Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
- XAleX
- Conocido
- Mensajes: 172
- Registrado: 13 Dic 2010 14:07
#26 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
increible crónica compañero!!! muchas gracias por compartir este viaje! esperamos ansiosos las siguientes esperas
- La Coyote
- V.I.P.
- Mensajes: 2452
- Registrado: 12 Sep 2008 20:48
#27 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Menudo viaje te has hechoo !!!! No habia visto tu cronica hasta ahora y me la he leido fe un tiron. Bonito viaje y buena cronica .
La felicidad no es más que una buena salud y una mala memoria.
CORCEGA 2012, BRETAÑA 2013
ALPES VSTROM CLUB 2017
CORCEGA 2012, BRETAÑA 2013
ALPES VSTROM CLUB 2017
- kiks
- Asiduo
- Mensajes: 89
- Registrado: 01 Ago 2009 18:38
- Ubicación: Barcelona
#28 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Buenisima crónica, jaja me he reido con el accidente de la cámara ¡¡¡¡NOOOOO LLEVAME A MI!!! ...a mi me paso algo parecido en Suiza y lo de la lluvia tambien. Yo tambien estuve por ahí hace 2 meses pero solo llegue hasta Kotor, la verdad que es una pasada. Felicidades por la crónica , esta muy bien.
- RALPH
- Cansino
- Mensajes: 714
- Registrado: 09 Feb 2009 08:41
- Ubicación: Vilamarxant (Valencia)
#29 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Kaikus, no es por meterte prisa pero...¡¡estamos ansiosos!!kaikus escribió:
P.D: Para la cuarta entrega prometo ser más rápido, que Montenegro y Albania se lo merecen...
y abrazos!
- BubuDR
- V.I.P.
- Mensajes: 2958
- Registrado: 15 Mar 2010 11:50
- Ubicación: Alicante y alrededores
#30 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
+1RALPH escribió:Kaikus, no es por meterte prisa pero...¡¡estamos ansiosos!!kaikus escribió:
P.D: Para la cuarta entrega prometo ser más rápido, que Montenegro y Albania se lo merecen...
y abrazos!
El que tiene juicio conoce que en su proceder estriba toda su felicidad
sector ALI
http://www.BubuDR.blogspot.com
sector ALI
http://www.BubuDR.blogspot.com
- kaikus
- Tímido
- Mensajes: 42
- Registrado: 03 Mar 2012 20:29
#31 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Me alegra saber que a alguien le interesa las chorradas que escriboBubuDR escribió:+1RALPH escribió:Kaikus, no es por meterte prisa pero...¡¡estamos ansiosos!!kaikus escribió:
P.D: Para la cuarta entrega prometo ser más rápido, que Montenegro y Albania se lo merecen...
y abrazos!
Si es que no rindo na revelando y escribiendo , además, basta que uno diga de hacerlo más rápido pa que todo se ponga en contra . Se me han ido fastidiando distintas partes del ordenador a lo largo de estas semanas, y la última rotura es el ventilador. Así que cada vez que revelo fotos, el portátil se calienta y se para. Mañana creo que podré colgar la parte prometida
- kaikus
- Tímido
- Mensajes: 42
- Registrado: 03 Mar 2012 20:29
#32 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
http://ymisombra.blogspot.com.es/2012/1 ... bania.html
Aquí esta la cuarta etapa . Para mí fue increíble. Espero que os guste.
Esta vez no prometo nada de tiempos , que tengo que arreglar el portatil, pero, espero poder colgarla la quinta parte pronto, Grecia se lo merece
para todos
Cuarta etapa: Montenegro y Albania...
https://maps.google.es/maps?saddr=Dubro ... ,8&t=m&z=8
Dubrovnik, Croacia, 14º día
Salgo de Dubrovnik con un día soleado. Hace calor y el cielo está completamente despejado.
De camino a la frontera, la carretera está en obras y se convierte en una pista de grava. Se me rompe el soporte casero del GPS con los baches. No lo estaba usando, pero, nunca se sabe…
Cruzo sin problemas la nueva línea imaginaria, sin gente, sin colas. Nuevo sello al pasaporte y ya estamos aquí. Me está gustando esto de cruzar fronteras. Es en cierta manera excitante. Es emocionante.
Y tras unos pocos km, la carretera me escupe directamente en la bahía de Kotor, el “fiordo” más al sur de Europa. Se puede cruzar al otro lado de la bahía con un ferry directo en apenas unos minutos, pero yo he venido aquí para ir en moto. Y no podía haber elegido mejor...
Rodeo la bahía. El calor aprieta y el agua parece una balsa de aceite. Encuentro un calita de piedras toda para mí. El agua está fresca y transparente. El fondo de piedras redondeadas desciende en apenas unos metros hacía lo que parece el infinito azul. Hago el muerto un rato. Me podría dormir aquí flotando. Indescriptible. Ese pequeño rincón de la bahía me pertenece. Está claro.
Y al final me voy. A encontrarme con la pequeña ciudad que da nombre a la bahía, Kotor.
Hace un calor demencial y todavía es pronto así que sigo.
Y aquí es cuando me equivoco. Bueno solo en parte. Cojo la carretera que me lleva por la costa, cuando la divertida era la otra, la que subía directamente a Podgorica, la capital. Pero así puedo ver la isla de Sveti Stefan, antes una isla de pescadores y ahora un complejo turístico unido a tierra por un pequeño puente.
Desde aquí pongo rumbo a Podgorica. La carretera escala un pequeño puerto de montaña la mar de divertido pero con el asfalto hecho polvo.
