Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
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#1 Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Bueno, abro un nuevo hilo que tanto (me) gustó. Aquí puedes ir a él si quieres, el tiempo para atrás, además de estar ya cerrado, comenzar para seguir...
Un saludo. .
Un saludo. .
- NoVastorm
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#2 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Era un hombre de salud delicada, a menudo caía estaba resfriado, pero sin embargo tenía un remedio infalible para curárselos, afirmaba que unas inhalaciones de eucalipto era mano de santo para ese mal. Para lo que no había encontrado todavía una solución era para la cuestión sentimental, había intentado ya casi todo, pero es que lo suyo no era convencer a una mujer para estar con él.
No era el tipo más guapo que se podía ver por la calle, tampoco era el más feo. No era ni el más simpático ni el más desagradable. A menudo se preguntaba por qué buscaba estar con alguien, su gran amiga Águeda, antes de irse a una estancia en los EE.UU. le había repetido hasta la saciedad, que esas cosas no se buscan, simplemente se presentan, se dan.
Sí Águeda, le decía él, pero mírame, treinta años y todavía no he encontrado a alguien que me quiera por mí mismo, o me quieren como amigo, como tú, o simplemente no me quieren cerca.
Y es que la cuestión no era fácil, ser amable no le servía, ir de duro, pues tampoco. Todavía recuerda como intentando ser Harry el sucio, una del centro le tiró un vaso de tubo lleno de hielo y de un licor rojo que le chorreó por la camisa blanca de Hugo que le había costado casi doscientos euros en la semana fantástica del Corte Inglés…, vamos que parecía que le habían disparado una carga de paintball. Camisa a la basura, no había forma de blanquearla, ni lejía, ni blanco nuclear, ni ninguno de los remedios caseros que había encontrado buscando por internet…., y es que no se le puede decir a una mujer (se repetía a sí mismo), que él era todo lo que había buscado hasta ese momento, que no buscase más, que ya había llegado…., vamos pa’ matarlo.
En otra ocasión, intentó ser sensible, se inventó, aderezando con experiencias personales una historia lo más tierna posible. En esta ocasión, no salió tan mal parado, no le tiraron ningún vaso, simplemente, le arrancó una muesca de sonrisa a la interlocutora, que le dijo: ¡Nene, tu historia es de culebrón!, mejor escríbela y mándala a Venezuela, que te vas a hinchar a ganar dinero, luego me llamas….. ¡Vamos, que la voy a llamar yo si me monto en el dólar!, ¿pero que se ha creído ésta?.
Su amiga Águeda, con la que solía hablar a diario a través del Messenger, siempre le escuchaba, siempre le arrancaba una sonrisa con algún comentario. Y es que nuestro amigo no tenía arreglo, a menudo se desesperaba, cuando veía a gente de su entorno acompañado por alguna mujer que a él se le antojaba infeliz al lado de ese borrachín pendenciero, o del oficinista fumador y aficionado al fútbol que siempre anteponía los partidos del atlético a estar con su pareja, o al jugador de mus, paddel, y yo qué se más, el caso era no estar nunca en casa….., ¡pues vaya! Se repetía, no entiendo nada….., y la verdad es que era difícil para su inteligencia, pero era lo que había.
Siempre recordaba con añoranza momentos felices que había vivido con la única mujer que le había entendido, esa con la que pudo ser como él era, sin necesidad de interpretar ningún papel, todavía seguía esperando que volviera a su lado, de alguna forma buscaba en todas a esa misma, sin encontrarla.
Su afición al mus, al paddel, al atlético hizo que la perdiera.
Un beso, guapa.
No era el tipo más guapo que se podía ver por la calle, tampoco era el más feo. No era ni el más simpático ni el más desagradable. A menudo se preguntaba por qué buscaba estar con alguien, su gran amiga Águeda, antes de irse a una estancia en los EE.UU. le había repetido hasta la saciedad, que esas cosas no se buscan, simplemente se presentan, se dan.
Sí Águeda, le decía él, pero mírame, treinta años y todavía no he encontrado a alguien que me quiera por mí mismo, o me quieren como amigo, como tú, o simplemente no me quieren cerca.
Y es que la cuestión no era fácil, ser amable no le servía, ir de duro, pues tampoco. Todavía recuerda como intentando ser Harry el sucio, una del centro le tiró un vaso de tubo lleno de hielo y de un licor rojo que le chorreó por la camisa blanca de Hugo que le había costado casi doscientos euros en la semana fantástica del Corte Inglés…, vamos que parecía que le habían disparado una carga de paintball. Camisa a la basura, no había forma de blanquearla, ni lejía, ni blanco nuclear, ni ninguno de los remedios caseros que había encontrado buscando por internet…., y es que no se le puede decir a una mujer (se repetía a sí mismo), que él era todo lo que había buscado hasta ese momento, que no buscase más, que ya había llegado…., vamos pa’ matarlo.
En otra ocasión, intentó ser sensible, se inventó, aderezando con experiencias personales una historia lo más tierna posible. En esta ocasión, no salió tan mal parado, no le tiraron ningún vaso, simplemente, le arrancó una muesca de sonrisa a la interlocutora, que le dijo: ¡Nene, tu historia es de culebrón!, mejor escríbela y mándala a Venezuela, que te vas a hinchar a ganar dinero, luego me llamas….. ¡Vamos, que la voy a llamar yo si me monto en el dólar!, ¿pero que se ha creído ésta?.
Su amiga Águeda, con la que solía hablar a diario a través del Messenger, siempre le escuchaba, siempre le arrancaba una sonrisa con algún comentario. Y es que nuestro amigo no tenía arreglo, a menudo se desesperaba, cuando veía a gente de su entorno acompañado por alguna mujer que a él se le antojaba infeliz al lado de ese borrachín pendenciero, o del oficinista fumador y aficionado al fútbol que siempre anteponía los partidos del atlético a estar con su pareja, o al jugador de mus, paddel, y yo qué se más, el caso era no estar nunca en casa….., ¡pues vaya! Se repetía, no entiendo nada….., y la verdad es que era difícil para su inteligencia, pero era lo que había.
Siempre recordaba con añoranza momentos felices que había vivido con la única mujer que le había entendido, esa con la que pudo ser como él era, sin necesidad de interpretar ningún papel, todavía seguía esperando que volviera a su lado, de alguna forma buscaba en todas a esa misma, sin encontrarla.
Su afición al mus, al paddel, al atlético hizo que la perdiera.
Un beso, guapa.
Última edición por NoVastorm el 26 Jun 2010 19:13, editado 1 vez en total.
- gaditanum
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#3 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Muy buena idea Jose Luis.
La Gorda Tomasa ya esta en casa.
- BLASFEMAN
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#4 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Volvemos a las andadas, jeje.
Buen relato jose luis
Vss
Buen relato jose luis
Vss
- NoVastorm
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#5 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
No salía de su asombro, bueno la verdad es que estaba todavía perplejo. Águeda le había llamado desde el aeropuerto, nerviosa, casi fuera de lugar diciéndole que fuera a recogerla. Lo más extraño era que no esperaba noticias de ella, al menos en persona, hasta casi llegado el verano, y sin embargo, en pleno febrero se presenta.
No era una buena hora para él, solía acostarse cuando cantaban su canción los Lunnies, con lo que la verdad, que le llamasen a la una y media de la madrugada le sobresaltó. Le dijo que se tomase algo en una de las cafeterías de la terminal, que ya la buscaría cuando estuviese por allí.
Se vistió: pantalón corto, polo, deportivas, se echó agua en la cara, se peinó y se bajó a por el coche.
Cuando llegó, le costó reconocerla, si no fuera por la maleta, esa de colorines, muy propia de ella, quizás hubiera pasado de largo….
-¡Oye, que pasa!, le espetó cuando pasó por su lado con pinta de no querer saludarla.
-¡Uy, es que estoy dormido!, y no me había dado cuenta, buscó una excusa.
Bueno, la verdad es que si en algo se distinguía Águeda del resto, era en su forma de vestir, la forma de mover el cuerpo. .., pero encontrársela en chándal, y con unas apalgartas después de un vuelo intercontinental, era lo último que se hubiese imaginado de ella. Algo grave le debió haber pasado, no se lo podía imaginar…: el fin del mundo, una invasión marciana…
Se sentó frente a ella, la invitó a irse a una mesa de la cafetería, una de esas desangeladas estancias de los aeropuertos, donde la amplitud, la altura, dan poca tregua a la intimidad, que no invitan a la conversación, a la confidencia. Águeda le dijo que no, que la llevase a casa, quizás le había aparecido la coquetería de pronto al verlo a él, o a lo mejor eran las horas de vuelo, más todas las que ya llevaba sin dormir, las que le hicieron decir que prefería marcharse para su apartamento.
Tampoco estaba para discutir mucho, estaba cansado, había pasado un día muy ajetreado en su trabajo. Para colmo la llamada de madrugada iba a hacer aparecer el recién perdido insomnio.
Poca conversación de vuelta, una vez que lo vio, recobró el color en las mejillas, se tranquilizó y se quedó dormida en el asiento del acompañante, de vez en cuando le pedía disculpas, pero estaba muy cansada, ya hablarían el día siguiente.
Como suponía, la noche en vela fue terrible, se quedó dormido cinco minutos antes de sonar el despertador, haciéndole recordar que el sueño es difícil recuperar cuando eres un experto en perderlo.
El día, o mejor dicho la jornada, fue de las que suelen no olvidarse fácilmente. Pero como suele ocurrir, todo lo malo acaba, aunque se te haga muy largo. Se encaminó para casa y se echó una siesta de esas de “pijama y orinal”, cuando se levantó la cosa la veía de otra forma.
Recibió un mensaje de Águeda quedando en la cafetería de tertulias vespertinas. Cuando entró por la puerta giratoria se la encontró de frente, a esa sí que la hubiera reconocido de lejos: zapatos verdes, pantalón blanco y una blusa blanca con una rebeca a juego con los zapatos sobre los hombros, el pelo en un recogido estudiadamente provisional.
Le hizo un gesto con un refresco en la mano, para que se sentase en la mesa de la esquina que en ese momento se quedaba libre, con vista al exterior y a toda la sala, vamos, la mejor del local. Se apresuró a sentarse y la esperó, mientras ella con un lento caminar se le aproximó, estaba deseando escuchar el motivo de su repentino regreso….
Yo me voy a tomar algo fresco, tengo la garganta seca.
No era una buena hora para él, solía acostarse cuando cantaban su canción los Lunnies, con lo que la verdad, que le llamasen a la una y media de la madrugada le sobresaltó. Le dijo que se tomase algo en una de las cafeterías de la terminal, que ya la buscaría cuando estuviese por allí.
Se vistió: pantalón corto, polo, deportivas, se echó agua en la cara, se peinó y se bajó a por el coche.
Cuando llegó, le costó reconocerla, si no fuera por la maleta, esa de colorines, muy propia de ella, quizás hubiera pasado de largo….
-¡Oye, que pasa!, le espetó cuando pasó por su lado con pinta de no querer saludarla.
-¡Uy, es que estoy dormido!, y no me había dado cuenta, buscó una excusa.
Bueno, la verdad es que si en algo se distinguía Águeda del resto, era en su forma de vestir, la forma de mover el cuerpo. .., pero encontrársela en chándal, y con unas apalgartas después de un vuelo intercontinental, era lo último que se hubiese imaginado de ella. Algo grave le debió haber pasado, no se lo podía imaginar…: el fin del mundo, una invasión marciana…
Se sentó frente a ella, la invitó a irse a una mesa de la cafetería, una de esas desangeladas estancias de los aeropuertos, donde la amplitud, la altura, dan poca tregua a la intimidad, que no invitan a la conversación, a la confidencia. Águeda le dijo que no, que la llevase a casa, quizás le había aparecido la coquetería de pronto al verlo a él, o a lo mejor eran las horas de vuelo, más todas las que ya llevaba sin dormir, las que le hicieron decir que prefería marcharse para su apartamento.
