VICTORY VISION
Moderador: Chichu
- barbajavi
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#1 VICTORY VISION
El motor de 1634cc (100 pulgadas cúbicas) que produce 92 hp y una caja de 6 velocidades desarrollado por la compañía bajo el nombre de Freedom.
Ficha técnica
Motor: 4 tiempos V-Twin
Sistema de enfriamiento: Aire-Aceite
Desplazamiento: 1731cc
Carrera de diámetro: 101 x 108 mm
Compresión: 9.1:4
Válvulas: 4 por cilindro
Sistema de Inyección: Electrónica
Deposito: 22.7 litros + 3.8 reserva
Deposito aceite: 4.75 litros
Batería: 12 voltios
Embrague: Multiplato mojado
Transmisión: 6 Velocidades
Suspensión Delantera: 43mm
Suspensión Trasera: 120 mm
Freno Delantero: 2 discos de 300 mm y 3 pistones
Freno Trasero: 1 disco de 300mm y 2 pistones
Rueda Delantera: 130/ 70/18
Rueda Trasera: 180/60/16
No me gusta demasiado y hay un dato que no me cuadra, la cilindrada. Si el motor tiene 1.634 cc, por que pone en la ficha técnica 1.731.
SALUDos
Ficha técnica
Motor: 4 tiempos V-Twin
Sistema de enfriamiento: Aire-Aceite
Desplazamiento: 1731cc
Carrera de diámetro: 101 x 108 mm
Compresión: 9.1:4
Válvulas: 4 por cilindro
Sistema de Inyección: Electrónica
Deposito: 22.7 litros + 3.8 reserva
Deposito aceite: 4.75 litros
Batería: 12 voltios
Embrague: Multiplato mojado
Transmisión: 6 Velocidades
Suspensión Delantera: 43mm
Suspensión Trasera: 120 mm
Freno Delantero: 2 discos de 300 mm y 3 pistones
Freno Trasero: 1 disco de 300mm y 2 pistones
Rueda Delantera: 130/ 70/18
Rueda Trasera: 180/60/16
No me gusta demasiado y hay un dato que no me cuadra, la cilindrada. Si el motor tiene 1.634 cc, por que pone en la ficha técnica 1.731.
SALUDos
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- V.I.P.
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#2 Re: VICTORY VISION
a mi me gusta mucho..........rompe un poco con las lineas generales de diseño actual
- Madreña Veloz
- V.I.P.
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#3 Re: VICTORY VISION
A mi tampoco me agrada mucho.
La parte delantera no está mal, pero la zaga no mola nada.
La parte delantera no está mal, pero la zaga no mola nada.
Tu moto mola más a 90 que a 200. Salud.
- Chichu
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#4 Re: VICTORY VISION
No me veo en una "nave" de esas, no... me parecen gigantescas y pesan demasié...
VStrom 800 - 2024... La Niña...
- eq32
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#5 Re: VICTORY VISION
El dato en la ficha técnica que pones es correcto. 1.731 son 108 pulgadas, que corresponde +/- con el diametro por carrera de 101x108.barbajavi escribió:...
No me gusta demasiado y hay un dato que no me cuadra, la cilindrada. Si el motor tiene 1.634 cc, por que pone en la ficha técnica 1.731.
SALUDos
1.634cc deben ser +/- 102 pulgadas.
Perdón, error en el cálculo : 1.634cc = 100 pulgadas y 1.731cc= 106 pulgadas.
Saludos,
eq32
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- V.I.P.
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#6 Re: VICTORY VISION
Hola.
Si me permitís que entre en vuestras conversaciones, en este caso tengo una aportación que creo os puede interesar. Se trata de la prueba que hice de esta moto durante el mes de enero. Hice más de 1.500 km con ella, incluyendo un viaje glaciar de más de 300.
Dada la longitud del texto, y como en otras pruebas, dejo aquí una parte y al final el enlace para continuar y poder ver todo el reportaje fotográfico, así como el vídeo.
Espero que os guste.
Un saludo.
La Victory Vision, una moto que representa como pocas el genuino espíritu americano. La Victoy Vision, un Cadillac futurista de los cincuenta sobre dos ruedas, una moto que invita como ninguna a dejar volar tu fantasía y que en Portalmotos hemos probado para ti.
