Lo que iba diciendo, creo que voy a compartirlos con vosotros ya que, a pesar de que varios de ello parecen de manual de autoescuela, algunos artículos son bastante interesantes, eso sí claro... si os parece bien , los artículos llevan desde el 2009 así que voy recuperando poco a poco...
Serie Línea Directa Aseguradora: La moto y la ciudad (1)
Línea Directa Aseguradora, siempre comprometida con la moto y con la mejora de la Seguridad Vial, quiere mostrar a todos sus asegurados y socios las normas básicas de la conducción en ciudad.
Como sabéis, la moto requiere un estilo de conducción completamente distinto a cualquier otro tipo de vehículo debido a que las ruedas actúan como giróscopos, por lo que cuanto más rápido van, mayor es ese efecto giroscópico, de tal manera que es importante ejercer una determinada fuerza en dirección opuesta para cambiar la dirección.
Por eso mismo, cuando quieras girar a la izquierda deberás hacer fuerza en esa zona del manillar para girar a la izquierda y empujar desde la parte de la derecha, es decir, en la dirección opuesta a la fuerza que se está ejerciendo, realizando la maniobra conocida como contramanillar.
Éste es el principal secreto en el manual de cualquier buen motorista, ya que si logras aplicarlo en todo su rigor acabarás convirtiéndote en todo un experto.
En cuanto al mantenimiento, es imprescindible seguir unas pautas preestablecidas, ya que si mantienes todos los elementos de tu moto en perfectas condiciones de uso, las reparaciones siempre serán meramente rutinarias. Para ello, debes crearte un hábito semanal de revisión de determinados puntos básicos para anticiparte a cualquier problema, sobre todo si tenemos cerca algún desplazamiento largo. De esta forma, discos y pastillas de freno, bombillas de señalización, tensión y lubricación de la cadena de transmisión, retenes de horquilla, presión y estado de los neumáticos, nivel de aceite del motor, batería, líquido hidráulico y refrigerante son los puntos de obligada revisión con una cierta periodicidad.
El primer y obligado paso una vez inicies la marcha es conocer el tacto de los frenos de tu moto, por lo que debes irte acostumbrándote poco a poco a ellos y conociendo su verdadero alcance para evitar así situaciones desagradables.
Además, calma, tranquilidad y mucho “tacto” serán obligados en las semanas iniciales de aprendizaje con tu nuevo vehículo, sobre el que tendrás que aprender la posición de conducción más cómoda, las reacciones, la velocidad apropiada y la distancia de seguridad a mantener en cualquier momento y circunstancias para atenuar todos los riesgos.
En cuanto a la indumentaria, que siempre tiene que ser la apropiada y cumplir con una serie de homologaciones que garanticen nuestra seguridad, cuestión que trataremos en nuestro siguiente capítulo: El casco y la indumentaria del motorista.
Serie Línea Directa Aseguradora: la moto y la ciudad (2) La protección más adecuada en cada momento
Nadie duda ya de que cualquier buen motorista sabe que el uso del casco es obligatorio y, además, esencial pues ha salvado y seguirá salvando muchas vidas. El motociclista nunca debe olvidar que el casco protege en gran medida en caso de accidente, pero también de impactos de insectos, la lluvia, el frío o el ruido y que por ésta y otras muchas y buenas razones es importante realizar una buena elección.
Además de una buena elección de tan vital elemento protector, el casco también exige un cuidado mantenimiento de todos sus elementos, como la pantalla protectora o las tomas de ventilación para que en ningún momento se bloqueen y permitan una aireación que evite el empañamiento..
El abanico de posibilidades a la hora de elegir un buen casco es casi interminable, aunque en realidad se pueden resumir en los siguientes: el casco integral, que cubre el mentón; su variación modular, en el que la parte del mentón y la pantalla se puede levantar hacia arriba -lo que facilita hablar sin quitárselo- y el casco abierto, con o sin pantalla. Cuando el casco no tenga pantalla, es necesario llevar gafas u otra protección efectiva.
En general, todos los cascos están hechos de dos tipos de material: una resina reforzada con fibras de vidrio o de carbono, y policarbonato plástico. Todos los cascos han de cumplir las certificaciones u homologaciones de la Unión Europea visibles en un lugar destacado. Otra condición indispensable de un casco que se adapte lo máximo posible a la cabeza de su propietario y que sus anclajes sean lo más seguros y fiables, para lo que es importante no escatimar en el precio de un elemento que puede ser el más importante en el equipamiento de un motorista.
Además del casco es importante que el motorista vista la indumentaria adecuada, pues aunque pueda parecer cómodo circular en camiseta, pantalones cortos y sandalias cuando hace calor, el más mínimo percance puede tener graves consecuencias. Una mancha en el pavimento, incluso a poca velocidad, puede provocar heridas muy graves, ya que la piel no está preparada para resistir las propiedades abrasivas de una calzada. Unos vaqueros, una camisa de manga larga y unas zapatillas de deporte servirán al menos como primera medida de protección, que se podrá reforzar con indumentaria especialmente diseñada para motocicletas, sin olvidarnos de unos guantes que protejan nuestras manos.
Es importante también saber la temperatura habitual con la que se empleará nuestro equipamiento, ya que en función de ello debe depender nuestra elección para no excedernos en los materiales requeridos ni tampoco quedarnos cortos. También es importante llevar guantes y un calzado que cubra el tobillo, pues proporcionará una protección mayor en caso de accidente.
Por su parte, es necesario prestar una especial atención a los peatones, ya que una persona que desee cruzar una vía y no vea nuestra moto no será capaz de calcular bien su intención o la velocidad a la que nos acercamos, sobre todo si hablamos de personas mayores o niños. Igualmente hay que tener una atención especial con los ciclistas, que aunque comparten la vía y van sobre un vehículo de dos ruedas, circulan a una velocidad muy distinta a la nuestra y sus reacciones son igual de imprevisibles.
Además hay que tener en cuenta los grandes vehículos comerciales, que suelen tener un campo de visión mucho más reducido y por lo que el motorista tendrá que colocarse de modo que el conductor siempre lo tenga en su campo de visión, ya que esa será la mejor forma de evitar sorpresas desagradables. Asimismo, igual de importante que seguir esa serie de normas básicas será preocuparse por saber los más elementales conocimientos de primeros auxilios, ya que pueden ser determinantes para salvar vidas.