Tampoco estaba para discutir mucho, estaba cansado, había pasado un día muy ajetreado en su trabajo. Para colmo la llamada de madrugada iba a hacer aparecer el recién perdido insomnio.
Poca conversación de vuelta, una vez que lo vio, recobró el color en las mejillas, se tranquilizó y se quedó dormida en el asiento del acompañante, de vez en cuando le pedía disculpas, pero estaba muy cansada, ya hablarían el día siguiente.
Como suponía, la noche en vela fue terrible, se quedó dormido cinco minutos antes de sonar el despertador, haciéndole recordar que el sueño es difícil recuperar cuando eres un experto en perderlo.
El día, o mejor dicho la jornada, fue de las que suelen no olvidarse fácilmente. Pero como suele ocurrir, todo lo malo acaba, aunque se te haga muy largo. Se encaminó para casa y se echó una siesta de esas de “pijama y orinal”, cuando se levantó la cosa la veía de otra forma.
Recibió un mensaje de Águeda quedando en la cafetería de tertulias vespertinas. Cuando entró por la puerta giratoria se la encontró de frente, a esa sí que la hubiera reconocido de lejos: zapatos verdes, pantalón blanco y una blusa blanca con una rebeca a juego con los zapatos sobre los hombros, el pelo en un recogido estudiadamente provisional.
Le hizo un gesto con un refresco en la mano, para que se sentase en la mesa de la esquina que en ese momento se quedaba libre, con vista al exterior y a toda la sala, vamos, la mejor del local. Se apresuró a sentarse y la esperó, mientras ella con un lento caminar se le aproximó, estaba deseando escuchar el motivo de su repentino regreso….
Yo me voy a tomar algo fresco, tengo la garganta seca.
- Loli66
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#6 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Mas...
qué difícil es conocer a la gente...
- ManuCorrecaminos
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#7 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Amos ya Jose con ese refresco que nos tienes aqui leyendo por entregas, eso no se hace, vuelve hombre....
- BLASFEMAN
- Cansino
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#8 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
joer macho, que intriga...
Vss
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- NoVastorm
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#9 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Fran, o Frank como había hecho que le rotulasen en las tarjetas de visita y en el rótulo que había junto a la puerta de su despacho, era uno de esos tipos a los que la vida le había mostrado sólo la cara amable.
Nacido en una familia sin problemas económicos estudió en una universidad privada extranjera dos carreras a la vez, cuando acabó entró a formar parte de una multinacional ....consultor senior, adjunto al director de planificación y por último adjunto al presidente ejecutivo.
De una altura considerable, rozaba los dos metros, se había acostumbrado a engominarse pero el pelo se le solía revelar ya que los rizos tenían tendencia a pelearse con su cabeza y querían ponerse en pie. Siempre con traje de chaqueta, a medida “of course”, zapatos ingleses de costura goodyear. Solía comprarlos en las más exquisitas zapaterías de la City, aunque a veces también los compraba en Ortega y Gasset.
Se había acostumbrado a ser centro de atención de reuniones, ágapes, y demás eventos a los que solía acudir con Águeda, su novia de siempre. Todo el mundo los envidiaba, eran una de las parejas más nombradas en los corrillos de las fiestas, ....en un porsche, en un lamborghini…., y es que Fran, o Frank como le gustaba a él que lo llamaran, no se privaba de nada.
Últimamente habían comenzado a hablar de planes de boda, o de vivir juntos, pero más tiempo del que solían, ya que los continuos viajes de uno y otro hacían imposible una continuidad de su relación. Él tenía una oferta de la casa matriz para establecerse en China ya que iban a comenzar a implantarse en el gigante asiático, la había rechazado ya en dos ocasiones, y cada vez que dijo que no le mejoraban la propuesta, de forma que a la última ya no pudo negarse, además de todos los gastos, podía elegir su equipo, viviría en una de las urbanizaciones más exclusivas de Beijing, y el dinero…, bueno el dinero nunca le había preocupado.
Andaba Águeda en la biblioteca de la universidad, cuando recibió un mensaje de su prometido, en él le decía que tenían que hablar, pero mejor por videoconferencia, que se fuese a la sucursal que su empresa tenía cerca y que presentase su tarjeta, que ella llevaba como carta de presentación en caso de tener algún problema.
Todo fueron facilidades, en una gran sala con unos veinte asientos de ejecutivo le bajaron una gran pantalla. Allí como si se tratase de un general americano arengando a las tropas en el lejano oriente apareció Fran, tan guapo como siempre pensó ella, pero con el gesto más serio de lo que era costumbre.
Después del saludo de rigor, le dijo que mirase una cosa que le iba a poner: el mismo vídeo que le habían puesto a él para que por fin aceptase la propuesta de irse a China. Cuando acabó –duraba escasamente dos minutos- le preguntó que qué le parecía, ella dijo que no entendía que le llamase para un vídeo de una casa enorme, una pista de paddle, de golf, ….,
-¿Qué me quieres decir Francisco?.
-Pues….., que he dicho que sí.
-¿Y?.
-Pues… ¡que nos vamos!.
Se hizo un silencio sepulcral, tenso.
Le empezaron a temblar las piernas, una única pregunta pudo esbozar, ¿qué se me ha perdido a mi en China?
Nota del autor:
Quien tenía la garganta seca antes era el prota, no yo, tengo una botella de agua cerca y suele estar fresca. Además a mi también me tienen en ascuas esta gente, a ver qué pasa.
Nacido en una familia sin problemas económicos estudió en una universidad privada extranjera dos carreras a la vez, cuando acabó entró a formar parte de una multinacional ....consultor senior, adjunto al director de planificación y por último adjunto al presidente ejecutivo.
De una altura considerable, rozaba los dos metros, se había acostumbrado a engominarse pero el pelo se le solía revelar ya que los rizos tenían tendencia a pelearse con su cabeza y querían ponerse en pie. Siempre con traje de chaqueta, a medida “of course”, zapatos ingleses de costura goodyear. Solía comprarlos en las más exquisitas zapaterías de la City, aunque a veces también los compraba en Ortega y Gasset.
Se había acostumbrado a ser centro de atención de reuniones, ágapes, y demás eventos a los que solía acudir con Águeda, su novia de siempre. Todo el mundo los envidiaba, eran una de las parejas más nombradas en los corrillos de las fiestas, ....en un porsche, en un lamborghini…., y es que Fran, o Frank como le gustaba a él que lo llamaran, no se privaba de nada.
Últimamente habían comenzado a hablar de planes de boda, o de vivir juntos, pero más tiempo del que solían, ya que los continuos viajes de uno y otro hacían imposible una continuidad de su relación. Él tenía una oferta de la casa matriz para establecerse en China ya que iban a comenzar a implantarse en el gigante asiático, la había rechazado ya en dos ocasiones, y cada vez que dijo que no le mejoraban la propuesta, de forma que a la última ya no pudo negarse, además de todos los gastos, podía elegir su equipo, viviría en una de las urbanizaciones más exclusivas de Beijing, y el dinero…, bueno el dinero nunca le había preocupado.
Andaba Águeda en la biblioteca de la universidad, cuando recibió un mensaje de su prometido, en él le decía que tenían que hablar, pero mejor por videoconferencia, que se fuese a la sucursal que su empresa tenía cerca y que presentase su tarjeta, que ella llevaba como carta de presentación en caso de tener algún problema.
Todo fueron facilidades, en una gran sala con unos veinte asientos de ejecutivo le bajaron una gran pantalla. Allí como si se tratase de un general americano arengando a las tropas en el lejano oriente apareció Fran, tan guapo como siempre pensó ella, pero con el gesto más serio de lo que era costumbre.
Después del saludo de rigor, le dijo que mirase una cosa que le iba a poner: el mismo vídeo que le habían puesto a él para que por fin aceptase la propuesta de irse a China. Cuando acabó –duraba escasamente dos minutos- le preguntó que qué le parecía, ella dijo que no entendía que le llamase para un vídeo de una casa enorme, una pista de paddle, de golf, ….,
-¿Qué me quieres decir Francisco?.
-Pues….., que he dicho que sí.
-¿Y?.
-Pues… ¡que nos vamos!.
Se hizo un silencio sepulcral, tenso.
Le empezaron a temblar las piernas, una única pregunta pudo esbozar, ¿qué se me ha perdido a mi en China?
Nota del autor:
Quien tenía la garganta seca antes era el prota, no yo, tengo una botella de agua cerca y suele estar fresca. Además a mi también me tienen en ascuas esta gente, a ver qué pasa.
- NoVastorm
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#10 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Cuando tomó asiento, se dio cuenta de que lo peor había pasado, la decisión ya la había tomado, el shock posterior también lo superó con una gran y reparadora noche de somníferos.
-¿Qué te trajo para aquí de esta forma?.
Le contó lo sucedido con Francisco tres días y pico antes, la determinación de ambos de continuar en su postura y la de romper definitivamente su relación. En esta ocasión no era como en las dos anteriores. La primera fue por los padres de él, que querían que se marchase al extranjero a trabajar nada más terminado el verano de su graduación, la segunda por las estancias de ella, de varios meses, en las mejores universidades (Oxford, Paris), aderezada con la aventura posterior de él.
Fran había conocido a Melina, una mulata de ojos azules, fruto del amor de su madre y de un tal Günther, un marino de ascendencia nórdica que recaló en la isla con una chalupa hecha trizas por un temporal y que se enamoró tan perdidamente de ella como viceversa. De su padre Melina sólo tenía una foto de cuando apenas caminaba, ya que un buen día le entró de nuevo la vena aventurera y partió para no volver a saber más de él. Luego vendría su formación como modelo en las pasarelas americanas y francesa, para terminar en el dique seco.
Era todo curvas, de hecho en el mundillo se la conocía como la “monza”, por la ausencia de rectas. Al final debió decidir si retirarse o quedar como modelo de ropa interior. Cuando vió lo que se podía ganar de retirada, no lo dudó. Vendía compañía a ejecutivos estresados, solitarios como ella, y que tenían la cartera repleta de dólares, yens o euros.
Con Frank, hizo una media excepción, le dijo: Mi amor, a mi no me des explicaciones de salir o entrar, yo tampoco lo haré contigo; cuando me necesites, aquí me tendrás…, para todo lo demás.... mastercard.
Su romance no duró mucho, bueno lo que la familia de él tardó en saber la compañía que tenía el niño. Así que lo arreglaron para que volviera con Águeda. Melina no salió mal parada, su corazón lo tenía bien a salvo de estos menesteres, y la colección del año de varios modistos que se había agenciado, mitigó, si algo había que mitigar, el dolor de la separación.
Por supuesto Águeda lo supo nada más volver, no se sintió engañada, no estaban juntos en ese momento, aunque le dolió cómo pudo traficar con algo tan serio de esa manera con una extraña. Con el tiempo eso quedó atrás.
-He decido volver a N.Y., tengo que terminar allí, y me parece que ya no volveré a irme. Creo que ya está bien de viajes de este tipo de tanta duración. A partir de ahora solo serán de alguna semana. Pero quiero seguir aquí, no me quiero ir a un país del que no me gustan ni las tradiciones, ni la cultura ni tampoco para estar sola. Una cosa es ir a visitar y otra muy distinta quedarse allí.