VICTORY VISION
La cámara toma en un plano completo la imponente trasera de un Cadillac rojo del 58, con los topes ferroviales en los extremos del paragolpes y las dos colas de avión rematando la línea superior de sus flancos. El objetivo se eleva progresivamente siguiendo al coche, uno de los más americanos de todos los tiempos, mientras cruza a toda velocidad un paraje plasmado en el celuloide con un prodigioso carboncillo en blanco y negro. La cámara toma más altura hasta ganar el punto más elevado, justo sobre la vertical central del descapotable, y mostrar así una fantástica toma cenital. El Cadillac se ve largo, muy largo, y ancho, inmenso, llenando toda la carretera. La trasera deja su estela en la forma de sus dos colas afiladas y la delantera se insinúa poderosa como una locomotora, coronada por la amplitud de un parabrisas que se curva a todo lo ancho de la carrocería. Tras él, se distingue al conductor lujosamente acomodado y envuelto por un interior curtido en la mejor piel. La cámara gana velocidad sobre el coche y desciende rebasándolo por arriba hasta colocarse justo en la frontal. Allí muestra un plano simétrico con el que iniciaba esta escena rebosante de plasticidad: El frente imponente del Cadillac, con su arrollador avance, representando otro símbolo americano tan patriota como la propia parrilla de un Mack, el skyline de Manhattan o la mismísima águila pescadora.
Así mostraba Frank Miller´s, dibujante del cómic original, autor y coodirector de ese festín audiovisual que es la película Sin City.
La Victory Vision es una moto de rancio sabor americano, muy clásico y muy americano, que incita, sin embargo a dejar volar nuestra fantasía siguiendo sus galácticas formas, tanto vista por fuera como subido en ella; tanto de día como de noche.
Cruzo la oscura realidad que cubre la autovía salpicada por el tenue resplandor de un firmamento estrellado bajo el que el frío espacial se muestra hostil como en ninguna semana del año. Viajo cogido al extenso manillar que me ofrece los mandos de la nave a la altura baja de mi pecho mientras You Crazy Diamond, el primer tema del disco Whish you wehre here de Pink Floyd, me envuelve a través de los cuatro altavoces que me rodean. Me siento pilotando la nave del Capitán Sky en un viaje interplanetario.
De repente, un testigo naranja se ilumina sobre el panel de control y un mensaje digital aparece escrito sobre el cristal líquido del ordenador de a bordo: “Lou Fuell”. Abandono la ruta interestelar que me lleva a mi destino, cambio el rumbo y la astronave vira majestuosamente en medio de la noche cósmica para buscar un área de repostaje que pueda aparecer en un planeta como Urano, sobre una luna como Tristán o en el pobre asteroide de Phobos, atrapado desde hace miles de millones de años en una órbita de Marte. Poso la nave sobre la zona de abastecimiento y la contemplo después junto a la cabina de pago mientras el operario somnoliento atina con mi dinero electrónico.
Es en ese momento cuando creo comprender cuál es la imagen que proyecta a todo su entorno esta Victory Vision. Sí, una moto genuinamente americana que al mismo tiempo es pura fantasía, incluso ciencia ficción. Una moto americana, desde luego, que transmite la impresión de haber sido concebida como un modelo futurista en los años cincuenta.
El componente social de la Vision
Cuando recogí la Victory Vision de la tienda barcelonesa que la distribuye para Cataluña, lo hice con el mismo planteamiento con el que me dirijo a por cualquier moto de prensa; un trabajo que pasa habitualmente inadvertido transitando por la ruta o cruzando la urbe como cualquier motorista subido en su moto propia, bien sea por ocio o simplemente para desplazarse. Un trabajo muy discreto, en general.
Fui a recoger la Vision sin tener en cuenta en absoluto el particular componente social que guarda esta fantasía sobre dos ruedas. Si quería que mi trabajo pasase como siempre: completamente desapercibido, no podía haber errado más el tino.
Los coches se instalan a perpetuidad en la izquierda, pasando incluso minutos contemplándola y sin dejarte cambiar de carril, los curiosos se arremolinan en las aceras en torno a ella, se hacen fotos y te bombardean con las mismas preguntas; y si se te ocurre aparecer con la Vision en una concentración (nosotros lo hicimos en la de Motauros), podrás comprobar con asombro cómo orgullosos propietarios de Gold winds o incluso de Harley no sólo vuelven la cabeza asombrados al pasar ante ella, sino que incluso se paran a contemplarla con diferentes expresiones en el rostro.