Paro a comer lo que será la mejor ensalada griega de todo el viaje por unos 2 euretes de na, que tomates que tenia... la ostia de buena. Toda la gente del restaurante me mira como un bicho raro desde la terraza. Me pongo el casco, saludo a todos con mi mejor sonrisa y me voy. No ha contestado ni uno. Sosos.
Y dando bandazos de bache en bache cruzo el lago Skadar. Está lleno de nenúfares. Y la carretera se vuelve aburrida y recta hasta llegar a la capital. Y aquí es cuando me equivoqué del todo. Podgorica en mi mente era una antigua ciudad con un gran mirador desde el cual contemplar toda la ciudad (fruto de una mala preparación previa y de mezclar en mi enferma mente las vistas de Kotor y Sarajevo).
Podgorica no es más que una vieja ciudad soviética, con sus rectilíneas avenidas y sus edificios de cemento gigantes. Además es domingo, y las calles se encuentran desérticas. Así que decido volver por donde he venido. Aquí no hay nada que hacer. Cruzo el lago de nuevo, y esta vez no cojo el puerto de montaña bacheado que me llevaba de vuelta a Petrovac. Me hace ilusión coger un túnel que da directo a la costa, pero unos kilómetros más al sur. El túnel es una locura de 4 km, en el cual la moto solo paga 1 euro por cruzar (los coches bastante más).
La carretera de la costa sigue siendo como la croata, pero con más basura en sus arcenes. Parece que aquí también está llegando el modelo de construcción español, y ya se ven grúas levantando grandes mamotretos de cemento en su costa. Lástima, algún día todo esto, será una mi*rda. Pero de momento yo sigo encantado.
Al final encuentro un camping enfrente de una preciosa playa de piedras con su chiringuito y todo. Estoy a 15 km más o menos de Albania.
Monto la tienda, ducha y cena a base del típico Cevapi regado con abundante cerveza. Vistas al mar al anochecer, Sade como banda sonora. Vuelvo a sentir esa sensación que me invade en pocas ocasiones y que viajando aparece más a menudo. Ahora soy feliz, no necesito nada, no hay nada más. Perfecto. Otra vez. Y esa felicidad absoluta, que es casi un trance hipnótico, tal como vino, se va.
Y yo también me fui, a descansar en mi pequeño sarcófago, aunque en realidad, ya no es un sarcófago. Ahora es mi casa.
Amanece un día más. A mi lado ha acampado una pareja durante la noche. Son de Israel. Me invitan a desayunar. Mientras se calienta la leche, Nadav me cuenta que su familia procede de Tánger y que sus abuelos hablan español, que él lo entiende pero quiere aprender a hablarlo. Sus padres emigraron a Israel cuando esta se formó, después de la guerra. Es guía de montaña, está de viaje con su novia, Rut, haciendo senderismo por Montenegro. Mientras ella hace unos huevos revueltos, hablamos sobre viajar, sobre las fronteras, sobre España, el País Vasco, Israel, Irán, los Balcanes. Sobre el asco que dan los conflictos que se crean por los intereses de unos pocos. Hablamos sobre lo que realmente importa. Vivir y compartir con los que te rodean. Me invitan a un café turco, hacía tiempo que no tomaba uno. Leche, cereales, café… a cambio de conversación y mi gratitud. Me acaban de conocer y lo comparten todo conmigo. Gente maravillosa, siempre. Nos damos los teléfonos y quedamos en visitarnos algún día. Menos de una hora ha sido suficiente para que conectemos. Buen viaje.
Y el día no puede empezar mejor. Enfilo dirección Albania. Y como no, me pierdo. El GPS esta ya desterrado en una maleta, y el mapa que llevo es demasiado genérico y no incluye Albania, así que solo me queda improvisar. Pero es fácil. Siempre al sur y el mar a mi derecha. No tiene perdida. Bueno, a ratos. Al fin me encuentro.
En la frontera me topo con seis austriacos con sus inmensas bmw adventure, los saludo y espero mi turno detrás de la cola. Un guardia de la frontera nos mira desde lejos y nos hace señas para que pasemos por detrás de las garitas, por la acera. Antes de subir el escalón, un perro famélico me mira desde detrás de una garita. El primero de muchos.
Cuando me paro ante el oficial para darle el pasaporte, este me esquiva la mirada y me hace señas de que pase. Le insisto para que mire el pasaporte. Le digo que yo no voy con los austriacos, no sé si ellos lo han enseñado todos juntos o que. El oficial levanta su mirada del infinito, y con cara de “no me toques los huevos o te los tocaré yo a ti” me hace el gesto de que pase ya coñ*.
Así que ya estoy en Albania. Una carretera llena de polvo, campos de tierra alrededor de la carretera. Una niña cubierta de polvo, en lo alto de un carro cubierto polvo, arrastrado por un burro cubierto de polvo, me saluda. Bienvenido al surrealismo.
No sé si me tenían que sellar el pasaporte o qué carajo. Así que me pongo a perseguir a los austriacos para preguntarles si ellos saben algo. Pero los muy jodios van completamente lanzados. Acojona ver sus vacas-burras casi arrastrando las maleas por el suelo. Me cuesta sudor y mucho acojone seguirles el ritmo de lejos. La carretera no tiene ninguna línea pintada, o si la tuvo no hay ni rastro de ella, solo se ve el polvo y los baches. Al final consigo alcanzarlos y cuando se paran me confirman que ni sello ni ostias. Así que me despido de estos psicópatas y empiezo a ir a mi ritmo.