La primera y casi fundamental norma en un accidente de motorista es no quitarle el casco, ni tampoco mover a la persona si no es por extrema necesidad para ponerla a salvo del resto del tráfico para, acto seguido, contactar inmediatamente con los servicios de urgencia oportunos.
Serie Línea Directa Aseguradora: la moto y la ciudad (3) En moto nada de alcohol, drogas o medicamentos
En las dos primeras entregas de las series sobre conducción, nos hemos centrado en diferentes aspectos técnicos y de equipamiento, pero es importante hacer mención del peligroso efecto que pueden tener el alcohol, las drogas y los medicamentos cuando se conduce una motocicleta o ciclomotor.
El motorista debe tener siempre presente que el cansancio o el consumo de alcohol pueden afectar muy negativamente a la conciencia y a nuestras reacciones al manillar de la moto y si a ello le añades actividad nocturna o la realización de deporte, ese desgaste se acumula sin apenas darnos cuenta en nuestro organismo.
Por eso, entre las principales recomendaciones se encuentra no iniciar un largo viaje después de haber finalizado el trabajo, pues es más fácil dormirse durante la conducción, incluso cuando se pilota una moto. Un peligro aún mayor es el consumo de drogas por parte del motorista, ya que sea un consumo de los llamados social o recreativo, afecta de forma negativa al rendimiento en la conducción y se incrementan en gran medida las posibilidades de sufrir un grave accidente.
Junto con las drogas, el alcohol es otro de los factores relevantes negativos en la conducción y el causante directo de miles de accidentes de tráfico, aún cuando la ingesta del mismo no sobrepase las cantidades permitidas por las distintas legislaciones europeas.
El alcohol y las drogas minimizan la sensación de riesgo, alteran la percepción de las distancias y ralentizan los movimientos y reacciones del conductor, que en el caso de los pilotos de motos es todavía más grave.
Cuando las cantidades se van incrementando exponencialmente, disminuyen parámetros tales como el equilibrio y la coordinación, vitales en un motorista.
Sólo por poner un ejemplo, recogido en múltiples estudios de la Unión Europea, con sólo 0,5 miligramos por litro de sangre (límite legal en 23 países de la UE) la reacción de las personas disminuye a la mitad. Un motorista que rueda con su vehículo a 90 km/h, tiene doce metros más cerca al coche que se incorpore al tráfico delante de él, antes de que intente empezar a esquivarlo y si la ingesta de alcohol es de 1,5 miligramos por litro de sangre, el motorista tiene 200 veces más posibilidades de tener un accidente que si no hubiera tomado nada.
Como el alcohol, también habría que evitar todo tipo de drogas cuando se conduce, pues aunque a cada uno le afecta de manera distinta, lo cierto es que todas distorsionan a capacidad de juicio, raciocinio y las habilidades sobre la moto. Pero el alcohol y las drogas no son los únicos enemigos de un motorista, ya que un simple resfriado y su tratamiento, o la alergia tan habitual en la población, pueden afectar a la conciencia, habilidad y juicio del motorista.
No es causa suficiente como para aparcar la moto o el ciclomotor en casa, pero si para extremar las precauciones, puesto que un estornudo bajo el casco integral nos puede dar algún que otro susto y desconcertarnos en nuestra conducción.
Frente a enfermedades más graves, el motorista debería plantearse si ésta puede afectar su rendimiento antes de subirse a la moto, incluso con el un mundano dolor de cabeza, de oído o de muelas. Todo este tipo de “males menores” afectan y distraen mucho más de lo que nadie se puede imaginar y, al final, perjudicar la capacidad habitual de pilotar una moto.
Por tanto, es necesario evaluar siempre el efecto de la medicación, por receta médica o comprada en la farmacia, ya que muchos de estos medicamentos recomiendan que no se conduzca durante su uso por provocar cierta somnolencia.
La actitud y el comportamiento son el último apartado de la parte teórica de esta serie de La Moto y La Ciudad para conseguir una serie de conocimientos básicos para conducir una moto de manera segura en nuestras carreteras.
Es importante controlar la moto y ser capaz de conducir de modo seguro en el tráfico diario, pero también requerirá un compromiso real del motorista para saber “leer” las posibles reacciones de los demás usuarios de las vías públicas pero es fundamental que el motorista se dé cuenta de que sólo él puede controlar sus acciones.
Serie Línea Directa Aseguradora: la moto y la ciudad (4) La importancia de conocer el vehículo que vas a conducir
Cualquier persona que quiera acceder por primera a un vehículo de dos ruedas debería conocer a la perfección todo cuanto rodea a su moto, desde las formas de conducción segura, hasta los requisitos legales que debe observar como motorista.
El manual para conductores noveles que en su día elaboró la Unión Europea destaca la importancia de planificar bien las clases, sobre todo en lo relativo al circuito elegido, puesto que las instalaciones que se tengan adisposición condicionarán mucho el aprendizaje.
De ahí la importancia que adquieren las distintas iniciativas referidas a cursos de conducción que permiten de una manera práctica y segura aproximar los riesgos, obligaciones y peculiaridades de las motos a los nuevos conductores, en los que también será importante la evaluación de los conocimientos previos.
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Además de conocer la normativa que regula el acceso a la moto, también es importante conocer cuál es el equipamiento necesario para garantizar nuestra integridad física sobre un vehículo de dos ruedas, de lo que ya hemos hablado en anteriores números de esta serie.
Todo usuario de un vehículo de dos ruedas debe conocer al máximo las reacciones de su moto en cualquier tipo de circunstancia, por lo que es importante poner en práctica una serie de ejercicios, el primero de los cuales es, con el motor en marcha y el caballete central en su emplazamiento, practicar su recogimiento.
En este punto es imprescindible tomar una serie de medidas de seguridad, la más importante de las cuales es accionar la maneta de freno, apoyar el peso de la moto sobre el muslo del lado desde el cual vaya a plegar el caballete y realizar esta operación siempre lo más erguido posible.
La acción de desplegar el caballete se debe hacer siempre tras confirmar un buen apoyo de ambos pies en el terreno y en una posición lo más erguida posible.
En ese momento, con una mano en el manillar y otra en el asa posterior que equipan casi todas las motos, basta con volcar suavemente nuestro peso encima de la prolongación del caballete, lo que casi automáticamente levantará la moto hasta su posición segura de reposo.
La inmensa mayoría de las motos, por no decir el ciento por ciento de ellas, tienen emplazado el caballete en un punto en el que el centro de gravedad del vehículo hace que éste se desplace casi sin esfuerzo hasta la posición de aparcamiento.
