El pasado día 1, mi pareja Toñy y este que os escribe iniciamos un viaje a Extremadura dentro de nuestras vacaciones; por supuesto, en moto, como no podría ser de otra manera....porque hace ya tiempo que elegimos cual era nuestra forma de disfrutar del ocio: la moto, siempre la moto. Cada vez que nos subimos a esta máquina es como si voláramos y casi pudiéramos tocar el cielo con las manos....el corazón se nos acelera y la mente parece limpiarse de toda preocupación o problema anterior. Para nosotros, y dentro de nuestras modestas posibilidades, esta iba a ser la ruta mas larga que jamás habíamos recorrido en moto alguna. Un viaje que iba a durar una semana y en el que teníamos previsto visitar algunos, unos pocos lugares, del inmenso territorio Extremeño. Una región excepcional, con paisajes impresionantes, pueblos y lugares maravillosos y una gastronomía de primer orden....uno de los grandes paraísos moteros de este País que, como dice el genial Gustavo Cuervo, parece diseñado para ir en moto.
El día amaneció nublado en Lasarte-Oria aquella mañana del primero de Junio. Había sido una primavera extremadamente lluviosa y húmeda en Euskadi y daba la impresión de que no nos íbamos a librar de los constantes aguaceros y chubascos que llevaban semanas cubriendo los cielos.
Nos levantamos a las cinco de la mañana, había que prepararse y desayunar. En el garaje nos aguardaba nuestra querida V-Strom...una noble y bella máquina, infatigable compañera, siempre dispuesta a llevarnos a la conquista de las distancias. La tarde-noche anterior había estado un servidor "estibando" a la máquina, cargandola casi como una mula, con todos los bártulos para la estancia en Montijo durante una breve pero intensa semana. El aspecto era impresionante: las dos maletas laterales a tope, el baúl lleno rebosar mas dos chaquetas de verano que llevábamos encima de este; todo ello unido a la bolsa sobre-depósito que ahora iba llena hasta los topes.
Salimos. El GPS en el cual me había pasado semanas planificando rutas, funcionaba a la perfección, la voz femenina de guía se escuchaba alto y claro a través de los altavoces bluetooth del casco.
El sirimiri, muy carácterístico de la cornisa cantábrica, nos acompañaba de forma intermitente Hasta que llegamos a Vitoria; tuvimos suerte de que no fuera a más, pues ello hubiera supuesto una nueva parada para ponernos los trajes de agua, lo cual es realmente molesto y engorroso...aunque ello forma parte de la aventura que supone realizar un viaje en moto....sufrimos las inclemencias del tiempo, pasamos calor, frío, etc....pero hay algo en este mundillo que está por encima de todo eso y es la increible sensación de libertad que proporcionan estos vehículos...y que sólo los que los conducimos sabemos lo que se siente.
Un pequeño incidente que casi ni se puede llamar así: al llegar a Miranda de Ebro me despisté desoyendo las indicaciones del GPS, y me desvié hacia el pueblo; una vez allí decidí no dar marcha atrás e incorporarme a la autopista a la salida del pueblo...pues bien, a las afueras no dió el alto una pareja de la Guardia Civil. De forma muy correcta y con toda cortesía nos pidieron la documentación, cosa que hice ipso-facto, tras bajarme de la moto y sacar la cartera. Eran dos agentes de diferentes edades, uno de ellos de mediana edad y el otro bastante jovencito, unos 25-30 años. Todo en regla si no fuera porque el mayor se fijó en micrófono del intercomunicador que asomaba debajo de mi barbilla:
- ¿Sabe usted que está prohibido conducir con ese tipo de aparatos?....¿y que ello le puede s suponer varios puntos en su permiso de conducir?- dijo el Agente.
- No Señor, no lo sabía – dije yo con cierta inocencia y sorpresa....a lo que el agente me contestó:
- Mire usted, no le voy a multar pero otro agente si que podría hacerlo.
….lo que menos quería era entrar en discusión con aquel tipo y menos en un viaje tan largo...así que le dí la razón en todo momento y le dije...es imposible que me creyera, que cuando llegara a mi destino lo quitaría. parece ser que el hombre no se daba por vencido y sacaba pecho:
- Recuerde que la ITV la tiene que pasar este mes sin falta.- dijo.
- Así lo haré Señor agente – dije yo intentando disimular mi nerviosismo.
- Gracias. Puede continuar....y buen viaje.
...dicho esto, los agentes estuvieron un rato mas observándonos como nos poníamos de nuevo los guantes y nos marchábamos. Respiré aliviado, llevaba todo en regla y no tuvimos el menor problema, aunque me sorprendió mucho que lo de los intercomunicadores les llamara la atención, pues en otras ocasiones nunca se han fijado en el invento...y eso que ya llevo algunos años desde que los uso.….envuelto en estos pensamientos ponemos de nuevo rumbo hacia Valladolid siguiendo la Autovía, mejor dicho: Autopista....pues es de pago hasta Burgos. Lo hice así para ganar algo de tiempo en el viaje y no llegar demasiado tarde hasta Montijo, nuesto destino.
El tramo Burgos-Valladolid por la autovía era mortalmente aburrido. La autopista es al motero como la música clásica lo es al amante de las discotecas, es decir, un verdadero tedio. Menos mal que al llegar allí, y en nuestro desvío hacia Ávila, ibamos a incorporarnos a una carretera nacional.
Al rebasar Valladolid, cruzamos el pueblo de Puente Duero, famoso por la célebre concentración anual de Pingüinos, la cual no he asistido nunca y no creo que lo haga jamás, pues esas grandes multitudes me agobian. Mientras cruzabamos algunos pinares me pregunté en cual de ellos sería la célebre reunión moteril, pensamientos intrascendentales que pronto olvidé según iban pasando los kilómetros.
Nada que reseñar en el tramo Valladolid-Ávila, salvo el encuentro con varios moteros en sentido contrario y un Harlysta que nos adelantó sin ni siquiera dirigirnos la mirada....todo pichichi, con su cazadora y casco a juego....¡¡que tio rancio!!.
...y por fín...Ávila, la gran ciudad amurallada que hasta ahora no había visto mas que en las fotos y documentales....ahí estaba ante nuestros sorprendidos ojos:

