PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA
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#1 PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA
Carlos I
Nacionalidad: España
Gante 1500 - Yuste 1558
Rey 1516 - 1556
El 24 de febrero de 1500 nacía en Gante Carlos I de España y V de Alemania. Sus padres eran Felipe de Habsburgo, conocido como El Hermoso, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes, y doña Juana de Castilla, heredera de la corona castellana y de la aragonesa. Sus abuelos maternos eran nada menos que los Reyes Católicos y los paternos el Emperador Maximiliano I y doña María de Borgoña. Como heredero de todos ellos al ser el primogénito, Carlos obtendrá uno de los mayores imperios del Renacimiento, siendo uno de los primeros impulsores de la idea de unificación en Europa, tomando la religión católica como el instrumento unificador.
La educación del joven príncipe corrió a cargo de su tía Margarita de Austria, mujer de gran cultura que inculcará en Carlos el amor por las artes y la cultura. Como preceptor se hizo cargo del muchacho el cardenal Adriano de Utrecht, futuro papa Adriano VI. Desde los nueve años encontramos a otro personaje en el círculo de Carlos: Guillermo de Croy, señor de Chievres, hombre de gran codicia que se ganó la confianza del príncipe, durmiendo incluso en la misma habitación que él con la excusa de que si el príncipe se despertaba, tendría alguien con quien hablar. Aunque esta relación no parece aparentemente positiva, el contacto de Carlos con Guillermo de Croy le convertirá en un hombre de estado, acercándole a los secretos del gobierno.
En 1516 fallece don Fernando el Católico, dejando vacante la corona de Aragón, mientras que la corona castellana estaba en manos de doña Juana, recluida en Tordesillas debido a su enajenación mental. Esto convertía a Carlos en regente del reino de Castilla aunque en realidad todo el poder quedaba en sus manos.
Carlos embarcó en Flandes con destino a la península ibérica, llegando a las playas de Asturias en septiembre de 1517. El cardenal Cisneros, regente de Castilla, acudió al encuentro con el nuevo rey, pero falleció en Roa antes de que se produjera. El cardenal no sufrió la humillación de ver cómo el monarca le entregaba la dimisión, ingrata recompensa para un hombre que tanto había dado al reino. La camarilla de flamencos que rodeaba al inexperto rey (tenía 17 años y no sabía hablar castellano, por lo que no se podía comunicar con sus súbditos) acaparó rápidamente todos los puestos de confianza, iniciando una auténtica caza y captura de los caudales del reino que salían de las fronteras para la financiación de los asuntos en los Países Bajos.
Lo primero que hizo Carlos en tierras españolas fue visitar a su madre, encerrada en Tordesillas desde hacía más de siete años. El encuentro entre madre e hijos (a Carlos le acompañaba su hermana Leonor, futura esposa de Manuel I de Portugal) fue emotivo ya que hacía más de doce años que no se veían. Posiblemente el motivo de la visita sería la legitimación de la decisión de coronarse rey (lo que había hecho en Bruselas el 14 de marzo de 1516) cuando la legítima propietaria de Castilla no había fallecido. Para solucionar este problema legal y político, desde este momento en todos los documentos oficiales figurarán el nombre de ambos soberanos, siempre el de la reina en primer lugar. Otro problema le surge a la camarilla flamenca con don Fernando, el hermano menor de Carlos, nacido en Alcalá de Henares, criado y educado en Castilla, con un amplio número de partidarios dispuestos a coronarle. Incluso los Guzmán pensaron en llevar a Fernando a Aragón donde sería coronado rey con el apoyo de doña Germana de Foix, segunda esposa del Católico. Con el fin de eliminar problemas, Chievres decidió enviar a don Fernando a Bruselas. Sin embargo, las Cortes reunidas en Valladolid se opusieron a dicha medida, exigiendo que Fernando permaneciera en España al menos hasta que Carlos tuviera descendencia. Pero Chievres consiguió su objetivo y envió al infante a Bruselas, saltándose la decisión de la asamblea. Los ánimos estaban bastante encendidos ya que los procuradores a Cortes (encabezados por el representante de Burgos, Juan de Zumel) no admitían que la presidencia estuviera en manos de un extranjero, Jean de Sauvage, ni los desmanes cometidos por los flamencos. Por eso se realizaron una serie de exigencias al rey como el respeto a las leyes de Castilla, el inmediato despido de los extranjeros que tuviera a su servicio, el aprendizaje del castellano y la ubicación de castellanos en los cargos más importantes. Carlos juró respeto a las leyes castellanas y consiguió un crédito de 600.000 ducados por un plazo de tres años.
Superado el escollo castellano, Carlos pone rumbo a Aragón donde las complicaciones también estaban a la orden del día. En las Cortes aragonesas existía un amplio grupo que quería nombrar príncipe-heredero a Fernando. Tras meses de duros debates, las Cortes reconocieron a Carlos como rey y le otorgaron un empréstito de 200.000 ducados. Después pondría rumbo a Cataluña donde los tratos también se prolongaron en el tiempo. Un año tuvo que estar el rey entre sus súbditos catalanes. En Barcelona recibe la noticia de su elección como Emperador, el 28 de junio de 1519.
Este nombramiento encenderá los ánimos en Castilla, al considerar que los gastos de Carlos aumentarían considerablemente. Rápidamente se extendieron las protestas desde Toledo a las otras ciudades del reino, exigiendo la convocatoria de una reunión de Cortes donde se recomendase al monarca que no se marchara del país, que no permitiese el saqueo de las arcas castellanas por los flamencos y que éstos abandonasen los cargos que ocupaban. Las Cortes fueron convocadas en Santiago de Compostela, pero con unos propósitos absolutamente diferentes. Los procuradores eran reacios a las propuestas que les hacían los consejeros de Carlos por lo que Gattinara decidió unilateralmente trasladar la reunión a La Coruña, donde se concedió el ansiado subsidio con el que Carlos se trasladaba a Alemania. El cardenal Adriano de Utrecht quedaba como regente de un país en rebeldía. Desde que Carlos marchó a Alemania (mayo de 1520) hasta su regreso a Castilla (julio de 1522) se sucederán en España dos de los episodios más destacables del siglo XVI: la revuelta de las comunidades en Castilla y la rebelión de las germanías en Valencia.
Camino de Alemania, Carlos hizo escala en Inglaterra, llegando a Aquisgran donde sería coronado Rey de Romanos en octubre de 1520. Al recibir el nombramiento, el nuevo emperador se compromete a mantener los derechos de los príncipes, preservar el orden imperial, emplear oficiales alemanes en el interior de las fronteras, restaurar el Consejo de Regencia y convocar una Asamblea de los Estados. Dicha asamblea, denominadas Dietas, tiene lugar en Worms en 1521. En esta reunión Fernando es nombrado regente del Imperio y elevado al rango de archiduque. Lutero es declarado proscrito, iniciándose el enfrentamiento religioso que implica la expansión del luteranismo.
En la primavera de 1522 Carlos pone rumbo a España, haciendo una escala en Inglaterra para firmar un acuerdo con Enrique VIII con el fin de establecer la defensa de ambos países contra Francia. En julio desembarcaba en Santander y desde ese momento van a primar los asuntos exteriores sobre la política interior. Y es que Carlos tendrá desde el primer momento una idea imperial en su cabeza, imaginando una comunidad supranacional de estados europeos unidos por la religión cristiana y vinculados por la común pertenencia a la dinastía de los Habsburgo. Esta es la razón por la que se considera a Carlos como uno de los primeros impulsores de la Unión Europea. Lógicamente estas ideas provocan una serie de obstáculos. El primero será Francia, cuyas fronteras estaban rodeadas por los territorios de los Habsburgo, algo similar a lo que le ocurre al Papado.
Entre 1521 y 1544 Carlos va a involucrarse en cuatro guerras con Francisco I de Francia, guerras en las que el emperador saldrá victorioso en mayor medida. Esta es la razón por la que se considera a ambos personajes como los últimos caballeros medievales, llegándose a plantear el enfrentamiento mutuo en un duelo para solucionar los conflictos. Muerto Francisco I será su sucesor, Enrique II, quien continúe con el conflicto, obteniendo el francés una contundente victoria.
Con el fin de fortalecer sus relaciones con Portugal, Carlos eligió como esposa a Isabel, la hija del rey Manuel I de Portugal y María de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Los cónyuges eran primos hermanos lo que no eran una disculpa ya que en la época los matrimonios entre los miembros de las familias reales se consideraban una manera de mejorar la raza. Isabel era una mujer muy atractiva, con unos bellos y grandes ojos azules y un cuerpo esbelto, destacando por encima de su belleza su inteligencia, como tendrá oportunidad de demostrar en sus numerosas regencias del país. La boda se realizó en Sevilla el 11 de marzo de 1526, pasando los novios la luna de miel en Granada. Parece que el amor nació de manera inmediata entre los cónyuges, a pesar de que Carlos ya tenía una hija, fruto de su relación con Margarita van Gest durante su estancia en Flandes, en 1522. Margarita de Austria será el nombre de la primera hija ilegítima de don Carlos.
Uno de los momentos más importantes para Carlos será su coronación como emperador que tuvo lugar en Bolonia el 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños. Clemente VII se convertía en aliado de la causa imperial al imponer a Carlos la corona de hierro de los longobardos. Los cronistas nos cuentan que para pasar del palacio donde se alojaba el séquito imperial hasta la catedral de San Petronio se había colocado una pasarela, que se rompió en el momento de pasar la comitiva. Todo quedó en un gran susto, solventado por las fiestas que se celebraron.
El acuerdo con el papa que permitió la coronación obligará a Carlos a la defensa de los territorios de la Iglesia, sometiendo Florencia y llegando a un acuerdo con Venecia. De esta manera se pacificaba temporalmente la península italiana. El nuevo enemigo procede ahora de Turquía y tiene un nombre propio Solimán I. En este nuevo frente de conflicto destaca la toma de Túnez por las tropas imperiales el 21 de julio de 1535.
Dos duros golpes va a soportar Carlos en 1539. El fallecimiento de su esposa el 1 de mayo de 1539 provocó su hundimiento, retirándose al monasterio de la Sisla durante dos meses, tiempo en el que no permitió ningún tipo de visitas. Cuando parecía lago recuperado le llega la noticia del motín que se produce en su ciudad natal, Gante. El levantamiento había sido provocado por la negativa de los ciudadanos a pagar impuestos para sufragar las guerras contra Francia, incitando a la revuelta a las ciudades vecinas. Para sofocar la rebelión, Carlos cruzó Francia invitado por Francisco y cuando llegó a Gante la revuelta se sofocó, con su sola presencia. Nueve dirigentes fueron ejecutados, la villa perdió sus privilegios y tuvieron que pagar una indemnización, siendo obligados a mantener una guarnición.
Como hombre de acción, una vez tranquilizados la mayoría de los frentes, Carlos se enzarzó en una nueva empresa: la expedición contra Argel en octubre de 1541, encontrándose con una tempestad que provocó la pérdida de 14 galeras y unas 100 embarcaciones menores. La operación resultó un fracaso y el emperador ordenó reembarcar.
Un nuevo frente de conflicto se cierne sobre el Imperio, siendo uno de los mayores fracasos cosechados por Carlos. La cuestión protestante motivará un gravísimo problema en Alemania, consiguiendo imponer el emperador la fuerza en la batalla de Muhlberg (24 de abril de 1547), inmortalizado por Tiziano en un excelente retrato ecuestre. Sin embargo, esta euforia no es muy duradera ya que los alemanes se aliaron con Enrique II de Francia, quien tomó las plazas imperiales de Metz, Toul y Verdún, al tiempo que los turcos tomaban Trípoli y Mauricio de Sajonia traicionaba la confianza de Carlos y le atacaba en Innsbruck, pudiendo escapar por los nevados pasos de los Alpes para salvarse en Italia.
Las amenazas eran continuas y las dificultades financieras aún peores, por lo que Carlos, cansado y decepcionado, decidió abdicar. El 25 de octubre de 1555, ante los Estados Generales reunidos en Bruselas, el emperador dejaba la soberanía de los Países Bajos en manos de su hijo Felipe. Tres meses más tarde, el 16 de enero de 1556, renunciaba a las coronas de Castilla, León, Aragón-Cataluña, Cerdeña y Sicilia a favor de Felipe. En septiembre del mismo año abdicaba el gobierno del Imperio en su hermano Fernando y se embarcaba rumbo a España. En febrero de 1557 llega al monasterio de Yuste con el fin de descansar, disfrutar de la comida y de la tranquilidad, ganada tras casi 30 años de intenso ajetreo. En Yuste fallecía Carlos I de España y V de Alemania el 21 de septiembre de 1558.
Nacionalidad: España
Gante 1500 - Yuste 1558
Rey 1516 - 1556
El 24 de febrero de 1500 nacía en Gante Carlos I de España y V de Alemania. Sus padres eran Felipe de Habsburgo, conocido como El Hermoso, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes, y doña Juana de Castilla, heredera de la corona castellana y de la aragonesa. Sus abuelos maternos eran nada menos que los Reyes Católicos y los paternos el Emperador Maximiliano I y doña María de Borgoña. Como heredero de todos ellos al ser el primogénito, Carlos obtendrá uno de los mayores imperios del Renacimiento, siendo uno de los primeros impulsores de la idea de unificación en Europa, tomando la religión católica como el instrumento unificador.
La educación del joven príncipe corrió a cargo de su tía Margarita de Austria, mujer de gran cultura que inculcará en Carlos el amor por las artes y la cultura. Como preceptor se hizo cargo del muchacho el cardenal Adriano de Utrecht, futuro papa Adriano VI. Desde los nueve años encontramos a otro personaje en el círculo de Carlos: Guillermo de Croy, señor de Chievres, hombre de gran codicia que se ganó la confianza del príncipe, durmiendo incluso en la misma habitación que él con la excusa de que si el príncipe se despertaba, tendría alguien con quien hablar. Aunque esta relación no parece aparentemente positiva, el contacto de Carlos con Guillermo de Croy le convertirá en un hombre de estado, acercándole a los secretos del gobierno.
En 1516 fallece don Fernando el Católico, dejando vacante la corona de Aragón, mientras que la corona castellana estaba en manos de doña Juana, recluida en Tordesillas debido a su enajenación mental. Esto convertía a Carlos en regente del reino de Castilla aunque en realidad todo el poder quedaba en sus manos.
Carlos embarcó en Flandes con destino a la península ibérica, llegando a las playas de Asturias en septiembre de 1517. El cardenal Cisneros, regente de Castilla, acudió al encuentro con el nuevo rey, pero falleció en Roa antes de que se produjera. El cardenal no sufrió la humillación de ver cómo el monarca le entregaba la dimisión, ingrata recompensa para un hombre que tanto había dado al reino. La camarilla de flamencos que rodeaba al inexperto rey (tenía 17 años y no sabía hablar castellano, por lo que no se podía comunicar con sus súbditos) acaparó rápidamente todos los puestos de confianza, iniciando una auténtica caza y captura de los caudales del reino que salían de las fronteras para la financiación de los asuntos en los Países Bajos.
Lo primero que hizo Carlos en tierras españolas fue visitar a su madre, encerrada en Tordesillas desde hacía más de siete años. El encuentro entre madre e hijos (a Carlos le acompañaba su hermana Leonor, futura esposa de Manuel I de Portugal) fue emotivo ya que hacía más de doce años que no se veían. Posiblemente el motivo de la visita sería la legitimación de la decisión de coronarse rey (lo que había hecho en Bruselas el 14 de marzo de 1516) cuando la legítima propietaria de Castilla no había fallecido. Para solucionar este problema legal y político, desde este momento en todos los documentos oficiales figurarán el nombre de ambos soberanos, siempre el de la reina en primer lugar. Otro problema le surge a la camarilla flamenca con don Fernando, el hermano menor de Carlos, nacido en Alcalá de Henares, criado y educado en Castilla, con un amplio número de partidarios dispuestos a coronarle. Incluso los Guzmán pensaron en llevar a Fernando a Aragón donde sería coronado rey con el apoyo de doña Germana de Foix, segunda esposa del Católico. Con el fin de eliminar problemas, Chievres decidió enviar a don Fernando a Bruselas. Sin embargo, las Cortes reunidas en Valladolid se opusieron a dicha medida, exigiendo que Fernando permaneciera en España al menos hasta que Carlos tuviera descendencia. Pero Chievres consiguió su objetivo y envió al infante a Bruselas, saltándose la decisión de la asamblea. Los ánimos estaban bastante encendidos ya que los procuradores a Cortes (encabezados por el representante de Burgos, Juan de Zumel) no admitían que la presidencia estuviera en manos de un extranjero, Jean de Sauvage, ni los desmanes cometidos por los flamencos. Por eso se realizaron una serie de exigencias al rey como el respeto a las leyes de Castilla, el inmediato despido de los extranjeros que tuviera a su servicio, el aprendizaje del castellano y la ubicación de castellanos en los cargos más importantes. Carlos juró respeto a las leyes castellanas y consiguió un crédito de 600.000 ducados por un plazo de tres años.
Superado el escollo castellano, Carlos pone rumbo a Aragón donde las complicaciones también estaban a la orden del día. En las Cortes aragonesas existía un amplio grupo que quería nombrar príncipe-heredero a Fernando. Tras meses de duros debates, las Cortes reconocieron a Carlos como rey y le otorgaron un empréstito de 200.000 ducados. Después pondría rumbo a Cataluña donde los tratos también se prolongaron en el tiempo. Un año tuvo que estar el rey entre sus súbditos catalanes. En Barcelona recibe la noticia de su elección como Emperador, el 28 de junio de 1519.
Este nombramiento encenderá los ánimos en Castilla, al considerar que los gastos de Carlos aumentarían considerablemente. Rápidamente se extendieron las protestas desde Toledo a las otras ciudades del reino, exigiendo la convocatoria de una reunión de Cortes donde se recomendase al monarca que no se marchara del país, que no permitiese el saqueo de las arcas castellanas por los flamencos y que éstos abandonasen los cargos que ocupaban. Las Cortes fueron convocadas en Santiago de Compostela, pero con unos propósitos absolutamente diferentes. Los procuradores eran reacios a las propuestas que les hacían los consejeros de Carlos por lo que Gattinara decidió unilateralmente trasladar la reunión a La Coruña, donde se concedió el ansiado subsidio con el que Carlos se trasladaba a Alemania. El cardenal Adriano de Utrecht quedaba como regente de un país en rebeldía. Desde que Carlos marchó a Alemania (mayo de 1520) hasta su regreso a Castilla (julio de 1522) se sucederán en España dos de los episodios más destacables del siglo XVI: la revuelta de las comunidades en Castilla y la rebelión de las germanías en Valencia.
Camino de Alemania, Carlos hizo escala en Inglaterra, llegando a Aquisgran donde sería coronado Rey de Romanos en octubre de 1520. Al recibir el nombramiento, el nuevo emperador se compromete a mantener los derechos de los príncipes, preservar el orden imperial, emplear oficiales alemanes en el interior de las fronteras, restaurar el Consejo de Regencia y convocar una Asamblea de los Estados. Dicha asamblea, denominadas Dietas, tiene lugar en Worms en 1521. En esta reunión Fernando es nombrado regente del Imperio y elevado al rango de archiduque. Lutero es declarado proscrito, iniciándose el enfrentamiento religioso que implica la expansión del luteranismo.
En la primavera de 1522 Carlos pone rumbo a España, haciendo una escala en Inglaterra para firmar un acuerdo con Enrique VIII con el fin de establecer la defensa de ambos países contra Francia. En julio desembarcaba en Santander y desde ese momento van a primar los asuntos exteriores sobre la política interior. Y es que Carlos tendrá desde el primer momento una idea imperial en su cabeza, imaginando una comunidad supranacional de estados europeos unidos por la religión cristiana y vinculados por la común pertenencia a la dinastía de los Habsburgo. Esta es la razón por la que se considera a Carlos como uno de los primeros impulsores de la Unión Europea. Lógicamente estas ideas provocan una serie de obstáculos. El primero será Francia, cuyas fronteras estaban rodeadas por los territorios de los Habsburgo, algo similar a lo que le ocurre al Papado.
Entre 1521 y 1544 Carlos va a involucrarse en cuatro guerras con Francisco I de Francia, guerras en las que el emperador saldrá victorioso en mayor medida. Esta es la razón por la que se considera a ambos personajes como los últimos caballeros medievales, llegándose a plantear el enfrentamiento mutuo en un duelo para solucionar los conflictos. Muerto Francisco I será su sucesor, Enrique II, quien continúe con el conflicto, obteniendo el francés una contundente victoria.
Con el fin de fortalecer sus relaciones con Portugal, Carlos eligió como esposa a Isabel, la hija del rey Manuel I de Portugal y María de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Los cónyuges eran primos hermanos lo que no eran una disculpa ya que en la época los matrimonios entre los miembros de las familias reales se consideraban una manera de mejorar la raza. Isabel era una mujer muy atractiva, con unos bellos y grandes ojos azules y un cuerpo esbelto, destacando por encima de su belleza su inteligencia, como tendrá oportunidad de demostrar en sus numerosas regencias del país. La boda se realizó en Sevilla el 11 de marzo de 1526, pasando los novios la luna de miel en Granada. Parece que el amor nació de manera inmediata entre los cónyuges, a pesar de que Carlos ya tenía una hija, fruto de su relación con Margarita van Gest durante su estancia en Flandes, en 1522. Margarita de Austria será el nombre de la primera hija ilegítima de don Carlos.
Uno de los momentos más importantes para Carlos será su coronación como emperador que tuvo lugar en Bolonia el 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños. Clemente VII se convertía en aliado de la causa imperial al imponer a Carlos la corona de hierro de los longobardos. Los cronistas nos cuentan que para pasar del palacio donde se alojaba el séquito imperial hasta la catedral de San Petronio se había colocado una pasarela, que se rompió en el momento de pasar la comitiva. Todo quedó en un gran susto, solventado por las fiestas que se celebraron.
El acuerdo con el papa que permitió la coronación obligará a Carlos a la defensa de los territorios de la Iglesia, sometiendo Florencia y llegando a un acuerdo con Venecia. De esta manera se pacificaba temporalmente la península italiana. El nuevo enemigo procede ahora de Turquía y tiene un nombre propio Solimán I. En este nuevo frente de conflicto destaca la toma de Túnez por las tropas imperiales el 21 de julio de 1535.
Dos duros golpes va a soportar Carlos en 1539. El fallecimiento de su esposa el 1 de mayo de 1539 provocó su hundimiento, retirándose al monasterio de la Sisla durante dos meses, tiempo en el que no permitió ningún tipo de visitas. Cuando parecía lago recuperado le llega la noticia del motín que se produce en su ciudad natal, Gante. El levantamiento había sido provocado por la negativa de los ciudadanos a pagar impuestos para sufragar las guerras contra Francia, incitando a la revuelta a las ciudades vecinas. Para sofocar la rebelión, Carlos cruzó Francia invitado por Francisco y cuando llegó a Gante la revuelta se sofocó, con su sola presencia. Nueve dirigentes fueron ejecutados, la villa perdió sus privilegios y tuvieron que pagar una indemnización, siendo obligados a mantener una guarnición.
Como hombre de acción, una vez tranquilizados la mayoría de los frentes, Carlos se enzarzó en una nueva empresa: la expedición contra Argel en octubre de 1541, encontrándose con una tempestad que provocó la pérdida de 14 galeras y unas 100 embarcaciones menores. La operación resultó un fracaso y el emperador ordenó reembarcar.
Un nuevo frente de conflicto se cierne sobre el Imperio, siendo uno de los mayores fracasos cosechados por Carlos. La cuestión protestante motivará un gravísimo problema en Alemania, consiguiendo imponer el emperador la fuerza en la batalla de Muhlberg (24 de abril de 1547), inmortalizado por Tiziano en un excelente retrato ecuestre. Sin embargo, esta euforia no es muy duradera ya que los alemanes se aliaron con Enrique II de Francia, quien tomó las plazas imperiales de Metz, Toul y Verdún, al tiempo que los turcos tomaban Trípoli y Mauricio de Sajonia traicionaba la confianza de Carlos y le atacaba en Innsbruck, pudiendo escapar por los nevados pasos de los Alpes para salvarse en Italia.
Las amenazas eran continuas y las dificultades financieras aún peores, por lo que Carlos, cansado y decepcionado, decidió abdicar. El 25 de octubre de 1555, ante los Estados Generales reunidos en Bruselas, el emperador dejaba la soberanía de los Países Bajos en manos de su hijo Felipe. Tres meses más tarde, el 16 de enero de 1556, renunciaba a las coronas de Castilla, León, Aragón-Cataluña, Cerdeña y Sicilia a favor de Felipe. En septiembre del mismo año abdicaba el gobierno del Imperio en su hermano Fernando y se embarcaba rumbo a España. En febrero de 1557 llega al monasterio de Yuste con el fin de descansar, disfrutar de la comida y de la tranquilidad, ganada tras casi 30 años de intenso ajetreo. En Yuste fallecía Carlos I de España y V de Alemania el 21 de septiembre de 1558.
HONDA CB 750 FOUR - YAMAHA XJ 650 - HONDA VF 750 F - HONDA VFR 750 F - HONDA VFR 800 VTEC - HONDA 1000 VTR SP2
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#2
Augusto de Prima Porta Augusto. Octavio
Nacionalidad: Roma
24-9-63 a.C. - Nola (Campania) 15-3-14
Emperador 43 a.C. - 15-3-14
Al acceder al poder Augusto encontró a Roma sumida en el más absoluto caos. Cuando falleció, el Estado había sido pacificado y organizado. Con esta frase podemos resumir los más de 50 años que Octavio pasó al frente del gobierno romano, iniciándose en estos momentos el período conocido como Imperio. No en balde, posiblemente la obra arquitectónica más importante que se levantó durante su gobierno es el Ara Pacis, el Altar de la Paz cuyos espléndidos relieves aún hoy podemos contemplar en las cercanías del Tíber.
Octavio Augusto nace el 24 de septiembre del año 63 a.C. en el seno de una familia burguesa procedente de Veletri, en el Lazio. Su padre se llamaba Cayo Octavio y había sido durante un tiempo gobernador de Macedonia. Su carrera política estuvo determinada por su matrimonio con Atia, una sobrina de César. Cuando Cayo Octavio iba alcanzar el consulado, falleció (58 a.C.) De ese matrimonio, posiblemente de conveniencia como todos entre los miembros de la élite romana, habían nacido dos hijos: Octavia y Cayo Octavio, más conocido posteriormente como Augusto. La muerte del pater provocó que Turino -nombre de Augusto en estos momentos gracias al éxito alcanzado por su padre en una campaña contra una rebelión de esclavos en la zona de Turio- quedara bajo la tutela de Lucio Marcio Filipo, segundo esposo de su madre, quien impuso una férrea disciplina a la educación del joven. Pero el personaje con más ascendente en la política romana de esos años no tardó en granjearse la amistad del joven. En el año 45 a.C. Julio César adopta a Octavio quien, desde ese momento, se llamará Cayo Julio César Octaviano. Ese mismo año acompañó al dictador a las campañas militares en España, donde tomó un claro partido durante la guerra civil.
Octaviano fue enviado al Épiro por César para detener a los partos. En este lugar recibió la noticia que provocaría su abierta participación en política: el asesinato de su padre adoptivo (15 de marzo del año 44 a.C.). Ante el dramático panorama que se ceñía sobre Roma, Antonio, como lugarteniente de César, se hizo cargo de la situación. Con cierto apoyo del Senado, la alianza de Lépido - que controlaba la caballería- y buena parte de la plebe, Antonio consiguió controlar parcialmente los resortes del poder. Pero Octaviano decidió regresar a Roma para recibir la herencia del dictador y convertirse en su vengador. En mayo llegó a la ciudad no sólo para recoger las riquezas del difunto César sino para abrirse paso en la complicada y tensa tela de araña de la política romana. Sus primeros pasos fueron encaminados a poner de manifiesto el carácter divino de su padre adoptivo, viéndose favorecido por la aparición de un cometa en unos Juegos. Este prodigio fue considerado por la muchedumbre como una clara y evidente señal. Octaviano había conseguido su primer triunfo ante sus más directos rivales precisamente cuando Antonio pasaba por sus momentos más bajos entre los partidarios de César.
Antonio se alejó de los asesinos -Bruto y Casio eran enviados a Creta y Cirene como gobernadores - y se dispuso a realizar una maniobra de acercamiento a Octaviano. Pero el heredero de César cometió un grave error: reclutó a los veteranos y marchó sobre Roma para alzarse con el poder (10 de noviembre), quizá con la esperanza de contar con el apoyo de los partidarios de César. El enfrentamiento entre sus tropas y las de Antonio no llegó a producirse por la negativa de los soldados a combatir. Octaviano tuvo que huir al norte, atrincherándose en Arezzo donde esperó la llegada de Antonio. Dos de las legiones de éste desertaron a favor de Octaviano y Antonio decidió marchar sobre la Galia Cisalpina para luchar contra Décimo Bruto.
En enero de 43 a.C. el Senado daba un vuelco a la situación gracias a Cicerón. Los ejércitos de Octaviano y Décimo eran considerados legales mientras Antonio debía deponer sus armas. Antonio se negó y el Senado se dispuso a hacer frente al rebelde. En abril Antonio sufría dos contundentes derrotas pero los generales Hircio y Parsa, enviados por el Senado para luchar contra el rebelde, murieron en combate. Con Antonio exiliado en la Narbonense y los dos generales muertos, Octaviano parecía convertirse en el nuevo dueño de la situación.
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando las provincias occidentales constituyeron un sólido bloque dirigido por hombres cercanos al difunto César. Octaviano quedaba encuadrado entre los republicanos al haber participado claramente como miembro del Senado contra Antonio. El joven supo manejar sus cartas y realizó una maniobra difícil de prever: se dirigió con sus tropas a Roma para reclamar el consulado. El Senado envió contra él tres legiones que se pusieron de su lado sin combatir. Octaviano accedía al consulado de la mano del ejército y del pueblo romano. Corría el 19 de agosto de 43 a.C. y Octavio se presentaba como representante de la legalidad frente a los rebeldes de Occidente y los asesinos de César que gobernaban en Oriente.
En las cercanías de Bolonia se establecía el Segundo Triunvirato entre Octavio, Lépido y Antonio. Su objetivo era el restablecimiento de la autoridad estatal, iniciándose un período de persecución contra los republicanos. Numerosos senadores y caballeros fueron condenados a muerte sin juicio previo; los supervivientes tuvieron que huir o esconderse. Se llegaron a ofrecer 25.000 dracmas por las cabezas de los que huían. La guerra civil era inminente pero Octaviano había jurado solemnemente vengar a los asesinos de su padre y ahora se le proporcionaba la ansiada oportunidad. Republicanos y cesaristas se vieron las caras en la batalla de Filipos (23 de octubre de 42 a.C.). La victoria parecía sonreír en un principio a los republicanos ya que la formación de Octaviano fue rota por el empuje de Bruto. Pero Casio, erróneamente, creyó que todo estaba perdido al verse atacado por Antonio, optando por el suicidio. Bruto huyó y dos semanas más tarde lo intentó de nuevo pero la victoria sonrió a Octaviano y Antonio. Viendo todo perdido, Bruto corrió la misma suerte que su amigo Casio. Los dos eventuales aliados se repartieron el botín: Antonio partía para Oriente con el objetivo de conquistar el Asia interior y Octaviano se dirigía a Roma para gobernar Italia. Filipos había supuesto un golpe definitivo contra la República y la aristocracia, cuyos más insignes miembros murieron en el combate o en los numerosos suicidios que siguieron a la derrota.
La labor desempeñada por Octaviano en Roma no era muy grata ya que la inflación y el paro subían al tiempo que Sexto Pompeyo amenazaba con rebelarse en Hispania, lo que motivó el bloqueo de los aprovisionamientos. A esto debemos añadir el amplio reparto de tierras entre los veteranos de las legiones, medida que no satisfizo a los campesinos italianos que tuvieron que ceder buena parte de sus tierras a los militares licenciados. La tensión es aprovechada por Lucio Antonio -hermano de Antonio que era animado a la revuelta por su cuñada, Fulvia- para sublevar a los habitantes de la región de Perusa mientras Asinio Polión ocupa la Galia Cisalpina por orden de Antonio. Octaviano está contra las cuerdas pero reacciona y, gracias a su buen amigo Agripa, asedia la ciudad de Perusia que acaba siendo tomada y saqueada en los primeros días del año 40 a.C. Antonio quiso reaccionar e intentó penetrar en Italia al frente de un ejército pero se le prohibió el acceso en Brindisi. Los italianos estaban hartos de guerra por lo que se imponía la paz. Mecenas y Polión, representando a Octavio y Antonio respectivamente, firmaban un tratado en el que se repartían el mundo conocido: Octavio recibía la zona occidental, Antonio la oriental y Lépido se debía de contentar con África. El pacto de Brindisi se refrendaba con el matrimonio entre Antonio y la hermana de Octavio, Octavia.
Esta alianza parecía traer a Italia la tan ansiada paz pero pronto se vio alterada por el ataque de Octavio a Sexto Pompeyo, dueño del mar y promotor del boicot a la entrada de grano en Italia. La maniobra acabó en desastre para Octavio que tuvo que recurrir a la solicitud de ayuda de Antonio, firmándose un nuevo pacto entre ambos en Tarento (38 a.C.) por el que se prorrogó el triunvirato durante cinco años. La ayuda de Antonio se manifestó en 120 barcos con los que Agripa se dispuso a acabar con Sexto Pompeyo, invadiendo sus bases de Sicilia. La victoria sonreía de nuevo a Octavio (Nauloco, 3 de septiembre de 36 a.C.) y el grano volvía a fluir en Roma.
Paulatinamente, la estrella de Octavio inicia un vertiginoso ascenso apoyado por su política de reparto de tierras entre los soldados licenciados (ahora fuera de Italia para evitar tensiones con los campesinos) y su importante programa de obras públicas en Roma, diseñado por Agripa y en el que encontramos la construcción de acueductos, fuentes y el saneamiento de la Cloaca Máxima. Italia entera le prestaba juramento y le reclamaba como jefe, según reza en su testamento.
El año 33 a.C. finalizaba el triunvirato y los dos cónsules elegidos eran partidarios de Antonio. Octavio no se dejó amilanar y, acompañado de una escolta armada, entró en la sala de reuniones y expulsó a los cónsules, nombrando a otros de probada fidelidad. Los cónsules expulsados y más de 300 senadores se dirigieron a Antonio para solicitar su apoyo ante el acto de agravio provocado por Octavio, ahora más asentado todavía en el poder.
Cuando finalizaba el año 32 a.C. Octavio declaraba la guerra a Cleopatra. Esta maniobra suponía el enfrentamiento con Antonio que se produjo al año siguiente. La victoria conseguida sobre Antonio en Accio (2 de septiembre de 31 a.C) permitirá a Octavio hacerse con el poder definitivo en Roma. Antonio siguió a su amada Cleopatra a Egipto mientras Octavio desembarcaba en Grecia para poner paz en la zona, regresando de nuevo a Italia para sofocar una revuelta. Al año siguiente se dirigió a Asia para cortar los lazos que aún podía mantener Antonio. En agosto del año 29 a.C. llegó triunfante al país del Nilo. Tomada Alejandría, Octavio sólo pudo ver el cadáver de su enemigo ya que Antonio se suicidó al llegar a sus oídos la falsa noticia del suicidio de Cleopatra. La reina de la singular nariz no aguantó las amenazas de Octavio -quería que paseara su belleza por Roma como miembro de su cortejo triunfal- y puso fin a su vida. El rastro de sangre no acabó aquí ya que Cesarión y el hijo mayor de Antonio y Fulvia fueron asesinados, mientras que los hijos nacidos de la relación con Cleopatra fueron enviados a su viuda, Octavia.
Tras la restauración de la paz, Octavio entrega el poder al Pueblo y el Senado romanos, planteándose la retirada de la vida política. Este acto formaba parte de una estrategia premeditada pero los senadores no podían renunciar al abandono del artífice de la creación del nuevo Imperio. Por eso, el 16 de enero de 27 a.C. recibe del Senado el nombre de "Augustus", una nueva denominación oficial que recogía la grandeza de sus actos. Incluso se propuso llamarle Rómulo, como el fundador de la ciudad, pero sus amigos le advirtieron del peligro de denominarse como un rey. Y es que precisamente Augusto no quería repetir los errores de su padre adoptivo y presentarse ante la opinión pública como un dictador o un monarca. El nombre de Augusto tenía buenos augurios ya que se designaba así a aquellos lugares consagrados que habían sido elegidos por los augures. Desde ese momento empezaba una nueva época en la que Augusto concentraba en sus manos la autoridad pero conservando la apariencia de la libertad republicana. Como procónsul y cónsul tenía a su cargo la política exterior y la administración estatal, la autoridad sobre los demás magistrados y la convocatoria del Senado donde había alcanzado el título de "princeps senatus", la figura de mayor jerarquía en la institución. Su autonombramiento como "imperator" le situaba como jefe supremo de las legiones. Sin embargo, la tradicional constitución romana no fue suprimida ni transformada por lo que su "dictadura" estaba cargada de legalidad. Este período se denomina el principado de Augusto.
Octavio se rodeó de un pequeño grupo de colaboradores que ejercían la función de gabinete ministerial. Su labor será crucial para el desarrollo que se vivirá en este momento. Agripa será el organizador y promotor de las reformas urbanísticas que se realizaron en Roma. Mecenas despuntará como promotor cultural y excelente financiero mientras que entre los generales pronto empezó a despuntar Tiberio, hijastro de Octavio. También escogió a veinte senadores entre los aristócratas para formar una especie de Consejo Asesor y evitar de esta manera la repulsa de la élite social romana.
