Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
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#51 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
-¿Vamos a emplear el juego del conductor?.
-Andamos ya mayores para esas cosas, ¿no te parece?.
-Sí, pero forma parte de ese círculo que hemos abierto ambos, primero encontrándonos y luego viniendo hasta aquí.
-Sea pues así, me veo incapaz de negarte nada ahora mismo.
Lo cierto es que habían entrado en una franqueza inusual hasta ese momento en la vida de ambos, se conocían de siempre, sin embargo eran realmente dos desconocidos. Sus trayectorias divergieron hace mucho tiempo, sabían poco el uno del otro –menos ella de él que al revés-. El conductor era un juego infantil, casi pueril, consistía en que uno era el reacio y el otro el que inducía la relación; para dar más morbo al momento, el que iniciaba solía ser el que menos ganas de los dos tenía, curioso, pero así era. En esta ocasión eso era difícil de precisar, ninguno de los dos se atrevía a indicarse como conductor puesto que eran tan grande las ganas que se tenían el uno y el otro que al unísono les parecía insultante decir quién iba a ser el director de orquesta. Fred, viendo que ella permanecía callada empezó a hablar.
-Bueno, ¿cómo lo hacemos?. Yo no quiero ser el conductor, y por lo que parece tú tampoco.
-No, de ninguna manera.
-Entonces este juego no sirve lunarcito, ¿para qué tú me lo dijiste?.
-No sé, nostalgia, cumplir un requisito más del lugar, ¿qué quieres que te diga?.
-Somos mayores, no necesitamos cumplir todas los ritos que no hicimos cuando pequeños.
Ciertamente, nunca habían estado a este nivel juntos, bueno, sí que habían tonteado bastante, pero con la pasión y el deseo con el que se estaban mirando nunca. Ella sentía como se le erizaba todo el vello del cuello cada vez que Fred ponía su mano sobre sus hombros, apretándolos suavemente. Por su parte a él se le aceleraba el pulso cada vez que ella posaba sus manos en sus caderas haciendo un leve masaje ascendente hasta llegar a las costillas…, y volviendo a bajar.
En ese mismo instante se asieron como si tuviesen que unirse para siempre…, poco más que comentar que ningún enamorado no haya vivido en esa situación.
Sólo comentar que dos púberes inexpertos recibieron la mayor lección de amor, pasión y sexo que en su vida hubieran podido imaginar. Telespectadores ávidos de aprendizaje, de posturas, besos y caricias que se les antojaban imposibles de realizar por el momento…, quizá cuando tuvieran alguna experiencia a partir de ese momento; de vez en cuando se miraban incrédulos de lo que veían.
Los mimos y abrazos no cesaban, las palabras se sucedían.
-¿Crees que alguna vez seremos capaces de hacer eso? Preguntaba el joven a su compañera de “asiento”.
-Si alguna vez me haces hacer las cosas que estamos viendo, no me separaría de ti en la vida. ¡Calla un poco, que nos lo perdemos!.
Cuando hubieron acabado se fueron a dar un baño, último ritual por cumplir, el agua estaba algo fría, quizá la temperatura corporal había subido demasiado, o era que la noche había hecho bajar la temperatura más de lo que recordaban ellos.
Se vistieron y se marcharon cogidos de la mano para el pueblo, antes una parada para reponer alguna de las calorías consumidas, una copa y algún refrigerio.
Un beso de despedida y hasta el día siguiente.
-Andamos ya mayores para esas cosas, ¿no te parece?.
-Sí, pero forma parte de ese círculo que hemos abierto ambos, primero encontrándonos y luego viniendo hasta aquí.
-Sea pues así, me veo incapaz de negarte nada ahora mismo.
Lo cierto es que habían entrado en una franqueza inusual hasta ese momento en la vida de ambos, se conocían de siempre, sin embargo eran realmente dos desconocidos. Sus trayectorias divergieron hace mucho tiempo, sabían poco el uno del otro –menos ella de él que al revés-. El conductor era un juego infantil, casi pueril, consistía en que uno era el reacio y el otro el que inducía la relación; para dar más morbo al momento, el que iniciaba solía ser el que menos ganas de los dos tenía, curioso, pero así era. En esta ocasión eso era difícil de precisar, ninguno de los dos se atrevía a indicarse como conductor puesto que eran tan grande las ganas que se tenían el uno y el otro que al unísono les parecía insultante decir quién iba a ser el director de orquesta. Fred, viendo que ella permanecía callada empezó a hablar.
-Bueno, ¿cómo lo hacemos?. Yo no quiero ser el conductor, y por lo que parece tú tampoco.
-No, de ninguna manera.
-Entonces este juego no sirve lunarcito, ¿para qué tú me lo dijiste?.
-No sé, nostalgia, cumplir un requisito más del lugar, ¿qué quieres que te diga?.
-Somos mayores, no necesitamos cumplir todas los ritos que no hicimos cuando pequeños.
Ciertamente, nunca habían estado a este nivel juntos, bueno, sí que habían tonteado bastante, pero con la pasión y el deseo con el que se estaban mirando nunca. Ella sentía como se le erizaba todo el vello del cuello cada vez que Fred ponía su mano sobre sus hombros, apretándolos suavemente. Por su parte a él se le aceleraba el pulso cada vez que ella posaba sus manos en sus caderas haciendo un leve masaje ascendente hasta llegar a las costillas…, y volviendo a bajar.
En ese mismo instante se asieron como si tuviesen que unirse para siempre…, poco más que comentar que ningún enamorado no haya vivido en esa situación.
Sólo comentar que dos púberes inexpertos recibieron la mayor lección de amor, pasión y sexo que en su vida hubieran podido imaginar. Telespectadores ávidos de aprendizaje, de posturas, besos y caricias que se les antojaban imposibles de realizar por el momento…, quizá cuando tuvieran alguna experiencia a partir de ese momento; de vez en cuando se miraban incrédulos de lo que veían.
Los mimos y abrazos no cesaban, las palabras se sucedían.
-¿Crees que alguna vez seremos capaces de hacer eso? Preguntaba el joven a su compañera de “asiento”.
-Si alguna vez me haces hacer las cosas que estamos viendo, no me separaría de ti en la vida. ¡Calla un poco, que nos lo perdemos!.
Cuando hubieron acabado se fueron a dar un baño, último ritual por cumplir, el agua estaba algo fría, quizá la temperatura corporal había subido demasiado, o era que la noche había hecho bajar la temperatura más de lo que recordaban ellos.
Se vistieron y se marcharon cogidos de la mano para el pueblo, antes una parada para reponer alguna de las calorías consumidas, una copa y algún refrigerio.
Un beso de despedida y hasta el día siguiente.
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#52 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Llegó a casa, después de una ducha miró el reloj y casi era la hora en la que había citado a sus hijos para hablar. A la hora acordada sólo había llegado la pequeña, los otros no aparecieron.
-¿Y tus hermanos?, ¡os avisé a los tres!,
-Sí, bueno, en esto estamos juntos, pensamos de igual forma, con lo que me han dejado que sea yo quien escuche lo que nos tenías que decir y luego yo se lo comentaría a ellos. De todas formas te prevengo que lo que queríamos era hablar nosotros, no que nos hicieras ninguna propuesta.
-Entonces es mejor que hables, te escucho.
-Verás padre, para nosotros tanto madre como tú, sois dos auténticos desconocidos. Poco hay que añadir a esto, tú lo sabes bien…., por lo tanto no queremos que, cuando la tengamos, nuestras familias lleguen a convertirse en lo que la vuestra ha sido. Unos desconocidos bajo un mismo techo de vez en cuando. A veces hemos pensado que querías más tus negocios, a tus empleados que a nosotros. Si nuestra vida iba a ser de ésta forma, ¿por qué decidisteis tener hijos?, ¿por qué os casasteis?, no lo entendemos. De todas formas no quiero convertir esto ahora en todo una ristra de reproches. Hemos tenido una educación exquisita, no nos ha faltado de nada, no creas que eso no lo valoramos. Seguramente cualquier niño en nuestra situación hubiera firmado sin pensarlo….., lo que ocurre es que tener cosas materiales está bien, es bueno, pero olvidar lo demás…, el afecto, el cuidado de tu madre una noche de fiebre, un fin de semana todos juntos de paseo, un castigo por no hacer la tarea…. , tantas cosas que tenían compañeros de colegio y de las que nosotros carecíamos…..
-Cometí con vosotros el mismo error que mi padre conmigo, y que el padre de éste con él. No tengo excusa, tenéis toda la razón para estar así de enfados, de molestos. No puedo hacer nada por cambiar el pasado, sólo intentar enmendarme en el futuro, si todavía no es tarde.
-Es tarde ya, ¿por qué crees que mis hermanos no han venido?, hace años que dejamos de esperar esta conversación con vosotros dos. El tiempo nos hizo coger la vereda de nuestra vida alejándonos de vosotros, olvidándonos que teníamos padres y que sólo estábamos nosotros. Ellos no os perdonan esto. Yo por mi parte, sí, por eso estoy aquí y ahora contigo.
Con lágrimas en los ojos Wolfgang, el gran ejecutivo, el de los negocios multimillonarios, el influyente hombre de negocios que había almorzado con tantos y tantos mandatarios mundiales, personas que arreglaban el mundo, se vino abajo. Su hija una rubia alta, con los mismos rasgos de su abuelo, le hizo llorar como un niño. Se levantó y se abrazó a ella y permaneció así, hasta que un golpe en la puerta de la habitación la hizo separarse de él, era instintivo, había crecido sin el calor de su padre. Entró el chófer para comunicarle que le habían llamado.