En ese momento Águeda, que lo conocía muy bien, se fijó en él. Notó una mirada extraña, hacía tiempo que no detectaba ese brillo en sus ojos.
-Bueno, ¿qué te pasa?.
-No, nada, simplemente que ando con algo que me tiene la cabeza muy ocupada. De todas formas prefiero que me sigas contando lo tuyo.
-Yo ya terminé, ahora espero que la distancia sirva para recomenzar de nuevo. Pero tú me estás empezando a preocupar. Aunque esa mirada es algo así como de felicidad entremezclada con intranquilidad…, no me digas que….
-Anda vamos a pedir otra vez algo para beber y ya te cuento.
-¿Qué te trajo para aquí de esta forma?.
Le contó lo sucedido con Francisco tres días y pico antes, la determinación de ambos de continuar en su postura y la de romper definitivamente su relación. En esta ocasión no era como en las dos anteriores. La primera fue por los padres de él, que querían que se marchase al extranjero a trabajar nada más terminado el verano de su graduación, la segunda por las estancias de ella, de varios meses, en las mejores universidades (Oxford, Paris), aderezada con la aventura posterior de él.
Fran había conocido a Melina, una mulata de ojos azules, fruto del amor de su madre y de un tal Günther, un marino de ascendencia nórdica que recaló en la isla con una chalupa hecha trizas por un temporal y que se enamoró tan perdidamente de ella como viceversa. De su padre Melina sólo tenía una foto de cuando apenas caminaba, ya que un buen día le entró de nuevo la vena aventurera y partió para no volver a saber más de él. Luego vendría su formación como modelo en las pasarelas americanas y francesa, para terminar en el dique seco.
Era todo curvas, de hecho en el mundillo se la conocía como la “monza”, por la ausencia de rectas. Al final debió decidir si retirarse o quedar como modelo de ropa interior. Cuando vió lo que se podía ganar de retirada, no lo dudó. Vendía compañía a ejecutivos estresados, solitarios como ella, y que tenían la cartera repleta de dólares, yens o euros.
Con Frank, hizo una media excepción, le dijo: Mi amor, a mi no me des explicaciones de salir o entrar, yo tampoco lo haré contigo; cuando me necesites, aquí me tendrás…, para todo lo demás.... mastercard.
Su romance no duró mucho, bueno lo que la familia de él tardó en saber la compañía que tenía el niño. Así que lo arreglaron para que volviera con Águeda. Melina no salió mal parada, su corazón lo tenía bien a salvo de estos menesteres, y la colección del año de varios modistos que se había agenciado, mitigó, si algo había que mitigar, el dolor de la separación.
Por supuesto Águeda lo supo nada más volver, no se sintió engañada, no estaban juntos en ese momento, aunque le dolió cómo pudo traficar con algo tan serio de esa manera con una extraña. Con el tiempo eso quedó atrás.
-He decido volver a N.Y., tengo que terminar allí, y me parece que ya no volveré a irme. Creo que ya está bien de viajes de este tipo de tanta duración. A partir de ahora solo serán de alguna semana. Pero quiero seguir aquí, no me quiero ir a un país del que no me gustan ni las tradiciones, ni la cultura ni tampoco para estar sola. Una cosa es ir a visitar y otra muy distinta quedarse allí.
En ese momento Águeda, que lo conocía muy bien, se fijó en él. Notó una mirada extraña, hacía tiempo que no detectaba ese brillo en sus ojos.
-Bueno, ¿qué te pasa?.
-No, nada, simplemente que ando con algo que me tiene la cabeza muy ocupada. De todas formas prefiero que me sigas contando lo tuyo.
-Yo ya terminé, ahora espero que la distancia sirva para recomenzar de nuevo. Pero tú me estás empezando a preocupar. Aunque esa mirada es algo así como de felicidad entremezclada con intranquilidad…, no me digas que….
-Anda vamos a pedir otra vez algo para beber y ya te cuento.
- NoVastorm
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#11 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Wolfgang siempre había sabido que su fin sería ponerse al frente de la compañía familiar, no en vano eran ya cuatro generaciones las que culminaban en él.
Cuando terminó su periplo formativo, el padre le dijo que qué quería de regalo. No lo dudó: dar la vuelta al mundo de una forma poco habitual en ese momento. Su padre montó en cólera: un juego de palos de golf, un reloj, ...hasta un coche, era lo que se regalaba a la gente de su entorno, pero ¿ir a la aventura solo?.
Una vez más, su madre fue quien mejor lo entendió, sabía que a partir del momento de su incorporación, las horas, los días y los años pasarían sin vacaciones, casi sin familia. De hecho era así como ella había críado tanto a Wolfgang como a Ciryl y Christina. Los pequeños también tenían su futuro vinculado a la empresa, pero era el primogénito quien tendría la responsabilidad de que la herencia recibida se mantuviese y, si era posible, aumentarla, como había venido pasando desde que Peter Wolfgang comenzó vendiendo pan por las calles de Hamburgo primero, para terminar siendo con esfuerzo, suerte y tiempo uno de los hombres que más influían tanto en la política doméstica alemana como en la europea.
No había pasado un mes cuando un pequeño barco el “Traum erfüllt” se hizo a la mar. Había recibido formación náutica en Lübeck siendo aún infante, cuna de recios marinos, la historia viva de guerras con vikingos, independencia y orgullo patrio. Todo esto había drenado su joven espíritu con leyendas y aventuras. Por las noches en su habitación soñaba con ir a bordo de uno de esos antiguos barcos de vela, en la popa, blandiendo una espada y saltando a tierra firme a la conquista de nuevos territorios…. Se juramentó para cumplir algún día esa fantasía.
Un día de agosto se hizo a la mar, con la promesa de acreditarse en todos los consulados alemanes, ingleses o franceses por los que fuera pasando una vez que tocase tierra firme. Los tentáculos de su padre eran largos y sabría por sus propios medios si su hijo se encontraba bien y de paso el ritmo de navegación.
Un temporal casi acaba con la embarcación cuando navegaba por las Antillas, y casi da al traste con su ansiada vuelta al mundo. Por otra parte la suerte, esa suerte que solo tienen las personas del empaque de Wolfgang, hizo que no solo salvase la vida, sino que arribase en una isla no prevista en su itinerario.
Por fin podría vivir la vida que a todos sus antecesores les había sido negada, viviría en el más absoluto anonimato. Conoció a Melina, una mujer que sólo parecía querer sus cuidados, puesto que no podía ofrecerle nada más, que había creído su historia de ser un marino de fortuna llamado Günther, en lo único que no pudo mentir era en su procedencia, su altura, su piel y su cara no dejaban mucho a la improvisación.
En esa isla pasó casi dos años, tuvo una hija a la que quería más de lo que hasta ese momento había querido a nadie. En una exposición una foto de unos turistas alemanes de la popa de un barco semiderruido, amarrado a un noray mugriento lo delató, la maquinaria de recuperación se puso en marcha...
Rápidamente recibió la visita de unos enviados, tenía que regresar a casa cuanto antes…, y con el barco. Se acabó la aventura en solitario, las cosas iban mal en casa, debía volver….¿su familia?, su familia estaba en Alemania, ....a esos desarrapados del Caribe podía ir olvidándolos. Sin contemplaciones, era así como su padre resolvía los asuntos más espinosos, tanto en la compañía como en casa.
Un dique portátil arribó a la isla, izó el barco y le hizo una reparación de emergencia, lo suficiente como para que pudiese mantenerse a flote en el regreso. De todas formas ya no iría solo. Una pequeña flotilla lo escoltaría para evitar más sobresaltos.
Cuando terminó su periplo formativo, el padre le dijo que qué quería de regalo. No lo dudó: dar la vuelta al mundo de una forma poco habitual en ese momento. Su padre montó en cólera: un juego de palos de golf, un reloj, ...hasta un coche, era lo que se regalaba a la gente de su entorno, pero ¿ir a la aventura solo?.
Una vez más, su madre fue quien mejor lo entendió, sabía que a partir del momento de su incorporación, las horas, los días y los años pasarían sin vacaciones, casi sin familia. De hecho era así como ella había críado tanto a Wolfgang como a Ciryl y Christina. Los pequeños también tenían su futuro vinculado a la empresa, pero era el primogénito quien tendría la responsabilidad de que la herencia recibida se mantuviese y, si era posible, aumentarla, como había venido pasando desde que Peter Wolfgang comenzó vendiendo pan por las calles de Hamburgo primero, para terminar siendo con esfuerzo, suerte y tiempo uno de los hombres que más influían tanto en la política doméstica alemana como en la europea.
No había pasado un mes cuando un pequeño barco el “Traum erfüllt” se hizo a la mar. Había recibido formación náutica en Lübeck siendo aún infante, cuna de recios marinos, la historia viva de guerras con vikingos, independencia y orgullo patrio. Todo esto había drenado su joven espíritu con leyendas y aventuras. Por las noches en su habitación soñaba con ir a bordo de uno de esos antiguos barcos de vela, en la popa, blandiendo una espada y saltando a tierra firme a la conquista de nuevos territorios…. Se juramentó para cumplir algún día esa fantasía.
Un día de agosto se hizo a la mar, con la promesa de acreditarse en todos los consulados alemanes, ingleses o franceses por los que fuera pasando una vez que tocase tierra firme. Los tentáculos de su padre eran largos y sabría por sus propios medios si su hijo se encontraba bien y de paso el ritmo de navegación.
Un temporal casi acaba con la embarcación cuando navegaba por las Antillas, y casi da al traste con su ansiada vuelta al mundo. Por otra parte la suerte, esa suerte que solo tienen las personas del empaque de Wolfgang, hizo que no solo salvase la vida, sino que arribase en una isla no prevista en su itinerario.
Por fin podría vivir la vida que a todos sus antecesores les había sido negada, viviría en el más absoluto anonimato. Conoció a Melina, una mujer que sólo parecía querer sus cuidados, puesto que no podía ofrecerle nada más, que había creído su historia de ser un marino de fortuna llamado Günther, en lo único que no pudo mentir era en su procedencia, su altura, su piel y su cara no dejaban mucho a la improvisación.
En esa isla pasó casi dos años, tuvo una hija a la que quería más de lo que hasta ese momento había querido a nadie. En una exposición una foto de unos turistas alemanes de la popa de un barco semiderruido, amarrado a un noray mugriento lo delató, la maquinaria de recuperación se puso en marcha...
Rápidamente recibió la visita de unos enviados, tenía que regresar a casa cuanto antes…, y con el barco. Se acabó la aventura en solitario, las cosas iban mal en casa, debía volver….¿su familia?, su familia estaba en Alemania, ....a esos desarrapados del Caribe podía ir olvidándolos. Sin contemplaciones, era así como su padre resolvía los asuntos más espinosos, tanto en la compañía como en casa.
Un dique portátil arribó a la isla, izó el barco y le hizo una reparación de emergencia, lo suficiente como para que pudiese mantenerse a flote en el regreso. De todas formas ya no iría solo. Una pequeña flotilla lo escoltaría para evitar más sobresaltos.
- BLASFEMAN
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#12 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Jo, yo quiero perderme en una isla de esas
Vss
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#13 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Sentado frente a Águeda y con esa pregunta que no sabía si quería o no responder. Por otro lado también tenía la necesidad de desahogarse, en definitiva ella mejor que nadie sabía sus secretos, siempre le había escuchado con atención y le había aconsejado cuando le hizo alguna pregunta personal. Sabía que tenía buen criterio a la hora de evaluar una situación.