Una de sus primeras medidas de gobierno será la devolución al Senado de la gestión de las provincias que formaban el Imperio, excepto Hispania, Galia y Siria que quedaban bajo su jurisdicción. Las continuas sublevaciones que se producían en estos territorios serían la justificación por las que mantuvo estas provincias bajo su mando. El año 20 a.C. el rey parto Fraates entregaba las insignias conquistadas a las tropas de Craso, lo que suponía una especie de tratado de paz al tiempo que se instalaban dos reyes vasallos en las fronteras de Asia para asegurarse los envites partos, estableciendo la frontera común en el Éufrates. La zona de Judea se convertiría en provincia (año 6 d.C.) tras la muerte de Herodes. En la Galia, la ciudad de Lugdunum fue designada como la capital federal una vez pacificadas las regiones de la Cisalpina y la Narbonense. En este ámbito de conflicto en las provincias se produjo su llegada a tierras hispanas para sofocar las revueltas cántabras, fundando Cesar Augusta, la actual Zaragoza, y Emérita Augusta, la actual Mérida.
En el año 24 a.C. regresa Octavio a Roma debido a un agravamiento de su enfermedad. Los opositores aprovechan su oportunidad para mover sus piezas aunque algunos no tengan muchas opciones como el cónsul Terencio Varrón, condenado a muerte por traición. Augusto deja temporalmente el poder en manos de Agripa y el cónsul Calpurnio Pisón. Su muerte parece inminente pero de manera milagrosa sobrevive gracias a la receta de un médico griego. Este año 23 a.C. realiza una nueva reforma administrativa al renunciar a su nombramiento anual como cónsul para ocupar el tribunado con el que conseguía el derecho de veto sobre los demás magistrados.
La vida personal de Octavio tampoco está exenta de ajetreo. Su salud fue siempre muy frágil, estando afectado de eccema, colitis y bronquitis, enfermedades que se fueron enconando con el tiempo para convertirse en crónicas y motivar que siempre tuviera que ir acompañado de un médico, al tiempo que sentía pánico por las corrientes de aire. Apenas bebía y comía frugalmente, siendo muy austero en sus costumbres. Vivía en una pequeña habitación del palacio de Hortensio en la que no existían lujos. En sus matrimonios tampoco fue muy dichoso. Como muestra del buen entendimiento entre Octavio y Antonio se le impuso el matrimonio con Claudia, la hijastra de su aliado, aunque el enlace no se llegó a consumar. En el año 40 a.C. se casa con Escribonia, viuda ya en dos ocasiones, madre de Julia, su hija favorita a pesar de ser considerada la "viuda alegre" de Roma. Pronto se divorció para volver a contraer matrimonio con Livia Drusila. Livia estaba felizmente casada con Tiberio Claudio Nerón y de este matrimonio nacieron dos hijos: Druso y Tiberio. Pero Octavio se enamoró de ella - a pesar de estar embarazada de cinco meses- y convenció a su esposo para que se divorciara y poder matrimoniar con la bella Livia. Tampoco hubo descendencia para Octavio de esta relación.
Los últimos años de la vida de Octavio estarán determinados por la búsqueda de un sucesor. Los herederos con mayores posibilidades eran sus nietos Gayo y Lucio César, hijos de Julia y Agripa. Pero estos jóvenes fallecen entre el año 2 y 4 de nuestra era. Octavio no tiene más remedio que delegar su sucesión en su hijo adoptivo Tiberio. Para evitar que la familia Julia se alejara del poder, obligó a Tiberio a adoptar a Germánico, nieto de Octavia por su madre.
Durante el gobierno de Augusto Roma va a vivir un extraordinario florecimiento cultural, artístico y literario que a veces roza la propaganda. Uno de sus principales promotores será Mecenas -no en balde, con este nombre se designan a los personajes que favorecen el desarrollo artístico- quien supo atraerse la amistad de los poetas Virgilio, Horacio o Quintilio, entre otros. También conviene destacar la fiebre arquitectónica que se vivió especialmente en Roma, con la restauración y la edificación de un amplio número de templos, basílicas, pórticos, un nuevo foro - Forum Augusti- para la capital imperial o el famoso teatro Marcelo que todavía hoy se contempla en parte.
El envejecimiento acentuó el mal carácter de Augusto, que veía como las gripes y la colitis se hacían sus inseparables compañeras. Se volvió más suspicaz e incluso aumentó su crueldad, viendo por todos sitios inexistentes complots. Precisamente para salvaguardarse de ellos creó la guardia pretoriana. Las noticias que llegaban del Elba no eran muy alentadoras. Varo había sido exterminado con tres legiones por Arminio y la frontera que Druso había establecido en el Elba tuvo que ser restituida en el Rin. Sus reformas de las costumbres no habían surtido efecto como se puso de manifiesto con la inmoral actitud de su nieta, también llamada Julia como su madre a la que sucedió en escándalos. Tuvo que confinarla lo que afectó tremendamente a su delicada salud, pensando en morir de hambre. No resistió mucho más y falleció en las cercanías de Nola, en la Campania, el 15 de marzo del año 14, a los 77 años de edad, después de una bronquitis. Su cadáver fue portado por toda Roma a hombros de los senadores siendo quemado en el Campo de Marte. Tras su muerte vendría su divinización por el pueblo.
Nacionalidad: Roma
24-9-63 a.C. - Nola (Campania) 15-3-14
Emperador 43 a.C. - 15-3-14
Al acceder al poder Augusto encontró a Roma sumida en el más absoluto caos. Cuando falleció, el Estado había sido pacificado y organizado. Con esta frase podemos resumir los más de 50 años que Octavio pasó al frente del gobierno romano, iniciándose en estos momentos el período conocido como Imperio. No en balde, posiblemente la obra arquitectónica más importante que se levantó durante su gobierno es el Ara Pacis, el Altar de la Paz cuyos espléndidos relieves aún hoy podemos contemplar en las cercanías del Tíber.
Octavio Augusto nace el 24 de septiembre del año 63 a.C. en el seno de una familia burguesa procedente de Veletri, en el Lazio. Su padre se llamaba Cayo Octavio y había sido durante un tiempo gobernador de Macedonia. Su carrera política estuvo determinada por su matrimonio con Atia, una sobrina de César. Cuando Cayo Octavio iba alcanzar el consulado, falleció (58 a.C.) De ese matrimonio, posiblemente de conveniencia como todos entre los miembros de la élite romana, habían nacido dos hijos: Octavia y Cayo Octavio, más conocido posteriormente como Augusto. La muerte del pater provocó que Turino -nombre de Augusto en estos momentos gracias al éxito alcanzado por su padre en una campaña contra una rebelión de esclavos en la zona de Turio- quedara bajo la tutela de Lucio Marcio Filipo, segundo esposo de su madre, quien impuso una férrea disciplina a la educación del joven. Pero el personaje con más ascendente en la política romana de esos años no tardó en granjearse la amistad del joven. En el año 45 a.C. Julio César adopta a Octavio quien, desde ese momento, se llamará Cayo Julio César Octaviano. Ese mismo año acompañó al dictador a las campañas militares en España, donde tomó un claro partido durante la guerra civil.
Octaviano fue enviado al Épiro por César para detener a los partos. En este lugar recibió la noticia que provocaría su abierta participación en política: el asesinato de su padre adoptivo (15 de marzo del año 44 a.C.). Ante el dramático panorama que se ceñía sobre Roma, Antonio, como lugarteniente de César, se hizo cargo de la situación. Con cierto apoyo del Senado, la alianza de Lépido - que controlaba la caballería- y buena parte de la plebe, Antonio consiguió controlar parcialmente los resortes del poder. Pero Octaviano decidió regresar a Roma para recibir la herencia del dictador y convertirse en su vengador. En mayo llegó a la ciudad no sólo para recoger las riquezas del difunto César sino para abrirse paso en la complicada y tensa tela de araña de la política romana. Sus primeros pasos fueron encaminados a poner de manifiesto el carácter divino de su padre adoptivo, viéndose favorecido por la aparición de un cometa en unos Juegos. Este prodigio fue considerado por la muchedumbre como una clara y evidente señal. Octaviano había conseguido su primer triunfo ante sus más directos rivales precisamente cuando Antonio pasaba por sus momentos más bajos entre los partidarios de César.
Antonio se alejó de los asesinos -Bruto y Casio eran enviados a Creta y Cirene como gobernadores - y se dispuso a realizar una maniobra de acercamiento a Octaviano. Pero el heredero de César cometió un grave error: reclutó a los veteranos y marchó sobre Roma para alzarse con el poder (10 de noviembre), quizá con la esperanza de contar con el apoyo de los partidarios de César. El enfrentamiento entre sus tropas y las de Antonio no llegó a producirse por la negativa de los soldados a combatir. Octaviano tuvo que huir al norte, atrincherándose en Arezzo donde esperó la llegada de Antonio. Dos de las legiones de éste desertaron a favor de Octaviano y Antonio decidió marchar sobre la Galia Cisalpina para luchar contra Décimo Bruto.
En enero de 43 a.C. el Senado daba un vuelco a la situación gracias a Cicerón. Los ejércitos de Octaviano y Décimo eran considerados legales mientras Antonio debía deponer sus armas. Antonio se negó y el Senado se dispuso a hacer frente al rebelde. En abril Antonio sufría dos contundentes derrotas pero los generales Hircio y Parsa, enviados por el Senado para luchar contra el rebelde, murieron en combate. Con Antonio exiliado en la Narbonense y los dos generales muertos, Octaviano parecía convertirse en el nuevo dueño de la situación.
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando las provincias occidentales constituyeron un sólido bloque dirigido por hombres cercanos al difunto César. Octaviano quedaba encuadrado entre los republicanos al haber participado claramente como miembro del Senado contra Antonio. El joven supo manejar sus cartas y realizó una maniobra difícil de prever: se dirigió con sus tropas a Roma para reclamar el consulado. El Senado envió contra él tres legiones que se pusieron de su lado sin combatir. Octaviano accedía al consulado de la mano del ejército y del pueblo romano. Corría el 19 de agosto de 43 a.C. y Octavio se presentaba como representante de la legalidad frente a los rebeldes de Occidente y los asesinos de César que gobernaban en Oriente.
En las cercanías de Bolonia se establecía el Segundo Triunvirato entre Octavio, Lépido y Antonio. Su objetivo era el restablecimiento de la autoridad estatal, iniciándose un período de persecución contra los republicanos. Numerosos senadores y caballeros fueron condenados a muerte sin juicio previo; los supervivientes tuvieron que huir o esconderse. Se llegaron a ofrecer 25.000 dracmas por las cabezas de los que huían. La guerra civil era inminente pero Octaviano había jurado solemnemente vengar a los asesinos de su padre y ahora se le proporcionaba la ansiada oportunidad. Republicanos y cesaristas se vieron las caras en la batalla de Filipos (23 de octubre de 42 a.C.). La victoria parecía sonreír en un principio a los republicanos ya que la formación de Octaviano fue rota por el empuje de Bruto. Pero Casio, erróneamente, creyó que todo estaba perdido al verse atacado por Antonio, optando por el suicidio. Bruto huyó y dos semanas más tarde lo intentó de nuevo pero la victoria sonrió a Octaviano y Antonio. Viendo todo perdido, Bruto corrió la misma suerte que su amigo Casio. Los dos eventuales aliados se repartieron el botín: Antonio partía para Oriente con el objetivo de conquistar el Asia interior y Octaviano se dirigía a Roma para gobernar Italia. Filipos había supuesto un golpe definitivo contra la República y la aristocracia, cuyos más insignes miembros murieron en el combate o en los numerosos suicidios que siguieron a la derrota.
La labor desempeñada por Octaviano en Roma no era muy grata ya que la inflación y el paro subían al tiempo que Sexto Pompeyo amenazaba con rebelarse en Hispania, lo que motivó el bloqueo de los aprovisionamientos. A esto debemos añadir el amplio reparto de tierras entre los veteranos de las legiones, medida que no satisfizo a los campesinos italianos que tuvieron que ceder buena parte de sus tierras a los militares licenciados. La tensión es aprovechada por Lucio Antonio -hermano de Antonio que era animado a la revuelta por su cuñada, Fulvia- para sublevar a los habitantes de la región de Perusa mientras Asinio Polión ocupa la Galia Cisalpina por orden de Antonio. Octaviano está contra las cuerdas pero reacciona y, gracias a su buen amigo Agripa, asedia la ciudad de Perusia que acaba siendo tomada y saqueada en los primeros días del año 40 a.C. Antonio quiso reaccionar e intentó penetrar en Italia al frente de un ejército pero se le prohibió el acceso en Brindisi. Los italianos estaban hartos de guerra por lo que se imponía la paz. Mecenas y Polión, representando a Octavio y Antonio respectivamente, firmaban un tratado en el que se repartían el mundo conocido: Octavio recibía la zona occidental, Antonio la oriental y Lépido se debía de contentar con África. El pacto de Brindisi se refrendaba con el matrimonio entre Antonio y la hermana de Octavio, Octavia.
Esta alianza parecía traer a Italia la tan ansiada paz pero pronto se vio alterada por el ataque de Octavio a Sexto Pompeyo, dueño del mar y promotor del boicot a la entrada de grano en Italia. La maniobra acabó en desastre para Octavio que tuvo que recurrir a la solicitud de ayuda de Antonio, firmándose un nuevo pacto entre ambos en Tarento (38 a.C.) por el que se prorrogó el triunvirato durante cinco años. La ayuda de Antonio se manifestó en 120 barcos con los que Agripa se dispuso a acabar con Sexto Pompeyo, invadiendo sus bases de Sicilia. La victoria sonreía de nuevo a Octavio (Nauloco, 3 de septiembre de 36 a.C.) y el grano volvía a fluir en Roma.
Paulatinamente, la estrella de Octavio inicia un vertiginoso ascenso apoyado por su política de reparto de tierras entre los soldados licenciados (ahora fuera de Italia para evitar tensiones con los campesinos) y su importante programa de obras públicas en Roma, diseñado por Agripa y en el que encontramos la construcción de acueductos, fuentes y el saneamiento de la Cloaca Máxima. Italia entera le prestaba juramento y le reclamaba como jefe, según reza en su testamento.
El año 33 a.C. finalizaba el triunvirato y los dos cónsules elegidos eran partidarios de Antonio. Octavio no se dejó amilanar y, acompañado de una escolta armada, entró en la sala de reuniones y expulsó a los cónsules, nombrando a otros de probada fidelidad. Los cónsules expulsados y más de 300 senadores se dirigieron a Antonio para solicitar su apoyo ante el acto de agravio provocado por Octavio, ahora más asentado todavía en el poder.
Cuando finalizaba el año 32 a.C. Octavio declaraba la guerra a Cleopatra. Esta maniobra suponía el enfrentamiento con Antonio que se produjo al año siguiente. La victoria conseguida sobre Antonio en Accio (2 de septiembre de 31 a.C) permitirá a Octavio hacerse con el poder definitivo en Roma. Antonio siguió a su amada Cleopatra a Egipto mientras Octavio desembarcaba en Grecia para poner paz en la zona, regresando de nuevo a Italia para sofocar una revuelta. Al año siguiente se dirigió a Asia para cortar los lazos que aún podía mantener Antonio. En agosto del año 29 a.C. llegó triunfante al país del Nilo. Tomada Alejandría, Octavio sólo pudo ver el cadáver de su enemigo ya que Antonio se suicidó al llegar a sus oídos la falsa noticia del suicidio de Cleopatra. La reina de la singular nariz no aguantó las amenazas de Octavio -quería que paseara su belleza por Roma como miembro de su cortejo triunfal- y puso fin a su vida. El rastro de sangre no acabó aquí ya que Cesarión y el hijo mayor de Antonio y Fulvia fueron asesinados, mientras que los hijos nacidos de la relación con Cleopatra fueron enviados a su viuda, Octavia.
Tras la restauración de la paz, Octavio entrega el poder al Pueblo y el Senado romanos, planteándose la retirada de la vida política. Este acto formaba parte de una estrategia premeditada pero los senadores no podían renunciar al abandono del artífice de la creación del nuevo Imperio. Por eso, el 16 de enero de 27 a.C. recibe del Senado el nombre de "Augustus", una nueva denominación oficial que recogía la grandeza de sus actos. Incluso se propuso llamarle Rómulo, como el fundador de la ciudad, pero sus amigos le advirtieron del peligro de denominarse como un rey. Y es que precisamente Augusto no quería repetir los errores de su padre adoptivo y presentarse ante la opinión pública como un dictador o un monarca. El nombre de Augusto tenía buenos augurios ya que se designaba así a aquellos lugares consagrados que habían sido elegidos por los augures. Desde ese momento empezaba una nueva época en la que Augusto concentraba en sus manos la autoridad pero conservando la apariencia de la libertad republicana. Como procónsul y cónsul tenía a su cargo la política exterior y la administración estatal, la autoridad sobre los demás magistrados y la convocatoria del Senado donde había alcanzado el título de "princeps senatus", la figura de mayor jerarquía en la institución. Su autonombramiento como "imperator" le situaba como jefe supremo de las legiones. Sin embargo, la tradicional constitución romana no fue suprimida ni transformada por lo que su "dictadura" estaba cargada de legalidad. Este período se denomina el principado de Augusto.
Octavio se rodeó de un pequeño grupo de colaboradores que ejercían la función de gabinete ministerial. Su labor será crucial para el desarrollo que se vivirá en este momento. Agripa será el organizador y promotor de las reformas urbanísticas que se realizaron en Roma. Mecenas despuntará como promotor cultural y excelente financiero mientras que entre los generales pronto empezó a despuntar Tiberio, hijastro de Octavio. También escogió a veinte senadores entre los aristócratas para formar una especie de Consejo Asesor y evitar de esta manera la repulsa de la élite social romana.
Una de sus primeras medidas de gobierno será la devolución al Senado de la gestión de las provincias que formaban el Imperio, excepto Hispania, Galia y Siria que quedaban bajo su jurisdicción. Las continuas sublevaciones que se producían en estos territorios serían la justificación por las que mantuvo estas provincias bajo su mando. El año 20 a.C. el rey parto Fraates entregaba las insignias conquistadas a las tropas de Craso, lo que suponía una especie de tratado de paz al tiempo que se instalaban dos reyes vasallos en las fronteras de Asia para asegurarse los envites partos, estableciendo la frontera común en el Éufrates. La zona de Judea se convertiría en provincia (año 6 d.C.) tras la muerte de Herodes. En la Galia, la ciudad de Lugdunum fue designada como la capital federal una vez pacificadas las regiones de la Cisalpina y la Narbonense. En este ámbito de conflicto en las provincias se produjo su llegada a tierras hispanas para sofocar las revueltas cántabras, fundando Cesar Augusta, la actual Zaragoza, y Emérita Augusta, la actual Mérida.
En el año 24 a.C. regresa Octavio a Roma debido a un agravamiento de su enfermedad. Los opositores aprovechan su oportunidad para mover sus piezas aunque algunos no tengan muchas opciones como el cónsul Terencio Varrón, condenado a muerte por traición. Augusto deja temporalmente el poder en manos de Agripa y el cónsul Calpurnio Pisón. Su muerte parece inminente pero de manera milagrosa sobrevive gracias a la receta de un médico griego. Este año 23 a.C. realiza una nueva reforma administrativa al renunciar a su nombramiento anual como cónsul para ocupar el tribunado con el que conseguía el derecho de veto sobre los demás magistrados.
La vida personal de Octavio tampoco está exenta de ajetreo. Su salud fue siempre muy frágil, estando afectado de eccema, colitis y bronquitis, enfermedades que se fueron enconando con el tiempo para convertirse en crónicas y motivar que siempre tuviera que ir acompañado de un médico, al tiempo que sentía pánico por las corrientes de aire. Apenas bebía y comía frugalmente, siendo muy austero en sus costumbres. Vivía en una pequeña habitación del palacio de Hortensio en la que no existían lujos. En sus matrimonios tampoco fue muy dichoso. Como muestra del buen entendimiento entre Octavio y Antonio se le impuso el matrimonio con Claudia, la hijastra de su aliado, aunque el enlace no se llegó a consumar. En el año 40 a.C. se casa con Escribonia, viuda ya en dos ocasiones, madre de Julia, su hija favorita a pesar de ser considerada la "viuda alegre" de Roma. Pronto se divorció para volver a contraer matrimonio con Livia Drusila. Livia estaba felizmente casada con Tiberio Claudio Nerón y de este matrimonio nacieron dos hijos: Druso y Tiberio. Pero Octavio se enamoró de ella - a pesar de estar embarazada de cinco meses- y convenció a su esposo para que se divorciara y poder matrimoniar con la bella Livia. Tampoco hubo descendencia para Octavio de esta relación.
Los últimos años de la vida de Octavio estarán determinados por la búsqueda de un sucesor. Los herederos con mayores posibilidades eran sus nietos Gayo y Lucio César, hijos de Julia y Agripa. Pero estos jóvenes fallecen entre el año 2 y 4 de nuestra era. Octavio no tiene más remedio que delegar su sucesión en su hijo adoptivo Tiberio. Para evitar que la familia Julia se alejara del poder, obligó a Tiberio a adoptar a Germánico, nieto de Octavia por su madre.
Durante el gobierno de Augusto Roma va a vivir un extraordinario florecimiento cultural, artístico y literario que a veces roza la propaganda. Uno de sus principales promotores será Mecenas -no en balde, con este nombre se designan a los personajes que favorecen el desarrollo artístico- quien supo atraerse la amistad de los poetas Virgilio, Horacio o Quintilio, entre otros. También conviene destacar la fiebre arquitectónica que se vivió especialmente en Roma, con la restauración y la edificación de un amplio número de templos, basílicas, pórticos, un nuevo foro - Forum Augusti- para la capital imperial o el famoso teatro Marcelo que todavía hoy se contempla en parte.
El envejecimiento acentuó el mal carácter de Augusto, que veía como las gripes y la colitis se hacían sus inseparables compañeras. Se volvió más suspicaz e incluso aumentó su crueldad, viendo por todos sitios inexistentes complots. Precisamente para salvaguardarse de ellos creó la guardia pretoriana. Las noticias que llegaban del Elba no eran muy alentadoras. Varo había sido exterminado con tres legiones por Arminio y la frontera que Druso había establecido en el Elba tuvo que ser restituida en el Rin. Sus reformas de las costumbres no habían surtido efecto como se puso de manifiesto con la inmoral actitud de su nieta, también llamada Julia como su madre a la que sucedió en escándalos. Tuvo que confinarla lo que afectó tremendamente a su delicada salud, pensando en morir de hambre. No resistió mucho más y falleció en las cercanías de Nola, en la Campania, el 15 de marzo del año 14, a los 77 años de edad, después de una bronquitis. Su cadáver fue portado por toda Roma a hombros de los senadores siendo quemado en el Campo de Marte. Tras su muerte vendría su divinización por el pueblo.
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- pisatxarkos
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#3
Pisatxarkos.
Nacido en Zierbena de la Dolores y del Juanito, el año....uff .
No lee ladrillos.
Nacido en Zierbena de la Dolores y del Juanito, el año....uff .
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Saludos
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#4
Es cierto, es un tocho. Pero puede que alguno se lo trague....pisatxarkos escribió:Pisatxarkos.
Nacido en Zierbena de la Dolores y del Juanito, el año....uff .
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#5
ERWIN ROMMEL
Erwin Johannes Eugen Rommel (*15 de noviembre de 1891 – † 14 de octubre de 1944) fue uno de los más célebres militares y el mas famoso Mariscal de Campo alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Recibió el apodo de Zorro del Desierto (Wüstenfuchs) a raíz de su habilidad como comandante del Deutsches Afrika Korps durante las campañas militares del norte de África, entre 1941 y 1943. Posteriormente recibió el mando de las unidades alemanas estacionadas en Francia para contener la previsible invasión aliada, que acabó materializándose en Normandía.
Rommel es recordado frecuentemente no sólo por sus señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con los adversarios — fue uno de los mandos alemanes que se negó a obedecer la Kommandobefehl. Tras el atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944, fue acusado de haber participado en el mismo y obligado a suicidarse para evitar represalias contra su familia y su personal más cercano.
Nacimiento y primeros años
Erwin Johannes Eugen Rommel nació el 15 de noviembre de 1891 en Heidenheim, un pequeño pueblo a unos 45 km de Ulm, en Wurtemberg. Fue el segundo hijo de Erwin Rommel y Helene von Luz. Ambos progenitores profesaban la fe protestante, por lo que el joven Erwin Johannes Eugen fue bautizado en la misma el 17 de noviembre del mismo año. Tanto su padre como su abuelo paterno eran profesores de matemáticas de cierto renombre, mientras que la madre era la primogénita de Karl von Luz, quien fuera gobernador civil en Ulm (Regierungs-Präsident). Sus padres eran por tanto gente conocida y respetada en su entorno, aunque de clase burguesa. Tuvo cuatro hermanos: Manfred murió siendo niño; Helena se dedicó también a la enseñanza, en Stuttgart; Karl sirvió en la Primera Guerra Mundial como piloto y resultó lisiado al contraer la malaria estando de servicio en el Imperio Otomano; y Gerhardt siguió una carrera como cantante de ópera de moderado éxito.
Rommel podría ser clasificado durante su periodo infantil como el hijo que cualquier madre querría tener. «Era un niño muy dócil y amable. Bajito para su edad [...] hablaba muy lentamente y sólo después de reflexionar largamente. Tenía muy buen carácter, era amistoso y no se asustaba de nada.»[1] . En 1898, Erwin Rommel padre es nombrado director del Realgymnasium de Aalen, un importante centro de enseñanza en su tiempo. El joven Erwin Johannes empezó a asistir a dicho colegio como alumno, en donde mostró síntomas propios de un superdotado: se aburría en clase, no mostraba ningún interés por las materias tratadas y, sin embargo, aprobaba año tras año sin ningún esfuerzo. Era reservado y se mantenía a distancia de sus demás compañeros.
Durante su adolescencia la situación cambió para mejor. Desaparece su mansedumbre infantil, reemplazada por el estallido continuo de energía que le caracterizaría ya durante todo el resto de su vida. Comenzó a interesarse por todo tipo de actividades deportivas, especialmente el esquí y la bicicleta. Sus notas mejoraron de manera muy apreciable, consiguiendo graduarse con buena nota. Junto con un amigo suyo llamado Keitel (sin relación con el mariscal del mismo nombre) construyó un modelo de planeador a tamaño natural; consideró la idea de estudiar ingeniería, pero ante la oposición de su padre se alistó en el ejército. Presentó solicitudes en regimientos de artillería e ingenieros, pero en ambos le comunicaron que no había plazas disponibles. Así que se presentó a infantería. Durante las pruebas médicas le diagnosticaron una hernia inguinal, de la que se operó. Tras una convalecencia de casi cuatro meses, el 19 de julio de 1910 se incorporó al 124º regimiento de infantería «König Wilhelm I» (6º de Wurttemberg) en Weingarten con el rango de "aspirante" (cadete).
En el sistema alemán, los aspirantes a oficial debían cumplir un tiempo de servicio como soldados antes incluso de ser enviados a la academia de oficiales. Rommel fue ascendido a cabo en octubre y a sargento en diciembre. En marzo de 1911 fue trasladado a la Kriegsschule (escuela de guerra) de Danzig. Allí conoció, a través de un amigo suyo de la academia, a Lucie Marie Mollin, hija de un terrateniente prusiano que se encontraba en Danzig estudiando idiomas. Completamente enamorado, empezó con ella una relación formal que les conduciría al matrimonio unos años después, en 1916, durante un corto permiso durante la Primera Guerra Mundial. El matrimonio produjo bastante malestar en la familia de la novia, ya que eran católicos y no vieron el enlace con buenos ojos.
Cuando Rommel volvió a su regimiento tras graduarse en enero de 1912, se mantuvieron en contacto escribiéndose prácticamente a diario, costumbre que Rommel mantendría inalterada en todos sus posteriores periodos de separación. Su viuda Lucie Marie Rommel logró conservar grandes cantidades de esas cartas a pesar de los saqueos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1913 fallece su padre de forma súbita. Su madre siguió viviendo en la casa familiar, manteniendo el contacto de forma fluida con todos sus hijos hasta su muerte en 1940.
En 1928, Erwin y Lucie tuvieron a su único hijo, Manfred Rommel, que con los años sería secretario de estado y alcalde de Stuttgart. Sin embargo, los historiadores John Bierman y Colin Smith afirman que Rommel tuvo una aventura en 1913 con Walburga Stemmer, una joven frutera de Weingarten[2] . De esa relación extramatrimonial nacería Gertrud Pan. Según los autores, Walburga se suicidó en 1928, al enterarse del nacimiento de Manfred.
Primera Guerra Mundial
En los dos años que transcurren desde su nombramiento como teniente (Leutnant) hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, Rommel se dedica principalmente a tareas de instrucción de tropa, actuando como jefe de pelotón. Destaca especialmente por su entusiasmo, su capacidad didáctica y su total seriedad. No fuma, no bebe, no asiste a bailes ni locales de alterne y (posiblemente por considerarse comprometido) no se le conoce ni una sola relación sentimental más que con su adorada Lucie (exceptuando la supuesta con Walburga). Sus compañeros durante dicho periodo le recuerdan como un joven oficial sociable, pero reservado, con mayor tendencia a escuchar que a hablar, pero muy independiente a nivel intelectual.
En marzo de 1914 es destinado como jefe de pelotón, en un programa de intercambio interarmas, a una de las baterías del 49 regimiento de artillería, estacionado en Ulm. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, recibe orden de volver a su regimiento el 31 de julio de 1914, y se pone en marcha unos días después hacia la frontera francesa.
Primeras acciones: Francia, 1914–1915
Su regimiento estaba adscrito al XIII Cuerpo de Wurtemberg, bajo el mando del general von Fabek. Este cuerpo formaba parte del 5º Ejército alemán, cuya misión era actuar como el extremo interior del «rodillo» que el Plan Schlieffen esperaba lanzar sobre Bélgica y los Países Bajos. La zona de acción del regimiento de Rommel era justo enfrente de las Ardenas meridionales. Éstas son algunas de sus acciones en dicho frente, extraídas principalmente de su libro de memorias[3] :
* Su primera acción de guerra fue en las cercanías de Longwy, en la frontera franco-belga. El día 22 de agosto de 1914 su pelotón ocupa su posición en el frente. Rommel, después de casi 24 horas a caballo actuando como oficial de enlace, sale de exploración acompañado por dos soldados y un suboficial. Localiza a un grupo de entre quince y veinte soldados franceses acampados a cierta distancia de sus propias posiciones. Decide aprovechar la sorpresa y abre fuego contra ellos junto a sus tres acompañantes. Se retira en cuanto empiezan a recibir disparos de vuelta, dejando muertos o heridos a unos diez franceses, sin bajas propias.
* El 24 de septiembre, mientras actúa como enlace en solitario, se da de bruces con una patrulla francesa de cinco soldados. Abre fuego contra ellos, sin dudarlo, y abate a dos antes de que se le acabe la munición. En lugar de pararse a recargar, carga a la bayoneta contra los tres restantes, poniéndolos en fuga, aunque sufriendo una herida de bala en el muslo. Por esta acción recibió la Cruz de Hierro de segunda clase, y más tarde escribiría en sus memorias una célebre frase: «En combate cercano, la victoria es del que tiene una bala más en el cargador»[4] .
* El 29 de enero de 1915 se infiltra de madrugada con todo su pelotón tras las líneas francesas, aprovechando un tramo desenfilado de alambrada que ha descubierto en una de sus salidas de exploración. Consigue capturar cuatro casamatas francesas en un asalto por sorpresa, y procede luego a defenderlas durante todo el día contra los continuos intentos de contraataque por parte de un batallón francés. Pierde una de las casamatas, pero la recupera en una nueva carga a la bayoneta por sorpresa. Al final del día, cuando se hace evidente que ninguna otra unidad de su batallón está aprovechando la brecha abierta, ordena la retirada. Toda la operación le costó tan sólo doce bajas entre muertos y heridos. A raíz de ello, recibió una severa reprimenda de su oficial en jefe por tomar iniciativas temerarias en el campo de batalla, y fue más tarde premiado con la Cruz de Hierro de primera clase.
En octubre de 1915 Rommel fue ascendido a Oberleutnant (Teniente 1º) y trasladado al recientemente creado WGB (Würtembergische Gebirgsbataillon), en el que recibió el mando de una compañía. Pasó casi un año sin más actividad, estacionado en los Vosgos, durante el cual se casó con Lucie. No llegó a vivir los peores momentos de la guerra de posiciones en Francia, pero ya mostraba una gran independencia en la toma de decisiones. Aunque se haría famoso (sobre todo posteriormente) por sus arriesgadas y veloces acciones, en este periodo muestra un enorme interés por las fortificaciones y atrincheramientos, obligando a sus hombres a cavar trincheras tan pronto como se estacionaban en alguna parte. Entendía (y así lo recogió en sus memorias) que esa era la única forma en que la infantería en posición estática podía sustraerse al efecto de la artillería. Su pelotón tuvo la menor cantidad de muertos y heridos de su regimiento en todo ese periodo.
Guerra de movimiento: Rumanía, 1916–1917
El 27 de agosto de 1916, Rumanía declaró la guerra a las potencias centrales. El WGB fue trasladado a dicho frente, integrado en el Alpenkorps. El WGB no era un batallón tradicional; estaba formado por seis compañías de fusileros en lugar de cuatro, más seis compañías de ametralladoras. Al ser una unidad puramente de montaña, se esperaba de sus mandos que pudiera operar independientemente si la situación lo requería, y tenía una formación muy flexible: normalmente no combatía como una sola unidad cohesionada, sino que era dividida en dos o más grupos de batalla independientes (Abteilungen) según las circunstancias. Era el destino ideal para Rommel, que se encontró casi desde el principio al mando de grupos independientes, a veces sólo su propia compañía, a veces varias, en alguna ocasión incluso controlando todo el batallón.
El ejército rumano intentó casi siempre una defensa estática, ubicando posiciones fortificadas en lo alto de cimas abruptas, o cerrando pasos de montaña. La respuesta más empleada por Rommel consistía en infiltrarse tras las líneas rumanas con sus fuerzas, aprovechando repechos y desenfiladas, y tendiendo una línea telefónica de campaña tras de sí. Si conseguía pasar inadvertido, lanzaba un ataque por sorpresa al amanecer, a veces coordinado con fuego de cañón o de ametralladora. Una vez tras las líneas, nunca dudaba en atacar, sin importarle la inferioridad numérica: afirmaba que la sorpresa y el efecto psicológico de encontrar al enemigo en zonas consideradas seguras requería de las tropas una gran moral y calidad para reponerse y plantar cara de forma efectiva, calidad que no creía existiera en el caso de los rumanos.
Ejemplo de lo acertado de su planteamiento es la captura y posterior defensa del conjunto de posiciones fortificadas alrededor del monte Cosna, del 10 hasta el 18 de agosto de 1917. Para dicha acción, Rommel recibió el mando de tres de las compañías de fusileros y dos de las de ametralladoras. Durante el asalto inicial del día 10 recibió un balazo en el antebrazo izquierdo, a pesar del cual se mantuvo al mando de su grupo de batalla hasta que los rumanos cesaron en sus intentos de contraataque. Los días 19 y 20, con el enemigo detenido y ya totalmente extenuados Rommel y sus hombres, se lanzaron al asalto de las últimas posiciones rumanas, capturándolas, y el grupo de batalla fue relevado.
Italia, 1917–1918
Rommel se estrenó en el frente italiano el 26 de octubre de 1917 en la Batalla de Caporetto (conocida por los alemanes como 12ª batalla del Isonzo), en la que tuvo un papel muy destacado. Su batallón fue asignado como unidad de reserva para apoyar una penetración realizada por dos batallones bávaros. Sin embargo, el asalto pronto quedó atascado frente a las líneas italianas. Rommel, con dos compañías, se infiltró tras las líneas cruzando el Isonzo y tomó a la bayoneta las posiciones de una batería italiana. En los combates subsiguientes, Rommel mandó aviso a su comandante de batallón, Sprösser, junto con más de mil prisioneros italianos, alertando de que había conseguido romper las líneas.
Al recibir la noticia, su comandante le envió cuatro compañías más con la orden de sostener la brecha. Rommel, con seis compañías bajo su mando, prosiguió su infiltración en territorio italiano, emboscando en la carretera hacia el Monte Matajur una columna de refresco. Sorprendidos totalmente, los italianos no ofrecieron apenas resistencia, siendo capturados unos 2.000 hombres y 50 oficiales de la 4ª brigada de Bersaglieri, con todo su armamento e impedimenta.
Gratamente sorprendido por la falta de combatividad italiana al ser pillados desprevenidos, Rommel decidió proseguir el avance con algo menos de una compañía, a marchas forzadas durante el resto del día y de la noche. Al amanecer del día 29, localizó un enorme campamento de la brigada Salerno. Junto con dos oficiales y algunos soldados, se plantó en el centro del campamento informando a los italianos de que estaban totalmente rodeados y tenían 15 minutos para rendirse. Sorprendidos y atónitos, los oficiales italianos no se dieron cuenta del farol y se rindieron, aumentando la lista de prisioneros en 1.500 hombres y otra cincuentena de oficiales.
Cuando Rommel finalmente escaló el monte Matajur y lanzó las bengalas acordadas para señalar su avance con éxito, llevaba junto con sus exhaustas tropas más de 50 horas de actividad ininterrumpida, marchando a lo largo de más de 19 km a vuelo de pájaro en un terreno montañoso, capturando en el proceso unos 150 oficiales, 9.000 hombres y 81 cañones de distinto calibre, con apenas bajas propias. Cinco regimientos italianos al completo fueron borrados del orden de batalla por una fuerza que nunca llegó a sumar más de seis compañías. Este tremendo éxito le supuso la concesión de la más alta condecoración prusiana, la codiciada Pour le Mérite, y el ascenso a capitán.
