bueno, pues acabo de terminar por fin los dos finales que os prometí que faltaban, esta va a ser la ultima de las noches que me tiro hasta las tantas aporrenado teclas...
ahora devolvedme el favor y pensar titulo que ponerlo ¿ok?
gracias a tod@s por estar aquí en este agradable viaje, nos vemos.
Sulaco.
FINAL 2
La habitación era pequeña, pero estaba calentita de co*ones, que gusto…una cama de uno treinta y cinco con cabecera de madera vieja, un par de mesillas a los lados, una silla y un armario del año cascorro eran los únicos muebles a destacar, una puerta daba acceso al aseo, con una bañera vieja de porcelana con pies y grifería expuesta de cobre, no era muy amigo de los baños, prefería una simple y rápida ducha, pero hoy me metería un buen rato a remojo con mucho gusto, mis huesos me lo agradecerían, dejé que el agua caliente llenase la bañera y aproveché para ir quitándome la húmeda cordura y ponerla a secar cerca del viejo radiador de hierro colado que calentaba la habitación, después saqué de las maletas una muda limpia y ropa de civil y me fui a meterme en la bañera.
Me quedé por lo menos media hora a remojo, hasta que el agua se quedó tibia, me fumé un cigarrillo muy a gusto en la bañera y si me descuido un poco más me quedo frito.
Perezosamente me salí de la bañera y me sequé con una gran y suave toalla, me miré en el espejo tras pasar una mano sobre su superficie para quitarle el vaho, si, mejor me afeitaba para la ocasión.
Tras acabar, pasé al cuarto, saqué el equipaje de las maletas y me vestí con unos vaqueros una camiseta de magas y un polar, me calcé unas botas de trekking impermeables y me puse un corta vientos de Ktm, estaba listo.
Volví al salón, pero no había nadie, llamé en voz alta, no obtuve respuesta, me senté en un viejo sofá a esperar, no podían tardar mucho en venir. Me entretuve con el móvil, ya me había llegado el correo con el email seguro del coyote, y un montón de wasap de esos que te felicitan el año nuevo antes de que a las doce en punto se colapsen las redes.
Oí pasos acercándose y me volví, era ella, me puse en pie y la sonreí.
Llevaba unos leggins negros gruesos que calcaban sus bonitas piernas, unos botines negros cubrían sus pies con los calcetines asomando por la parte de arriba, un grueso jersey de lana de colorines que le llegaba a los muslos y un gorro de rayas negras y blancas calado hasta la frente, sus pelo negro caía por los lados, se quedó apoyada en una viga de madera y me miró un poco preocupada.
-¿Cómo me has encontrado…?-preguntó por fin.
-ni un hola...ni un ¿qué tal estas…?-me quejé en broma.
-hola Roberto-pintó media sonrisa en su preciosa cara-¿Qué tal estas?
-muy bien gracias…-respondí cortes- encantado de volver a verte de nuevo.
Me acerqué hasta ella, nos miramos como dos adolescentes con las hormonas a flor de piel, la besé.
No quería separarme nunca jamás de esos labios jóvenes, pero de mala gana lo tuve que hacer.
-tenemos que hablar…-rompí el hechizo- estas en un lio.
Ella bajó la cabeza avergonzada, se la tomé por la barbilla e hice que volviera a mirarme a la cara.
-tranquila…-traté de animarla- he venido a ayudarte, lo sé todo…no pasa nada…me da igual.
Se sonrojó, estaba nerviosa e incómoda, cambié de tema para no avergonzarla aún más.
-tengo que saber la verdad de lo que le ocurrió a tu compañera de piso…
-ahora no…por favor- me suplicó- he venido a buscarte para cenar, mis tíos nos esperan en su casa, esta noche, en tu habitación te lo contaré todo…pero ahora por favor disimula y tengamos una noche vieja feliz como todo el mundo, ellos no saben nada…ni quiero que se enteren.
Se lo concedí gustoso, tampoco quería liarme con aquello, en estos momentos solo quería disfrutar de su compañía, me lo había ganado.
No sabía que tendría tanta hambre, la tía de Eva era un gran cocinera y yo solo llevaba en el cuerpo los sándwiches del mediodía, ataqué los manjares con avidez, mariscos, pulpo…de todo y bien regado con deliciosos caldos de la tierra, una vez rompimos el hielo, al principio sus tíos recelaban un poco de mí, la cosa fue a mejor, y al ver a su sobrina relajada e incluso visiblemente más alegre que otros días en mi compañía, parecieron darme su bendición y pronto empezaron las bromas y me trataron como a un hijo.
Antes de que dieran las campanadas empezamos a darle al orujo, casero por supuesto, muy bueno para digerir todo lo que me había metido al cuerpo, vimos la retransmisión de la primera y tragamos las uvas como manda la tradición, en cuanto acabaron el tío de Eva se puso en pie y nos obligó a grandes voces a salir todos deprisa a la calle, me dejé el cortavientos en el respaldo de la silla, pero no sentí frio en absoluto al salir al exterior, aquel orujo era potente, mucho.
Había dejado de nevar y las estrellas brillaba como nunca en el cielo despejado, esperamos un poco los cuatro juntos en el porche, enseguida los fuegos artificiales surcaron la noche, venían de abajo, de la ciudad, era raro mirarlos sin tener que alzar el cuello, estallaban justo a la altura de mis pies, el ruido de las explosiones de la pólvora llegaba flojo y con un pequeño retraso, pero aun así fue un espectáculo grandioso.
Cuando terminaron, el tío de Eva cogía a su esposa y la dio un besazo en los morros, bien largo, debía ser otra tradición así que hice lo mismo con Eva, de no ser porque iba un poco cocido no me hubiese atrevido a hacerlo.
Ella me dejó hacer y me abrazó, fue muy romántico, casi de película, me costó una barbaridad soltarla, pero su tía ya llevaba un buen rato carraspeando a nuestra espalda.
Volvimos dentro y seguimos dándole al orujo, terminamos a las tantas, yo borracho como una cuba, jugando al dominó, me tuve que ir apoyando en Eva para poder llegar a mi habitación.
Una vez allí me dio un rápido beso y me dijo que volvería luego, en cuanto pudiese.
