Por eso, cuando mi artillera y yo regrasamos de nuestro primer viaje alpino en agosto de 2008, con la tranquilidad del deber cumplido, y la experiencia que da haber roto el muro de la frontera francesa, te quedan dos cosas importantes rondandote la cabeza que os contaré:
1ª Todos sabemos que un viaje de este estilo comienza meses antes de la partida trazando rutas, buscando alojamientos y definiendo las visitas y lugares a conocer. Por eso, cuando estas sobre el terreno lo mas probable es que te des cuenta de que fuiste demasiado optimista cuando frente al ordenador y con el infalilble google maps a tu servicio marcaste los itinerarios, sin poder evitar que en tu cabeza se repitan frases tipo:" como molaría haber subido a ese teleférico", " en tal o cual hotel se debe dormir de lujo y despertar en este paisaje debe ser la host..", o " que cerca hemos pasado de esta o aquella población tan encantadora que no sabíamos que existiera y que ahora se antoja una visita obligada pero imposible".
Y 2ª Después de hacerte con el idioma( ejem, es un decir), de haber practicado tu pronunciación y sentirte capaz de mantener una conversación, aunque sea en plan Toro Sentado. De haber roto el hielo de recorrer un territorio nuevo, de entender las distintas señales y sus colores dependiendo del pais que visites, de no sentirte un emigrante por estar a mas de 2.000 kms de tu casa y encima haber regresado de una pieza te asalta una idea en la cabeza: ¿todo este aprendizaje para pasar 10 días en los Alpes? NO, EL AÑO QUE VIENE VOLVEMOS A POR LO QUE SE HA QUEDADO EN EL TINTERO.
Así es cómo en Agosto de 2009 nos encontrábamos de nuevo subidos a la V, cargados como mulas, con esa risa tonta provocada a partes iguales por los nervios y la ilusión de repetir la experiéncia de 2008, se supone que habiendo aprendido de errores pasados, y con muchos kilómetros por delante, dispuestos a revivir la aventura que tanto nos había marcado justo un año antes.
El itinerario de este año empezaba con la típica etapa de aproximación Valencia - Perpignan, de Perpignan a Alpe d´Huez y a continuación Aosta donde estaríamos dos noches para poder conocer la presa más grande de Europa, la Grande Dixence, pasando cómo no por el Grand Saint Bernard. para de ahí dirigirnos al Tirol austríaco parando de camino en Bedretto, en el cantón italiano. Desde Austria volvimos a Suiza para estar dos noches en Iseltwald , camino de regreso con escala en La Crest Voland, cerca de Mégéve, en los Alpes franceses, y ya en España noche en La Jonquera antes de volver a Valencia. En total 4.600 kms.
1ª ETAPA .- VALENCIA - PERPIGNAN 533 KMS.
Día extrañamente fresquito para el Agosto peninsular. El camino es un tostón, todo autopista y a velicidades de risa en la zona catalana, con continuas obras y limitaciones de velocidad. En Perpignan teníamos reservado en Fasthotel Perpignan sur, típico hotel prefabricado, estilo yankee, emplazado en un polígono al suroeste de la ciudad y perfectamente comunicado, tanto con el centro urbano como con la autopista, a 45 euros la doble, bien.
Aprovechamos la tarde para conocer la city, en realidad la zona antigua, separada de la nueva por un cauce ajardinado muy cuidado. Se ve limpio y ordenado, con muchísima influencia catalana en los rótulos de las calles y enseñas varias. La cena la apañamos en una pizzería en la Place Arago, bien de precio y calidad, y prontito a dormir que al día siguiente ya teníamos montaña para disfrutar.