Asombrado en extremo por la baja moral de los italianos, empezó una furiosa persecución de las fuerzas puestas en fuga. Cruzó las heladas aguas del Piave apenas unos días después junto con seis hombres, en plena noche, y con esas ridículas fuerzas atacó Longarone, obligando a rendirse a la numerosa guarnición. Una vez hubo cruzado el resto de su grupo de batalla, consiguió nuevos éxitos en la zona de Longarone, repeliendo un último y desesperado ataque nocturno por parte de los italianos, en el que estuvo a punto de ser arrollado y hecho prisionero. El 31 de diciembre de 1917, Rommel recibió un nuevo destino, ayudante de campo en un estado mayor (General Kommando 64). Para su tremendo disgusto, pasó el resto de la guerra en funciones administrativas.
El periodo de entreguerras (1918–1939)
Tras la capitulación alemana de 1918 llegó el Tratado de Versalles, el intento aliado de evitar que Alemania mantuviera la capacidad de alzarse nuevamente en armas. En el entorno militar, nadie dudaba de que antes de la capitulación aún era posible la defensa. Las únicas tropas enemigas que habían pisado suelo alemán desde la fallida ofensiva rusa de 1914 habían sido prisioneros de todas las nacionalidades. El shock que supuso la rendición prácticamente incondicional, unida a la desmovilización forzosa, dejó una gran cantidad de militares resentidos que no tardaron en unirse en masa a los Freikorps.
Ese no fue el caso de Rommel. El plan de desmovilización y reorganización diseñado por su comandante en jefe, el general Hans von Seeckt, redujo en efecto las fuerzas armadas alemanas a unos 100.000 hombres liderados por 4.000 oficiales. Sin embargo, la reducción no fue al azar. Se conservó en activo a todo oficial que hubiera demostrado disciplina, capacidad formativa, valor y decisión en el terreno, ya que ese pequeño ejército de la república de Weimar debía convertirse, en cuanto fuera posible, en el núcleo de mando de un nuevo ejército alemán. El plan secreto de von Seeckt, conocido y aprobado por todos los oficiales que se mantuvieron en el ejército, consistía en producir una sobrecualificación en todo el escalafón: entrenar a todo el personal de forma que pudiera cubrir las responsabilidades correspondientes a un rango por lo menos dos veces superior al que ostentase. De esa forma, cuando llegara el momento se podría iniciar de nuevo el reclutamiento, ascender a los miembros del ejército preexistente y tener un ejército movilizado de un tamaño muy superior. Rommel era, en ese contexto, el oficial ideal.
Tras ir a buscar a su esposa, enferma y aislada en Danzig tras la entrega del «pasillo» a Polonia, en 1919 recibió el mando de una compañía con la que fue destinado a la cuenca del Ruhr hasta 1921 realizando tareas de mantenimiento del orden. De ahí fue trasladado al 13º regimiento de infantería, de vuelta en Stuttgart. Ejerció como capitán en el mismo hasta el 1 de octubre de 1929, momento en el que fue destinado como instructor a la academia de infantería de Dresde. Durante sus clases en la misma solía emplear los ejemplos que más a mano tenía: sus propias acciones durante la guerra. Desempolvó sus diarios de campaña, con multitud de esbozos y mapas hechos a mano por él mismo, y los empleó en sus clases, repasando cada acción una y otra vez, resaltando los aciertos y los errores, animando a sus alumnos a sacar sus propias conclusiones. Es bien conocido un incidente en el que, revisando los inicios del Plan Schlieffen en clase, preguntó su opinión sobre cierta parte del mismo a uno de sus alumnos. Cuando el aludido empezó a recitar la respuesta, Rommel le interrumpió, diciéndole «ya sé lo que opinaba el estado mayor general al respecto. Le estoy preguntando lo que opina usted»[5] .
Siguió como oficial instructor durante cuatro años, hasta que el 31 de enero de 1933 fue ascendido a comandante y puesto al mando del 3er batallón del 17º regimiento de infantería, una unidad de tropas de montaña. Fue al mando de este batallón cuando se produjo el primer contacto entre Hitler y Rommel, incluyendo un conocido encontronazo entre este último y las SS: Durante la Pascua de 1935 Hitler debía presidir un acto castrense en el que el 3er batallón formaría frente al jefe del estado. Rommel recibió aviso de que un pelotón de las SS formaría entre su batallón y Hitler, haciéndose responsables de su seguridad. Lo tomó como un insulto, alegando que si el jefe del estado no se sentía seguro frente a sus propios soldados, no tenía ninguna intención de hacerles formar. Finalmente, tras la intervención personal de Heinrich Himmler y Joseph Goebbels, las SS no formaron y Hitler felicitó a Rommel por el aspecto de su batallón.
El 15 de octubre de 1935, con el rearme alemán funcionando a plena potencia, Rommel es ascendido a teniente coronel y recibe el traslado como instructor a la academia de guerra de Potsdam. Es un hecho poco conocido el que durante su época en Potsdam estuvo también temporalmente a cargo de la instrucción de las Juventudes Hitlerianas. Duró poco en el cargo; su jefe directo, Walter von Schirach, pretendía una militarización de la organización, a la que Rommel se negaba. Argumentaba que el objetivo debía ser más educativo, persiguiendo más la forja del carácter que la consecución de unas habilidades militares. Al recibir la negativa de Schirach, le indicó ácidamente que si tanto deseaba entrenar soldados, debería empezar por convertirse él mismo en uno. A los pocos dias, Rommel era relevado de su cargo como instructor jefe de la Hitlerjügend, como ya se esperaba[6] .
En 1937 recoge sus memorias y los apuntes de sus batallas discutidas en sus clases y publica el único libro que escribió en vida: Infanterie Greift An (La infantería ataca). Pronto se repitieron las ediciones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en manual de lectura obligatoria en varias academias militares de todo el mundo. Pero el lector más influyente sobre el destino de su autor fue, sin duda, el propio Hitler. Fue ascendido a coronel después de la publicación del libro. El 9 de noviembre de 1938, al finalizar su turno de tres años como instructor en Potsdam, recibió el cargo de director de la academia de guerra de Wiener Neustadt. Sin embargo, Hitler le seleccionó poco después para dirigir el Führerbegleitbataillon, el batallón de la guardia personal de Hitler, con la misión de escoltar al jefe del estado. A raíz de su nuevo nombramiento, Rommel pasaría a tener un trato casi diario con Hitler.
El 23 de agosto de 1939, Rommel es ascendido a general y destinado al cuartel general del Führer como jefe de seguridad.
Segunda Guerra Mundial
Polonia, 1939
La intervención de Rommel en esta campaña fue escasa en cuanto a resultados, pero enormemente influyente en los años posteriores. Cumpliendo con sus funciones de jefe de seguridad, pasó mucho tiempo conviviendo con Hitler. Durante el mismo vio los rasgos positivos del carácter del Führer: seguridad en sí mismo, valor personal, dotes de mando, capacidad de gestión y una tendencia a seguir sus impulsos en contra de lo que opinaban las mentalidades más conservadoras del Estado Mayor General. Al ser una campaña tan corta como exitosa, no llegó a conocer entonces la obstinación irracional de Hitler, sus ataques de rabia histérica, o su decisión de sacrificar cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, incluyendo a sus soldados o la propia Alemania. Hasta que pudo verlo por sí mismo años después (sobre todo a raíz de la batalla de El Alamein, en 1942), Rommel se formó una imagen limitada de quién era su comandante en jefe.
Al acabar la campaña, Rommel quedó de nuevo agregado al estado mayor de Hitler. Este profesaba mucha simpatía al dinámico general que tan poco se parecía a los oficiales prusianos, de ascendencia noble la mayoría, que tanto abundaban en el Estado Mayor General y a los que despreciaba. Un buen día le preguntó en una conversación casual qué era lo que más le gustaría. Rommel no lo dudó ni un instante: «El mando de una división blindada».
El 15 de febrero de 1940 Rommel tomó el mando de la 7ª División Panzer, en Godesberg, reemplazando al general Georg Stumme. Era la primera vez que ostentaba el mando de una unidad de blindados. Inmediatamente puso manos a la obra y pasó los meses siguientes entrenando intensivamente con su nueva unidad, conociendo a sus oficiales y preparando a todos para el tipo de guerra que tenía intención de ejecutar.
Francia, 1940
En 1940, sólo tres meses antes de la invasión, Rommel se puso al frente de la 7ª División Panzer, que se recordaría como la Gespenster-Division (la División Fantasma, debido a la velocidad y sorpresa que constantemente lograba, hasta el punto de que incluso el Alto Mando Alemán perdió la pista de dónde se encontraba), para la invasión de Francia y los Países Bajos. Ésta era la primera vez que Rommel se ponía al frente de una división Panzer. Mostró considerables habilidades en esta operación, repeliendo un contraataque del ejército británico en Arras y provocando el caos en las comunicaciones, suministros y las columnas de refuerzos aliadas al atacar en sitios que los aliados consideraban seguros y a muchos kilómetros del frente. La Séptima División Panzer fue una de las primeras unidades alemanas en alcanzar el Canal de la Mancha (el 10 de junio) y capturó el vital puerto de Cherburgo. Como recompensa, Rommel fue promocionado y nombrado comandante de la Quinta División Ligera (más tarde reorganizada y renombrada como Vigésimoprimera División Panzer) y de la 15ª División Panzer, que fue enviada a Libia a principios de 1941 para ayudar a las derrotadas y desmoralizadas tropas italianas, formando el Deutsches Afrika Korps, al frente del cual Rommel logró su mayor fama.
África, 1941–43
Rommel pasó la mayor parte de 1941 organizando y volviendo a formar a las maltrechas tropas italianas, que habían sufrido una serie de derrotas a manos de la Commonwealth británica, entonces bajo las órdenes de Richard O'Connor.
En la primavera de 1941 lanzó una ofensiva que empujó a los aliados fuera de Libia, pero no pudo apenas penetrar en Egipto y, sobre todo, dejó tras sus líneas el importante puerto de Tobruk que, aunque cercado por tierra por las tropas del Eje, todavía resistía bajo las órdenes de un general australiano, Leslie Morshead. El comandante en jefe aliado Archibald Wavell lanzó dos ataques para levantar el cerco de Tobruk (Operación Brevity y Operación Battleaxe), pero ambas fracasaron.
Tras el fracaso de Battleaxe, Wavell fue relevado por Claude Auchinleck, quien lanzó una nueva gran ofensiva para liberar Tobruk, la Operación Crusader, que por fin tuvo éxito y permitió a los aliados reconquistar la Cirenaica. Sin embargo, cuando la ofensiva se quedó sin fuelle, Rommel contraatacó. En una clásica Blitzkrieg (guerra relámpago), Rommel flanqueó a los británicos en Gazala, rodeando y reduciendo al núcleo fuerte en Bir Hakeim y forzó a los británicos a una retirada rápida para evitar ser derrotados por completo. Tobruk, asediada y aislada, era ahora todo lo que había entre el Afrika Korps y Egipto. El 21 de junio de 1942, tras un rápido, coordinado y fiero ataque combinado, la ciudad se rindió junto con sus 33.000 defensores. Sólo en la caída de Singapur, un poco antes en ese mismo año, se capturaron más tropas británicas y de la Commonwealth. Las tropas aliadas habían sido derrotadas. En unas pocas semanas habían sido empujadas de vuelta a Egipto.
La ofensiva de Rommel fue finalmente detenida en El Alamein, a sólo 100 km de Alejandría. Rommel perdió la Primera Batalla de El Alamein debido a una combinación de problemas de suministros, tácticas aliadas mejoradas, y que los aliados ya habían descifrado las comunicaciones secretas alemanas cifradas en la máquina enigma. Los aliados, con la espalda contra la pared, estaban muy cerca de sus suministros y tenían tropas frescas a mano para reforzar sus posiciones. La táctica de Auchinleck, de atacar continuamente a las debilitadas tropas italianas durante la batalla, forzó a Rommel a usar el Deutsches Afrika Korps en un papel de bomberos, dejando la iniciativa en manos aliadas. Rommel trató de romper las líneas enemigas una vez más en la Batalla de Alam Halfa. Fue finalmente detenido por el recientemente llegado nuevo comandante, el Teniente General Bernard Montgomery, ayudado por el hecho de que los Aliados se habían hecho con una máquina (Ultra) capaz de descifrar las comunicaciones alemanas, alertando así del plan de Rommel antes de la batalla.
Con las fuerzas británicas de Malta interceptando sus suministros en el mar y las grandes distancias que debía cubrir en el desierto, Rommel no podía mantener indefinidamente la posición de El Alamein. A pesar de ello, hizo falta una gran batalla, la Segunda Batalla de El Alamein, para derrotar a las fuerzas germano-italianas y obligarlas a retirarse. Fue entonces cuando Hitler intervino y desautorizó por primera vez a Rommel en combate: el Führer revocó la orden de retirada y ordenó al ejército alemán a permanecer en sus posiciones y resistir hasta el último hombre. La orden fue una sorpresa para Rommel, que no obstante la acató y suspendió la retirada. Sin embargo, esto significaba condenar su ejército a la destrucción por lo que 24 horas más tarde decidió insubordinarse y volvió a ordenar la retirada. No sufrió medidas disciplinarias por ello pero en el espíritu de Rommel quedó para siempre una mala impresión de su comandante en jefe.[7]
Tras la derrota en El Alamein, las fuerzas de Rommel se limitaron a tender emboscadas al ejército británico que les perseguía y no volvieron a plantear lucha abierta hasta que llegaron a Túnez. Incluso ahí, su primera batalla no fue contra el Octavo Ejército Británico, sino contra el 2º Cuerpo Estadounidense, que había desembarcado en Marruecos y Argelia durante las semanas anteriores (Operación Torch). Rommel infligió un duro revés a las fuerzas americanas en la Batalla del paso de Kasserine. En esta batalla, uno de sus oficiales de observación Claus von Stauffenberg es gravemente herido por bombardeo.
Volviendo una vez más a enfrentarse a la Commonwealth en las antiguas defensas fronterizas francesas de la Línea Mareth, Rommel no pudo retrasar más lo inevitable. Ultra fue un poderoso factor que precipitó la caída de sus fuerzas. El 6 de marzo de 1943, tras librar una última batalla, Rommel fue evacuado. Cinco días después fue condecorado con los brillantes de la Cruz de Caballero. Sus hombres se convertirían en prisioneros de guerra pocos meses después.
Francia, 1943–44
Tras su evacuación de Túnez, Rommel pasó un tiempo encerrado en una villa de Alemania. Su estancia allí era secreto de estado ya que la propaganda oficial seguía hablando de él como si estuviese aun al frente de sus tropas en África, para mantener la moral.[7]
Al consumarse la rendición en Túnez (13 de mayo de 1943) y ante el creciente riesgo de invasión aliada en el Oeste de Europa, Hitler le nombró comandante del Grupo de Ejércitos B, responsable de defender la costa francesa. Consternado por la situación con la que se encontró y el lento ritmo de trabajo, sabiendo que disponía de escasos meses antes de la invasión, Rommel revigorizó todos los esfuerzos de fortificación a lo largo de la costa atlántica. Bajo su mando, el ritmo de trabajo se aceleró significativamente, se colocaron millones de minas y miles de trampas anti-tanque, así como obstáculos en las playas y los campos.
Tras sus batallas en África, Rommel concluyó que para la defensa Oeste cualquier movimiento ofensivo resultaría imposible debido a la superioridad aérea Aliada. Argumentó que los tanques deberían estar dispersos en pequeñas unidades y deberían mantenerse en posiciones bien fortificadas, situadas tan cerca del frente como fuese posible, de modo que no tuvieran que moverse demasiado y no se apelotonasen cuando comenzara la invasión. Opinaba que la invasión debía ser detenida en las playas. Sin embargo, su comandante Gerd von Rundstedt decidió que no era posible detener la invasión cerca de las playas debido a la enorme potencia de fuego de la flota aliada y pensó que los tanques deberían estar formados en grandes escuadrones tierra adentro, cerca de París, donde permitirían a los Aliados adentrarse en Francia y entonces acabar con ellos. Cuando se pidió a Hitler que eligiese un plan, vaciló y situó los tanques en un punto intermedio. Lo suficientemente lejos como para ser inútiles para Rommel, pero demasiado cerca para von Rundstedt. A pesar de todo, el plan de Rommel estuvo a punto de llevarse a cabo.
Durante el Día D, bastantes tanques alemanes, sobre todo de la 12ª División Panzer SS, estuvieron cerca de las playas y crearon bastante caos. Pero la superioridad numérica de los Aliados y la negativa de Hitler a liberar a tiempo las reservas Panzer hicieron cualquier éxito irrelevante y las playas fueron pronto aseguradas por los aliados.
En paralelo a las acciones militares, Rommel estuvo implicado (no se sabe exactamente en qué manera) en las conspiraciones para derrocar a Hitler. Parece ser que en abril de 1944, conferenció con el general Heinrich von Stülpnagel (uno de los cabecillas del plan Walkiria, del que también formaba parte el ex-ayudante de Rommel Claus von Stauffenberg), quien le instó a tomar parte en el derrocamiento de Hitler. Existe controversia sobre la actitud de Rommel hacia dicho plan. También parece ser que el 9 de julio de 1944 fue informado del inminente atentado de Stauffenberg contra el Führer.[7] Como sea, Rommel no cometiò delaciòn al respecto pero tampoco se involucrò.
Rommel y el complot del 20 de julio de 1944
Accidente en Francia
Desde que se inició el desembarco de Normandía, Rommel ejercía su cargo como jefe del Grupo de ejércitos B visitando un cuartel general tras otro a fin de coordinar directamente las acciones de cada jefe. El 17 de julio de 1944 visitó por la mañana los cuarteles generales de las divisiones de infantería 276ª y 277ª. Al mediodía se reunió con Sepp Dietrich en el cuartel general del 2º Cuerpo de ejército blindado de las SS y hacia las cuatro de la tarde se encaminó de vuelta a su propio cuartel general. A pesar de evitar las carreteras principales, bombardeadas y abarrotadas de refugiados, su coche fue ametrallado por una pareja de Spitfires de la RAF (se atribuye oficialmente el ataque al jefe de escuadrón Charley Fox).
El coche fue alcanzado por una de las ráfagas, que hirió a su conductor, y se estrelló fuera de la carretera, quedando boca abajo en un canal de riego cercano. El conductor, soldado Daniel, murió unos días después. El comandante Neuhaus sufrió una fractura de cadera. El capitán Lang y el sargento Holke salieron con magulladuras leves. Rommel salió despedido del vehículo y quedó tendido en el centro de la carretera, inconsciente. Sufría una fractura cuádruple de cráneo, heridas en la cara producidas por fragmentos de parabrisas y una enorme hinchazón que le cerró el ojo izquierdo[8] . Los sucesivos doctores que le fueron atendiendo se mostraban muy pesimistas en cuanto a sus expectativas de supervivencia. La mayor parte del tiempo estaba inconsciente. Se despertaba de forma esporádica, pero era incapaz de moverse ni apenas hablar.
Por tanto, cuando tres dias después el coronel Claus von Stauffenberg intentó matar a Hitler con una bomba, Rommel se debatía entre la vida y la muerte en una sala de operaciones, mientras el Dr. Esch, uno de los mejores neurocirujanos de Alemania, se esforzaba por reconstruir su destrozada cabeza. Y lo consiguió. Para sorpresa de todos, Rommel superó las operaciones con el ojo izquierdo totalmente cerrado, completamente sordo del oído izquierdo y con terribles jaquecas transitorias, pero vivo. Era la sexta herida que recibía en acto de servicio.
Dos días antes de este accidente, Rommel había entregado al Generalfeldmarschall Günther von Kluge, sustituto de von Rundstedt, una versión ampliada y actualizada de su informe del 12 de junio, pidiendo que fuera remitido de inmediato al Führer. En dicho informe llegaba a las mismas conclusiones que en el anterior: la guerra en el Oeste no podía ganarse militarmente de ninguna forma, y sugería que se llegase a un cese inmediato de las hostilidades con los Aliados a fin de poder concentrarse en el frente oriental, quizá incluso sugiriendo una alianza conjunta contra la URSS. Von Kluge no llegó a enviar este informe hasta días después del accidente, aumentando los rumores contra Rommel.
Postura de Rommel
Su verdadera implicación en el complot y su opinión sobre el mismo han sido tema de intenso debate a lo largo de los años. Lo que está más allá de toda duda es que los dos hombres clave del complot del 20 de julio, el doctor Carl Friedrich Goerdler y el Generaloberst Ludwig Beck, habían puesto sus ojos en Rommel para que les apoyara. Necesitaban desesperadamente una figura mediática que pudiera contrarrestar ante al pueblo alemán la sombra de cualquiera de los lugartenientes de Hitler que intentara ocupar su lugar, y también les hacía falta un militar de prestigio y alto rango que pudiera unir bajo su mando al ejército, enfrentándose a las SS si fuera necesario. Rommel era ambas cosas. A pesar de sus enemigos en el OKW, era una figura ampliamente respetada en el ejército, e incluso en las Waffen-SS, y además era la figura más popular en Alemania después del propio Hitler.
Los conspiradores tenían dos contactos con Rommel: uno era Karl Strolin, alcalde permanente de Stuttgart y antiguo amigo y camarada de armas de Rommel desde la Primera Guerra Mundial, en la que había alcanzado el rango de Hauptmann (capitán) de infantería. Era tal su relación que incluso ayudó a Rommel en su mudanza de Wiener Neustadt a Wurtemberg. El otro era el Generalleutnant Hans Speidel, quien siendo ya parte del complot había sido nombrado jefe de estado mayor de Rommel en Francia.
Ambas fuentes coinciden en afirmar que los conspiradores tenían reservado un papel principal para Rommel, posiblemente el de presidente en funciones. Ambos coinciden también al decir que Rommel, aún apoyando el movimiento contra Hitler y habiéndose comprometido con el mismo, no tenía conocimiento de qué papel se le reservaba, entre otras cosas a causa de su accidente, que le incapacitó. Sin embargo, difieren en cuanto al tipo de acción que Rommel conocía y apoyaba. Strolin afirma que Rommel desconocía la intención de asesinar al Führer y creía que lo que se haría con Hitler era capturarle y encerrarle para ser juzgado posteriormente. Speidel afirma que Rommel sabía que se pretendía matar a Hitler y que se mostraba contrario precisamente porque prefería que se siguiera la acción que comenta Strolin. Es posible que ambos tuvieran razón y simplemente se estuvieran refiriendo a la opinión de Rommel en momentos distintos: antes de saber del intento de asesinato y una vez lo supo. Según su esposa Lucie, Rommel desaprobaba terminantemente el intento de asesinato y estaba a favor de capturar y deponer a Hitler para que fuera juzgado. Según el almirante Friedrich Ruge, Rommel le dijo al enlace naval de su estado mayor —con el que mantenía una abierta amistad— en el hospital mientras estaba convaleciente, refiriéndose al intento de asesinato: «Es una mala manera de resolver las cosas. Ese hombre es la encarnación del demonio. ¿Por qué convertirle en héroe y mártir? Mejor sería dejar que el ejército lo detuviera y lo juzgara. No destruiremos la leyenda de Hitler hasta que el pueblo alemán conozca la verdad»[9] .
Declaraciones en su contra
En las investigaciones posteriores al atentado, varias de las detenciones implicaron de forma ambigua a Rommel. El Generaloberst Karl-Heinrich von Stülpnagel fue llamado a regresar a Berlín de forma urgente. Sabiendo que sería detenido nada más llegar, intentó suicidarse en el camino pegándose un tiro, pero colocó mal la pistola en la sien y sólo consiguió saltarse un ojo y casi perder el segundo. Según declaró a la Gestapo el médico que le atendió, repitió varias veces el nombre de Rommel mientras convalecía bajo los efectos del sedante. Luego fue llevado bajo arresto a Berlín, torturado durante algunos días y juzgado, condenado y ahorcado en un tiempo récord. La ejecución se llevó a cabo el 30 de agosto de 1944, y no se sabe con certeza qué más llegó a declarar bajo las torturas. Se considera posible que le ejecutaran con tanta urgencia debido al precario estado de salud en que quedó tras su intento de sucidio fallido y las torturas subsiguientes.
Speidel, su jefe de estado mayor, fue también arrestado. Llevado a Berlin y sometido a continuos interrogatorios por parte de la Gestapo (pero, sorprendentemente, no a torturas), Speidel consiguió pasar esa fase de la investigación sin denunciar a ninguno de sus camaradas conspiradores. Sin embargo, sí admite haber declarado que cuando se enteró del plan para atentar contra Hitler por boca de Stülpnagel y otros, lo puso en conocimiento de su superior directo, Rommel. Con eso dejó al mariscal en muy mala posición, ya que implicaba que, o bien estaba abiertamente a favor del atentado, o bien pecó de omisión al no informar de ello. David Irving sostiene abiertamente que Speidel se libró de la muerte al hacer un trato con altos jerarcas nazis que deseaban incriminar a Rommel para quitárselo de encima, posiblemente Martin Bormann o Hermann Göring. El hecho es que Speidel fue el único conspirador reconocido como tal que no fue ejecutado, aunque es muy posible que eso se deba a que no llegó a ser expulsado del ejército: recibió el apoyo de von Rundstedt y sobre todo de Heinz Guderian, que fue nombrado presidente de los tribunales de honor que expulsaron a todos los implicados, poniéndoles en manos del Tribunal del Pueblo de Roland Freisler.
También jugó en su contra el hecho, circunstancial según todos los implicados, de que von Stauffenberg había sido ayudante en su cuartel general del Afrika Korps. En cualquier caso, y a pesar de las insinuaciones hechas en contra en su día por parte de enemigos declarados de Rommel entre los altos jerarcas nazis, no parece que hubiera ninguna prueba de que estuviera implicado en el atentado, y así lo han declarado siempre los propios conspiradores.
Muerte de Rommel
Rommel pasó la convalecencia del accidente en su casa de Herrlingen. Su hijo Manfred, alistado en una unidad de defensa antiaérea de la Wehrmacht, recibió un permiso especial para acompañarle. Se encontraban también en la casa su esposa Lucie, el capitán Aldinger y un ordenanza. Al principio Rommel tenía también un servicio de centinela en la puerta del jardín, proporcionado por un cercano cuartel de la Wehrmacht, pero conforme transcurrían los días se le retiró dicho servicio «por orden superior».
Rommel hacía ya meses que aseguraba saber que sus enemigos en el Alto Estado Mayor confabulaban en su contra a oídos de Hitler, pero según declararon posteriormente sus allegados, no empezó a sospechar que se le pretendía inculpar en algo mucho más serio hasta que Speidel fue detenido por la Gestapo el 7 de septiembre. Desde entonces, empezó a salir a sus paseos diarios llevando su pistola de servicio en el bolsillo, y en uno de esos mismos paseos con Manfred le hizo fijarse en dos hombres de uniforme que les observaban desde lejos, diciéndole a su hijo: «Hace ya días que estamos bajo vigilancia».
Durante los días siguientes Rommel, aquejado aún de jaquecas dolorosas de forma ocasional y sin sospechar la trampa que se cerraba en torno suyo, realizó diversas gestiones para liberar a Speidel, llegando incluso a presentar una carta de queja a Hitler por mediación de Sepp Dietrich. Amigos y conocidos de los Rommel les informaron de la presencia de desconocidos rondando su casa y haciendo preguntas entre los vecinos.
El 7 de octubre el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel telefoneó a Herrligen ordenando a Rommel que acudiera el día 10 a Berlín para «una entrevista sobre su futuro». Rommel se negó, alegando no tener permiso médico para hacer viajes tan largos. Confidencialmente, comunicó a su hijo y a Aldinger que no creía que se le permitiera llegar vivo a Berlín en caso de emprender tal viaje. Rommel procuraba en todo momento hacer este tipo de comentarios cuando su esposa no estaba presente, sabiendo que vivía en un terror constante desde que Speidel fuera arrestado.
El 8 de octubre Manfred se reincorporó a su batería hasta el 14 del mismo mes. Un día antes, el 13 de octubre, Rommel recibió una llamada del cuartel general central avisándole de que al día siguiente recibiría la visita de los generales Wilhelm Burgdorf y Ernst Maisel, del estado mayor general. Burgdorf era el jefe de personal del ejército y Maisel actuaba como su adjunto. Ambos se presentaron exactamente a las doce del 14 de octubre, en un coche oficial de la Wehrmacht conducido por un chófer con uniforme de las SS. Manfred había llegado por la mañana y ya se encontraba en la casa.
Mientras se retiraba a una habitación para hablar a solas con ambos generales, Rommel le pidió a Aldinger que tuviera a punto la carpeta con los papeles: sospechaba que pensaban acusarle de negligencia de algún tipo, de modo que desde que empezó el desembarco había estado acumulando documentación sobre todas las órdenes e informes que había enviado y recibido. Aproximadamente una hora después Maisel salió de la habitación, seguido tras unos minutos por Burgdorf, y ambos salieron a esperar junto al coche. Rommel subió directamente al piso superior y entró en la habitación de su esposa, donde conversó con ella unos minutos. Frau Rommel narra que al entrar, su marido le declaró lo siguiente tras mirarla durante un rato en silencio: «Vengo a decirte adiós. Dentro de un cuarto de hora estaré muerto. Sospechan que tomé parte en el intento de asesinar a Hitler. Al parecer, mi nombre estaba en una lista hecha por Goerdeler en la que se me consideraba futuro presidente del Reich... Jamás he visto a Goerdeler... Ellos dicen que von Stülpnagel, Speidel y von Hofacker me han denunciado. Es el mismo método que emplean siempre. Les he contestado que no creía lo que decían, que tenía que ser mentira. El Führer me da a elegir entre el veneno o ser juzgado por el tribunal popular».
Luego bajó a hablar con Aldinger y su hijo, que le esperaban en el piso inferior, y les contó lo mismo. Según narraron ambos posteriormente, Rommel se mostró cada vez más decidido a medida que descartaba, con una calma absoluta, todas las demás posibilidades. Aunque afirmaba ser inocente, no contaba con salir con vida en caso de enfrentarse a un juicio. El teléfono estaba cortado, con lo que no cabía pedir auxilio a alguna unidad militar cercana. Las calles (según le habían dicho Burgdorf y Maiser) estaban cortadas por patrullas de las SS, y todo el armamento disponible eran las pistolas de Rommel y Aldinger, con muy poca munición disponible. Además, le habían amenazado con tomar represalias radicales contra su familia y todos los miembros de su estado mayor, más sus familias respectivas, si no se suicidaba. La otra condición era que todo el asunto debía mantenerse en secreto. Nadie podía saber que su muerte era un suicidio ordenado. Si sus parientes o amigos hablaban, serían juzgados y ejecutados por traición. «Ante todo, debo pensar en mi esposa y en Manfred...».
Una vez tomada su decisión, se despidió de todos, tomó su gorra y su bastón de mariscal y subió al coche donde le esperaban Burgdorf y Maisel. Según declararon posteriormente tanto Maisel como Dose, el chófer, se dirigieron por la carretera en dirección a Ulm durante unos minutos. Luego Burgdorf les ordenó parar en el arcén y salir ambos a caminar por la carretera, alejándose del coche, mientras él se quedaba dentro con el mariscal. Al cabo de unos minutos Burgdorf salió también y les llamó. Al acercarse, declararon haber visto a Rommel encorvado y tendido en el asiento trasero, con la gorra y el bastón de mariscal en el suelo del vehículo, en los últimos estertores de su agonía.
Media hora después de su marcha, Aldinger recibió una llamada notificándole que Rommel había sufrido un derrame cerebral que le causó la muerte. El cuerpo fue llevado al hospital de Ulm, donde se prohibió terminantemente que se realizara la autopsia requerida por la ley. Tras el velatorio, el cadáver fue incinerado y las cenizas enterradas en Herrlingen tras un funeral de estado el 18 de octubre y la declaración de un día de luto nacional. Von Rundstedt, que había sido destituido de su cargo por contradecir la opinión de Hitler y de quien todos sabían que detestaba al partido nazi, pronunció una elegía fúnebre en la que afirmó que Rommel estaba «imbuido de los principios del nacionalsocialismo, motor de todos sus actos», y que «su corazón pertenecía al Führer». Durante la misma no miró ni una sola vez a la viuda ni a Manfred, se equivocó y tartamudeó varias veces, y una vez finalizada abandonó el lugar sin asistir a la cremación. Ruge, que no conocía la verdad, declaró más tarde que el comportamiento de von Rundstedt fue el primer indicio que tuvo de que la muerte de Rommel no había sido natural, aunque el propio von Rundstedt ha negado tal cosa, afirmando que de haberlo sabido, se habría negado en redondo a hacer tal espectáculo.
Llegaron notas de pésame de todas partes de Alemania, con dos curiosas excepciones: Keitel y Jodl. Ninguno de los dos envió el pésame a la viuda ni hizo acto de presencia en el funeral. Himmler hizo llegar a Frau Rommel una nota en la que declaraba conocer los detalles de la muerte de su marido y afirmaba estar totalmente horrorizado por lo ocurrido, añadiendo que nunca se habría prestado a algo semejante.
Burgdorf murió durante la caída de Berlin. Maisel sobrevivió a la guerra, sufrió el correspondiente juicio de desnazificación y quedó en libertad en 1949. Durante el juicio declaró la realidad de la muerte de Rommel, confirmada entonces públicamente por su viuda, su hijo y Aldinger. Esto supuso un fuerte impacto en la opinión pública, especialmente entre los veteranos que sirvieron con Rommel. Uno de ellos, el general Hans Cramer, declaró a Desmond Young que «Me gustaría poder coger entre mis manos a ese Maisel».
Es el único miembro del Tercer Reich que tiene un museo dedicado a su persona.
La personalidad de Rommel
El carácter de Rommel era, según su familia y amigos, el del típico suabo (totalmente opuesto al de su vecino bávaro): tranquilo, calmado, respetuoso, con los pies en el suelo y poco dado a sentimentalismos ni grandes efusiones, aunque con un punto de poeta. Cuidadoso con el dinero, rozando incluso la tacañería. A nivel personal sentía una gran pasión por el campo y los deportes relacionados con el mismo, como la equitación, el montañismo, el remo y el esquí. Era también apasionado de las motocicletas y la mecánica: después de desarmar y volver a montar su primera motocicleta pieza a pieza, se llevó a su esposa de viaje con ella por la zona norte de Italia para mostrarle los lugares donde había combatido. Aparte de su vida familiar, no parecía tener otro interés en la vida más allá de su profesión, a la que dedicaba todas sus energías. El general Speidel, su último jefe de estado mayor, afirmaba que no creía que Rommel hubiera leído en su vida otra cosa que no fueran libros sobre táctica militar y las cartas de su mujer e hijo[10] . Sin embargo, tenía también mucho sentido del humor y solía bromear con la tropa en cuanto tenía ocasión.
Estaba también poseído por una energía y entusiasmo infatigables, tanto a nivel físico como mental. Ese fuerte temperamento, unido a su permanente apariencia de calma, le supuso numerosos problemas de estómago e insomnio a lo largo de sus campañas. Sin embargo, su resistencia al cansancio y las penalidades era también legendaria. En el norte de África, sobrepasó en más del triple el tiempo medio en campaña de un oficial antes de ser dado de baja por enfermedad.
Erwin Rommel se consideró siempre a sí mismo como un soldado profesional. En las escasas ocasiones en las que hablaba con su esposa e hijo sobre su tiempo de campaña, decía siempre que la guerra era «una ocupación estúpida y brutal», a la que sin embargo se dedicaba con pasión. Totalmente devoto de sus hombres, disfrutaba con el entrenamiento continuo y era tenido por un jefe duro y exigente, pero siempre cercano y responsable. De hecho acostumbraba a ser más querido por la tropa que por sus oficiales. Decididamente no era un típico militar prusiano con ascendencia noble, sino un oficial de tropa de origen burgués. Nunca formó parte de la camarilla de oficiales que lideraba el estado mayor general alemán, con lo que se ganó multitud de enemigos en ese entorno, lo que le resultaría fatal en sus últimos días.
Fue uno de los generales que mejor entendió y asumió el concepto de Blitzkrieg, precisamente porque ya desde la Primera Guerra Mundial lo practicaba como fruto de sus propias reflexiones. Basta ver sus acciones de guerra durante ese periodo, incluyendo las que le hicieron ganar la Pour le Mérite, para darse cuenta de que durante la Segunda Guerra Mundial no hizo más que repetir los mismos conceptos que en la Primera, con mejor material y mayores efectivos. El tipo de reacción por sorpresa y la rapidez de decisión requeridos por una guerra ofensiva móvil eran la base del carácter y la forma de ser de Rommel.
A nivel táctico era un líder sin igual, dotado de lo que los alemanes llamaron Fingerspitzengefühl: una intuición táctica que parecía emanar de la punta de sus dedos, la capacidad de «leer» el terreno, tanto a simple vista como mediante un mapa, anticipándose a los planes del adversario y maniobrando a su antojo. Circulan multitud de anécdotas sobre esa capacidad casi sobrenatural, relatadas por parte de veteranos que coincidieron con él en alguna campaña. Según el capitán Hartmann, camarada de Rommel en el frente italiano, se decía en la división que «el frente está donde esté Rommel»[11] .