Mucho más fácil que el caballete central resulta el empleo de la conocida “pata de cabra” lateral, si bien en este caso el aparcamiento del vehículo es bastante más inseguro y, como norma general se deben vigilar un par de cuestiones. La primera de ellas es comprobar que la fuerza del muelle de recuperación de la “pata de cabra” no es excesiva, pues ello supondría que el menor “toque” de cualquier viandante propiciaría que el citado elemento se recogiese automáticamente y nuestra moto acabe en el suelo. La segunda y no menos importante es cerciorarse de que el suelo en el que se ha decidido aparcar el vehículo tiene la suficiente consistencia y que nuestra moto tiene la inclinación apropiada como para apoyar bien sobre la “pata de cabra”, ya que una verticalidad excesiva puede provocar más de un susto en forma de caída.
Es importante que el conductor de vehículos de dos ruedas tenga una actitud, confianza, capacidad y talla de piloto de motos, dejando al margen los excesos de confianza y la asunción de riesgos innecesarios.
La experiencia en el uso de otros vehículos no es válida cuando se habla de conducir una moto, por lo que resulta imprescindible conocer los límites del vehículo y también del motorista para procesar toda esa información.
Aunque parezca banal, el hecho de controlar perfectamente el momento de subir y bajar la moto del caballete central, otorga al usuario de la moto una seguridad en sí mismo que será muy importante en el uso cotidiano del vehículo, y por ello es recomendable tener dominada esa acción.
Un ejercicio muy interesante para familiarizarse con el reparto de pesos de nuestra moto se puede hacer sobre el caballete central, con movimientos hacia delante y atrás y a los lados que de una manera segura nos van a reproducir las maniobras de la moto en tráfico con poca movilidad, entre vehículos o en un garaje.
Otra prueba muy práctica de nuestra habilidad sería, de pie, al lado de nuestra moto mantener el equilibrio de la misma con una sola mano asida al manillar para “conocer” el peso que manejamos con él.
Además, es importante memorizar todos los mandos que tenemos en el manillar y practicar el acceso a los mismos sin tener que desviar la mirada del tráfico, empleando al unísono tanto la maneta de embrague, si dispone de ella nuestro vehículo, como los de selección de marchas y frenada.
Una vez conocemos todos estos parámetros a la perfección, estamos dispuestos a arrancar nuestra moto y comenzar la marcha, aunque ,no estaría de más un chequeo general de todos los aspectos relevantes: suficiente nivel de combustible, ninguna marcha engranada, caballetes –central y lateral- en su emplazamiento original, maneta de freno accionada y mecanismo de arranque activado.
No con la misma asiduidad pero si cada cierto tiempo, se debería comprobar el estado de los discos de freno, pastillas de freno, retenes de horquilla, presión y estado de los neumáticos, lubricación y tensión de la cadena, nivel de aceite o pérdidas de combustible, pues de su “estatus” dependerá y mucho nuestra integridad física.
Serie Línea Directa Aseguradora: la moto y la ciudad (5) Primeros movimientos y control del vehículo
Los primeros movimientos sobre una moto requieren una atención directa y constante, evitando distracciones con cualquier factor externo, y buscando siempre el espacio suficiente para emprender la marcha, reduciendo así el riesgo de una posible pérdida de control por parte del piloto.
Es importante saber controlar el embrague y el acelerador para entender a la perfección el comportamiento de la máquina, y conocer la relación de potencia entre el movimiento del gas y el aumento de la velocidad del motor, justo en el momento en el que entra la marcha.
Si la moto es de cambio manual, es importante conocer cómo funciona el embrague en el momento de engranar la primera marcha controlando en todo momento el equilibrio entre éste y el gas para conocer el punto en el que podemos comenzar a circular. Este ejercicio lo podemos realizar sentados en la moto con los pies en el suelo marchando muy despacio
Igualmente, es importante conocer el comportamiento de los frenos, por lo que es recomendable probarlos antes de comenzar a circular. Además, a la hora de emprender la marcha, es importante tener claro que no se debe mirar justo delante de la moto, sino dirigir la vista a cierta distancia, en la dirección hacia donde se quiere ir.
Es fundamental, también antes de iniciar la marcha, que el motorista mire por el retrovisor –o incluso hacia atrás, si la moto no está en movimiento- para comprobar si hay otro vehículo, persona u objeto que pudiera estar en nuestra trayectoria. Posteriormente, podemos avanzar lentamente uno o dos metros liberando un poco al acelerador, con ambos pies fuera de las estriberas para mantener mejor el equilibrio.
Un ejercicio muy apropiado para conocer la eficacia relativa de los frenos delanteros y traseros es, con el pie derecho en la estribera, avanzar lentamente tres o cuatro metros y detenerse decelerando y accionando los frenos delantero y trasero, mientras se aprieta el embrague. Cuando la moto esté parada, hay que ponerla siempre en punto muerto.
Antes de iniciar por primera vez los cambios de dirección, es necesario conocer la dinámica de una moto cuando cambia sus reacciones con la velocidad. Resulta necesario mirar al punto en el que se está realizando el giro, y con ambos pies en el suelo, se puede arrancar y avanzar uno o dos metros lentamente para hacer luego un giro gradual hacia la izquierda.
Al llegar a los 90 grados, se debe corregir de nuevo la dirección recorriendo uno o dos metros más, para después parar la moto con el freno delantero mientras se acciona el embrague, poniendo punto muerto. Es conveniente praticar estos ejercicios tanto con giros a la izquierda como a la derecha para conocer a la perfección las respuestas de nuestra moto.
Otro ejercicio importante es controlar la moto avanzando en línea recta a muy poca velocidad para aumentar así al máximo nuestra percepción de equilibrio. No se trata de ir lo más lento posible, sino de encontrar el equilibrio entre poca velocidad y la estabilidad de la dirección, por lo que es importante focalizar un punto lejano para mantener al máximo la línea recta y así evitar el mal hábito de mirar justo delante de la rueda delantera.
El siguiente paso será iniciar la circulación desde salida parada, con el pie derecho en el suelo y el izquierdo en la estribera para engranar la marcha. Se debe acelerar paulatinamente soltando el embrague hasta adquirir cierta velocidad. Luego se puede volver a frenar hasta detener completamente la moto y así sucesivamente.
El objetivo de este ejercicio no es otro que conocer la reacción de nuestra moto en el momento de la puesta en marcha, saber su respuesta al soltar el embrague y la potencia que entrega. El ejercicio se puede repetir sin llegar a parar completamente o con intervalos de velocidades lentas y variables. Con o sin paradas intermitentes, se conocerá la respuesta de los frenos utilizándolos con mayor o menor fuerza.
