Rematando el apartado de las curvas (rematando dentro de la exigua capacidad de un medio como éste) os dejo este ejercicio sobre una tipo de curva muy común y además os coloco al final un ejercicio con una situación de apuro para ver qué se os ocurre que se puede hacer.
Curvón con situación de emergencia. ¿Que hacer?
Un escenario sobre el que nos encontraremos habitualmente en nuestra conducción es el de una salida o entrada de autovía o autopista haciendo la forma de una curva interminable de 270º. En algunas ocasiones esa curva nos puede sorprender cerrándose en la entrada de una forma inesperada y a veces sin marcar debidamente con las sucesivas señales de velocidad en orden descendente. También es frecuente que estas curvas, componiendo la estructura de las autovías de circunvalación más machacadas por el tráfico, presenten sucia su franja de asfalto no pisado debido a la infinidad de partículas de polvo y otros materiales que van apartando a un lado la multitud diaria de coches y camiones que transitan por ella; una suciedad que cubriría la parte inicial y la parte final de esa trazada ideal que seguiríamos para hacer la curva más sencilla, con el riesgo que podéis imaginar que trae consigo.
La trazada ideal queda aproximadamente representada en este dibujo:
Bien, por esos motivos y por alguna otra eventualidad más que nos pudiera salir al paso de forma de emboscada en este tipo de curvas, haremos una trazada distinta de la ideal, una trazada que llamaremos "preventiva".
Aclaremos, antes de nada, que la trazada preventiva admite una velocidad y un grado de inclinación mucho menor que la ideal, por tanto, cuando la apliquemos tenemos que ser igualmente preventivos, manteniendo esos márgenes.
Por otro lado, esta trazada preventiva en concreto es aplicable sólo a este caso: Al de una incorporación de este tipo en autovía o autopista, donde el radio que las describe siempre es constante o muy muy cerca de ser constante.
Otra cosa es entrar en una curva ciega y desconocida en carretera, en la que sí, nos iremos al interior con el giro de la curva, pero manteniéndonos apartados a una distancia de ese límite interno y también a la espectativa de cómo se nos va presentando el trazado del viraje a medida que se nos va descubriendo. Es decir, si el carril tiene cuatro metros, nos mantendremos, más o menos en la línea intermedia de los dos metros para prevenir dos posibles eventualidades:
1º.- Que aparezca una zona del asfalto manchada con cualquier elemento deslizante. En ese caso, tendremos al menos dos metros de margen para abrirnos al exterior.
2º Que la curva se cierre cogiéndonos por sorpresa. En ese caso y dado que llevamos una velocidad y un ángulo de inclinación mucho menor que los de nuestro límite, podremos apuntar la moto a buscar ese ápice cerrado inclinándola un punto más.
Pero volvamos a la trazada preventiva de la incorporación:
Esta trazada es mucho más cerrada que la que llamamos ideal y que nos hubiera servido para hacer el viraje mucho más suave, tal y como hemos dicho. Más o menos, éste sería su dibujo.
Y ahora, para el ejercicio, pondremos un ejemplo real y bastante transitado de manera que el que recuerde su paso por él le resulte algo más fácil imaginarse el escenario; aunque lo cierto es que el que no la conozca tampoco debe de tener ninguna dificultad para ponerse en situación porque se trata de un ejemplo muy repetido en cualquier autovía. La curva, el curvón, así los llamamos en el mundo de los circuitos, está en Madrid, concretamente se trata de la salida de la M-30 en sentido Sur para tomar el eje de O´Donnell subiendo hacia Vicálvaro, M-40, Aeropuerto y R-3. Hemos elegido exactamente ésta porque muestra un asfalto bastante trasegado, con la grava un tanto pulida incrustada en un alquitrán que ya clarea. Aun así, su agarre (grip) es aceptable dentro de la media de asfaltos que encontramos en la ruta, y no hay que tomar con él ninguna precaución especial, yendo al ritmo que marca la señalización y con los grados de inclinación necesarios para mantenerlo -vaya como añadidura decir la cosa cambia si te internas más tumbado en esa curva-.