Con un gesto agarró a su hija del hombro y la estrechó contra él, y le dijo al chófer que se lo pasara a la asistente personal, que ella sabría qué hacer.
-Es su asistente señor, es ella la que llama.
Sin soltar a su hija, pidió un teléfono y no la dejó hablar.
-Dije que no me molestasen. Llama al nuevo director en China, él lo resolverá, ya me pondrás al día mañana.
-Señor, el asunto por el que le llamo está relacionado precisamente con China, no le hubiera llamado si no fuese realmente importante su intervención, es un problema ocasionado con toda la documentación que se presentó ante el gobierno chino, el nuevo director está arrestado en Beijing, está en el Ministerio de Seguridad. No tenemos más datos, el Cónsul en la ciudad no ha podido contactar todavía con él, y el Embajador no está ahora mismo en China, se encuentra en Alemania por asuntos personales.
-Vale, dile al Cónsul que no haga nada, me encargaré de este tema esta misma noche.
-¿Y tus hermanos?, ¡os avisé a los tres!,
-Sí, bueno, en esto estamos juntos, pensamos de igual forma, con lo que me han dejado que sea yo quien escuche lo que nos tenías que decir y luego yo se lo comentaría a ellos. De todas formas te prevengo que lo que queríamos era hablar nosotros, no que nos hicieras ninguna propuesta.
-Entonces es mejor que hables, te escucho.
-Verás padre, para nosotros tanto madre como tú, sois dos auténticos desconocidos. Poco hay que añadir a esto, tú lo sabes bien…., por lo tanto no queremos que, cuando la tengamos, nuestras familias lleguen a convertirse en lo que la vuestra ha sido. Unos desconocidos bajo un mismo techo de vez en cuando. A veces hemos pensado que querías más tus negocios, a tus empleados que a nosotros. Si nuestra vida iba a ser de ésta forma, ¿por qué decidisteis tener hijos?, ¿por qué os casasteis?, no lo entendemos. De todas formas no quiero convertir esto ahora en todo una ristra de reproches. Hemos tenido una educación exquisita, no nos ha faltado de nada, no creas que eso no lo valoramos. Seguramente cualquier niño en nuestra situación hubiera firmado sin pensarlo….., lo que ocurre es que tener cosas materiales está bien, es bueno, pero olvidar lo demás…, el afecto, el cuidado de tu madre una noche de fiebre, un fin de semana todos juntos de paseo, un castigo por no hacer la tarea…. , tantas cosas que tenían compañeros de colegio y de las que nosotros carecíamos…..
-Cometí con vosotros el mismo error que mi padre conmigo, y que el padre de éste con él. No tengo excusa, tenéis toda la razón para estar así de enfados, de molestos. No puedo hacer nada por cambiar el pasado, sólo intentar enmendarme en el futuro, si todavía no es tarde.
-Es tarde ya, ¿por qué crees que mis hermanos no han venido?, hace años que dejamos de esperar esta conversación con vosotros dos. El tiempo nos hizo coger la vereda de nuestra vida alejándonos de vosotros, olvidándonos que teníamos padres y que sólo estábamos nosotros. Ellos no os perdonan esto. Yo por mi parte, sí, por eso estoy aquí y ahora contigo.
Con lágrimas en los ojos Wolfgang, el gran ejecutivo, el de los negocios multimillonarios, el influyente hombre de negocios que había almorzado con tantos y tantos mandatarios mundiales, personas que arreglaban el mundo, se vino abajo. Su hija una rubia alta, con los mismos rasgos de su abuelo, le hizo llorar como un niño. Se levantó y se abrazó a ella y permaneció así, hasta que un golpe en la puerta de la habitación la hizo separarse de él, era instintivo, había crecido sin el calor de su padre. Entró el chófer para comunicarle que le habían llamado.
Con un gesto agarró a su hija del hombro y la estrechó contra él, y le dijo al chófer que se lo pasara a la asistente personal, que ella sabría qué hacer.
-Es su asistente señor, es ella la que llama.
Sin soltar a su hija, pidió un teléfono y no la dejó hablar.
-Dije que no me molestasen. Llama al nuevo director en China, él lo resolverá, ya me pondrás al día mañana.
-Señor, el asunto por el que le llamo está relacionado precisamente con China, no le hubiera llamado si no fuese realmente importante su intervención, es un problema ocasionado con toda la documentación que se presentó ante el gobierno chino, el nuevo director está arrestado en Beijing, está en el Ministerio de Seguridad. No tenemos más datos, el Cónsul en la ciudad no ha podido contactar todavía con él, y el Embajador no está ahora mismo en China, se encuentra en Alemania por asuntos personales.
-Vale, dile al Cónsul que no haga nada, me encargaré de este tema esta misma noche.
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#53 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Como le había confesado a él, no era habitual en ella tanta sinceridad personal con nadie. No le costaba hacerse con compañía masculina. Su trabajo era estresante y tenía que cambiar habitualmente de ciudad por lo que tener una relación era algo impensable. Lo había intentado en el pasado y no había funcionado. Generalmente llegaba a la fácil conclusión de que el hombre menos celoso se volvería con ella el más posesivo del mundo, que cambiase de trabajo, de dedicación, de viajar….
Cuando lo paró para preguntarle por el alojamiento, no pensaba que iba a pasar lo que luego ocurrió. Eso sí que fue todo casual, distinto e imprevisto. ¿Que si creía que terminaría hablando de las cosas que hablaron?, rotundamente no. Cuando se dirigieron por primera vez al hotel, con ella perdida y él sudoroso, simplemente quería llegar, darse una ducha e irse a dar una vuelta para conocer la ciudad, relajarse y nada más.
La casualidad quiso que se encontrasen, que pasaran esos momentos juntos, ¿para qué pensar más?. Bueno sí, pensar porque lo que estaba sucediendo la estaba situando en una coyuntura sentimental que no había previsto y, la verdad, no estaba preparada.
-¿Se puede estar preparado para eso?. ¿Crees de verdad que uno puede prever de alguna forma lo que le va a suceder?, le dijo él.
-Supongo que no. Aunque muchas veces es nuestra voluntad, por temor o las experiencias pasadas las que nos mueven a no hacer algo que podríamos intuir
bueno para nosotros. Pero es de esas nuevas vivencias que nos conmueven, que nos hacen perder el sueño de las que huimos para seguir instalados en la comodidad de lo conocido. Preferimos eso que saltar al abismo.
En ese momento se hizo un silencio, él dejó la copa que sujetaba con la mano izquierda, se recostó en el sillón y se quedó mirándola, escrutándola, intentando memorizar su rostro, sus ojos, la forma de sus cejas, el cómo le caía el pelo sobre los hombros.
-¿Y?, ¿qué me vas a decir ahora?, dijo él.
-Eres lo suficientemente inteligente como para saber lo que te voy a decir. Eres quizá la persona más interesante que he conocido en mucho tiempo, pero no me perdonaría hacerte daño, es mejor dejar esto donde está ahora mismo, no ha pasado nada, seguimos cada uno por el camino que teníamos trazado antes de encontrarnos.
Ella se levantó, le dio un beso en la frente, le acarició el rostro y echó a andar, cruzando el corto salón donde estuvieron charlando, esa conversación que él nunca olvidaría, que tardaría en asimilar puesto que aunque si bien no se había creado muchas expectativas al respecto, la mente es libre de vagar, de cabalgar…, y la suya lo había hecho.
Se la quedó mirando, esperando que volviese la cara para echarle una última mirada, lo había visto en las películas, esas ñoñas que emiten algunas veces en la televisión, el protagonista le hace un gesto a ella y ella cae rendida en sus brazos…., pero parece que el guionista de esta historia no había visto ni una sola de esas, ella giró a la derecha y desapareció.
Lo que no sabía es que a ella se le habían saltado las lágrimas mientras andaba, era una mezcla de nostalgia, dolor y enfado consigo mismo por no ser capaz de mantener ni siquiera un conato de relación desde que a ella le habían roto el corazón muchos años atrás. No perdonaba a ese hombre, y de camino no perdonaba a ninguno, cada vez que uno se le acercaba demasiado, cada vez que pulsaba esa tecla en su corazón, instintivamente se revolvía y echaba a correr, no daba oportunidades en ese aspecto, para sufrir ella, que sufran los demás, así de claro.
Cuando lo paró para preguntarle por el alojamiento, no pensaba que iba a pasar lo que luego ocurrió. Eso sí que fue todo casual, distinto e imprevisto. ¿Que si creía que terminaría hablando de las cosas que hablaron?, rotundamente no. Cuando se dirigieron por primera vez al hotel, con ella perdida y él sudoroso, simplemente quería llegar, darse una ducha e irse a dar una vuelta para conocer la ciudad, relajarse y nada más.
La casualidad quiso que se encontrasen, que pasaran esos momentos juntos, ¿para qué pensar más?. Bueno sí, pensar porque lo que estaba sucediendo la estaba situando en una coyuntura sentimental que no había previsto y, la verdad, no estaba preparada.
-¿Se puede estar preparado para eso?. ¿Crees de verdad que uno puede prever de alguna forma lo que le va a suceder?, le dijo él.
-Supongo que no. Aunque muchas veces es nuestra voluntad, por temor o las experiencias pasadas las que nos mueven a no hacer algo que podríamos intuir
bueno para nosotros. Pero es de esas nuevas vivencias que nos conmueven, que nos hacen perder el sueño de las que huimos para seguir instalados en la comodidad de lo conocido. Preferimos eso que saltar al abismo.
En ese momento se hizo un silencio, él dejó la copa que sujetaba con la mano izquierda, se recostó en el sillón y se quedó mirándola, escrutándola, intentando memorizar su rostro, sus ojos, la forma de sus cejas, el cómo le caía el pelo sobre los hombros.