La V enjaulada preparándose para salir de ruta

2ª ETAPA .- PERPIGNAN - ALPE D´HUEZ 484 KMS.
La ruta incluía 200 kms de autopista, ya sabéis, las francesas a mitad de precio para las motos




Más tarde llegaríamos al Lac du Sautet, ya en plenos Alpes franceses, donde haríamos una paradita para refrescarnos, y es que este año el calor parecía que nos perseguía y no nos iba a abandonar en todo el viaje

Al final de la etapa vendría el primer gran momento del viaje con la subida al mítico Alpe d´Huez, con sus famosas herraduras, sobre todo entre ciclistas, y que estaba llena de marcas de goma, y es que la semana anterior se había celebrado el Supermotard de Alpe d´Huez, que debe ser de lo mas espectacular. Nos alojamos en el hotel Le Pic Blanc, con buena relación calidad precio y unas vistas...
Aquí a punto de comenzar la subida

El garrote número 14

y esas vistas...

Durante el día la verdad pasamos bastante calor pero al caer la noche la cosa cambió y mucho. Esta gente jugaba al hockey hielo a temperatura ambiente, unos 5 o 6 grados


DIA 3 .- ALPE D´HUEZ - AOSTA 275 KMS
Éste tercer día nos esperaba la etapa reina de los Alpes franceses. Saliendo de Alpe d´Huez íbamos a atravesar cantidad de puertos, que en esta zona estan especialmente desprotegidos, ni un solo mojon o guardarrail, ni límite alguno en ningún punto de la carretera, aco´nante.
La V y mi artillera poniendose a punto

El camino iba a ser largo y, nunca mejor dicho, tortuoso. Empezamos bajando lÁlpe d´Huez para dirigirnos hacia La Grave, a partir de aquí se acumulaban las metas volantes: el Col du Lautaret, suave, de 2058 metros y el Col du Galibier, un gigante de 2646 metros, paisaje espectacular, cima abarrotada de ciclistas con dos hue´azos y el abismo miraras donde miraras
Parada entre el Col du lautaret y El Galibier


Y llegada a la cima del Galibier, menos mal, fresquito bueno...La señal deberían cambiarla de vez en cuando.¿ hay alguien que no haya subido?

las vistas hacia el norte son increíbles


Pasado el Galibier disfrutamos del Col du Telegraph y continuamos camino de otro gigante de los Alpes franceses: el Col de l´Iseran de 2764 metros antes de desembocar en uno de los valles más bonitos de esta zona, sino el más: La Val d´Isére, uno de los sitios más pijos del esquí francés, todo mu bonito y limpio, donde aprovechamos para comprar en un super lo que luego se convertiría en sendos bocatas muy españoles de atún con aceitunas, degustados a orillas del Lac du Chevril en la localidad de Tignes (donde nos metimos sin querer en una especie de asentamiento judio ortodoxo pero mas tipo amish, no se, todo era un poco raro, raro

Foto de rigor en la cima

Espectacular la aparición de Val d´Isére al fondo. Como no podía ser de otra forma, la foto no hace justicia a la grandiosidad de la escena, lástima

Esperando a que abriera el súper en Val d´Isére, que por aquí cierran a mediodía. Cuando lleguen los chinos....

Continuamos en dirección a La Rosiére de 1850 metros para después atacar el Petit Saint Bernard, que de petit yo diría que no tiene nada, depende con qué lo compares. Buen asfalto y poco tráfico para acabar desembocando en Italia, pasando la otra La Thuile ( hay una a cada lado del st. Bernard) y llegando muy cansados a Aosta, presidida por el típico caos italiano.
He leído multitud de crónicas alpinas y desde luego lo que se dice de los italianos y su forma de conducir es de traca. Cualquier utilitario por aquí se puede convertir en tu peor enemigo. Alguíen apuntaba por ahí que todos los italianos llevan un Ferrari debajo del culo, independientemente del coche que lleven, y lo cierto es que parece que los carros aquí andan más de lo normal, ¿estarán todos trucados o esta prohibido usar el freno?. Mucho ojo pues cuando circuléis por Italia, cuando te has acostumbrado a lo civilizados que son los franceses y no digamos los suizos ( también los austríacos, como comprobaríamos más adelante) te topas con el pais sin ley. En fin , todos somos latinos pero...
Coronando el Petit