Sabía que como me descuidase lo más mínimo me quedaría frito, así que abrí la ventana de la habitación y saqué la cabeza al frio, revitalizante…
Me encendí el ultimo cigarrillo que me quedaba, lo disfruté en silencio, estaba feliz, por fin estaba a su lado…y parecía que ella sentía lo mismo que yo…feliz año nuevo Roberto.
Mis ojos captaron movimiento a lo lejos, sobre la nieve, casi fuera del alcance de mi vista, una pareja de lobos jugaba en la nieve, saltaban, daban vueltas el uno en torno al otro, se mordisqueaban el cuello sin maldad… ¿sería uno de ellos el que me trajo hasta aquí? Así lo deseé, ellos también parecían felices…feliz año nuevo…lobo.
Eva regresó largo rato después, hacía rato que había cerrado la ventana, el calor se escapaba muy deprisa de la habitación con ella abierta, la estaba esperando tumbado sobre la cama oyendo música, venía con un pijama de franela dos tallas mayor que la que ella usaría normalmente y enfundada en una horrible bata azul de guatiné, me seguía pareciendo preciosa, me hizo un gesto para que hablase bajito y cerró la puerta de la habitación tras ella.
Me quité los cascos y la animé a tumbarse conmigo.
-abre la cama…hace mucho frio- me pidió.
Me desvestí y me metí bajo unas suaves sabanas de pirineo en calzoncillos y camiseta, ella en pijama, nos tapamos hasta las orejas y no dijimos nada hasta entrar en calor, me di la vuelta y pegué mi cuerpo al suyo, ella se movió hasta que encajamos a la perfección, no me apetecía en ese momento hablar de sus problemas, así que me quedé callado abrazando aquel joven cuerpo hasta que el sueño me envolvió. Soñé con lobos.
Cuando me desperté a la mañana siguiente ya no estaba a mi lado, se habría ido antes de que sus tíos se enterasen de que pasó la noche aquí, la eché muchísimo de menos.
-2-
Me quedé un poco más retozando bajo las sabanas, pero pronto las ganas de volver a verla pudieron con la calidez de las sabanas, me puse en pie, me aseé un poco y me vestí, estaba bien lucido, el orujo casero no deja ni gota de resaca, salí a buscarla, volví a entrar, necesitaba coger otro paquete de tabaco de las maletas.
La encontré terminando de preparar el desayuno, sus tíos acabarían enseguida de ordeñar y arreglar el ganado, al saberme a solas con ella la cogí por detrás y levantándole el pelo la besé en el cuello, se estremeció, luego me apartó con un golpe de su lindo trasero.
-¿te ayudo en algo?-pregunté alegre.
-siéntate y estate con las manos quietecitas…-me reprendió picara.
Lo hice, estuve mirando cómo se manejaba por la cocina hasta que llegaron sus tíos, nos dimos los buenos días, se fueron a lavarse y al poco estábamos los cuatro desayunando como una familia feliz.
-¿no pensarías irte hoy…?-me dijo su tío entre bocado y bocado- hay una cuarta de nieve en el camino y esta noche a helado de lo lindo.
-no tengo ninguna prisa…-reconocí- estoy de vacaciones….
-¿hasta reyes…?-preguntó Eva.
-más, bastante más-no quise aclarar más.
-¿damos un paseo cuando acabemos de desayunar…?-dijo Eva.
-claro…-respondí gustoso- por cierto ¿sabéis que hay lobos por la zona?
-¡que va…!-me aseguró su tío convencido- hace años sí que rondaban, pero ya no quedan…molestaban al ganado, los cazaron a todos.
Cerré la boca, por mí que siguiese creyendo que no había, no quería que mi nuevo amigo acabase con un balazo en el cuerpo.
Terminamos de desayunar, recogimos la mesa entre todos y esperé fumando un cigarro y charlando con su tío a que Eva se pusiera ropa de abrigo y unas botas impermeables.
Salimos de la mano al camino, la nieve estaba helada pero solo la capa superior, los pies se hundían sin dificultad evitando que pudiéramos resbalar, nos alejamos de la casa, había llegado el momento de hablar en serio.
Me contó con vergüenza lo que yo ya sabía de cómo se ganaba la vida, no quise que entrase en detalles, me lo imaginaba perfectamente y no quería ni pensar en aquello, además lo único que me importaba era lo del asesinato de su compañera de piso, para tatar de sacarla del embrollo, recé para que no estuviese implicada de algún modo en ello.
Para mi alegría solo era una testigo accidental del suceso, me explicó que su compañera de piso también lo era de profesión, algo que ya suponía, pero que ella se especializaba en el sado, se ganaba muchísimo más dinero aún. Se movía en un submundo más exclusivo y oscuro que el suyo, fiestas privadas para gente de mucho dinero y poder, pasaba mucho tiempo fuera, nunca hablaba de ello, hacia su trabajo, cogía la pasta y cerraba el pico, estaba ahorrando para dejarlo en breve, quería volver a su ciudad y montar un negocio.
Un día la notó muy nerviosa, siempre estaba tranquila, hay que tener los nervios bien templados para dedicarse a lo que ella hacía, le preguntó más por cortesía que otra cosa si la ocurría algo, sabía que nunca hablaba de ello, pero para su sorpresa le contó lo que pasó la noche anterior en un chalet de las afueras.
Una reunión de las habituales, tres hombres, dos chicas, ella y otra, todo un arsenal de aparatos y juguetes para la ocasión, mucha cocaína y champan del caro, a uno de los hombres se le fue la mano, la otra chica acabó estrangulada, ella seguía atada desnuda a un potro, una discusión entre los hombres sobre qué hacer…ni hablar de policía, demasiado conocidos para verse envueltos en un escándalo como este, más dinero para que cerrase la boca o… ya te lo puedes imaginar.
Envalentonados aún por la coca dos quería cargársela también, el tercero no, mientras los otros dos seguían discutiendo y metiéndose el tercero la desata y la saca por una puerta trasera del chalet, le tira la ropa y le dice que corra.
Ella se esconde en el piso unos días sin atreverse a salir, Eva sigue con lo suyo, un día regresa al piso tras un servicio, entra como siempre, en silencio, están acostumbradas por sus extraños horarios de trabajo a no molestarse, oye voces, un grito de su amiga se corta en un desagradable y ronco gemido, asoma un poco la cabeza para ver como su compañera se desangra con el cuello cortado, evita gritar por los pelos, antes de salir andando de puntillas hacia atrás ve claramente al tipo grande y calvo sacando el cuchillo del cuello de su amiga con asco, el otro, un tipo con bigote, permanece impasible ante la carnicería.