La carretera vuelve a ser buena, es una carretera general, y los coches van como locos. Voy a casi 120 por una carretera de 80, y me adelanta to dios. Desde el otro carril algunos coches me hacen largas, les molesta que lleve las luces puestas de día. Hasta alguno sale por la ventana para avisarme. Ya se cansarán pienso, las luces no se pueden apagar. La gente me saluda desde el arcén. Algunos niños saltan efusivos ante el ruido de la moto. Pocas motos veo. Solo se ven algunas pequeñas scooter. Pero lo que si se ve son mercedes. Es el coche oficial. Los hay desde los más modernos, la minoría, hasta los que tienen 20, o 30 años. No importa. Todos van a toda leche soltando uno humo negro horrible.
Cruzo la ciudad de Shkoder y pongo rumbo a Durres. Cruzo una autovía a medio hacer, es nueva, pero todavía no tiene líneas pintadas y la gente va por donde le da la gana. Las gasolineras son grandes y modernas, pero cuando paras no hay nada, el bar vacio, y la tienda es igual de grande que las de Europa, solo que no venden nada, solo aceite y poco más.
Al pasar Shkoder me adelantan tres motos con matricula de Montenegro cargadas con alforjas. Los saludo y me quedo detrás de ellos un buen rato. Me hacen señas de que paran a tomar algo. Son las 4 de la tarde y yo solo he comido cereales (gracias a Nadav) así que paro con ellos. Un cafelito, aquí no hay na pa comer, lástima. Ellos son de Montenegro, y han quedado con un motoclub, me explican medio en inglés medio en italiano. Motoclub en Albania, suena interesante. Me invitan a ir con ellos. Así que con ellos que voy.
La carretera se vuelve cada vez más salvaje, pasa de autovía a pista de tierra y otra vez a autovía sin avisar, hay boquetes por todos lados. La gente vende de todo en los arcenes, junto a la basura que se amontona. Hace calor y a veces los montones de basura están ardiendo. Entre eso, el polvo, el humo de los coches y camiones, el ambiente es bastante espeso. Además hay que esquivar todo lo que te encuentras en la carretera. Perros, perros sarnosos, perros muertos, perros que te ladran y persiguen, cerdos, piaras de cerdos, vacas, vacas famélicas, burros, burros con carros, ocas, un tío intentando vender un conejo desde el arcén de la autovía mientras tú vas a 120. Otro que cruza la carretera son su carretilla, primero lanza la carretilla por la mediana, después ya salta él. Coches yendo en contra dirección (por el arcén, eso sí), coches adelantándote mientras tu estas adelantando y en el otro carril la misma situación.
No hay normas de tráfico, solo sobrevivir. La gente no usa los intermitentes, y los retrovisores… ¿Qué retrovisores? Por no usar, no usan ni tapas de alcantarilla, en ocasiones solo había un pedazo de agujero dispuesto a tragarte al mínimo descuido ¡Pa cagarse! Voy muy atento, además por si fuera poco, llueve. Con lo que ni siquiera paro a hacer fotos.
Así que como dice el refrán, allí donde fueres haz lo que vieres. Y me vuelvo el más caníbal de todos. Adelanto por donde puedo, el arcén es un carril más pese a la tierra. Busco todos los huecos posibles. Aveces parece un videojuego. Se apodera de mí una risa nerviosa. Berreo dentro del casco. Nadie me oye.
Voy al 200% de mi atención. Es agotador… pero, muy divertido.
Al final, tras cruzar algunos pueblos más pequeños llegamos a la ciudad de Vlore. Son las 7 de la tarde. Paramos a comer algo. Cuando les digo que me llamo Enrique enseguida empiezan a decir -anda como el hijo de Julio Iglesias, jiji, jaja- Julio p’arriba, Julio p’abajo... Y Julio me quedé. Y a Julio invitaron a comer, y al café que se había tomado antes. Mis negativas no servían de nada.
Después de todo resultó que no habían quedado con el motoclub de Albania, sino que ellos pertenecen a un motoclub en Montenegro. Vamos que antes nos habíamos entendido bien de narices.
Encontramos una especie de apartamento barato en el que dormir todos a precio de risa. Bien. Encontramos un “paseo marítimo” con un bar abierto. Bien. Me vuelven a invitar por tercera vez a cerveza. Bien.
Se oye el sonido del mar. Detrás de nosotros el paseo termina en un dique derruido.
La conversación medio inglés-italiano-serbio (llámalo montenegrino), consigue que me llegue a abstraer. Llevo 15 días exactos de viaje. Me parecen una vida. Me parecen ayer. Es curioso lo subjetivo que llega a ser el tiempo.
Tras vaciar un par de jarras más llega la hora de los sueños. Pero ya ni tan siquiera sueño. Solo duermo. Como un bebe.
Vuelvo a amanecer pronto. Como todos los días de viaje. Hoy sigo solo. Me apetece ir a mi aire. Me vuelven a invitar al desayuno. No hay manera a que me dejen pagar. Así que foto de grupo. Abrazos. Y hasta pronto amigos.
¡Y tan pronto! He salido media hora antes que ellos. Pero la carretera que seguimos es la misma hasta Sarande, la última ciudad de Albania, así que nos vamos cruzando cada cierto tiempo. Tiene su gracia.
Veo algunos de los famosos bunquers con forma de seta, pero no sé porque no hice foto alguna de ellos.
La carretera es mejor que la de ayer, pese a que los baches y los burros siguen en ella. Pero apenas hay tráfico y va costeando todo al lado del mar casi todo el tiempo.