En Aosta pasamos dos noches con la intención de acercarnos a Cervinia a fotografiar el famoso Cervino, la cara sur del Matterhorn, pero se nos echó el tiempo encima y fue imposible ( otra excusa para volver algún día). La ciudad tiene su parte antigua muy bonita pero algo estropeada. Lo mejor es que te sientes como en casa, el idioma es parecido al nuestro y la comunicación pierde su intriga. Los precios son los más bajos que he encontrado en los Alpes y las pizzerías muy buenas. Es bastante caótica, porque a parte del centro urbano todo son autovías de circunvalación y de repente te encuentras rodeado de un tráfico muy estresado, es como volver a la realidad urbana española. Aún así creo que merece la pena, es como un bofetón antes de continuar hacia el paraíso. Además el Grand San Bernard está aquí mismo y te permite disfrutarlo sin llevar la moto hasta los topes. La oferta hotelera es algo anticuada y falta de mantenimiento. El nuestro no estaba mal y a 70 euros la doble no nos pareció mal, en mi caso desde que hice las maniobras en la mili ya no me asusto con facilidad

DIA 4 .- AOSTA - LA GRANDE DIXENCE - AOSTA 260 KMS
El día amaneció soleado y caluroso, se notaba la influéncia del clima, que por esta zona es casi mediterráneo, húmedo y cálido. Desayuno en Aosta y sin más camino del Grand St. Bernard. La subida es espectacular, al principio trazado casi rédia con carriles de adelantamiento y más adelante típico trazado de montaña rodeado de bosques y ríos. La poli parece que está de adorno, los italianos pasan de líneas contínuas y otras chorradas, una vez más haciendo honor a su fama



La bajada en el lado suizo es igualmente acoj´nante, curvas de vértigo y túneles semicubiertos. Poco antes de Orsieres paramos en una gasolinera a comprar la famosa vignette, para poder circular a discreción por las autopistas suizas, por 26 euros creo recordar. Yo la pegué en la cúpula de la V pero es mal negocio, el adhesivo es de calidad y luego las pasas canutas para quitarlo. Más tarde charlando con un suizo de padres gallegos que conocimos durante el viaje nos dijo que se puede pegar debajo del asiento, parece que no es obligatorio llevarla a la vista y simplemente se la enseñas a la poli si te paran. igualito que aquí con la polémica pegatina de la itv...

A partir de aquí ya podíamos rular por Suiza sin problemas y el paisaje verde y las carreteras en perfecto estado nos hizo recordar por qué el país helvético se convirtió en nuestro favorito cuando pasabamos por aquí un año antes, paraíso motero, no lo dudéis.
La próxima parada sería en Les Valletes, cerquita de Martigny, para hacer una caminata y estirar las piernas en una garganta espectacular: Les Gorges du Durnand, excavada por el agua y con un paseo de una hora por una escalera de madera colgada de la roca y rodeada de exuberante vegetación, precioso y muy recomendable. En la caseta de venta de tiquets nos guardaron sin problemas los cascos y demás, sin pagar eh?, demostrando una vez más lo seguro y civilizado que es este rincón de Europa. Y es que por aquí hay tan poca delincuéncia que los moteros de la zona no dudan en dejar sus máquinas con las llaves puestas, cascos y guantes sobre el depósito y por supuesto el equipaje o cualquier otra cosa que se pueda llevar en la moto

Ojo con la obra de ingeniería maderera, la verdad es que da yuyu



Después del paseito continuamos por el Valais suizo hacia nuestro próximo destino: la presa de La Grande Dixence. El camino nos llevaría a recorrer, igual que el año pasado, la Autorroute de Rhone, eje principal de la región del Valais, trayendo a nuestra memoria grandes momentos. En 2008 pasábamos por aquí bajo un aguacero y a temperaturas invernales, para llegar a nuestro primer destino: el valle de Zermatt. Ahora, en 2009, nos estábamos cociendo en nuestros equipos de cordura, así que si alguien lo seguía dudando, es impepinable venir preparado para el frío de Teruel en invierno y el calor de Valencia en Agosto.
Desde la aotorroute hay que desviarse a Sion y de allí hacia el Val D´Héréménce, al fondo del cual está la presa hidroeléctrica de la Grande Dixence, una obra de ingeniería espectacular. Es la más grande de Europa y una de las mayores del mundo. Lo que te encuentras al llegar, por supuesto rodando entre montañas y con un puerto final tan revirado como el Stelvio pero tamaño kart, es una pared de casi 300 metros de altura y 500 de ancho que te deja flipado

Sé que es difícil hacerse una idea pero lo que hay debajo nuestro es la pared de 300 metros y al fondo, como hormiguitas, algunos visitantes.