Pensaba también que era más fácil aconsejar que seguir las indicaciones y que también era él mismo el que debía seguir con su vida, ya que era a él y a nadie más a quien más le afectaban sus decisiones. Pero nunca se había escondido, cuando se había encontrado ante una encrucijada con anterioridad había tomado la decisión que le había parecido más correcta…, se había equivocado algunas veces y otras, acertado, pero nunca se había arrepentido de lo que había hecho. Era su vida y tenía claro que así era como quería vivirla.
Apretó el vaso, levantó la mirada buscando los ojos de Águeda, a ella le habían parecido eternos esos segundos de duda de su amigo, pero los silencios de los demás son tan propios como sus palabras.
-Pues de nuevo has acertado Águeda, hay alguien que ahora mismo está produciendo en mi interior cambios de ánimo, ganas de verla, replanteamientos de mi situación actual, en fin, que dudaba si intentarlo otra vez.
A ella se le iluminó la cara, abrió los ojos y la boca, se llevó las manos a la cara y moviéndose de lado a lado le dijo que se alegraba mucho por él:
-¿No me digas?. Pero bueno ¿quién es?.
-En realidad no la conoces, al menos en persona, pero creo que alguna vez sí que te hablé de ella. Un día no sé por qué ni como sucedió nos encontramos solos los dos, y nos pusimos a charlar, a mi nunca me había llamado especialmente la atención, pero no sé…, le conté todo lo que se me vino a la cabeza, ella también estuvo hablando. Creo que me gustaría volver a verla, hace ya un mes y aunque hemos cambiado varios correos electrónicos...., ¿es normal esto así?.
-Normal…., ¿Qué es normal en este mundo en el que vivimos?. Nosotros somos presa de nuestros sentimientos, de nuestros deseos de estar con alguien, el vivir es una aventura, estar solo está bién, pero mejor si caminas acompañado.
-Bueno, verás. Creo que me equivoqué. Lo peor de todo es que no calibré bien toda la situación, menos mal que tampoco me expuse demasiado.
-¿Y eso?, me estás liando.
-Pues que la invité a quedar de nuevo.
-¿Y?.
-Pues que me dijo que le gustaría, pero no así. Las cosas deben fluir, no hay que forzar nada.
-¡Vaya mujer!, ¿en serio que te dijo eso?, ¿cómo reaccionaste?.
-Pues no entendí nada, le pregunté que qué quería decir con eso, si era un tal vez en otra ocasión o era un no rotundo.
-Y claro, fue cuando te dijo que lo mejor es que si las cosas tienen que suceder, van a ocurrir de igual forma.
-Exacto, ¡no, si tú seguro que la entenderías mejor!, yo en cambio, vine sin el manual de las mujeres cuando nací.
-¡Eeeeeee!, a las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas, ¿no habías escuchado eso antes? -soltó una gran carcajada-.
-Sí, ya me lo has dicho varias veces y la verdad, hemos discutido mucho sobre ese asunto y sabes que no estoy de acuerdo para nada con esa aseveración.
-Bueno, bueno, dejémoslo ahí. ¿Qué vas a hacer a partir de ahora?.
-Pues esperaba que me dijeses tu algo.
-¡Para consejos estoy yo últimamente!.
-Ya me hago cargo. La verdad es que no sé bien cómo seguir con este tema, pero por el momento, me voy a pedir una copa, que necesito algo de marcha.
Pensaba también que era más fácil aconsejar que seguir las indicaciones y que también era él mismo el que debía seguir con su vida, ya que era a él y a nadie más a quien más le afectaban sus decisiones. Pero nunca se había escondido, cuando se había encontrado ante una encrucijada con anterioridad había tomado la decisión que le había parecido más correcta…, se había equivocado algunas veces y otras, acertado, pero nunca se había arrepentido de lo que había hecho. Era su vida y tenía claro que así era como quería vivirla.
Apretó el vaso, levantó la mirada buscando los ojos de Águeda, a ella le habían parecido eternos esos segundos de duda de su amigo, pero los silencios de los demás son tan propios como sus palabras.
-Pues de nuevo has acertado Águeda, hay alguien que ahora mismo está produciendo en mi interior cambios de ánimo, ganas de verla, replanteamientos de mi situación actual, en fin, que dudaba si intentarlo otra vez.
A ella se le iluminó la cara, abrió los ojos y la boca, se llevó las manos a la cara y moviéndose de lado a lado le dijo que se alegraba mucho por él:
-¿No me digas?. Pero bueno ¿quién es?.
-En realidad no la conoces, al menos en persona, pero creo que alguna vez sí que te hablé de ella. Un día no sé por qué ni como sucedió nos encontramos solos los dos, y nos pusimos a charlar, a mi nunca me había llamado especialmente la atención, pero no sé…, le conté todo lo que se me vino a la cabeza, ella también estuvo hablando. Creo que me gustaría volver a verla, hace ya un mes y aunque hemos cambiado varios correos electrónicos...., ¿es normal esto así?.
-Normal…., ¿Qué es normal en este mundo en el que vivimos?. Nosotros somos presa de nuestros sentimientos, de nuestros deseos de estar con alguien, el vivir es una aventura, estar solo está bién, pero mejor si caminas acompañado.
-Bueno, verás. Creo que me equivoqué. Lo peor de todo es que no calibré bien toda la situación, menos mal que tampoco me expuse demasiado.
-¿Y eso?, me estás liando.
-Pues que la invité a quedar de nuevo.
-¿Y?.
-Pues que me dijo que le gustaría, pero no así. Las cosas deben fluir, no hay que forzar nada.
-¡Vaya mujer!, ¿en serio que te dijo eso?, ¿cómo reaccionaste?.
-Pues no entendí nada, le pregunté que qué quería decir con eso, si era un tal vez en otra ocasión o era un no rotundo.
-Y claro, fue cuando te dijo que lo mejor es que si las cosas tienen que suceder, van a ocurrir de igual forma.
-Exacto, ¡no, si tú seguro que la entenderías mejor!, yo en cambio, vine sin el manual de las mujeres cuando nací.
-¡Eeeeeee!, a las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas, ¿no habías escuchado eso antes? -soltó una gran carcajada-.
-Sí, ya me lo has dicho varias veces y la verdad, hemos discutido mucho sobre ese asunto y sabes que no estoy de acuerdo para nada con esa aseveración.
-Bueno, bueno, dejémoslo ahí. ¿Qué vas a hacer a partir de ahora?.
-Pues esperaba que me dijeses tu algo.
-¡Para consejos estoy yo últimamente!.
-Ya me hago cargo. La verdad es que no sé bien cómo seguir con este tema, pero por el momento, me voy a pedir una copa, que necesito algo de marcha.
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#14 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Ya tenía todo preparado, era un poco peculiar en eso, decidió facturar todo el mobiliario de su apartamento para su nuevo destino, contrató un contenedor se presentaron un día los de la mudanza y lo llenaron, en aproximadamente un mes y medio llegaría a China.
Había vivido en el centro de la ciudad, en la zona más alta de un edificio de reciente construcción, lo mejor era el dormitorio: sobre un voladizo con orientación suroeste, tenía el techo de cristal opaco, todos los días que dormía en casa veía amanecer, había hecho también construir un mecanismo que rotaba la cama según la estación del año de forma que siempre estuviese en la vertical de aparición del sol.
Sus vacaciones las pasaba siempre en casa, en ella encontraba esa tranquilidad que a menudo le faltaba, tenía todas las comodidades que uno puede desear: piscina privada de una calle, una habitación para ver las películas dotada de pantalla, sistema de sonido profesional y sobre todo una cocina que cuando estaba cerrada simulaba un mural en la pared, aunque cuando estaba mucho en casa contrataba un catering.
Ahora le quedaba hacer limpieza en su ordenador personal, lo más complicado.... cuando le tocó a las fotos, esas que a lo largo de los últimos años se había y había hecho con y a Águeda. Cuando estuvo repasándolas, por un momento sintió la necesidad de mandarle un mensaje o de llamarla para hablar con ella para tomar algo, si no hubiera sido porque justo en ese momento se quedó sin batería en el teléfono lo habría hecho. Metió todas las fotos en una copia de respaldo de un disco duro portátil y vació toda la carpeta de fotos del ordenador. En una solitaria estantería del apartamento lo dejó junto con el anillo y todas las fotos en papel de Águeda.
Cerró la puerta, y sin atreverse a mirar atrás arrancó el coche y se marchó para el aeropuerto.
Tenía que estar en cinco días en el nuevo trabajo, antes debía hacer escala en la casa matriz, tenía que visitar al gran jefe, lo había citado ya que a partir de ese momento entraba en el selecto grupo de personas que tendrían que rendir cuentas al viejo.
El vuelo se le hizo corto, sobre todo porque casi se lo pasó durmiendo, de telón de fondo una película de Tom Hanks.
Cuando llegó había un conductor de la empresa esperándolo, con su nombre mal escrito…, menos mal que llevaba una chapa con el distintivo si no hubiera pasado de largo. De vuelta recibió una llamada de sus padres, le dijeron que por qué no se había despedido de ellos, que no lo volverían a ver en varios meses. Él les dijo que no se preocupasen que ya les mandaría un pasaje para que fueran a verlo y que además les prepararía una gira turística por todo lo más importante de China, esos sitios a los que todo el mundo va... y que por supuesto él no pensaba ir ya que el turismo que le gustaba hacer era escaparse a sitios fuera de circuito.
Cuando colgó le preguntó al conductor si tenía algo para beber en el coche, el chófer le dijo que no era buena idea ir a ver al jefe oliendo a alcohol pero que si quería algo mirase debajo de su asiento. Le hizo caso y solo sacó una botella de agua mineral, .....curiosamente era agua mineral de una empresa española.
Había vivido en el centro de la ciudad, en la zona más alta de un edificio de reciente construcción, lo mejor era el dormitorio: sobre un voladizo con orientación suroeste, tenía el techo de cristal opaco, todos los días que dormía en casa veía amanecer, había hecho también construir un mecanismo que rotaba la cama según la estación del año de forma que siempre estuviese en la vertical de aparición del sol.
Sus vacaciones las pasaba siempre en casa, en ella encontraba esa tranquilidad que a menudo le faltaba, tenía todas las comodidades que uno puede desear: piscina privada de una calle, una habitación para ver las películas dotada de pantalla, sistema de sonido profesional y sobre todo una cocina que cuando estaba cerrada simulaba un mural en la pared, aunque cuando estaba mucho en casa contrataba un catering.
Ahora le quedaba hacer limpieza en su ordenador personal, lo más complicado.... cuando le tocó a las fotos, esas que a lo largo de los últimos años se había y había hecho con y a Águeda. Cuando estuvo repasándolas, por un momento sintió la necesidad de mandarle un mensaje o de llamarla para hablar con ella para tomar algo, si no hubiera sido porque justo en ese momento se quedó sin batería en el teléfono lo habría hecho. Metió todas las fotos en una copia de respaldo de un disco duro portátil y vació toda la carpeta de fotos del ordenador. En una solitaria estantería del apartamento lo dejó junto con el anillo y todas las fotos en papel de Águeda.
Cerró la puerta, y sin atreverse a mirar atrás arrancó el coche y se marchó para el aeropuerto.
Tenía que estar en cinco días en el nuevo trabajo, antes debía hacer escala en la casa matriz, tenía que visitar al gran jefe, lo había citado ya que a partir de ese momento entraba en el selecto grupo de personas que tendrían que rendir cuentas al viejo.
