Hace tiempo que uso pasta de cobre en las roscas "delicadas". La semana pasada cambié los neumáticos del coche y luego, con una llave "de las fuertes" y un tubo de un metro a modo de palanca pude aflojar, no sin esfuerzo, las veinte tuercas. Desde luego, si llego a tener un pinchazo, con el apriete dejado por la pistola neumática del taller, me hubiese sido imposible aflojar ninguna tuerca con la llave del vehículo.
Los mecánicos van a lo rápido y con una pistola de impacto se destrozan las roscas (y os lo digo yo, que fabrico dispositivos para 1.000 bares de presión).
Retomando el tema, me alegra saber que estáis ya en casa y que existe la posibilidad de que el seguro o la asistencia se hagan cargo de los costes que tan magna reparación ha comportado.
Afortunadamente no has tenido que padecer 150 Kilómetros de lluvia y estoy seguro que las azafatas del avión eran mas atractivas que las cobradoras de los peajes. Además, a las azafatas las puedes ver de cuerpo entero aunque hay alguna que te deja de cuerpo presente.
Ahora vuelves a subir en un periquete, cambias la maldita tuerca y cuando pases por delante del concesionario que no te quiso atender, les haces
Al menos ya tenéis la anécdota de un viaje que parece haber sido especialmente plácido.
Un abrazo,
Jordi "Prony"