DÍA 1º: SÁBADO 10 DE JULIO. 921 km
Tal y como estaba previsto, salimos a las 6:00 de la mañana para salirnos de Andalucía con “la fresquita”, salimos con el tanque lleno y la moto a rebosar de equipaje (las dos maletas laterales, el top case y la sobredepósito), la verdad es que las prisas me impidieron ordenar bien el equipaje y ocupaba demasiado, mañana por la mañana irá mejor preparado, lo importante era salir a la hora prevista.

Como era de esperar, el sábado de madrugada había poco tráfico, fuimos por autovía hasta Sevilla, Córdoba, y nos paramos a desayunar a las tres horas de viaje justo en el límite de las provincias de Córdoba y Jaén. Con el frescor de la noche viajamos hasta Sevilla más o menos, pudimos adivinar una luna que apenas era un pequeño trazo en el oscuro cielo. Poco después empezaba a clarear y al momento salía el sol justo frente a nosotros, un sol enorme que rápidamente empezó a hacerse sentir.

Mientras desayunábamos llegó un paisano repartiendo calabacines, así, sin más. Pero no cualesquiera calabacines, éstos tenían un tamaño algo exagerado y diría que incluso obsceno, no sé muy bien por qué, este señor miró a Rosa (que estaba a mi espalda en ese momento) y le dio uno rápidamente (mejor no medito sobre los motivos que le llevaron a dárselo).

Continuamos nuestro camino por la N-IV hasta Manzanares, donde abandonamos esta carretera para hacer la primera visita (La Solana), donde ya empezamos a sufrir el calor que protagonizó esta jornada. La comida la hicimos en las lagunas de Ruidera, con la idea de tomarnos de postre un chapuzón, pero estaba aquello lleno de gente y al final tan sólo yo me di un bañito porque el calor me podía. La siesta estuvo algo complicada, entre el calor y las moscas se propusieron que no pegáramos ojo.
Una de las pocas cosas que pudimos planificar –aunque fuera sólo a medias- era que haríamos noche en Valencia con motivo de una quedada que hacían los miembros del Comando Levante para acompañar a Canadá y Arrosca, que les hicieron una visita. Llegamos a Valencia con muuucho calor y buscamos el cámping por la zona de El Saler, no sabíamos aún dónde ni cuando sería la cena y a las 20:00 h., cuando llegamos al cámping y nos instalamos entré en el foro y ví que justo a esa hora habían quedado, así que nos duchamos rápido y salimos a buscar una colección de V Stroms por la zona, pero no hubo suerte, tras una llamada a Pumuki , éste nos puso en la dirección adecuada y llegamos a donde estaban todos. No puedo pasar por alto comentar la gratísima impresión que nos quedó de todos los presentes en aquella cena, no conocíamos a nadie pero nos sentimos como en casa;

no nombro a nadie porque seguro que me dejo a alguien atrás y sería muy injusto. Como ya les he comentado a ellos, son una banda de majarones, justo como a mi me gusta, nos reímos muchísimo compartiendo mesa con ellos. Un saludo para el Comando Levante. Después de cenar se organizaba la continuación de la fiesta en casa de uno de ellos, pero después de dormir sólo dos horas y del calor que habíamos pasado preferimos dejarlo para mejor ocasión y nos retiramos a nuestros aposentos.
DÍA 2º. DOMINGO 11 DE JULIO. 575 km
Nos levantamos a una hora prudente y salimos en dirección a Barcelona por la costa evitando los peajes (es lo que tiene viajar tiesos), también pasamos bastante calor y ya cerca de Barcelona llamamos a Enric13 para ver si echábamos un refresquito juntos, nos indicó un sitio para comer y esperar fresquitos a que llegara él con Mamut. Poco después de terminar de comer llegaron dos Vs negras con dos Vstromeros de negro un pelíiiiin acalorados, eran ellos. Después del saludo empezamos a hablar de los planes que no llevábamos y algunos consejos sobre dónde ir, dónde alojarnos, qué hacer por la zona, qué ruta seguir, etc… Enric nos aconsejó que paráramos en Tossa de Mar, que nos alojáramos allí, que paseáramos por el pueblo, que cenáramos allí y que no nos perdiéramos la carretera que lleva desde Tossa hasta Sant Feliú de Guixols. También nos aconsejó la ruta que debíamos llevar hasta Tossa. Una vez echado un rato de charla, Jaume tenía que salir hacia Andorra y partimos,