-¿Y?, ¿qué me vas a decir ahora?, dijo él.
-Eres lo suficientemente inteligente como para saber lo que te voy a decir. Eres quizá la persona más interesante que he conocido en mucho tiempo, pero no me perdonaría hacerte daño, es mejor dejar esto donde está ahora mismo, no ha pasado nada, seguimos cada uno por el camino que teníamos trazado antes de encontrarnos.
Ella se levantó, le dio un beso en la frente, le acarició el rostro y echó a andar, cruzando el corto salón donde estuvieron charlando, esa conversación que él nunca olvidaría, que tardaría en asimilar puesto que aunque si bien no se había creado muchas expectativas al respecto, la mente es libre de vagar, de cabalgar…, y la suya lo había hecho.
Se la quedó mirando, esperando que volviese la cara para echarle una última mirada, lo había visto en las películas, esas ñoñas que emiten algunas veces en la televisión, el protagonista le hace un gesto a ella y ella cae rendida en sus brazos…., pero parece que el guionista de esta historia no había visto ni una sola de esas, ella giró a la derecha y desapareció.
Lo que no sabía es que a ella se le habían saltado las lágrimas mientras andaba, era una mezcla de nostalgia, dolor y enfado consigo mismo por no ser capaz de mantener ni siquiera un conato de relación desde que a ella le habían roto el corazón muchos años atrás. No perdonaba a ese hombre, y de camino no perdonaba a ninguno, cada vez que uno se le acercaba demasiado, cada vez que pulsaba esa tecla en su corazón, instintivamente se revolvía y echaba a correr, no daba oportunidades en ese aspecto, para sufrir ella, que sufran los demás, así de claro.
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#54 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Terminó su copa y el resto de la de ella, como si se tratase de un gesto iniciático de terminar de todo con aquello, aunque la verdad es que ese ron estaba rico, además ella había dejado la marca de sus labios en el vaso y le apetecía darle ese beso que nunca se produjo. Cuando hizo eso sintió un estremecimiento, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. Se echó para atrás para disfrutarlo y comenzó a reírse de sí mismo.
Como era posible volverse a encontrar así, por una mujer que no llegó a conocer, por la que no tuvo en ningún momento planes…, la verdad es que el ser humano es incontrolable en lo que a sus pensamientos se refiere.
Se dirigió a la barra, pagó las bebidas y se dispuso a salir del local. Cuando salió por la puerta notó el frío en su cara, la noche había llegado y todo estaba muy oscuro. Se introdujo en el coche y se fue para casa.
Por su parte a ella no le apetecía recogerse, así que condujo para relajarse durante un rato. De vuelta se cruzó con un coche, sí era él, por una fracción de segundo estuvo pensando en hacerle ráfagas, pero en el siguiente instante recordó que todo había terminado. Así que no mandó ningún impulso eléctrico a su mano izquierda. Llegó al hotel, se duchó y se acostó, pero le costaba conciliar el sueño. Era increíble en qué tipo de persona se había convertido, como su forma de ser se había moldeado por aquel recuerdo pasado que tanto la había atormentado en el presente y probablemente si no tomaba medidas le iba a condicionar su futuro. Esta página estaba a punto de pasarse, pero ¿qué hacer la próxima?, cuando intentaba encontrar una respuesta a esta pregunta el cansancio le pudo y se quedó dormida.
Él llegó a casa, encendió el ordenador y estuvo leyendo algo, viendo algún vídeo musical, luego abrió el correo electrónico, ¡vaya Águeda da señales de vida!, precisamente cuando más necesitaba calor de alguien conocido. El correo era corto, en él se notaba que se encontraba bien, que se había recuperado, que el tiempo avanzaba y que muy pronto estaría de vuelta, había conocido a nuevos amigos allí que le hicieron olvidar o al menos mitigar todo lo que había pasado unos meses antes…., esbozó una sonrisa, por fin podría estar cerca de ella pronto, sentir su olor, como posicionaba las manos cuando hablaba, los gestos tocándose el pelo cuando se dirigía…, ¡creo que voy a tener que hablar con ella!.
Lo cierto es que la vida es un camino de ida, puedes pararte, o pensar que te has parado, pensaba para sí, pero lo cierto es que lo que no para es el tiempo, así que habrá que seguir para adelante, siempre hay varias cosas buenas a lo largo de día, incluso una derrota, si lo miras bien, no es más que una victoria pero que todavía no ha llegado. Pensó contestarle al correo en ese momento, pero cuando hizo recapitulación para escribir unas líneas se dio cuenta de que no era la mejor ocasión para ello, así que iba a esperar un par de días para ponerse a la tarea. Y así pasaron unas horas hasta que sonó el despertador para recordarle que un nuevo día comenzaba y que había que ponerse en marcha.
A diario cuando iba para el trabajo pasaba cerca del hotel en el que su amiga estaba alojada, nunca la había visto, suponía que sus horarios no eran coincidentes, pero hoy le gustaría encontrársela, no sabía por qué, pero si la viera le invitaría a tomarse un chocolate con churros y despedirse de ella como la ocasión se merecía, ayer no estuvieron muy finos ninguno de los dos.
Si antes lo piensa, antes se le cumple su deseo…., su confidente de estos días salía del hotel, el pasaba justo en ese momento, así que frenó y se salió del auto para invitarla. Al principio ella agarró el volante con fuerza, se había asustado, puesto que no esperaba que un hombre pegase un frenazo justo delante de ella y luego se bajase del coche, cuando adivinó que era su “amigo” se tranquilizó, incluso soltó una carcajada, quizá los nervios o que no le pegase esa reacción.
-¿Llevas prisa?
-Bueno, la verdad es que no, simplemente que quiero acelerar el trabajo todo lo que pueda para irme pronto, han salido otros encargos y este hay que terminarlo. Pero no tengo claro que la oficina a la que voy esté ahora mismo abierta.
-¿Tienes un rato para un chocolate con churros?
-No recuerdo cuando fue la última vez que desayuné eso, probablemente desde mi época de estudiante, cuando amanecíamos todos con resaca, era el fin de fiesta habitual. Sí, de acuerdo, vamos a por ese chocolate, me vendrán bien esas calorías para tirar el resto del día.
-Sígueme.
Como era posible volverse a encontrar así, por una mujer que no llegó a conocer, por la que no tuvo en ningún momento planes…, la verdad es que el ser humano es incontrolable en lo que a sus pensamientos se refiere.
Se dirigió a la barra, pagó las bebidas y se dispuso a salir del local. Cuando salió por la puerta notó el frío en su cara, la noche había llegado y todo estaba muy oscuro. Se introdujo en el coche y se fue para casa.
Por su parte a ella no le apetecía recogerse, así que condujo para relajarse durante un rato. De vuelta se cruzó con un coche, sí era él, por una fracción de segundo estuvo pensando en hacerle ráfagas, pero en el siguiente instante recordó que todo había terminado. Así que no mandó ningún impulso eléctrico a su mano izquierda. Llegó al hotel, se duchó y se acostó, pero le costaba conciliar el sueño. Era increíble en qué tipo de persona se había convertido, como su forma de ser se había moldeado por aquel recuerdo pasado que tanto la había atormentado en el presente y probablemente si no tomaba medidas le iba a condicionar su futuro. Esta página estaba a punto de pasarse, pero ¿qué hacer la próxima?, cuando intentaba encontrar una respuesta a esta pregunta el cansancio le pudo y se quedó dormida.
Él llegó a casa, encendió el ordenador y estuvo leyendo algo, viendo algún vídeo musical, luego abrió el correo electrónico, ¡vaya Águeda da señales de vida!, precisamente cuando más necesitaba calor de alguien conocido. El correo era corto, en él se notaba que se encontraba bien, que se había recuperado, que el tiempo avanzaba y que muy pronto estaría de vuelta, había conocido a nuevos amigos allí que le hicieron olvidar o al menos mitigar todo lo que había pasado unos meses antes…., esbozó una sonrisa, por fin podría estar cerca de ella pronto, sentir su olor, como posicionaba las manos cuando hablaba, los gestos tocándose el pelo cuando se dirigía…, ¡creo que voy a tener que hablar con ella!.
Lo cierto es que la vida es un camino de ida, puedes pararte, o pensar que te has parado, pensaba para sí, pero lo cierto es que lo que no para es el tiempo, así que habrá que seguir para adelante, siempre hay varias cosas buenas a lo largo de día, incluso una derrota, si lo miras bien, no es más que una victoria pero que todavía no ha llegado. Pensó contestarle al correo en ese momento, pero cuando hizo recapitulación para escribir unas líneas se dio cuenta de que no era la mejor ocasión para ello, así que iba a esperar un par de días para ponerse a la tarea. Y así pasaron unas horas hasta que sonó el despertador para recordarle que un nuevo día comenzaba y que había que ponerse en marcha.
A diario cuando iba para el trabajo pasaba cerca del hotel en el que su amiga estaba alojada, nunca la había visto, suponía que sus horarios no eran coincidentes, pero hoy le gustaría encontrársela, no sabía por qué, pero si la viera le invitaría a tomarse un chocolate con churros y despedirse de ella como la ocasión se merecía, ayer no estuvieron muy finos ninguno de los dos.
Si antes lo piensa, antes se le cumple su deseo…., su confidente de estos días salía del hotel, el pasaba justo en ese momento, así que frenó y se salió del auto para invitarla. Al principio ella agarró el volante con fuerza, se había asustado, puesto que no esperaba que un hombre pegase un frenazo justo delante de ella y luego se bajase del coche, cuando adivinó que era su “amigo” se tranquilizó, incluso soltó una carcajada, quizá los nervios o que no le pegase esa reacción.