En el trato era humilde y directo. Detallaba todos sus planes de forma metódica y concisa. Al transmitirlos, lo hacía siempre de forma didáctica, dando las explicaciones pertinentes y repitiendo las partes más importantes a fin de enfatizarlas. Tenía siempre la tendencia a tomar directamente el control de las operaciones cuando lo creía necesario; incluso siendo mariscal de campo, no era raro verle al mando de un batallón liderando un avance. Eso mejoraba de forma palpable su relación con la tropa, que admiraba el ejemplo dado por «su» general, pero fue visto no pocas veces como una intromisión por parte de los oficiales temporalmente desplazados.
A pesar de esa humildad, Rommel se hizo conocido tanto por sus propias tropas como por sus enemigos. Curiosamente, en su periodo en África, tanto los soldados británicos como los alemanes se referían a él como «ese bastardo de Rommel», ambos con el mismo tinte de admiración y envidia. Lo extraordinario de sus logros, unido al innato sentido de fair-play del que siempre presumen los británicos, llevó al mariscal Sir Claude Auchinleck a emitir, en 1941, una orden en la que exhortaba a todos los oficiales del cuerpo expedicionario británico en Oriente Medio, entre otras medidas, a no referirse nunca a Rommel. Pretendía con ello reducir la imagen que ya se estaba creando como general invencible.[12]
El propio Rommel era bien consciente del valor de la imagen y el renombre y usó los suyos con frecuencia para presionar a sus jefes directos en un intento por conseguir los suministros que necesitaba. La misma tendencia agresiva que tantas victorias le supuso en batalla, hizo que muchas veces se saltara la cadena de mando normal, aprovechando su especial contacto con Adolf Hitler. Eso le reportó pocas ventajas y puso en su contra a gran parte del alto estado mayor alemán, quienes le veían como un egocéntrico con afán de protagonismo.
En algunas publicaciones biográficas, surgidas a finales de los años cuarenta, se afirma incorrectamente que Rommel perteneció a los Freikorps, que fue miembro del partido nazi casi desde su fundación, que era amigo personal de Adolf Hitler y uno de sus primeros lugartenientes, que había sido policía durante la república de Weimar, que fue miembro fundador de las SS, que estudió derecho en la universidad de Tübingen en el periodo de entreguerras... El origen de la mayoría de estas falsedades proviene de un artículo publicado en 1941 en Das Reich, el periódico controlado por Joseph Goebbels. Rommel leyó el artículo estando en África y quedó tan indignado por la imagen sesgada que se daba en el mismo que escribió a su esposa diciendo que había presentado una reclamación formal en el Ministerio de Propaganda, exigiendo explicaciones al respecto.
Firme defensor del concepto de que los militares no debían inmiscuirse en política, no tuvo contacto con el partido nazi en toda su carrera, aunque fue requerido en varias ocasiones a que se diera de alta en el mismo. Sólo una vez recuerda Frau Rommel haber oído a su marido hablar de los nazis antes de 1939, y fue para decir que le parecían «una banda de matones callejeros. Es una lástima que Hitler tenga que verse asociado con ellos». Y es que en un principio Rommel admiraba a Hitler por sus cualidades como líder. No fue hasta el inicio del derrumbe del Afrika Korps en 1942 que empezó a criticar al Führer por su falta de visión estratégica, y aun tímidamente al principio, asegurando que «tiene que estar mal informado de lo que realmente sucede aquí»[13] . La imagen que tenía del líder victorioso de Checoslovaquia en 1938 y Polonia en 1939, que tuvo ocasión de ver bien de cerca, no desapareció hasta finales de 1943, con la caída del norte de África.
Batallas en las que ejerció como comandante supremo
* Batalla de Arras (1940)
* Asedio de Tobruk (1941)
* Batalla de Gazala (1942)
* Batalla de Bir Hakeim (1942)
* Primera Batalla de El Alamein (1942)
* Batalla de Alam Halfa (1942)
* Segunda Batalla de El Alamein (1942)
* Batalla del paso de Kasserine (1943)
* Batalla de Normandía (1944)
Erwin Rommel en 1942 en el Norte de África
Sus acciones en Italia supusieron para Rommel la codiciada Pour le Mérite
Rommel en uniforme de Generalmajor con la Pour le Mérite. Foto tomada entre Agosto de 1939 y Mayo de 1940
Tumba del mariscal Rommel en el cementerio de Herrlingen (Blaustein).
Zorro del Desierto
Lugar de nacimiento Heidenheim, Wurtemberg Germany
Lugar de defunción Ulm, Wurtemberg Germany
Servicio Alemania Germany 1933
Años de servicio 1910 – 1944
Rango Generalfeldmarschall
Mandos -7a División Panzer, 1940
-Afrika Korps, 1941-1943
-Grupo de Ejércitos B, 1943 - 1944
Batallas / Guerras Primera Guerra Mundial:
* Batalla de Caporetto
Segunda Guerra Mundial:
* Batalla de Francia
* Operación Sonnenblume
* Batalla de Gazala
* Batalla de El Alamein
* Batalla del paso de Kasserine
* Batalla de Normandía
Premios:Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con hojas de roble, espadas y diamantes
-Orden Pour le Mérite
-Insignia de asalto panzer, en plata
-Insignia de herido, en oro
Erwin Johannes Eugen Rommel (*15 de noviembre de 1891 – † 14 de octubre de 1944) fue uno de los más célebres militares y el mas famoso Mariscal de Campo alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Recibió el apodo de Zorro del Desierto (Wüstenfuchs) a raíz de su habilidad como comandante del Deutsches Afrika Korps durante las campañas militares del norte de África, entre 1941 y 1943. Posteriormente recibió el mando de las unidades alemanas estacionadas en Francia para contener la previsible invasión aliada, que acabó materializándose en Normandía.
Rommel es recordado frecuentemente no sólo por sus señaladas proezas militares, sino por su caballerosidad con los adversarios — fue uno de los mandos alemanes que se negó a obedecer la Kommandobefehl. Tras el atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944, fue acusado de haber participado en el mismo y obligado a suicidarse para evitar represalias contra su familia y su personal más cercano.
Nacimiento y primeros años
Erwin Johannes Eugen Rommel nació el 15 de noviembre de 1891 en Heidenheim, un pequeño pueblo a unos 45 km de Ulm, en Wurtemberg. Fue el segundo hijo de Erwin Rommel y Helene von Luz. Ambos progenitores profesaban la fe protestante, por lo que el joven Erwin Johannes Eugen fue bautizado en la misma el 17 de noviembre del mismo año. Tanto su padre como su abuelo paterno eran profesores de matemáticas de cierto renombre, mientras que la madre era la primogénita de Karl von Luz, quien fuera gobernador civil en Ulm (Regierungs-Präsident). Sus padres eran por tanto gente conocida y respetada en su entorno, aunque de clase burguesa. Tuvo cuatro hermanos: Manfred murió siendo niño; Helena se dedicó también a la enseñanza, en Stuttgart; Karl sirvió en la Primera Guerra Mundial como piloto y resultó lisiado al contraer la malaria estando de servicio en el Imperio Otomano; y Gerhardt siguió una carrera como cantante de ópera de moderado éxito.
Rommel podría ser clasificado durante su periodo infantil como el hijo que cualquier madre querría tener. «Era un niño muy dócil y amable. Bajito para su edad [...] hablaba muy lentamente y sólo después de reflexionar largamente. Tenía muy buen carácter, era amistoso y no se asustaba de nada.»[1] . En 1898, Erwin Rommel padre es nombrado director del Realgymnasium de Aalen, un importante centro de enseñanza en su tiempo. El joven Erwin Johannes empezó a asistir a dicho colegio como alumno, en donde mostró síntomas propios de un superdotado: se aburría en clase, no mostraba ningún interés por las materias tratadas y, sin embargo, aprobaba año tras año sin ningún esfuerzo. Era reservado y se mantenía a distancia de sus demás compañeros.
Durante su adolescencia la situación cambió para mejor. Desaparece su mansedumbre infantil, reemplazada por el estallido continuo de energía que le caracterizaría ya durante todo el resto de su vida. Comenzó a interesarse por todo tipo de actividades deportivas, especialmente el esquí y la bicicleta. Sus notas mejoraron de manera muy apreciable, consiguiendo graduarse con buena nota. Junto con un amigo suyo llamado Keitel (sin relación con el mariscal del mismo nombre) construyó un modelo de planeador a tamaño natural; consideró la idea de estudiar ingeniería, pero ante la oposición de su padre se alistó en el ejército. Presentó solicitudes en regimientos de artillería e ingenieros, pero en ambos le comunicaron que no había plazas disponibles. Así que se presentó a infantería. Durante las pruebas médicas le diagnosticaron una hernia inguinal, de la que se operó. Tras una convalecencia de casi cuatro meses, el 19 de julio de 1910 se incorporó al 124º regimiento de infantería «König Wilhelm I» (6º de Wurttemberg) en Weingarten con el rango de "aspirante" (cadete).
En el sistema alemán, los aspirantes a oficial debían cumplir un tiempo de servicio como soldados antes incluso de ser enviados a la academia de oficiales. Rommel fue ascendido a cabo en octubre y a sargento en diciembre. En marzo de 1911 fue trasladado a la Kriegsschule (escuela de guerra) de Danzig. Allí conoció, a través de un amigo suyo de la academia, a Lucie Marie Mollin, hija de un terrateniente prusiano que se encontraba en Danzig estudiando idiomas. Completamente enamorado, empezó con ella una relación formal que les conduciría al matrimonio unos años después, en 1916, durante un corto permiso durante la Primera Guerra Mundial. El matrimonio produjo bastante malestar en la familia de la novia, ya que eran católicos y no vieron el enlace con buenos ojos.
Cuando Rommel volvió a su regimiento tras graduarse en enero de 1912, se mantuvieron en contacto escribiéndose prácticamente a diario, costumbre que Rommel mantendría inalterada en todos sus posteriores periodos de separación. Su viuda Lucie Marie Rommel logró conservar grandes cantidades de esas cartas a pesar de los saqueos sufridos durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1913 fallece su padre de forma súbita. Su madre siguió viviendo en la casa familiar, manteniendo el contacto de forma fluida con todos sus hijos hasta su muerte en 1940.
En 1928, Erwin y Lucie tuvieron a su único hijo, Manfred Rommel, que con los años sería secretario de estado y alcalde de Stuttgart. Sin embargo, los historiadores John Bierman y Colin Smith afirman que Rommel tuvo una aventura en 1913 con Walburga Stemmer, una joven frutera de Weingarten[2] . De esa relación extramatrimonial nacería Gertrud Pan. Según los autores, Walburga se suicidó en 1928, al enterarse del nacimiento de Manfred.
Primera Guerra Mundial
En los dos años que transcurren desde su nombramiento como teniente (Leutnant) hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, Rommel se dedica principalmente a tareas de instrucción de tropa, actuando como jefe de pelotón. Destaca especialmente por su entusiasmo, su capacidad didáctica y su total seriedad. No fuma, no bebe, no asiste a bailes ni locales de alterne y (posiblemente por considerarse comprometido) no se le conoce ni una sola relación sentimental más que con su adorada Lucie (exceptuando la supuesta con Walburga). Sus compañeros durante dicho periodo le recuerdan como un joven oficial sociable, pero reservado, con mayor tendencia a escuchar que a hablar, pero muy independiente a nivel intelectual.
En marzo de 1914 es destinado como jefe de pelotón, en un programa de intercambio interarmas, a una de las baterías del 49 regimiento de artillería, estacionado en Ulm. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, recibe orden de volver a su regimiento el 31 de julio de 1914, y se pone en marcha unos días después hacia la frontera francesa.
Primeras acciones: Francia, 1914–1915
Su regimiento estaba adscrito al XIII Cuerpo de Wurtemberg, bajo el mando del general von Fabek. Este cuerpo formaba parte del 5º Ejército alemán, cuya misión era actuar como el extremo interior del «rodillo» que el Plan Schlieffen esperaba lanzar sobre Bélgica y los Países Bajos. La zona de acción del regimiento de Rommel era justo enfrente de las Ardenas meridionales. Éstas son algunas de sus acciones en dicho frente, extraídas principalmente de su libro de memorias[3] :
* Su primera acción de guerra fue en las cercanías de Longwy, en la frontera franco-belga. El día 22 de agosto de 1914 su pelotón ocupa su posición en el frente. Rommel, después de casi 24 horas a caballo actuando como oficial de enlace, sale de exploración acompañado por dos soldados y un suboficial. Localiza a un grupo de entre quince y veinte soldados franceses acampados a cierta distancia de sus propias posiciones. Decide aprovechar la sorpresa y abre fuego contra ellos junto a sus tres acompañantes. Se retira en cuanto empiezan a recibir disparos de vuelta, dejando muertos o heridos a unos diez franceses, sin bajas propias.
* El 24 de septiembre, mientras actúa como enlace en solitario, se da de bruces con una patrulla francesa de cinco soldados. Abre fuego contra ellos, sin dudarlo, y abate a dos antes de que se le acabe la munición. En lugar de pararse a recargar, carga a la bayoneta contra los tres restantes, poniéndolos en fuga, aunque sufriendo una herida de bala en el muslo. Por esta acción recibió la Cruz de Hierro de segunda clase, y más tarde escribiría en sus memorias una célebre frase: «En combate cercano, la victoria es del que tiene una bala más en el cargador»[4] .
* El 29 de enero de 1915 se infiltra de madrugada con todo su pelotón tras las líneas francesas, aprovechando un tramo desenfilado de alambrada que ha descubierto en una de sus salidas de exploración. Consigue capturar cuatro casamatas francesas en un asalto por sorpresa, y procede luego a defenderlas durante todo el día contra los continuos intentos de contraataque por parte de un batallón francés. Pierde una de las casamatas, pero la recupera en una nueva carga a la bayoneta por sorpresa. Al final del día, cuando se hace evidente que ninguna otra unidad de su batallón está aprovechando la brecha abierta, ordena la retirada. Toda la operación le costó tan sólo doce bajas entre muertos y heridos. A raíz de ello, recibió una severa reprimenda de su oficial en jefe por tomar iniciativas temerarias en el campo de batalla, y fue más tarde premiado con la Cruz de Hierro de primera clase.
En octubre de 1915 Rommel fue ascendido a Oberleutnant (Teniente 1º) y trasladado al recientemente creado WGB (Würtembergische Gebirgsbataillon), en el que recibió el mando de una compañía. Pasó casi un año sin más actividad, estacionado en los Vosgos, durante el cual se casó con Lucie. No llegó a vivir los peores momentos de la guerra de posiciones en Francia, pero ya mostraba una gran independencia en la toma de decisiones. Aunque se haría famoso (sobre todo posteriormente) por sus arriesgadas y veloces acciones, en este periodo muestra un enorme interés por las fortificaciones y atrincheramientos, obligando a sus hombres a cavar trincheras tan pronto como se estacionaban en alguna parte. Entendía (y así lo recogió en sus memorias) que esa era la única forma en que la infantería en posición estática podía sustraerse al efecto de la artillería. Su pelotón tuvo la menor cantidad de muertos y heridos de su regimiento en todo ese periodo.
Guerra de movimiento: Rumanía, 1916–1917
El 27 de agosto de 1916, Rumanía declaró la guerra a las potencias centrales. El WGB fue trasladado a dicho frente, integrado en el Alpenkorps. El WGB no era un batallón tradicional; estaba formado por seis compañías de fusileros en lugar de cuatro, más seis compañías de ametralladoras. Al ser una unidad puramente de montaña, se esperaba de sus mandos que pudiera operar independientemente si la situación lo requería, y tenía una formación muy flexible: normalmente no combatía como una sola unidad cohesionada, sino que era dividida en dos o más grupos de batalla independientes (Abteilungen) según las circunstancias. Era el destino ideal para Rommel, que se encontró casi desde el principio al mando de grupos independientes, a veces sólo su propia compañía, a veces varias, en alguna ocasión incluso controlando todo el batallón.
El ejército rumano intentó casi siempre una defensa estática, ubicando posiciones fortificadas en lo alto de cimas abruptas, o cerrando pasos de montaña. La respuesta más empleada por Rommel consistía en infiltrarse tras las líneas rumanas con sus fuerzas, aprovechando repechos y desenfiladas, y tendiendo una línea telefónica de campaña tras de sí. Si conseguía pasar inadvertido, lanzaba un ataque por sorpresa al amanecer, a veces coordinado con fuego de cañón o de ametralladora. Una vez tras las líneas, nunca dudaba en atacar, sin importarle la inferioridad numérica: afirmaba que la sorpresa y el efecto psicológico de encontrar al enemigo en zonas consideradas seguras requería de las tropas una gran moral y calidad para reponerse y plantar cara de forma efectiva, calidad que no creía existiera en el caso de los rumanos.
Ejemplo de lo acertado de su planteamiento es la captura y posterior defensa del conjunto de posiciones fortificadas alrededor del monte Cosna, del 10 hasta el 18 de agosto de 1917. Para dicha acción, Rommel recibió el mando de tres de las compañías de fusileros y dos de las de ametralladoras. Durante el asalto inicial del día 10 recibió un balazo en el antebrazo izquierdo, a pesar del cual se mantuvo al mando de su grupo de batalla hasta que los rumanos cesaron en sus intentos de contraataque. Los días 19 y 20, con el enemigo detenido y ya totalmente extenuados Rommel y sus hombres, se lanzaron al asalto de las últimas posiciones rumanas, capturándolas, y el grupo de batalla fue relevado.
Italia, 1917–1918
Rommel se estrenó en el frente italiano el 26 de octubre de 1917 en la Batalla de Caporetto (conocida por los alemanes como 12ª batalla del Isonzo), en la que tuvo un papel muy destacado. Su batallón fue asignado como unidad de reserva para apoyar una penetración realizada por dos batallones bávaros. Sin embargo, el asalto pronto quedó atascado frente a las líneas italianas. Rommel, con dos compañías, se infiltró tras las líneas cruzando el Isonzo y tomó a la bayoneta las posiciones de una batería italiana. En los combates subsiguientes, Rommel mandó aviso a su comandante de batallón, Sprösser, junto con más de mil prisioneros italianos, alertando de que había conseguido romper las líneas.
Al recibir la noticia, su comandante le envió cuatro compañías más con la orden de sostener la brecha. Rommel, con seis compañías bajo su mando, prosiguió su infiltración en territorio italiano, emboscando en la carretera hacia el Monte Matajur una columna de refresco. Sorprendidos totalmente, los italianos no ofrecieron apenas resistencia, siendo capturados unos 2.000 hombres y 50 oficiales de la 4ª brigada de Bersaglieri, con todo su armamento e impedimenta.
Gratamente sorprendido por la falta de combatividad italiana al ser pillados desprevenidos, Rommel decidió proseguir el avance con algo menos de una compañía, a marchas forzadas durante el resto del día y de la noche. Al amanecer del día 29, localizó un enorme campamento de la brigada Salerno. Junto con dos oficiales y algunos soldados, se plantó en el centro del campamento informando a los italianos de que estaban totalmente rodeados y tenían 15 minutos para rendirse. Sorprendidos y atónitos, los oficiales italianos no se dieron cuenta del farol y se rindieron, aumentando la lista de prisioneros en 1.500 hombres y otra cincuentena de oficiales.
Cuando Rommel finalmente escaló el monte Matajur y lanzó las bengalas acordadas para señalar su avance con éxito, llevaba junto con sus exhaustas tropas más de 50 horas de actividad ininterrumpida, marchando a lo largo de más de 19 km a vuelo de pájaro en un terreno montañoso, capturando en el proceso unos 150 oficiales, 9.000 hombres y 81 cañones de distinto calibre, con apenas bajas propias. Cinco regimientos italianos al completo fueron borrados del orden de batalla por una fuerza que nunca llegó a sumar más de seis compañías. Este tremendo éxito le supuso la concesión de la más alta condecoración prusiana, la codiciada Pour le Mérite, y el ascenso a capitán.
Asombrado en extremo por la baja moral de los italianos, empezó una furiosa persecución de las fuerzas puestas en fuga. Cruzó las heladas aguas del Piave apenas unos días después junto con seis hombres, en plena noche, y con esas ridículas fuerzas atacó Longarone, obligando a rendirse a la numerosa guarnición. Una vez hubo cruzado el resto de su grupo de batalla, consiguió nuevos éxitos en la zona de Longarone, repeliendo un último y desesperado ataque nocturno por parte de los italianos, en el que estuvo a punto de ser arrollado y hecho prisionero. El 31 de diciembre de 1917, Rommel recibió un nuevo destino, ayudante de campo en un estado mayor (General Kommando 64). Para su tremendo disgusto, pasó el resto de la guerra en funciones administrativas.
El periodo de entreguerras (1918–1939)
Tras la capitulación alemana de 1918 llegó el Tratado de Versalles, el intento aliado de evitar que Alemania mantuviera la capacidad de alzarse nuevamente en armas. En el entorno militar, nadie dudaba de que antes de la capitulación aún era posible la defensa. Las únicas tropas enemigas que habían pisado suelo alemán desde la fallida ofensiva rusa de 1914 habían sido prisioneros de todas las nacionalidades. El shock que supuso la rendición prácticamente incondicional, unida a la desmovilización forzosa, dejó una gran cantidad de militares resentidos que no tardaron en unirse en masa a los Freikorps.
Ese no fue el caso de Rommel. El plan de desmovilización y reorganización diseñado por su comandante en jefe, el general Hans von Seeckt, redujo en efecto las fuerzas armadas alemanas a unos 100.000 hombres liderados por 4.000 oficiales. Sin embargo, la reducción no fue al azar. Se conservó en activo a todo oficial que hubiera demostrado disciplina, capacidad formativa, valor y decisión en el terreno, ya que ese pequeño ejército de la república de Weimar debía convertirse, en cuanto fuera posible, en el núcleo de mando de un nuevo ejército alemán. El plan secreto de von Seeckt, conocido y aprobado por todos los oficiales que se mantuvieron en el ejército, consistía en producir una sobrecualificación en todo el escalafón: entrenar a todo el personal de forma que pudiera cubrir las responsabilidades correspondientes a un rango por lo menos dos veces superior al que ostentase. De esa forma, cuando llegara el momento se podría iniciar de nuevo el reclutamiento, ascender a los miembros del ejército preexistente y tener un ejército movilizado de un tamaño muy superior. Rommel era, en ese contexto, el oficial ideal.
Tras ir a buscar a su esposa, enferma y aislada en Danzig tras la entrega del «pasillo» a Polonia, en 1919 recibió el mando de una compañía con la que fue destinado a la cuenca del Ruhr hasta 1921 realizando tareas de mantenimiento del orden. De ahí fue trasladado al 13º regimiento de infantería, de vuelta en Stuttgart. Ejerció como capitán en el mismo hasta el 1 de octubre de 1929, momento en el que fue destinado como instructor a la academia de infantería de Dresde. Durante sus clases en la misma solía emplear los ejemplos que más a mano tenía: sus propias acciones durante la guerra. Desempolvó sus diarios de campaña, con multitud de esbozos y mapas hechos a mano por él mismo, y los empleó en sus clases, repasando cada acción una y otra vez, resaltando los aciertos y los errores, animando a sus alumnos a sacar sus propias conclusiones. Es bien conocido un incidente en el que, revisando los inicios del Plan Schlieffen en clase, preguntó su opinión sobre cierta parte del mismo a uno de sus alumnos. Cuando el aludido empezó a recitar la respuesta, Rommel le interrumpió, diciéndole «ya sé lo que opinaba el estado mayor general al respecto. Le estoy preguntando lo que opina usted»[5] .
Siguió como oficial instructor durante cuatro años, hasta que el 31 de enero de 1933 fue ascendido a comandante y puesto al mando del 3er batallón del 17º regimiento de infantería, una unidad de tropas de montaña. Fue al mando de este batallón cuando se produjo el primer contacto entre Hitler y Rommel, incluyendo un conocido encontronazo entre este último y las SS: Durante la Pascua de 1935 Hitler debía presidir un acto castrense en el que el 3er batallón formaría frente al jefe del estado. Rommel recibió aviso de que un pelotón de las SS formaría entre su batallón y Hitler, haciéndose responsables de su seguridad. Lo tomó como un insulto, alegando que si el jefe del estado no se sentía seguro frente a sus propios soldados, no tenía ninguna intención de hacerles formar. Finalmente, tras la intervención personal de Heinrich Himmler y Joseph Goebbels, las SS no formaron y Hitler felicitó a Rommel por el aspecto de su batallón.
El 15 de octubre de 1935, con el rearme alemán funcionando a plena potencia, Rommel es ascendido a teniente coronel y recibe el traslado como instructor a la academia de guerra de Potsdam. Es un hecho poco conocido el que durante su época en Potsdam estuvo también temporalmente a cargo de la instrucción de las Juventudes Hitlerianas. Duró poco en el cargo; su jefe directo, Walter von Schirach, pretendía una militarización de la organización, a la que Rommel se negaba. Argumentaba que el objetivo debía ser más educativo, persiguiendo más la forja del carácter que la consecución de unas habilidades militares. Al recibir la negativa de Schirach, le indicó ácidamente que si tanto deseaba entrenar soldados, debería empezar por convertirse él mismo en uno. A los pocos dias, Rommel era relevado de su cargo como instructor jefe de la Hitlerjügend, como ya se esperaba[6] .
En 1937 recoge sus memorias y los apuntes de sus batallas discutidas en sus clases y publica el único libro que escribió en vida: Infanterie Greift An (La infantería ataca). Pronto se repitieron las ediciones, se tradujo a varios idiomas y se convirtió en manual de lectura obligatoria en varias academias militares de todo el mundo. Pero el lector más influyente sobre el destino de su autor fue, sin duda, el propio Hitler. Fue ascendido a coronel después de la publicación del libro. El 9 de noviembre de 1938, al finalizar su turno de tres años como instructor en Potsdam, recibió el cargo de director de la academia de guerra de Wiener Neustadt. Sin embargo, Hitler le seleccionó poco después para dirigir el Führerbegleitbataillon, el batallón de la guardia personal de Hitler, con la misión de escoltar al jefe del estado. A raíz de su nuevo nombramiento, Rommel pasaría a tener un trato casi diario con Hitler.
El 23 de agosto de 1939, Rommel es ascendido a general y destinado al cuartel general del Führer como jefe de seguridad.
Segunda Guerra Mundial
Polonia, 1939
La intervención de Rommel en esta campaña fue escasa en cuanto a resultados, pero enormemente influyente en los años posteriores. Cumpliendo con sus funciones de jefe de seguridad, pasó mucho tiempo conviviendo con Hitler. Durante el mismo vio los rasgos positivos del carácter del Führer: seguridad en sí mismo, valor personal, dotes de mando, capacidad de gestión y una tendencia a seguir sus impulsos en contra de lo que opinaban las mentalidades más conservadoras del Estado Mayor General. Al ser una campaña tan corta como exitosa, no llegó a conocer entonces la obstinación irracional de Hitler, sus ataques de rabia histérica, o su decisión de sacrificar cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, incluyendo a sus soldados o la propia Alemania. Hasta que pudo verlo por sí mismo años después (sobre todo a raíz de la batalla de El Alamein, en 1942), Rommel se formó una imagen limitada de quién era su comandante en jefe.
Al acabar la campaña, Rommel quedó de nuevo agregado al estado mayor de Hitler. Este profesaba mucha simpatía al dinámico general que tan poco se parecía a los oficiales prusianos, de ascendencia noble la mayoría, que tanto abundaban en el Estado Mayor General y a los que despreciaba. Un buen día le preguntó en una conversación casual qué era lo que más le gustaría. Rommel no lo dudó ni un instante: «El mando de una división blindada».
El 15 de febrero de 1940 Rommel tomó el mando de la 7ª División Panzer, en Godesberg, reemplazando al general Georg Stumme. Era la primera vez que ostentaba el mando de una unidad de blindados. Inmediatamente puso manos a la obra y pasó los meses siguientes entrenando intensivamente con su nueva unidad, conociendo a sus oficiales y preparando a todos para el tipo de guerra que tenía intención de ejecutar.
Francia, 1940
En 1940, sólo tres meses antes de la invasión, Rommel se puso al frente de la 7ª División Panzer, que se recordaría como la Gespenster-Division (la División Fantasma, debido a la velocidad y sorpresa que constantemente lograba, hasta el punto de que incluso el Alto Mando Alemán perdió la pista de dónde se encontraba), para la invasión de Francia y los Países Bajos. Ésta era la primera vez que Rommel se ponía al frente de una división Panzer. Mostró considerables habilidades en esta operación, repeliendo un contraataque del ejército británico en Arras y provocando el caos en las comunicaciones, suministros y las columnas de refuerzos aliadas al atacar en sitios que los aliados consideraban seguros y a muchos kilómetros del frente. La Séptima División Panzer fue una de las primeras unidades alemanas en alcanzar el Canal de la Mancha (el 10 de junio) y capturó el vital puerto de Cherburgo. Como recompensa, Rommel fue promocionado y nombrado comandante de la Quinta División Ligera (más tarde reorganizada y renombrada como Vigésimoprimera División Panzer) y de la 15ª División Panzer, que fue enviada a Libia a principios de 1941 para ayudar a las derrotadas y desmoralizadas tropas italianas, formando el Deutsches Afrika Korps, al frente del cual Rommel logró su mayor fama.
África, 1941–43
Rommel pasó la mayor parte de 1941 organizando y volviendo a formar a las maltrechas tropas italianas, que habían sufrido una serie de derrotas a manos de la Commonwealth británica, entonces bajo las órdenes de Richard O'Connor.
En la primavera de 1941 lanzó una ofensiva que empujó a los aliados fuera de Libia, pero no pudo apenas penetrar en Egipto y, sobre todo, dejó tras sus líneas el importante puerto de Tobruk que, aunque cercado por tierra por las tropas del Eje, todavía resistía bajo las órdenes de un general australiano, Leslie Morshead. El comandante en jefe aliado Archibald Wavell lanzó dos ataques para levantar el cerco de Tobruk (Operación Brevity y Operación Battleaxe), pero ambas fracasaron.
Tras el fracaso de Battleaxe, Wavell fue relevado por Claude Auchinleck, quien lanzó una nueva gran ofensiva para liberar Tobruk, la Operación Crusader, que por fin tuvo éxito y permitió a los aliados reconquistar la Cirenaica. Sin embargo, cuando la ofensiva se quedó sin fuelle, Rommel contraatacó. En una clásica Blitzkrieg (guerra relámpago), Rommel flanqueó a los británicos en Gazala, rodeando y reduciendo al núcleo fuerte en Bir Hakeim y forzó a los británicos a una retirada rápida para evitar ser derrotados por completo. Tobruk, asediada y aislada, era ahora todo lo que había entre el Afrika Korps y Egipto. El 21 de junio de 1942, tras un rápido, coordinado y fiero ataque combinado, la ciudad se rindió junto con sus 33.000 defensores. Sólo en la caída de Singapur, un poco antes en ese mismo año, se capturaron más tropas británicas y de la Commonwealth. Las tropas aliadas habían sido derrotadas. En unas pocas semanas habían sido empujadas de vuelta a Egipto.
La ofensiva de Rommel fue finalmente detenida en El Alamein, a sólo 100 km de Alejandría. Rommel perdió la Primera Batalla de El Alamein debido a una combinación de problemas de suministros, tácticas aliadas mejoradas, y que los aliados ya habían descifrado las comunicaciones secretas alemanas cifradas en la máquina enigma. Los aliados, con la espalda contra la pared, estaban muy cerca de sus suministros y tenían tropas frescas a mano para reforzar sus posiciones. La táctica de Auchinleck, de atacar continuamente a las debilitadas tropas italianas durante la batalla, forzó a Rommel a usar el Deutsches Afrika Korps en un papel de bomberos, dejando la iniciativa en manos aliadas. Rommel trató de romper las líneas enemigas una vez más en la Batalla de Alam Halfa. Fue finalmente detenido por el recientemente llegado nuevo comandante, el Teniente General Bernard Montgomery, ayudado por el hecho de que los Aliados se habían hecho con una máquina (Ultra) capaz de descifrar las comunicaciones alemanas, alertando así del plan de Rommel antes de la batalla.
Con las fuerzas británicas de Malta interceptando sus suministros en el mar y las grandes distancias que debía cubrir en el desierto, Rommel no podía mantener indefinidamente la posición de El Alamein. A pesar de ello, hizo falta una gran batalla, la Segunda Batalla de El Alamein, para derrotar a las fuerzas germano-italianas y obligarlas a retirarse. Fue entonces cuando Hitler intervino y desautorizó por primera vez a Rommel en combate: el Führer revocó la orden de retirada y ordenó al ejército alemán a permanecer en sus posiciones y resistir hasta el último hombre. La orden fue una sorpresa para Rommel, que no obstante la acató y suspendió la retirada. Sin embargo, esto significaba condenar su ejército a la destrucción por lo que 24 horas más tarde decidió insubordinarse y volvió a ordenar la retirada. No sufrió medidas disciplinarias por ello pero en el espíritu de Rommel quedó para siempre una mala impresión de su comandante en jefe.[7]
Tras la derrota en El Alamein, las fuerzas de Rommel se limitaron a tender emboscadas al ejército británico que les perseguía y no volvieron a plantear lucha abierta hasta que llegaron a Túnez. Incluso ahí, su primera batalla no fue contra el Octavo Ejército Británico, sino contra el 2º Cuerpo Estadounidense, que había desembarcado en Marruecos y Argelia durante las semanas anteriores (Operación Torch). Rommel infligió un duro revés a las fuerzas americanas en la Batalla del paso de Kasserine. En esta batalla, uno de sus oficiales de observación Claus von Stauffenberg es gravemente herido por bombardeo.
Volviendo una vez más a enfrentarse a la Commonwealth en las antiguas defensas fronterizas francesas de la Línea Mareth, Rommel no pudo retrasar más lo inevitable. Ultra fue un poderoso factor que precipitó la caída de sus fuerzas. El 6 de marzo de 1943, tras librar una última batalla, Rommel fue evacuado. Cinco días después fue condecorado con los brillantes de la Cruz de Caballero. Sus hombres se convertirían en prisioneros de guerra pocos meses después.
Francia, 1943–44
Tras su evacuación de Túnez, Rommel pasó un tiempo encerrado en una villa de Alemania. Su estancia allí era secreto de estado ya que la propaganda oficial seguía hablando de él como si estuviese aun al frente de sus tropas en África, para mantener la moral.[7]
Al consumarse la rendición en Túnez (13 de mayo de 1943) y ante el creciente riesgo de invasión aliada en el Oeste de Europa, Hitler le nombró comandante del Grupo de Ejércitos B, responsable de defender la costa francesa. Consternado por la situación con la que se encontró y el lento ritmo de trabajo, sabiendo que disponía de escasos meses antes de la invasión, Rommel revigorizó todos los esfuerzos de fortificación a lo largo de la costa atlántica. Bajo su mando, el ritmo de trabajo se aceleró significativamente, se colocaron millones de minas y miles de trampas anti-tanque, así como obstáculos en las playas y los campos.
Tras sus batallas en África, Rommel concluyó que para la defensa Oeste cualquier movimiento ofensivo resultaría imposible debido a la superioridad aérea Aliada. Argumentó que los tanques deberían estar dispersos en pequeñas unidades y deberían mantenerse en posiciones bien fortificadas, situadas tan cerca del frente como fuese posible, de modo que no tuvieran que moverse demasiado y no se apelotonasen cuando comenzara la invasión. Opinaba que la invasión debía ser detenida en las playas. Sin embargo, su comandante Gerd von Rundstedt decidió que no era posible detener la invasión cerca de las playas debido a la enorme potencia de fuego de la flota aliada y pensó que los tanques deberían estar formados en grandes escuadrones tierra adentro, cerca de París, donde permitirían a los Aliados adentrarse en Francia y entonces acabar con ellos. Cuando se pidió a Hitler que eligiese un plan, vaciló y situó los tanques en un punto intermedio. Lo suficientemente lejos como para ser inútiles para Rommel, pero demasiado cerca para von Rundstedt. A pesar de todo, el plan de Rommel estuvo a punto de llevarse a cabo.
Durante el Día D, bastantes tanques alemanes, sobre todo de la 12ª División Panzer SS, estuvieron cerca de las playas y crearon bastante caos. Pero la superioridad numérica de los Aliados y la negativa de Hitler a liberar a tiempo las reservas Panzer hicieron cualquier éxito irrelevante y las playas fueron pronto aseguradas por los aliados.
En paralelo a las acciones militares, Rommel estuvo implicado (no se sabe exactamente en qué manera) en las conspiraciones para derrocar a Hitler. Parece ser que en abril de 1944, conferenció con el general Heinrich von Stülpnagel (uno de los cabecillas del plan Walkiria, del que también formaba parte el ex-ayudante de Rommel Claus von Stauffenberg), quien le instó a tomar parte en el derrocamiento de Hitler. Existe controversia sobre la actitud de Rommel hacia dicho plan. También parece ser que el 9 de julio de 1944 fue informado del inminente atentado de Stauffenberg contra el Führer.[7] Como sea, Rommel no cometiò delaciòn al respecto pero tampoco se involucrò.
Rommel y el complot del 20 de julio de 1944
Accidente en Francia
Desde que se inició el desembarco de Normandía, Rommel ejercía su cargo como jefe del Grupo de ejércitos B visitando un cuartel general tras otro a fin de coordinar directamente las acciones de cada jefe. El 17 de julio de 1944 visitó por la mañana los cuarteles generales de las divisiones de infantería 276ª y 277ª. Al mediodía se reunió con Sepp Dietrich en el cuartel general del 2º Cuerpo de ejército blindado de las SS y hacia las cuatro de la tarde se encaminó de vuelta a su propio cuartel general. A pesar de evitar las carreteras principales, bombardeadas y abarrotadas de refugiados, su coche fue ametrallado por una pareja de Spitfires de la RAF (se atribuye oficialmente el ataque al jefe de escuadrón Charley Fox).