Sube un pequeño puerto de montaña divertidísimo, y en una de las curvas más cerradas veo un perro con cara de mala leche. Me está mirando y esperando a que pase cerca de él. La curva es muy lenta y me da tiempo a mirarle a los ojos escondidos tras su mugriento pelaje negro. Salta como un energúmeno a por mis ruedas ladrando y gruñendo. Acelero un poco y lo pierdo.
Sigo. Y parado en el arcén, de la curva con más pendiente y polvo de toda la carretera, me encuentro a un alemán parado con su Harley. Me paro y apoyo mi rueda en el guardarrail para que la moto no deslice hacia abajo. Unos metros más allá, unas flores cuelgan del acero completamente retorcido. En el fondo del barranco, los restos de un coche. Mal rollo.
“Se calienta mucho la moto”, me dice. Espera llegar hoy a Sarande, pues mañana coge allí el ferry para Italia. No necesita ayuda. Solo que se enfrié la moto. La odia tanto como la ama. Para el próximo viaje prefiere una trail, me confiesa. Bromeamos un rato. Habla un poco de español. Vivió un tiempo en Fuerteventura. Buena gente.
Paro a comer algo, y encuentro una terracita en una tranquila playa, que parece sacada del mismísimo paraíso "chill out".
Sigo al sur, y la ciudad de Sarande me recuerda a la costa Levantina, o a como debió ser hace unos poco años. Aquí me vuelvo a encontrar por última vez con los montenegrinos. Ellos siguen hacia el interior, hacia Gjirokaster. Suena tentador. Pero Grecia me espera. Me despido esta vez si, definitivamente y sigo rumbo al sur. La frontera debe de estar cerca.
La carretera se va haciendo cada vez más pequeña y de vez en cuando se bifurca. Lo que me hace dudar mucho. Al final el asfalto se acaba, y aparece una pista, bastante ancha. Se me hace raro que esto lleve a una frontera, pero en fin, ahora no voy a dar la vuelta. Los carteles que me encuentro parecen sacados de una autopista. Unos kilómetros y algún pueblo después acabo encontrando el asfalto y la frontera. Paro ante el último monumento que veo. El gran mercedes. El coche oficial de Albania. Este hasta lleva matricula.
La frontera se vuelve a cruzar rapidísimo, ¿de dónde viene?, ¿A dónde va?, y con el simple pasaporte todo listo. Casi podría haber llegado a Grecia con la moto robada y no habría pasado nada.
Y aquí estoy. Grecia. No me lo pudo creer. Me parece increíble haber llegado hasta aquí. En realidad es fácil Solo hay que salir de casa y seguir la carretera. Es una barrera mental, no física.
Lo curioso. Es que ahora, mirando el mapa desde mi casa. Grecia me parece mucho más cerca de lo que estaba antes. Curiosa también la percepción de las distancias. Me gusta.
Y la verdad es que la primera sensación en Grecia, es como si no hubiese cambiado nada. El paisaje sigue siendo muy parecido, y no es hasta que desemboco en Parga, cuando me doy cuenta del gran cambio que hay. Estoy de vuelta en Europa. Esto ya es se siente casi como España. Turismo a tope. Hoteles por todos lados. Pero con el encanto del mediterráneo. En cierta forma me recuerda a mi querida Menorca. Las calles están llenas de tiendas, bares y turistas comprando recuerdos.
Se me agota la batería de la cámara. Yo también estoy agotado. Me siento a refrescarme el gaznate. La cerveza se apodera de mis baterías. La noche ha caído hace rato, y está empezando a refrescar. Vuelvo al motel. El colchón me atrapa. Me duermo escribiendo unas notas. No me tapo.
Aquí esta la cuarta etapa . Para mí fue increíble. Espero que os guste.
Esta vez no prometo nada de tiempos , que tengo que arreglar el portatil, pero, espero poder colgarla la quinta parte pronto, Grecia se lo merece
para todos
Cuarta etapa: Montenegro y Albania...
https://maps.google.es/maps?saddr=Dubro ... ,8&t=m&z=8
Dubrovnik, Croacia, 14º día
Salgo de Dubrovnik con un día soleado. Hace calor y el cielo está completamente despejado.
De camino a la frontera, la carretera está en obras y se convierte en una pista de grava. Se me rompe el soporte casero del GPS con los baches. No lo estaba usando, pero, nunca se sabe…
Cruzo sin problemas la nueva línea imaginaria, sin gente, sin colas. Nuevo sello al pasaporte y ya estamos aquí. Me está gustando esto de cruzar fronteras. Es en cierta manera excitante. Es emocionante.
Y tras unos pocos km, la carretera me escupe directamente en la bahía de Kotor, el “fiordo” más al sur de Europa. Se puede cruzar al otro lado de la bahía con un ferry directo en apenas unos minutos, pero yo he venido aquí para ir en moto. Y no podía haber elegido mejor...
Rodeo la bahía. El calor aprieta y el agua parece una balsa de aceite. Encuentro un calita de piedras toda para mí. El agua está fresca y transparente. El fondo de piedras redondeadas desciende en apenas unos metros hacía lo que parece el infinito azul. Hago el muerto un rato. Me podría dormir aquí flotando. Indescriptible. Ese pequeño rincón de la bahía me pertenece. Está claro.
Y al final me voy. A encontrarme con la pequeña ciudad que da nombre a la bahía, Kotor.
Hace un calor demencial y todavía es pronto así que sigo.
