Imagina que vas tranquilamente por una carretera de esas terciarias que tanto abundan en este pais de piiiiiiiiiiiiiii.

De repente notas como el fino horizonte desaparece sin señal alguna que lo avise.

Por suerte los frenos cumplieron con su labor.

Creo que me chirriaron hasta los dientes, je, je.

Por suerte apenas iba a 40 km/h. y pude reaccionar a tiempo.

Estas imágenes forman parte de la crónica que estoy preparando y que pronto veréis.
Miauuuuuuuuuuuuuuuuuuu.