Todos estos ejercicios son necesarios, ya que nos permiten percatarnos de la dinámica de la moto, evitando así riesgos para todos y ayudándonos a ser más responsables en la conducción.
Independientemente de los ejericios y de la destreza que mostremos en la conducción, es esencial que seamos conscientes en todo momento de la importancia de mantener la atención visual en la carretera, para identificar los riesgos potenciales y evitar accidentes.
Serie Línea Directa Aseguradora: la moto y la ciudad (6). Control de vehículo, cambio, frenos y dirección
Vamos a hablar de las principales peculiaridades para controlar un vehículo en función del cambio de marchas de que disponga, automático o manual, el uso de los frenos y la dirección, como principales elementos de uso a la hora de maniobrar nuestra moto.
CAMBIO AUTOMÁTICO
Es importante saber subir y bajar, sentarse correctamente y maniobrar a motor parado antes de avanzar sin cambiar de dirección, a velocidad variable y sin usar los frenos, para después realizar el siguiente ejercicio, que consistirá en avanzar sin cambiar de dirección, pero variando la velocidad con el gas y empleando ambos frenos.
Entre los requisitos importantes es necesario que los usuarios de la moto sepan adónde hay que mirar cuando se avanza o se cambia de dirección, además de saber controlar el acelerador y el freno en el tráfico y la importancia de las distancias de frenado y la anticipación.
Hay que saber usar el acelerador para aumentar y disminuir la velocidad, por lo que después de comprobar los retrovisores y mirar atrás por encima del hombro, el motorista debería empezar a avanzar en línea recta, aumentando con cuidado la velocidad del motor.
Al poco de iniciar la marcha, se debe reducir nuevamente la velocidad de la moto hasta un ritmo de peatón, sin emplear los frenos, y luego, tras una cierta distancia a esa velocidad, acelerar y decelerar varias veces.
Según vayamos adquiriendo confianza, habría que aumentar gradualmente la velocidad hasta un máximo de 25 km/h y, al final del ejercicio, detener completamente la moto con el uso de los frenos. Es importante saber discernir cuando acelerar y decelerar durante el ejercicio, sin olvidar que cuando estemos parados, el pie derecho debería estar en la estribera y el izquierdo en el suelo y, en marcha, mantener la espalda recta, las rodillas cerradas y ambos pies en las estriberas o plataforma.
El siguiente ejercicio sería una repetición del anterior pero empleando los frenos para detener el vehículo, aunque en esta ocasión habría que decelerar usando gradual y coordinadamente ambos frenos (maneta y pedal) junto con el puño del gas. Una vez se adquiera la confianza necesaria podemos ir aumentando progresivamente la velocidad hasta un máximo de 35 km/h., siempre y cuando la zona en la que realicemos estas pruebas nos lo permita.
La siguiente operación a realizar es una continuación de las anteriores pero comenzando a realizar cambios de dirección a poca velocidad, para lo que se avanzará en línea recta, aumentando poco a poco la velocidad del motor y así comenzar un giro de 180°, con una curva gradual de al menos 15 metros. Es importante en esa operación fijar la mirada hacia donde se quiere ir y después deshacer la misma tras avanzar en línea recta y paralelo a la dirección en la que se iba, para volver a cambiar de dirección como antes.
Según se vaya cogiendo confianza se puede aumentar la velocidad entre curvas y frenar con el acelerador y/o los frenos, aunque las curvas se deberían seguir haciendo a una velocidad constante. Con estos ejercicios el objetivo que se persigue no es otro que arraigar en el conductor los conceptos de anticipación, separación del tráfico y distancia de frenado, además de adquirir la suficiente habilidad para emplear el acelerador, los frenos, acelerar, decelerar y girar con suavidad.
CAMBIO MANUAL
Hasta el momento los ejercicios realizados lo eran para una moto con cambio automático, pero es necesario saber cómo hacerlo con cambio manual, pues es importante conocer la relación entre el acelerador, las marchas y la velocidad, además del efecto del freno motor y la activación de los frenos.
En este caso los ejercicios a realizar deben ser avanzar sin cambiar de dirección, variando la velocidad con el acelerador y cambiando de marchas, y sin usar los frenos. Después, se avanzará sin cambiar de dirección, variando la velocidad con el gas y cambiando de marchas y empleando ambos frenos para empezar los cambios de dirección haciendo grandes giros y variando de velocidad con el acelerador además de cambiar de marchas.
Uno de los datos a tener en cuenta para la realización de este ejercicio con una moto con cambio manual, es tener muy claros todos los conceptos para asegurarse de que no se genera confusión con la localización de algunos controles. Inicialmente, el ejercicio debe ser el mismo. El motorista debería empezar a avanzar en línea recta, aumentando con cuidado la velocidad del motor para al cabo de poca distancia reducir la misma hasta un ritmo de peatón, sin cambiar de marchas ni emplear los frenos.
Cuando se adquiera confianza, será el momento de introducir el parámetro del cambio de marchas y aumentar gradualmente la velocidad hasta un máximo de 25 km/h. para, al final del ejercicio, detener completamente la moto con el uso de los frenos y el embrague.
Una vez conocemos el uso de ambos frenos con el acelerador y las marchas para frenar el ritmo de la moto, el siguiente paso sería repetir el mismo ejercicio pero cambiando de marchas, además de usar gradual y coordinadamente ambos frenos, acelerador y marchas.
Unas vez asimilados estos conceptos y la coordinación de todos los elementos, la prueba consistirá en avanzar a una velocidad de unos 8 km/h., el motorista debería hacer un giro de 180° grados, empezando una curva gradual de al menos 15 metros, con la mirada fija en el lugar adonde quiere llegar.
Pero en esta ocasión es importante que en todo el proceso del ejercicio a realizar, el piloto se habitúe al uso de las marchas del vehículo tanto en el momento de la aceleración como en la deceleración, sin engranar ninguna marcha en el momento del giro.
SERIE LÍNEA DIRECTA ASEGURADORA: LA MOTO Y LA CIUDAD (7). Inicio de giro y contramanillar
Esta séptima entrega de la serie “La Moto y La Ciudad” tiene como objetivo principal que el usuario de la moto entienda y sea capaz de emplear bien los elementos mecánicos fundamentales del vehículo, es decir, el acelerador, embrague, el cambio de marchas y levas de frenos en los procesos de arrancada, aceleración.