Y aquí es cuando me equivoco. Bueno solo en parte. Cojo la carretera que me lleva por la costa, cuando la divertida era la otra, la que subía directamente a Podgorica, la capital. Pero así puedo ver la isla de Sveti Stefan, antes una isla de pescadores y ahora un complejo turístico unido a tierra por un pequeño puente.
Desde aquí pongo rumbo a Podgorica. La carretera escala un pequeño puerto de montaña la mar de divertido pero con el asfalto hecho polvo.
Paro a comer lo que será la mejor ensalada griega de todo el viaje por unos 2 euretes de na, que tomates que tenia... la ostia de buena. Toda la gente del restaurante me mira como un bicho raro desde la terraza. Me pongo el casco, saludo a todos con mi mejor sonrisa y me voy. No ha contestado ni uno. Sosos.
Y dando bandazos de bache en bache cruzo el lago Skadar. Está lleno de nenúfares. Y la carretera se vuelve aburrida y recta hasta llegar a la capital. Y aquí es cuando me equivoqué del todo. Podgorica en mi mente era una antigua ciudad con un gran mirador desde el cual contemplar toda la ciudad (fruto de una mala preparación previa y de mezclar en mi enferma mente las vistas de Kotor y Sarajevo).
Podgorica no es más que una vieja ciudad soviética, con sus rectilíneas avenidas y sus edificios de cemento gigantes. Además es domingo, y las calles se encuentran desérticas. Así que decido volver por donde he venido. Aquí no hay nada que hacer. Cruzo el lago de nuevo, y esta vez no cojo el puerto de montaña bacheado que me llevaba de vuelta a Petrovac. Me hace ilusión coger un túnel que da directo a la costa, pero unos kilómetros más al sur. El túnel es una locura de 4 km, en el cual la moto solo paga 1 euro por cruzar (los coches bastante más).
La carretera de la costa sigue siendo como la croata, pero con más basura en sus arcenes. Parece que aquí también está llegando el modelo de construcción español, y ya se ven grúas levantando grandes mamotretos de cemento en su costa. Lástima, algún día todo esto, será una mi*rda. Pero de momento yo sigo encantado.
Al final encuentro un camping enfrente de una preciosa playa de piedras con su chiringuito y todo. Estoy a 15 km más o menos de Albania.
Monto la tienda, ducha y cena a base del típico Cevapi regado con abundante cerveza. Vistas al mar al anochecer, Sade como banda sonora. Vuelvo a sentir esa sensación que me invade en pocas ocasiones y que viajando aparece más a menudo. Ahora soy feliz, no necesito nada, no hay nada más. Perfecto. Otra vez. Y esa felicidad absoluta, que es casi un trance hipnótico, tal como vino, se va.
Y yo también me fui, a descansar en mi pequeño sarcófago, aunque en realidad, ya no es un sarcófago. Ahora es mi casa.
Amanece un día más. A mi lado ha acampado una pareja durante la noche. Son de Israel. Me invitan a desayunar. Mientras se calienta la leche, Nadav me cuenta que su familia procede de Tánger y que sus abuelos hablan español, que él lo entiende pero quiere aprender a hablarlo. Sus padres emigraron a Israel cuando esta se formó, después de la guerra. Es guía de montaña, está de viaje con su novia, Rut, haciendo senderismo por Montenegro. Mientras ella hace unos huevos revueltos, hablamos sobre viajar, sobre las fronteras, sobre España, el País Vasco, Israel, Irán, los Balcanes. Sobre el asco que dan los conflictos que se crean por los intereses de unos pocos. Hablamos sobre lo que realmente importa. Vivir y compartir con los que te rodean. Me invitan a un café turco, hacía tiempo que no tomaba uno. Leche, cereales, café… a cambio de conversación y mi gratitud. Me acaban de conocer y lo comparten todo conmigo. Gente maravillosa, siempre. Nos damos los teléfonos y quedamos en visitarnos algún día. Menos de una hora ha sido suficiente para que conectemos. Buen viaje.
Y el día no puede empezar mejor. Enfilo dirección Albania. Y como no, me pierdo. El GPS esta ya desterrado en una maleta, y el mapa que llevo es demasiado genérico y no incluye Albania, así que solo me queda improvisar. Pero es fácil. Siempre al sur y el mar a mi derecha. No tiene perdida. Bueno, a ratos. Al fin me encuentro.
En la frontera me topo con seis austriacos con sus inmensas bmw adventure, los saludo y espero mi turno detrás de la cola. Un guardia de la frontera nos mira desde lejos y nos hace señas para que pasemos por detrás de las garitas, por la acera. Antes de subir el escalón, un perro famélico me mira desde detrás de una garita. El primero de muchos.
Cuando me paro ante el oficial para darle el pasaporte, este me esquiva la mirada y me hace señas de que pase. Le insisto para que mire el pasaporte. Le digo que yo no voy con los austriacos, no sé si ellos lo han enseñado todos juntos o que. El oficial levanta su mirada del infinito, y con cara de “no me toques los huevos o te los tocaré yo a ti” me hace el gesto de que pase ya coñ*.
Así que ya estoy en Albania. Una carretera llena de polvo, campos de tierra alrededor de la carretera. Una niña cubierta de polvo, en lo alto de un carro cubierto polvo, arrastrado por un burro cubierto de polvo, me saluda. Bienvenido al surrealismo.