El grosor del muro parece que aguantará algunos chapoteos...

No sé que le echan por aquí al agua pero siempre tiene ese tono grisáceo increíble

Estos suizos siempre montan un hotel en los mejores sitios



El Val d´Héréménce en todo su esplendor

El camino de regreso a Aosta lo hicimos del tirón, disfrutando el trazado y concentrados en la carretera, que en esta jornada era impresionante, con partes para todos los gustos, volviendo a cruzar el Grand St. Bernard y haciendo una paradita para respirar aire puro en Saint Rhemy En Bosses, en realidad en un río en el valle que lleva a esta aldea alpina.


DIA 5 .- AOSTA - RONCO BEDRETTO 255 KMS
La idea para esta jornada era hacer camino hacia Turín para desviarnos al norte por el lago Maggiore y desde allí dirección Airolo para dormir en Ronco Bedretto, una aldea a medio camino entre el Nufenenpass y el San Gottardo, dos pasos legendarios. Pero en último momento y viendo lo cargada que iba la carretera hacia Turín decidimos repetir la ruta del día anterior, para así poder acometer el Nufenenpass antes de alojarnos en Ronco Bedretto.
Como mola la V preparada para la aventura...

Así pues volvimos a quemar el Santo Bernardo y la autorroute, parando en un restaurante-terraza de los muchos que hay al borde de la carretera, siempre con varias motos aparcadas en la puerta, cerca de Geschinen, a un paso del desvío hacia el passo della Novena.
Para mí este paso merece un rincón aparte. Primero porque se encuentra en lo que se conoce como la prueba del nueve (si trazas en un mapa una ruta que una los siguientes puertos: nufenenpass,san gottardo,furkapass, sustenpass y grimselpass dibujarás un nueve); segundo porque el ambiente motero aquí es de escándalo, motos a tropel, como un GP en Jerez pero entre picos nevados de 3000 metros, moteros curtidos, con muchos tacos encima, mayoría de BMW´s, también muchas V, equipados con lo mejor, la mayoría en pareja (a su edad aquí se viaja en el bus del imserso...), en muchos casos con máquinas de hace 30 o 40 años en perfecto estado , espíritu libre y respetuoso y que sin duda forma un colectivo muy bien considerado por el sector hostelero y por el resto de viajantes.

La subida comienza en un valle de cuento y va ascendiendo por curvas de todo tipo, asfalto en muy buen estado, para llegar a la cima y encontrarte con una de esas panorámicas que obligan a parar, tragar saliva y fundir la cámara


No van mal calzados los enlatados suizos, no

Si hubiera hueco se traía los crampones...

A este me hubiera guastado verlo trazando garrotes


Descendiendo el nufenenpass entramos en el valle de Bedretto, increíble lugar, salpicado de aldeas y casas, donde descansaríamos de lujo, en el hotel chalet Stella Alpina, que no es barato, pero merece mucho la pena, se cena muy bien y tiene un espectacular mini spa, muy recomendable. Por la tarde nos acercamos a Airolo, pero no es gran cosa. Llama la atención la estación-intercambiador que inunda el pueblo y, por supuesto, la vista de los garrotes suspendidos en el aire del comienzo de la subida al passo San Gottardo. Al día siguiente lo abordaríamos.
Vista desde la habitación