La puerta hace ruido al cerrarse, oye voces en la casa y ella se quita los tacones y baja corriendo las escaleras, les lleva ventaja, pero antes de poder salir por el portal uno de ellos la puede ver un segundo desde el descansillo del primero, echa a correr por la calle descalza, no para hasta llegar a una parada de taxis cercana, logra coger uno antes de que los dos tipos le den alcance, luego solo puede desaparecer del mapa.
Empieza a llorar cuando termina, la atraigo hacia mí y la rodeo con mis brazos, no quiero decir nada, pero un amargo presentimiento se cierne sobre mi cabeza, no puedo evitarlo, tengo que saber más.
-un tipo alto, fuerte y calvo…por curiosidad… ¿se parecía al de las películas de transporter?
Se lo piensa unos segundos y asiente cada vez más convencida, y extrañada por la pregunta.
-y el otro tenia bigote…-le describo un poco a uno de los polis que me visitaron.
Vuelve a confirmar mis temores.
-creo que los tipos que viste cargarse a tú amiga son los maderos que vinieron a mi casa a interrogarme sobre ti…
-¿Qué puedo hacer….? ¿Polis…? Estoy bien jod*d*.
-no afirmo que lo fueran, solo se presentaron como tales…tendría que…-me callé.
-¿Qué…?-pregunta nerviosa.
La agarró sin miramientos del brazo y comienzo a andar de regreso a la casa.
-¿Qué haces…?-se queja sin dejar de andar.
-tengo que comprobar una cosa, volvamos a mi habitación.
-3-
Con la Tablet sobre las rodillas y Eva a mi lado espero ansioso a que el coyote de señales de vida…creo que he sido bien claro en el mensaje que le acababa de enviar.
La máscara del coyote vuelve a ocupar una vez más la pantalla, saluda con la mano.
-feliz año nuevo parejita….veo que has logrado encontrarla…enhorabuena tío…
-gracias por todo, sé que sin tu ayuda nunca lo hubiera conseguido…pero vuelvo a necesitarte, esto es serio…necesito que investigues algo por mi…y que sea rápido…
En vez de poner pegas me pide que vaya al grano. Lo hago, le muestro ante la cámara la tarjeta que me dio uno de los polis que me interrogó en mi casa, la tarjeta parece verdadera, pero no te puedes fiar.
-necesito saber si el dueño de esta tarjeta es realmente un policía, si lo es intenta encontrar una foto, tiene que ser o un tipo fuerte y calvo o uno con bigote, si no coincide con nada de lo que te he dicho no son maderos, son matones.
-pocos datos, un nombre y una comisaria de Madrid, mis gusanos van a tener que currar mucho, dame un rato, me pongo en contacto en cuanto sepa algo…chao.
-¿Quién era ese tío con una máscara del coyote en la cabeza…?-se atreve a preguntar una vez que la Tablet queda con la pantalla suspendida.
-ni pu*a idea…-tengo que reconocer- pero es el que me ha guiado hasta encontrarte.-bueno… ese y un lobo gris…
Me mira como si fuese un alíen del espacio exterior.
-en serio, no lo conozco de nada…para mí que es uno de esos hacker…estaba desesperado por localizarte…puse anuncios en los periódicos…pedí ayuda en los foros de motos…este tipo se presentó un buen día en la pantalla del ordenador de mi casa, me dijo que podía encontrarte…y lo hizo.
-¿Y el lobo…?-pregunta intrigada.
-nada…cosas mías, no te preocupes, no me creerías de todas formas…
-así que es cierto que me has buscado…-dice acercándose más a mí.
-desesperadamente…-reconozco antes de que sus labios tapen los míos.
Tuvimos tiempo suficiente para un buen rato de besos y caricias antes de que el coyote se presentase de nuevo sin avisar.
-déjala respirar un poco…-dice la voz electrónica.
-¿Qué has averiguado…?- pregunto ansioso.
-vale…vamos al lio…tengo una cara asociada a la tarjeta que me has dado, aparece el de bigotes en pantalla-¿es el que tú decías?
-si- le confirmo preocupado- es uno de los que vino a mi casa.
-es madero…-no hay duda.
-del otro… ¿sabes si también lo es…?
-bueno, no estoy seguro, he conseguido los nombres de todos los polis de esa comisaria, como el de bigotes es subinspector he supuesto que el otro también lo seria, o de rango similar, he reducido la busca solo a inspectores y subinspectores, he conseguid sus fotos… y que sea fuerte y calvo me han salido dos…
Aparecen dos fotos en pantalla.
-el de la derecha…-confirmo nada más ver su cara.
-pues ya lo tienes confirmado, los dos son maderos auténticos.
-muchas gracias Acme…- sueno bastante preocupado.
-venga Roberto…yo creía que me lo ibas a poner un poco más difícil…no pensaras que me iba a conformar solo con averiguar si eran o no maderos…subestimas a mis gusanos…pobrecitos…con lo que han currado…
-¿tienes algo más…?-pregunto esperanzado.
-un poco…-se hace el interesante.
-empieza…-le apresuro.
-tus chicos malos son pluriempleados, también están en nómina de una compañía de seguridad privada de las caras, cuyo dueño es…-un pez gordo de la política española.
Eva y yo nos miramos, la primera pieza del puzle encaja, luego las demás, van todas seguidas.
-¿os dice algo?- se interesa.
-mucho…pero mejor que no te enredes en este asunto, es muy feo.
Protesta, pero soy inflexible.
-bueno…ahora las malas noticias-continua diciendo- he localizado su rastro electrónico en los mismos sitios que localicé a Eva cuando uso su tarjeta de crédito, no se esconden precisamente, algunas horas o días más tarde que estuviese ella…le siguen el rastro, esta clarísimo.
Era algo que me temía, menos mal que no la había conseguido pillar.
-si la siguen y saben que te relacionabas con ella puede que a ti también te tengan localizado, por el móvil, es fácil, además ellos son polis y pueden hacerlo legalmente… ¿Cuánto tiempo llevas sin moverte de sitio? Yo apagaría el móvil y saldría a toda ostia de allí…
El estómago se me hace un nudo.
-…puede que ayer salieran de borrachera y que hoy estén durmiendo la mona…o que les tengas más cerca de lo que te piensas…yo me largaría…por si acaso….¡ya!