No sé si me tenían que sellar el pasaporte o qué carajo. Así que me pongo a perseguir a los austriacos para preguntarles si ellos saben algo. Pero los muy jodios van completamente lanzados. Acojona ver sus vacas-burras casi arrastrando las maleas por el suelo. Me cuesta sudor y mucho acojone seguirles el ritmo de lejos. La carretera no tiene ninguna línea pintada, o si la tuvo no hay ni rastro de ella, solo se ve el polvo y los baches. Al final consigo alcanzarlos y cuando se paran me confirman que ni sello ni ostias. Así que me despido de estos psicópatas y empiezo a ir a mi ritmo.
La carretera vuelve a ser buena, es una carretera general, y los coches van como locos. Voy a casi 120 por una carretera de 80, y me adelanta to dios. Desde el otro carril algunos coches me hacen largas, les molesta que lleve las luces puestas de día. Hasta alguno sale por la ventana para avisarme. Ya se cansarán pienso, las luces no se pueden apagar. La gente me saluda desde el arcén. Algunos niños saltan efusivos ante el ruido de la moto. Pocas motos veo. Solo se ven algunas pequeñas scooter. Pero lo que si se ve son mercedes. Es el coche oficial. Los hay desde los más modernos, la minoría, hasta los que tienen 20, o 30 años. No importa. Todos van a toda leche soltando uno humo negro horrible.
Cruzo la ciudad de Shkoder y pongo rumbo a Durres. Cruzo una autovía a medio hacer, es nueva, pero todavía no tiene líneas pintadas y la gente va por donde le da la gana. Las gasolineras son grandes y modernas, pero cuando paras no hay nada, el bar vacio, y la tienda es igual de grande que las de Europa, solo que no venden nada, solo aceite y poco más.
Al pasar Shkoder me adelantan tres motos con matricula de Montenegro cargadas con alforjas. Los saludo y me quedo detrás de ellos un buen rato. Me hacen señas de que paran a tomar algo. Son las 4 de la tarde y yo solo he comido cereales (gracias a Nadav) así que paro con ellos. Un cafelito, aquí no hay na pa comer, lástima. Ellos son de Montenegro, y han quedado con un motoclub, me explican medio en inglés medio en italiano. Motoclub en Albania, suena interesante. Me invitan a ir con ellos. Así que con ellos que voy.
La carretera se vuelve cada vez más salvaje, pasa de autovía a pista de tierra y otra vez a autovía sin avisar, hay boquetes por todos lados. La gente vende de todo en los arcenes, junto a la basura que se amontona. Hace calor y a veces los montones de basura están ardiendo. Entre eso, el polvo, el humo de los coches y camiones, el ambiente es bastante espeso. Además hay que esquivar todo lo que te encuentras en la carretera. Perros, perros sarnosos, perros muertos, perros que te ladran y persiguen, cerdos, piaras de cerdos, vacas, vacas famélicas, burros, burros con carros, ocas, un tío intentando vender un conejo desde el arcén de la autovía mientras tú vas a 120. Otro que cruza la carretera son su carretilla, primero lanza la carretilla por la mediana, después ya salta él. Coches yendo en contra dirección (por el arcén, eso sí), coches adelantándote mientras tu estas adelantando y en el otro carril la misma situación.
No hay normas de tráfico, solo sobrevivir. La gente no usa los intermitentes, y los retrovisores… ¿Qué retrovisores? Por no usar, no usan ni tapas de alcantarilla, en ocasiones solo había un pedazo de agujero dispuesto a tragarte al mínimo descuido ¡Pa cagarse! Voy muy atento, además por si fuera poco, llueve. Con lo que ni siquiera paro a hacer fotos.
Así que como dice el refrán, allí donde fueres haz lo que vieres. Y me vuelvo el más caníbal de todos. Adelanto por donde puedo, el arcén es un carril más pese a la tierra. Busco todos los huecos posibles. Aveces parece un videojuego. Se apodera de mí una risa nerviosa. Berreo dentro del casco. Nadie me oye.
Voy al 200% de mi atención. Es agotador… pero, muy divertido.
Al final, tras cruzar algunos pueblos más pequeños llegamos a la ciudad de Vlore. Son las 7 de la tarde. Paramos a comer algo. Cuando les digo que me llamo Enrique enseguida empiezan a decir -anda como el hijo de Julio Iglesias, jiji, jaja- Julio p’arriba, Julio p’abajo... Y Julio me quedé. Y a Julio invitaron a comer, y al café que se había tomado antes. Mis negativas no servían de nada.
Después de todo resultó que no habían quedado con el motoclub de Albania, sino que ellos pertenecen a un motoclub en Montenegro. Vamos que antes nos habíamos entendido bien de narices.
Encontramos una especie de apartamento barato en el que dormir todos a precio de risa. Bien. Encontramos un “paseo marítimo” con un bar abierto. Bien. Me vuelven a invitar por tercera vez a cerveza. Bien.
Se oye el sonido del mar. Detrás de nosotros el paseo termina en un dique derruido.
La conversación medio inglés-italiano-serbio (llámalo montenegrino), consigue que me llegue a abstraer. Llevo 15 días exactos de viaje. Me parecen una vida. Me parecen ayer. Es curioso lo subjetivo que llega a ser el tiempo.
Tras vaciar un par de jarras más llega la hora de los sueños. Pero ya ni tan siquiera sueño. Solo duermo. Como un bebe.
Vuelvo a amanecer pronto. Como todos los días de viaje. Hoy sigo solo. Me apetece ir a mi aire. Me vuelven a invitar al desayuno. No hay manera a que me dejen pagar. Así que foto de grupo. Abrazos. Y hasta pronto amigos.
