a algún sitio a tomar algo y nos quitamos de en medio del este puente? Me trae malos recuerdos.
Asentí, así tenía tiempo para calmarme un poco.
-¿conoces algún sitio tranquilo?-preguntó mientras empezaba a ponerse el casco.
-claro, sígueme, a unos diez minutos hay un sitio muy majo.
Nos pusimos en marcha, como supuse que no sería muy rápida marqué un ritmo tranquilo, el corto viaje logro que recuperase la compostura.
-4-
La lleve a un hostal de carretera que era parada obligada para los moteros de la zona, tenía un pequeño jardín en la parte trasera y se podía dejar la moto aparcada justo en frente del mismo para no perderla de vista. El dueño en sus tiempos mozos fue de los nuestros y siempre nos trataba bien, como hacía mucho que no nos veíamos charlamos unos minutos mientras nos servía los cafés.
Nos sentamos en una mesa, junto a un par de grupos de moteros, nos saludamos como es debido y de nuevo me vi solo frente a Eva.
Me encendí por fin un cigarro aún sin abrir la boca.
-por donde empiezo…- dijo ella- tenia tantas ganas de hablar contigo…he pensado tanto tiempo en ello y la verdad es que me esperaba algo más de buen rollo por tu parte, me he llevado un buen chasco…
- lo siento de veras…-me excuse- te aseguro que aunque no lo he demostrado verte hoy es de las mejores cosas que me han pasado en mucho tiempo….en serio.
-pues no me lo ha parecido- se quejó.
Levanté las manos a modo de disculpa.
-qué te parece si empezamos de cero, porque no me cuentas todo lo que querías decirme, me muero de ganas por escuchar tu historia.
-¿estás seguro…?-preguntó poco convencida.
-por favor, adelante…-la animé.
-vale pero por mucho que insistas no pienso decirte porque intenté tirarme del puente, ahora que lo he meditado me parece una autentica estupidez y me da vergüenza que nadie lo sepa.
-sin problema.-dije yo.
-aquella noche en mi casa no pude dormir, si no hubieses aparecido podría haber muerto por una tontería, no sé qué se pasó por la cabeza para hacer aquella estupidez, pero te aseguro que en aquel momento tenía bien claro que iba a saltar, así que una vez más y de todo corazón te agradezco que parases y me hiciese cambiar de idea.
Asentí agradeciendo sus palabras.
-bueno el caso es que lo que me dijiste me hizo pensar mucho aquella noche…
-no fue nada…cualquiera hubiese dicho o hecho cualquier cosa para evitar que saltases.
-no me interrumpas por favor…-me cortó- para mí tampoco es fácil contar todo esto.
Me disculpe con un gesto y la anime a seguir con otro.
-vale, el caso es que como tu decías aún me faltaban muchas cosas por vivir y experimentar así que me propuse a mí misma dar un giro radical a mi vida y empezar a pensar un poco más en mi misma.
Apagué el cigarrillo y di un sorbo a mi café.
-como ya has visto, ya se lo que siente al conducir una moto por primera vez, no he visto en directo a los ac/dc porque no me van, pero en cambio estuve en el tomorrowland de Rio este año…y sí, he hecho el amor…y una cuantas veces por cierto…-dijo con sonrisa pícara.
No pude evitar reírme con ganas e incluso la aplaudí.
-me alegro mucho por ti…-dije sinceramente.
-y he hecho un montón de cosas más que me apetecían, ¿y sabes? pienso seguir haciéndolo.
-esa es la actitud- la apoyé- ojala yo me aplicase un poco el cuento.
- y una de las cosas que más me apetece ahora es conocerte mejor, al fin y al cabo si estamos hablando es por ti…
-¿conocerme mejor…?-me asusté.
-sí, de momento solo sé que te llamas Roberto, Rober perdona, quiero saber más sobre ti, además, parece que el que anda un poco perdido ahora eres tú.
-no sé si es una buena idea…-me defendí.
-a mí me parece co*onuda, venga ya no seas bobo, todos necesitamos alguien con quien contar y poder hablar…
-tengo amigos…-seguí a la defensiva.