Acme tenía razón, podían estar aquí mismo…y seria yo el culpable de guiarlos hasta Eva.
Me despido apresuradamente de él, apago la Tablet y el móvil, me asomo a la ventana…Eva sigue sentada asustada, no más que yo.
-nos tenemos que largar…-me atrevo a sugerir.
-no podemos…la nieve…-indica ella.
-esto es una granja por Dios…tu tío tiene que tener un tractor con pala…puede abrirnos el camino hasta la carretera…
Asiente esperanzada.
-vale… habla con él, cuéntale lo que te dé la gana pero que nos abra el paso, yo iré a preparar la moto…
-no tengo casco ni nada de moto aquí…-responde contrariada.
-¿nos pueden prestar un coche?-me desespero.
-hay un viejo land rover que usan por la granja…pero está hecho polvo y no tiene ni seguro ni nada desde hacer años…
-nos vale…hay que salir de aquí como sea y cuanto antes…vamos te acompaño a hablar con tu tío.
-4-
A base de mentiras conseguimos que nos despejase el camino y que nos prestase aquel cacharro que se caía a pedazos, le contamos que mi hermana había tenido un accidente de coche esta madrugada y que necesitaba acudir urgentemente al hospital, Eva vendría conmigo para traer el coche de vuelta en cuanto me dejase en la estación de tren, quiso que nos llevásemos su coche, un Navara, pero no queríamos arriesgarnos a tener ningún accidente con él y dejarlos sin coche, mejor el land rover que si pasaba algo no valía nada. Se puso a la tarea de inmediato y nosotros fuimos a recoger mis cosas, Eva tendría que ir con lo puesto, si se llevase equipaje sospecharían.
No quería dejarlos así a escondidas, pero le prometí que en cuanto estuviésemos a salvo los llamaríamos y se lo contaríamos todo, además, volveríamos, no pensaba dejar la ktm aquí.
El land rover estaba lleno de mi*rda, olía a demonios allí dentro, era el modelo corto, el techo de lona estaba rajado por mil sitios y entraba un frio de co*ones por las aberturas, la calefacción no podía compensar la entrada de tanto aire frio, sería mejor que no lloviese ni nevase, no tenía limpia parabrisas, solo las varillas de metal que los portaban, le faltaba el retrovisor del conductor, iba con la cordura de la moto puesta, Eva enfundada en un grueso abrigo y con una manta sobre las piernas permanecía callada a mi lado. Por lo menos el motor sonaba redondo, funcionaba la doble tracción y teníamos tres cuartos de depósito. Estábamos en marcha, era lo único que importaba ahora.
No nos cruzamos con ningún coche por la carretera de montaña, era la mañana de año nuevo, la gente estaría en casita, durmiendo o resacosa, mejor, ya que aunque los quitanieves habían pasado esta mañana, quedaba una fina capa medio helada que hacía que el coche se fuese hacia todos los lados a la que me descuidaba, necesitaba tener la carretera para mi solito.
Conseguimos llegar a la ciudad sin contratiempos, dejamos el coche en el parking de la estación y escondimos las llaves en un hueco del asiento, entramos al edificio y sacamos en taquilla un billete para el primer tren que partiese de allí, el de León, en veinte minutos.
No conseguí respirar tranquilo hasta que el tren partió sin novedad. Pudimos bajarnos en alguna pequeña ciudad del trayecto, pero decidimos hacerlo en León, era una ciudad importante, tendría hoteles libres, comercios para que Eva pudiese comprar ropa y sobre todo, tiendas de alquiler de coches, nos iba a hacer falta uno.
El tren también iba casi vacío, tanto que disponíamos de todo el vagón para los dos, no teníamos muy buena pinta, yo vestido de moto y Eva con lo que se puso para estar por casa esta mañana, apenas hablamos durante el trayecto, Eva me preguntó qué haríamos a continuación y me limité a tranquilizarla lo mejor que pude, yo no lo tenía tampoco muy claro, pero algo se me ocurriría, tuve mucho tiempo para pensarlo, tardamos horas en llegar, Eva acabó durmiéndose apoyada en mi hombro y yo vi la mi*rda de película que pusieron.
Nada más llegar a león, cogimos un taxi en la misma estación y le pedí que nos llevase a un hotel cualquiera del centro.
Al registrarnos tuvimos que identificarnos, si nos estaban siguiendo se lo estábamos poniendo a huevo, pero no podíamos pasar la noche en la calle, debíamos arriesgarnos, solo por esta vez. La recepcionista no pudo evitar poner cara de desagrado al atendernos, debíamos parecer delincuentes comunes, pero mi dinero era tan válido como el de cualquiera, se tendría que jod*r.
Dejé a Eva en la ducha, yo me puse ropa normal y salí de compras, en año nuevo por la tarde, lo único que encontré fue un chino abierto, tenia de todo, pude comprarla ropa interior, un pijama, un chándal de imitación, unos playeros y artículos de aseo, se tendría que apañar con esto hasta mañana que abriesen las tiendas de verdad. Regresé al hotel.
Ella estaba sentada en la silla del escritorio de la habitación con la mirada perdida no sé dónde, casi no se percató de que había vuelto.
-te traigo de todo…-me anuncié.
Levantó la mirada y consiguió fingir una sonrisa, me dio una pena terrible.
-anda, ¿Por qué no te pones ropa limpia y llamas a tus tíos mientras me doy una ducha?
-de acuerdo...-tendió su mano hacia las bolsas que portaba.
Me arrodille frente a ella y le cogí de las manos.
-todo va a salir bien…-le prometí.
Me devolvió otra de aquellas sonrisas fingidas, no supe que añadir.
Más tarde pedimos que nos subiesen algo de cena a la habitación, comimos con pocas ganas y enseguida Eva se metió en la cama, la seguí, pero no tenía nada de sueño, debía pensar cómo salir de esta, no lo tenía nada claro.
Eva se quedó enseguida dormida, que guapa estaba, me quedé largo rato mirándola, la quería a mi lado para siempre, ni se me pasaba por la cabeza dejarla irse otra vez, así que seguí buscando una salida, pero me venció antes el sueño.
A la mañana siguiente Eva seguía apagada y triste, intenté animarla de mil formas, pero no hubo manera, temí que se rindiera y eligiese de nuevo la opción fácil…largarse.