¡Y tan pronto! He salido media hora antes que ellos. Pero la carretera que seguimos es la misma hasta Sarande, la última ciudad de Albania, así que nos vamos cruzando cada cierto tiempo. Tiene su gracia.
Veo algunos de los famosos bunquers con forma de seta, pero no sé porque no hice foto alguna de ellos.
La carretera es mejor que la de ayer, pese a que los baches y los burros siguen en ella. Pero apenas hay tráfico y va costeando todo al lado del mar casi todo el tiempo.
Sube un pequeño puerto de montaña divertidísimo, y en una de las curvas más cerradas veo un perro con cara de mala leche. Me está mirando y esperando a que pase cerca de él. La curva es muy lenta y me da tiempo a mirarle a los ojos escondidos tras su mugriento pelaje negro. Salta como un energúmeno a por mis ruedas ladrando y gruñendo. Acelero un poco y lo pierdo.
Sigo. Y parado en el arcén, de la curva con más pendiente y polvo de toda la carretera, me encuentro a un alemán parado con su Harley. Me paro y apoyo mi rueda en el guardarrail para que la moto no deslice hacia abajo. Unos metros más allá, unas flores cuelgan del acero completamente retorcido. En el fondo del barranco, los restos de un coche. Mal rollo.
“Se calienta mucho la moto”, me dice. Espera llegar hoy a Sarande, pues mañana coge allí el ferry para Italia. No necesita ayuda. Solo que se enfrié la moto. La odia tanto como la ama. Para el próximo viaje prefiere una trail, me confiesa. Bromeamos un rato. Habla un poco de español. Vivió un tiempo en Fuerteventura. Buena gente.
Paro a comer algo, y encuentro una terracita en una tranquila playa, que parece sacada del mismísimo paraíso "chill out".
Sigo al sur, y la ciudad de Sarande me recuerda a la costa Levantina, o a como debió ser hace unos poco años. Aquí me vuelvo a encontrar por última vez con los montenegrinos. Ellos siguen hacia el interior, hacia Gjirokaster. Suena tentador. Pero Grecia me espera. Me despido esta vez si, definitivamente y sigo rumbo al sur. La frontera debe de estar cerca.
La carretera se va haciendo cada vez más pequeña y de vez en cuando se bifurca. Lo que me hace dudar mucho. Al final el asfalto se acaba, y aparece una pista, bastante ancha. Se me hace raro que esto lleve a una frontera, pero en fin, ahora no voy a dar la vuelta. Los carteles que me encuentro parecen sacados de una autopista. Unos kilómetros y algún pueblo después acabo encontrando el asfalto y la frontera. Paro ante el último monumento que veo. El gran mercedes. El coche oficial de Albania. Este hasta lleva matricula.
La frontera se vuelve a cruzar rapidísimo, ¿de dónde viene?, ¿A dónde va?, y con el simple pasaporte todo listo. Casi podría haber llegado a Grecia con la moto robada y no habría pasado nada.
Y aquí estoy. Grecia. No me lo pudo creer. Me parece increíble haber llegado hasta aquí. En realidad es fácil Solo hay que salir de casa y seguir la carretera. Es una barrera mental, no física.
Lo curioso. Es que ahora, mirando el mapa desde mi casa. Grecia me parece mucho más cerca de lo que estaba antes. Curiosa también la percepción de las distancias. Me gusta.
Y la verdad es que la primera sensación en Grecia, es como si no hubiese cambiado nada. El paisaje sigue siendo muy parecido, y no es hasta que desemboco en Parga, cuando me doy cuenta del gran cambio que hay. Estoy de vuelta en Europa. Esto ya es se siente casi como España. Turismo a tope. Hoteles por todos lados. Pero con el encanto del mediterráneo. En cierta forma me recuerda a mi querida Menorca. Las calles están llenas de tiendas, bares y turistas comprando recuerdos.
Se me agota la batería de la cámara. Yo también estoy agotado. Me siento a refrescarme el gaznate. La cerveza se apodera de mis baterías. La noche ha caído hace rato, y está empezando a refrescar. Vuelvo al motel. El colchón me atrapa. Me duermo escribiendo unas notas. No me tapo.
Última edición por kaikus el 17 Dic 2012 17:46, editado 2 veces en total.
- RALPH
- Cansino
- Mensajes: 714
- Registrado: 09 Feb 2009 08:41
- Ubicación: Vilamarxant (Valencia)
#33 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Mañana a por ella
- RALPH
- Cansino
- Mensajes: 714
- Registrado: 09 Feb 2009 08:41
- Ubicación: Vilamarxant (Valencia)
#34 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Cuarta entrega leida y disfrutada (como no)¡¡eres un crack ENRIQUE!!
Quedo a la espera de nuevas entregas,con pena ,eso si,por lo cercano del final
Quedo a la espera de nuevas entregas,con pena ,eso si,por lo cercano del final
- Moncadillo
- V.I.P.
- Mensajes: 7463
- Registrado: 06 Oct 2006 22:18
- Ubicación: Moncada, Picassent, Montserrat (Valencia)
#35 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Eres una caña Enrique, pedazo viaje te has pegado y lo enganchado que me tienes con las cronicas, ale yaaaaaaaaaaaaaaa quiero la quinta
- manolin
- Cansino
- Mensajes: 545
- Registrado: 26 Ene 2007 22:45
- Ubicación: puerto de sagunto
#36 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Qué pasada de crónicas, Enrique. Como dice el cantante ese: ME TIENES COLGADO EN TUS CRONICAS.Esperamos con impaciencia, no pares sigue sigue.Eres mi ídolo, cuando sea mayor quiero ser como tu
dime con quien andas y te dire quien eres
- vicenvicen
- Conocido
- Mensajes: 169
- Registrado: 08 Ene 2009 21:31
- Ubicación: Madrid Norte
#37 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Eres un crack, podrías escribir una novela. Estaba pensando ir al cabo norte pero este viajé casi mola más
- Sofia
- Pesao
- Mensajes: 439
- Registrado: 19 Jun 2010 10:04
- Lorrak-Liante
- V.I.P.