-¿Llevas prisa?
-Bueno, la verdad es que no, simplemente que quiero acelerar el trabajo todo lo que pueda para irme pronto, han salido otros encargos y este hay que terminarlo. Pero no tengo claro que la oficina a la que voy esté ahora mismo abierta.
-¿Tienes un rato para un chocolate con churros?
-No recuerdo cuando fue la última vez que desayuné eso, probablemente desde mi época de estudiante, cuando amanecíamos todos con resaca, era el fin de fiesta habitual. Sí, de acuerdo, vamos a por ese chocolate, me vendrán bien esas calorías para tirar el resto del día.
-Sígueme.
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#55 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Cuando llegaron a la cafetería, era un kiosko al aire libre con mesas alrededor, él se dirigió a un camarero que le tomó la comanda, se sentaron lo más alejado posible del resto de personas que había allí.
-Es una gran causalidad que nos hayamos encontrado hoy, iba pensando en verte, y ¡zas!, te veo salir del aparcamiento del hotel.
-Sí, me has asustado, pensaba que había pasado algo, que habías atropellado a alguien con ese frenazo que diste.
-Bueno, la razón por la que quería hablar era por la charla que mantuvimos ayer. La verdad es que no había decidido todavía si íbamos al llegar a ser el uno parte del otro, simplemente me he dejado llevar, no te niego que en algún momento pensé que podríamos tener alguna relación, pero siempre fue de pasada, antes te tenía que conocer bien.
-En mi caso, lo de la relación fue tomando cuerpo desde el mismo momento que no nos acostamos enseguida, así que mis miedos fueron anteriores a los tuyos.
-Te agradezco de todas formas tu sinceridad, no me importan tus motivos, eso te los dejo a ti. De todas formas siempre he pensado que si afrontas una relación y no eres capaz de dar desde el principio y lo que haces es dosificarte es que es mejor dejarlo.
-Te equivocas, eso era precisamente lo que me daba miedo en este caso, no me hubiera importado nada darlo todo. Simplemente es que no estoy dispuesta a dar nada. No eres tú, créeme, soy yo.
Por suerte en ese momento el camarero se acercó y dejó dos vasos largos con chocolate, uno de ellos tan lleno que se le había rebosado, en un plato unas porras y unos churritos. Ella se adelantó y pagó la cuenta.
-No hace falta que me contestes, si alguna vez pierdo este miedo absurdo a afrontar una relación, es probable que me ponga en contacto contigo…., y si te interesa y no tienes a nadie lo intentamos.
-Tener una relación a futuro, sin saber ni siquiera si va a suceder, no sé qué pensar.
-Ya lo sé, es evidente que no te puedo pedir nada. No lo hago, simplemente que si alguna vez tuviera algo con alguien eres la única persona con la que me lo plantearía. Por cierto, ¿no llegas tarde hoy al trabajo?.
-Sí, he llamado diciendo que llegaría algo tarde, recuperaré en otro momento. ¿Y tú?, ¿no llegas muy pronto hoy?. Sí, como te comenté antes quiero irme pronto, necesito ya cambiar de aires. Quiero que sepas que me has hecho replantearme mi vida hasta ahora, al menos en el aspecto personal, me he dado cuenta de que no debo seguir haciéndome este daño que me infrinjo. Tengo que buscar ayuda, porque esto me desborda. No puedo meterme en una relación sin antes tener heridas pasadas cicatrizadas, de otra forma sería un error.
-Lo entiendo, por una parte me alegro, por otra me apena, pero como se suele decir si no puede ser es que no tenía que ser.
Terminaron el desayuno, se despidieron con un beso y una sonrisa. El tema quedó zanjado de una forma más positiva en esta ocasión, los dos tomaron trayectorias distintas, no sabían si el futuro les depararía algo juntos, la verdad es que eso era demasiado azaroso y tampoco importaba ahora.
-Es una gran causalidad que nos hayamos encontrado hoy, iba pensando en verte, y ¡zas!, te veo salir del aparcamiento del hotel.
-Sí, me has asustado, pensaba que había pasado algo, que habías atropellado a alguien con ese frenazo que diste.
-Bueno, la razón por la que quería hablar era por la charla que mantuvimos ayer. La verdad es que no había decidido todavía si íbamos al llegar a ser el uno parte del otro, simplemente me he dejado llevar, no te niego que en algún momento pensé que podríamos tener alguna relación, pero siempre fue de pasada, antes te tenía que conocer bien.
-En mi caso, lo de la relación fue tomando cuerpo desde el mismo momento que no nos acostamos enseguida, así que mis miedos fueron anteriores a los tuyos.
-Te agradezco de todas formas tu sinceridad, no me importan tus motivos, eso te los dejo a ti. De todas formas siempre he pensado que si afrontas una relación y no eres capaz de dar desde el principio y lo que haces es dosificarte es que es mejor dejarlo.
-Te equivocas, eso era precisamente lo que me daba miedo en este caso, no me hubiera importado nada darlo todo. Simplemente es que no estoy dispuesta a dar nada. No eres tú, créeme, soy yo.
Por suerte en ese momento el camarero se acercó y dejó dos vasos largos con chocolate, uno de ellos tan lleno que se le había rebosado, en un plato unas porras y unos churritos. Ella se adelantó y pagó la cuenta.
-No hace falta que me contestes, si alguna vez pierdo este miedo absurdo a afrontar una relación, es probable que me ponga en contacto contigo…., y si te interesa y no tienes a nadie lo intentamos.
-Tener una relación a futuro, sin saber ni siquiera si va a suceder, no sé qué pensar.
-Ya lo sé, es evidente que no te puedo pedir nada. No lo hago, simplemente que si alguna vez tuviera algo con alguien eres la única persona con la que me lo plantearía. Por cierto, ¿no llegas tarde hoy al trabajo?.
-Sí, he llamado diciendo que llegaría algo tarde, recuperaré en otro momento. ¿Y tú?, ¿no llegas muy pronto hoy?. Sí, como te comenté antes quiero irme pronto, necesito ya cambiar de aires. Quiero que sepas que me has hecho replantearme mi vida hasta ahora, al menos en el aspecto personal, me he dado cuenta de que no debo seguir haciéndome este daño que me infrinjo. Tengo que buscar ayuda, porque esto me desborda. No puedo meterme en una relación sin antes tener heridas pasadas cicatrizadas, de otra forma sería un error.
-Lo entiendo, por una parte me alegro, por otra me apena, pero como se suele decir si no puede ser es que no tenía que ser.
Terminaron el desayuno, se despidieron con un beso y una sonrisa. El tema quedó zanjado de una forma más positiva en esta ocasión, los dos tomaron trayectorias distintas, no sabían si el futuro les depararía algo juntos, la verdad es que eso era demasiado azaroso y tampoco importaba ahora.
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#56 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Antes de despedirse y marcharse se dieron un beso y cuando se le acercaba, ella le susurró al oído “Clara” y le introdujo en el bolsillo de la camisa una tarjeta de visita.
Él, que no se esperaba esta reacción, no dijo ni hizo nada al respecto. Arrancó el coche y se fue para el trabajo. Entró en la oficina con una sonrisa un poco socarrona que no pasó desapercibida para los que allí compartían jornada y confidencias.
-¡Qué, nos lo vas a contar!, le dijo una de sus compañeras.
-Luego, déjame que saboree un rato más.
-Vale, pero de esta no te escapas.
-Sabes de sobra que no te oculto nada.
-Eso sí que es verdad.
En el rato del café se fueron los dos solos, era habitual verlos así, algunos de por allí interpretaron en esas charlas confidenciales, donde a menudo había muchas risas y muchos ratos de complicidad, una relación, algo más que simples compañeros…, bueno la verdad es que ellos lo sabían y a menudo lo habían comentado, riéndose más. ¡Que piensen lo que quieran!, igual hasta tienen razón, solían apostillar.
Cuando se lo contó ella le dijo que la vida era así, sorprendente. De alguna forma pensaba que las cosas que le pasaban era cuando menos interesantes. Tenía suerte de conocer a tanta gente.
El resto del día pasó sin nada más destacable, antes de echar la camisa a lavar recordó que tenía la tarjeta de su amiga en el bolsillo, la sacó y supo su nombre y apellidos, su dirección de correo electrónico y su teléfono móvil. Por detrás había escrito unas palabras: “La vida es un camino recto, en el que te cruzas con gente. Me gustaría pensar que también puedes volverte a cruzar en el mío”.
Sabía por propia experiencia que no debía mirar más atrás, “vive y olvida”, era uno de sus lemas. No hay mejor bálsamo para olvidar que seguir viviendo…., y a ello se puso de forma inmediata. No podía, ni quería pensar en algo que no tenía remedio, algo que no sabía si se podía dar. Llegó a casa, encendió el ordenador y después de leer el correo miró qué podía hacer el fin de semana que se acercaba, no le apetecía mucho salir, pero tampoco era plan quedarse encerrado en casa, le apetecía estar solo pero disfrutar de esa soledad que tan bien le acompañaba en grandes espacios de su tiempo.
Reservó cita en un spa por la mañana, comida ligera y teatro por la tarde noche. Para el domingo visita a una exposición en uno de los grandes museos de la capital y regreso a casa a tiempo de tumbarse en el sofá y ver su serie favorita con un vaso de ron, mientras terminaba el día escuchando algo de música y acababa de leer la última novela que había comprado en la librería de una amiga…., como no, una amiga.
Él, que no se esperaba esta reacción, no dijo ni hizo nada al respecto. Arrancó el coche y se fue para el trabajo. Entró en la oficina con una sonrisa un poco socarrona que no pasó desapercibida para los que allí compartían jornada y confidencias.