Para los que les guste llamar la atención, desde luego la Victory Vision no tiene precio; sin embargo, no sabía definir muy bien hasta qué punto es capaz de atraer la mirada de todo el que la tiene delante. No lo sabía hasta el último día, precisamente cuando la conducía por la M-30 madrileña camino de su devolución.
Entre la anónima masa del tráfico descubrí unos puestos delante de mí la trasera de un coche con una clase inconfundible y con un aristocrático escudo estampado en su centro. Avancé entre el laberinto hasta darle alcance y comprobar que, efectivamente, se trataba de un Bentley Continental conducido, además, por una mujer rubia de apreciable atractivo y sofisticado aspecto. Me mantuve a su altura el tiempo suficiente como para hacer una comprobación.
¿Adivina el lector a quién miraban más los conductores y ocupantes de la multitud de coches que pasaba a nuestro lado?
Sí, efectivamente, a la Victoy Vision.
Después pensé que con la Vision, que cuesta décima parte del precio de ese Bentley (unos 240.000€) se puede llamar mucho más la atención y despertar incluso la admiración de los demás. Aunque bien es justo señalar, por otra parte, que en aquel caso había que hacer un esfuerzo para distinguir a la rubia tras los cristales tintados de la gran berlina.
El síndrome automovilístico
Alguno puede pensar que la Victory Vision es prácticamente un coche con dos ruedas, algo así como un descapotable americano viajando en equilibrio. Si bien es cierto que su diseño, sobre todo la trasera, está inspirado en un Chevrolet de finales de los cincuenta, al tomar el manillar y ponernos en marcha con ella, la Vision se siente como una verdadera moto, a pesar de su espectacular carenado y del sofá que acoge al pasajero, a pesar de su equipo estéreo y a pesar, sobre todo, de sus 2.660 mm de longitud (creo, aunque con riesgo a equivocarme, que es la moto de serie más larga del mundo).
El lujo sobre dos ruedas
Quien mejor puede apreciar este concepto es el pasajero de la Vicroy Vision. Lujosamente acoplado en su sofá de piel con acolchado calefecteble, envuelto por la música de los dos altavoces que se acoplan tras sus brazos y con los pies reposando sobre unas amplias plataformas, el pasajero toma una perspectiva en esta moto sensiblemente elevada sobre la del piloto, que se transformará para él en un chófer con gorra mientras que la Vision se convierte en una auténtica limusina de dos ruedas. Lujo en las formas, en los espacios, en los complementos y lujo en los remates que llevan la moto más allá de los conceptos a los que la mayoría, sobre todo los motoristas europeos, estamos acostumbrados.
La posición de conducción
¿Cómo definir la posición de conducción de esta Victory Vision? No es fácil, no, aunque la clave de su calificativo terminan por darla los pies. Variable, la Vision ofrece a su piloto una posición variable, porque si bien el manillar se prolonga llamativamente desde la tija superior, donde va anclado de forma rígida, los pies descansan sobre unas interminables plataformas. Normalmente, en el mundo custom, las plataformas que se usan para el apoyo de los pies suelen recortar la silueta de su planta o poco más; en la Vision las plataformas se alargan hacia adelante ensanchando hasta el mismo frontal de la parte baja del carenado y se estilizan hacia atrás hasta la tapa del embrague en la izquierda y la curva de los colectores en la derecha. De esta forma puedes variar la posición, llegando por un extremo a estirar completamente las piernas, incluso midiendo 1,92, o replegándolas hasta colocarte en la postura de la más auténtica GT con corte europeo. Eso sí, la palanca de cambio y el pedal del freno, respectivamente, marcan una posición digamos que en el término medio de las custom.
El sonido
El sonido de este bicilíndrico de 106 pulgadas cúbicas (sobre los 1.700 cc) es contunte y vibrante. Una verdadera delicia abrir gas en el paso junto al muro de una mediana o dentro de un túnel. Las colas de la Vision, con su corte oblicuo final, dejan escapar pienso que justo en el límite de lo legislado el sonido del gran bicilíndrico en uve, que inevitablemente recuerda al de la gran marca de Milwaukee, pero no porque trate de imitarlo, no -y esto es muy importante resaltarlo-, sino porque ese sonido es el genuinamente americano, porque no hay que olvidar que ante todo, que las Victory son motos muy americanas.