Uno de los apuntes esenciales de conocimiento para la realización de estos ejercicios es la técnica de contramanillar, y su influencia en el cambio de dirección. El primer y más sencillo de los ejercicios que debemos realizar es un slalom a baja velocidad, en torno a entre 15 y 50 km/h. de progresión en el que se debe dibujar un círculo y posteriormente progresar hacia la figura de un ocho que nos permita familiarizarnos con giros de 180 grados.
El principal objetivo de este tipo de ejercicios no es otro que conseguir que el usuario de la moto entienda cómo se cambia la dirección a distintas velocidades, pues es importante poder hacer sin problemas un slalom, un círculo, un ocho y un cambio de sentido.
Estos ejercicios a poca velocidad, requieren una mezcla de inicio de giro e inclinación para cambiar la dirección que entraña cierta habilidad y equilibrio; mientras que a mayor velocidad se conseguirá el mismo efecto inclinándose y empleando la técnica del contramanillar, además de permanecer atentos con la mirada para anticipar el posible riesgo de la acción y el tráfico.
En la realización de estos ejercicios es necesario prestar especial atención al efecto giroscópico de las ruedas a velocidades moderadas y altas, y dónde y cómo hay que ejercer la presión sobre el manillar para lograr el cambio de dirección deseado.
Uno de los efectos importantes es la transición del control de inicio del giro, donde el manillar gira en la dirección del mismo, teniendo en cuenta la inclinación, cuando el motorista cambia el peso del cuerpo en ese sentido, hasta el momento del contramanillar, cuando el motorista presiona en el manillar y/o la estribera opuestos a la dirección del giro para lograr ese efecto. La maniobra del contramanillar se puede hacer prácticamente a cualquier velocidad, pero se debe intentar evitar la tentación de practicar el efecto a mayor velocidad, ya que en el supuesto de no hacerlo correctamente el susto puede ser importante.
Es importante que se expliquen y se comprendan las técnicas de control de la velocidad, puesto que hay que comprender que los frenos sólo se deberían usar cuando la máquina está en posición vertical, y luego, cuando se esté en un giro, ajustar la velocidad con el acelerador y el freno motor.
Después de haber mostrado cómo hay que conducir haciendo slalom, hay que asegurarse de que se comprenden las características tratadas aquí, pues son básicas para un control seguro de la motocicleta en el tráfico. Así, en un carril definido podemos poner en práctica la teoría expuesta, por lo que a unos 15km/h., debemos pasar entre el primer y segundo cono, cambiando de dirección al salir para que la moto se dirija hacia el segundo y tercer cono, y así sucesivamente hasta llegar al último de ellos, en donde se debe iniciar la detención del vehículo con suavidad.
Esos cambios de dirección deberían hacerse iniciando el giro e inclinándose, mientras se controla el acelerador para evitar cualquier pequeña variación innecesaria de velocidad, que irá aumentando en función de nuestra pericia en la realización del ejercicio. Otra de las pruebas necesaria para adquirir destreza sería la realización de un círculo que se inicia en sentido contrario a las agujas del reloj y medio metro desde fuera de un círculo de conos de un diámetro de alrededor de 20 metros y a una velocidad de unos 15 km/h.
La prueba se debe realizar con la mirada puesta en un punto al menos un tercio de la circunferencia más allá de su posición actual. Al principio, girará con el manillar y, a medida que aumente la velocidad, se deberá aumentar el grado de inclinación hacia el interior de curva, para posteriormente realizar el mismo ejercicio en el sentido de las agujas del reloj.
Por cuanto se refiere al dibujo del “ocho”, se puede realizar con una serie de conos colocados en dos círculos con un diámetro de alrededor de 20 metros y a una distancia entre ellos de unos diez metros. Como en el anterior, el ejercicio se debe realizar inicialmente en el sentido contrario a las agujas del reloj y desde una posición de 90 grados mirando hacia fuera para cambiar posteriormente de dirección unos 45 grados hasta llegar al siguiente círculo, que el motorista debe rodear más o menos medio metro por fuera de los conos en el sentido de las agujas del reloj.
La velocidad inicial del ejercicio debe ser de unos 15 km/h., que aumentará en función de la confianza del motorista de manera gradual, momento en el que se alejará el punto de mira inicial hasta más o menos la mitad del círculo por delante de la motocicleta.
Al girar a izquierda y derecha, la cabeza debería estar vertical respecto al suelo, y no adoptar el mismo ángulo que la moto para evitar errores que den con el motorista por el suelo, que para evitar esta situación debe regular la velocidad con el acelerador y usando el freno motor para reducirla. Es importante saber que en este tipo de ejercicios es necesario emplear la marcha adecuada, pues si es demasiado larga el motor ayudará poco o nada a la frenada y al emplear los frenos para reducir la velocidad, deberemos hacerlo cuando la moto esté vertical para evitar la caída.
Con esa disposición de los conos, en forma de ocho, se pueden realizar cambios de sentido empezando en sentido contrario a las agujas del reloj desde una posición medio metro fuera de uno de los círculos de conos y a una velocidad inicial de unos 15 km/h.
Tras realizar un giro completo de 180 grados y estar alineados con la posición inicial del segundo círculo, habría que enderezar la moto comenzar el siguiente giro con la mirada puesta en el punto de salida mientras nos desplazamos gradualmente al punto de entrada del segundo círculo, cuando se haya llegado a la mitad del primero.
El objetivo que se persigue con estos ejercicios no es otro que obtener un nivel medio de capacidad de control de la moto, puesto que dominar nuestro vehículo es esencial para concentrarse en las condiciones del tráfico y valorar lo que podría pasar, pues su actitud en este proceso es crucial.
En una acción de tráfico cotidiano, si al entrar en una curva ciega en la que no hay nada en la salida o el vehículo que circula en sentido contrario e intenta cruzar lo ha visto, las posibilidades de afrontar sin incidentes esa experiencia disminuirán considerablemente el riesgo.
El control que se aprende en estos ejercicios es quizás lo más importante para conducir bien y con seguridad una moto y resulta de suma relevancia lograr un nivel en el que los usuarios de motos pueden realizar todos estos ejercicios sin dificultad y controlando el vehículo en todo momento.