Nos aproximamos a la ciudad....ahora haciendo caso omiso de las indicaciones del GPS, el cual obstinadamente se empeñaba en volvernos a guiar de nuevo a la ruta original. Nosotros queríamos ver al menos el recinto amurallado.





...allí estaban las murallas....








Unas fotillos de rigor...para dejar constancia de nuestro paso por allí. Como suele decir Gatho, “yo también estaba”, je, je.

Toñy posando para la foto...también estaba.

Parte de las murallas están en obras, probablemente de reacondicionamiento, como se puede apreciar en algunas de las fotos.



Escultura dedicada al ciclismo abulense...que mas bien recuerda al escudo del Real Madrid., je, je....
….sin acritud.


Algunas fotos más de la ciudad. No entramos en ella por falta de tiempo y porque considerabamos que una localidad como esta merece ser visitada con mas tranquilidad y sosiego. Lo dejamos para otra ocasión, puesto que nuestro punto de destino todavía estaba a cientos de kilómetros de allí.









Carretera Nacional 110. Una ruta que nos llevaría directos a Plasencia, cruzando el maravilloso y célebre Valle del Jerte.


¡¡Que gran verdad es aquello de “en moto, el destino es el camino”!!. Las fotos pueden parecer intrascendentales e insulsas, pero nosotros disfrutábamos de la carretera por cada kilómetro que recorríamos. Al mismo tiempo, el viaje no resultaba aburrido, puesto que charlábamos animadamente a través de los intercomunicadores.














Iglesia de La Aldehuela, una de las localidades por las que atraviesa la carretera N-110 en su ruta hasta Plasencia.


Castillo de Valdecorneja, situado en la localidad de El Barco de Ávila. Actualmente propiedad de la casa de Alba.





Llegada al mirador de Tornavacas...quitándonos los cascos cuanto antes, pues el calor comenzaba a apretar.


Como puede apreciarse la vista es magnífica desde aquí. Este mirador es de parada obligada para poder apreciar el maravilloso paisaje que se abre ante nuestros ojos....es como si Extremadura nos estuviera dando la bienvenida.



Panel informativo detallando la flora y fauna de la región:

Otra zona del mirador...mas arriba la antena de telecomunicaciones.

Un servidor "inmortalizando" el momento, je, je.

Toñy posando para la foto....

Panel informativo general, detallando la situación e historia geológica del singular valle.

Anuncio de una concentración motera que se celebraría la semana siguiente a nuestra estancia en tierras extremeñas:


...dejamos atrás Castilla y León y entramos de lleno en una de las zonas mas hermosas de la comunidad extremeña: El valle del Jerte.

Descenso de Tornavacas...puerta de entrada al valle del Jerte.




Los famosos cerezos del Jerte. Cientos y cientos de ellos. Motor económico de la economía del Valle. La producción de cerezas es muy grande y de una calidad extraordinaria, especialmente la autóctona, denominada picota. Esta gran producción de cerezas ha generado también una industria de destilados donde se producen licores y otra de mermeladas de mucha variedad.






Terminado el descenso del puerto, entramos en el pueblo del que procede su nombre.






El Jerte, a su paso por una de las localidades del valle.



Embalse de Retuerta:




El omnipresente toro de Osborne. Realmente impresiona el verlo a lo lejos....en la lontananza, como dirían los poetas.

Descenciendo hacia el sur, y por un tramo de autovía, cruzamos el inmenso Embalse de Jose María Oriol.





El singular castillo de Las Seguras, situado en el municipio del mismo nombre, junto a la carretera comarcal EX-100.


Y así continuaremos rumbo a Montijo, nuestro lugar de destino y residencia por unos días.

sube imagenes
...CONTINUA EN:
http://www.vstromclub.es/viewtopic.php?f=10&t=67268
vSSSSSSSSSSSSS