-se me ha ocurrido una idea…- la miré a ver su reacción- he pensado en llamar al abogado de mi familia, contarle lo que nos está pasando a ver si se le ocurre una forma legal de solucionar el asunto, ¿te parece bien que lo intente?
Se encogió de hombros como respuesta, lo tomé como un sí.
Lo hice inmediatamente, milagrosamente estaba en el despacho, no las tenía todas conmigo de encontrarlo, después de la felicitación de año nuevo de rigor y los pertinentes saludos, le puse al corriente de todo y le pedí que me orientase.
Tras una larga conversación en la que Eva permaneció inmóvil sentada sobre la cama desecha, mi abogado me dio una posible solución, me dijo que me pondría en contacto con un colega suyo experto en derecho penal para que nos asesorase y nos representase ante las autoridades, le di las gracias de corazón y colgué. A continuación se lo expliqué a Eva, pareció animarse un poco.
-debemos ponernos en marcha, tenemos que salir a comprarte ropa y alquilaremos un coche, en cuanto el abogado se ponga en contacto con nosotros quiero ir a verlo cuanto antes.
Se puso la ropa del chino y bajamos a desayunar a la cafetería del hotel, pregunté en recepción donde podría alquilar un coche y ellos mismo hicieron los tramites, volví a dejar nuestras huellas electrónicas al pagar el alquiler con la visa, en media hora tendría a la puerta un seat Ibiza diésel a mi disposición, podría devolverlo en cualquier ciudad en el que la empresa de alquiler tuviese sucursal. Esperamos tomando otro café a que llegara el Ibiza y cuando lo tuvimos subimos a recoger nuestras cosas y pagué el hotel, lo montamos todo en el maletero y nos fuimos.
Estuvimos de compras por el centro, por lo menos logré que se animase un poco probándose trapitos, si algo jode de verdad a un hombre es ir de compras con una mujer, pero yo lo disfruté como un niño en disneyland, cada sonrisa que se le escapaba de la boca iluminaba mi día. Lo único que me preocupaba era que en cada tienda que comprábamos dejábamos nuestra huella, si aquellos cabr*nes estaba de caza se lo estábamos poniendo a huevo, para ponérselo un poco más difícil me pasé por un cajero y saqué el máximo permitido en efectivo.
Se acercaba la hora de comer y le propuse hacerlo, aceptó de buen humor, buscaríamos algún restaurante por aquí cerca, entonces sonó mi teléfono, número desconocido, descolgué y era el abogado amigo del mío, me pidió que le contase el asunto y se lo resumí lo mejor que pude, tras pensárselo un rato me pidió vernos, le dije que cuando el dispusiese, esta tarde, en su despacho, En Valladolid, no quedaba demasiado lejos, pero tendríamos que comer en marcha.
-5-
Llegamos casi veinte minutos tarde a la cita porque me perdí en las calles, no conocía Valladolid y el Ibiza no llevaba navegador. Antes de llamar a la puerta del despacho miré a Eva.
-¿estas lista…?-le pregunté.
-no…pero tengo que hacerlo…-se quejó resignada.
Agarré fuerte su mano y con la otra libre pulse el timbre.
Nos recibió el hombre con el que había hablado por teléfono, reconocía su voz, un sesentón vestido de traje oscuro y el pelo canoso engominado y pegado al cráneo.
Nos saludó amablemente y nos hizo pasar a su despacho, en el cual, había otras cuatro personas, me asusté y me detuve en el umbral, estaba dispuesto a salir corriendo, se me debió notar, ya que rápidamente el abogado tomó la palabra.
-tranquilos chicos…-dijo pausado- os presentaré.
Eva me miraba intranquila y a mí el corazón me iba a mil, seguí quieto sin entrar.
-esta es la magistrada Uribe, titular del juzgado número dos de Valladolid…y una amiga personal dicho sea de paso.
La mujer de unos cincuenta y de gesto serio inclinó la cabeza a modo de saludo.
-a su lado esta Elvira, la secretaria judicial…y esos dos caballeros tan fornidos son policías judiciales…no os asustéis por favor…están aquí para ayudaros.
¿Una jueza…policías…? ¿En qué clase de encerrona nos habían metido?
La jueza se levantó del sillón donde había permanecido sentada y se acercó a nosotros despacio.
-os parecerá una situación extraña…de hecho esto tendríamos que hacerlo en los juzgados, pero mi buen amigo Pablo me pidió el favor y aquí estamos…
-¿para qué…?-logré articular.
-para tomaros declaración oficial…por supuesto-añadió como si fuese lo más normal del mundo.
Creo que Eva y yo suspiramos de alivio a la vez.
-será mejor que empecemos en cuanto Elvira esté lista…-la señalo mientras esta sacaba sus bártulos, una pequeña grabadora digital y un bloc de notas, al poco hizo una señal de que todo estaba lista.
-sentaros por favor…-nos pidió la jueza.
Miramos acobardados al abogado, este nos hizo un gesto tranquilizador y nos señaló donde hacerlo.
-bien… comencemos pues…-empezó la jueza- en Valladolid…a dos de enero de…-a continuación vinieron una serie de legalismos propios de su oficio y cuando acabó miró dulcemente a Eva y la animó a empezar.
Empezó insegura y a trompicones, pero pronto cogió ritmo y se lanzó a contarlo todo rápidamente, la jueza le interrumpía de vez en cuando para aclarar algún punto en concreto y la dejaba seguir de nuevo, yo permanecí en silencio durante todo el rato, y no abrí la boca hasta que me tocó declarar a mí.
Poco pude aclarar, solo pude contar lo de la visita de los policías a mi domicilio y de paso le entregué su tarjeta de visitas a la jueza, no quise decir que sabíamos que trabajaban también para un político importante para no comprometer a Acme, si sabía hacer su trabajo lo averiguaría por si sola.
Cuando terminamos de declarar, la jueza nos hizo otra larga serie de preguntas para corroborar la historia, debió quedar satisfecha, ya que no nos pudo pillar en ningún renuncio, toda la historia era cierta. Mantuvo una conversación aparte con la pareja de policías judiciales, esperamos en silencio. Por fin regresó frente a nosotros.