El vuelo se le hizo corto, sobre todo porque casi se lo pasó durmiendo, de telón de fondo una película de Tom Hanks.
Cuando llegó había un conductor de la empresa esperándolo, con su nombre mal escrito…, menos mal que llevaba una chapa con el distintivo si no hubiera pasado de largo. De vuelta recibió una llamada de sus padres, le dijeron que por qué no se había despedido de ellos, que no lo volverían a ver en varios meses. Él les dijo que no se preocupasen que ya les mandaría un pasaje para que fueran a verlo y que además les prepararía una gira turística por todo lo más importante de China, esos sitios a los que todo el mundo va... y que por supuesto él no pensaba ir ya que el turismo que le gustaba hacer era escaparse a sitios fuera de circuito.
Cuando colgó le preguntó al conductor si tenía algo para beber en el coche, el chófer le dijo que no era buena idea ir a ver al jefe oliendo a alcohol pero que si quería algo mirase debajo de su asiento. Le hizo caso y solo sacó una botella de agua mineral, .....curiosamente era agua mineral de una empresa española.
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#15 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
"estar solo está bién, pero mejor si caminas acompañado."
buena frase, si señor. gran frase Jose
esto... mas...
buena frase, si señor. gran frase Jose
esto... mas...
qué difícil es conocer a la gente...
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#16 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Hay, que sería de este hilo sin ti Jose Luis...
Vss
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#17 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Casi de un trago se bebió el vaso de ron que le había pedido al camarero. Dos lágrimas salieron de sus ojos, estaba fuerte y la verdad no era costumbre suya ni hacer eso ni mucho menos con un añejo de dieciocho años.
Águeda esbozó una sonrisa, le hacía gracia verlo así:
-Desde luego, ¡vaya dos!, yo me quedo sola, me vengo como una loca desde el otro lado del atlántico, la verdad ¿no sé para qué?. Y tú de nuevo con el corazón casi hecho trizas por una cosa que ni siquiera ha llegado a surgir.
-Y otra vez a comenzar, por cierto, estaba bueno este ron, me parece que me voy a pedir otro.
-¡No!
-Oye, que no eres mi madre.
Hizo un gesto con la mano y el camarero le acercó otro vaso, de forma cuadrada con varios cubitos de hielo y medio lleno.
-Desde luego, que como se te empiece a trabar la lengua, me voy, porque entre la cara de pena que tienes y que luego no te entienda….
-Anda mujer, la verdad es que me ha sentado bien. Ahora mismo tengo ganas de cogerte del brazo e irnos a dar una vuelta…., bueno cuando acabe de beberme esto.
Eso hicieron, él le explicó cómo se destilaba este licor, de la historia cubana en relación al ron, de Macías, de los americanos y de la revolución y de cómo se acabó todo ahí. Del dolor y el sufrimiento de la gente que trabajaba de sol a sol, de las destilerías artesanales, de los esclavos, de la recolección del azúcar, de los ingenios....
Cuando salieron a la calle notaron como rezumaba la humedad que habían provocado unas gotas de lluvia, la verdad es que el tiempo tampoco acompañaba para dar un paseo. Decidieron coger un atajo para ir hacia el parque. Una vez que llegaron, el olor a tierra mojada impregnaba toda la zona, unos pareja discutía en un banco ante la mirada curiosa de dos ancianos que estaban justo enfrente. Cuando ellos pasaron delante, Águeda creyó conocerla a ella que con un gesto de su cabeza la saludó, siguieron andando y él le preguntó:
-¿De qué la conoces?
-Desde luego, que luego dices que somos las mujeres las curiosas. Pues es una compañera del instituto, hacía tiempo que no la veía y casualmente antes de irme coincidí con ella en la peluquería, estuvimos charlando y me comentó que tenía un novio y que tenía problemas con él.
-¿Qué problemas?
-Pues lo normal, él quiere vivir su vida y tenerla a ella para cuando no tenga otra cosa, y que ya estaba cansada de esperar a que madurara.
-Parece que sí que se ha cansado, porque si te fijas ella se va y él se queda en el banco. Además tienen hasta espectadores, ¡igual tu amiga les cobra!.
- ¿Sabes qué te digo?, pues que me acabo de dar cuenta de que no tengo realmente ningún problema, que hay gente que sí que los tiene y que sin embargo no se queja tanto ....y sigue adelante.
-¡Vaya Águeda!, te ha salido la vena filosófica ahora. Te recuerdo que el que lleva dos vasos de alcohol en el cuerpo soy yo, tú sólo has bebido pesi.
Cuando terminaron de pasear por el parque, la charla, la discusión de la amiga de Águeda les hizo a ambos recuperar las ganas de seguir adelante. Se besaron cuando llegaron a la altura del piso de Águeda, por un momento ella estuvo a punto de invitarle a subir, pero no era la situación ni tampoco el momento más adecuado para ninguno de los dos, ella tenía que marcharse en cuanto pudiera coger un vuelo y el debía aclarar todavía algunas cosas.
Águeda esbozó una sonrisa, le hacía gracia verlo así:
-Desde luego, ¡vaya dos!, yo me quedo sola, me vengo como una loca desde el otro lado del atlántico, la verdad ¿no sé para qué?. Y tú de nuevo con el corazón casi hecho trizas por una cosa que ni siquiera ha llegado a surgir.
-Y otra vez a comenzar, por cierto, estaba bueno este ron, me parece que me voy a pedir otro.
-¡No!
-Oye, que no eres mi madre.
Hizo un gesto con la mano y el camarero le acercó otro vaso, de forma cuadrada con varios cubitos de hielo y medio lleno.
-Desde luego, que como se te empiece a trabar la lengua, me voy, porque entre la cara de pena que tienes y que luego no te entienda….
-Anda mujer, la verdad es que me ha sentado bien. Ahora mismo tengo ganas de cogerte del brazo e irnos a dar una vuelta…., bueno cuando acabe de beberme esto.
Eso hicieron, él le explicó cómo se destilaba este licor, de la historia cubana en relación al ron, de Macías, de los americanos y de la revolución y de cómo se acabó todo ahí. Del dolor y el sufrimiento de la gente que trabajaba de sol a sol, de las destilerías artesanales, de los esclavos, de la recolección del azúcar, de los ingenios....
Cuando salieron a la calle notaron como rezumaba la humedad que habían provocado unas gotas de lluvia, la verdad es que el tiempo tampoco acompañaba para dar un paseo. Decidieron coger un atajo para ir hacia el parque. Una vez que llegaron, el olor a tierra mojada impregnaba toda la zona, unos pareja discutía en un banco ante la mirada curiosa de dos ancianos que estaban justo enfrente. Cuando ellos pasaron delante, Águeda creyó conocerla a ella que con un gesto de su cabeza la saludó, siguieron andando y él le preguntó:
-¿De qué la conoces?
-Desde luego, que luego dices que somos las mujeres las curiosas. Pues es una compañera del instituto, hacía tiempo que no la veía y casualmente antes de irme coincidí con ella en la peluquería, estuvimos charlando y me comentó que tenía un novio y que tenía problemas con él.
-¿Qué problemas?
-Pues lo normal, él quiere vivir su vida y tenerla a ella para cuando no tenga otra cosa, y que ya estaba cansada de esperar a que madurara.
-Parece que sí que se ha cansado, porque si te fijas ella se va y él se queda en el banco. Además tienen hasta espectadores, ¡igual tu amiga les cobra!.
- ¿Sabes qué te digo?, pues que me acabo de dar cuenta de que no tengo realmente ningún problema, que hay gente que sí que los tiene y que sin embargo no se queja tanto ....y sigue adelante.
-¡Vaya Águeda!, te ha salido la vena filosófica ahora. Te recuerdo que el que lleva dos vasos de alcohol en el cuerpo soy yo, tú sólo has bebido pesi.
Cuando terminaron de pasear por el parque, la charla, la discusión de la amiga de Águeda les hizo a ambos recuperar las ganas de seguir adelante. Se besaron cuando llegaron a la altura del piso de Águeda, por un momento ella estuvo a punto de invitarle a subir, pero no era la situación ni tampoco el momento más adecuado para ninguno de los dos, ella tenía que marcharse en cuanto pudiera coger un vuelo y el debía aclarar todavía algunas cosas.
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#18 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Se bajó del automóvil despidiendo hasta el día siguiente al conductor. A continuación se prendió del bolsillo de la chaqueta la nueva identificación de color roja-negra y amarilla que le abriría paso sin demora hasta el despacho del jefe.
Todo el mundo le saludaba, con unas formas educadas y respetuosas, nada nuevo, siempre que había estado en ese edificio la gente lo trató de esa misma forma.
Flanqueando la puerta del despacho del jefe había dos mesas, sólo una estaba ocupada por una señorita de exuberante cuerpo que en un correcto español le dijo:
-El señor director ha dicho que le espere en su despacho, tardará un rato, le he dejado un refresco y la prensa del día para que le sea más amena la espera.
Cuando entró en el despacho cayó en la cuenta de que era la primera vez que entraba ahí, había estado en otras plantas del edificio, pero nunca había llegado a pensar que alguna vez podría visitar el conocido despacho del jefe.
Nada más atravesar la puerta, al fondo junto a la cristalera, una mesa con forma de elipse, seis sillas de ejecutivo con cabecera rodeándola y una gran pantalla de plasma para videoconferencias, era la mesa de las reuniones de trabajo. A la derecha, cerca del gran ventanal estaba la mesa de despacho, casi vacía, sólo una pequeña resma de hojas y un soporte de madera que parecía sujetar algo que no estaba en ese momento. La vista desde la ese lugar era muy buena, toda la zona financiera y al fondo algo de zona verde. Delante de la mesa de escritorio había una mesita baja con cuatro grandes butacones individuales, sin duda la zona de relax. En la esquina que hay a la entrada, entre la puerta y la mesa de reunión había dos sillas pequeñas, eran las “famosas” sillas de tortura, las cuales tenían una historia a sus espaldas tan larga como agria: El padre del jefe las había rescatado de un colegio bombardeado por los aliados en la IIGM, las mandó restaurar quitándoles la ceniza, pero les dejó la metralla y los desperfectos de la madera. A partir de ese momento las empleó para humillar a los directivos díscolos, a los que provocaban pérdidas millonarias por mala gestión y a los que no guardaban las formas que se suponía que la gente más cercana a la presidencia debía tener.
Se contaba que una vez, el padre del actual jefe bajó casi a patadas a uno de sus directivos cuando la empresa estaba en una sede mucho más pequeña que la actual. El actual no tenía las formas de su padre, no había llegado a utilizar nunca la silla como lo había hecho el padre, la guardaba más como un recuerdo que como un medio de aleccionar al personal. En realidad él era más sutil y desde luego mucho más peligroso, cuando había despedido a alguno de sus más directos colaboradores nunca jamás se le conoció trabajo similar ni en la competencia ni en el mismo nivel de responsabilidad de otra empresa, fuera del ramo que fuera.
Francisco se mantuvo casi en el centro de aquél diáfano despacho, de unos cuarenta metros cuadrados, no se atrevía a moverse mucho, ni siquiera a tomar el refresco que la mujer de la entrada le había preparado y mucho menos sentarse a leer la prensa.
De pronto, escuchó hablar a la secretaria, la puerta se abrió y entró un hombre alto, de complexión atlética, pero venido a menos, de unos cincuenta y tantos diría él. Llevaba en las dos manos la réplica de un barco, seguramente el soporte de la mesa era para ese barco, a pesar de lo pequeño del tamaño, pudo leer el nombre, que llevaba pintado en la popa “Traum erfüllt “, lo apoyó con sumo cuidado en el soporte, se dió la vuelta hacia su visitante, le extendió la mano y en un español con algo de acento le dijo:
-Hola Francisco, tenía ganas de conocerte desde hace tiempo, tengo muchas referencias tuyas, tenemos que hablar largo y tendido, no solo del trabajo, también de otras cosas.