Bien. Hagamos ahora la situación más complicada dentro de ese escenario, pongamos una de esas eventualidades que nos puede pillar por sorpresa y que justifican, más si cabe, esa trazada preventiva. Pongamos en el último cuarto de la curva una franja ancha, una mancha que representa una zona húmeda provocada por algún vertido o algún riego inesperado.
Bueno. Ahora compliquemos algo más la situación, aunque sin dejar de ser totalmente verosímil. Pongámonos en el caso de que estamos haciendo esa curva con la trazada preventiva y, por supuesto, a esa prudente velocidad que nos permite abordarla sin apreturas y que llegamos así a la zona húmeda. Pongamos también, eso sí, algo no sólo posible, incluso frecuente en según qué zonas, que llevamos detrás de nosotros, un coche de colores combinados de antepenúltima versión, con spoiler delantero tipo motoniveladora y llantas Momo de 18"; calzado con neumáticos de 260 con un perfil de dos dedos y por supuesto con lunas tintadas; con las ventanillas bajadas dejando escapar los 1000 watios de música mecánica y con su conductor luciendo un corte de pelo al estilo cenicero, completamente recostado y mirándonos a través de unas gafas de montura blanca por el retículo que deja el volante con la visera de los relojes (velocímetro y cuentavueltas). Por supuesto, nos sigue, como es costumbre en este estereotipo de conductores, a apenas dos metros de nuestra matrícula. Así mismo, lleva a rebufo, uno tras otro, a sus dos amigos conduciendo sendos modelos alicatados con un muestrario completo del hipermercado sito en su barrio.
Es decir, que frenar, o siquiera soltar el acelerador, puede resultar incluso más comprometido que pasar sobre el agua manteniendo la velocidad.
Por último, añadir que el contorno exterior de ese interminable viraje esta acorazado por un muro de hormigón idéntico al que se coloca en las medianas de las autovías. Un apunte más a tener en cuenta para el que busque la escapatoria de la estrecha zona seca sobre la franja regada: con toda probabilidad, hallaremos muy sucia la franja que queda fuera de la trazada en una ruta tan transitadísima como ésta.
¿Qué se os ocurre que podemos hacer?
Sobre las respuestas
Está bien, o muy bien, que utilicéis en ellas la clave del humor porque yo mismo la he empleado buscando una descriptiva más cercana; pero, por favor, haced un esfuerzo para no desviaros, por escudriñar dentro de vuestra cabeza, de vuestros recursos de conducción y de vuestra experiencia algo que creáis que pueda resultar útil, porque de producirse la situación que he pintado, todos sabéis que no es para andarse con bromas.
SOLUCIÓN
Ya se comentó al escribir el enunciado del ejercicio que la solución, o mejor dicho: el recuso a aplicar que quiero mostraros no es ni la receta mágica ni La Mano de Dios que nos recoja y nos saque divinamente de la encerrona.
Bien.
Veamos ahora tres variantes de un mismo concepto geométrico en el comportamiento de la moto.
Carga positiva: se produce cuando la moto va acelerando y, por tanto, la presión bascula hacia el neumático trasero.
Carga negativa: se produce cuando la moto va frenando o simplemente decelerando, y la presión se vuelca sobre el neumático delantero.
Carga neutra: cuando se mantiene una velocidad de crucero y la presión se reparte entre los dos trenes tal y como dispone la propia geometría de la moto.
En el caso que nos ocupa, y en general en la mayoría de las situaciones de emergencia, conviene mantener la carga neutra; es decir: que al paso por el charco, en el momento en el que los neumáticos van a sufrir ese brusco contraste de seco a mojado, de caliente a frío, mejor que la moto mantenga los dos trenes, delantero y trasero, equilibrados, sin cargas ni descargas extra (tan mal puede repercutir una cosa como la otra sobre el grip del neumático).
No quiero aburriros con farragosas explicaciones técnicas, aunque en este caso creo que son necesarias para que los incrédulos -que serán más de uno- vean su fundamento físico.
Cuando se conduce una moto muy pesada o con escasa distancia libre al suelo, es tan importante como básico administrar esa ajustada distancia; y, llegado el límite de la inclinación, yendo por la trazada ideal, sólo nos queda un último recurso, una solución por aplicar que según para qué tipo de moto y motorista pueda resultar un tanto exagerada o fuera del guión, pero que es lo más efectivo, o lo único, que queda para rematar la curva sin el riesgo de abrir la trayectoria.