-chicos…Pablo…-intervino por fin- la historia parece veraz…pero no tenemos absolutamente ninguna prueba fehaciente que implique a ese par de policías, esta demostrada la muerte de la compañera de piso de la chica…pero de la otra mujer muerta, la de la fiesta privada no hay ninguna noticia…me temo que la situación es bastante delicada.
-¿Qué puedes hacer por ellos…?-le pidió nuestro abogado.
-si te digo la verdad…muy poco de momento, ahora tendremos que realizar nuestra propia investigación, si encontramos pruebas no dudes que acabaran entre rejas, pero de momento a efectos legales están totalmente limpios…
-¿y qué haremos nosotros…? ¿Y si la encuentran antes de que hagas tú trabajo?- dije furioso.
La jueza se puso seria, no estaba acostumbrada a ese tipo de falta de respeto, el abogado posó su mano sobre mi hombro para calmarme, y se disculpó en mi nombre.
-he dicho muy poco…no nada…-me respondió muy tiesa y seria- por el momento he tomado como cierta vuestra loca historia…que no es poco…y voy a ordenar una investigación a mis agentes…que ya es bastante…y por ultimo voy a ofrecer a Eva un piso seguro con custodia policial durante lo que dure el proceso…
-¿y yo que…?-protesté tímidamente.
-de momento a por ti no es a por quien van, volverás a tu casa y harás vida normal hasta que logremos averiguar qué ocurre realmente y podamos actuar legalmente contra ellos… ¿está claro?
-¿Podre verla…?-dije estúpidamente, ni se molestó en responder.
-Eva… ¿estas dispuesta?-le preguntó la jueza.
Me miró con pesar y asintió, acababa de perderla de nuevo.
-pues no hay nada más que hablar, Eva…estos policías se harán cargo de ti desde este momento, no temas, puedes confiar en ellos, cuidaran de ti.
Los agentes cobraron vida de repente y ante mis ojos se llevaron a Eva…estaba tan alucinado que ni me despedí de ella, solo cruzamos una mirada cuando dejaba el despacho entre los dos policías.
La jueza se despidió de nosotros y tras esperar a que la secretaria recogiese de nuevo se fueron juntas, me quedé allí sentado junto al abogado.
-¿Qué hago ahora?-le pregunté atontado.
- lo que te ha dicho la jueza Uribe, vuelve a casa, estate tranquilo, la conozco hace años, es un auténtico sabueso, si detecta una pista no parara hasta capturar la presa, habéis tenido mucha suerte de que haya accedido a hacer esto…mucha suerte.
-¿Cuánto va a durar…?-le interrogué.
-quien sabe…debes tener paciencia y no hacer estupideces, deja que los profesionales se encarguen, mantente al margen, y reza para que acabe cuanto antes.
-Pablo…- no pude contenerme- hay algo que no le conté a la jueza y que puede ayudar…
-pues ha sido una verdadera estupidez por tu parte no haberlo hecho…-me reprendió.
-es que no puedo contar de donde he sacado la información…-me excuse.
-cuéntamelo y se lo hare saber…pero no vuelvas a hacerlo de nuevo, recuerda que estamos intentando ayudaros.
Le conté lo que me había callado.
-interesante…-se pasó la mano por la barbilla- esto ayuda tanto como complica la cosa…pero es un buen punto de partida para la investigación, llamaré enseguida a la jueza para contárselo.
-6-
Regresé a mi casa, antes de hacerlo me encargué de poner en orden el desastre que habíamos creado en nuestra huida, llevé el coche alquilado a Galicia, lo dejé en una delegación que no quedaba lejos de la ciudad donde tomamos el tren, de allí tras tomar un bus de línea y un taxi, volví a donde dejamos aparcado el destartalado land rover de los tíos de Eva, se lo devolví y tras explicarles la verdad mientras comíamos, costó mucho hacer que me creyeran, recuperé mi ktm y volví a casa, me llevo dos días, pero por lo menos me mantuvo lo suficiente ocupado como para no pensar demasiado en que de nuevo estaba solo.
Sin nada que hacer los días se me hacían eternos, lo único que rompía la monotonía eran las constantes llamadas amenazantes de Virginia, exigiéndome que firmase el contrato para la película o acabaría por revelar mi identidad a los medios de comunicación para que tuvieran carnaza para una buena temporada con mis huesos, al final acepté, con dos condiciones, mantendría cerrada su pu*a boca y yo me desentendería totalmente del asunto, lo único que quería de aquello era el dinero. Aceptó encantada, así que tuve que hacer otro viaje relámpago a la capital a firmar el contrato y recoger mi cheque, esta vez no follamos.
Aproveche aquel tiempo de espera para arreglar otro asunto, Ela, desde que la puse en el wasap aquel indeterminado “tal vez” ni me había acordado de ella, era un buen momento para aclarar las cosas, después de ver su entrevista en la televisión reconozco que ya no la odiaba tanto como antes, podía dejar este asunto zanjado de una vez por todas y seguir con mi vida sin taras, le envié un wasap pidiendo hablar con ella.
Me contestó al cabo de unos minutos con una llamada, se mostró alegre de que por fin quisiera hablar con ella, dijo que estaba fuera del país rodando una campaña publicitaria para una conocida marca de cosméticos, me invitó a pasar unos días con ella, me excuse alegando estar muy ocupado, la semana próxima tenía unos días libres, pensaba pasarlos en Mallorca, en casa de unos amigos, me rogó que nos viéramos allí, era un sitio tranquilo y discreto donde podríamos hablar sin ser molestados por periodistas ni fotógrafos, no me apetecía mucho la idea, pero tampoco tenía otra cosa que hacer salvo seguir esperando noticas que nunca llegaba de Eva, así que acepté, sacaría de nuevo la ktm a pasear, le pedí que me enviase la dirección de la casa y nos despedimos.
Estuve ocupado preparando la moto para el viaje, reservé un hotel en las islas, visité a mis padres para avisarle de que nuevo me largaba unos días y por ultimo me puse en contacto de nuevo con pablo, el abogado de Valladolid para que me diera noticias.
Nada nuevo, la investigación seguía su curso y de Eva tampoco podía contarme mucho, solo lo que la jueza le contaba a él, que estaba tranquila y a salvo, como hasta ahora.
De nuevo en la carretera, haciendo kilómetros sin disfrutarlos, fui hasta Barcelona, hice una visita muy corta a mi hermana y mi cuñado y por la noche monté la moto en un ferri hasta las isla, nada que destacar, salvo que me mareo en los barcos y que los asientos para los que viajamos sin camarote son una porquería y no hay dios que descanse en ellos.