Todo el mundo le saludaba, con unas formas educadas y respetuosas, nada nuevo, siempre que había estado en ese edificio la gente lo trató de esa misma forma.
Flanqueando la puerta del despacho del jefe había dos mesas, sólo una estaba ocupada por una señorita de exuberante cuerpo que en un correcto español le dijo:
-El señor director ha dicho que le espere en su despacho, tardará un rato, le he dejado un refresco y la prensa del día para que le sea más amena la espera.
Cuando entró en el despacho cayó en la cuenta de que era la primera vez que entraba ahí, había estado en otras plantas del edificio, pero nunca había llegado a pensar que alguna vez podría visitar el conocido despacho del jefe.
Nada más atravesar la puerta, al fondo junto a la cristalera, una mesa con forma de elipse, seis sillas de ejecutivo con cabecera rodeándola y una gran pantalla de plasma para videoconferencias, era la mesa de las reuniones de trabajo. A la derecha, cerca del gran ventanal estaba la mesa de despacho, casi vacía, sólo una pequeña resma de hojas y un soporte de madera que parecía sujetar algo que no estaba en ese momento. La vista desde la ese lugar era muy buena, toda la zona financiera y al fondo algo de zona verde. Delante de la mesa de escritorio había una mesita baja con cuatro grandes butacones individuales, sin duda la zona de relax. En la esquina que hay a la entrada, entre la puerta y la mesa de reunión había dos sillas pequeñas, eran las “famosas” sillas de tortura, las cuales tenían una historia a sus espaldas tan larga como agria: El padre del jefe las había rescatado de un colegio bombardeado por los aliados en la IIGM, las mandó restaurar quitándoles la ceniza, pero les dejó la metralla y los desperfectos de la madera. A partir de ese momento las empleó para humillar a los directivos díscolos, a los que provocaban pérdidas millonarias por mala gestión y a los que no guardaban las formas que se suponía que la gente más cercana a la presidencia debía tener.
Se contaba que una vez, el padre del actual jefe bajó casi a patadas a uno de sus directivos cuando la empresa estaba en una sede mucho más pequeña que la actual. El actual no tenía las formas de su padre, no había llegado a utilizar nunca la silla como lo había hecho el padre, la guardaba más como un recuerdo que como un medio de aleccionar al personal. En realidad él era más sutil y desde luego mucho más peligroso, cuando había despedido a alguno de sus más directos colaboradores nunca jamás se le conoció trabajo similar ni en la competencia ni en el mismo nivel de responsabilidad de otra empresa, fuera del ramo que fuera.
Francisco se mantuvo casi en el centro de aquél diáfano despacho, de unos cuarenta metros cuadrados, no se atrevía a moverse mucho, ni siquiera a tomar el refresco que la mujer de la entrada le había preparado y mucho menos sentarse a leer la prensa.
De pronto, escuchó hablar a la secretaria, la puerta se abrió y entró un hombre alto, de complexión atlética, pero venido a menos, de unos cincuenta y tantos diría él. Llevaba en las dos manos la réplica de un barco, seguramente el soporte de la mesa era para ese barco, a pesar de lo pequeño del tamaño, pudo leer el nombre, que llevaba pintado en la popa “Traum erfüllt “, lo apoyó con sumo cuidado en el soporte, se dió la vuelta hacia su visitante, le extendió la mano y en un español con algo de acento le dijo:
-Hola Francisco, tenía ganas de conocerte desde hace tiempo, tengo muchas referencias tuyas, tenemos que hablar largo y tendido, no solo del trabajo, también de otras cosas.
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#19 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
A mas de uno sentaba yo en una silla de tortura de esas
Vss
P.D: cuando acabes esto hay que imprimirlo y encuadernarlo!!!
Vss
P.D: cuando acabes esto hay que imprimirlo y encuadernarlo!!!
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#20 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Cuando se despidió de Águeda y echó a andar, después de abrir la cancela que daba paso a un pequeño jardín que era la entrada de su portal sintió los ojos de ella en su espalda, estuvo dudando si mirar o no.
Fueron unos segundos que se hicieron eternos, en parte agradables, en parte algo de miedo sí que tuvo. Había perdido amistades con otras mujeres por confundir cosas que a él le parecían que eran otra cosa cuando no eran más que muestras de afecto. Con ella no quería cometer el mismo error, le atraía, sí que era cierto, pero nunca llegó a atravesar esas puertas que hay detrás de la amistad y se mantuvo firme cuando en determinados puntos de alguna conversación alguna palabra o algún gesto a él le pudieron parecer más.
Sus relaciones le provocaban la externalización de su yo interno, no había otra forma, se decía a menudo, cuando te implicas con alguien no hay puntos intermedios, ni paradas, o todo o es mejor no dar nada y quedarte en casa. Eso le provocaba que perdiese a menudo el equilibrio emocional cuando todo se iba al traste. A partir de ahí había aprendido a trazar círculos concéntricos alrededor de si mismo….., al principio alejados y lentos, a medida que se iban acercando, cada vez más rápido, hasta que un día... de pronto, como si se tratase del remate final de un cuadro, acababa haciendo un punto y final…. ¡ya está!, ¡no volveré a caer!, se decía.
Bueno, la experiencia le había enseñado a trazar cada vez más rápido esos anillos. Mientras subía por la escalera de camino a su casa vió por una pequeña ventana como se alejaba Águeda dirección a la suya, seguramente ese pensamiento que había tenido no fue más que una suposición suya, pero ¿y si hubiera mirado hacia atrás y ella estuviera haciendo lo mismo?.
-¡Bah!, creo que lo que he bebido no me ha sentado bien, se repetía. Me voy a echar un buen sueño esta noche de esos de los que te levantas con los ojos pegados.
Por su parte, Águeda llegó pronto a casa, tenía varias llamadas perdidas de Francisco en su teléfono, por suerte se le había olvidado…., no tenía ganas de hablar con él. Pensaba que las decisiones que afectaban a la vida en común de una pareja tenían que ser consensuadas por los dos y no por uno sólo. Ahora tenía que empezar a pensar en volver a terminar en N.Y. aquello que había comenzado. Después de una ducha, se metió en la cama, estaba cansada, tanto mental como físicamente, dejó la luz de la mesita de noche encendida, con un regulador la bajó hasta el mínimo, sintonizó música de una emisora de radio como ruido de fondo, lentamente fue entrando en los brazos de un plácido y relajante sueño…..
Las luces del día ya hacia varias horas que desaparecieron, la noche entró sin pedir permiso. Por las calles los camiones del servicio de limpieza se afanaban en, una vez más, dejar todo limpio y en su sitio, para que cuando llegase un nuevo día estuviese todo recogido, al final una cuba con agua no potable y zotal terminaba de baldear todo, dejando ese olor fuerte pero no del todo desagradable por las calles…., mañana será otro día, sin duda...., habrá que ir a por él.
Fueron unos segundos que se hicieron eternos, en parte agradables, en parte algo de miedo sí que tuvo. Había perdido amistades con otras mujeres por confundir cosas que a él le parecían que eran otra cosa cuando no eran más que muestras de afecto. Con ella no quería cometer el mismo error, le atraía, sí que era cierto, pero nunca llegó a atravesar esas puertas que hay detrás de la amistad y se mantuvo firme cuando en determinados puntos de alguna conversación alguna palabra o algún gesto a él le pudieron parecer más.
Sus relaciones le provocaban la externalización de su yo interno, no había otra forma, se decía a menudo, cuando te implicas con alguien no hay puntos intermedios, ni paradas, o todo o es mejor no dar nada y quedarte en casa. Eso le provocaba que perdiese a menudo el equilibrio emocional cuando todo se iba al traste. A partir de ahí había aprendido a trazar círculos concéntricos alrededor de si mismo….., al principio alejados y lentos, a medida que se iban acercando, cada vez más rápido, hasta que un día... de pronto, como si se tratase del remate final de un cuadro, acababa haciendo un punto y final…. ¡ya está!, ¡no volveré a caer!, se decía.
Bueno, la experiencia le había enseñado a trazar cada vez más rápido esos anillos. Mientras subía por la escalera de camino a su casa vió por una pequeña ventana como se alejaba Águeda dirección a la suya, seguramente ese pensamiento que había tenido no fue más que una suposición suya, pero ¿y si hubiera mirado hacia atrás y ella estuviera haciendo lo mismo?.
-¡Bah!, creo que lo que he bebido no me ha sentado bien, se repetía. Me voy a echar un buen sueño esta noche de esos de los que te levantas con los ojos pegados.
Por su parte, Águeda llegó pronto a casa, tenía varias llamadas perdidas de Francisco en su teléfono, por suerte se le había olvidado…., no tenía ganas de hablar con él. Pensaba que las decisiones que afectaban a la vida en común de una pareja tenían que ser consensuadas por los dos y no por uno sólo. Ahora tenía que empezar a pensar en volver a terminar en N.Y. aquello que había comenzado. Después de una ducha, se metió en la cama, estaba cansada, tanto mental como físicamente, dejó la luz de la mesita de noche encendida, con un regulador la bajó hasta el mínimo, sintonizó música de una emisora de radio como ruido de fondo, lentamente fue entrando en los brazos de un plácido y relajante sueño…..
Las luces del día ya hacia varias horas que desaparecieron, la noche entró sin pedir permiso. Por las calles los camiones del servicio de limpieza se afanaban en, una vez más, dejar todo limpio y en su sitio, para que cuando llegase un nuevo día estuviese todo recogido, al final una cuba con agua no potable y zotal terminaba de baldear todo, dejando ese olor fuerte pero no del todo desagradable por las calles…., mañana será otro día, sin duda...., habrá que ir a por él.
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#21 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Recibió una llamada de un cliente habitual, pidiéndole que le hiciera un favor con uno suyo que había llegado a la ciudad a hacer negocios. Era, le dijo, un poco repelente para sus gustos, pero que si podía hacer la vista gorda se lo agradecería.
Le contestó que nunca hacía la vista gorda con su trabajo, le avisó que si se la jugaba que la borrase de su teléfono ya que tampoco lo volvería a ver a él.
Molesta por el hecho de que alguien la utilizase para hacer negocios, accedió, pensaba que tenía que pagar el alquiler…., de dentro de un año. Y bueno, si se daba una alegría pues mejor que mejor. Se arregló: unos vaqueros, unos zapatos con cinta anudada al tobillo y un camiseta blanca, bolso y se marchó a la recepción del hotel donde solía quedar.
Apareció el tipo en cuestión que la invitó a subir a la habitación nada más darle dos besos, con sudor. Ella no le terminó de dar el segundo, lo separó con la mano derecha de su vera y le dijo que solamente se tomaría una copa con él, que la tarifa por eso sería el 50% de la habitual, y que luego lo mandaría a una agencia de turismo para que le preparase una visita a toda la ciudad, que era muy bonita y tenía muchas cosas que ver. No rechistó, se tomó un whisky, otro más, pensó ella. Le pagó y se marchó por donde había venido.