-¡Qué, nos lo vas a contar!, le dijo una de sus compañeras.
-Luego, déjame que saboree un rato más.
-Vale, pero de esta no te escapas.
-Sabes de sobra que no te oculto nada.
-Eso sí que es verdad.
En el rato del café se fueron los dos solos, era habitual verlos así, algunos de por allí interpretaron en esas charlas confidenciales, donde a menudo había muchas risas y muchos ratos de complicidad, una relación, algo más que simples compañeros…, bueno la verdad es que ellos lo sabían y a menudo lo habían comentado, riéndose más. ¡Que piensen lo que quieran!, igual hasta tienen razón, solían apostillar.
Cuando se lo contó ella le dijo que la vida era así, sorprendente. De alguna forma pensaba que las cosas que le pasaban era cuando menos interesantes. Tenía suerte de conocer a tanta gente.
El resto del día pasó sin nada más destacable, antes de echar la camisa a lavar recordó que tenía la tarjeta de su amiga en el bolsillo, la sacó y supo su nombre y apellidos, su dirección de correo electrónico y su teléfono móvil. Por detrás había escrito unas palabras: “La vida es un camino recto, en el que te cruzas con gente. Me gustaría pensar que también puedes volverte a cruzar en el mío”.
Sabía por propia experiencia que no debía mirar más atrás, “vive y olvida”, era uno de sus lemas. No hay mejor bálsamo para olvidar que seguir viviendo…., y a ello se puso de forma inmediata. No podía, ni quería pensar en algo que no tenía remedio, algo que no sabía si se podía dar. Llegó a casa, encendió el ordenador y después de leer el correo miró qué podía hacer el fin de semana que se acercaba, no le apetecía mucho salir, pero tampoco era plan quedarse encerrado en casa, le apetecía estar solo pero disfrutar de esa soledad que tan bien le acompañaba en grandes espacios de su tiempo.
Reservó cita en un spa por la mañana, comida ligera y teatro por la tarde noche. Para el domingo visita a una exposición en uno de los grandes museos de la capital y regreso a casa a tiempo de tumbarse en el sofá y ver su serie favorita con un vaso de ron, mientras terminaba el día escuchando algo de música y acababa de leer la última novela que había comprado en la librería de una amiga…., como no, una amiga.
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#57 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
El calor de la noche…., no recordaba esa humedad, esa falta de aire. El olor a salitre incrustado en todas las estancias de la pequeña casa de su madre le evocaba muchos recuerdos de infancia en esos momentos. ¡Qué tiempos!, todos envueltos por esa nostalgia.
El reloj parecía que no se movía, al contrario de su ajetreada vida en la ciudad, allí el tiempo no se movía con igual ritmo, todo era más pausado, lento, te permitía disfrutar del momento con una mayor intensidad si sabes cómo hacerlo.
Poco a poco, el ruido que organizaban las gaviotas delataron la pronta presencia del día, con el camisón y con unas zapatillas decidió ver el sol aparecer por el horizonte, se sentó en una gran piedra de color blanquecino y vació su mente de todo pensamiento, manteniendo la mirada clavada en el mar. Con parsimonia los rayos inundaron primero todo el cielo y a continuación tendieron autopistas sobre el mar, dirigiendo sus carriles justo a sus pies.
Justo en ese momento se quitó toda la ropa y se zambulló en el agua, buscando en el amanecer revivir algo que sentía que había perdido en el camino, pero que sin embargo siempre había estado con ella. Salió el agua y se dirigió a la piedra donde había dejado toda la ropa, allí estaba Alfredo, recostado en la tierra con las manos tras la cabeza y mirándola fijamente.
-¿Buscando algo?
-Y tú de paso mirando.
-Bueno, no está mal disfrutar mientras los demás se divierten, ¿no te parece?.
-La verdad es que has acertado de pleno, me he dejado llevar por el momento, echaba de menos estos amaneceres, no se ven en ninguna otra parte, el sol sí, pero cómo se refleja en el mar y como llegan sus rayos hasta esta tierra nuestra…..
-Sí, tienes razón, es especial. He estado en muchos sitios, en África, en Ásia…, pero en ningún lado como aquí…, bueno seguramente lo mismo pensarán los demás de sus lugares de nacimiento, ¿no te parece?.
-Y a ti, ¿qué te trajo hasta aquí?
-Me dirigía a tu casa a dejarte una nota de despedida y cuando ya me estaba acercando te he visto salir, así que me escondí y te he seguido. Sacas mi lado más curioso, ya sabes que siempre me gustó observar.
-¿No es muy pronto para marcharte ya?.
-En realidad sólo iba a estar unas horas, saludar a la familia y coger el barco. Pero cuando supe que estabas aquí demoré la salida. Aunque ya el trabajo me reclama.
-Bueno, pues no lo alarguemos más. Suerte y cuídate mucho.
-Sí, siempre lo hago. Pero quien tiene que cuidarse más a partir de ahora eres tú. Nos veremos pronto, mucho antes de lo que te imaginas.
-¡Cómo te gustan los misterios!, bueno, dejémoslo así.
Se dieron un beso. Ella se quedó más rato recostada en el suelo con la espalda apoyada en la piedra, el se fue alejando poco a poco, la lejanía fue empequeñeciendo su figura. Cuando se hubo encontrado satisfecha dio un brinco y se dirigió al kiosko cercano a su casa donde freían buñuelos de viento durante unas pocas horas todos los días al amanecer, el revuelo que ocasionó su presencia le sirvió para que le regalasen unos cuantos más de los que se iba a comer. Se dirigió a casa y después de reprenderla su madre, preparó un chocolate y ambas se deleitaron y rieron mientras ella le contaba la cara había del churrero cuando la vió aparecer con ese atuendo tan poco apropiado para andar por la calle.
El reloj parecía que no se movía, al contrario de su ajetreada vida en la ciudad, allí el tiempo no se movía con igual ritmo, todo era más pausado, lento, te permitía disfrutar del momento con una mayor intensidad si sabes cómo hacerlo.
Poco a poco, el ruido que organizaban las gaviotas delataron la pronta presencia del día, con el camisón y con unas zapatillas decidió ver el sol aparecer por el horizonte, se sentó en una gran piedra de color blanquecino y vació su mente de todo pensamiento, manteniendo la mirada clavada en el mar. Con parsimonia los rayos inundaron primero todo el cielo y a continuación tendieron autopistas sobre el mar, dirigiendo sus carriles justo a sus pies.
Justo en ese momento se quitó toda la ropa y se zambulló en el agua, buscando en el amanecer revivir algo que sentía que había perdido en el camino, pero que sin embargo siempre había estado con ella. Salió el agua y se dirigió a la piedra donde había dejado toda la ropa, allí estaba Alfredo, recostado en la tierra con las manos tras la cabeza y mirándola fijamente.
-¿Buscando algo?
-Y tú de paso mirando.
-Bueno, no está mal disfrutar mientras los demás se divierten, ¿no te parece?.
-La verdad es que has acertado de pleno, me he dejado llevar por el momento, echaba de menos estos amaneceres, no se ven en ninguna otra parte, el sol sí, pero cómo se refleja en el mar y como llegan sus rayos hasta esta tierra nuestra…..
-Sí, tienes razón, es especial. He estado en muchos sitios, en África, en Ásia…, pero en ningún lado como aquí…, bueno seguramente lo mismo pensarán los demás de sus lugares de nacimiento, ¿no te parece?.
-Y a ti, ¿qué te trajo hasta aquí?
-Me dirigía a tu casa a dejarte una nota de despedida y cuando ya me estaba acercando te he visto salir, así que me escondí y te he seguido. Sacas mi lado más curioso, ya sabes que siempre me gustó observar.
-¿No es muy pronto para marcharte ya?.
-En realidad sólo iba a estar unas horas, saludar a la familia y coger el barco. Pero cuando supe que estabas aquí demoré la salida. Aunque ya el trabajo me reclama.
-Bueno, pues no lo alarguemos más. Suerte y cuídate mucho.
-Sí, siempre lo hago. Pero quien tiene que cuidarse más a partir de ahora eres tú. Nos veremos pronto, mucho antes de lo que te imaginas.
-¡Cómo te gustan los misterios!, bueno, dejémoslo así.
Se dieron un beso. Ella se quedó más rato recostada en el suelo con la espalda apoyada en la piedra, el se fue alejando poco a poco, la lejanía fue empequeñeciendo su figura. Cuando se hubo encontrado satisfecha dio un brinco y se dirigió al kiosko cercano a su casa donde freían buñuelos de viento durante unas pocas horas todos los días al amanecer, el revuelo que ocasionó su presencia le sirvió para que le regalasen unos cuantos más de los que se iba a comer. Se dirigió a casa y después de reprenderla su madre, preparó un chocolate y ambas se deleitaron y rieron mientras ella le contaba la cara había del churrero cuando la vió aparecer con ese atuendo tan poco apropiado para andar por la calle.
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#58 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Jose:
qué difícil es conocer a la gente...
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#59 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
-Padre una vida no se cambia en un día, para mí la voluntad de cambiar es lo más importante. Creo que hay personas que dependen de ti ahora mismo y que tienes que ayudarlas.
Se apartó, le dio la mano y se marchó para casa con su hijo, producto del matrimonio con un músico de rock, al que él se encargó de quitar del medio. Ella se lo agradeció con el tiempo, puesto que realmente no era que fuera músico, ni tampoco de rock, sino que su única intención era aprovecharse del dinero del padre para promocionar su carrera.