Por lo menos me recibió un clima agradable para ser enero, dejé el puerto y puse rumbo a mi hotel, estaba en Manacor, así que tenía unos cincuenta kilómetros por delante, tenía un día entero para mí solo antes de la cita con Ela, y quería hacerme la sierra de tramuntana, había oído hablas de sus tramos de curvas en foros y hasta me bajé una ruta para el GPS.
La verdad es que disfruté mucho aquel día, bonitas calas solitarias, pueblos con encanto y sobre todo muchas curvas y poco tráfico, me imaginaba que en pleno verano no hubiese podido disfrutarlas tan a gusto. Llegué cansado al anochecer, cené en el mismo restaurante del hotel y dormí como un tronco hasta la mañana siguiente.
-7-
Una estrecha carretera que bordeaba la costa y transcurría entre zonas arboladas me llevó hasta lo alto de una pequeña loma que acababa frente al mar, solo había una construcción en la zona, así que no podía equivocarme, la rodeaba un alto muro de piedra, me detuve frente a una verja de hierro forjado, una cámara de vigilancia me enfocó, y una voz a través de un altavoz oculto me pidió que me identificase, un poco molesto me quité el casco y di mi nombre, finalmente la verja se abrió y tras colgarme el casco en el codo metí primera y enfilé un camino de losas que llevaba hasta un moderno edificio de cristal y acero frente al acantilado.
Ela salió a la puerta a esperarme mientras conducía despacio hacia la casa, detuve la moto frente a ella y me bajé, dejé el casco colgado del retrovisor.
Vestía unos vaqueros usados y un jersey fino, llevaba el pelo suelto y ni gota de maquillaje, por un momento la vi tal y como cuando tenía veinte años y estábamos juntos, fue solo un instante, pero tuve que tragar saliva, la cabeza me seguía jugando malas pasadas de vez en cuando.
Se acercó a mí con una gran sonrisa y se permitió darme un largo abrazo.
-me alegro tanto de verte…-pareció sincera.
No supe que decir, me limité a sonreír débilmente.
-vamos dentro… ¿te apetece tomar algo?
-un café sería estupendo.
-con leche ¿verdad?-se acordaba aún.
-claro…
Entramos dentro de la lujosa edificación, era impresionante por dentro, techos altos, todas las paredes de cristal, muebles de diseño…aquello debía costar un pastizal, seguí a Ela hasta una enorme cocina igual que las de las películas americanas, me dijo que la esperase en la terraza señalándome una gran puerta de cristal corrediza, ella saldría enseguida con los cafés.
Me recibió una piscina infinita que se fundía con el mar por el borde, impresionante…a la derecha había una gran pérgola con mesas, sillas y sofás de mimbre con cojines de tela blancos, había gente, que se quedaron mirándome interesados, no les hice ni caso y caminé por el borde de la piscina hasta el acantilado, bonita vista, a ver si llegaba ya Ela, tanta gente mirándome me incomodaba la ostia.
-ven…sentémonos-dijo por fin a mi espalda.
Tuvo la delicadeza de escoger una mesa un poco apartada, aun así podía notar varios pares de ojos clavándose en mi cogote, noté que se tensaban mis nervios.
-tranquilo…-debió adivinar mi estado Ela- son amigos, no molestaran, solo sienten un poco de curiosidad por ti, es normal.
-me molestan…-dije seco.
-si quieres vamos dentro….-se ofreció.
Negué con la cabeza, mejor así, acabaríamos antes.
Tomamos el café en silencio, mirándonos a los ojos de vez en cuando furtivamente, pero sin abrir la boca.
-te recordaba más hablador…-rompió el hielo.
-eran otros tiempos…-repliqué irónico- cuando todo iba bien.
Torció el gesto.
-lo siento mucho…
-lo sé…te vi en la tele el otro día.
-quería decírtelo personalmente, llevo años pensando hacerlo, pero no me atreví y al final estallé…
No dije nada.
-todos estos años mi hermana me ha contado lo que has pasado y me siento culpable…te he hecho mucho daño…estuve tantas veces a punto de llamarte…
Me encendí un cigarro y permanecí mudo, estaba disfrutando del momento, un poco de música de fondo y ya sería perfecto.
-me podría pasar horas pidiéndote disculpas por lo que hice y así lo hare si hace falta…pero por favor dime algo…no te quedes así.
-tarde…-dije exhalando el humo-demasiado tarde para las disculpas…
Se puso blanca, empezó a temblar ligeramente.
-no son necesarias…estoy bien, en serio.
- te dejé tirado…-volvió a la carga.
-sí, me acuerdo perfectamente, estaba allí.
Estaba claro que aquello iba a convertirse en un diálogo de besugos así que lo mejor era ponerle punto final y salir de allí cuanto antes.
-Estela…-usé su verdadero nombre- no he venido para que te disculpes, sino para cerrar este capítulo de mi vida de una pu*a vez, solo quiero que sepas que no te odio, que puedes seguir con tú vida sin que te remuerda la conciencia, yo estoy rehaciendo la mía, cada uno a lo suyo, nos queda mucho por delante espero, quiero que si alguna otra vez nos cruzamos por ahí podamos pararnos a tomar una cerveza y contarnos que tal nos ha ido sin acordarnos de lo que nos pasó ¿te parece bien? Es lo mejor que puedo ofrecerte…
-gracias…-respondió por fin, asunto arreglado.
Charlamos un rato de trivialidades, me pareció prudente quedarme un poco más por cortesía, me contó anécdotas de Hollywood visiblemente más relajada, hasta me divertí escuchándola, no voy a negarlo, sin embargo ya era hora de salir de allí.
Se despidió de mí con un largo abrazo, parecía que no quería soltarme, la acaricie el pelo para que reaccionase, se me tiró a los morros, un beso de despedida no se le puede negar a nadie, pero sin lengua.
Salí de allí con la sensación de haberme quitado cien kilos de peso en la espalda, creo que hasta respiraba mejor, ella no acabó igual, ya que pude ver unos gruesos lagrimones corriendo por su cara cuando arranqué la moto para irme, se le pasaría.
-8-
Tuve que esperar casi dos meses más hasta que por fin tuve noticias, de la desesperación había pasado ya un estado de apatía absoluta, hacia mi vida como un autómata, comer, dormir, fumar, sin sacarle gusto a nada.