La V tomando el sol en Bedretto

El hotel, un lujazo

DIA 6 .- RONCO BEDRETTO - ST. ANTON AM ARLBERG 240 KMS
La jornada prometía mucho. Seguimos con sol aunque al menos a primera hora del día el fresquito es el perfecto para montar en moto. Para desayunar teníamos la subida a otro de los más conocidos pasos de los Alpes, el San Gottardo. Este puerto tiene dos atractivos principales : el inicio desde Airolo, con varias curvas de la carretera colgadas del vacío, a muchos metros sobre el suelo, muy espectacular y el tramo conocido como Vía Trémola, que es la ruta original y que ya pisaban los romanos con aquellas alpargatas, caracterizado por conservar el empedrado con el que se hizo hará tropecientos años. Hay que andar con ojo porque ensimismado con el paisaje es fácil acabar subiendo por el túnel obligándote a desandar el camino si no quieres perder la oportunidad de pisar la Trémola y lijar un poco más el adoquinado, ejem.

La verdad es que al parecer, el ingeniero hoy en día podría hacer unos circuitos para supermotard acoj´nantes

Si lo busco, seguro que encuentro un puesto de pegatinas por aquí cerca...

Disfrutando la bajada del puerto hacia Hospenthal y Andermatt nos cruzamos con unos despistaos que preguntaban dónde quedaba la aldea del Rocío


A partir de Andermatt subiríamos el Oberalppass, que ya conocíamos del año anterior y que me encanta. No tiene el típico trazado retorcido y plagado de garrotes sino que tras un primer tramo con herraduras continúa en leve subida de curvas enlazadas perfectas para estirar marchas,ufff.
Más adelante pararíamos a refrigerarnos en Chur antes de atravesar Liechtenstein, que en realidad son cuatro casas sin mayor atractivo que pisar otro país, obligatorio en cualquier caso para desembocar en feldkirch, ya en Austria, donde está la frontera, afortunadamente casi inactiva, porque la pinta de la polizei es mejor no contrastarla con su sentido del humor. Al igual que en Suiza aquí hace falta comprar una pegatina para circular no sólo por autopistas, sino creo que por cualquier carretera. La venden en gasolineras y se paga por semanas, estés un día o siete, por unos 4 euros.
El único gasto que hicimos en Vaduz, capital de Liechtenstein, fueron dos Coca-colas, que me da que por aquí ya debe haber bastante dinero...

La primera impresión que tienes al entrar en Austria es que son tan cuadriculados y civilizados como los alemanes, sino más, todo está impoluto. Se circula rigurosamente dentro de los límites que marcan las señales. El paisaje, al menos en esta zona del Tirol, es más boscoso que en Suiza o Francia, supongo que por la pequeña diferéncia de altura de las montañas de aquí, ligeramente por debajo de otras zonas alpinas. Y deben ir sobrados de pasta, porque a la mínima que la carretera necesite de alguna obra de ingeniería extra ( un tunel, un puerto de montaña, lo que sea) te meten unos sablazos de cagarse. Nosotros nos metimos sin querer en el Arlbergtunnel, y cuando fueron pasando kilómetros y kilómetros empezamos a entender que tan bonita atracción turística nos iba a rascar algo el bolsillo, y efectivamente, una vez atravesada la luz al final del túnel, un enorme y bigotudo teutón nos sacó una propina de casi ¡¡¡9 euros!!! por 14 kms de túnel, de nada.
Pero bueno, ya estábamos en Austria, jod´r qué lejos. Elegimos St. Anton porque es una localidad preciosa, de las más importantes del país en turismo de invierno, y que resulta muy económica en verano comparándola con cualquier otra zona alpina. Es casi todo peatonal, con una avenida central repleta de tiendas y varias terrazas perfectamente dispuestas , donde tomar cafe del más alto nivel, una gozada. Elegimos para dormir el Ski Hotel Galzig, un cuatro estrellas con spa, arquitectura moderna, diseño interior actual y muy acogedor, habitaciones amplias y en perfecto estado de revista, parking subterráneo grátis para motos y un precio de batalla a 85 la doble con desayuno, muy recomendable.