El coche fue alcanzado por una de las ráfagas, que hirió a su conductor, y se estrelló fuera de la carretera, quedando boca abajo en un canal de riego cercano. El conductor, soldado Daniel, murió unos días después. El comandante Neuhaus sufrió una fractura de cadera. El capitán Lang y el sargento Holke salieron con magulladuras leves. Rommel salió despedido del vehículo y quedó tendido en el centro de la carretera, inconsciente. Sufría una fractura cuádruple de cráneo, heridas en la cara producidas por fragmentos de parabrisas y una enorme hinchazón que le cerró el ojo izquierdo[8] . Los sucesivos doctores que le fueron atendiendo se mostraban muy pesimistas en cuanto a sus expectativas de supervivencia. La mayor parte del tiempo estaba inconsciente. Se despertaba de forma esporádica, pero era incapaz de moverse ni apenas hablar.
Por tanto, cuando tres dias después el coronel Claus von Stauffenberg intentó matar a Hitler con una bomba, Rommel se debatía entre la vida y la muerte en una sala de operaciones, mientras el Dr. Esch, uno de los mejores neurocirujanos de Alemania, se esforzaba por reconstruir su destrozada cabeza. Y lo consiguió. Para sorpresa de todos, Rommel superó las operaciones con el ojo izquierdo totalmente cerrado, completamente sordo del oído izquierdo y con terribles jaquecas transitorias, pero vivo. Era la sexta herida que recibía en acto de servicio.
Dos días antes de este accidente, Rommel había entregado al Generalfeldmarschall Günther von Kluge, sustituto de von Rundstedt, una versión ampliada y actualizada de su informe del 12 de junio, pidiendo que fuera remitido de inmediato al Führer. En dicho informe llegaba a las mismas conclusiones que en el anterior: la guerra en el Oeste no podía ganarse militarmente de ninguna forma, y sugería que se llegase a un cese inmediato de las hostilidades con los Aliados a fin de poder concentrarse en el frente oriental, quizá incluso sugiriendo una alianza conjunta contra la URSS. Von Kluge no llegó a enviar este informe hasta días después del accidente, aumentando los rumores contra Rommel.
Postura de Rommel
Su verdadera implicación en el complot y su opinión sobre el mismo han sido tema de intenso debate a lo largo de los años. Lo que está más allá de toda duda es que los dos hombres clave del complot del 20 de julio, el doctor Carl Friedrich Goerdler y el Generaloberst Ludwig Beck, habían puesto sus ojos en Rommel para que les apoyara. Necesitaban desesperadamente una figura mediática que pudiera contrarrestar ante al pueblo alemán la sombra de cualquiera de los lugartenientes de Hitler que intentara ocupar su lugar, y también les hacía falta un militar de prestigio y alto rango que pudiera unir bajo su mando al ejército, enfrentándose a las SS si fuera necesario. Rommel era ambas cosas. A pesar de sus enemigos en el OKW, era una figura ampliamente respetada en el ejército, e incluso en las Waffen-SS, y además era la figura más popular en Alemania después del propio Hitler.
Los conspiradores tenían dos contactos con Rommel: uno era Karl Strolin, alcalde permanente de Stuttgart y antiguo amigo y camarada de armas de Rommel desde la Primera Guerra Mundial, en la que había alcanzado el rango de Hauptmann (capitán) de infantería. Era tal su relación que incluso ayudó a Rommel en su mudanza de Wiener Neustadt a Wurtemberg. El otro era el Generalleutnant Hans Speidel, quien siendo ya parte del complot había sido nombrado jefe de estado mayor de Rommel en Francia.
Ambas fuentes coinciden en afirmar que los conspiradores tenían reservado un papel principal para Rommel, posiblemente el de presidente en funciones. Ambos coinciden también al decir que Rommel, aún apoyando el movimiento contra Hitler y habiéndose comprometido con el mismo, no tenía conocimiento de qué papel se le reservaba, entre otras cosas a causa de su accidente, que le incapacitó. Sin embargo, difieren en cuanto al tipo de acción que Rommel conocía y apoyaba. Strolin afirma que Rommel desconocía la intención de asesinar al Führer y creía que lo que se haría con Hitler era capturarle y encerrarle para ser juzgado posteriormente. Speidel afirma que Rommel sabía que se pretendía matar a Hitler y que se mostraba contrario precisamente porque prefería que se siguiera la acción que comenta Strolin. Es posible que ambos tuvieran razón y simplemente se estuvieran refiriendo a la opinión de Rommel en momentos distintos: antes de saber del intento de asesinato y una vez lo supo. Según su esposa Lucie, Rommel desaprobaba terminantemente el intento de asesinato y estaba a favor de capturar y deponer a Hitler para que fuera juzgado. Según el almirante Friedrich Ruge, Rommel le dijo al enlace naval de su estado mayor —con el que mantenía una abierta amistad— en el hospital mientras estaba convaleciente, refiriéndose al intento de asesinato: «Es una mala manera de resolver las cosas. Ese hombre es la encarnación del demonio. ¿Por qué convertirle en héroe y mártir? Mejor sería dejar que el ejército lo detuviera y lo juzgara. No destruiremos la leyenda de Hitler hasta que el pueblo alemán conozca la verdad»[9] .
Declaraciones en su contra
En las investigaciones posteriores al atentado, varias de las detenciones implicaron de forma ambigua a Rommel. El Generaloberst Karl-Heinrich von Stülpnagel fue llamado a regresar a Berlín de forma urgente. Sabiendo que sería detenido nada más llegar, intentó suicidarse en el camino pegándose un tiro, pero colocó mal la pistola en la sien y sólo consiguió saltarse un ojo y casi perder el segundo. Según declaró a la Gestapo el médico que le atendió, repitió varias veces el nombre de Rommel mientras convalecía bajo los efectos del sedante. Luego fue llevado bajo arresto a Berlín, torturado durante algunos días y juzgado, condenado y ahorcado en un tiempo récord. La ejecución se llevó a cabo el 30 de agosto de 1944, y no se sabe con certeza qué más llegó a declarar bajo las torturas. Se considera posible que le ejecutaran con tanta urgencia debido al precario estado de salud en que quedó tras su intento de sucidio fallido y las torturas subsiguientes.
Speidel, su jefe de estado mayor, fue también arrestado. Llevado a Berlin y sometido a continuos interrogatorios por parte de la Gestapo (pero, sorprendentemente, no a torturas), Speidel consiguió pasar esa fase de la investigación sin denunciar a ninguno de sus camaradas conspiradores. Sin embargo, sí admite haber declarado que cuando se enteró del plan para atentar contra Hitler por boca de Stülpnagel y otros, lo puso en conocimiento de su superior directo, Rommel. Con eso dejó al mariscal en muy mala posición, ya que implicaba que, o bien estaba abiertamente a favor del atentado, o bien pecó de omisión al no informar de ello. David Irving sostiene abiertamente que Speidel se libró de la muerte al hacer un trato con altos jerarcas nazis que deseaban incriminar a Rommel para quitárselo de encima, posiblemente Martin Bormann o Hermann Göring. El hecho es que Speidel fue el único conspirador reconocido como tal que no fue ejecutado, aunque es muy posible que eso se deba a que no llegó a ser expulsado del ejército: recibió el apoyo de von Rundstedt y sobre todo de Heinz Guderian, que fue nombrado presidente de los tribunales de honor que expulsaron a todos los implicados, poniéndoles en manos del Tribunal del Pueblo de Roland Freisler.
También jugó en su contra el hecho, circunstancial según todos los implicados, de que von Stauffenberg había sido ayudante en su cuartel general del Afrika Korps. En cualquier caso, y a pesar de las insinuaciones hechas en contra en su día por parte de enemigos declarados de Rommel entre los altos jerarcas nazis, no parece que hubiera ninguna prueba de que estuviera implicado en el atentado, y así lo han declarado siempre los propios conspiradores.
Muerte de Rommel
Rommel pasó la convalecencia del accidente en su casa de Herrlingen. Su hijo Manfred, alistado en una unidad de defensa antiaérea de la Wehrmacht, recibió un permiso especial para acompañarle. Se encontraban también en la casa su esposa Lucie, el capitán Aldinger y un ordenanza. Al principio Rommel tenía también un servicio de centinela en la puerta del jardín, proporcionado por un cercano cuartel de la Wehrmacht, pero conforme transcurrían los días se le retiró dicho servicio «por orden superior».
Rommel hacía ya meses que aseguraba saber que sus enemigos en el Alto Estado Mayor confabulaban en su contra a oídos de Hitler, pero según declararon posteriormente sus allegados, no empezó a sospechar que se le pretendía inculpar en algo mucho más serio hasta que Speidel fue detenido por la Gestapo el 7 de septiembre. Desde entonces, empezó a salir a sus paseos diarios llevando su pistola de servicio en el bolsillo, y en uno de esos mismos paseos con Manfred le hizo fijarse en dos hombres de uniforme que les observaban desde lejos, diciéndole a su hijo: «Hace ya días que estamos bajo vigilancia».
Durante los días siguientes Rommel, aquejado aún de jaquecas dolorosas de forma ocasional y sin sospechar la trampa que se cerraba en torno suyo, realizó diversas gestiones para liberar a Speidel, llegando incluso a presentar una carta de queja a Hitler por mediación de Sepp Dietrich. Amigos y conocidos de los Rommel les informaron de la presencia de desconocidos rondando su casa y haciendo preguntas entre los vecinos.
El 7 de octubre el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel telefoneó a Herrligen ordenando a Rommel que acudiera el día 10 a Berlín para «una entrevista sobre su futuro». Rommel se negó, alegando no tener permiso médico para hacer viajes tan largos. Confidencialmente, comunicó a su hijo y a Aldinger que no creía que se le permitiera llegar vivo a Berlín en caso de emprender tal viaje. Rommel procuraba en todo momento hacer este tipo de comentarios cuando su esposa no estaba presente, sabiendo que vivía en un terror constante desde que Speidel fuera arrestado.
El 8 de octubre Manfred se reincorporó a su batería hasta el 14 del mismo mes. Un día antes, el 13 de octubre, Rommel recibió una llamada del cuartel general central avisándole de que al día siguiente recibiría la visita de los generales Wilhelm Burgdorf y Ernst Maisel, del estado mayor general. Burgdorf era el jefe de personal del ejército y Maisel actuaba como su adjunto. Ambos se presentaron exactamente a las doce del 14 de octubre, en un coche oficial de la Wehrmacht conducido por un chófer con uniforme de las SS. Manfred había llegado por la mañana y ya se encontraba en la casa.
Mientras se retiraba a una habitación para hablar a solas con ambos generales, Rommel le pidió a Aldinger que tuviera a punto la carpeta con los papeles: sospechaba que pensaban acusarle de negligencia de algún tipo, de modo que desde que empezó el desembarco había estado acumulando documentación sobre todas las órdenes e informes que había enviado y recibido. Aproximadamente una hora después Maisel salió de la habitación, seguido tras unos minutos por Burgdorf, y ambos salieron a esperar junto al coche. Rommel subió directamente al piso superior y entró en la habitación de su esposa, donde conversó con ella unos minutos. Frau Rommel narra que al entrar, su marido le declaró lo siguiente tras mirarla durante un rato en silencio: «Vengo a decirte adiós. Dentro de un cuarto de hora estaré muerto. Sospechan que tomé parte en el intento de asesinar a Hitler. Al parecer, mi nombre estaba en una lista hecha por Goerdeler en la que se me consideraba futuro presidente del Reich... Jamás he visto a Goerdeler... Ellos dicen que von Stülpnagel, Speidel y von Hofacker me han denunciado. Es el mismo método que emplean siempre. Les he contestado que no creía lo que decían, que tenía que ser mentira. El Führer me da a elegir entre el veneno o ser juzgado por el tribunal popular».
Luego bajó a hablar con Aldinger y su hijo, que le esperaban en el piso inferior, y les contó lo mismo. Según narraron ambos posteriormente, Rommel se mostró cada vez más decidido a medida que descartaba, con una calma absoluta, todas las demás posibilidades. Aunque afirmaba ser inocente, no contaba con salir con vida en caso de enfrentarse a un juicio. El teléfono estaba cortado, con lo que no cabía pedir auxilio a alguna unidad militar cercana. Las calles (según le habían dicho Burgdorf y Maiser) estaban cortadas por patrullas de las SS, y todo el armamento disponible eran las pistolas de Rommel y Aldinger, con muy poca munición disponible. Además, le habían amenazado con tomar represalias radicales contra su familia y todos los miembros de su estado mayor, más sus familias respectivas, si no se suicidaba. La otra condición era que todo el asunto debía mantenerse en secreto. Nadie podía saber que su muerte era un suicidio ordenado. Si sus parientes o amigos hablaban, serían juzgados y ejecutados por traición. «Ante todo, debo pensar en mi esposa y en Manfred...».
Una vez tomada su decisión, se despidió de todos, tomó su gorra y su bastón de mariscal y subió al coche donde le esperaban Burgdorf y Maisel. Según declararon posteriormente tanto Maisel como Dose, el chófer, se dirigieron por la carretera en dirección a Ulm durante unos minutos. Luego Burgdorf les ordenó parar en el arcén y salir ambos a caminar por la carretera, alejándose del coche, mientras él se quedaba dentro con el mariscal. Al cabo de unos minutos Burgdorf salió también y les llamó. Al acercarse, declararon haber visto a Rommel encorvado y tendido en el asiento trasero, con la gorra y el bastón de mariscal en el suelo del vehículo, en los últimos estertores de su agonía.
Media hora después de su marcha, Aldinger recibió una llamada notificándole que Rommel había sufrido un derrame cerebral que le causó la muerte. El cuerpo fue llevado al hospital de Ulm, donde se prohibió terminantemente que se realizara la autopsia requerida por la ley. Tras el velatorio, el cadáver fue incinerado y las cenizas enterradas en Herrlingen tras un funeral de estado el 18 de octubre y la declaración de un día de luto nacional. Von Rundstedt, que había sido destituido de su cargo por contradecir la opinión de Hitler y de quien todos sabían que detestaba al partido nazi, pronunció una elegía fúnebre en la que afirmó que Rommel estaba «imbuido de los principios del nacionalsocialismo, motor de todos sus actos», y que «su corazón pertenecía al Führer». Durante la misma no miró ni una sola vez a la viuda ni a Manfred, se equivocó y tartamudeó varias veces, y una vez finalizada abandonó el lugar sin asistir a la cremación. Ruge, que no conocía la verdad, declaró más tarde que el comportamiento de von Rundstedt fue el primer indicio que tuvo de que la muerte de Rommel no había sido natural, aunque el propio von Rundstedt ha negado tal cosa, afirmando que de haberlo sabido, se habría negado en redondo a hacer tal espectáculo.
Llegaron notas de pésame de todas partes de Alemania, con dos curiosas excepciones: Keitel y Jodl. Ninguno de los dos envió el pésame a la viuda ni hizo acto de presencia en el funeral. Himmler hizo llegar a Frau Rommel una nota en la que declaraba conocer los detalles de la muerte de su marido y afirmaba estar totalmente horrorizado por lo ocurrido, añadiendo que nunca se habría prestado a algo semejante.
Burgdorf murió durante la caída de Berlin. Maisel sobrevivió a la guerra, sufrió el correspondiente juicio de desnazificación y quedó en libertad en 1949. Durante el juicio declaró la realidad de la muerte de Rommel, confirmada entonces públicamente por su viuda, su hijo y Aldinger. Esto supuso un fuerte impacto en la opinión pública, especialmente entre los veteranos que sirvieron con Rommel. Uno de ellos, el general Hans Cramer, declaró a Desmond Young que «Me gustaría poder coger entre mis manos a ese Maisel».
Es el único miembro del Tercer Reich que tiene un museo dedicado a su persona.
La personalidad de Rommel
El carácter de Rommel era, según su familia y amigos, el del típico suabo (totalmente opuesto al de su vecino bávaro): tranquilo, calmado, respetuoso, con los pies en el suelo y poco dado a sentimentalismos ni grandes efusiones, aunque con un punto de poeta. Cuidadoso con el dinero, rozando incluso la tacañería. A nivel personal sentía una gran pasión por el campo y los deportes relacionados con el mismo, como la equitación, el montañismo, el remo y el esquí. Era también apasionado de las motocicletas y la mecánica: después de desarmar y volver a montar su primera motocicleta pieza a pieza, se llevó a su esposa de viaje con ella por la zona norte de Italia para mostrarle los lugares donde había combatido. Aparte de su vida familiar, no parecía tener otro interés en la vida más allá de su profesión, a la que dedicaba todas sus energías. El general Speidel, su último jefe de estado mayor, afirmaba que no creía que Rommel hubiera leído en su vida otra cosa que no fueran libros sobre táctica militar y las cartas de su mujer e hijo[10] . Sin embargo, tenía también mucho sentido del humor y solía bromear con la tropa en cuanto tenía ocasión.
Estaba también poseído por una energía y entusiasmo infatigables, tanto a nivel físico como mental. Ese fuerte temperamento, unido a su permanente apariencia de calma, le supuso numerosos problemas de estómago e insomnio a lo largo de sus campañas. Sin embargo, su resistencia al cansancio y las penalidades era también legendaria. En el norte de África, sobrepasó en más del triple el tiempo medio en campaña de un oficial antes de ser dado de baja por enfermedad.
Erwin Rommel se consideró siempre a sí mismo como un soldado profesional. En las escasas ocasiones en las que hablaba con su esposa e hijo sobre su tiempo de campaña, decía siempre que la guerra era «una ocupación estúpida y brutal», a la que sin embargo se dedicaba con pasión. Totalmente devoto de sus hombres, disfrutaba con el entrenamiento continuo y era tenido por un jefe duro y exigente, pero siempre cercano y responsable. De hecho acostumbraba a ser más querido por la tropa que por sus oficiales. Decididamente no era un típico militar prusiano con ascendencia noble, sino un oficial de tropa de origen burgués. Nunca formó parte de la camarilla de oficiales que lideraba el estado mayor general alemán, con lo que se ganó multitud de enemigos en ese entorno, lo que le resultaría fatal en sus últimos días.
Fue uno de los generales que mejor entendió y asumió el concepto de Blitzkrieg, precisamente porque ya desde la Primera Guerra Mundial lo practicaba como fruto de sus propias reflexiones. Basta ver sus acciones de guerra durante ese periodo, incluyendo las que le hicieron ganar la Pour le Mérite, para darse cuenta de que durante la Segunda Guerra Mundial no hizo más que repetir los mismos conceptos que en la Primera, con mejor material y mayores efectivos. El tipo de reacción por sorpresa y la rapidez de decisión requeridos por una guerra ofensiva móvil eran la base del carácter y la forma de ser de Rommel.
A nivel táctico era un líder sin igual, dotado de lo que los alemanes llamaron Fingerspitzengefühl: una intuición táctica que parecía emanar de la punta de sus dedos, la capacidad de «leer» el terreno, tanto a simple vista como mediante un mapa, anticipándose a los planes del adversario y maniobrando a su antojo. Circulan multitud de anécdotas sobre esa capacidad casi sobrenatural, relatadas por parte de veteranos que coincidieron con él en alguna campaña. Según el capitán Hartmann, camarada de Rommel en el frente italiano, se decía en la división que «el frente está donde esté Rommel»[11] .
En el trato era humilde y directo. Detallaba todos sus planes de forma metódica y concisa. Al transmitirlos, lo hacía siempre de forma didáctica, dando las explicaciones pertinentes y repitiendo las partes más importantes a fin de enfatizarlas. Tenía siempre la tendencia a tomar directamente el control de las operaciones cuando lo creía necesario; incluso siendo mariscal de campo, no era raro verle al mando de un batallón liderando un avance. Eso mejoraba de forma palpable su relación con la tropa, que admiraba el ejemplo dado por «su» general, pero fue visto no pocas veces como una intromisión por parte de los oficiales temporalmente desplazados.
A pesar de esa humildad, Rommel se hizo conocido tanto por sus propias tropas como por sus enemigos. Curiosamente, en su periodo en África, tanto los soldados británicos como los alemanes se referían a él como «ese bastardo de Rommel», ambos con el mismo tinte de admiración y envidia. Lo extraordinario de sus logros, unido al innato sentido de fair-play del que siempre presumen los británicos, llevó al mariscal Sir Claude Auchinleck a emitir, en 1941, una orden en la que exhortaba a todos los oficiales del cuerpo expedicionario británico en Oriente Medio, entre otras medidas, a no referirse nunca a Rommel. Pretendía con ello reducir la imagen que ya se estaba creando como general invencible.[12]
El propio Rommel era bien consciente del valor de la imagen y el renombre y usó los suyos con frecuencia para presionar a sus jefes directos en un intento por conseguir los suministros que necesitaba. La misma tendencia agresiva que tantas victorias le supuso en batalla, hizo que muchas veces se saltara la cadena de mando normal, aprovechando su especial contacto con Adolf Hitler. Eso le reportó pocas ventajas y puso en su contra a gran parte del alto estado mayor alemán, quienes le veían como un egocéntrico con afán de protagonismo.
En algunas publicaciones biográficas, surgidas a finales de los años cuarenta, se afirma incorrectamente que Rommel perteneció a los Freikorps, que fue miembro del partido nazi casi desde su fundación, que era amigo personal de Adolf Hitler y uno de sus primeros lugartenientes, que había sido policía durante la república de Weimar, que fue miembro fundador de las SS, que estudió derecho en la universidad de Tübingen en el periodo de entreguerras... El origen de la mayoría de estas falsedades proviene de un artículo publicado en 1941 en Das Reich, el periódico controlado por Joseph Goebbels. Rommel leyó el artículo estando en África y quedó tan indignado por la imagen sesgada que se daba en el mismo que escribió a su esposa diciendo que había presentado una reclamación formal en el Ministerio de Propaganda, exigiendo explicaciones al respecto.
Firme defensor del concepto de que los militares no debían inmiscuirse en política, no tuvo contacto con el partido nazi en toda su carrera, aunque fue requerido en varias ocasiones a que se diera de alta en el mismo. Sólo una vez recuerda Frau Rommel haber oído a su marido hablar de los nazis antes de 1939, y fue para decir que le parecían «una banda de matones callejeros. Es una lástima que Hitler tenga que verse asociado con ellos». Y es que en un principio Rommel admiraba a Hitler por sus cualidades como líder. No fue hasta el inicio del derrumbe del Afrika Korps en 1942 que empezó a criticar al Führer por su falta de visión estratégica, y aun tímidamente al principio, asegurando que «tiene que estar mal informado de lo que realmente sucede aquí»[13] . La imagen que tenía del líder victorioso de Checoslovaquia en 1938 y Polonia en 1939, que tuvo ocasión de ver bien de cerca, no desapareció hasta finales de 1943, con la caída del norte de África.
Batallas en las que ejerció como comandante supremo
* Batalla de Arras (1940)
* Asedio de Tobruk (1941)
* Batalla de Gazala (1942)
* Batalla de Bir Hakeim (1942)
* Primera Batalla de El Alamein (1942)
* Batalla de Alam Halfa (1942)
* Segunda Batalla de El Alamein (1942)
* Batalla del paso de Kasserine (1943)
* Batalla de Normandía (1944)
Erwin Rommel en 1942 en el Norte de África
Sus acciones en Italia supusieron para Rommel la codiciada Pour le Mérite
Rommel en uniforme de Generalmajor con la Pour le Mérite. Foto tomada entre Agosto de 1939 y Mayo de 1940
Tumba del mariscal Rommel en el cementerio de Herrlingen (Blaustein).
Zorro del Desierto
Lugar de nacimiento Heidenheim, Wurtemberg Germany
Lugar de defunción Ulm, Wurtemberg Germany
Servicio Alemania Germany 1933
Años de servicio 1910 – 1944
Rango Generalfeldmarschall
Mandos -7a División Panzer, 1940
-Afrika Korps, 1941-1943
-Grupo de Ejércitos B, 1943 - 1944
Batallas / Guerras Primera Guerra Mundial:
* Batalla de Caporetto
Segunda Guerra Mundial:
* Batalla de Francia
* Operación Sonnenblume
* Batalla de Gazala
* Batalla de El Alamein
* Batalla del paso de Kasserine
* Batalla de Normandía
Premios:Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con hojas de roble, espadas y diamantes
-Orden Pour le Mérite
-Insignia de asalto panzer, en plata
-Insignia de herido, en oro
HONDA CB 750 FOUR - YAMAHA XJ 650 - HONDA VF 750 F - HONDA VFR 750 F - HONDA VFR 800 VTEC - HONDA 1000 VTR SP2
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#7
Estaba a punto de decirte que estos posts sin fotos no valen nada, cuando he visto la biografía de Rommel. ;-)
Su muerte, un asesinato.
No me trago la teoría del suicidio forzado, que no dejaran hacer la autopsia después de su muerte me lo confirma.
Su posición en el ejército y la devoción que le profesaban sus soldados hacía inviable un arresto y posterior fusilamiento.
Sobre el atentado contra Hitler preparad las palomitas:
Aquí el fotograma de un actor poco conocido , de la película que están preparando sobre el atentado contra Hitler.
Salut! :ch) :ch)
Su muerte, un asesinato.
No me trago la teoría del suicidio forzado, que no dejaran hacer la autopsia después de su muerte me lo confirma.
Su posición en el ejército y la devoción que le profesaban sus soldados hacía inviable un arresto y posterior fusilamiento.
Sobre el atentado contra Hitler preparad las palomitas:
Aquí el fotograma de un actor poco conocido , de la película que están preparando sobre el atentado contra Hitler.
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#8
Por cierto, sobre el protagonista real que encarna el Tommy, y mano ejecutora del atentado:
http://www.vstromclub.es/viewtopic.php? ... ado+hitler
Genial post de recomendable lectura (no apto para Pisatxarcos y similares ), del maestro Kernow.
(Mecachís, dónde se habrá metido? :evil: )
Un saludo si lo lees, Angel. :wa)
En fin, antes de ver la peli, no sé cuando la estrenarán, sería interesante leer ese post para conocer realmente al protagonista y los motivos que llevaron a atentar contra Hitler, os recuerdo que a pesar de todo, en Alemania aún le seguían ciegamente millones de personas, aún a sabiendas que la guerra estaba perdida.
Salut! :ch) :ch)
http://www.vstromclub.es/viewtopic.php? ... ado+hitler
Genial post de recomendable lectura (no apto para Pisatxarcos y similares ), del maestro Kernow.
(Mecachís, dónde se habrá metido? :evil: )
Un saludo si lo lees, Angel. :wa)
En fin, antes de ver la peli, no sé cuando la estrenarán, sería interesante leer ese post para conocer realmente al protagonista y los motivos que llevaron a atentar contra Hitler, os recuerdo que a pesar de todo, en Alemania aún le seguían ciegamente millones de personas, aún a sabiendas que la guerra estaba perdida.
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#9
CRISTOBAL COLON
Cristóbal Colón (¿Génova?, 1451 - Valladolid, 20 de mayo de 1506) fue un navegante y cartógrafo de origen incierto (italiano, portugués o spañol) al servicio de la Corona de Castilla, famoso por haber realizado el denominado descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492. Su llegada a América impulsó decisivamente la expansión mundial de Europa y la colonización por varias potencias europeas de gran parte del continente americano y de sus pobladores. Su personaje inspiró el nombre de un país: Colombia[sin referencias].
[align=center]
Cristóbal Colón, en la pintura Virgen de los Navegantes por Alejo Fernández entre 1505 y 1536 (Sala de los Almirantes, Real Alcázar de Sevilla).[/align]
Perfil histórico
Cristóbal Colón fue un marino que, al servicio de la Corona de Castilla, encontró una ruta segura desde Europa hasta América (hasta entonces desconocida o indocumentada en Europa, Asia o África), arribando a ella el 12 de octubre de 1492.
En su primera expedición partió el 3 de agosto de 1492 desde el puerto de Palos de la Frontera (Huelva). Su origen más probable es genovés (aunque algunos historiadores sostienen que procedía de la Corona de Aragón, del Reino de Galicia o del Reino de Portugal, entre otros). También existen conjeturas indicando su origen sefardí. Realmente su origen es un absoluto enigma por haberse perdido mucho material, y por los intereses de varias provincias en adoptarlo como su hijo honorable.
Al parecer, Colón sostenía que podía alcanzarse el lejano oriente (las Indias) desde Europa viajando hacia el oeste, y que era posible realizar el viaje por mar con posibilidades de éxito[sin referencias]. En aquella época, los portugueses estaban buscando una ruta directa a Asia oriental bordeando África pero no permitían la intromisión de naves de otras naciones en sus aguas.
Desde los griegos (Eratóstenes) se conocía la circunferencia de la Tierra, por lo cual, los romanos habían inventado la enseña de las columnas de Hércules con una banda y la inscripción: Non Plus Ultra ("no Más Allá") pues con esa circunferencia las naves no tenían probabilidades de llegar a las Indias[sin referencias]. Al parecer la hipótesis de Colón sobre la posibilidad del viaje se basaba en cálculos erróneos sobre el tamaño de la esfera, que suponía era más pequeña de lo que realmente es[sin referencias].
Otras teorías[sin referencias] sostienen que Colón había oído, por habladurías de marinos, de la existencia de tierras mucho más cercanas a Europa de lo que se suponía científicamente que estaba Asia y que emprendió la tarea de alcanzarlo para comerciar sin depender de Génova ni de Portugal. Específicamente la teoría del prenauta sugiere que durante el tiempo que Colón pasó en las islas portuguesas del Atlántico, se hizo cargo de un marino portugués o español moribundo cuya carabela había sido arrastrada desde el golfo de Guinea hasta el Caribe por las corrientes. Para algunos investigadores podría tratarse de Alonso Sánchez de Huelva. Esta teoría sugiere que el prenauta le confió a Colón el secreto. La prueba más contundente a favor de esta teoría son las Capitulaciones de Santa Fe ya que hablan de las tierras "descubiertas" al tiempo que otorgan a Colón una serie de privilegios no otorgados hasta entonces a nadie. [sin referencias]
Lo que sí es seguro es que Colón no solo alcanzó América, sino que regresó a Europa, realizando un total de cuatro viajes, y dando inicio a un régimen de viajes periódicos seguros desde Europa hasta América. Aunque es sabido que los siberianos habían llegado a América en el Pleistoceno, y que lo mismo hicieron los Vikingos cerca del siglo XI, es a partir de los viajes de Colón y otros exploradores y conquistadores que lo sucedieron cuando se establecieron vínculos permanentes y puede hablar de descubrimiento, al tener reconocimiento de las naciones implicadas y testimonios contrastables en la época. A raíz de ello algunas potencias europeas invadieron parte del territorio americano imponiendo su dominio sobre varias civilizaciones y pueblos allí instalados, como los imperios Inca y Azteca, entre otros. Como resultado fueron destruidas la mayor parte de esas culturas, incluyendo las técnicas de escritura y los testimonios escritos, sus conocimientos científicos y artísticos, sus religiones y la mayor parte de sus idiomas. También se impusieron varios idiomas y las religiones europeas, principalmente las diversas variantes del cristianismo.
Colón proyectó su viaje con el fin de traer de Oriente mercancías, en especial especias y oro [1] . Las especias, seda y otros productos habían llegado siempre por la ruta que atravesaba Asia hasta Europa, por Asia Menor y Egipto, pero a partir de la expansión del Imperio Otomano, esta vía se hizo difícil y quedó monopolizada por estos y sus socios, los mercaderes italianos. Las naciones más ricas de la Europa de entonces, Portugal y Castilla, querían esas mercancías sin intermediarios. Los portugueses (cuya Reconquista acabó en el siglo XIII) se habían lanzado a navegar y habían encontrado el paso por el Cabo de Buena Esperanza, con ansias de crear su propio monopolio para competir con los comerciantes italianos, por lo que Castilla, al terminar su reconquista, hubo de buscar una ruta nueva.
Su llegada a América abrió también camino al envío hacia Europa de gran cantidad de alimentos que se cultivaban en esas tierras, como el maíz, la patata, el cacao, el tabaco, el pimiento, el zapallo, la calabaza, el poroto (nuevas variedades de judía o frijol) o la vainilla entre otros. Los investigadores han estimado que tres quintas partes de los cultivos actuales de todo el mundo fueron importadas desde América [2] . En sentido inverso, la llegada de Colón llevó a América la rueda, el hierro, el caballo, el cerdo, el asno, el café, la caña de azúcar y las armas de fuego entre otras.
En su primer viaje alcanzó la isla de San Salvador (llamada Guanahani por los habitantes que encontraron), después de dos meses de travesía, visitando después Cuba y La Española. Volvió a España siete meses después de su partida. En su último viaje solo tardó un mes y cuatro días en alcanzar las costas de América.
La República de Colombia recibió este nombre como homenaje a Colón.
Primeros años
El nombre de este navegante puede traducirse como Cristóbal: el que lleva a Cristo, Colón: Espíritu Santo o paloma, de ahí que en la firma de Colón anterior a 1492 se lee Xpo ferens ("portador de Cristo"), que podría hacer referencia a la Orden de Cristo, a la que el pudo haber pertenecido.
La teoría más veces nombrada por los historiadores[sin referencias] sostiene que Colón sería la castellanización del italiano Cristoforo Colombo, quien era hijo de Domenico Colombo, tejedor y luego comerciante, y de Susana Fontanarossa. Según esa teoría, su educación literaria fue escasa y se introdujo en la navegación a temprana edad.
Entre 1474 y 1475 habría viajado a la isla de Quíos, posesión genovesa en el mar Egeo, como marino y probablemente también como comerciante.
La historia más fidedigna y documentada de Cristóbal Colón comienza en 1476, cuando alcanza las costas portuguesas al parecer víctima del naufragio de un combate naval entre mercantes y corsarios.
El navegante del Atlántico
En esa historia es cuando en 1476, viajando rumbo a Inglaterra, su nave naufraga en una batalla entre mercantes de caucho y corsarios (el corsario Casenove) salvándose a nado y alcanzando las costas del Algarve. Desde allí partió a Lisboa, buscando la ayuda de su hermano Bartolomé (del que se sabe tan poco como del mismo Cristóbal, aparte de que también fue a Portugal, viviendo allí, y de que era versado en cosmografía y navegación, ayudando a Cristóbal en sus viajes), y de otros conocidos. Además de Bartolomé, podría haber tenido otros tres hermanos (aunque también en esto discrepan los historiadores): Giovanni Pellegrino, Giacomo y su hermana Bianchinetta. Otras fuentes solo citan a hermanos mayores que Colón (que murieron) y a sus dos hermanos menores, Bartolomé y Diego.
Hasta 1485 vive en Portugal como agente de la casa Centurione de Madeira, realizando numerosos viajes con destinos variados, incluida Génova e Inglaterra, donde visitó Irlanda. Es en este viaje donde podría haber llegado a Islandia, escuchando leyendas de un camino hacia tierra nueva (Terranova) viajando hacia el oeste.
En 1479 contrajo matrimonio con doña Felipa Perestrelo e Moniz, hija del colonizador de las islas Madeira, Bartolomé de Perestrello, probablemente en Lisboa. Este matrimonio con una noble es la prueba más fundamentada que desdice la teoría de la familia genovesa humilde de Cristóbal Colón, ya que en esa época no era posible un matrimonio entre nobles que no incluyese a otro noble. En 1480 tienen a su único hijo, Diego Colón, muriendo Felipa en enero de 1485, momento éste en que Cristóbal abandona Portugal viajando a Palos, donde se encontraban los reyes de Castilla y Aragón.
En los siguientes años y hasta su muerte vivió junto a la cordobesa huérfana Beatriz Enríquez de Arana, quien vivía junto a un primo trabajando como tejedores. Nunca se casaron, aunque le dejó su fortuna a esta mujer (Cristóbal Colón fue gobernador de las Indias, correspondiéndole un 10% de los beneficios de los viajes debido a las Capitulaciones de Santa Fe), e hizo que su primer hijo Diego la tratara como a su madre verdadera. Tuvieron un hijo, Fernando Colón (1488-1539) también llamado Hernando Colón, quien fue el biógrafo más cercano de su padre, escribiendo la obra "Vida del Almirante Don Cristóbal Colón" donde enaltecía a su padre (quizá en exceso) y viajando junto a Cristóbal a América en su cuarto viaje.
El proyecto
A partir de estas vivencias, Colón empezó a idear su plan de llegar a Cipango (el moderno Japón) y a las tierras del Gran Khan navegando hacia Occidente. Es difícil estimar en qué momento nació el proyecto, pero puede fecharse después de su matrimonio y antes de 1481.[sin referencias]
Probablemente tuvo conocimientos de los informes del matemático y médico florentino Paolo dal Pozzo Toscanelli sobre la posibilidad de llegar a las Indias por el oeste, redactados a instancias del rey de Portugal, interesado en el asunto.
Una carta de Toscanelli a Colón[sin referencias] iba acompañada de un mapa en que se trazaba el trayecto a seguir al oriente asiático, incluidas todas las islas que se suponían debían estar en el trayecto. Este mapa y las noticias de Toscanelli estaban basadas principalmente en los viajes de Marco Polo. Señalaba este último que entre el extremo occidental de Europa y Asia la distancia no era excesiva, estimando unas 6.500 leguas marinas el espacio entre Lisboa y Quinsay, y desde la legendaria Antilia al Cipango solo 2.500 millas, lo que facilitaba la navegación.
Los libros que se conservan de la biblioteca de Colón aportan luz sobre lo que influyó en sus ideas, por su costumbre de subrayar los libros, y se deduce que los más subrayados serían los más leídos. Entre los que tienen más anotaciones están el Tractatus de Imago Mundi de Pierre d'Ailly, la Historia Rerum ubique Gestarum de Eneas Silvio Piccolomini, y especialmente Los Viajes de Marco Polo, que le dieron la idea de cómo era el oriente que soñaba encontrar.