Wolfgang tenía en estos momentos una partida muy difícil que jugar, había hecho algunas cosas para entrar en el país asiático que no eran ortodoxas, pero ya se sabe que cuando una empresa quiere entrar con fuerza en un país extraño no valen los cauces normales. Al parecer cuando su nuevo director se incorporó a su nuevo puesto lo estaban esperando, quizá era a él al que querían realmente, así que se fue a la capital a visitar la Embajada y tantear el terreno.
No tuvo que hacer muchos trámites para ver al jefe de la delegación, ya lo conocían, había financiado varios viajes a Aspen a los hijos y las mujeres de varios altos funcionarios. Sin embargo esta vez lo recibió el encargado de negocios, el segundo en el escalafón; el señor Embajador estaba, al parecer, en otros menesteres que le tenían muy ocupado. El encargado era un señor regordete, de mirada perdida, como casi todos los funcionarios de este país, con unos movimientos corporales un tanto extraños, unos tics nerviosos en los ojos que esta vez estaban muy acelerados y además, si habitualmente no lo miraba a los ojos, en esta ocasión, permanecía con las manos escondidas y cabizbajo.
-Hay poco de que hablar, el Gobierno ha frenado su introducción en nuestro país. Parece ser que hay trámites que no se han hecho todo lo correctamente que se deberían y hay que volver a iniciar todo.
-¿Cómo va a ser eso así?. He invertido mucho dinero en esto. Usted lo sabe, ¡quiero hablar con su jefe!, no me iré sin que sea él el que me diga qué está ocurriendo.
-Espere.
Salió del despacho y con un paso bastante torpe salió. Al rato la puerta se abrió de repente y entró el embajador Tsing, con una sonrisa bastante forzada le dio la mano y le pidió disculpas por no haberlo recibido. Lo que más le llamó la atención era que lo llamó por su apellido y no por su nombre. Señal de que las cosas estaban realmente mal y que estaba poniendo tierra de por medio.
Le explicó que todo se debe, seguramente a un problema burocrático, quizá sin mucha importancia, pero que estas cosas son así. Que no se preocupase demasiado, que iba a hacer unas llamadas para tantear el terreno y ya se pondría en contacto con él.
-Wolfgang encolerizó, ¿qué me siente en mi casa para esperar a que me llames?....., ¡y una persona de mi más absoluta confianza está detenido como un vulgar delincuente!. No pienses que me voy a ir de aquí sin que me des una explicación convincente de lo que está ocurriendo.
El encargado de negocios, casi se pone a llorar cuando vio la reacción del alemán. El Embajador inspiró aire profundamente y con un gesto le dijo que le siguiera a su despacho. Era uno de iguales dimensiones, unas fotos de su familia en la nieve, de la Ciudad Prohibida y una foto de dos personas mayores que probablemente eran sus padres. Con otro gesto le dijo que se sentara y él siguió andando para colocarse delante de un bureau con un teléfono clásico de color verde, de espaldas a Wolfgang. Sin marcar ningún número se puso a hablar, primero en inglés, luego en chino, al principio con un tono desafiante y conforme se fue desarrollando la conversación se volvió cada vez más pausado y lento.
Wolfgang se volvió para ver qué estaba ocurriendo, no entendía nada, pero a juzgar por las inclinaciones del cuerpo debía estar hablando con alguien muy importante, quizá comenzó con un igual o con una persona muy conocida y poco a poco se hizo evidente que fue ascendiendo en los cargos de sus interlocutores.
Después de casi cincuenta minutos hablando, hizo una gran reverencia y colgó. Se dio la vuelta con una pequeña sonrisa en su rostro, parecía que había resuelto el problema, pero Wolfgang no se fiaba de estas cosas, podía ser que lo que se había resuelto era el tema de su continuidad en la Embajada…, fuera lo que fuese seguramente le iba a costar más dinero.
Se apartó, le dio la mano y se marchó para casa con su hijo, producto del matrimonio con un músico de rock, al que él se encargó de quitar del medio. Ella se lo agradeció con el tiempo, puesto que realmente no era que fuera músico, ni tampoco de rock, sino que su única intención era aprovecharse del dinero del padre para promocionar su carrera.
Wolfgang tenía en estos momentos una partida muy difícil que jugar, había hecho algunas cosas para entrar en el país asiático que no eran ortodoxas, pero ya se sabe que cuando una empresa quiere entrar con fuerza en un país extraño no valen los cauces normales. Al parecer cuando su nuevo director se incorporó a su nuevo puesto lo estaban esperando, quizá era a él al que querían realmente, así que se fue a la capital a visitar la Embajada y tantear el terreno.
No tuvo que hacer muchos trámites para ver al jefe de la delegación, ya lo conocían, había financiado varios viajes a Aspen a los hijos y las mujeres de varios altos funcionarios. Sin embargo esta vez lo recibió el encargado de negocios, el segundo en el escalafón; el señor Embajador estaba, al parecer, en otros menesteres que le tenían muy ocupado. El encargado era un señor regordete, de mirada perdida, como casi todos los funcionarios de este país, con unos movimientos corporales un tanto extraños, unos tics nerviosos en los ojos que esta vez estaban muy acelerados y además, si habitualmente no lo miraba a los ojos, en esta ocasión, permanecía con las manos escondidas y cabizbajo.
-Hay poco de que hablar, el Gobierno ha frenado su introducción en nuestro país. Parece ser que hay trámites que no se han hecho todo lo correctamente que se deberían y hay que volver a iniciar todo.
-¿Cómo va a ser eso así?. He invertido mucho dinero en esto. Usted lo sabe, ¡quiero hablar con su jefe!, no me iré sin que sea él el que me diga qué está ocurriendo.
-Espere.
Salió del despacho y con un paso bastante torpe salió. Al rato la puerta se abrió de repente y entró el embajador Tsing, con una sonrisa bastante forzada le dio la mano y le pidió disculpas por no haberlo recibido. Lo que más le llamó la atención era que lo llamó por su apellido y no por su nombre. Señal de que las cosas estaban realmente mal y que estaba poniendo tierra de por medio.
Le explicó que todo se debe, seguramente a un problema burocrático, quizá sin mucha importancia, pero que estas cosas son así. Que no se preocupase demasiado, que iba a hacer unas llamadas para tantear el terreno y ya se pondría en contacto con él.
-Wolfgang encolerizó, ¿qué me siente en mi casa para esperar a que me llames?....., ¡y una persona de mi más absoluta confianza está detenido como un vulgar delincuente!. No pienses que me voy a ir de aquí sin que me des una explicación convincente de lo que está ocurriendo.
El encargado de negocios, casi se pone a llorar cuando vio la reacción del alemán. El Embajador inspiró aire profundamente y con un gesto le dijo que le siguiera a su despacho. Era uno de iguales dimensiones, unas fotos de su familia en la nieve, de la Ciudad Prohibida y una foto de dos personas mayores que probablemente eran sus padres. Con otro gesto le dijo que se sentara y él siguió andando para colocarse delante de un bureau con un teléfono clásico de color verde, de espaldas a Wolfgang. Sin marcar ningún número se puso a hablar, primero en inglés, luego en chino, al principio con un tono desafiante y conforme se fue desarrollando la conversación se volvió cada vez más pausado y lento.
Wolfgang se volvió para ver qué estaba ocurriendo, no entendía nada, pero a juzgar por las inclinaciones del cuerpo debía estar hablando con alguien muy importante, quizá comenzó con un igual o con una persona muy conocida y poco a poco se hizo evidente que fue ascendiendo en los cargos de sus interlocutores.
Después de casi cincuenta minutos hablando, hizo una gran reverencia y colgó. Se dio la vuelta con una pequeña sonrisa en su rostro, parecía que había resuelto el problema, pero Wolfgang no se fiaba de estas cosas, podía ser que lo que se había resuelto era el tema de su continuidad en la Embajada…, fuera lo que fuese seguramente le iba a costar más dinero.
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#60 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Sintonizó una emisora de radio en el televisor y lo programó para que transcurridos treinta minutos se apagase, lo hacía habitualmente cuando el sueño venía poco a poco y quería disfrutar de esa música de madrugada donde predominaba la banda sonora sobre las letras, tampoco tardaba mucho.
En la lejanía escuchaba un tac tac, pero eran habituales esos ruidos en la zona en la que vivía ya que una obra junto a su vivienda lo había despertado algunas veces. Entre sueños ese tac tac era cada vez más continuo pero el calor de la cama le podía más que la curiosidad por averiguar qué era.
Un golpe seco lo sobresaltó, no tuvo más remedio que levantarse y de muy mala gana, se dirigió a la terraza y comprobó que ese tac tac y el posterior estruendo lo había estado provocando la puerta de la cocina, que había dejado entreabierta para que se ventilase. Se asomó a la pequeña terraza de su vivienda y notó como la humedad le subía por los pies, las prisas le hicieron salir descalzo.
Pensó que debía meterse dentro porque más de una vez había pillado una buena. Pero el espectáculo de un nuevo día se le presentó, el sol en su fase inicial apareció entre los dos edificios que estaban justo enfrente al suyo, de un color rojizo anaranjado, nubes en forma de estratos planos…, hizo ademán de mirar la hora pero no tenía reloj, tampoco importaba mucho, era sábado y no había que madrugar.
En ese momento notó una presencia cerca suya, una calada profunda y el pequeño silbido que se produce al exhalar humo.
-Bonito amanecer, ¿verdad vecino?.
-¡Hola!, sí, es una suerte verlo.
-Lo que no es tan bonito es que no te deje dormir la puerta de un vecino olvidadizo.
-Lo siento, pensaba que era la obra.
-He estado tentado de saltar a tu balcón y cerrarla yo mismo a lo largo de la noche. Has tenido suerte de que me quedaba mucha lectura atrasada.
