Partimos de Candeleda sobre las 10:15 después de ultimar algunos detalles del trabajo de última hora.
Íbamos solos y ruteando tranquilos dirección Plasencia para luego buscar la frontera en Zarza la Mayor, luego ruta por una carreterita pequeña y sin tráfico hasta Castelo Blanco, y de allí a buscar Covilha, donde nos encontraríamos con Mariano (en que hora


Comimos todos juntos y partimos para tener la mayor “ensalada” de curvas que me he “comido” en un solo día.
Nuestro amigo Mariano, por llamarle de alguna manera

Recorrimos toda la Serra de la Estela hasta arriba del todo y luego la bajamos claro, recorrimos el Vale Glacial y seguimos haciendo curvas.



Nueva parada, que Paco había dicho que a los 45 minutos tenía que parar, puntualidad británica.
Seguimos avanzando, sí, por más curvas, aquello no acababa, pero parecía que ya llegábamos, pero no, era un espejismo, Mariano vuelve a parar para ver la iglesia de los 700 escalones, esto ya cerca de las diez de la noche.


A todo esto, Paco ya le decía a Mariano, “no, si ya la talla de la camiseta me da igual pero a ver si llegamos al menos para coger la bolsa de bienvenida”...
Arrancamos de noche a unos 25 kilómetros de Vila Real y yo ya soñaba con la autovía y por fin veo el cartel, pero se ve que Mariano vio también el otro cartel que indicaba para ir por curvas, así que dio el temible intermitente y no cogió la autovía.
Otra sucesión interminable de curvas de 2ª y 3ª. En uno de los adelantamientos a un coche, yo me quede en la línea continua y no pude adelantar, un poco más adelante nos estaban esperando, y según parábamos la moto escuchamos decir a Paco, “ya me da lo mismo la bolsa y la camiseta lo que quiero es llegar por lo menos al desayuno”.

Finalmente conseguimos llegar al hotel, eso sí, sin coger ni una sola avenida recta, todo curvas.

Al bajar al garaje, el aparcamiento no era en la primera planta, ni en la segunda, era en la tercera y bajaba en plan escalera de caracol, ahí ya Paco y yo íbamos riendo, haciendo curvas hasta parar la moto. Que “jartón” de curvas. Eran las once y media de la noche. Menos mal que el sábado podríamos descansar un poco.
Fuimos a cenar, los últimos, claro, y luego a tomar algo a la cafetería del hotel. Luego a descansar. Aunque no dormí muy bien porque en la cama tenía la sensación de seguir haciendo curvas, ya tenía la inercia de la moto y parecía que se me moviese el cuerpo de lado a lado.

Habían sido trece horas de viaje en moto, no quiero saber lo que será cuando vaya a Cabo Norte con Mariano...
Sábado 11 de junio de 2011
Empezamos desayunando rápido pues para no variar nos levantamos un poco tarde.

Salimos y aquello empezó como acabo el viernes, curvas y más curvas, empecé a pensar que no iba a descansar mucho… y así fue.

Carreteritas pequeñas con asfalto adoquinado y bajadas que quitaban el hipo, vamos que si te quedabas sin frenos en ese momento llegabas hasta el rio en un momento y que momento.


También pasamos por un tramo para probar las cualidades de las motos trail atravesando la tierra suelta de una obra en subida y con curva a la izquierda llena de piedras sueltas. Yo pasé sin mayores problemas y dando gas, por experiencia, pero pensaba que si eso me llega a pasar cuando era novato hace años y con pasajero, es que no paso.

Algunos llegaron con los nervios nerviosos.
Pero allí estaba Sofía para ofrecernos pastelitos y que todo el mundo se relajara. Están en todos los detalles.



En la misma parada rodeado de amigos, así da gusto viajar y compartir experiencias, parece que se exagera a veces, pero es que vaya calidad humana que hay en este foro.


A partir de ahí la carretera ya era mucho mejor y sin problemas, eso sí, llena de curvas, no cogíamos una recta ni por equivocación.

Subimos a ver una ermita en lo más alto y allí también nos hicimos la foto de grupo.



En la siguiente foto creo que el fotógrafo supo captar muy bien el momento, es de las que más me ha gustado. Un verdadero placer rodar con vosotros.

Al fin paramos para comer con un calor más que sofocante, en mí caso más, que con las prisas de la mañana no había quitado el forro del traje e iba literalmente asado. Menos mal que mis años de rudo motero me han enseñado a llevar el bañador siempre debajo y en la comida me desquité estando fresquito.

Como podéis ver comimos bastante bien.


Y en buena compañía.




Salimos nuevamente; para los que os lo estéis preguntando, la respuesta es sí, había más curvas.

Subimos a lo más alto de la finca donde estaba la bodega que visitaríamos un poco después, las vistas eran espectaculares.



Me pregunto que estaría pensando Cris en este momento.