Ese sonido al abrir sobre todo en baja conectado directamente con el par que te empuja con el poder de una locomotora, estoy seguro de que representará un verdadero placer de los amantes del custom en general.
Las vibraciones
El motor de esta Vision, como el de todas las Victory, no trepida, no asusta como los más clásicos de Harley al peatón que lo observa estupefacto pensando que va a salir andando por su cuenta, abandonando el chasis que lo alberga. La Vision vibra, desde luego, pero pienso (y esto es una apreciación obviamente muy particular) que lo hace de una forma placentera, transmitiendo dulcemente el latir de un corazón, insisto, muy americano que llena con sus destellos cromados el espacio central de esta particular estética.
La estética, un capítulo aparte
Antes de hablar de las líneas y formas de esta Victory, subrayar que el concepto “Carrocería” no habrá aparecido en toda su posible extensión para el lector hasta que no se halle en presencia de una Vision. Por otra parte, hablar sobre la estética de la moto en un artículo –ya lo he mencionado alguna vez más- siempre resulta un tanto complicado y sobre todo muy comprometido por el aspecto personal que lleva intrínseco el gusto particular con el que se mire. Sin embargo, tratándose de la Vision, ¿cómo no hacer un comentario? ¿Quién se resiste a dar su opinión?
CONTINÚA EN...
http://www.portalmotos.com/revista/prue ... /9111.html
Tomás Pérez
Si me permitís que entre en vuestras conversaciones, en este caso tengo una aportación que creo os puede interesar. Se trata de la prueba que hice de esta moto durante el mes de enero. Hice más de 1.500 km con ella, incluyendo un viaje glaciar de más de 300.
Dada la longitud del texto, y como en otras pruebas, dejo aquí una parte y al final el enlace para continuar y poder ver todo el reportaje fotográfico, así como el vídeo.
Espero que os guste.
Un saludo.
La Victory Vision, una moto que representa como pocas el genuino espíritu americano. La Victoy Vision, un Cadillac futurista de los cincuenta sobre dos ruedas, una moto que invita como ninguna a dejar volar tu fantasía y que en Portalmotos hemos probado para ti.
VICTORY VISION
La cámara toma en un plano completo la imponente trasera de un Cadillac rojo del 58, con los topes ferroviales en los extremos del paragolpes y las dos colas de avión rematando la línea superior de sus flancos. El objetivo se eleva progresivamente siguiendo al coche, uno de los más americanos de todos los tiempos, mientras cruza a toda velocidad un paraje plasmado en el celuloide con un prodigioso carboncillo en blanco y negro. La cámara toma más altura hasta ganar el punto más elevado, justo sobre la vertical central del descapotable, y mostrar así una fantástica toma cenital. El Cadillac se ve largo, muy largo, y ancho, inmenso, llenando toda la carretera. La trasera deja su estela en la forma de sus dos colas afiladas y la delantera se insinúa poderosa como una locomotora, coronada por la amplitud de un parabrisas que se curva a todo lo ancho de la carrocería. Tras él, se distingue al conductor lujosamente acomodado y envuelto por un interior curtido en la mejor piel. La cámara gana velocidad sobre el coche y desciende rebasándolo por arriba hasta colocarse justo en la frontal. Allí muestra un plano simétrico con el que iniciaba esta escena rebosante de plasticidad: El frente imponente del Cadillac, con su arrollador avance, representando otro símbolo americano tan patriota como la propia parrilla de un Mack, el skyline de Manhattan o la mismísima águila pescadora.
Así mostraba Frank Miller´s, dibujante del cómic original, autor y coodirector de ese festín audiovisual que es la película Sin City.
La Victory Vision es una moto de rancio sabor americano, muy clásico y muy americano, que incita, sin embargo a dejar volar nuestra fantasía siguiendo sus galácticas formas, tanto vista por fuera como subido en ella; tanto de día como de noche.
Cruzo la oscura realidad que cubre la autovía salpicada por el tenue resplandor de un firmamento estrellado bajo el que el frío espacial se muestra hostil como en ninguna semana del año. Viajo cogido al extenso manillar que me ofrece los mandos de la nave a la altura baja de mi pecho mientras You Crazy Diamond, el primer tema del disco Whish you wehre here de Pink Floyd, me envuelve a través de los cuatro altavoces que me rodean. Me siento pilotando la nave del Capitán Sky en un viaje interplanetario.