- Mensajes: 8286
- Registrado: 20 Dic 2006 22:19
- Ubicación: Comando Levante
#39 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Estoy alucinando, me encanta, pedazo de fotos.
FELICIDADES!!!
FELICIDADES!!!
- Gatho
- Cansino
- Mensajes: 706
- Registrado: 24 Nov 2005 13:11
- Ubicación: Denia (Alicante)
- Contactar:
#40 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Estupendo, fantástico, colosal...
Fue un placer conocerte este domingo pasado.
Miauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
Fue un placer conocerte este domingo pasado.
Miauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
- Cóndor
- V.I.P.
- Mensajes: 7553
- Registrado: 29 Ene 2007 12:42
- Ubicación: Zafra Capital, aprendiendo siempre a conducir.
#41 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
No se si me gusta más la crónica y el viaje o que este lo hayas afrontado en solitario.
Enhorabuena tio.
--JC
Enhorabuena tio.
--JC
Fdo.: J. Carlos de Zafra capital. "Nasío pa rodá"
BMW R1200GS Aire. "La Psicóloga". Comando V-Extrem
BMW R1200GS Aire. "La Psicóloga". Comando V-Extrem
-
- Moderador
- Mensajes: 5471
- Registrado: 23 May 2011 18:58
- Ubicación: Valencia
#42 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Muy bonito el viaje y la narración, así de gusto leer...especiales me han parecido las fotografías. no por la espectacularidad del paisaje, si no por el buen gusto que tienes para colocar la cámara. Espero ansiosa la próxima entrega.
- BubuDR
- V.I.P.
- Mensajes: 2958
- Registrado: 15 Mar 2010 11:50
- Ubicación: Alicante y alrededores
#43 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
a ver cuando la proxima entrega
un saludo
un saludo
El que tiene juicio conoce que en su proceder estriba toda su felicidad
sector ALI
http://www.BubuDR.blogspot.com
sector ALI
http://www.BubuDR.blogspot.com
-
- Asiduo
- Mensajes: 134
- Registrado: 08 Nov 2009 12:20
- Ubicación: Leon,KOMANDO KAZURRO
#44 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Una pasada de cronica y de viaje, esperamos ansiosos la siguiente.
Salu2
Salu2
- juanjeras
- Pesao
- Mensajes: 399
- Registrado: 09 Oct 2010 12:24
- Ubicación: madriles
#45 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
ole, ole y ole
De Antonio aprendí a cantar, de Pepe la actitud y de Johnny Cifuentes la dignidad..."
- Shark_14
- Cansino
- Mensajes: 959
- Registrado: 13 Sep 2009 20:33
- Ubicación: Pamplona
#46 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Un placer volver a leerte, da gusto leer estas crónicas.
Seguiremos esperando la siguiente entrega
Seguiremos esperando la siguiente entrega
Si la vida te da la espalda...
Tócale el culo!!!
Tócale el culo!!!
- rabasadas
- V.I.P.
- Mensajes: 4260
- Registrado: 01 Nov 2008 10:36
- Ubicación: Carles-BARCELONA(Gracia)
#47 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Mas,queremos mas,sigue hombre,muy interesante,lo mismo que hiciste tu, en tu viaje,y hay gente que escribe libros.
Salud
Salud
- pumuki
- Moderador
- Mensajes: 8626
- Registrado: 30 Abr 2008 23:44
- Ubicación: Sento - Malilla - VLC
#48 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Bravo..., Enrique..., bravissimo...!!!
Estaremos por...
Casa.
Vale.., ya nos dejan salir...
Ahora con cuidado.
Casa.
Vale.., ya nos dejan salir...
Ahora con cuidado.
- Pepeillos 13
- V.I.P.
- Mensajes: 3152
- Registrado: 26 Nov 2007 12:04
- Ubicación: Pepe / Ceuta
#49 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Enhorabuena y mil gracias por compartir.
Has hecho lo que a muchos nos guastaría hacer, y bien por "h" o por "b" no lo hacemos.
Van por tí y por tu V
Has hecho lo que a muchos nos guastaría hacer, y bien por "h" o por "b" no lo hacemos.
Van por tí y por tu V
Carpe diem
- TINORFEÑO
- V.I.P.
- Mensajes: 1202
- Registrado: 18 Oct 2011 23:55
- Ubicación: Tarragona
#50 Re: Suiza, Balcanes, Grecia... 10.000 km inolvidables
Francamente hay que tener pelotas para hacer un viaje así ,tú solo,sin conocer nada,sin saber lo que te vas a encontrar,si va a ser para bueno o para malo,en fin...toda mi admiración para este chaval,chapó compañero.
Yo también quisiera tener un mes para mi y hacer algo parecido.
Muy bueno,un saludo.
Yo también quisiera tener un mes para mi y hacer algo parecido.
Muy bueno,un saludo.
Rieju Drac 50
V-Strom 650 L2
XT 660 R
V-Strom 650 L2
XT 660 R