Llegamos a una bodega para degustar un poco de vino y charlar un rato, la bajada con las motos hasta la bodega era como el Paso Stelvio, pero en pequeño, curvas y más curvas.



De allí ya partimos hacia el hotel, con carretera un poco más abierta, pero con curvas eh!, que aquí las rectas están prohibidas.
Llegada al hotel, ducha y descanso de una hora.
Pasamos a la cena en la que también comimos muy “mal” y luego a la cafetería para tomar una copa con los amigos e ir conociendo a otros.



Y también con buena compañía, de los que no dispongo de fotos, cuando publiquen ya "pillaré" y actualizaré la crónica.
Cuando a las dos y media de la madrugada nos íbamos los últimos para la habitación nos encontramos en recepción con Calde que venía de la discoteca, y nos dijo que allí seguían los portugueses, y a Cris le dio por decir “podíamos ir”, y yo pensaba “jod*r más curvas no”. Pues sí.

Allí aparecimos y estaban muchos de los portugueses, así que hasta las cuatro de la mañana.
Cuando llegué a la habitación me dormí en menos de lo que tarda la V en hacer el 0 a 100.
Domingo 12 de junio de 2011
Nos levantamos sobre las 09:15 en no muy mal estado. Desayunamos tranquilamente con compañeros portugueses, Miguel y otro que no recuerdo el nombre, y españoles, Coyotemenjacaminos y Rosa Coyote, y nos fuimos a recoger la moto.
En la entrada del hotel, despedidas varias con todos y un portugués dándonos botellitas de agua a todos, están en todo nuestros hermanos portugueses.



Faltan muchos más encantadores anfitriones pero no tengo fotos de todos, lo siento.
Salimos solos, menos mal que no venía Mariano



De allí a casa, llegamos sobre las ocho de la tarde, ducha y sofá.
Así terminaba otra Hispano-Lusa más, en la que más curvas he hecho sin duda alguna.
Aunque me he metido mucho con Mariano el fin de semana por todas las curvas por donde nos llevó, la realidad es que sin él no hubiésemos visto lugares espectaculares como los que habéis visto en las fotos. Así que le perdono.

Este año al haber menos gente hemos podido conocer a más gente nueva y decidimos comer en una mesa y cenar en otra para ampliar los círculos. Aún así seguro que hubo con quien no hablamos.
Hablamos más con los portugueses, que se desvivieron por hacer todo bien y agradarnos al máximo.
Gracias a Alex (Petruski) que me hizo de traductor recuperé mi cámara de fotos perdida en la salida del sábado en la puerta del hotel, ya que al decir en portugués que si alguien había perdido una cámara yo no me enteré y me quedé tan tranquilo sentado y fue Alex el que me avisó.
No se si fue la oración de Goliath pero la cámara apareció. Vamos que como dicen los gallegos, “no creo en meigas pero, haberlas, haylas”.
Zé Carlos, el organizador se desvivió por todos, preguntando continuamente si estaba todo bien o si necesitábamos algo. Puso algo más que el corazón en todo.



Como siempre nos alegró mucho volver a ver a personas especiales como Misana y Pilucastrom y Strombinguer.


Y, bueno, Grandote, consiguió su foto.

También volver a compartir mesa con Petruski y su mujer y con Goliath y su esposa, Fercoba y pareja, Correcaminos y señora, Coyote menja pajinos y señora, Mariano y Cati y muchos otros que seguro me dejo en el tintero.


También conocimos a Totemsgo y señora y a Mini y Nata, Yodel y señora, Jesusca y señora, parejas muy agradables de verdad.
No quiero terminar mi crónica sin recordar a personas como Seveyn y J.Pepe y Luipy e Idoia que no estuvieron pero que recordamos todo el fin de semana.

También quiero hacer mención a tres chicas que hicieron, seguro, un esfuerzo suplementario a los demás para estar allí, y alegrarnos con su presencia, son Cheri, Petruska, y Kika.




Un abrazo muy fuerte para todos y especialmente para los portugueses que como siempre nos hicieron sentir como en casa.
Y a Zé Carlos, ¿qué decir? Simplemente increíble su labor y cariño con todos. Nos ofreció su casa, su amistad y todo lo que estaba en su mano. Enhorabuena hermano portugués.

Muito obrigado. (Disculpas si no se escribe así).
Creo que en este viaje me traigo algo más que experiencias y kilómetros, me traigo un buen amigo.


Así acaba esta modesta crónica que espero os haya acercado un poco a lo que se ha vivido allí estos días.
Un abrazo a todos y gracias Cris por venir una vez más conmigo en toda circunstancia.


Nos vemos en la carretera.

Fernando.
P.D. Una vez más utilizo fotos ajenas, en este caso más porque perdí la cámara justo antes de la ruta del sábado. La mayoría de ellas pertenecen a Mariano y Cati, con los que hicimos parte del viaje, otras variadas sacadas de nuestro foro, de más compañeros españoles y portugueses. Gracias a todos por la aportación.