SERIE LÍNEA DIRECTA ASEGURADORA: LA MOTO Y LA CIUDAD (8). Maniobras a poca velocidad
En esta entrega de nuestra serie La moto y la ciudad, vamos a incidir en una de las maniobras que más especialización y experiencia requiere en la conducción de nuestras motos: las realizadas a poca velocidad. El objetivo: controlar totalmente y en todo momento nuestro vehículo. Es importante conocer los límites de nuestro vehículo en equilibrio y a baja velocidad. Las maniobras a poca velocidad no se consideran especialmente peligrosas, pero tienen su dificultad y son absolutamente necesarias para poder aparcar nuestras motos, cuando hay peatones cerca o coches en búsqueda de un lugar de aparcamiento. El principal de los detalles que hay que tener en cuenta es que una caída de la moto en maniobras a poca velocidad puede hacer daño al motorista y a cualquier otra persona que esté en su camino.
Estos ejercicios se pueden realizar en línea recta a una velocidad inferior a 3 km/h., además de realizar un giro a menos de 5 km/h. o superar obstáculos también a muy poca velocidad para incrementar nuestro equilibrio. Para tener buen equilibrio será importante mantener el control de la moto, para lo que habrá que emplear las técnicas del embrague y acelerador sin dificultad, además de controlar todos los posibles riesgos.
Para la realización de los ejercicios a poca velocidad se puede aprovechar el slalom o el recorrido llamado del “ocho”, aunque también se pueden preparar otras figuras libremente, en las que se realice una maniobra distinta cada vez.
Cuando se adquiera confianza y habilidad, se pueden combinar otro tipo de maniobras. En la realización de los ejercicios será muy importante conocer el comportamiento de la moto a velocidades reducidas y la importancia de controlar el acelerador y el embrague para mantener un buen equilibrio.
Una técnica muy válida es la del “stop” en trial, que es cuando se mantiene la moto momentáneamente en equilibrio con ambos pies en las estriberas, pero que sólo se debe probar cuando tengamos la confianza suficiente como para ponerla en práctica. Otro de los ejercicios será lo que muchos conocen como las “carreras de caracoles”, un ejercicio en el que el motorista tendrá que recorrer unos 30 metros en línea recta a la menor velocidad posible y sin poner los pies en el suelo ni desviarse.
Este ejercicio se realiza con el motorista sentado, con manos y antebrazos al mismo nivel, los pies sobre los estribos y la espalda recta para arrancar y mantener la velocidad más baja posible con la ayuda del acelerador y el embrague y con la marcha más corta posible engranada.
Seguro que habrá que mover el manillar para mantener el equilibrio, pero la rueda delantera no debería desviarse más de 15 centímetros a cada lado del centro del carril durante el ejercicio. Los cambios de dirección a poca velocidad también son importantes y en este apartado se pueden realizar tres maniobras distintas: cambios de dirección sucesivos de no más de 45°; giro de 180° partiendo con la moto parada en equilibrio; y giro de 180° o 360° en movimiento.
En la primera se puede aprovechar el slalom o el ocho, mientras que en la segunda y la tercera serán válidos el círculo o el ocho, en los que, al conducirse a poca velocidad, debería hacerse por la trayectoria interior tanto del círculo como del ocho, y no por fuera. El último ejercicio importante a poca velocidad es el de superar obstáculos, algo que será muy habitual en la conducción ciudadana, como subir o bajar bordillos.
Mientras en los ejercicios anteriores se necesitaba dar poco al acelerador, en éste será necesario tener más potencia del motor y, por tanto, acelerar más, aunque compensando la entrega de potencia con el embrague. Aquí será importante encontrar el equilibrio entre el acelerador y el embrague para superar la resistencia que supondrá subir el bordillo sentado en la moto con ambos pies en el suelo y con la rueda delantera en ángulo recto con el mismo.
En la realización de este ejercicio siempre se debe llevar engranada la primera marcha y con el puño del acelerador abierto más o menos un tercio, se soltará gradualmente el embrague hasta sentir el punto en el que el motor se suelta y dispone de potencia para superar la resistencia del bordillo. Con ambos pies en el suelo, se aumentará gradualmente la potencia hasta que la rueda empiece a subir el bordillo y en cuanto se supere la resistencia y la rueda delantera esté completamente en la acera, se accionará completamente la palanca del embrague.
Luego se avanzará hasta que la rueda trasera toque el bordillo, si bien en esta ocasión se necesitará menos potencia para subir la rueda, ya que buena parte del peso de la moto ya está encima de la acera. En este punto es importante saber que si se da demasiado al acelerador, la rueda podría patinar y resbalar hacia un lado, lo que haría muy peligrosa la situación e incluso podría provocar una caída.
El ejercicio inverso, es decir, bajar un bordillo, resulta mucho más sencillo y, en este caso, sólo se deben extremar las precauciones para no perder el equilibrio, por lo que el acelerador debe estar completamente cerrado y los pies apoyados en el suelo con la mano en la maneta del freno delantero.
(9) pendiente
SERIE LÍNEA DIRECTA ASEGURADORA: LA MOTO Y LA CIUDAD (10). Posición en el tráfico
Cuando un motorista va a emplear por primera vez su motocicleta o ciclomotor en las vías públicas se deben buscar recorridos con relativamente pocas intersecciones y poca densidad de circulación, aunque ya tenga permiso para otra categoría de vehículos y experiencia en el tráfico. Antes de iniciar la marcha, es importante que hagamos todo tipo de comprobaciones, tanto del casco y la indumentaria como de la tensión de la cadena, el estado y presión de los neumáticos, luces, pastillas de freno o los niveles de aceite. Lo correcto es estar en mitad del carril y por ello que se deba ajustar la posición para tener el mayor campo de visión posible y asegurarse de que los demás usuarios nos ven.
Por tanto, el usuario de la moto debe buscar siempre una posición donde pueda ver y ser visto; mirar a lo largo y a lo ancho; y buscar siempre una salida segura, además de que la velocidad y distancia son importantes y deberán variarse en función del espacio lateral y longitudinal disponible.
Este sistema se pone en práctica con el ejemplo de que el motorista circulará en el centro de una burbuja oval de seguridad, cuyas dimensiones variarán según la proximidad de los demás usuarios, anchura y estado de la calzada, por lo que cuando disminuya la distancia del vehículo de delante, el motorista reducirá su velocidad.
Del mismo modo, también se disminuirá la velocidad cuando se vaya a estrechar la distancia entre el borde y el centro de la vía debido a un vehículo parado o a un estrechamiento del carril.
La incorporación al tráfico se hará en una vía de calzada única desde una posición segura y en la dirección del tráfico por su lado de la vía para acelerar hasta justo por debajo del límite de velocidad permitido, o hasta una velocidad inferior si la circulación o el estado del pavimento así lo requieren.