-claro, como todo el mundo, pero ¿le has contado a alguien lo que paso aquel día?
-te dije que aquello quedaba entre tú y yo…
-lo sé, pero incluso yo he acabado contándoselo a alguien, si tu no lo has hecho es porque realmente no tienes nadie especial a quien poder confiar ese tipo de cosas.
Tocado.
-¿y bien…?-me retó.
-no sé si quiero hacerlo- respondí tras pensármelo unos segundos.
-pues piénsatelo, me gustaría conocerte mejor, en serio, pero tampoco quiero perder mi tiempo en causas perdidas, así que tu dirás...-lanzó el guante.
-dame tiempo…-le rogué.
Estuvo pensándoselo un rato sin dejar de mirarme a los ojos.
-el sábado que viene a las cinco aquí mismo, si no apareces ya sabré tu respuesta.
jod*r que presión, estaba dejándome enredar por una chiquilla, me sentí realmente estúpido.
-no va a poder ser, el sábado que viene tenemos una ruta de día completo los colegas, ya he quedado.
-¿Cuándo te viene bien?-me encerró.
Tras un silencio tenso respondí.
-mira, si quieres podemos quedar el viernes en mi casa, es el único sitio donde realmente me siento cómodo, te invito a cenar, solo para charlar que quede claro…
-¿crees que quiero ligar contigo…?-se rio de mí.
-realmente no sé lo que quieres de mí…- reconocí.
-solo bromeaba…no te pongas a la defensiva- aclaró.
-me lo estas poniendo muy difícil, empiezo a arrepentirme de haber parado aquel día…
Se enfadó mucho, creí que se iba a largar.
-¡era broma…!-aclare´ rápidamente – me estás dando mucha caña.
-no vuelvas a bromear con eso-me advirtió seria.
-lo siento… ¿Qué me dices? ¿Aceptas mi invitación?- traté de reconducir el asunto.
-déjame tu número, me lo pensaré esta semana.
-hecho, dame el tuyo.
-ni lo sueñes. –contesto radical.
5
De vuelta a casa no paré de llamarme idiota a mí mismo durante todo el camino, ¿cómo podía ser tan imbéc*l? ¿Qué necesidad tenía de complicarme la vida? Con lo fácil que hubiese sido decirle a Eva que no quería saber nada y asunto arreglado… está claro que no aprendo ni a tiros.
Esa noche salí con los colegas, estábamos tomando unas copas y de repente al verlos me pregunté si realmente podría confiarle a alguno de ellos mis más oscuros pensamientos, la respuesta estaba muy clara, ni de coña.
Solo había una persona con la que llegue a tener la suficiente confianza para hacerlo, pero hacía años que no había vuelto a cruzar una palabra con ella y putas ganas que tenia de volver a hacerlo.
El domingo me lo pasé ocupado en mis otras obligaciones, las que nadie conocía y las que más dinero me daban, estuve tan ocupado que logre olvidarme de mis paranoias, ojala todos los días fueran así.
Me fui a dormir pronto ya que esta semana tenia turno de mañana, logre conciliar el sueño pensando en que si la cosa seguía como hasta ahora, dentro de no mucho tiempo, se acabarían los madrugones.
No hace falta que diga que me pasé la semana pendiente del pu*o móvil, no sé qué me acojonaba más, que Eva diera señales de vida o no.
Llevaba ya largo tiempo encerrado en mí mismo, una coraza perfecta que hasta hoy permanecía intacta, ¿Quería dejar que se agrietase? ¿Que alguien pueda hurgar en su interior? No lo tenía claro, quizás el de arriba fue quien puso a Eva en mi camino y no al revés, ¡quién sabe! El caso es que por una cosa o la otra no tengo un pu*o rato en paz.
El miércoles tomé una decisión, si ella venia el viernes le contaría todo lo que quisiese saber aunque no sé si después querría volver a saber algo de mí, y si no venía, pues mejor, que coñ*.
El jueves me llego un wasap suyo pidiéndome la ubicación de mi casa, mi*rda.