La idea de Colón, se basaba en que la Tierra tenía una circunferencia de 29.000 km, según la "medición" de Posidonio y la medida del grado terrestre de d'Ailly, sin considerar que éste hablaba de millas árabes y no italianas, que son más cortas, de modo que cifraba esa circunferencia en menos de tres cuartas partes de la real, que por otro lado era la aceptada científicamente desde tiempos de Eratóstenes. Como resultado de lo anterior, según Colón, entre las Canarias y Cipango debía haber unas 2.400 millas marinas, siendo 10.700 en la realidad. Para mostrar su proyecto, dibujó un mapa, basado en el de Toscanelli, que incluía numerosas islas en el camino que harían más fácil la navegación.[sin referencias]
La búsqueda de patronazgo
Por 1483 ó 1484 presentó este proyecto ante el rey Juan II de Portugal, siendo rechazado, porque entonces estaba el rey intentando alejar a Castilla de sus colonias, ya que ésta estaba a punto de terminar su Reconquista y su poder era suficiente como para competir en ventaja con Portugal, para lo que estaba tratando una división del mundo entre los dos reinos ibéricos, que acabó en el Tratado de Tordesillas, y que dejaba a Castilla el viaje, incierto, por Occidente como posibilidad lo que, por otro lado avalaba el dictamen de sus sabios, coincidente con el que después dieron los de Salamanca, que analizaron el proyecto y lo consideraron imposible.[sin referencias]
No le quedó otro remedio que acudir a Castilla. Se dirigió con su hijo Diego Colón a Palos de la Frontera (Huelva), en 1485. En el vecino monasterio de La Rábida, hizo amistad con fray Antonio de Marchena, a quien confió sus planes. Fray Antonio lo apoyó y recomendó a fray Hernando de Talavera, confesor de la reina Isabel I. Colón se dirigió a la corte, establecida por entonces en Córdoba, entablando relaciones con importantes personajes del entorno real.
Si bien el Real Consejo rechazó su proyecto, consiguió, gracias al valimiento de Talavera, ser recibido, en enero de 1486, por la reina Isabel, a quien expuso sus planes. La reina se interesó por la idea, pero quiso que, previamente, un consejo de doctos varones, presidido por Talavera, diera un dictamen sobre la viabilidad del proyecto, mientras asignaba a Colón, pobre de recursos, una subvención de la corona.[sin referencias]
El Consejo se reunió en la Universidad de Salamanca y, basándose en la circunferencia aceptada de la Tierra desde Eratóstenes, que era de 252.000 estadios (tomando el estadio egipcio, tendría un error del 1% sobre la medida aceptada ahora de 40.000 km) dictaminó que la distancia que había a las verdaderas Indias era excesiva, y determinó la viabilidad del proyecto cómo absolutamente imposible. También parece que las exigencias económicas y políticas exigidas por Colón eran muy altas, como se vio en las Capitulaciones de Santa Fe.[sin referencias]
La reina llamó entonces a Colón, diciéndole que no descartaba totalmente su plan. Mientras el navegante esperaba, se vio en la necesidad de vender mapas y libros para sobrevivir.[sin referencias]
Conoció en esa época a la cordobesa Beatriz Enríquez de Arana, que fue madre de su hijo Fernando (había enviudado hacía tiempo, pero no contrajo nuevo matrimonio).
Colón pasó nuevamente a Portugal a intentar suerte pero, por las razones antedichas, sin resultado. Talavera le recomendó ofrecer su proyecto al duque de Medinaceli, quien se mostró interesado. Sin embargo, al ser consultada la reina, mandó a llamar a Colón dándole la promesa de ocuparse de su plan tan pronto como se terminara la conquista de Granada.
En diciembre de 1491, Colón llegaba al campamento real de Santa Fe de Granada. Su proyecto fue sometido a una nueva junta, convocada por la reina, pero nuevamente se rechazó. Parte importante de la oposición era por las exigencias desmedidas de Colón. En esos momentos intervinieron Luis de Santángel y Diego de Deza, quienes ganaron para su causa al rey consorte de Castilla, Fernando, consiguiendo su apoyo. En el transcurso de las negociaciones, Colón rebajó sus exigencias, comprometiéndose a aportar parte del dinero y a dirigir la expedición, lo que constituía una garantía.[sin referencias]
Las negociaciones entre Colón y la Corona se realizaron a través del secretario de la Corona de Aragón, Juan de Coloma y de fray Juan Pérez, en representación de Colón. El resultado de las negociaciones fueron las Capitulaciones de Santa Fe, del 17 de abril de 1492.
Por este documento Colón obtenía las siguientes prebendas:
* El título de Almirante en todas las tierras que descubriese o ganase en la mar Océana, con carácter hereditario y con el mismo rango que el Almirante de Castilla.
* El título de Virrey y Gobernador General en todas las islas o tierras firmes que descubriera o ganara en dichos mares, recibiendo el derecho de proponer ternas para el gobierno de cada una de ellas.
* El diezmo (diez por ciento) del producto neto de la mercadería comprada, ganada, hallada o trocada dentro de los límites del Almirantazgo, quedando un quinto para la corona.
* La jurisdicción comercial de los pleitos derivados del comercio en la zona de su almirantazgo, según correspondiese a tal oficio.
* El derecho a contribuir con un octavo de la expedición y participar de las ganancias en esa misma proporción.
Las Capitulaciones fueron firmadas en Santa Fe de Granada el 30 de abril de 1492, concediendo además a Colón el título de Don y haciendo hereditario el título de Virrey.
Se despacharon diversas cédulas para la organización del viaje. Según una de ellas, Colón sería Capitán Mayor de la Armada, constituida por tres navíos. Otra cédula decía que ciertos vecinos de la villa de Palos debían proporcionar dos carabelas equipadas y tripuladas.
...A vos, Diego Rodríguez Prieto, e a todas las otras personas vuestros compañeros e otros vezinos de la villa de Palos e a cada uno de vos, salud e gracia. Vien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas por vosotros en desserbicio nuestro, por los del nuestro Consejo fuistes condenados a que fuésedes obligados a nos serbir dos meses con dos carabelas armadas a vuestras propias costas e espensas cada e quando e doquier que por nos vos fuese mandado so ciertas penas, segund que todo más largamente en la dicha sentencia que contra vosotros fue dada se contiene...
Real Provisión de los Reyes Católicos, dirigida a ciertos vecinos de Palos.
Granada, 30 de Abril de 1492.[3]
Cuando Colón llegó a la villa de Palos, se encontró con la oposición de los vecinos, que desconfiaban del extraño. La Real Provisión dirigida a Diego Rodríguez Prieto y otros vecinos de Palos fue leída en la puerta de la Iglesia de San Jorge, donde estaba situada la plaza pública. También hubo problemas en el reclutamiento de marineros, pero los religiosos de La Rábida, en especial fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena, lograron solucionarlo, al poner en contacto a Colón con Martín Alonso Pinzón, destacado navegante local, que apoyó la posibilidad del viaje, contra lo que la gente pensaba del proyecto, quien además puso también, de su hacienda personal, medio millón de maravedíes, la tercera parte de los gastos en metálico de la empresa.
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Retrato de Cristobal Colón conservada en la biblioteca del congreso de los Estados Unidos de América[/align]
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Casa Museo de Colón en Valladolid[/align]
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Estatua de los Hermanos Pinzón en Palos de la Frontera, al fondo se observa la Fontanilla y la Iglesia de San Jorge Mártir.[/align]
La llegada a América
Primer viaje
Finalizados todos los preparativos, la expedición zarpó de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492, con las carabelas "La Pinta" y "La Niña", y con la nao "Santa María".
Hasta el 6 de septiembre estuvo en las Islas Canarias, concretamente en La Gomera (visitando a Beatriz de Bobadilla, gobernadora de la isla) y en Gran Canaria, arreglando el timón de La Pinta, y sustituyendo sus velas triangulares originales por unas cuadradas, lo que la convirtió en la carabela más rápida de la flotilla.[6]
El 12 de octubre, cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin llegar a ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana, dio el famoso grito de: Tierra a la vista. Llegaron a una isla llamada Guanahani, a la que rebautizó San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas.
También desembarcó en la isla de Cuba y la de La Española. En esta, el 25 de diciembre de 1492, se hundió la nao capitana, la "Santa María". Sus restos fueron usados para construir el Fuerte de La Navidad, constituyendo así, el primer asentamiento español en América.
Las dos carabelas, al mando de Colón, regresaron al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493. El día 3 de Abril 1493, Colón fue recibido por el Rey Fernando el Católico en Barcelona para recibir el informe de su llegada por el oeste a lo que él creía era la India. Varios años después, ya muerto Cristóbal Colón, los europeos descubrirían que las tierras a las que había llegado no eran en realidad parte del Asia sino de un continente cuya existencia desconocían.
Las naves
En el primer viaje Colón utilizó tres naves, dos carabelas y una "nao", aunque comúmente se conocen como las "Tres Carabelas", llamadas la Santa María, la Pinta y la Niña.
La Santa María, no era una carabela, en contra de lo que la apelación colectiva tradicional (las Tres Carabelas) afirma. Se trataba de una carraca (nao en el lenguaje náutico español de la época). Con sus tres palos era una carraca menor construida, al parecer, en Santander y propiedad de Juan de la Cosa. De acuerdo con las normas de estiba de entonces, la Santa María podía llevar una carga de 106 toneladas de la época (51 toneladas actuales). En el palo mayor aparejaba dos velas cuadradas: la mayor con una cruz roja en el centro y una vela de gavia. El trinquete portaba una sola vela cuadrada y el palo de mesana aparejaba una vela triangular latina. Del bauprés colgaba una vela de cebadera. La Santa María se perdió en aguas del Caribe durante el primer viaje.
La Pinta había sido construida en los astilleros de Palos pocos años antes del primer viaje. Fue elegida por Martín Alonso Pinzón por sus cualidades nauticas, ya que el mismo la había alquilado anteriormente, la costeó el concejo de Palos.
Su nombre hizo pensar a algunos historiadores que pertenecia a la familia Pinto, pero en realidad fue alquilada a los armadores Gómez Rascón y Alonso Quintero, que fueron en ella a América como marinos, por lo que probablemente su verdadero nombre fuera "La Pintá". Era una carabela nórdica de velas cuadradas con un velamen muy sencillo. Los palos de mesana y mayor iban aparejados con una vela cuadrada de grandes dimensiones, en tanto que el trinquete portaba una vela latina. La principal característica de esta carabela era su velocidad, hasta el punto que Colón, en su diario de a bordo, hacía referencia a que en una noche había navegado a 15 millas por hora (una milla de la época equivale a 0,8 millas náuticas actuales por lo que su velocidad sería de unos 11 nudos, la misma que un carguero medio de la actualidad).
La Niña era una carabela de velas latinas que pertenecía a los hermanos Niño de Moguer, de ahí su nombre, antes de formar parte de la expedición (su denominación realmente era la Santa Clara). Esta embarcación se fabricó en la villa de Moguer. Fue elegida por los Pinzón por ser muy maniobrable, también la costeó el concejo de Palos. Las velas de la Niña carecían de rizos, por lo que no tenían sistema de cabos que permitiera reducir la superficie en caso de fuerte viento. Las jarcias que sostenían los palos estaban enganchadas en los costados del buque. La carabela carecía de castillo de proa mientras que el alcázar era bastante pequeño. Es posible que, durante el primer viaje, la Niña fuera convertida en carabela de velas cuadradas durante la escala en Canarias[sin referencias]. Formó parte de las tres primeras expediciones de Colón recorriendo en el transcurso de sus viajes más de 25.000 millas náuticas en total. La Niña fue capturada por corsarios berberiscos a la vuelta del segundo viaje. La reacción de la tripulación permitió liberar la embarcación, que regresó a Cádiz para intervenir en el tercer viaje.[sin referencias].
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Salida del puerto de Palos, de Evaristo Domínguez, en el Ayuntamiento de Palos de la Frontera[/align]
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Llegada de Cristóbal Colón a América[/align]
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Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos en la corte de Barcelona (V.Turgis, siglo XIX)[/align]
Segundo viaje
25 de septiembre de 1493 - 11 de junio de 1496
Parte de Cádiz y se realizó para explorar y colonizar los territorios a los que había llegado. En este viaje desembarca en la isla de Puerto Rico el 19 de noviembre. En su segundo viaje a la isla La Española, observó el eclipse lunar del 14 al 15 de septiembre de 1494, y comparando las horas del comienzo y fin del mismo con las registradas en las observaciones de Cádiz y Sao Vicente (Portugal) dedujo definitivamente la esfericidad de la Tierra ya descrita por Tolomeo.[sin referencias]
En 1493 descubrió la isla de Guadalupe, ubicada actualmente a unos 480 km (300 millas) al sudeste de Puerto Rico. Actualmente está compuesta de un grupo de islas que están aproximadamente en el centro del archipiélago de las Antillas Menores. Las dos islas principales tienen la apariencia de una mariposa con las alas extendidas. Al oeste está la montañosa isla de Basse-Terre, con su inactivo volcán Soufrière; y al este está la Grande Terre, que es más llana. Las dos islas están separadas por el angosto canal Rivière Salée. Otras cinco islas más pequeñas y algunos islotes forman este departamento o distrito de ultramar administrado por Francia.
Antes que Cristóbal Colón la descubriera en 1493 y le diera el nombre de Guadalupe, los indios caribes la llamaban Karukera... isla de las aguas hermosas. Sin duda, estos tenían presentes las abundantes lluvias y la exuberante vegetación tropical de las islas.
Tercer viaje
30 de mayo de 1498 - 25 de noviembre de 1500
En este viaje parte desde Sanlúcar de Barrameda capitaneando seis barcos y llevando consigo a Bartolomé de Las Casas, quien después proporcionaría parte de las transcripciones de los Diarios de Colón.
La primera escala la realiza en la isla portuguesa de Porto Santo de donde procedía su mujer. De allí partió hacia Madeira y llegó el 31 de julio a la isla Trinidad. Desde el 4 de agosto al 12 de agosto el exploró el golfo de Paria el cual separa Trinidad de Venezuela. En su reconocimiento de la zona llegó hasta el río Orinoco, navegó por las islas de Chacachare y Margarita y renombró Tobago (Bella Forma) y Granada (Concepción). Inicialmente, describió las tierras como pertenecientes a un continente desconocido para los europeos, pero luego se retrajo y dijo que pertenecían a Asia.[sin referencias]
El 19 de agosto retornó a La Española para encontrar que la mayoría de los españoles allí asentados estaban descontentos, al sentirse engañados por Colón sobre las riquezas que encontrarían. Colón intentó repetidas veces pactar con los sublevados, los taínos y los caribes. Algunos de los españoles que habían retornado se encargaron de acusar a Colón en la corte de mal gobierno. Los reyes enviaron a La Española al administrador real Francisco de Bobadilla en 1500, el cual a su llegada (23 de agosto) detuvo a Colón y a sus hermanos y los embarcó hacia España. Colón rehusó que se le quitaran los grilletes en todo su viaje a España, durante el cual escribió una larga carta a los Reyes Católicos.
Al llegar a España el recuperó su libertad, pero había perdido su prestigio y sus poderes.
Cuarto viaje
11 de mayo de 1502 - 7 de noviembre de 1504
Nuevamente parte de Cádiz. Exploró las costas de los actuales Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, así como el golfo de Urabá en la actual Colombia. Desde el golfo de Urabá intentó retornar a la Española, pero una tormenta lo hizo desembarcar en Jamaica donde permaneció hasta 1504.
En 1503, en su último viaje por las Antillas Mayores, descubrió las islas llamadas —Caimán Brac y Pequeño Caimán, pues Colón nunca vio la isla de Gran Caimán—, que recibieron el nombre de Las Tortugas. Se les dio ese nombre por la gran cantidad de tortugas que había en ellas y alrededor. En 1670, por el Tratado de Madrid, España cedió las islas a Gran Bretaña, y desde entonces han sido colonia británica.
¿Dónde están las islas Caimán?. Se comprendería tal pregunta, porque estas islas son tan pequeñas que rara vez aparecen en los mapas del mundo. Cuando aparecen, quizás sea solo como tres puntitos en la parte oeste del mar Caribe, a 240 km (150 millas) al sur de Cuba, o unos 800 km (500 millas) al sur de Miami, Florida.
El 20 de mayo de 1506 muere Colón en Valladolid.
Los viajes menores o andaluces
Pese a la intención de Colón de reservarse el monopolio de la conquista y colonización de las tierras a las que había llegado, la corona no tenía esas ideas. De esta forma capituló, negoció las condiciones de nuevos viajes, cuyo objetivo era "descubrir" tierras desconocidas para los europeos, y en ningún modo colonizarlas.
Estos viajes se desarrollaron entre 1499 y 1519. Entre ellos cabe destacar los siguientes: en 1499 Alonso de Ojeda y Américo Vespucci (el que a la postre daría el nombre al continente) llegan hasta Venezuela, recogiendo noticias sobre riquezas. Estas noticias fueron investigadas por otros marinos que al final encontraron depósitos de perlas. Su intento de evadir el puerto andaluz para no declararlas les costó una condena.
En el mismo año, 1499, Vicente Yáñez Pinzón se convirtió en el primer europeo en llegar al río Amazonas, y según diversos historiadores se le debe considerar el verdadero descubridor del Brasil.[7] Estos viajes si bien fueron limitados en sus objetivos, aportaron gran información a la Corona.
Relaciones con los indígenas
Siguiendo las costumbres vigentes en esos tiempos, las relaciones de Colón y sus hombres con otros pueblos y tierras se regían por las posibilidades de conquistarlas para el reino al que representaban. Pensando encontrarse en el "Gran Kan" intentaron tomar posiciones militares defensivas y entablar contacto con algún rey. Al no encontrar algo parecido y viendo poco a poco, tanto la superioridad armamentística que poseían sobre los indígenas, como el desconocimiento de los habitantes de esas tierras de cualquier lugar llamado "Gran Kan", y atribuyendo ese desconocimiento a un muy bajo nivel cultural, fueron asumiendo la facilidad de conquista del nuevo territorio. Así lo demostraron en los comunicados a sus monarcas.
Su entierro y su testamento
El 19 de mayo de 1506, un día antes de su muerte en Valladolid, Cristóbal Colón redacta su testamento ante Pedro de Inoxedo, escribano de cámara de los Reyes Católicos. Como testamentarios y cumplidores de su alma dejó a su hijo Diego Colón, a su hermano Bartolomé Colón y a Juan de Porras, tesorero de Vizcaya.
En ese documento aparece citado como Almirante, Virrey y Gobernador de las islas y tierra firme de las Indias descubiertas y por descubrir.
El testamento dice:
Yo constituí a mi caro hijo don Diego por mi heredero de todos mis bienes e ofiçios que tengo de juro y heredad, de que hize en el mayorazgo, y non aviendo el hijo heredero varón, que herede mi hijo don Fernando por la mesma guisa, e non aviendo el hijo varón heredero, que herede don Bartolomé mi hermano por la misma guisa; e por la misma guisa si no tuviere hijo heredero varón, que herede otro mi hermano; que se entienda ansí de uno a otro el pariente más llegado a mi linia, y esto sea para siempre. E non herede mujer, salvo si non faltase non se fallar hombre; e si esto acaesçiese, sea la muger más allegada a mi linia.
De donde se entiende que tiene dos hijos, Diego y Fernando, siendo el heredero el primogénito, por supuesto, según la costumbre al uso. Cita otros hermanos después de Bartolomé, nombrando solo más tarde en el texto a su hermano Diego como perteneciente a la iglesia. No nombra en el texto ningún otro hermano.
Cita también en el testamento la poca cantidad (un cuento de maravedíes) que los Reyes Católicos pusieron para la empresa del descubrimiento, debiendo él mismo poner una cantidad para el viaje.
Cita también a doña Beatriz como la madre de Fernando, lo que atestigua que nunca se casaron, dejando dicho a su hijo Diego que nunca nada le faltare por razones que pesaban en su alma. Muere con unos 55 años el siguiente día.
Tras su muerte, se lleva a cabo en su cuerpo el proceso llamado descarnación, mediante el cual se quita toda la carne de los huesos. Se le enterró inicialmente en Valladolid y posteriormente fue trasladado al Monasterio de la Cartuja en Sevilla. Por deseo de su hijo Diego, vuelve a ser trasladado más tarde a Santo Domingo en 1542.
Tras la conquista de la isla de Santo Domingo en 1795 por los franceses, se trasladan sus restos a La Habana, y tras la guerra de la independencia de Cuba en 1898, se vuelven a trasladar a la Catedral de Sevilla, donde reposan en un suntuoso catafalco.
Discusiones sobre su enterramiento
Se provocó una controversia sobre el destino final de los restos de Cristóbal Colón al aparecer en 1877 en la Catedral de Santo Domingo, una caja de plomo con una inscripción donde se leía "Varón ilustre y distinguido Cristóbal Colón", conteniendo fragmentos de huesos. Esos restos permanecieron en la catedral de Santo Domingo, hasta el año 1992, año en el que fueron trasladados al Faro a Colón, un monumento faraónico construido por el gobierno dominicano para conservar los restos que se suponen también de Colón.
Al parecer en el momento de exhumar el cuerpo de la catedral de Santo Domingo, no estuvo muy claro cuál era exactamente la tumba de Cristóbal Colón, debido al mal estado de las tumbas, con lo que resulta al menos probable que sólo se recogieran parte de los huesos, quedando la otra parte en la catedral de Santo Domingo. Sin embargo, faltan estudios que sean más concluyentes al respecto.
Para averiguar cuales eran los verdaderos restos se tomaron muestras de ADN de ambos esqueletos: de Sevilla y de Santo Domingo. Los estudios debían acabar en mayo del año 2006, pero en enero de 2005 las autoridades dominicanas pospusieron la apertura de la tumba. En el estudio, preliminar hasta ahora, se ha determinado una probable vinculación filial entre los huesos enterrados en la catedral de Sevilla y los de su hijo Diego.
El 1 de agosto de 2006 el equipo de investigación dirigido por José Antonio Lorente, médico forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, que estudia los huesos atribuidos al almirante que están en la catedral de Sevilla desde 1898 confirma que sí son los de Cristóbal Colón. Esta afirmación esta basada en el estudio del ADN comparado con el de su hermano menor Diego y con los de su hijo Hernando.[sin referencias]
Según los estudios de ADN se determina que Cristóbal Colón era varón, de entre 50 y 70 años, sin marcas de patología, sin osteoporosis y con alguna caries. Mediterráneo, medianamente robusto y de talla mediana
Todavía se espera que las autoridades de la República Dominicana permitan el estudio de los restos atribuidos al almirante, que están en ese país, lo cual permitiría completar la historia en torno a esta cuestión. Pero este estudio ya no es determinante para de identificación de los restos de Cristóbal Colón. Se estima que pueda haber restos en otros lugares ya que los que hay en la capital andaluza no llegan al 15% de la totalidad del esqueleto por lo que podría resultar que los que están en Santo Domingo también correspondan al descubridor de América.
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Carabela[/align]
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Tumba de Cristóbal Colón - Catedral de Sevilla[/align]
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Estatua de Cristóbal Colón en Santo Domingo, obra del escultor francés Ernesto Gilbert[/align]
Cristóbal Colón (¿Génova?, 1451 - Valladolid, 20 de mayo de 1506) fue un navegante y cartógrafo de origen incierto (italiano, portugués o spañol) al servicio de la Corona de Castilla, famoso por haber realizado el denominado descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492. Su llegada a América impulsó decisivamente la expansión mundial de Europa y la colonización por varias potencias europeas de gran parte del continente americano y de sus pobladores. Su personaje inspiró el nombre de un país: Colombia[sin referencias].
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Cristóbal Colón, en la pintura Virgen de los Navegantes por Alejo Fernández entre 1505 y 1536 (Sala de los Almirantes, Real Alcázar de Sevilla).[/align]
Perfil histórico
Cristóbal Colón fue un marino que, al servicio de la Corona de Castilla, encontró una ruta segura desde Europa hasta América (hasta entonces desconocida o indocumentada en Europa, Asia o África), arribando a ella el 12 de octubre de 1492.
En su primera expedición partió el 3 de agosto de 1492 desde el puerto de Palos de la Frontera (Huelva). Su origen más probable es genovés (aunque algunos historiadores sostienen que procedía de la Corona de Aragón, del Reino de Galicia o del Reino de Portugal, entre otros). También existen conjeturas indicando su origen sefardí. Realmente su origen es un absoluto enigma por haberse perdido mucho material, y por los intereses de varias provincias en adoptarlo como su hijo honorable.
Al parecer, Colón sostenía que podía alcanzarse el lejano oriente (las Indias) desde Europa viajando hacia el oeste, y que era posible realizar el viaje por mar con posibilidades de éxito[sin referencias]. En aquella época, los portugueses estaban buscando una ruta directa a Asia oriental bordeando África pero no permitían la intromisión de naves de otras naciones en sus aguas.
Desde los griegos (Eratóstenes) se conocía la circunferencia de la Tierra, por lo cual, los romanos habían inventado la enseña de las columnas de Hércules con una banda y la inscripción: Non Plus Ultra ("no Más Allá") pues con esa circunferencia las naves no tenían probabilidades de llegar a las Indias[sin referencias]. Al parecer la hipótesis de Colón sobre la posibilidad del viaje se basaba en cálculos erróneos sobre el tamaño de la esfera, que suponía era más pequeña de lo que realmente es[sin referencias].
Otras teorías[sin referencias] sostienen que Colón había oído, por habladurías de marinos, de la existencia de tierras mucho más cercanas a Europa de lo que se suponía científicamente que estaba Asia y que emprendió la tarea de alcanzarlo para comerciar sin depender de Génova ni de Portugal. Específicamente la teoría del prenauta sugiere que durante el tiempo que Colón pasó en las islas portuguesas del Atlántico, se hizo cargo de un marino portugués o español moribundo cuya carabela había sido arrastrada desde el golfo de Guinea hasta el Caribe por las corrientes. Para algunos investigadores podría tratarse de Alonso Sánchez de Huelva. Esta teoría sugiere que el prenauta le confió a Colón el secreto. La prueba más contundente a favor de esta teoría son las Capitulaciones de Santa Fe ya que hablan de las tierras "descubiertas" al tiempo que otorgan a Colón una serie de privilegios no otorgados hasta entonces a nadie. [sin referencias]
Lo que sí es seguro es que Colón no solo alcanzó América, sino que regresó a Europa, realizando un total de cuatro viajes, y dando inicio a un régimen de viajes periódicos seguros desde Europa hasta América. Aunque es sabido que los siberianos habían llegado a América en el Pleistoceno, y que lo mismo hicieron los Vikingos cerca del siglo XI, es a partir de los viajes de Colón y otros exploradores y conquistadores que lo sucedieron cuando se establecieron vínculos permanentes y puede hablar de descubrimiento, al tener reconocimiento de las naciones implicadas y testimonios contrastables en la época. A raíz de ello algunas potencias europeas invadieron parte del territorio americano imponiendo su dominio sobre varias civilizaciones y pueblos allí instalados, como los imperios Inca y Azteca, entre otros. Como resultado fueron destruidas la mayor parte de esas culturas, incluyendo las técnicas de escritura y los testimonios escritos, sus conocimientos científicos y artísticos, sus religiones y la mayor parte de sus idiomas. También se impusieron varios idiomas y las religiones europeas, principalmente las diversas variantes del cristianismo.
Colón proyectó su viaje con el fin de traer de Oriente mercancías, en especial especias y oro [1] . Las especias, seda y otros productos habían llegado siempre por la ruta que atravesaba Asia hasta Europa, por Asia Menor y Egipto, pero a partir de la expansión del Imperio Otomano, esta vía se hizo difícil y quedó monopolizada por estos y sus socios, los mercaderes italianos. Las naciones más ricas de la Europa de entonces, Portugal y Castilla, querían esas mercancías sin intermediarios. Los portugueses (cuya Reconquista acabó en el siglo XIII) se habían lanzado a navegar y habían encontrado el paso por el Cabo de Buena Esperanza, con ansias de crear su propio monopolio para competir con los comerciantes italianos, por lo que Castilla, al terminar su reconquista, hubo de buscar una ruta nueva.
Su llegada a América abrió también camino al envío hacia Europa de gran cantidad de alimentos que se cultivaban en esas tierras, como el maíz, la patata, el cacao, el tabaco, el pimiento, el zapallo, la calabaza, el poroto (nuevas variedades de judía o frijol) o la vainilla entre otros. Los investigadores han estimado que tres quintas partes de los cultivos actuales de todo el mundo fueron importadas desde América [2] . En sentido inverso, la llegada de Colón llevó a América la rueda, el hierro, el caballo, el cerdo, el asno, el café, la caña de azúcar y las armas de fuego entre otras.
En su primer viaje alcanzó la isla de San Salvador (llamada Guanahani por los habitantes que encontraron), después de dos meses de travesía, visitando después Cuba y La Española. Volvió a España siete meses después de su partida. En su último viaje solo tardó un mes y cuatro días en alcanzar las costas de América.
La República de Colombia recibió este nombre como homenaje a Colón.
Primeros años
El nombre de este navegante puede traducirse como Cristóbal: el que lleva a Cristo, Colón: Espíritu Santo o paloma, de ahí que en la firma de Colón anterior a 1492 se lee Xpo ferens ("portador de Cristo"), que podría hacer referencia a la Orden de Cristo, a la que el pudo haber pertenecido.
La teoría más veces nombrada por los historiadores[sin referencias] sostiene que Colón sería la castellanización del italiano Cristoforo Colombo, quien era hijo de Domenico Colombo, tejedor y luego comerciante, y de Susana Fontanarossa. Según esa teoría, su educación literaria fue escasa y se introdujo en la navegación a temprana edad.
Entre 1474 y 1475 habría viajado a la isla de Quíos, posesión genovesa en el mar Egeo, como marino y probablemente también como comerciante.
La historia más fidedigna y documentada de Cristóbal Colón comienza en 1476, cuando alcanza las costas portuguesas al parecer víctima del naufragio de un combate naval entre mercantes y corsarios.
El navegante del Atlántico
En esa historia es cuando en 1476, viajando rumbo a Inglaterra, su nave naufraga en una batalla entre mercantes de caucho y corsarios (el corsario Casenove) salvándose a nado y alcanzando las costas del Algarve. Desde allí partió a Lisboa, buscando la ayuda de su hermano Bartolomé (del que se sabe tan poco como del mismo Cristóbal, aparte de que también fue a Portugal, viviendo allí, y de que era versado en cosmografía y navegación, ayudando a Cristóbal en sus viajes), y de otros conocidos. Además de Bartolomé, podría haber tenido otros tres hermanos (aunque también en esto discrepan los historiadores): Giovanni Pellegrino, Giacomo y su hermana Bianchinetta. Otras fuentes solo citan a hermanos mayores que Colón (que murieron) y a sus dos hermanos menores, Bartolomé y Diego.
Hasta 1485 vive en Portugal como agente de la casa Centurione de Madeira, realizando numerosos viajes con destinos variados, incluida Génova e Inglaterra, donde visitó Irlanda. Es en este viaje donde podría haber llegado a Islandia, escuchando leyendas de un camino hacia tierra nueva (Terranova) viajando hacia el oeste.
En 1479 contrajo matrimonio con doña Felipa Perestrelo e Moniz, hija del colonizador de las islas Madeira, Bartolomé de Perestrello, probablemente en Lisboa. Este matrimonio con una noble es la prueba más fundamentada que desdice la teoría de la familia genovesa humilde de Cristóbal Colón, ya que en esa época no era posible un matrimonio entre nobles que no incluyese a otro noble. En 1480 tienen a su único hijo, Diego Colón, muriendo Felipa en enero de 1485, momento éste en que Cristóbal abandona Portugal viajando a Palos, donde se encontraban los reyes de Castilla y Aragón.
En los siguientes años y hasta su muerte vivió junto a la cordobesa huérfana Beatriz Enríquez de Arana, quien vivía junto a un primo trabajando como tejedores. Nunca se casaron, aunque le dejó su fortuna a esta mujer (Cristóbal Colón fue gobernador de las Indias, correspondiéndole un 10% de los beneficios de los viajes debido a las Capitulaciones de Santa Fe), e hizo que su primer hijo Diego la tratara como a su madre verdadera. Tuvieron un hijo, Fernando Colón (1488-1539) también llamado Hernando Colón, quien fue el biógrafo más cercano de su padre, escribiendo la obra "Vida del Almirante Don Cristóbal Colón" donde enaltecía a su padre (quizá en exceso) y viajando junto a Cristóbal a América en su cuarto viaje.
El proyecto
A partir de estas vivencias, Colón empezó a idear su plan de llegar a Cipango (el moderno Japón) y a las tierras del Gran Khan navegando hacia Occidente. Es difícil estimar en qué momento nació el proyecto, pero puede fecharse después de su matrimonio y antes de 1481.[sin referencias]
Probablemente tuvo conocimientos de los informes del matemático y médico florentino Paolo dal Pozzo Toscanelli sobre la posibilidad de llegar a las Indias por el oeste, redactados a instancias del rey de Portugal, interesado en el asunto.
Una carta de Toscanelli a Colón[sin referencias] iba acompañada de un mapa en que se trazaba el trayecto a seguir al oriente asiático, incluidas todas las islas que se suponían debían estar en el trayecto. Este mapa y las noticias de Toscanelli estaban basadas principalmente en los viajes de Marco Polo. Señalaba este último que entre el extremo occidental de Europa y Asia la distancia no era excesiva, estimando unas 6.500 leguas marinas el espacio entre Lisboa y Quinsay, y desde la legendaria Antilia al Cipango solo 2.500 millas, lo que facilitaba la navegación.
Los libros que se conservan de la biblioteca de Colón aportan luz sobre lo que influyó en sus ideas, por su costumbre de subrayar los libros, y se deduce que los más subrayados serían los más leídos. Entre los que tienen más anotaciones están el Tractatus de Imago Mundi de Pierre d'Ailly, la Historia Rerum ubique Gestarum de Eneas Silvio Piccolomini, y especialmente Los Viajes de Marco Polo, que le dieron la idea de cómo era el oriente que soñaba encontrar.
La idea de Colón, se basaba en que la Tierra tenía una circunferencia de 29.000 km, según la "medición" de Posidonio y la medida del grado terrestre de d'Ailly, sin considerar que éste hablaba de millas árabes y no italianas, que son más cortas, de modo que cifraba esa circunferencia en menos de tres cuartas partes de la real, que por otro lado era la aceptada científicamente desde tiempos de Eratóstenes. Como resultado de lo anterior, según Colón, entre las Canarias y Cipango debía haber unas 2.400 millas marinas, siendo 10.700 en la realidad. Para mostrar su proyecto, dibujó un mapa, basado en el de Toscanelli, que incluía numerosas islas en el camino que harían más fácil la navegación.[sin referencias]
La búsqueda de patronazgo
Por 1483 ó 1484 presentó este proyecto ante el rey Juan II de Portugal, siendo rechazado, porque entonces estaba el rey intentando alejar a Castilla de sus colonias, ya que ésta estaba a punto de terminar su Reconquista y su poder era suficiente como para competir en ventaja con Portugal, para lo que estaba tratando una división del mundo entre los dos reinos ibéricos, que acabó en el Tratado de Tordesillas, y que dejaba a Castilla el viaje, incierto, por Occidente como posibilidad lo que, por otro lado avalaba el dictamen de sus sabios, coincidente con el que después dieron los de Salamanca, que analizaron el proyecto y lo consideraron imposible.[sin referencias]
No le quedó otro remedio que acudir a Castilla. Se dirigió con su hijo Diego Colón a Palos de la Frontera (Huelva), en 1485. En el vecino monasterio de La Rábida, hizo amistad con fray Antonio de Marchena, a quien confió sus planes. Fray Antonio lo apoyó y recomendó a fray Hernando de Talavera, confesor de la reina Isabel I. Colón se dirigió a la corte, establecida por entonces en Córdoba, entablando relaciones con importantes personajes del entorno real.
Si bien el Real Consejo rechazó su proyecto, consiguió, gracias al valimiento de Talavera, ser recibido, en enero de 1486, por la reina Isabel, a quien expuso sus planes. La reina se interesó por la idea, pero quiso que, previamente, un consejo de doctos varones, presidido por Talavera, diera un dictamen sobre la viabilidad del proyecto, mientras asignaba a Colón, pobre de recursos, una subvención de la corona.[sin referencias]
El Consejo se reunió en la Universidad de Salamanca y, basándose en la circunferencia aceptada de la Tierra desde Eratóstenes, que era de 252.000 estadios (tomando el estadio egipcio, tendría un error del 1% sobre la medida aceptada ahora de 40.000 km) dictaminó que la distancia que había a las verdaderas Indias era excesiva, y determinó la viabilidad del proyecto cómo absolutamente imposible. También parece que las exigencias económicas y políticas exigidas por Colón eran muy altas, como se vio en las Capitulaciones de Santa Fe.[sin referencias]
La reina llamó entonces a Colón, diciéndole que no descartaba totalmente su plan. Mientras el navegante esperaba, se vio en la necesidad de vender mapas y libros para sobrevivir.[sin referencias]
Conoció en esa época a la cordobesa Beatriz Enríquez de Arana, que fue madre de su hijo Fernando (había enviudado hacía tiempo, pero no contrajo nuevo matrimonio).
Colón pasó nuevamente a Portugal a intentar suerte pero, por las razones antedichas, sin resultado. Talavera le recomendó ofrecer su proyecto al duque de Medinaceli, quien se mostró interesado. Sin embargo, al ser consultada la reina, mandó a llamar a Colón dándole la promesa de ocuparse de su plan tan pronto como se terminara la conquista de Granada.