De repente, un testigo naranja se ilumina sobre el panel de control y un mensaje digital aparece escrito sobre el cristal líquido del ordenador de a bordo: “Lou Fuell”. Abandono la ruta interestelar que me lleva a mi destino, cambio el rumbo y la astronave vira majestuosamente en medio de la noche cósmica para buscar un área de repostaje que pueda aparecer en un planeta como Urano, sobre una luna como Tristán o en el pobre asteroide de Phobos, atrapado desde hace miles de millones de años en una órbita de Marte. Poso la nave sobre la zona de abastecimiento y la contemplo después junto a la cabina de pago mientras el operario somnoliento atina con mi dinero electrónico.
Es en ese momento cuando creo comprender cuál es la imagen que proyecta a todo su entorno esta Victory Vision. Sí, una moto genuinamente americana que al mismo tiempo es pura fantasía, incluso ciencia ficción. Una moto americana, desde luego, que transmite la impresión de haber sido concebida como un modelo futurista en los años cincuenta.
El componente social de la Vision
Cuando recogí la Victory Vision de la tienda barcelonesa que la distribuye para Cataluña, lo hice con el mismo planteamiento con el que me dirijo a por cualquier moto de prensa; un trabajo que pasa habitualmente inadvertido transitando por la ruta o cruzando la urbe como cualquier motorista subido en su moto propia, bien sea por ocio o simplemente para desplazarse. Un trabajo muy discreto, en general.
Fui a recoger la Vision sin tener en cuenta en absoluto el particular componente social que guarda esta fantasía sobre dos ruedas. Si quería que mi trabajo pasase como siempre: completamente desapercibido, no podía haber errado más el tino.
Los coches se instalan a perpetuidad en la izquierda, pasando incluso minutos contemplándola y sin dejarte cambiar de carril, los curiosos se arremolinan en las aceras en torno a ella, se hacen fotos y te bombardean con las mismas preguntas; y si se te ocurre aparecer con la Vision en una concentración (nosotros lo hicimos en la de Motauros), podrás comprobar con asombro cómo orgullosos propietarios de Gold winds o incluso de Harley no sólo vuelven la cabeza asombrados al pasar ante ella, sino que incluso se paran a contemplarla con diferentes expresiones en el rostro.
Para los que les guste llamar la atención, desde luego la Victory Vision no tiene precio; sin embargo, no sabía definir muy bien hasta qué punto es capaz de atraer la mirada de todo el que la tiene delante. No lo sabía hasta el último día, precisamente cuando la conducía por la M-30 madrileña camino de su devolución.
Entre la anónima masa del tráfico descubrí unos puestos delante de mí la trasera de un coche con una clase inconfundible y con un aristocrático escudo estampado en su centro. Avancé entre el laberinto hasta darle alcance y comprobar que, efectivamente, se trataba de un Bentley Continental conducido, además, por una mujer rubia de apreciable atractivo y sofisticado aspecto. Me mantuve a su altura el tiempo suficiente como para hacer una comprobación.
¿Adivina el lector a quién miraban más los conductores y ocupantes de la multitud de coches que pasaba a nuestro lado?
Sí, efectivamente, a la Victoy Vision.
Después pensé que con la Vision, que cuesta décima parte del precio de ese Bentley (unos 240.000€) se puede llamar mucho más la atención y despertar incluso la admiración de los demás. Aunque bien es justo señalar, por otra parte, que en aquel caso había que hacer un esfuerzo para distinguir a la rubia tras los cristales tintados de la gran berlina.
El síndrome automovilístico
Alguno puede pensar que la Victory Vision es prácticamente un coche con dos ruedas, algo así como un descapotable americano viajando en equilibrio. Si bien es cierto que su diseño, sobre todo la trasera, está inspirado en un Chevrolet de finales de los cincuenta, al tomar el manillar y ponernos en marcha con ella, la Vision se siente como una verdadera moto, a pesar de su espectacular carenado y del sofá que acoge al pasajero, a pesar de su equipo estéreo y a pesar, sobre todo, de sus 2.660 mm de longitud (creo, aunque con riesgo a equivocarme, que es la moto de serie más larga del mundo).