Llegó a casa, se dio una ducha y al rato le entró en el teléfono un mensaje, era de “Brig”, una chica de una edad parecida a la suya, muy guapa, si se dedicase a este tema no le iban a faltar clientes. Hablaba con fluidez varios idiomas, ella la había visto incluso hablar japonés. Trabajaba para una gran empresa, siendo el enlace para quedar y proporcionarle ejecutivos para pasar un fin de semana, en uno de esos fue cuando conoció a Frank, con quien estuvo varias semanas, fue quizás la única relación estable que había tenido desde que dejó las pasarelas.
Brig le dijo que quería hablar con ella, era una entrevista, tenía un mensaje que transmitirle y debía hacerlo en persona.
Aquello sonaba raro, no era habitual que alguna conseguidora de citas, hiciese eso, bueno…, nunca le había pasado realmente. Pero tratándose de esta chica, le dijo que por supuesto, quedarían en una cafetería que había cerca del hotel, era cómoda, se podía hablar sin que nadie anduviese escuchando y además estaba cerca de casa.
Se volvió a cambiar, esta vez traje de chaqueta, naranja y blanco, zapatos y bolso verde. Cuando entró en la cafetería ya estaba su interlocutora, la invitó a sentarse y le dijo que qué tomaba. Una cola light sin hielo con una raja de limón.
Después de los saludos de rigor, lo seco del tiempo últimamente y lo mal que le había venido el enlace aeroportuario, perdió tres horas en Paris, ayer estuvo almorzando en Oriente Medio y hoy tomándose un café con ella.
Un poco de silencio, como si estuviese trayendo un fichero almacenado…., y comenzó a hablar de la finalidad de la reunión:
-Sabes que trabajo a para una multinacional, ¿verdad?.
-Bueno, una gran empresa que me surte de clientes, pagais muy bien y por lo general vuestros ejecutivos están de buen ver.
-Pues bien, tengo instrucciones concretas de mi jefe para entregarte esta carta, me ha dicho que te la lleves a casa, que la leas, al final hay un número de teléfono. Cuando la acabes márcalo, alguien te dará instrucciones de qué hacer a partir de ese momento.
-¿Y si no me interesa, lo que en ella me proponéis?
-No se contempla que no te vaya a interesar, sin lugar a dudas vas a llamar a ese número de teléfono. No te puedo decir más, puesto que no tengo más información en este momento, sólo quien te ha escrito la carta conoce lo que se dice en ella.
El sobre debía tener varias hojas, era de cuartilla. Se quedó algo descolocada, también intrigada, para nada esperaba este tipo de reunión. Cuando se acabó el refresco, se despidió de Brig.
En esta ocasión, la enviada le dio dos besos y le dijo que había esperado mucho este momento.
Le contestó que nunca hacía la vista gorda con su trabajo, le avisó que si se la jugaba que la borrase de su teléfono ya que tampoco lo volvería a ver a él.
Molesta por el hecho de que alguien la utilizase para hacer negocios, accedió, pensaba que tenía que pagar el alquiler…., de dentro de un año. Y bueno, si se daba una alegría pues mejor que mejor. Se arregló: unos vaqueros, unos zapatos con cinta anudada al tobillo y un camiseta blanca, bolso y se marchó a la recepción del hotel donde solía quedar.
Apareció el tipo en cuestión que la invitó a subir a la habitación nada más darle dos besos, con sudor. Ella no le terminó de dar el segundo, lo separó con la mano derecha de su vera y le dijo que solamente se tomaría una copa con él, que la tarifa por eso sería el 50% de la habitual, y que luego lo mandaría a una agencia de turismo para que le preparase una visita a toda la ciudad, que era muy bonita y tenía muchas cosas que ver. No rechistó, se tomó un whisky, otro más, pensó ella. Le pagó y se marchó por donde había venido.
Llegó a casa, se dio una ducha y al rato le entró en el teléfono un mensaje, era de “Brig”, una chica de una edad parecida a la suya, muy guapa, si se dedicase a este tema no le iban a faltar clientes. Hablaba con fluidez varios idiomas, ella la había visto incluso hablar japonés. Trabajaba para una gran empresa, siendo el enlace para quedar y proporcionarle ejecutivos para pasar un fin de semana, en uno de esos fue cuando conoció a Frank, con quien estuvo varias semanas, fue quizás la única relación estable que había tenido desde que dejó las pasarelas.
Brig le dijo que quería hablar con ella, era una entrevista, tenía un mensaje que transmitirle y debía hacerlo en persona.
Aquello sonaba raro, no era habitual que alguna conseguidora de citas, hiciese eso, bueno…, nunca le había pasado realmente. Pero tratándose de esta chica, le dijo que por supuesto, quedarían en una cafetería que había cerca del hotel, era cómoda, se podía hablar sin que nadie anduviese escuchando y además estaba cerca de casa.
Se volvió a cambiar, esta vez traje de chaqueta, naranja y blanco, zapatos y bolso verde. Cuando entró en la cafetería ya estaba su interlocutora, la invitó a sentarse y le dijo que qué tomaba. Una cola light sin hielo con una raja de limón.
Después de los saludos de rigor, lo seco del tiempo últimamente y lo mal que le había venido el enlace aeroportuario, perdió tres horas en Paris, ayer estuvo almorzando en Oriente Medio y hoy tomándose un café con ella.
Un poco de silencio, como si estuviese trayendo un fichero almacenado…., y comenzó a hablar de la finalidad de la reunión:
-Sabes que trabajo a para una multinacional, ¿verdad?.
-Bueno, una gran empresa que me surte de clientes, pagais muy bien y por lo general vuestros ejecutivos están de buen ver.
-Pues bien, tengo instrucciones concretas de mi jefe para entregarte esta carta, me ha dicho que te la lleves a casa, que la leas, al final hay un número de teléfono. Cuando la acabes márcalo, alguien te dará instrucciones de qué hacer a partir de ese momento.
-¿Y si no me interesa, lo que en ella me proponéis?
-No se contempla que no te vaya a interesar, sin lugar a dudas vas a llamar a ese número de teléfono. No te puedo decir más, puesto que no tengo más información en este momento, sólo quien te ha escrito la carta conoce lo que se dice en ella.
El sobre debía tener varias hojas, era de cuartilla. Se quedó algo descolocada, también intrigada, para nada esperaba este tipo de reunión. Cuando se acabó el refresco, se despidió de Brig.
En esta ocasión, la enviada le dio dos besos y le dijo que había esperado mucho este momento.
- BLASFEMAN
- Cansino
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#22 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Esto cada vez se pone mas interesante
Vss
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#23 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Dejó el barco en el soporte y lo invitó a que se sentara en uno de los cómodos sillones de la zona personal del despacho, se quedó mirando los vasos todavía llenos que su secretaria le había preparado. Salió a la puerta y le pidió que preparara otros dos.
Tomó asiento a su lado, y mientras lo miraba con ojos penetrantes:
-Bueno, primero la obligación: Quiero que te encargues a partir de ahora de todos los negocios en China, he estado estos últimos tres meses rematando unos acuerdos en los que llevamos casi cinco años enfrascados con el gobierno.
-¿Por qué yo?.
-Tu perfil y preparación es la adecuada, eres joven, tienes ganas de comerte el mundo, pero a la vez eres prudente. Hemos logrado el mismo trato que el resto de las grandes multinacionales, han nombrado a un viceministro que se relacionará con nosotros, será nuestro único interlocutor y es que la burocracia china es muy farragosa, menos mal que mi experiencia con los soviéticos me ha servido.
-¿Soviéticos?.
-Bueno, yo tengo intereses en lo que ahora es Rusia y el resto de los países que antes formaban la URSS, pero es una rama de negocio que está fuera del conocimiento común de la empresa, es un entorno que se mantiene alejado del núcleo principal de esta por razones operativas, lo exige la materia.
-¿Y qué experiencia aprendió que ahora puede aplicar a este caso?.
-Cuanto más concentrado está el poder en una persona o en un grupo de personas (PCUS), más corruptibles son, todos los grandes funcionarios de la extinta Unión Soviética exigían ingresos de importantes cantidades de dólares (la moneda maldita) en cuentas a su nombre en Suiza, ¿cómo crees que se hicieron con los grandes monopolios al caer el régimen?.
-¿En China es igual?.
-Bueno, hay diferencias, esta gente tiene su propia Suiza, o mejor dicho, sus propias Suizas. Pero bueno a lo que íbamos, cuando estés allí, sólo tendrás que relacionarte con el funcionario que van a designar, él será el encargado de tramitar todos los permisos necesarios para ser operativos.
-¿Qué negocios se van hacer con los chinos?.
-Para comenzar, ellos están interesados en utilizar nuestros procesos productivos en aeroespacial, están teniendo problemas y no encuentran fácilmente un socio en éste área, y como nosotros tenemos una línea, será por ahí. La cuestión es que no me fio de ellos, son como todos los países en crecimiento muy “propensos” a copiar todo el proceso y desprenderse luego del copiado. Por lo tanto lo que vamos a hacer es hacer nosotros mismos el trabajo y entregar el producto ya terminado, todo bajo nuestra supervisión.
-Pero haciéndolo esto en China, ¿cree que no van a estar al tanto de lo que se hace?.
-Claro, por eso aquellos más sensibles serán generados en nuestras factorías europeas, sólo el ensamblaje se llevará a cabo en China, será algo distinto a lo que se viene haciendo.
-¿Han aceptado esos términos?.
-No les quedaba más remedio, era eso o no tener nada, aunque quieren que sea personal propio el que elabore el ensamblaje, ya nos las apañaremos para que sólo tengan que pegar piezas.
-¿Y no desmontarán todo para estudiarlo?.
-Si hacen eso, no serán capaces de volver a poner todo en su sitio, ya nos encargaremos nosotros de que sea así. De todas formas esto es sólo una etapa inicial, al final todo se elaborará allí, pero estaremos en ese momento tan implicados en todas sus áreas que seremos uno más. Y ese es el objetivo que tienes que tener en mente, es un negocio muy lucrativo para nosotros, pero hay que hacer lo posible para que sea duradero y sobre todo recurrente.
-Ya seguiremos ahondando en esta cuestión cuando estés allí, hay que tener una serie de estrategias. Ahora te quiero hablar de una experiencia que tuve nada más terminar mis estudios universitarios, era yo un poco más joven que tú. Aprovechando y sobre todo aprovechándome de un regalo de fin de curso viví, sin duda, la aventura personal más fantástica que jamás he tenido y que me dejó una huella indeleble…
En ese momento se abrió la puerta y la secretaria empujaba un pequeño carrito, en él llevaba una jarra con refresco, algo de bollería y unos frutos secos para picar.
Tomó asiento a su lado, y mientras lo miraba con ojos penetrantes:
-Bueno, primero la obligación: Quiero que te encargues a partir de ahora de todos los negocios en China, he estado estos últimos tres meses rematando unos acuerdos en los que llevamos casi cinco años enfrascados con el gobierno.
-¿Por qué yo?.
-Tu perfil y preparación es la adecuada, eres joven, tienes ganas de comerte el mundo, pero a la vez eres prudente. Hemos logrado el mismo trato que el resto de las grandes multinacionales, han nombrado a un viceministro que se relacionará con nosotros, será nuestro único interlocutor y es que la burocracia china es muy farragosa, menos mal que mi experiencia con los soviéticos me ha servido.
-¿Soviéticos?.
-Bueno, yo tengo intereses en lo que ahora es Rusia y el resto de los países que antes formaban la URSS, pero es una rama de negocio que está fuera del conocimiento común de la empresa, es un entorno que se mantiene alejado del núcleo principal de esta por razones operativas, lo exige la materia.
-¿Y qué experiencia aprendió que ahora puede aplicar a este caso?.