En diciembre de 1491, Colón llegaba al campamento real de Santa Fe de Granada. Su proyecto fue sometido a una nueva junta, convocada por la reina, pero nuevamente se rechazó. Parte importante de la oposición era por las exigencias desmedidas de Colón. En esos momentos intervinieron Luis de Santángel y Diego de Deza, quienes ganaron para su causa al rey consorte de Castilla, Fernando, consiguiendo su apoyo. En el transcurso de las negociaciones, Colón rebajó sus exigencias, comprometiéndose a aportar parte del dinero y a dirigir la expedición, lo que constituía una garantía.[sin referencias]
Las negociaciones entre Colón y la Corona se realizaron a través del secretario de la Corona de Aragón, Juan de Coloma y de fray Juan Pérez, en representación de Colón. El resultado de las negociaciones fueron las Capitulaciones de Santa Fe, del 17 de abril de 1492.
Por este documento Colón obtenía las siguientes prebendas:
* El título de Almirante en todas las tierras que descubriese o ganase en la mar Océana, con carácter hereditario y con el mismo rango que el Almirante de Castilla.
* El título de Virrey y Gobernador General en todas las islas o tierras firmes que descubriera o ganara en dichos mares, recibiendo el derecho de proponer ternas para el gobierno de cada una de ellas.
* El diezmo (diez por ciento) del producto neto de la mercadería comprada, ganada, hallada o trocada dentro de los límites del Almirantazgo, quedando un quinto para la corona.
* La jurisdicción comercial de los pleitos derivados del comercio en la zona de su almirantazgo, según correspondiese a tal oficio.
* El derecho a contribuir con un octavo de la expedición y participar de las ganancias en esa misma proporción.
Las Capitulaciones fueron firmadas en Santa Fe de Granada el 30 de abril de 1492, concediendo además a Colón el título de Don y haciendo hereditario el título de Virrey.
Se despacharon diversas cédulas para la organización del viaje. Según una de ellas, Colón sería Capitán Mayor de la Armada, constituida por tres navíos. Otra cédula decía que ciertos vecinos de la villa de Palos debían proporcionar dos carabelas equipadas y tripuladas.
...A vos, Diego Rodríguez Prieto, e a todas las otras personas vuestros compañeros e otros vezinos de la villa de Palos e a cada uno de vos, salud e gracia. Vien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas por vosotros en desserbicio nuestro, por los del nuestro Consejo fuistes condenados a que fuésedes obligados a nos serbir dos meses con dos carabelas armadas a vuestras propias costas e espensas cada e quando e doquier que por nos vos fuese mandado so ciertas penas, segund que todo más largamente en la dicha sentencia que contra vosotros fue dada se contiene...
Real Provisión de los Reyes Católicos, dirigida a ciertos vecinos de Palos.
Granada, 30 de Abril de 1492.[3]
Cuando Colón llegó a la villa de Palos, se encontró con la oposición de los vecinos, que desconfiaban del extraño. La Real Provisión dirigida a Diego Rodríguez Prieto y otros vecinos de Palos fue leída en la puerta de la Iglesia de San Jorge, donde estaba situada la plaza pública. También hubo problemas en el reclutamiento de marineros, pero los religiosos de La Rábida, en especial fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena, lograron solucionarlo, al poner en contacto a Colón con Martín Alonso Pinzón, destacado navegante local, que apoyó la posibilidad del viaje, contra lo que la gente pensaba del proyecto, quien además puso también, de su hacienda personal, medio millón de maravedíes, la tercera parte de los gastos en metálico de la empresa.
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Retrato de Cristobal Colón conservada en la biblioteca del congreso de los Estados Unidos de América[/align]
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Casa Museo de Colón en Valladolid[/align]
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Estatua de los Hermanos Pinzón en Palos de la Frontera, al fondo se observa la Fontanilla y la Iglesia de San Jorge Mártir.[/align]
La llegada a América
Primer viaje
Finalizados todos los preparativos, la expedición zarpó de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492, con las carabelas "La Pinta" y "La Niña", y con la nao "Santa María".
Hasta el 6 de septiembre estuvo en las Islas Canarias, concretamente en La Gomera (visitando a Beatriz de Bobadilla, gobernadora de la isla) y en Gran Canaria, arreglando el timón de La Pinta, y sustituyendo sus velas triangulares originales por unas cuadradas, lo que la convirtió en la carabela más rápida de la flotilla.[6]
El 12 de octubre, cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin llegar a ninguna parte, el grumete Rodrigo de Triana, dio el famoso grito de: Tierra a la vista. Llegaron a una isla llamada Guanahani, a la que rebautizó San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas.
También desembarcó en la isla de Cuba y la de La Española. En esta, el 25 de diciembre de 1492, se hundió la nao capitana, la "Santa María". Sus restos fueron usados para construir el Fuerte de La Navidad, constituyendo así, el primer asentamiento español en América.
Las dos carabelas, al mando de Colón, regresaron al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493. El día 3 de Abril 1493, Colón fue recibido por el Rey Fernando el Católico en Barcelona para recibir el informe de su llegada por el oeste a lo que él creía era la India. Varios años después, ya muerto Cristóbal Colón, los europeos descubrirían que las tierras a las que había llegado no eran en realidad parte del Asia sino de un continente cuya existencia desconocían.
Las naves
En el primer viaje Colón utilizó tres naves, dos carabelas y una "nao", aunque comúmente se conocen como las "Tres Carabelas", llamadas la Santa María, la Pinta y la Niña.
La Santa María, no era una carabela, en contra de lo que la apelación colectiva tradicional (las Tres Carabelas) afirma. Se trataba de una carraca (nao en el lenguaje náutico español de la época). Con sus tres palos era una carraca menor construida, al parecer, en Santander y propiedad de Juan de la Cosa. De acuerdo con las normas de estiba de entonces, la Santa María podía llevar una carga de 106 toneladas de la época (51 toneladas actuales). En el palo mayor aparejaba dos velas cuadradas: la mayor con una cruz roja en el centro y una vela de gavia. El trinquete portaba una sola vela cuadrada y el palo de mesana aparejaba una vela triangular latina. Del bauprés colgaba una vela de cebadera. La Santa María se perdió en aguas del Caribe durante el primer viaje.
La Pinta había sido construida en los astilleros de Palos pocos años antes del primer viaje. Fue elegida por Martín Alonso Pinzón por sus cualidades nauticas, ya que el mismo la había alquilado anteriormente, la costeó el concejo de Palos.
Su nombre hizo pensar a algunos historiadores que pertenecia a la familia Pinto, pero en realidad fue alquilada a los armadores Gómez Rascón y Alonso Quintero, que fueron en ella a América como marinos, por lo que probablemente su verdadero nombre fuera "La Pintá". Era una carabela nórdica de velas cuadradas con un velamen muy sencillo. Los palos de mesana y mayor iban aparejados con una vela cuadrada de grandes dimensiones, en tanto que el trinquete portaba una vela latina. La principal característica de esta carabela era su velocidad, hasta el punto que Colón, en su diario de a bordo, hacía referencia a que en una noche había navegado a 15 millas por hora (una milla de la época equivale a 0,8 millas náuticas actuales por lo que su velocidad sería de unos 11 nudos, la misma que un carguero medio de la actualidad).
La Niña era una carabela de velas latinas que pertenecía a los hermanos Niño de Moguer, de ahí su nombre, antes de formar parte de la expedición (su denominación realmente era la Santa Clara). Esta embarcación se fabricó en la villa de Moguer. Fue elegida por los Pinzón por ser muy maniobrable, también la costeó el concejo de Palos. Las velas de la Niña carecían de rizos, por lo que no tenían sistema de cabos que permitiera reducir la superficie en caso de fuerte viento. Las jarcias que sostenían los palos estaban enganchadas en los costados del buque. La carabela carecía de castillo de proa mientras que el alcázar era bastante pequeño. Es posible que, durante el primer viaje, la Niña fuera convertida en carabela de velas cuadradas durante la escala en Canarias[sin referencias]. Formó parte de las tres primeras expediciones de Colón recorriendo en el transcurso de sus viajes más de 25.000 millas náuticas en total. La Niña fue capturada por corsarios berberiscos a la vuelta del segundo viaje. La reacción de la tripulación permitió liberar la embarcación, que regresó a Cádiz para intervenir en el tercer viaje.[sin referencias].
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Salida del puerto de Palos, de Evaristo Domínguez, en el Ayuntamiento de Palos de la Frontera[/align]
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Llegada de Cristóbal Colón a América[/align]
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Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos en la corte de Barcelona (V.Turgis, siglo XIX)[/align]
Segundo viaje
25 de septiembre de 1493 - 11 de junio de 1496
Parte de Cádiz y se realizó para explorar y colonizar los territorios a los que había llegado. En este viaje desembarca en la isla de Puerto Rico el 19 de noviembre. En su segundo viaje a la isla La Española, observó el eclipse lunar del 14 al 15 de septiembre de 1494, y comparando las horas del comienzo y fin del mismo con las registradas en las observaciones de Cádiz y Sao Vicente (Portugal) dedujo definitivamente la esfericidad de la Tierra ya descrita por Tolomeo.[sin referencias]
En 1493 descubrió la isla de Guadalupe, ubicada actualmente a unos 480 km (300 millas) al sudeste de Puerto Rico. Actualmente está compuesta de un grupo de islas que están aproximadamente en el centro del archipiélago de las Antillas Menores. Las dos islas principales tienen la apariencia de una mariposa con las alas extendidas. Al oeste está la montañosa isla de Basse-Terre, con su inactivo volcán Soufrière; y al este está la Grande Terre, que es más llana. Las dos islas están separadas por el angosto canal Rivière Salée. Otras cinco islas más pequeñas y algunos islotes forman este departamento o distrito de ultramar administrado por Francia.
Antes que Cristóbal Colón la descubriera en 1493 y le diera el nombre de Guadalupe, los indios caribes la llamaban Karukera... isla de las aguas hermosas. Sin duda, estos tenían presentes las abundantes lluvias y la exuberante vegetación tropical de las islas.
Tercer viaje
30 de mayo de 1498 - 25 de noviembre de 1500
En este viaje parte desde Sanlúcar de Barrameda capitaneando seis barcos y llevando consigo a Bartolomé de Las Casas, quien después proporcionaría parte de las transcripciones de los Diarios de Colón.
La primera escala la realiza en la isla portuguesa de Porto Santo de donde procedía su mujer. De allí partió hacia Madeira y llegó el 31 de julio a la isla Trinidad. Desde el 4 de agosto al 12 de agosto el exploró el golfo de Paria el cual separa Trinidad de Venezuela. En su reconocimiento de la zona llegó hasta el río Orinoco, navegó por las islas de Chacachare y Margarita y renombró Tobago (Bella Forma) y Granada (Concepción). Inicialmente, describió las tierras como pertenecientes a un continente desconocido para los europeos, pero luego se retrajo y dijo que pertenecían a Asia.[sin referencias]
El 19 de agosto retornó a La Española para encontrar que la mayoría de los españoles allí asentados estaban descontentos, al sentirse engañados por Colón sobre las riquezas que encontrarían. Colón intentó repetidas veces pactar con los sublevados, los taínos y los caribes. Algunos de los españoles que habían retornado se encargaron de acusar a Colón en la corte de mal gobierno. Los reyes enviaron a La Española al administrador real Francisco de Bobadilla en 1500, el cual a su llegada (23 de agosto) detuvo a Colón y a sus hermanos y los embarcó hacia España. Colón rehusó que se le quitaran los grilletes en todo su viaje a España, durante el cual escribió una larga carta a los Reyes Católicos.
Al llegar a España el recuperó su libertad, pero había perdido su prestigio y sus poderes.
Cuarto viaje
11 de mayo de 1502 - 7 de noviembre de 1504
Nuevamente parte de Cádiz. Exploró las costas de los actuales Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, así como el golfo de Urabá en la actual Colombia. Desde el golfo de Urabá intentó retornar a la Española, pero una tormenta lo hizo desembarcar en Jamaica donde permaneció hasta 1504.
En 1503, en su último viaje por las Antillas Mayores, descubrió las islas llamadas —Caimán Brac y Pequeño Caimán, pues Colón nunca vio la isla de Gran Caimán—, que recibieron el nombre de Las Tortugas. Se les dio ese nombre por la gran cantidad de tortugas que había en ellas y alrededor. En 1670, por el Tratado de Madrid, España cedió las islas a Gran Bretaña, y desde entonces han sido colonia británica.
¿Dónde están las islas Caimán?. Se comprendería tal pregunta, porque estas islas son tan pequeñas que rara vez aparecen en los mapas del mundo. Cuando aparecen, quizás sea solo como tres puntitos en la parte oeste del mar Caribe, a 240 km (150 millas) al sur de Cuba, o unos 800 km (500 millas) al sur de Miami, Florida.
El 20 de mayo de 1506 muere Colón en Valladolid.
Los viajes menores o andaluces
Pese a la intención de Colón de reservarse el monopolio de la conquista y colonización de las tierras a las que había llegado, la corona no tenía esas ideas. De esta forma capituló, negoció las condiciones de nuevos viajes, cuyo objetivo era "descubrir" tierras desconocidas para los europeos, y en ningún modo colonizarlas.
Estos viajes se desarrollaron entre 1499 y 1519. Entre ellos cabe destacar los siguientes: en 1499 Alonso de Ojeda y Américo Vespucci (el que a la postre daría el nombre al continente) llegan hasta Venezuela, recogiendo noticias sobre riquezas. Estas noticias fueron investigadas por otros marinos que al final encontraron depósitos de perlas. Su intento de evadir el puerto andaluz para no declararlas les costó una condena.
En el mismo año, 1499, Vicente Yáñez Pinzón se convirtió en el primer europeo en llegar al río Amazonas, y según diversos historiadores se le debe considerar el verdadero descubridor del Brasil.[7] Estos viajes si bien fueron limitados en sus objetivos, aportaron gran información a la Corona.
Relaciones con los indígenas
Siguiendo las costumbres vigentes en esos tiempos, las relaciones de Colón y sus hombres con otros pueblos y tierras se regían por las posibilidades de conquistarlas para el reino al que representaban. Pensando encontrarse en el "Gran Kan" intentaron tomar posiciones militares defensivas y entablar contacto con algún rey. Al no encontrar algo parecido y viendo poco a poco, tanto la superioridad armamentística que poseían sobre los indígenas, como el desconocimiento de los habitantes de esas tierras de cualquier lugar llamado "Gran Kan", y atribuyendo ese desconocimiento a un muy bajo nivel cultural, fueron asumiendo la facilidad de conquista del nuevo territorio. Así lo demostraron en los comunicados a sus monarcas.
Su entierro y su testamento
El 19 de mayo de 1506, un día antes de su muerte en Valladolid, Cristóbal Colón redacta su testamento ante Pedro de Inoxedo, escribano de cámara de los Reyes Católicos. Como testamentarios y cumplidores de su alma dejó a su hijo Diego Colón, a su hermano Bartolomé Colón y a Juan de Porras, tesorero de Vizcaya.
En ese documento aparece citado como Almirante, Virrey y Gobernador de las islas y tierra firme de las Indias descubiertas y por descubrir.
El testamento dice:
Yo constituí a mi caro hijo don Diego por mi heredero de todos mis bienes e ofiçios que tengo de juro y heredad, de que hize en el mayorazgo, y non aviendo el hijo heredero varón, que herede mi hijo don Fernando por la mesma guisa, e non aviendo el hijo varón heredero, que herede don Bartolomé mi hermano por la misma guisa; e por la misma guisa si no tuviere hijo heredero varón, que herede otro mi hermano; que se entienda ansí de uno a otro el pariente más llegado a mi linia, y esto sea para siempre. E non herede mujer, salvo si non faltase non se fallar hombre; e si esto acaesçiese, sea la muger más allegada a mi linia.
De donde se entiende que tiene dos hijos, Diego y Fernando, siendo el heredero el primogénito, por supuesto, según la costumbre al uso. Cita otros hermanos después de Bartolomé, nombrando solo más tarde en el texto a su hermano Diego como perteneciente a la iglesia. No nombra en el texto ningún otro hermano.
Cita también en el testamento la poca cantidad (un cuento de maravedíes) que los Reyes Católicos pusieron para la empresa del descubrimiento, debiendo él mismo poner una cantidad para el viaje.
Cita también a doña Beatriz como la madre de Fernando, lo que atestigua que nunca se casaron, dejando dicho a su hijo Diego que nunca nada le faltare por razones que pesaban en su alma. Muere con unos 55 años el siguiente día.
Tras su muerte, se lleva a cabo en su cuerpo el proceso llamado descarnación, mediante el cual se quita toda la carne de los huesos. Se le enterró inicialmente en Valladolid y posteriormente fue trasladado al Monasterio de la Cartuja en Sevilla. Por deseo de su hijo Diego, vuelve a ser trasladado más tarde a Santo Domingo en 1542.
Tras la conquista de la isla de Santo Domingo en 1795 por los franceses, se trasladan sus restos a La Habana, y tras la guerra de la independencia de Cuba en 1898, se vuelven a trasladar a la Catedral de Sevilla, donde reposan en un suntuoso catafalco.
Discusiones sobre su enterramiento
Se provocó una controversia sobre el destino final de los restos de Cristóbal Colón al aparecer en 1877 en la Catedral de Santo Domingo, una caja de plomo con una inscripción donde se leía "Varón ilustre y distinguido Cristóbal Colón", conteniendo fragmentos de huesos. Esos restos permanecieron en la catedral de Santo Domingo, hasta el año 1992, año en el que fueron trasladados al Faro a Colón, un monumento faraónico construido por el gobierno dominicano para conservar los restos que se suponen también de Colón.
Al parecer en el momento de exhumar el cuerpo de la catedral de Santo Domingo, no estuvo muy claro cuál era exactamente la tumba de Cristóbal Colón, debido al mal estado de las tumbas, con lo que resulta al menos probable que sólo se recogieran parte de los huesos, quedando la otra parte en la catedral de Santo Domingo. Sin embargo, faltan estudios que sean más concluyentes al respecto.
Para averiguar cuales eran los verdaderos restos se tomaron muestras de ADN de ambos esqueletos: de Sevilla y de Santo Domingo. Los estudios debían acabar en mayo del año 2006, pero en enero de 2005 las autoridades dominicanas pospusieron la apertura de la tumba. En el estudio, preliminar hasta ahora, se ha determinado una probable vinculación filial entre los huesos enterrados en la catedral de Sevilla y los de su hijo Diego.
El 1 de agosto de 2006 el equipo de investigación dirigido por José Antonio Lorente, médico forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, que estudia los huesos atribuidos al almirante que están en la catedral de Sevilla desde 1898 confirma que sí son los de Cristóbal Colón. Esta afirmación esta basada en el estudio del ADN comparado con el de su hermano menor Diego y con los de su hijo Hernando.[sin referencias]
Según los estudios de ADN se determina que Cristóbal Colón era varón, de entre 50 y 70 años, sin marcas de patología, sin osteoporosis y con alguna caries. Mediterráneo, medianamente robusto y de talla mediana
Todavía se espera que las autoridades de la República Dominicana permitan el estudio de los restos atribuidos al almirante, que están en ese país, lo cual permitiría completar la historia en torno a esta cuestión. Pero este estudio ya no es determinante para de identificación de los restos de Cristóbal Colón. Se estima que pueda haber restos en otros lugares ya que los que hay en la capital andaluza no llegan al 15% de la totalidad del esqueleto por lo que podría resultar que los que están en Santo Domingo también correspondan al descubridor de América.
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Carabela[/align]
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Tumba de Cristóbal Colón - Catedral de Sevilla[/align]
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Estatua de Cristóbal Colón en Santo Domingo, obra del escultor francés Ernesto Gilbert[/align]
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#10
Yo te mato :evil:PapaToni escribió:Estaba a punto de decirte que estos posts sin fotos no valen nada, cuando he visto la biografía de Rommel. ;-)
Su muerte, un asesinato.
No me trago la teoría del suicidio forzado, que no dejaran hacer la autopsia después de su muerte me lo confirma.
Su posición en el ejército y la devoción que le profesaban sus soldados hacía inviable un arresto y posterior fusilamiento.
Sobre el atentado contra Hitler preparad las palomitas:
Aquí el fotograma de un actor poco conocido , de la película que están preparando sobre el atentado contra Hitler.
Salut! :ch) :ch)
Es cierto que sin fotos no es lo mismo. Solo decirte que el trabajito del
Sr. Rommel me ha llevado casi una hora. Puede que el sistema no sea
el más adecuado. En fin, sarna con gusto no pica.....
;-)
:-:;Z40
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#11
[align=center]LEON TROTSKY[/align]
Lev Davídovich Bronstein (Лев Давидович Бронштейн), más conocido como Lev Trotsky (Троцкий) o León Trotsky. Yanovka, Ucrania, 26 de octubre (según el calendario juliano prerevolucionario) ó 7 de noviembre (según el calendario gregoriano) de 1879 - Coyoacán, México, 20 de agosto de 1940. Político y teórico revolucionario soviético, protagonista de la revolución bolchevique en Rusia en 1917. Negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial mediante la Paz de Brest-Litovsk. Tuvo a su cargo la creación del Ejército Rojo que consolidaría definitivamente los logros revolucionarios venciendo a 14 ejércitos extranjeros y a los Ejércitos Blancos contrarrevolucionarios durante la Guerra Civil rusa.
[align=center]
Lev Trotsky[/align]
Primeros pasos
Fue el quinto hijo de una pareja de granjeros judíos de clase media. Estudió matemáticas por un breve período en Nikolayev. Fue en este período en el que comienza su verdadero activismo. Primero adherido al llamado populismo agrario para después integrarse definitivamente en el marxismo. Es en Nikolayev donde organizó la Liga Obrera del Sur de Rusia, cuyas actividades contra el régimen autocrático zarista harían que fuera detenido, encarcelado y posteriormente desterrado a Siberia.
Finalmente logra evadirse de su encarcelamiento y consigue llegar a Londres donde conoce a Lenin, a L. Mártov y a Georgi Plejánov, principales dirigentes del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que editaban el periódico Iskra ("La Chispa"), con el cual colaboró. Es entonces cuando empezará a utilizar el seudónimo de Trotsky, nombre de uno de sus carceleros de Siberia. Durante esta época no llega a enmarcarse en ninguna de las dos corrientes dentro del partido: la facciones bolchevique y la menchevique.
En el segundo congreso del POSDR, celebrado en Londres en 1903, Trotsky coincidió en la primera parte con Lenin, pero en las cuestiones centrales que deslindaron los campos entre los marxistas revolucionarios encabezados por Lenin y los reformistas, el Programa y los Estatutos, Trotsky se alineó con los mencheviques, calificando a Lenin como el “jefe del ala reaccionaria del Partido” y desorganizador del POSDR [1] .
Sin embargo, no estableció fuertes vínculos con la facción menchevique.
Apartado de los principales dirigentes de la socialdemocracia se apresuró a regresar a Rusia para participar en la revolución de 1905, durante la cual fue uno de los organizadores del primer soviet (consejo revolucionario) en San Petersburgo, y de hecho asumió el papel de dirigente principal. Fracasada la revolución, fue encarcelado y deportado de nuevo a Siberia. Durante esta época escribe dos de sus obras: 1905 y Resultados y perspectivas.
En 1912 participó activamente de la llamada Alianza de Agosto, alineándose junto a los mencheviques liquidacionistas, y se opuso férreamente a la organización de un partido firmemente centralizado. Fue lo que él mismo llamó “una alianza de elementos heterogéneos contra el ala proletaria del partido”
[align=center]
León Trotsky en una fotografía tomada en 1888 a sus 8 años de edad.[/align]
Principales acciones
Es durante el tiempo previo a la Revolución de 1917 que dedicará sus esfuerzos principalmente a contactar con diferentes conspiradores revolucionarios y a defender sus ideas en disputas ideológicas.
El estallido de la Revolución de Febrero le sorprendió en Nueva York, donde colaboraba para un periódico ruso. Consigue llegar en mayo a Rusia, asumiendo el control de la Organización Socialdemócrata Interdistrital e integrándose en el soviet de Petrogrado, nuevo nombre que se dio a San Petersburgo. De esta forma se apartaba de su anterior neutralidad durante el exilio implicándose directamente con los bolcheviques en el proceso revolucionario. Gracias a su poderosa oratoria alcanza una enorme popularidad que le permite llegar a formar parte del Comité Central del partido bolchevique, en el que había ingresado en Julio.
Trotsky apoyará totalmente la postura de Lenin en cuanto a la necesidad de derrocar al gobierno provisional surgido de la revolución de febrero y encabezado por el socialista moderado Alexander Kerensky. Así, sus esfuerzos se dirigirán a recabar apoyos para el movimiento bolchevique para el golpe previsto. Al tener Lenin que ocultarse, Trotsky asumirá la jefatura del Comité Militar Revolucionario, puesto desde el cual aportará al triunfo de la Revolución de Octubre.
Durante la primera etapa de la Revolución, Trotsky se convierte en hombre de confianza de Lenin y éste le encomendará varias misiones. La primera será la de acabar la guerra con las potencias centrales. Será el encargado, como comisario de Asuntos Exteriores, de firmar con los alemanes el llamado tratado de Brest-Litovsk, paz que supondrá para Rusia una pérdida considerable de su territorio.
Seguidamente será nombrado comisario de Guerra. Desde este puesto se encargará de la creación, promoción y dirección del Ejército Rojo, motivo principal de que los logros revolucionarios no se perdieran durante la época de la guerra civil (1918-1920) contra las fuerzas contrarrevolucionarias (potencias extranjeras y rusos blancos como Kornilov). Los anarquistas acusan a Trotsky de reprimir cualquier movimiento de izquierda opuesto al oficial del Partido Bolchevique. Por ejemplo, al movimiento libertario de Néstor Makhno en Ucrania o la rebelión de los marineros de Kronstadt en el Golfo de Finlandia.
[align=center]
Jefe del Ejército Rojo[/align]
Exilio
Miembro principal del Politburó después de Lenin, apoyaría a éste en sus principales innovaciones hasta que una apoplejía obligó a Lenin a apartarse de la política. En oposición a Trotsky, se unieron Grigori Zinóviev, Liev Kámenev y Stalin. Este agrupamiento, una vez que logró apoderarse de la dirección del Partido, acusó a Trotsky de cometer serias violaciones a la disciplina del partido, con el objetivo de debilitar sus organizaciones. En consecuencia Trotsky es primero destituido como comisario de Guerra, luego apartado de la dirección del partido y posteriormente expulsado del mismo. Más tarde sería deportado a Kazajistán (Asia Central) y finalmente expulsado de la URSS en 1929.
Desde entonces, los ideólogos oficiales del régimen se encargaron de revisar la figura de Trotsky (llegando incluso a trucar fotografías originales con el fin de hacerle desaparecer, por ejemplo, del lugar que ocupaba junto a Lenin mientras este pronunciaba un discurso) haciéndolo aparecer como un traidor, aunque el trabajo historiográfico posterior ha demostrado que no son ciertas las aseveraciones hechas contra él.
Por otra parte Trotsky empezaría un auténtico peregrinaje por diferentes países desde los cuales pudiera expresar públicamente sus críticas al estalinismo.
Acabará instalándose en México, invitado por el presidente Lázaro Cárdenas. En este país fue recibido por los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo, con los cuales entabló una estrecha amistad. Escribiría ensayos (la autobiografía Mi Vida, Historia de la Revolución Rusa, La revolución traicionada) y artículos sobre temas de actualidad (estalinismo, nazismo, fascismo, la Guerra Civil española). Desde su exilio también encabezaría la oposición comunista disidente, que formaría la IV Internacional.
Muerte
Stalin había dado orden de asesinar a Trotsky, y Jotov, encargado de las operaciones contra Trotsky en México, se valió de dos comunistas españoles, Caridad y Ramón Mercader (madre e hijo), para llevar a cabo el plan. Aunque el palacete en el que vivía estaba fuertemente custodiado, Ramón Mercader lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las secretarias de Trotsky. Con el pretexto de que leyera un escrito suyo se acercó a Trotsky y mientras este leía le clavó un piolet en la cabeza. El grito de Trotsky se escuchó en toda la casa, acudiendo rápidamente sus custodios pero no se pudo hacer nada. Moriría un día más tarde. Mercader pasó 20 años en prisión por este crimen.
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Trotsky leyendo The Militant
Su tumba, en la Ciudad de México[/align]
Lev Davídovich Bronstein (Лев Давидович Бронштейн), más conocido como Lev Trotsky (Троцкий) o León Trotsky. Yanovka, Ucrania, 26 de octubre (según el calendario juliano prerevolucionario) ó 7 de noviembre (según el calendario gregoriano) de 1879 - Coyoacán, México, 20 de agosto de 1940. Político y teórico revolucionario soviético, protagonista de la revolución bolchevique en Rusia en 1917. Negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial mediante la Paz de Brest-Litovsk. Tuvo a su cargo la creación del Ejército Rojo que consolidaría definitivamente los logros revolucionarios venciendo a 14 ejércitos extranjeros y a los Ejércitos Blancos contrarrevolucionarios durante la Guerra Civil rusa.
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Lev Trotsky[/align]
Primeros pasos
Fue el quinto hijo de una pareja de granjeros judíos de clase media. Estudió matemáticas por un breve período en Nikolayev. Fue en este período en el que comienza su verdadero activismo. Primero adherido al llamado populismo agrario para después integrarse definitivamente en el marxismo. Es en Nikolayev donde organizó la Liga Obrera del Sur de Rusia, cuyas actividades contra el régimen autocrático zarista harían que fuera detenido, encarcelado y posteriormente desterrado a Siberia.
Finalmente logra evadirse de su encarcelamiento y consigue llegar a Londres donde conoce a Lenin, a L. Mártov y a Georgi Plejánov, principales dirigentes del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que editaban el periódico Iskra ("La Chispa"), con el cual colaboró. Es entonces cuando empezará a utilizar el seudónimo de Trotsky, nombre de uno de sus carceleros de Siberia. Durante esta época no llega a enmarcarse en ninguna de las dos corrientes dentro del partido: la facciones bolchevique y la menchevique.
En el segundo congreso del POSDR, celebrado en Londres en 1903, Trotsky coincidió en la primera parte con Lenin, pero en las cuestiones centrales que deslindaron los campos entre los marxistas revolucionarios encabezados por Lenin y los reformistas, el Programa y los Estatutos, Trotsky se alineó con los mencheviques, calificando a Lenin como el “jefe del ala reaccionaria del Partido” y desorganizador del POSDR [1] .
Sin embargo, no estableció fuertes vínculos con la facción menchevique.
Apartado de los principales dirigentes de la socialdemocracia se apresuró a regresar a Rusia para participar en la revolución de 1905, durante la cual fue uno de los organizadores del primer soviet (consejo revolucionario) en San Petersburgo, y de hecho asumió el papel de dirigente principal. Fracasada la revolución, fue encarcelado y deportado de nuevo a Siberia. Durante esta época escribe dos de sus obras: 1905 y Resultados y perspectivas.
En 1912 participó activamente de la llamada Alianza de Agosto, alineándose junto a los mencheviques liquidacionistas, y se opuso férreamente a la organización de un partido firmemente centralizado. Fue lo que él mismo llamó “una alianza de elementos heterogéneos contra el ala proletaria del partido”
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León Trotsky en una fotografía tomada en 1888 a sus 8 años de edad.[/align]
Principales acciones
Es durante el tiempo previo a la Revolución de 1917 que dedicará sus esfuerzos principalmente a contactar con diferentes conspiradores revolucionarios y a defender sus ideas en disputas ideológicas.
El estallido de la Revolución de Febrero le sorprendió en Nueva York, donde colaboraba para un periódico ruso. Consigue llegar en mayo a Rusia, asumiendo el control de la Organización Socialdemócrata Interdistrital e integrándose en el soviet de Petrogrado, nuevo nombre que se dio a San Petersburgo. De esta forma se apartaba de su anterior neutralidad durante el exilio implicándose directamente con los bolcheviques en el proceso revolucionario. Gracias a su poderosa oratoria alcanza una enorme popularidad que le permite llegar a formar parte del Comité Central del partido bolchevique, en el que había ingresado en Julio.
Trotsky apoyará totalmente la postura de Lenin en cuanto a la necesidad de derrocar al gobierno provisional surgido de la revolución de febrero y encabezado por el socialista moderado Alexander Kerensky. Así, sus esfuerzos se dirigirán a recabar apoyos para el movimiento bolchevique para el golpe previsto. Al tener Lenin que ocultarse, Trotsky asumirá la jefatura del Comité Militar Revolucionario, puesto desde el cual aportará al triunfo de la Revolución de Octubre.
Durante la primera etapa de la Revolución, Trotsky se convierte en hombre de confianza de Lenin y éste le encomendará varias misiones. La primera será la de acabar la guerra con las potencias centrales. Será el encargado, como comisario de Asuntos Exteriores, de firmar con los alemanes el llamado tratado de Brest-Litovsk, paz que supondrá para Rusia una pérdida considerable de su territorio.
Seguidamente será nombrado comisario de Guerra. Desde este puesto se encargará de la creación, promoción y dirección del Ejército Rojo, motivo principal de que los logros revolucionarios no se perdieran durante la época de la guerra civil (1918-1920) contra las fuerzas contrarrevolucionarias (potencias extranjeras y rusos blancos como Kornilov). Los anarquistas acusan a Trotsky de reprimir cualquier movimiento de izquierda opuesto al oficial del Partido Bolchevique. Por ejemplo, al movimiento libertario de Néstor Makhno en Ucrania o la rebelión de los marineros de Kronstadt en el Golfo de Finlandia.
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Jefe del Ejército Rojo[/align]
Exilio
Miembro principal del Politburó después de Lenin, apoyaría a éste en sus principales innovaciones hasta que una apoplejía obligó a Lenin a apartarse de la política. En oposición a Trotsky, se unieron Grigori Zinóviev, Liev Kámenev y Stalin. Este agrupamiento, una vez que logró apoderarse de la dirección del Partido, acusó a Trotsky de cometer serias violaciones a la disciplina del partido, con el objetivo de debilitar sus organizaciones. En consecuencia Trotsky es primero destituido como comisario de Guerra, luego apartado de la dirección del partido y posteriormente expulsado del mismo. Más tarde sería deportado a Kazajistán (Asia Central) y finalmente expulsado de la URSS en 1929.
Desde entonces, los ideólogos oficiales del régimen se encargaron de revisar la figura de Trotsky (llegando incluso a trucar fotografías originales con el fin de hacerle desaparecer, por ejemplo, del lugar que ocupaba junto a Lenin mientras este pronunciaba un discurso) haciéndolo aparecer como un traidor, aunque el trabajo historiográfico posterior ha demostrado que no son ciertas las aseveraciones hechas contra él.
Por otra parte Trotsky empezaría un auténtico peregrinaje por diferentes países desde los cuales pudiera expresar públicamente sus críticas al estalinismo.
Acabará instalándose en México, invitado por el presidente Lázaro Cárdenas. En este país fue recibido por los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo, con los cuales entabló una estrecha amistad. Escribiría ensayos (la autobiografía Mi Vida, Historia de la Revolución Rusa, La revolución traicionada) y artículos sobre temas de actualidad (estalinismo, nazismo, fascismo, la Guerra Civil española). Desde su exilio también encabezaría la oposición comunista disidente, que formaría la IV Internacional.
Muerte
Stalin había dado orden de asesinar a Trotsky, y Jotov, encargado de las operaciones contra Trotsky en México, se valió de dos comunistas españoles, Caridad y Ramón Mercader (madre e hijo), para llevar a cabo el plan. Aunque el palacete en el que vivía estaba fuertemente custodiado, Ramón Mercader lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las secretarias de Trotsky. Con el pretexto de que leyera un escrito suyo se acercó a Trotsky y mientras este leía le clavó un piolet en la cabeza. El grito de Trotsky se escuchó en toda la casa, acudiendo rápidamente sus custodios pero no se pudo hacer nada. Moriría un día más tarde. Mercader pasó 20 años en prisión por este crimen.
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Trotsky leyendo The Militant
Su tumba, en la Ciudad de México[/align]
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#12
[align=center]CARDENAL RICHELIEU[/align]
Armand-Jean du Plessis, cardenal-duque de Richelieu (París, 9 de septiembre de 1585 – ibídem, 4 de diciembre de 1642), fue un prelado, noble y hombre de estado francés.
Nombrado obispo en 1607, entró en la política, convirtiéndose en Secretario de Estado, en 1616. Richelieu pronto alcanzó un gran poder en la Iglesia católica y en el Reino de Francia, convirtiéndose en cardenal en 1622, y en el primer ministro del rey Luis XIII en 1624. Permaneció en el cargo hasta su muerte en 1642, siendo sucedido por el también cardenal Julio Mazarino.
Como primer ministro de Francia, consolidó la monarquía francesa luchando contra las diversas facciones domésticas. Para contrarrestar el poder de la nobleza, transformó Francia en un fuerte estado centralizado. Su política exterior fundamental fue contrarrestar el poder de la dinastía austro-hispánica de los Habsburgo, entonces reinante en España y en el Sacro Imperio Romano Germánico. Para ello, aún siendo un ministro católico, no dudó en aliarse con los protestantes para alcanzar dicho objetivo. Fue particularmente notoria su intervención en la Guerra de los Treinta Años, que terminó con la Paz de Westfalia.
Su apoyo a la expansión ultramarina le hizo fundar asentamientos en Nueva Francia, Guadalupe, Guayana, Martinica, Senegal, Madagascar y Reunión.