El lujo sobre dos ruedas
Quien mejor puede apreciar este concepto es el pasajero de la Vicroy Vision. Lujosamente acoplado en su sofá de piel con acolchado calefecteble, envuelto por la música de los dos altavoces que se acoplan tras sus brazos y con los pies reposando sobre unas amplias plataformas, el pasajero toma una perspectiva en esta moto sensiblemente elevada sobre la del piloto, que se transformará para él en un chófer con gorra mientras que la Vision se convierte en una auténtica limusina de dos ruedas. Lujo en las formas, en los espacios, en los complementos y lujo en los remates que llevan la moto más allá de los conceptos a los que la mayoría, sobre todo los motoristas europeos, estamos acostumbrados.
La posición de conducción
¿Cómo definir la posición de conducción de esta Victory Vision? No es fácil, no, aunque la clave de su calificativo terminan por darla los pies. Variable, la Vision ofrece a su piloto una posición variable, porque si bien el manillar se prolonga llamativamente desde la tija superior, donde va anclado de forma rígida, los pies descansan sobre unas interminables plataformas. Normalmente, en el mundo custom, las plataformas que se usan para el apoyo de los pies suelen recortar la silueta de su planta o poco más; en la Vision las plataformas se alargan hacia adelante ensanchando hasta el mismo frontal de la parte baja del carenado y se estilizan hacia atrás hasta la tapa del embrague en la izquierda y la curva de los colectores en la derecha. De esta forma puedes variar la posición, llegando por un extremo a estirar completamente las piernas, incluso midiendo 1,92, o replegándolas hasta colocarte en la postura de la más auténtica GT con corte europeo. Eso sí, la palanca de cambio y el pedal del freno, respectivamente, marcan una posición digamos que en el término medio de las custom.
El sonido
El sonido de este bicilíndrico de 106 pulgadas cúbicas (sobre los 1.700 cc) es contunte y vibrante. Una verdadera delicia abrir gas en el paso junto al muro de una mediana o dentro de un túnel. Las colas de la Vision, con su corte oblicuo final, dejan escapar pienso que justo en el límite de lo legislado el sonido del gran bicilíndrico en uve, que inevitablemente recuerda al de la gran marca de Milwaukee, pero no porque trate de imitarlo, no -y esto es muy importante resaltarlo-, sino porque ese sonido es el genuinamente americano, porque no hay que olvidar que ante todo, que las Victory son motos muy americanas.
Ese sonido al abrir sobre todo en baja conectado directamente con el par que te empuja con el poder de una locomotora, estoy seguro de que representará un verdadero placer de los amantes del custom en general.
Las vibraciones
El motor de esta Vision, como el de todas las Victory, no trepida, no asusta como los más clásicos de Harley al peatón que lo observa estupefacto pensando que va a salir andando por su cuenta, abandonando el chasis que lo alberga. La Vision vibra, desde luego, pero pienso (y esto es una apreciación obviamente muy particular) que lo hace de una forma placentera, transmitiendo dulcemente el latir de un corazón, insisto, muy americano que llena con sus destellos cromados el espacio central de esta particular estética.
La estética, un capítulo aparte
Antes de hablar de las líneas y formas de esta Victory, subrayar que el concepto “Carrocería” no habrá aparecido en toda su posible extensión para el lector hasta que no se halle en presencia de una Vision. Por otra parte, hablar sobre la estética de la moto en un artículo –ya lo he mencionado alguna vez más- siempre resulta un tanto complicado y sobre todo muy comprometido por el aspecto personal que lleva intrínseco el gusto particular con el que se mire. Sin embargo, tratándose de la Vision, ¿cómo no hacer un comentario? ¿Quién se resiste a dar su opinión?
CONTINÚA EN...
http://www.portalmotos.com/revista/prue ... /9111.html
Tomás Pérez
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#7 Re: VICTORY VISION
Pues yo si me veo con ella y ojala sea lo antes posible, porque es la moto de mis sueños.
- Ozzy_BCN
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#8 Re: VICTORY VISION
No se...
Es como un WC gigante y con ruedas
Vsssssssssssssss'
Es como un WC gigante y con ruedas
Vsssssssssssssss'
[color=#008080][size=150]Que tal?
Mal, pero acostumbrado[/size][/color].
Mal, pero acostumbrado[/size][/color].
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