A este paso iba a dar en loco de nuevo.
Pablo llamó una mañana temprano, me dijo que habían descubierto los trapos sucios de la pareja de polis, pero que no era suficiente para asegurarse de que les caía una buena condena, la jueza Uribe quería tenderles una trampa, querían mi colaboración, lo que fuese con tal de acabar de una vez, fue mi respuesta.
El plan era sencillo, querían que Eva viniese a mi casa y que yo avisase a los policías de que estaba aquí, previamente, se harían circular informaciones de que una testigo del asesinato de una prostituta de lujo huida había decidido colaborar con la policía, si no eran imbéc*les y sabían sumar dos más dos sabrían que se referían a Eva y vendrían a por ella a mi casa.
Por supuesto que mi casa estaría llena de polis buenos con grandes pistolas para protegernos.
Solo por poder verla de nuevo ya merecía la pena participar.
Llegó en un taxi acompañada de un policía de paisano, en cuanto entró en la casa nos fundimos en un abrazo y un beso como los de las películas, el poli nos dejó a solas un rato para que nos pusiésemos al día, la notaba un poco más pálida y yo le parecí mucho más delgado, demasiado, matizó, le prometí que me dejaría cebar por ella hasta reventar cuando por fin pudiésemos estar juntos.
A lo largo del día se presentaron seis policías más, espaciadamente para no llamar la atención del vecindario, me aseguraron de que fuera de la casa repartidos por el barrio habría muchos más. Antes de que oscureciera me pidieron que hiciese la llamada, teniendo en cuenta desde donde vendrían, preferían que llegasen de madrugada a mi casa, si las cosa se complicaban el riesgo de que algún vecino resultase herido se reducía drásticamente me explicaron profesionalmente.
Nos dejaron cenar tranquilamente a solas mientras ellos lo hicieron en el garaje, donde habían montado su pequeño centro de operaciones, me daban ganas de desnudarla allí mismo y por las miradas que me lanzaba, ella quizás pensase exactamente lo mismo, pero con seis maderos dentro de casa no era plan, pero en cuanto se largasen…
Sobre las doce de la noche se pusieron en prealerta, a partir de aquella hora podrían presentarse en cualquier momento, nos enviaron a salón y nos ordenaron permanecer allí con la luz encendida para que se nos pudiese ver desde el exterior de la casa sin demasiado esfuerzo, me preocupó que utilizasen un fusil de largo alcance, me tranquilizaron asegurándome que el exterior estaba fuertemente vigilado y en caso de intentarlo sería lo último que harían, aun así me sentiría más tranquilo si Eva llevase un chaleco antibalas, me dijeron que dejase de ver películas americanas.
La señal de que estaban aquí sería un mensaje de wasap con un tono especifico que habíamos elegido durante la tarde, si llamaban a la puerta debía tratar de disimular y llevarlos hasta Eva con la mayor naturalidad posible, en cuanto intentasen llevársela de mi casa o hiciesen el menor gesto de tratar de hacerla daño aquí mismo, intervendrían, como en las películas.
Recuerdo estar sentados tiesos como estatuas, apretándonos la mano tan fuerte que se me durmieron los dedos, con la mirada fija en la pantalla del televisor, sin prestar la mínima atención a lo que se proyectaba en ella, podían salir mal tantas cosas…si después de aquella odisea dejaban que le ocurriese algo a Eva los mataría con mis propias manos a todos, buenos y malos incluidos, me fumé medio paquete, Eva estaba mucho más tranquila que yo y de vez en cuando me susurra cosas que no pienso contar aquí para que me animase.
Por fin el wasap sonó y casi me da un infarto, estaban aquí, casi sin respirar empecé a contar los segundos, a los trece, mala señal, sonó el timbre, respiré hondo y tras un último apretón de manos me dirigí a la puerta, me tomé un par de segundos para intentar parecer calmado y abrí.
El bigotes me apuntaba al pecho con una pistola muy grande y el otro me hacia el gesto de que permaneciese con la boca cerrada, empezábamos de pu*a madre, el bigotes empujó mi cuerpo con la pistola para que les dejase entrar, se quedó conmigo en el pasillo de entrada encañonándome, su compi entró en silencio a por Eva, desenfundó su arma, no sabía si gritar para avisarla y darla tiempo a huir o seguir el plan, cerré los ojos.
Jamás en mi vida volveré a dudar de la eficacia de nuestras fuerzas de seguridad, cuando volví a abrir los ojos vi como un par de polis venían en silencio desde la calle, la puerta permanecía abierta de par en par, cuando estuvieron justo detrás de mí captor me atreví a mirarle a la cara y decirle: “te vas a cagar” antes de que se le echasen encima y lo encañonasen en la nuca con dos armas, al instante supo que no tenía nada que hacer y levantó las manos dejando por fin de apuntarme, en cuanto me vi libre salí como alma que lleva el diablo hacia el salón, para encontrarme con una escena bastante similar, el fuertote estaba en el suelo de mi salón rodeado de polis buenos que ya le habían inmovilizado las manos y piernas con fuertes bridas de plástico, uno le pisaba literalmente la cabeza para que no se moviese.
Ni un ruido, ni un tiro, eficacia total, por fin se había terminado todo.
Desaparecieron tan silenciosamente como habían llegado, pudimos ver cómo les metían en volandas y con total discreción en la parte trasera de una Volkswagen transporter sin ventanillas traseras, luego recogieron todo su equipo de mi garaje y se despidieron tras citarnos a la mañana siguiente en comisaría para declarar.
Cerré con llave y cogí a Eva, la señalé con los ojos las escaleras, sonrió traviesa y no me hizo esperar. Os podéis imaginar lo bien que lo pasamos.
Aún nos quedaba pendiente el juicio, pero iba para largo, podían pasar años, no pensaba perder ni un minuto más esperando, había llegado la hora de emprender el viaje que tanto tiempo llevaba planeando, hacerlo en compañía de la mujer que amaba era mucho más de lo que nunca pude desear, fue como si el de arriba se despertase un buen día y pensase…bueno a este chaval ya lo he puteado bastante, voy a dejar que goce un rato…
Podría seguir contando todo lo que nos pasó durante aquel viaje inolvidable pero como decían en una peli….eso es otra historia.
FIN