Cuando se adquiera la suficiente confianza se puede uno incorporar a la calzada en el sentido opuesto al que circulan los vehículos en su lado de la vía. Es importante saber estimar la velocidad y distancia de los vehículos que se acercan y a la que tenemos que rodar nosotros para llegar a la velocidad y posición correctas respecto a los demás vehículos sin provocar que los demás redujeran la velocidad o tuvieran que esquivarnos.
Es importante conocer la posición, pues ésta estará influida por la velocidad del vehículo precedente y sus características. Si se trata de un vehículo comercial grande, y no de un coche más pequeño y más bajo, el motorista se colocará a más distancia y más hacia fuera, para que pueda ver mejor la vía y ser visto por el tráfico en sentido contrario y para que el conductor del vehículo delantero pueda verte por los retrovisores.
La relación entre velocidad y distancia es extremadamente importante, por lo que el motorista debería controlarlas y adaptarlas constantemente. A medida que aumenta la velocidad del vehículo que marcha delante debe aumentar la distancia respecto a él. La mejor prueba es la regla de los dos segundos o margen de seguridad que necesitaremos tras el vehículo que circulamos y que deberá aumentar a tres segundos si el pavimento está mojado.
Se aumentará la distancia respecto al vehículo de delante reduciendo la velocidad, cuando se anticipe una situación que exigiría frenar o parar; por ejemplo, al aproximarse a un vehículo parado o paso de peatones, o cuando se enciendan las luces del vehículo de delante.
Cuando se aproxime a un vehículo parado o a cualquier otra situación en la que se reduzca el ancho de la calzada, el motorista reducirá la velocidad antes de llegar al obstáculo, sin recurrir a un frenazo. En caso de que el vehículo de detrás se acerque al motorista, éste dejará más espacio respecto al vehículo de delante para que si el vehículo posterior quiere adelantar, pueda volver al carril sin que se necesario frenar o esquivarlo.
Nunca se superará el límite de velocidad permitido puesto que es importante saber que peatón que recibe un impacto de un vehículo a 50 km/h tiene más de un 80% de posibilidades de sobrevivir. Un impacto a 70 km/h provocará casi inevitablemente daños mortales.
Es importante que el motorista encuentre la posición que le permita tener máxima visibilidad y a la vez mantenerse dentro del tráfico, para ver el flujo del tráfico por delante y anticipar con tiempo razonable el comportamiento del vehículo que le precede. La distancia al vehículo variará en función de la velocidad del tráfico, y se dejará un margen adicional cuando no sea constante y se mantendrá la distancia suficiente para que el motorista pueda detenerse sin frenar bruscamente en caso de que el vehículo precedente se detenga sin avisar.
Dependiendo de cuándo vaya a arrancar el vehículo de delante, se pondrá punto muerto cuando la motocicleta esté parada, o se dejará la marcha puesta manteniendo el embrague accionado y, al parar detrás de un vehículo, se dejará al menos un metro y no se arrancará hasta que el otro vehículo se haya puesto en movimiento.
La distancia aumentará en la medida que aumente la velocidad del tráfico. En intersecciones, el motorista siempre dejará suficiente espacio para que pueda girar un vehículo por dicha intersección. El motociclista ajustará su velocidad en función del tráfico, la anchura de la calzada y las situaciones a las que se aproxime.
Así, con este ejercicio se pretende que el motorista sepa mirar a lo largo y ancho para analizar y anticipar las situaciones que vayan surgiendo y su evolución, y adapta su velocidad, posición y campo de visión para garantizar que su posición siempre le garantiza una salida.
SERIE LÍNEA DIRECTA ASEGURADORA: LA MOTO Y LA CIUDAD (11). Distancia y velocidad, aspectos importantes
En nuestro capítulo del mes vamos a estudiar la posición que debe ocupar el motorista en las vías de circulación en entornos rurales o suburbanos, donde es menos probable que el tráfico reducido condicione la velocidad a la que se circula. Para comprender la importancia de este capítulo, será importante encontrar un recorrido relativamente sencillo, con pocos cruces, curvas y poco tráfico para que ganemos confianza y habilidad, con lo que iremos aumentando la distancia y complejidad de nuestros tramos de circulación. Antes de cada sesión de formación en vías públicas es importante asegurarnos de que llevamos la indumentaria adecuada. También es importante comprender que al conducir por vías suburbanas o rurales con tráfico poco denso y vías no siempre en buen estado debemos adaptar la velocidad de nuestra moto a las circunstancias.
Otro de los datos a tener en cuenta es la importancia de fijar el punto de referencia visual más lejano posible mientras se conduce. Por ejemplo, en una vía recta será aquél en el que parezcan unirse ambos laterales de la vía. En una zona de curvas o cambio de rasante, en cambio, el punto de referencia será aquél en el que la vía desaparece de la vista (punto límite), que servirá para determinar la velocidad de conducción.
El punto límite es un punto en movimiento con el que se moverá también la atención del motorista, pero en el que nunca se debe fijar la mirada, pues puede resultar peligroso. Asimismo, es importante saber identificar los riesgos potenciales del punto límite y vigilar y analizar la evolución de las situaciones, que podrían llegar a reconvertirse, si es necesario, en un nuevo punto límite más cercano.
Una vez nos incorporamos a la calzada, lo primero que debemos hacer es identificar los estos puntos, para comprobar que, efectivamente, las referencias que nos hemos fijado eran las apropiadas. Cuando tengamos claros los referentes para establecerlos, podemos afrontar un primer ejercicio en una vía recta que no tenga tráfico y en el que el punto se encuentre donde se unen los dos lados de la calzada.
Además deberemos adaptar la velocidad dentro de los límites permitidos para detener completamente la moto, siempre frenando ligeramente antes de llegar a una marca previamente establecida por nosotros, como, por ejemplo, una señal de tráfico.
En una zona de curvas o cambio de rasante, deberemos hacer coincidir el punto límite con el punto en que la superficie de la vía desaparezca de nuestra vista y por lo tanto se deberá disminuir la velocidad en función del ritmo al que parezca que nos aproximamos al punto límite. Si aparentemente el punto límite se nos aleja, por ejemplo al salir de una curva, deberemos aumentar la velocidad, aunque siempre condicionada por la capacidad para detenernos en el margen entre nosotros y el punto límite. Una cuestión a tener muy en cuenta es que al acercarnos a una curva, percibiremos que el punto límite también parece moverse de lado, lo que puede darnos un indicio claro sobre la dirección y el ángulo de la curva.