-La próxima vez, tienes mi permiso para hacerlo.
-¡Bah!, la verdad es que era un comentario sin más importancia. Tengo el sueño muy ligero y como bien dices la grúa cercana no me deja dormir cuando hace tanto viento. ¿No te tomas hoy tu copa?.
-Es muy temprano, eso lo dejo para la noche.
-Pues espera, que te invito yo hoy.
Toda esta conversación y alguna otra que habían intercambiado se produjo sin verse las caras, el muro medianero lo impedía. La final de la Eurocopa fue la primera vez que intercambiaron una copa de cava y luego siempre invitaba el otro cuando coincidían. A él no le costaba mucho adivinar que su vecino estaba en su terraza, el humo de la hierba que fumaba lo solía delatar.
Fuera de esas conversaciones donde la privacidad era la nota preponderante, habían coincidido alguna vez en el descansillo pero no habían pasado del buenos días. Era curioso, podían mantener una conversación, eso sí muy somera, sin verse las caras, pero frente a frente todo se reducía a un simple saludo.
Él sabía que su vecino tenía pareja, una morena que le sacaba casi una cuarta, a la que sólo había visto de espaldas una vez. De la misma forma sabía que tenía muy buen humor a juzgar por las grandes carcajadas que solía soltar mientras veía algún programa en la televisión que él nunca supo sintonizar.
No estaba acostumbrado a tomar alcohol a esas horas, pero la verdad es que le sentó bien, quizá el panorama de haber visto nacer un nuevo día, o la sensación, extraña eso sí, de haberlo comenzado intercambiando una conversación con alguien.
Se saludaron al terminar y se marchó para dentro, supo que se había mareado cuando su vecino le dijo desde su terraza que no se olvidase de volver a cerrar la puerta…., y comprobó que efectivamente la había vuelto a dejar abierta.
Se dirigió de nuevo a la cama y después de secarse las plantas de los pies, se metió en ella y siguió durmiendo hasta bien pasado el medio día, se volvió a despertar se pegó una buena ducha y......... a por el fin de semana.
En la lejanía escuchaba un tac tac, pero eran habituales esos ruidos en la zona en la que vivía ya que una obra junto a su vivienda lo había despertado algunas veces. Entre sueños ese tac tac era cada vez más continuo pero el calor de la cama le podía más que la curiosidad por averiguar qué era.
Un golpe seco lo sobresaltó, no tuvo más remedio que levantarse y de muy mala gana, se dirigió a la terraza y comprobó que ese tac tac y el posterior estruendo lo había estado provocando la puerta de la cocina, que había dejado entreabierta para que se ventilase. Se asomó a la pequeña terraza de su vivienda y notó como la humedad le subía por los pies, las prisas le hicieron salir descalzo.
Pensó que debía meterse dentro porque más de una vez había pillado una buena. Pero el espectáculo de un nuevo día se le presentó, el sol en su fase inicial apareció entre los dos edificios que estaban justo enfrente al suyo, de un color rojizo anaranjado, nubes en forma de estratos planos…, hizo ademán de mirar la hora pero no tenía reloj, tampoco importaba mucho, era sábado y no había que madrugar.
En ese momento notó una presencia cerca suya, una calada profunda y el pequeño silbido que se produce al exhalar humo.
-Bonito amanecer, ¿verdad vecino?.
-¡Hola!, sí, es una suerte verlo.
-Lo que no es tan bonito es que no te deje dormir la puerta de un vecino olvidadizo.
-Lo siento, pensaba que era la obra.
-He estado tentado de saltar a tu balcón y cerrarla yo mismo a lo largo de la noche. Has tenido suerte de que me quedaba mucha lectura atrasada.
-La próxima vez, tienes mi permiso para hacerlo.
-¡Bah!, la verdad es que era un comentario sin más importancia. Tengo el sueño muy ligero y como bien dices la grúa cercana no me deja dormir cuando hace tanto viento. ¿No te tomas hoy tu copa?.
-Es muy temprano, eso lo dejo para la noche.
-Pues espera, que te invito yo hoy.
Toda esta conversación y alguna otra que habían intercambiado se produjo sin verse las caras, el muro medianero lo impedía. La final de la Eurocopa fue la primera vez que intercambiaron una copa de cava y luego siempre invitaba el otro cuando coincidían. A él no le costaba mucho adivinar que su vecino estaba en su terraza, el humo de la hierba que fumaba lo solía delatar.
Fuera de esas conversaciones donde la privacidad era la nota preponderante, habían coincidido alguna vez en el descansillo pero no habían pasado del buenos días. Era curioso, podían mantener una conversación, eso sí muy somera, sin verse las caras, pero frente a frente todo se reducía a un simple saludo.
Él sabía que su vecino tenía pareja, una morena que le sacaba casi una cuarta, a la que sólo había visto de espaldas una vez. De la misma forma sabía que tenía muy buen humor a juzgar por las grandes carcajadas que solía soltar mientras veía algún programa en la televisión que él nunca supo sintonizar.
No estaba acostumbrado a tomar alcohol a esas horas, pero la verdad es que le sentó bien, quizá el panorama de haber visto nacer un nuevo día, o la sensación, extraña eso sí, de haberlo comenzado intercambiando una conversación con alguien.
Se saludaron al terminar y se marchó para dentro, supo que se había mareado cuando su vecino le dijo desde su terraza que no se olvidase de volver a cerrar la puerta…., y comprobó que efectivamente la había vuelto a dejar abierta.
Se dirigió de nuevo a la cama y después de secarse las plantas de los pies, se metió en ella y siguió durmiendo hasta bien pasado el medio día, se volvió a despertar se pegó una buena ducha y......... a por el fin de semana.
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#61 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Tenía la maleta preparada desde el día antes, se había despedido de sus amigas y la visita en la playa de Alfredo con sus enigmas le habían despertado aún más el deseo de enfrentarse a los retos futuros que se tuvieran que presentar.
Besó en su madre en la frente y la abrazó, sentía que iba a tardar en volver a verla y que esa piel curtida por el sol y el trabajo duro no iba a estar tan cerca. Al poco llegó el taxi y el claxon precipitó la despedida.
A las pocas horas ya estaba en un avión camino a las oficina centrales de ese señor tan raro que había estado importunándola. Su madre que sabía bien quien era le explicó que todo lo que había en esa nota era verdadero y que desde la lejanía nunca se había olvidado de ella le prometió que dejaría la vida de carencias que hasta ese momento había llevado y que iba a utilizar la pequeña fortuna que había atesorado a lo largo de los años ya que su hija le había demostrado que se había ganado muy bien la vida y que no la necesitaba.
Fueron muchas horas de vuelo, de varios transbordos en islas del Atlántico y en la Europa continental, pero finalmente llegó al aeropuerto. Allí había alguien esperándola para llevarla directamente a las oficinas, aunque le dieron la opción de irse a un hotel y descansar.
Por el camino, el teléfono del chófer sonó y en alemán recibió unas instrucciones, debía de ser alguien importante puesto que la forma de asentir así lo indicaba, en la primera salida de la autopista se salió y cambió de destino. Ella no preguntó el motivo, algo importante debía ser sin duda.
Llegaron a una casa solariega, muy seria como todo lo de allí le parecía a ella, el sol también lucía, pero la incidencia de los rayos era infinitamente menor, un leve frescor erizaba la piel si permanecías mucho tiempo en zona de sombras. El coche se alejó y ella se quedó allí sola en un parking grande, donde no había más que tres coches muy grandes y lujosos. De pronto se abrió una puerta de color verde en la que no había reparado, una joven con gestos marciales le llamó su atención para que se acercara, pero ella tenía por costumbre no atender a ese tipo de llamada, quería que le hablasen, así que se la quedó mirando con cara de pocos amigos y hasta que no le dijo Miss Grobeshaus anfahrt. Fue entonces cuando reconoció ese apellido que su madre le comentó y el resto supuso que quería decir que se aproximara. En ese caso sí que echó a andar.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la sargenta se fijó y vio a una señorita de agradables formas con una gran sonrisa e incluso algo de ternura, para nada la que se había imaginado al verla a casi ochenta metros, le extendió la mano y le preguntó si el vuelo había ido bien, que disculpara los transbordos pero los enlaces estaban muy mal en esa época del año y el avión de la empresa no estaba en ese momento disponible.
Besó en su madre en la frente y la abrazó, sentía que iba a tardar en volver a verla y que esa piel curtida por el sol y el trabajo duro no iba a estar tan cerca. Al poco llegó el taxi y el claxon precipitó la despedida.
A las pocas horas ya estaba en un avión camino a las oficina centrales de ese señor tan raro que había estado importunándola. Su madre que sabía bien quien era le explicó que todo lo que había en esa nota era verdadero y que desde la lejanía nunca se había olvidado de ella le prometió que dejaría la vida de carencias que hasta ese momento había llevado y que iba a utilizar la pequeña fortuna que había atesorado a lo largo de los años ya que su hija le había demostrado que se había ganado muy bien la vida y que no la necesitaba.
Fueron muchas horas de vuelo, de varios transbordos en islas del Atlántico y en la Europa continental, pero finalmente llegó al aeropuerto. Allí había alguien esperándola para llevarla directamente a las oficinas, aunque le dieron la opción de irse a un hotel y descansar.
Por el camino, el teléfono del chófer sonó y en alemán recibió unas instrucciones, debía de ser alguien importante puesto que la forma de asentir así lo indicaba, en la primera salida de la autopista se salió y cambió de destino. Ella no preguntó el motivo, algo importante debía ser sin duda.