Ese recurso consiste en bascular el peso de nuestro cuerpo al interior.
No estoy hablando de descolgarse, no, eso entraña una pérdida de fijación sobre la moto que, no compensa en la mayoría de los casos. Por tanto, el trasero se queda exactamente centrado sobre el asiento.
¿Cómo desplazar entonces el peso del cuerpo al interior de una manera gradual y sobre todo uniforme?
Pues, mentalmente, se debe empezar por abrir la pierna, sacar la rodilla, y con ella, como si una barra vertical tirase del conjunto, llevarnos el codo y el hombro hacia el interior. Debemos, en esa situación de emergencia, salirnos literalmente de la moto hacia el interior, sacar la cara fuera del carenado o alejarla del faro hacia la derecha, en este caso.
Exagerad el gesto, extremad la maniobra y cuando penséis que vais con el cuerpo a un metro fuera de la moto, en realidad apenas habréis deplazado vuestra espalda unos pocos grados con respecto a la vertical. Tenéis que estirar completamente el brazo izquierdo, en este caso, y pasarlo a ras del depósito, en las motos con el manillar más bajo, y simplemente por encima en las demás.
Echad un vistazo a esta foto:
En esta visión por detrás, se ve que la postura es tan exagerada que su efecto provoca que la Harley Sportster se incline incluso hacia el lado contrario. Imaginaros entonces la capacidad de giro que tiene todo el conjunto en esta posición.
Podéis practicarlo, probarlo en un lugar solitario y sin peligro, podréis comprobar como la moto hace la curva guardando una estricta vertical mientras que vosotros vais fuera de ella.
Bien.
Veamos ahora sobre el plano el resultado que arroja aplicar esta exagerada postura, en un momento extremo como el que hemos dibujado. Pero antes de ello definamos el punto A como aquel que representa el primer momento en el que podemos reaccionar y entendemos que antes es imposible.
La línea roja corresponde a la trazada preventiva con el piso completamente seco.
La trazada verde oscura (casi marrón) sería la provocada por la reacción más natural: la del instinto de supervivencia: Enderezar directamente la moto, frenando incluso, y abriendo en consecuencia la trayectoria por fuera de la zona mojada. Habría que ver si tendríamos margen suficiente, sin salirnos de la calzada. Pero eso es meramente especular.
La solución: Repito que no es La Mano de Dios, así pues, basculando todo el cuerpo hacia el interior, trazaríamos una línea intermedia (la verde clara). Una línea que quedará más próxima la derecha, en principio, cuanto más basculemos el peso de nuestro cuerpo hacia ese mismo lado. En cualquier caso y dado que siguiendo la línea guardábamos una trazada preventiva y no la trazada ideal, disponíamos de un margen para mantener la misma velocidad que aplicando este nuevo recurso no llegamos a consumir.
Ahora bien, ¿Cuánto se aproxima esta nueva trayectoria de emergencia, aplicando ese recurso de volcar el cuerpo al interior, a la trazada preventiva, a la roja, y de qué depende?
Pues depende de la relación entre el peso del piloto y el del conjunto de la moto. En las fotos creo que he mostrado la combinación más favorecedora (es la que tenía a mano), es decir: La Harley menos pesada y un tipo de 107 kilos encima de ella. Quedaría representada en el siguiente dibujo nuevamente por la línea de color verde claro, la más próxima, lógicamente, a la roja.
¿Y cuál sería la condición menos favorecedora? Pues la de Dani Pedrosa, el muchacho, subido en una gran GT (Gold Wind) o una Harley touring, con todas sus maletas cargadas y llevando como pasajera a una robusta jugadora de la selección de baloncesto, la que ocupa el puesto de pivot, para más señas, yendo, además, completamente rígida sobre la moto. Aun así, en ese caso, Dani Pedrosa podría exagerar el movimiento hasta el límite que le marca la longitud de su brazo izquierdo, el exterior, y lograr una trayectoria muy parecida a la de la línea de color malva.
Muchas gracias por participar.
Autor: Tomás Pérez
Director de la escuela MutuaPortalmotos
Dibujos: Ángel Pérez