De esta manera, deberemos ajustar la velocidad y controlar la situación. Si, por ejemplo, vemos una intersección en el punto límite, comenzaremos a analizar su potencial riesgo, debiendo permanecer atentos a los vehículos que se aproximen por una vía que llega a dicho cruce.
Una vez detectada la situación, nos prepararemos para reducir la marcha y, cuando creamos que los vehículos de la otra vía tienen prioridad o pudieran incorporarse a la dirección en la que circula, ése se convertirá en el punto límite al que adaptaremos nuestra velocidad.
Este ejercicio lo que pretende es que los motoristas identifiquemos correctamente todos los puntos límite y ajustemos la velocidad de nuestros vehículos en función de ellos.
SERIE LÍNEA DIRECTA ASEGURADORA: LA MOTO Y LA CIUDAD (12). Tipos de curva
En este nuevo capítulo de la serie vamos a meternos de lleno en cómo se debe afrontar la trazada y la trayectoria de las distintas curvas, teniendo en cuenta que debemos considerar como curva cerrada a aquélla que requiera una disminución de la velocidad de más de un 20 por ciento.
Será importante para lograr plenamente nuestro objetivo buscar un recorrido rural o fuera de urbe con numerosas curvas más o menos abiertas, con radios constantes o que varíen poco, asfalto en buen estado y pocas dificultades de tráfico.
Como en anteriores ocasiones, cuando consigamos controlar el entorno en el que nos movemos, podremos incluir secuencias de curvas, las conocidas como “eses” y curvas con radio variable. Tal y como explicamos en anteriores capítulos de la serie, es importante tener claro el concepto del punto límite, básico para trazar todas nuestras curvas de manera segura, además de mantener una posición correcta en la vía y cuando se realice la curva.
El punto límite se alejará cuando esté en la posición adecuada, ya que permitirá ampliar o alargar el campo de visión y mover constantemente el punto límite, fijando la mirada en alguna característica concreta de la vía. Una vez más es imprescindible tener muy en cuenta nuestra principal premisa como motoristas: “Mira siempre donde quieres ir”.
Al acercarnos a una curva es importante mirar al punto límite y apreciar las irregularidades o dificultades del asfalto, como grava, baches o tapas de alcantarillado para entrar a una velocidad moderada y segura. Al entrar en la curva, después de lograr la velocidad necesaria, se debe dar un poco al acelerador para mantener la velocidad y el equilibrio de la moto para que se pueda ver la salida de la curva.
En las primeras ocasiones, debemos dibujar mentalmente una línea que mantenga su posición por el centro del carril en toda la curva, sin dejar de seguir mirando al punto límite, el punto más lejano que se pueda ver desde el centro o lateral de la vía dependiendo de si es a la derecha o a la izquierda y manteniendo el trazado por el centro del carril mientras corregimos la dirección con el manillar.
Si la apreciación de velocidad que realizamos es incorrecta, deberemos cerrar el radio del trazado de la moto con un poco más contramanillar debiendo evitar los golpes de acelerador porque podrían alterar el equilibrio de nuestra moto, además de evitar cambiar de marcha.
Es importante no emplear los frenos en ningún caso mientras la moto esté inclinada en la curva. Si se produjese una situación de emergencia, en la que hay que usar los frenos, deberemos poner la moto en posición vertical, frenar y, si se puede, volver a retomar la trayectoria corrigiendo la dirección.
Cuando veamos la salida de la curva y parezca que el punto límite se aleja, aceleraremos mientras ponemos gradualmente la moto en posición vertical, sin cambiar de marcha hasta que estemos en posición vertical. Una vez controlemos esta maniobra, iremos aumentando nuestro campo de visión, haciendo un trazado más recto en la curva.
En las curvas hacia la izquierda deberemos adoptar una posición aproximadamente un cuarto por dentro del borde derecho del carril y en el momento en que veamos la salida de la curva, la posición deberá ser un cuarto por dentro del centro de la vía o del borde izquierdo del carril.
Según vayamos llegando a la salida de la curva, el trazado llevará la motocicleta hacia el centro del carril. Si la curva es a la derecha, tendremos que colocar la moto un cuarto por dentro del centro de la vía o borde izquierdo del carril y al alcanzar el punto límite en la salida de la curva, el trazado nos llevará a aproximadamente un cuarto por dentro del borde derecho de la vía.
Luego, a la salida de la curva, cuando la vía vuelva a hacerse recta, tendremos que irnos al centro del carril. Con esta técnica podremos ver más lejos y realizar un trazado con un radio menos cerrado en parte de la curva, pero sin dejar de comprender que es peligroso intentar aprovechar más esta técnica conduciendo más cerca del borde o centro de la vía, pues es probable que en el borde de la vía haya restos y en el centro de la vía haya posibilidad de encontrarse tráfico de cara.
Para afrontar series de curvas no son necesarias habilidades especiales, la única diferencia se centra en saber la posición que debe adoptar nuestra moto a la salida de una curva para entrar en la siguiente, además de saber valorar una velocidad segura para después de la primera curva enlazar con las siguientes y evaluar por separado el ángulo y velocidad para cada una de ellas.
Será crucial, en este punto, valorar el movimiento lateral del punto límite para reducir la velocidad si es necesario y de necesitar usar los frenos, hacerlo con la moto en posición vertical.
Entre los aspectos a tener en cuenta en estas series de curvas, hay que saber que el radio no se mantiene constante a lo largo de toda la curva y que por esta razón el punto límite será clave.
Si en una curva a la izquierda, el punto límite que parecía moverse a la izquierda a ritmo constante, parece que se desplaza más rápidamente, debemos saber que la curva se está cerrando y entonces deberemos emplear la técnica de contramanillar para cerrar el radio del trazado de la moto y deberemos reducir la velocidad de manera limitada y evitando los frenos o el cambio de marchas.
A la hora de afrontar curvas es importante evaluar cómo está el asfalto, si está en mal estado, debe ser reparado o tiene surcos provocados por vehículos pesados, si tiene grava o tapas de alcantarillado metálicas en la vía, para reducir aún más la velocidad y modificar nuestra trayectoria.
Es necesario que estemos muy atentos a las señales que ilustran el ángulo de una curva o indican la velocidad, pues siempre deberemos pecar de prudentes ya que la velocidad segura para un coche puede ponernos a prueba, especialmente con el suelo mojado o en mal estado.
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