Vistas desde la terraza de la habitación


El macho ibérico siempre de caza, pero nada, son muy frías estas austríacas


Se conoce que durante el invierno extremo de esta parte de Europa hay tiempo de practicar artes manuales sorprendentes. En casi todos los chalets tienen auténticas exposiciones de esculturas en madera, desde casas típicas para atraer a las ardillas hasta palacios enormes que en nuestra piel de toro y al alcance de cualquiera no durarían dos minutos. Éste estaba a punto de coger la bici...

Otra perspectiva de la población. Chulo el riachuelo, eh?.

La cena la apañamos, como suele ser nuestra costumbre por estas tierras, en una pizzería que resultó ser tan buena que al día siguiente repetimos, como las natillas. Y a dormir prontito que por aquí no saben que la noche sirve para otras muchas cosas, así revientan cuando se bajan a nuestro festivo pais.
DIA 7 .- ST. ANTON AM ARLBERG - SILVRETTAPASS - BLUDENZ - ST. ANTON 160 KMS
Habíamos planeado una jornada tranquilita, pocos kms en una ruta circular que nos llevaría a subir el Silvrettapass y a visitar, entre otras localidades, Ischgl, Galtür, Gaschurn y Schruns, que si no me falla la memoria fue donde se instaló la selección española de fútbol antes de partir a la fase final del mundial de sudafrica. No se cuidan mal estos chicos, no. Lo primero que nos llamó la atención son las señales que te recuerdan los límites de velocidad y otras recomendaciones de tráfico, con monigotes con gorra de polizei en actitud inquisitoria al más puro estilo bélico. Lo segundo fué la escasez, al menos en esta zona, de gasolineras abiertas, porque cerradas había varias (¿llegarán los chinos también por aquí?) y lo tercero fué que aunque motos había bastantes, queda claro que el centro neurálgico del turismo motero está en Suiza.
Lo más cachondo del día vino cuando tras salir de Galtür para iniciar la subida al Silvrettapass, llaneando por un valle precioso y casi en solitario, nos encontramos en mitad de la carretera un puesto con barrera y obligación de parar, donde un individuo poco sonriente nos pide una propina de ¡¡¡10!!! eurazos si queremos continuar para arriba

De todas maneras mereció la pena. En lo alto del puerto hay un enorme lago, el Silvrettasee, cafetería-restaurante y una terraza espectacular.

Ëste es otro lago bajando del Silvrettta. La V, mi artillera, el agua y las montañas, lo mejor

Este día comimos en el restaurante Macías Donaldo en Bludenz, famoso en todo el mundo por sus hamburguesas plastificadas, pero de precio y sabor idéntico a las de aquí, ya sabéis, a veces vale más lo malo conocido...y para digerirlas qué mejor que una buena ración de curvas subiendo el Arlbergpass, con paradita en el desvío a Lech para tomar un cortadito,ejem, por aquí conocido como caffe-créme, y alucinar con la explicación que nos dió el dueño sobre varias piedras plagadas de fósiles marinos que tenía en la parcela del chiringuito, por si alguien dudaba que hubo un día en que habríamos necesitado motos de aguas para visitar los Alpes