-Cuanto más concentrado está el poder en una persona o en un grupo de personas (PCUS), más corruptibles son, todos los grandes funcionarios de la extinta Unión Soviética exigían ingresos de importantes cantidades de dólares (la moneda maldita) en cuentas a su nombre en Suiza, ¿cómo crees que se hicieron con los grandes monopolios al caer el régimen?.
-¿En China es igual?.
-Bueno, hay diferencias, esta gente tiene su propia Suiza, o mejor dicho, sus propias Suizas. Pero bueno a lo que íbamos, cuando estés allí, sólo tendrás que relacionarte con el funcionario que van a designar, él será el encargado de tramitar todos los permisos necesarios para ser operativos.
-¿Qué negocios se van hacer con los chinos?.
-Para comenzar, ellos están interesados en utilizar nuestros procesos productivos en aeroespacial, están teniendo problemas y no encuentran fácilmente un socio en éste área, y como nosotros tenemos una línea, será por ahí. La cuestión es que no me fio de ellos, son como todos los países en crecimiento muy “propensos” a copiar todo el proceso y desprenderse luego del copiado. Por lo tanto lo que vamos a hacer es hacer nosotros mismos el trabajo y entregar el producto ya terminado, todo bajo nuestra supervisión.
-Pero haciéndolo esto en China, ¿cree que no van a estar al tanto de lo que se hace?.
-Claro, por eso aquellos más sensibles serán generados en nuestras factorías europeas, sólo el ensamblaje se llevará a cabo en China, será algo distinto a lo que se viene haciendo.
-¿Han aceptado esos términos?.
-No les quedaba más remedio, era eso o no tener nada, aunque quieren que sea personal propio el que elabore el ensamblaje, ya nos las apañaremos para que sólo tengan que pegar piezas.
-¿Y no desmontarán todo para estudiarlo?.
-Si hacen eso, no serán capaces de volver a poner todo en su sitio, ya nos encargaremos nosotros de que sea así. De todas formas esto es sólo una etapa inicial, al final todo se elaborará allí, pero estaremos en ese momento tan implicados en todas sus áreas que seremos uno más. Y ese es el objetivo que tienes que tener en mente, es un negocio muy lucrativo para nosotros, pero hay que hacer lo posible para que sea duradero y sobre todo recurrente.
-Ya seguiremos ahondando en esta cuestión cuando estés allí, hay que tener una serie de estrategias. Ahora te quiero hablar de una experiencia que tuve nada más terminar mis estudios universitarios, era yo un poco más joven que tú. Aprovechando y sobre todo aprovechándome de un regalo de fin de curso viví, sin duda, la aventura personal más fantástica que jamás he tenido y que me dejó una huella indeleble…
En ese momento se abrió la puerta y la secretaria empujaba un pequeño carrito, en él llevaba una jarra con refresco, algo de bollería y unos frutos secos para picar.
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#24 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Cuando sonó el despertador ya llevaba un rato despierto, era habitual que se quedase mirando al infinito boca arriba, lo apagó y siguió así un rato absorto en un pensamiento que no podía definir, simplemente disfrutaba de ese momento de silencio y tranquilidad que te permite un buen descanso nocturno. Se levantó de la cama despacio, estiró las sábanas, abrió la ventana y se fue al cuarto de baño.
Luego salió a la terraza a ver que tal se presentaba el día, estaba algo cargado el cielo pero no parecía que fuera a llover, no era la época, pero últimamente el tiempo no entendía de estaciones. Se sentó en una de esas sillas de plástico y miró como dos perros corrían uno tras otro, uno marrón y otro blanco con motas, que arrastraba una correa por el suelo.
Se preparó el desayuno y pensó en que lo mejor era que Águeda no lo llamase para ir al aeropuerto, prefería que pasara el tiempo y que cuando ya volviese a ver si sentía esa sensación en el pecho, esa falta de aire, acompañada de latidos rápidos del corazón. No sabía si iba a poder disimular si lo llamase en esta mañana.
Al rato un mensaje en el móvil, era Águeda diciéndole que mejor cogía un enlace de autobús para no molestarlo más, ya había hecho demasiado. ¡Vaya noticia!, ¿le pasará a ella lo mismo que a mi?, bueno acababa de terminar de pensar que mejor que no lo llamase y cuando se cumplían sus deseos, ya andaba liado pensando en la imposible posición de saber lo que había en la mente de otra persona. ¡A otra cosa, me voy a dar una vuelta!.
No ocultaba en su más interno pensamiento algo de alegría por la ruptura de ella con Francisco, a él no lo conocía muy bien, lo había saludado en unas tres o cuatro ocasiones, pero su amiga era ella y por lo tanto sí que tenía muy claro que en ese apartado no entraba él, no porque fuera mal chico, sino que no tenía por qué trabar amistad con una persona con el que le unían muy pocas afinidades. Lo que terminó de colmar el vaso era que le pidiera a ella acompañarlo al quinto pino sin más, ¡menos mal que ésta es de armas tomar!.
Se fue a dar un paseo, se calzó ropa cómoda, aparcó el coche en un llano debajo de un árbol por si salía el sol. Se comenzó a cruzar con la gente que habitualmente hacía el mismo circuito con él, una pareja de personas mayores, cogidos de la mano, él con unos auriculares y un gorro blanco, unas zapatillas de color naranja y una camiseta de propaganda de una bebida refrescante, lo que solía cambiar eran los pantalones, esta vez llevaba algo más parecido a un bañador, ella con el pelo siempre muy bien arreglado, color canela, se adivinaban caracolillos por debajo de la gorrita de color rosa que siempre llevaba calada, algo de lado, nunca llevaba música, casi siempre iba hablando ella. Hacía ya varios días que también lo habían identificado a él como parte de la fauna del lugar y con un gesto lo saludaban, ella con una sonrisa, él con un leve movimiento de cabeza.
Pasó el rato de la vuelta y cuando ya estaba acabando se paró un automóvil justo a su lado, con el intermitente amenazante, casi notaba que le hablaba diciéndole, ¡párate!, se bajó el cristal de la puerta del acompañante y dentro una peliroja, con el gesto algo cansado, le preguntó:
-¡Por favor, busco el Parador!. Llevo ya dadas unas cuantas vueltas, siguiendo las indicaciones y siempre termino en el mismo lugar, éste.
-Si, bueno, las indicaciones estaban muy bien antes de las obras de la zona de acceso al hotel, no se han preocupado de poner algunas auxiliares mientras acaban, supongo que habrá más gente como tú.
Por un momento estuvo tentado de decirle que se subía con ella en el coche y la acompañaba, pero pensó si el caso fuera al revés seguramente él se asustaría, así que no hizo ni siquiera ademán.
-Pero, ¿puedes darme indicaciones de qué hacer?.
-Claro mujer, faltaría más, aparca en ese hueco que se está quedando ahí delante y te las doy, verás como no te pierdes en esta ocasión.
-¡Ah!, vale, estupendo entonces, menos mal que todavía queda gente amable en este mundo donde cada uno va a la suyo.
Sobre todo con mujeres tan guapa como tú, pensó él. ¡A ver quien no la ayudaba!.
Condujo unos veinte metros más, con algo de dificultad aparcó el coche, puesto que el de detrás había dejado el coche mal situado y no podía hacer bien la maniobra, la gente que circulaba tampoco ayudaba.
Cerró el contacto, abrió la puerta y se bajó, con una amplia sonrisa se dirigió hacia él para recibir esa ayuda.
Luego salió a la terraza a ver que tal se presentaba el día, estaba algo cargado el cielo pero no parecía que fuera a llover, no era la época, pero últimamente el tiempo no entendía de estaciones. Se sentó en una de esas sillas de plástico y miró como dos perros corrían uno tras otro, uno marrón y otro blanco con motas, que arrastraba una correa por el suelo.
Se preparó el desayuno y pensó en que lo mejor era que Águeda no lo llamase para ir al aeropuerto, prefería que pasara el tiempo y que cuando ya volviese a ver si sentía esa sensación en el pecho, esa falta de aire, acompañada de latidos rápidos del corazón. No sabía si iba a poder disimular si lo llamase en esta mañana.
Al rato un mensaje en el móvil, era Águeda diciéndole que mejor cogía un enlace de autobús para no molestarlo más, ya había hecho demasiado. ¡Vaya noticia!, ¿le pasará a ella lo mismo que a mi?, bueno acababa de terminar de pensar que mejor que no lo llamase y cuando se cumplían sus deseos, ya andaba liado pensando en la imposible posición de saber lo que había en la mente de otra persona. ¡A otra cosa, me voy a dar una vuelta!.
No ocultaba en su más interno pensamiento algo de alegría por la ruptura de ella con Francisco, a él no lo conocía muy bien, lo había saludado en unas tres o cuatro ocasiones, pero su amiga era ella y por lo tanto sí que tenía muy claro que en ese apartado no entraba él, no porque fuera mal chico, sino que no tenía por qué trabar amistad con una persona con el que le unían muy pocas afinidades. Lo que terminó de colmar el vaso era que le pidiera a ella acompañarlo al quinto pino sin más, ¡menos mal que ésta es de armas tomar!.
Se fue a dar un paseo, se calzó ropa cómoda, aparcó el coche en un llano debajo de un árbol por si salía el sol. Se comenzó a cruzar con la gente que habitualmente hacía el mismo circuito con él, una pareja de personas mayores, cogidos de la mano, él con unos auriculares y un gorro blanco, unas zapatillas de color naranja y una camiseta de propaganda de una bebida refrescante, lo que solía cambiar eran los pantalones, esta vez llevaba algo más parecido a un bañador, ella con el pelo siempre muy bien arreglado, color canela, se adivinaban caracolillos por debajo de la gorrita de color rosa que siempre llevaba calada, algo de lado, nunca llevaba música, casi siempre iba hablando ella. Hacía ya varios días que también lo habían identificado a él como parte de la fauna del lugar y con un gesto lo saludaban, ella con una sonrisa, él con un leve movimiento de cabeza.
Pasó el rato de la vuelta y cuando ya estaba acabando se paró un automóvil justo a su lado, con el intermitente amenazante, casi notaba que le hablaba diciéndole, ¡párate!, se bajó el cristal de la puerta del acompañante y dentro una peliroja, con el gesto algo cansado, le preguntó:
-¡Por favor, busco el Parador!. Llevo ya dadas unas cuantas vueltas, siguiendo las indicaciones y siempre termino en el mismo lugar, éste.
-Si, bueno, las indicaciones estaban muy bien antes de las obras de la zona de acceso al hotel, no se han preocupado de poner algunas auxiliares mientras acaban, supongo que habrá más gente como tú.
Por un momento estuvo tentado de decirle que se subía con ella en el coche y la acompañaba, pero pensó si el caso fuera al revés seguramente él se asustaría, así que no hizo ni siquiera ademán.
-Pero, ¿puedes darme indicaciones de qué hacer?.
-Claro mujer, faltaría más, aparca en ese hueco que se está quedando ahí delante y te las doy, verás como no te pierdes en esta ocasión.
-¡Ah!, vale, estupendo entonces, menos mal que todavía queda gente amable en este mundo donde cada uno va a la suyo.
Sobre todo con mujeres tan guapa como tú, pensó él. ¡A ver quien no la ayudaba!.
Condujo unos veinte metros más, con algo de dificultad aparcó el coche, puesto que el de detrás había dejado el coche mal situado y no podía hacer bien la maniobra, la gente que circulaba tampoco ayudaba.
Cerró el contacto, abrió la puerta y se bajó, con una amplia sonrisa se dirigió hacia él para recibir esa ayuda.
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