Llegaron a una casa solariega, muy seria como todo lo de allí le parecía a ella, el sol también lucía, pero la incidencia de los rayos era infinitamente menor, un leve frescor erizaba la piel si permanecías mucho tiempo en zona de sombras. El coche se alejó y ella se quedó allí sola en un parking grande, donde no había más que tres coches muy grandes y lujosos. De pronto se abrió una puerta de color verde en la que no había reparado, una joven con gestos marciales le llamó su atención para que se acercara, pero ella tenía por costumbre no atender a ese tipo de llamada, quería que le hablasen, así que se la quedó mirando con cara de pocos amigos y hasta que no le dijo Miss Grobeshaus anfahrt. Fue entonces cuando reconoció ese apellido que su madre le comentó y el resto supuso que quería decir que se aproximara. En ese caso sí que echó a andar.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la sargenta se fijó y vio a una señorita de agradables formas con una gran sonrisa e incluso algo de ternura, para nada la que se había imaginado al verla a casi ochenta metros, le extendió la mano y le preguntó si el vuelo había ido bien, que disculpara los transbordos pero los enlaces estaban muy mal en esa época del año y el avión de la empresa no estaba en ese momento disponible.
- NoVastorm
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#62 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
-Me acaban de comunicar que debe personarse en el menor plazo posible en la oficina de negocios del Ministerio de Tecnología, su interlocutor con mi gobierno me ha informado de que la gestión debe realizarla directamente. Le ofrecen la garantía personal de nuestro presidente de que será tratado conforme a su estatus.
Wolfgang se echó para atrás, aunque no le terminaba de extrañar esa respuesta, tampoco era la barajaba como posible. Era consciente de que había empleado mucho dinero para comenzar a hacer negocios, pero para nada que eso hubiese supuesto algo ilegal o que contraviniese legislación mercantil alguna, era habitual, poco convencional, pero no se salía de los cauces habituales de este tipo de negocios.
Con un rápido movimiento se levantó del sillón, extendió su mano al Embajador y se despidió cortésmente como procedía.
Al final salió algo confuso, pero satisfecho de la gestión que había realizado. Debía dejar en manos de una de sus asistentes la importante reunión que tenía con su hija antillana que vendría en breve de ver a su madre. Pero era prioritario este asunto y como le habían informado no podía delegarlo en nadie.
Se dirigió a su casa a recoger la maleta que tenía permanentemente preparada para los viajes, dejando instrucciones precisas de qué era lo que se debía hacer con su hija el día que llegase, cerró algunos negocios de diario y se marchó al aeropuerto. Cogió el avión de la compañía y en pocas horas llegaría a su destino.
Cuando aterrizó había varios coches esperándole, la gestión del visado se realizó desde la oficina de destino y es así como supieron que llegaría en breve. Eran dos oficiales, vestidos con su uniforme los que lo recibieron, con gesto serio pero amable le indicaron que debía entrar en uno de los coches que estaban aparcados cerca de la pequeña escalerilla del jet.
Aunque nunca le había pasado algo parecido, siempre le había picado la curiosidad de que sentiría alguien al que le están esperando a su llegada a un aeropuerto internacional; una sonrisa irónica se dibujó en sus labios, producto de algo de miedo y de la tranquilidad de no haber hecho nada para terminar con sus huesos en una cárcel.
Debió pasar algo así como una hora y media de camino, en la radio sonaba un himno militar que de forma machacona se repetía, hasta tal punto de pedirle al oficial que había a su izquierda que pusieran otra cosa o apagasen la radio. El uniformado le dijo algo al acompañante del conductor y éste le dio a un botón y pasó a sintonizar una emisora de noticias que en un perfecto e ininteligible chino daba el boletín de hechos acaecidos en el día, su acompañante esbozó una sonrisa, suponía que Wolfgang no entendía nada de chino con lo que al final había salido perdiendo con el cambio.
Por fin se paró justo al pie de una inacabable escalinata, se acercó otro oficial con un fusil y le indicó al conductor que allí no se podía parar, que siguiese para adelante y girase a la derecha. Eso hicieron, entraron por un portalón de color, como no, rojo por lo que resultó ser un garaje subterraneo donde un ascensor en el que sólo cabían dos personas les llevó hasta una planta con un despacho grande, con una foto del Presidente y algo de humo por el cigarro que la persona que estaba detrás del buró se precipitó a apagar al ver a Wolfang entrar.
Se dirigió a él en un perfecto inglés, con acento americano:
-Hola, espero que su viaje no le haya cansado, tenemos varios temas que tratar.
-No se preocupe por mi estado, he venido para terminar de cerrar todos las cuestiones que se han suscitado desde que mi jefe de zona puso el pie en su país. Por cierto, me gustaría verlo.
-Sin duda.
Haciendo un gesto, y pronunciando algunas palabras en el idioma nativo se dirigió a su acompañante, que dando un taconazo se retiró y salió del despacho.
-En un momento estará con nosotros y podremos seguir la reunión los tres, si así lo desea.
-Me gustaría saber quien es usted, no me gustaría tener que repetir más veces esta reunión. Quiero que me diga si tiene la autoridad suficiente como para poder cerrar todos los temas que vamos a tratar.
Hizo un gesto de aprobación, juntando sus dos manos y a continuación le señaló una cámara que había justo a su izquierda, de esa forma le indicó que alguien que estaba viendo esa conversación sí que tenía la autoridad necesaria.
Wolfgang se echó para atrás, aunque no le terminaba de extrañar esa respuesta, tampoco era la barajaba como posible. Era consciente de que había empleado mucho dinero para comenzar a hacer negocios, pero para nada que eso hubiese supuesto algo ilegal o que contraviniese legislación mercantil alguna, era habitual, poco convencional, pero no se salía de los cauces habituales de este tipo de negocios.
Con un rápido movimiento se levantó del sillón, extendió su mano al Embajador y se despidió cortésmente como procedía.
Al final salió algo confuso, pero satisfecho de la gestión que había realizado. Debía dejar en manos de una de sus asistentes la importante reunión que tenía con su hija antillana que vendría en breve de ver a su madre. Pero era prioritario este asunto y como le habían informado no podía delegarlo en nadie.
Se dirigió a su casa a recoger la maleta que tenía permanentemente preparada para los viajes, dejando instrucciones precisas de qué era lo que se debía hacer con su hija el día que llegase, cerró algunos negocios de diario y se marchó al aeropuerto. Cogió el avión de la compañía y en pocas horas llegaría a su destino.
Cuando aterrizó había varios coches esperándole, la gestión del visado se realizó desde la oficina de destino y es así como supieron que llegaría en breve. Eran dos oficiales, vestidos con su uniforme los que lo recibieron, con gesto serio pero amable le indicaron que debía entrar en uno de los coches que estaban aparcados cerca de la pequeña escalerilla del jet.
Aunque nunca le había pasado algo parecido, siempre le había picado la curiosidad de que sentiría alguien al que le están esperando a su llegada a un aeropuerto internacional; una sonrisa irónica se dibujó en sus labios, producto de algo de miedo y de la tranquilidad de no haber hecho nada para terminar con sus huesos en una cárcel.
Debió pasar algo así como una hora y media de camino, en la radio sonaba un himno militar que de forma machacona se repetía, hasta tal punto de pedirle al oficial que había a su izquierda que pusieran otra cosa o apagasen la radio. El uniformado le dijo algo al acompañante del conductor y éste le dio a un botón y pasó a sintonizar una emisora de noticias que en un perfecto e ininteligible chino daba el boletín de hechos acaecidos en el día, su acompañante esbozó una sonrisa, suponía que Wolfgang no entendía nada de chino con lo que al final había salido perdiendo con el cambio.
Por fin se paró justo al pie de una inacabable escalinata, se acercó otro oficial con un fusil y le indicó al conductor que allí no se podía parar, que siguiese para adelante y girase a la derecha. Eso hicieron, entraron por un portalón de color, como no, rojo por lo que resultó ser un garaje subterraneo donde un ascensor en el que sólo cabían dos personas les llevó hasta una planta con un despacho grande, con una foto del Presidente y algo de humo por el cigarro que la persona que estaba detrás del buró se precipitó a apagar al ver a Wolfang entrar.
Se dirigió a él en un perfecto inglés, con acento americano:
-Hola, espero que su viaje no le haya cansado, tenemos varios temas que tratar.
-No se preocupe por mi estado, he venido para terminar de cerrar todos las cuestiones que se han suscitado desde que mi jefe de zona puso el pie en su país. Por cierto, me gustaría verlo.
-Sin duda.
Haciendo un gesto, y pronunciando algunas palabras en el idioma nativo se dirigió a su acompañante, que dando un taconazo se retiró y salió del despacho.
-En un momento estará con nosotros y podremos seguir la reunión los tres, si así lo desea.
-Me gustaría saber quien es usted, no me gustaría tener que repetir más veces esta reunión. Quiero que me diga si tiene la autoridad suficiente como para poder cerrar todos los temas que vamos a tratar.
Hizo un gesto de aprobación, juntando sus dos manos y a continuación le señaló una cámara que había justo a su izquierda, de esa forma le indicó que alguien que estaba viendo esa conversación sí que tenía la autoridad necesaria.
- BLASFEMAN
- Cansino
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#63 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Bueno, ya me he puesto al dia con la historia despues de un par de meses un poco desconectado.
Cada vez se pone la cosa mas interesante, estas hecho un artista Jose Luis
Vss
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- Registrado: 18 Ago 2006 21:54
#64 Re: Escritos originales, relatos, cuentos... (II hilo)
Esperando nos tieneBLASFEMAN escribió:...Cada vez se pone la cosa mas interesante, estas hecho un artista Jose Luis
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La vida te enseña quién sí, quién no y quién nunca.