De vuelta en St. Anton nos dimos un buen homenaje en el spa del hotel, sauna seca y húmeda, jacuzzi, piscina de chorros y relax chillout que nuestros músculos y huesos agradecieron enormemente. Creo que es importante tener planeado un relax de este tipo más o menos a mitad de un viaje de estas características, el cuerpo lo nota un montón, y aunque pueda parecer una chorrada, al día siguiente te subes a la moto como el primer día.
El paseíto vespertino y la pizza para cenar pusieron fin a esta primera toma de contacto con Austria, que nos hizo comprender que definitivamente se puede programar un buen viaje a estas tierras, más largo, con visitas a Innsbruk, Salzburgo, Hallstatt y Viena con tres jornadas de aproximación y marcando un itinerario que atraviese Suiza por el Valais, chulo, chulo, otro año...
DIA 8 .- ST. ANTON - ISELTWALD 295 KMS
Abandonábamos Austria para volver a Suiza en una etapa que iba a suponer una agradable sorpresa. Según los itinerarios recomendados por google maps lo lógico es subir a Zurich para de ahí bajar hacia Altdorf y atravesando el Sustenpass desembocar en Meiringen y finalmente llegar a Iseltwald, pero no me convencía demasiado, mucha autopista y ciudades demasiado grandes que cruzar con la seguridad de que el tráfico y el trazado iban a convertir la ruta en un simple enlace. Por eso decidimos salir de Fieldkirch, visitar de nuevo Vaduz y a la altura del Walensee desviarnos hacia Glarus para recorrer el valle de Linthal y subir el Klausenpass para llegar a Altdorf, lo que resulto todo un acierto.
A partir de Linthal comienza la subida al Klausenpass, que curiosamente tiene dos partes bien diferenciadas. La primera es un puerto estrecho, precioso, con el trazado limitado por vallas de madera y rodeado de exuberante vegetación, que desemboca en un tramo llano por el valle de Linthal, solitario, sólo para motos (tan sólo vimos un autobús y muchos moteros) para llegar a la última subida, más abierta y que corona el paso.

La bajada es espectacular, con la carretera tallada en un lateral de la montaña, sin límites de ningún tipo, en un descenso no apto para cardíacos. Luego cruzaríamos Altdorf en dirección a Wassen para desde ahí disfrutar el Sustenpass, donde comimos en el restaurante de la cima rodeados de motos de todo tipo.


Tras el Susten y Meiringen llegaríamos a Iseltwald, a orillas del Brienzersee, a diez kilómetros de Interlaken, donde pasaríamos dos noches en el Hotel Bellevue, precioso chalet junto al lago. Ésta es una zona impresionante en la Jungfrau region, perfecta para darse un bañito con el calor que apretaba y perfecta base para conocer el Grimselpass y otras cosas que teníamos planeadas.

Menudo bañito nos dimos. El calor apretaba pero el agua estaba helada, nos quedamos como nuevos.

Tras el chapuzón nos dimos un paseito por el lago para acabar viendo este atardecer...

Por la noche nos acercamos a cenar a Interlaken, bonita ciudad famosa por ser centro de actividades multiaventura durante todo el año, y por disfrutar de una situación privilegiada para conocer la Jungfrau region y sus conocidos pueblos (Grindelwald, Murren o wengen, por ejemplo). Tiene también una extensa oferta hotelera y mucho nivel económico, de ahí que esté plagada de relojerías-joyerías con las mejores firmas suizas en escaparates de muchos millones de euros.
DIA 9 iSELTWALD - AARESCHLUCHT - GRIMSELPASS - LAUTERBRUNNEN - ISELTWALD 140 KMS
De nuevo un día soleado en el que habíamos planeado una ruta corta pero llena de atractivos. Tras el desayuno nos dirigimos el Grimselpass haciendo una parada en una de las gargantas más conocidas de los Alpes: Aareschlucht. La visita consiste en un paseo sobre una pasarela metálica a través de un desfiladero que el río Aares ha tallado en la roca durante miles de años. Se tarda una hora y media, más o menos, y es muy recomendable. Tiene una entrada a cada lado del recorrido y parece que un autobus que enlaza las dos, para poder aparcar el coche o la moto y no tener que hacer ida y vuelta por el mismo sitio. Nosotros no lo sabíamos así que disfrutamos el doble, mejor.



La naturaleza tiene estas cosas, ¿os recuerda algo?

Tras la refrescante caminata continuamos hacia el Grimselpass, otro puerto mítico, que enlaza con el Furka, y que tiene dos caras muy distintas. La subida desde Innertkirchen comienza suave, asfalto perfecto, adentrándose en la montaña poco a poco, con mucha vegetación para desembocar en varias presas a distintos niveles que marcan la llegada a la cima. El ambiente muy motero, por supuesto, y como en todos restaurante y lago para amenizar la estáncia, okell.
Se nota que tengo calor?