Richelieu fue también famoso por su mecenazgo del arte y por fundar la Académie française, la institución que cuida del francés. Es también conocido por el sobrenombre de l'Éminence rouge ("La eminencia roja"), por las vestiduras púrpuras de los cardenales.
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Richelieu, pintura de Philippe de Champaigne
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Primeros años
Nacido en París en 1585, Richelieu era el cuarto de cinco hermanos y el tercer hijo varón. Su familia provenía de la nobleza de Poitou. Su padre, François du Plessis, señor de Richelieu, fue Gran Preboste de Francia; su madre, Suzanne de La Porte, era hija de un prestigioso abogado del Parlamento de París. Su padre murió cuando sólo tenía 5 años, durante las Guerras de religión de Francia, dejando a la familia en una delicada situación económica. A la edad de nueve años, el joven Richelieu fue enviado al Colegio de Navarra y más tarde ingresaría en la Academia de Pluvinel para seguir su formación como gentilhombre y militar.
Por cesión de Enrique III de Francia en 1584 al Gran Preboste, la familia du Plessis disponía del obispado de Luçon. Tras la muerte del último obispo (tío abuelo de Armand-Jean), la ciudad disponía de un obispo interino en espera de que su hermano Alphonse ocupara ese puesto. Pero Alphonse, de carácter un tanto extraño, rechazó convertirse en obispo de Luçon e ingresó en un convento como cartujo. Armand-Jean tuvo que abandonar la carrera militar, debido a problemas de salud, consistentes en graves fiebres, que no le permitían realizar la carrera militar que tanto quería, para reemplazar a su hermano. Era un cambio muy brusco en la orientación de su carrera, pero no lo dudó.
En 1606, Enrique IV nombró a Richelieu obispo de Luçon. Como aún no tenía la edad mínima requerida, fue necesario un viaje a Roma, para obtener una dispensa del Papa. Una vez obtenida ésta, en abril de 1607, Richelieu fue consagrado obispo. Poco después de tomar posesión efectiva de su diócesis, en 1608, Richelieu ya se mostraba como un activo obispo comprometido con las reformas propuestas por el Concilio de Trento celebrado entre 1545 y 1563.
Fue por esta época, cuando Richelieu conoció a François Leclerc du Tremblay (más conocido como "Père Joseph" o "Padre Joseph"), un monje capuchino, el cual se convertiría en su hombre de confianza. Por esta cercanía al cardenal, así como por el color gris de sus hábitos se le conoció con el sobrenombre de l'Éminence grise ("la eminencia gris"). Con el tiempo, el padre Joseph colaboraría con Richelieu como negociador y diplomático.
Ascenso al poder
En 1614, Richelieu, que resultó ser un importante defensor de los intereses y del poder político de los obispos al oponerse al cobro de impuestos a la iglesia, consiguió hacerse elegir por el clero de Poitou como diputado a los Estados Generales; además de defender las reformas introducidas en la Iglesia por el Concilio de Trento, con la oposición de la burguesía. En esta ocasión, fue elegido por María de Médicis como portavoz del clero en la sesión de clausura y su discurso le valió las simpatías de la reina madre. En noviembre de 1615, Richelieu es nombrado por la madre del rey, limosnero de la futura joven reina Ana de Austria, esposa de Luis XIII. En 1616 es nombrado Secretario de Estado para el Exterior y la Guerra, cargo que desempeñará, sólo durante cinco meses, hasta la caída del favorito Concino Concini.
Richelieu había prosperado al servicio de Concino Concini, principal ministro del reino y favorito de María de Médicis por aquel entonces. Igual que Concini, el obispo de Luçon se convirtió en uno de los más cercanos consejeros de María de Médicis. La reina madre que había sido regente durante la minoría de edad de Luis XIII, continuó manteniendo el poder efectivo tras la coronación y la declaración de mayoría de edad de su hijo en 1614. Su política era impopular en varias regiones de Francia, provocando diversas rebeliones entre los Grandes y numerosas intrigas contra ella y contra Concini. El principal instigador de la caída de Concini fue Charles de Luynes, halconero real y favorito del joven rey. En abril de 1617, aconsejado por Luynes, Luis XIII ordenó el arresto de Concini y su asesinato si oponía resistencia, como fue el caso. Muerto Concini, María de Médicis perdió todo su poder y fue exiliada de la Corte. Con su protector muerto, Richelieu fue destituido como Secretario de Estado y expulsado de la corte, acompañando a la reina madre en su exilio a Angulema. En 1618, debido a las sospechas del rey sobre sus intrigas para devolver a María de Médicis al poder, Richelieu fue exiliado a Aviñón, por entonces territorio papal, donde escribió un catecismo titulado L'Instruction du chrétien («La Instrucción del Cristiano»).
En 1619, estando ausente Richelieu del entorno de la reina madre, María de Médicis escapa por una ventana de su confinamiento en el Castillo de Blois y dirige una rebelión aristocrática. El rey y el duque de Luynes, piensan entonces en Richelieu para aconsejar prudentemente a la reina y le encargan negociar con ella. Esta mediación cristalizó en el Tratado de Angulema (Traité d'Angoulême) en 1620, garantizando la libertad de María de Médicis, su pertenencia al Consejo Real y la paz con su hijo.
Con la muerte en 1621, del duque de Luynes, Richelieu recuperó su poder rápidamente. Ese año el rey lo propuso como Cardenal al papa Gregorio XV, quien accedió el 19 de abril de 1621. Tras ser nombrado miembro del Consejo Real el 29 de abril de 1624, maniobró contra el entonces principal ministro, Charles de La Vieuville, que fue arrestado por corrupción ese mismo año en agosto, dejando a Richelieu vía libre para ejercer de principal ministro. Las diversas crisis por las que atravesaba Francia, incluyendo una revuelta hugonote, hicieron del nuevo ministro-cardenal un consejero indispensable para el rey.
Etapa de primer ministro
La política del Cardenal se centraba en 2 metas: centralizar el poder en Francia y neutralizar a los Habsburgo, reinantes en España y Alemania. Para ello, se alío con las rebeldes Provincias Unidas, en guerra con España y apoyó a los estados protestantes alemanes que se enfrentaban a los Habsburgo en la Guerra de los Treinta Años. Así mismo, buscó un acercamiento con Inglaterra, logrando acordar el matrimonio entre Enriqueta María, hermana del rey, y el futuro Carlos I de Inglaterra.
Al poco de ser nombrado primer ministro, se enfrentó a la crisis de Valtelina, un valle en Lombardía (norte de Italia). Para combatir la influencia de los Habsburgo (que controlaban el Milanesado), e impedir que este estratégico valle cayera en manos españolas, Richelieu apoyó a los protestantes suizos del cantón de los Grisones, que también lo reclamaban. Richelieu desplegó tropas en Valtelina, que expulsaron a las guarniciones papales. Este apoyo a una potencia protestante frente al papa, le ganó numerosos enemigos en la católica Francia.
Para consolidar el poder en Francia, el Cardenal suprimió el poder de la nobleza feudal, con medidas como la abolición del cargo de Condestable de Francia en 1626, o la destrucción de todas las fortalezas interiores del país (con la excepción de aquellas que se encontraban en la frontera y eran necesarias para la guerra). Esta última medida, dejó a los duques y condes del país sin defensas contra el rey en una hipotética rebelión. Estas medidas le granjearon el odio de la nobleza.
Otro obstáculo para la centralización del poder fue la división religiosa de Francia. Los Hugonotes, una facción protestante, disponían de una importante fuerza militar y estaban en una rebelión, con el apoyo del rey Carlos I de Inglaterra. En 1627, Richelieu ordenó al ejército real el asedio de la plaza de La Rochelle, bajo mando personal del Cardenal. Las expediciones de socorro comandadas por George Villiers, primer duque de Buckingham, fracasaron, capitulando la ciudad en 1628.
A pesar de su derrota en La Rochelle, los hugonotes, liderados por Henri de Rohan, continuaron la lucha. En 1629 fueron de nuevo derrotados, aceptando la Paz de Alais, que permitió a los hugonotes continuar con su culto, como había sido garantizado por el Edicto de Nantes, aunque Richelieu conseguía abolir sus fueros particulares. Rohan, a diferencia de la mayoría de los líderes rebeldes que se enfrentaron a Richelieu, no fue ejecutado, pasando a ser oficial del ejército francés.
Los Habsburgo españoles aprovecharon el conflicto interno francés para expandir su influencia en Italia. Para mantener ocupado al ejército francés, España financió a los rebeldes. Como respuesta, Richelieu, una vez ganada La Rochelle, lideró un ejército contra España en el norte de Francia.
En ultramar, como abogado de Samuel de Champlain y de la retención de Quebec, fundó la Compañía de Nueva Francia y vio como Quebec, por medio del Tratado de Saint-Germain-on-Laye, volvió al poder francés bajo Champlain, después de que el asentamiento fuese capturado por los hermanos británicos Kirke en 1629. Esto, en parte, permitió que la colonia desarrollara lo que sería el corazón de la francofonía en América del Norte.
Al año siguiente, la posición de Richelieu se vio seriamente amenazada por su antigua protectora, María de Médicis, que creía que el Cardenal le había robado su poder político, y le exigió la dimisión. Luis XIII no era, en un comienzo, contrario a este curso de acontecimientos, dadas sus pobres relaciones con el Cardenal. A pesar de este desagrado, el ministro fue capaz de convencerle. El 11 de noviembre de 1630, María de Médicis y el hermano del rey, Gastón, duque de Orleans, apoyaron la propuesta real de dimisión. El rey, persuadido por Richelieu, pronto dio marcha atrás. Fue el único día que el rey estuvo a punto de acabar con su valido. Esta muestra de apoyo, no obstante, no acabó con el desagrado que sentía por él. Richelieu, aprovechando la necesidad del rey de su apoyo, fue nombrado duque de Richelieu y Par de Francia.
Entre tanto, María de Médicis fue exiliada a Compiègne. Cuando ella y su hijo, el duque de Orleans, volvieron a conspirar contra el Cardenal, fracasaron. La nobleza fue definitivamente debilitada. La única rebelión seria fue la de Enrique, duque de Montmorency en 1632; Richelieu, decidido a terminar con la oposición, ordenó la ejecución del duque. Esta dureza por parte de Richelieu fue aplicada con la intención (y el resultado) de intimidar a sus enemigos. El cardenal asimismo creó una red de espías para mantener la seguridad.
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El Cardenal Richelieu en el Sitio de La Rochelle.
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Guerra de los Treinta Años
Antes del ascenso al poder de Richelieu, la mayor parte de Europa se había visto envuelta en la Guerra de los Treinta Años. Los estados de los Habsburgo habían vencido a sus oponentes protestantes, incrementando su poder. Richelieu, alarmado por la influencia de Fernando II de Habsburgo, incitó a Suecia a intervenir. También aceptó prestar ayuda económica al rey Gustavo Adolfo II de manera encubierta, ya que Francia no estaba en guerra con el Sacro Imperio Romano Germánico. Mientras tanto, Francia y España continuaron con su enfrentamiento por el norte de Italia. Cuando en 1630, los embajadores franceses en Ratisbona acordaron la paz con los Habsburgos españoles, Richelieu se opuso y consiguió que Luis XIII no lo ratificara. El acuerdo habría prohibido las interferencias francesas en las hostilidades en Alemania.
Durante el inicio de la década de 1630, los príncipes protestantes alemanes lucharon contra las fuerzas católicas imperiales, y tras una serie de derrotas, en 1635 aceptaron la Paz de Praga. Francia se opuso a dicha paz, en la que los Habsburgo salían victoriosos, por lo que declaró la guerra al Sacro Imperio. Esta abierta alianza de Francia con los protestantes hizo que Richelieu fuera denunciado como un traidor de la Iglesia Católica. La guerra fue inicialmente desfavorable a los franceses, con varias victorias a favor de España y de Austria, que tras Corbie amenazaban París. sin embargo, no pudieron obtener una ventaja decisiva sobre los franceses, que con su contraataque sobre Italia y Cataluña hicieron replegarse a las fuerzas imperiales. La Sublevación de Cataluña dio una ventaja a los franceses, que reclamaron la soberanía sobre Cataluña. La guerra prosiguió en varios frentes, continuándose hasta después de la muerte de Richelieu.
Los gastos militares pusieron en peligro las finanzas reales, por lo que Richelieu creó la gabela (impuesto sobre la sal) y la taille (impuesto sobre la tierra). El clero, la nobleza y la alta burguesía evitaron el pago, así que la carga recayó en los segmentos más pobres de la población. Para facilitar el cobro de estos impuestos y luchar contra la corrupción, el Cardenal reemplazó los recaudadores locales por intendentes (funcionarios al servicio de la corona). Esta política no fue muy bien aceptada, produciéndose varias revueltas entre 1636 y 1639 que fueron violentamente sofocadas.
Muerte de Richelieu
El cardenal Richelieu llegó a ser muy impopular en los últimos años de su vida. Antes de morir, recomendó al rey a su sucesor Mazarino. A su muerte dejó unos 20 millones de libras (fue uno de los hombre más ricos de su época y seguramente el más rico de la historia de Francia, con la única excepción de su sucesor el Cardenal Mazarino). Richelieu legó un millón de libras al rey, quien murió pocos meses después.
Tras su muerte, el 4 de diciembre de 1642, el también cardenal, Mazarino, le sucedió en el cargo.
Legado
Francia
La época de Richelieu fue un momento crucial de reforma en Francia. Al comienzo, la estructura política del país era básicamente feudal, con una nobleza poderosa y una gran variedad de leyes según el territorio. Las diferentes facciones nobles conspiraban periódicamente contra el rey, poseían sus propios ejércitos y se aliaban con potencias extranjeras. Esto dio paso a un estado centralizado bajo el Cardenal. Los intereses locales o religiosos fueron subordinados a los nacionales, representados por el rey.
Este período fue igualmente clave en política exterior para Francia, que, bajo la dirección de Richelieu contuvo la influencia de los Habsburgo. Richelieu no sobrevivió para ver el final de la Guerra de los Treinta Años que, sin embargo, terminó con la decadencia del Sacro Imperio y el ascenso de Francia.
Los éxitos del Cardenal fueron muy importantes para el sucesor de Luis XIII, Luis XIV. Éste continuó la obra de Richelieu, creando una monarquía absoluta, promulgando leyes en contra de la antaño poderosa aristocracia y eliminando todo rastro del poder hugonote con el Edicto de Fontainebleau. Luis XIV llevaría a cabo una exitosa política exterior gracias a su victoria en la Guerra de los Treinta Años, que estableció la hegemonía francesa. Dicha hegemonía perduraría hasta el fin del siglo XVII.
Richelieu sentó las bases del futuro Imperio Colonial Francés y de la posición como potencia en Europa que detenta actualmente.
Por estos argumentos, Richelieu es una personalidad histórica en Francia, al ser uno de los creadores de su espíritu nacional. Ha dado su nombre a una clase de navíos de guerra y a un portaaviones que luego sería renombrado Charles de Gaulle.
Su legado es también importante para el mundo entero: sus ideas de una nación fuerte y con una política exterior agresiva fueron la base de los estado modernos. Las actuales nociones de soberanía nacional e internacional derivan de sus teorías aplicadas en la Paz de Westfalia.
En su honor, una de las salas del Museo del Louvre tiene su nombre.
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Cardinal de Richelieu[/align]
Críticas
Richelieu es, asimismo, conocido por la manera autoritaria que usó para conservar el poder. Algunas de las acciones que realizó para este fin fueron la censura de la prensa, la creación de una red de espionaje interior, la prohibición de la discusión de asuntos políticos en asambleas públicas como el Parlamento de París (una corte de justicia) y la persecución y ejecución de rivales políticos. El historiador y filósofo canadiense John Ralston Saul se refirió a Richelieu como «el padre del estado moderno, el poder centralizado [y] de los modernos servicios secretos». Los motivos del Cardenal han sido foco de debate entre historiadores; mientras que unos lo ven como un patriota monárquico, otros lo ven como un cínico hambriento de poder (Voltaire incluso defendió que Richelieu causó guerras para ser indispensable al rey).
Alejandro Dumas
La imagen posterior de este personaje se debe, sin embargo, al trabajo de Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros, novela que describe al cardenal como un ministro codicioso y hambriento de poder. Las diversas adaptaciones de esta obra han dado unos personajes aún más deformados, como la película de 1993, que le muestra como un villano de cuento, sin ningún rasgo favorable.
A pesar de su escasa popularidad, Richelieu ha sido, ante todo, uno de los más hábiles políticos de la historia. Sus actos siempre miraban la salvaguarda de los intereses del estado. Se puede considerar un digno heredero de Maquiavelo. Trabajaba veinte horas al día, a pesar de sus dolencias crónicas. Alejandro Dumas lo retrató como un ser pérfido pero, en realidad, fue uno de los grandes edificadores del estado francés.
Arte y cultura
Richelieu fue un famoso protector del arte. Él mismo, autor de varios escritos religiosos y políticos (el más famoso, su Testamento Político), financió a numerosos escritores. Amante del teatro, que en esa época no era considerado respetable, patrocinó a escritores como Pierre Corneille. El Cardenal, asimismo, fundó la Académie française, la principal sociedad literaria francesa. Aunque esta ya existía de forma no oficial, en 1635, Richelieu le consigue patente oficial. La Académie Française, compuesta de cuarenta miembros, promueve el francés y su literatura, siendo todavía hoy en día la autoridad competente en esa materia. La protección de Richelieu fue asumida en 1672, jefe de estado de Francia.
En 1622, Richelieu fue elegido proviseur o director de la Sorbona. Durante su mandato, se renovaron los edificios de la institución. Como obispo de Luçon, su estatua permanece en las afueras de la catedral.
Richelieu también se construyó un palacio en París, el Palais-Cardinal. El palacio, renombrado Palais Royal después de su muerte, es ahora la sede del Tribunal Constitucional de Francia, del Ministerio de Cultura y del Consejo de Estado. El arquitecto, Jacques Lemercier, también fue contratado para construir un castillo y una ciudad en Indre-et-Loire (a día de hoy, la ciudad y el castillo de Richelieu). En el castillo, el Cardenal reunió una de las mayores colecciones de arte de Europa con, entre otras, la escultura esclavos (del italiano Miguel Ángel Buonarroti) y pinturas de Pedro Pablo Rubens, Nicolas Poussin y Tiziano.
Armand-Jean du Plessis, cardenal-duque de Richelieu (París, 9 de septiembre de 1585 – ibídem, 4 de diciembre de 1642), fue un prelado, noble y hombre de estado francés.
Nombrado obispo en 1607, entró en la política, convirtiéndose en Secretario de Estado, en 1616. Richelieu pronto alcanzó un gran poder en la Iglesia católica y en el Reino de Francia, convirtiéndose en cardenal en 1622, y en el primer ministro del rey Luis XIII en 1624. Permaneció en el cargo hasta su muerte en 1642, siendo sucedido por el también cardenal Julio Mazarino.
Como primer ministro de Francia, consolidó la monarquía francesa luchando contra las diversas facciones domésticas. Para contrarrestar el poder de la nobleza, transformó Francia en un fuerte estado centralizado. Su política exterior fundamental fue contrarrestar el poder de la dinastía austro-hispánica de los Habsburgo, entonces reinante en España y en el Sacro Imperio Romano Germánico. Para ello, aún siendo un ministro católico, no dudó en aliarse con los protestantes para alcanzar dicho objetivo. Fue particularmente notoria su intervención en la Guerra de los Treinta Años, que terminó con la Paz de Westfalia.
Su apoyo a la expansión ultramarina le hizo fundar asentamientos en Nueva Francia, Guadalupe, Guayana, Martinica, Senegal, Madagascar y Reunión.
Richelieu fue también famoso por su mecenazgo del arte y por fundar la Académie française, la institución que cuida del francés. Es también conocido por el sobrenombre de l'Éminence rouge ("La eminencia roja"), por las vestiduras púrpuras de los cardenales.
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Richelieu, pintura de Philippe de Champaigne
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Primeros años
Nacido en París en 1585, Richelieu era el cuarto de cinco hermanos y el tercer hijo varón. Su familia provenía de la nobleza de Poitou. Su padre, François du Plessis, señor de Richelieu, fue Gran Preboste de Francia; su madre, Suzanne de La Porte, era hija de un prestigioso abogado del Parlamento de París. Su padre murió cuando sólo tenía 5 años, durante las Guerras de religión de Francia, dejando a la familia en una delicada situación económica. A la edad de nueve años, el joven Richelieu fue enviado al Colegio de Navarra y más tarde ingresaría en la Academia de Pluvinel para seguir su formación como gentilhombre y militar.
Por cesión de Enrique III de Francia en 1584 al Gran Preboste, la familia du Plessis disponía del obispado de Luçon. Tras la muerte del último obispo (tío abuelo de Armand-Jean), la ciudad disponía de un obispo interino en espera de que su hermano Alphonse ocupara ese puesto. Pero Alphonse, de carácter un tanto extraño, rechazó convertirse en obispo de Luçon e ingresó en un convento como cartujo. Armand-Jean tuvo que abandonar la carrera militar, debido a problemas de salud, consistentes en graves fiebres, que no le permitían realizar la carrera militar que tanto quería, para reemplazar a su hermano. Era un cambio muy brusco en la orientación de su carrera, pero no lo dudó.
En 1606, Enrique IV nombró a Richelieu obispo de Luçon. Como aún no tenía la edad mínima requerida, fue necesario un viaje a Roma, para obtener una dispensa del Papa. Una vez obtenida ésta, en abril de 1607, Richelieu fue consagrado obispo. Poco después de tomar posesión efectiva de su diócesis, en 1608, Richelieu ya se mostraba como un activo obispo comprometido con las reformas propuestas por el Concilio de Trento celebrado entre 1545 y 1563.
Fue por esta época, cuando Richelieu conoció a François Leclerc du Tremblay (más conocido como "Père Joseph" o "Padre Joseph"), un monje capuchino, el cual se convertiría en su hombre de confianza. Por esta cercanía al cardenal, así como por el color gris de sus hábitos se le conoció con el sobrenombre de l'Éminence grise ("la eminencia gris"). Con el tiempo, el padre Joseph colaboraría con Richelieu como negociador y diplomático.
Ascenso al poder
En 1614, Richelieu, que resultó ser un importante defensor de los intereses y del poder político de los obispos al oponerse al cobro de impuestos a la iglesia, consiguió hacerse elegir por el clero de Poitou como diputado a los Estados Generales; además de defender las reformas introducidas en la Iglesia por el Concilio de Trento, con la oposición de la burguesía. En esta ocasión, fue elegido por María de Médicis como portavoz del clero en la sesión de clausura y su discurso le valió las simpatías de la reina madre. En noviembre de 1615, Richelieu es nombrado por la madre del rey, limosnero de la futura joven reina Ana de Austria, esposa de Luis XIII. En 1616 es nombrado Secretario de Estado para el Exterior y la Guerra, cargo que desempeñará, sólo durante cinco meses, hasta la caída del favorito Concino Concini.
Richelieu había prosperado al servicio de Concino Concini, principal ministro del reino y favorito de María de Médicis por aquel entonces. Igual que Concini, el obispo de Luçon se convirtió en uno de los más cercanos consejeros de María de Médicis. La reina madre que había sido regente durante la minoría de edad de Luis XIII, continuó manteniendo el poder efectivo tras la coronación y la declaración de mayoría de edad de su hijo en 1614. Su política era impopular en varias regiones de Francia, provocando diversas rebeliones entre los Grandes y numerosas intrigas contra ella y contra Concini. El principal instigador de la caída de Concini fue Charles de Luynes, halconero real y favorito del joven rey. En abril de 1617, aconsejado por Luynes, Luis XIII ordenó el arresto de Concini y su asesinato si oponía resistencia, como fue el caso. Muerto Concini, María de Médicis perdió todo su poder y fue exiliada de la Corte. Con su protector muerto, Richelieu fue destituido como Secretario de Estado y expulsado de la corte, acompañando a la reina madre en su exilio a Angulema. En 1618, debido a las sospechas del rey sobre sus intrigas para devolver a María de Médicis al poder, Richelieu fue exiliado a Aviñón, por entonces territorio papal, donde escribió un catecismo titulado L'Instruction du chrétien («La Instrucción del Cristiano»).
En 1619, estando ausente Richelieu del entorno de la reina madre, María de Médicis escapa por una ventana de su confinamiento en el Castillo de Blois y dirige una rebelión aristocrática. El rey y el duque de Luynes, piensan entonces en Richelieu para aconsejar prudentemente a la reina y le encargan negociar con ella. Esta mediación cristalizó en el Tratado de Angulema (Traité d'Angoulême) en 1620, garantizando la libertad de María de Médicis, su pertenencia al Consejo Real y la paz con su hijo.
Con la muerte en 1621, del duque de Luynes, Richelieu recuperó su poder rápidamente. Ese año el rey lo propuso como Cardenal al papa Gregorio XV, quien accedió el 19 de abril de 1621. Tras ser nombrado miembro del Consejo Real el 29 de abril de 1624, maniobró contra el entonces principal ministro, Charles de La Vieuville, que fue arrestado por corrupción ese mismo año en agosto, dejando a Richelieu vía libre para ejercer de principal ministro. Las diversas crisis por las que atravesaba Francia, incluyendo una revuelta hugonote, hicieron del nuevo ministro-cardenal un consejero indispensable para el rey.
Etapa de primer ministro
La política del Cardenal se centraba en 2 metas: centralizar el poder en Francia y neutralizar a los Habsburgo, reinantes en España y Alemania. Para ello, se alío con las rebeldes Provincias Unidas, en guerra con España y apoyó a los estados protestantes alemanes que se enfrentaban a los Habsburgo en la Guerra de los Treinta Años. Así mismo, buscó un acercamiento con Inglaterra, logrando acordar el matrimonio entre Enriqueta María, hermana del rey, y el futuro Carlos I de Inglaterra.
Al poco de ser nombrado primer ministro, se enfrentó a la crisis de Valtelina, un valle en Lombardía (norte de Italia). Para combatir la influencia de los Habsburgo (que controlaban el Milanesado), e impedir que este estratégico valle cayera en manos españolas, Richelieu apoyó a los protestantes suizos del cantón de los Grisones, que también lo reclamaban. Richelieu desplegó tropas en Valtelina, que expulsaron a las guarniciones papales. Este apoyo a una potencia protestante frente al papa, le ganó numerosos enemigos en la católica Francia.
Para consolidar el poder en Francia, el Cardenal suprimió el poder de la nobleza feudal, con medidas como la abolición del cargo de Condestable de Francia en 1626, o la destrucción de todas las fortalezas interiores del país (con la excepción de aquellas que se encontraban en la frontera y eran necesarias para la guerra). Esta última medida, dejó a los duques y condes del país sin defensas contra el rey en una hipotética rebelión. Estas medidas le granjearon el odio de la nobleza.
Otro obstáculo para la centralización del poder fue la división religiosa de Francia. Los Hugonotes, una facción protestante, disponían de una importante fuerza militar y estaban en una rebelión, con el apoyo del rey Carlos I de Inglaterra. En 1627, Richelieu ordenó al ejército real el asedio de la plaza de La Rochelle, bajo mando personal del Cardenal. Las expediciones de socorro comandadas por George Villiers, primer duque de Buckingham, fracasaron, capitulando la ciudad en 1628.
A pesar de su derrota en La Rochelle, los hugonotes, liderados por Henri de Rohan, continuaron la lucha. En 1629 fueron de nuevo derrotados, aceptando la Paz de Alais, que permitió a los hugonotes continuar con su culto, como había sido garantizado por el Edicto de Nantes, aunque Richelieu conseguía abolir sus fueros particulares. Rohan, a diferencia de la mayoría de los líderes rebeldes que se enfrentaron a Richelieu, no fue ejecutado, pasando a ser oficial del ejército francés.
Los Habsburgo españoles aprovecharon el conflicto interno francés para expandir su influencia en Italia. Para mantener ocupado al ejército francés, España financió a los rebeldes. Como respuesta, Richelieu, una vez ganada La Rochelle, lideró un ejército contra España en el norte de Francia.
En ultramar, como abogado de Samuel de Champlain y de la retención de Quebec, fundó la Compañía de Nueva Francia y vio como Quebec, por medio del Tratado de Saint-Germain-on-Laye, volvió al poder francés bajo Champlain, después de que el asentamiento fuese capturado por los hermanos británicos Kirke en 1629. Esto, en parte, permitió que la colonia desarrollara lo que sería el corazón de la francofonía en América del Norte.
Al año siguiente, la posición de Richelieu se vio seriamente amenazada por su antigua protectora, María de Médicis, que creía que el Cardenal le había robado su poder político, y le exigió la dimisión. Luis XIII no era, en un comienzo, contrario a este curso de acontecimientos, dadas sus pobres relaciones con el Cardenal. A pesar de este desagrado, el ministro fue capaz de convencerle. El 11 de noviembre de 1630, María de Médicis y el hermano del rey, Gastón, duque de Orleans, apoyaron la propuesta real de dimisión. El rey, persuadido por Richelieu, pronto dio marcha atrás. Fue el único día que el rey estuvo a punto de acabar con su valido. Esta muestra de apoyo, no obstante, no acabó con el desagrado que sentía por él. Richelieu, aprovechando la necesidad del rey de su apoyo, fue nombrado duque de Richelieu y Par de Francia.
Entre tanto, María de Médicis fue exiliada a Compiègne. Cuando ella y su hijo, el duque de Orleans, volvieron a conspirar contra el Cardenal, fracasaron. La nobleza fue definitivamente debilitada. La única rebelión seria fue la de Enrique, duque de Montmorency en 1632; Richelieu, decidido a terminar con la oposición, ordenó la ejecución del duque. Esta dureza por parte de Richelieu fue aplicada con la intención (y el resultado) de intimidar a sus enemigos. El cardenal asimismo creó una red de espías para mantener la seguridad.
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El Cardenal Richelieu en el Sitio de La Rochelle.
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Guerra de los Treinta Años
Antes del ascenso al poder de Richelieu, la mayor parte de Europa se había visto envuelta en la Guerra de los Treinta Años. Los estados de los Habsburgo habían vencido a sus oponentes protestantes, incrementando su poder. Richelieu, alarmado por la influencia de Fernando II de Habsburgo, incitó a Suecia a intervenir. También aceptó prestar ayuda económica al rey Gustavo Adolfo II de manera encubierta, ya que Francia no estaba en guerra con el Sacro Imperio Romano Germánico. Mientras tanto, Francia y España continuaron con su enfrentamiento por el norte de Italia. Cuando en 1630, los embajadores franceses en Ratisbona acordaron la paz con los Habsburgos españoles, Richelieu se opuso y consiguió que Luis XIII no lo ratificara. El acuerdo habría prohibido las interferencias francesas en las hostilidades en Alemania.
Durante el inicio de la década de 1630, los príncipes protestantes alemanes lucharon contra las fuerzas católicas imperiales, y tras una serie de derrotas, en 1635 aceptaron la Paz de Praga. Francia se opuso a dicha paz, en la que los Habsburgo salían victoriosos, por lo que declaró la guerra al Sacro Imperio. Esta abierta alianza de Francia con los protestantes hizo que Richelieu fuera denunciado como un traidor de la Iglesia Católica. La guerra fue inicialmente desfavorable a los franceses, con varias victorias a favor de España y de Austria, que tras Corbie amenazaban París. sin embargo, no pudieron obtener una ventaja decisiva sobre los franceses, que con su contraataque sobre Italia y Cataluña hicieron replegarse a las fuerzas imperiales. La Sublevación de Cataluña dio una ventaja a los franceses, que reclamaron la soberanía sobre Cataluña. La guerra prosiguió en varios frentes, continuándose hasta después de la muerte de Richelieu.
Los gastos militares pusieron en peligro las finanzas reales, por lo que Richelieu creó la gabela (impuesto sobre la sal) y la taille (impuesto sobre la tierra). El clero, la nobleza y la alta burguesía evitaron el pago, así que la carga recayó en los segmentos más pobres de la población. Para facilitar el cobro de estos impuestos y luchar contra la corrupción, el Cardenal reemplazó los recaudadores locales por intendentes (funcionarios al servicio de la corona). Esta política no fue muy bien aceptada, produciéndose varias revueltas entre 1636 y 1639 que fueron violentamente sofocadas.
Muerte de Richelieu
El cardenal Richelieu llegó a ser muy impopular en los últimos años de su vida. Antes de morir, recomendó al rey a su sucesor Mazarino. A su muerte dejó unos 20 millones de libras (fue uno de los hombre más ricos de su época y seguramente el más rico de la historia de Francia, con la única excepción de su sucesor el Cardenal Mazarino). Richelieu legó un millón de libras al rey, quien murió pocos meses después.
Tras su muerte, el 4 de diciembre de 1642, el también cardenal, Mazarino, le sucedió en el cargo.
Legado
Francia
La época de Richelieu fue un momento crucial de reforma en Francia. Al comienzo, la estructura política del país era básicamente feudal, con una nobleza poderosa y una gran variedad de leyes según el territorio. Las diferentes facciones nobles conspiraban periódicamente contra el rey, poseían sus propios ejércitos y se aliaban con potencias extranjeras. Esto dio paso a un estado centralizado bajo el Cardenal. Los intereses locales o religiosos fueron subordinados a los nacionales, representados por el rey.
Este período fue igualmente clave en política exterior para Francia, que, bajo la dirección de Richelieu contuvo la influencia de los Habsburgo. Richelieu no sobrevivió para ver el final de la Guerra de los Treinta Años que, sin embargo, terminó con la decadencia del Sacro Imperio y el ascenso de Francia.
Los éxitos del Cardenal fueron muy importantes para el sucesor de Luis XIII, Luis XIV. Éste continuó la obra de Richelieu, creando una monarquía absoluta, promulgando leyes en contra de la antaño poderosa aristocracia y eliminando todo rastro del poder hugonote con el Edicto de Fontainebleau. Luis XIV llevaría a cabo una exitosa política exterior gracias a su victoria en la Guerra de los Treinta Años, que estableció la hegemonía francesa. Dicha hegemonía perduraría hasta el fin del siglo XVII.
Richelieu sentó las bases del futuro Imperio Colonial Francés y de la posición como potencia en Europa que detenta actualmente.
Por estos argumentos, Richelieu es una personalidad histórica en Francia, al ser uno de los creadores de su espíritu nacional. Ha dado su nombre a una clase de navíos de guerra y a un portaaviones que luego sería renombrado Charles de Gaulle.
Su legado es también importante para el mundo entero: sus ideas de una nación fuerte y con una política exterior agresiva fueron la base de los estado modernos. Las actuales nociones de soberanía nacional e internacional derivan de sus teorías aplicadas en la Paz de Westfalia.
En su honor, una de las salas del Museo del Louvre tiene su nombre.
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Cardinal de Richelieu[/align]
Críticas
Richelieu es, asimismo, conocido por la manera autoritaria que usó para conservar el poder. Algunas de las acciones que realizó para este fin fueron la censura de la prensa, la creación de una red de espionaje interior, la prohibición de la discusión de asuntos políticos en asambleas públicas como el Parlamento de París (una corte de justicia) y la persecución y ejecución de rivales políticos. El historiador y filósofo canadiense John Ralston Saul se refirió a Richelieu como «el padre del estado moderno, el poder centralizado [y] de los modernos servicios secretos». Los motivos del Cardenal han sido foco de debate entre historiadores; mientras que unos lo ven como un patriota monárquico, otros lo ven como un cínico hambriento de poder (Voltaire incluso defendió que Richelieu causó guerras para ser indispensable al rey).
Alejandro Dumas
La imagen posterior de este personaje se debe, sin embargo, al trabajo de Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros, novela que describe al cardenal como un ministro codicioso y hambriento de poder. Las diversas adaptaciones de esta obra han dado unos personajes aún más deformados, como la película de 1993, que le muestra como un villano de cuento, sin ningún rasgo favorable.
A pesar de su escasa popularidad, Richelieu ha sido, ante todo, uno de los más hábiles políticos de la historia. Sus actos siempre miraban la salvaguarda de los intereses del estado. Se puede considerar un digno heredero de Maquiavelo. Trabajaba veinte horas al día, a pesar de sus dolencias crónicas. Alejandro Dumas lo retrató como un ser pérfido pero, en realidad, fue uno de los grandes edificadores del estado francés.
Arte y cultura
Richelieu fue un famoso protector del arte. Él mismo, autor de varios escritos religiosos y políticos (el más famoso, su Testamento Político), financió a numerosos escritores. Amante del teatro, que en esa época no era considerado respetable, patrocinó a escritores como Pierre Corneille. El Cardenal, asimismo, fundó la Académie française, la principal sociedad literaria francesa. Aunque esta ya existía de forma no oficial, en 1635, Richelieu le consigue patente oficial. La Académie Française, compuesta de cuarenta miembros, promueve el francés y su literatura, siendo todavía hoy en día la autoridad competente en esa materia. La protección de Richelieu fue asumida en 1672, jefe de estado de Francia.
En 1622, Richelieu fue elegido proviseur o director de la Sorbona. Durante su mandato, se renovaron los edificios de la institución. Como obispo de Luçon, su estatua permanece en las afueras de la catedral.
Richelieu también se construyó un palacio en París, el Palais-Cardinal. El palacio, renombrado Palais Royal después de su muerte, es ahora la sede del Tribunal Constitucional de Francia, del Ministerio de Cultura y del Consejo de Estado. El arquitecto, Jacques Lemercier, también fue contratado para construir un castillo y una ciudad en Indre-et-Loire (a día de hoy, la ciudad y el castillo de Richelieu). En el castillo, el Cardenal reunió una de las mayores colecciones de arte de Europa con, entre otras, la escultura esclavos (del italiano Miguel Ángel Buonarroti) y pinturas de Pedro Pablo Rubens, Nicolas Poussin y Tiziano.
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