La V frente al abismo

También había aparatos como este. Motor de CBR-600, maleteros a ambos lados y un aspecto brutal.¡¡quiero uno ya!!!!



Estos otros aparatos también eran curiosos...

El lado de bajada hacia Gletsch es un descenso lleno de garrotes de buen trazar y más disfrutar, con vistas al puerto hermano, el Furkapass, que ya saboeramos el año anterior.
De regreso a Iseltwald fuimos a visitar Lauterbrunnen, pequeña aldea a los pies del macizo del Jungfrau ( que agrupa el Eiger, El Monch y el propio Jungfrau, todos en torno a 4000 m, y permanentemente nevados), famosa por sus cascadas, entre las más altas de los Alpes.

En Lauterbrunnen nos encontramos con estas simpáticas criaturas que arrastraban otras no menos simpáticas criaturas, ejem.

Ésa tarde, ya de regreso en Iseltwald, alquilamos una motora para dar un garbeo por el lago. No dejéis de hacerlo si venís por aquí


Volvimos a cenar en Interlaken y ya entrada la noche saboreando un excelente café en la terraza del Hotel, tocaba irse despidiendo de Suiza, ya que al día siguiente disfrutaríamos de la última ruta por el país helvético, para pasar de nuevo a los Alpes franceses,snif, snif.
Bonita residéncia, no me importaría retirarme por aquí...

DIA 10 .- ISELTWALD - LA CREST VOLAND 258 KMS
En mi caso, no puedo evitar el bajón cuando notas que se acaba el viaje. Y este año no iba a ser menos. La etapa no incluía puertos de 1ªcategoría pero el trazado, que ya conocíamos, era espectacular. Después de pasar Interlaken te desvías en Spiez hacia Gstaad, por carreteras de buen asfalto salpicadas de pueblecitos encantadores dignos de Heidi y su abuelo. En Gstaad como siempre había tráfico, que en verano es de lo más común pues aprovechan el buen tiempo para repasarlo todo, y a la salida pasamos los dos primeros puertos de la jornada, el coll du Pillon y el col de la Croix, para desembocar en Aigle y tomar camino a Martigny, que no se cruza pues te desvías antes hacia Chamonix, pasando por el col de la Forclaz, muy chulo pero algo cargado de tráfico. Y es que a estas alturas se nota la influéncia del turismo masivo que se concentra alrededor del Mont-Blanc.
Como ya pasamos cuatro días por aquí decidimos pasar Chamonix, Saint Gervais y Megeve y descansar en el encantador Hotel Caprige des Neiges en La Crest Voland, una pequeña estación de ski, casi privada y sin construcciones excesivas, separada del resto del mundo en un paisaje suave y muy tranquilo. Dimos un paseo por la montaña y cenamos en el Hotel, muy bien, y a descansar y recopilar sensaciones.
De las dos últimas jornadas no hay mucho que contar. Desde la Crest bajamos 582 kms hasta la Jonquera, donde haríamos noche, y por último al día siguiente los 500 kms que nos separaban de casa, a la que llegaríamos sanos y salvos, con cero problemas con la V, y muchísimas más fotos en la retina, de lo que esta crónica muestra.
Me despido esperando no haberme pasado dos pueblos con el ladrillo que me ha quedado, pero como comentaba al principio, la segunda vez que te dejas caer por estas maravillosas tierras tienes la ventaja de aprovechar más el tiempo, programar jornadas menos cargadas de kilómetros pero con más fondo, y en definitiva redondear un poco mejor tus vacaciones.El presupuesto fue de 1000 euros por persona, que teniendo en cuenta caldo,peajes-vignettes, comidas, cenas, hoteles,atracos en Austria, atracciones y consumiciones varias creo que está bastante contenido para ser 12 días con sus noches.
Sé que en estas semanas muchos de vosotros estáis cerrando viajes parecidos a éste, así que si os ha servido de ayuda me alegro, y a los que todavía no se han lanzado, sea por pasta, o porque os parece complicado llevarlo a cabo, no lo dudéis, merecerá todas las penas.
V´ssssssss