compartimos un rato de curvas con él y con Enric hasta Hostalric,donde nos paramos a tomar un refresco y donde nos separamos. Desde allí continuamos nosotros hasta Tossa de Mar, donde descartamos el primer cámping al que nos asomamos porque tenía más pinta de resort que de cámping, aquello era un complejo demasiado sofisticado y con demasiada gente para lo que nosotros buscábamos, así que nos fuimos a otro que estaba más cerca de Lloret de Mar, donde pasamos un par de noches.

Esta noche se jugaba la final del mundial de fútbol y –después de todo- creo que estábamos en un buen sitio para pasar esta noche, había muchísimos extranjeros en el cámping y no se formó demasiado follón, así que fue una decisión acertada la de quedarnos en este cámping.
DÍA 3º: LUNES 12 DE JULIO. 48 km
El lunes habíamos pensado tomárnoslo sabático para descansar un poco y disfrutar de alguna playa de la zona, nos fuimos a la cala de Santa Cristina en Lloret de Mar, donde pasamos prácticamente todo el día. La playa estaba muy bien,

no era como las que veríamos al día siguiente desde la carretera pero nos dio un servicio estupendo. Ya por la tarde dejamos la playa para ir a ver el pueblo de Tossa, que nos recomendó Enric que no nos lo perdiéramos. Así lo hicimos y nos alegramos mucho, la verdad es que el casco antiguo del pueblo era una pasada, dentro de una fortificación, con calles empedradas y unas vistas inmejorables de la cala de Tossa con todos los barquitos amarrados repartidos por ella.

Nos dimos un paseo por la zona, a patita por supuesto, vimos algún monumento de piedra (como la estatua de Ava Gardner, en la foto



y nos fuimos a cenar antes de irnos a dormir. Terminó así un día, o mejor dicho, el día sabático del viaje.
DÍA 4º: MARTES 13 DE JULIO. 207 km
En un principio pensábamos pasar el día entre la carretera, la playa y algún pueblo, pero al final se quedó en el tintero lo de la playa y casi casi lo de los pueblos. Cuando tomamos la carretera que une Tossa de Mar con Sant Feliu de Guixols flipamos bastante y se nos planteaba un dilema: disfrutamos de la carretera, de las vistas, hacemos fotos, nos paramos y bajamos a cualquier cala…. Después de parar un par de veces a hacer alguna fotillo de la costa



decidimos disfrutar de la carretera y tratar de no mirar mucho a la derecha, para –cuando llegáramos a Sant feliú- volver sobre nuesros pasos hasta casi llegar a Tossa de nuevo, una vez aquí volvimos a tomar la carretera para disfrutar de las vistas esta vez. Me hizo gracia que Rosa me comentara que la primera vez que hicimos esta carretera se le había hecho corta, no caí en decirle que de ahí en adelante íbamos a tener curvas hasta la saciedad, pero bueno, allí que nos metimos de nuevo. Continuamos nuestro camino con alguna paradilla para buscar algo de sombra

y llegamos a Empuria Brava, donde comimos y echamos una siestecita en un parque público, donde se estaba fresquito una vez que nos quitamos los trajes de romano.

Cuando llegamos estábamos sólos pero cuando nos despertamos había una pandilla de abueletes jugando a la petanca y varias familias repartidas por el parque, y a Rosa que le daba corte de apalancarse allí… Nos dimos una pequeña vuelta por el pueblo para ver los canales que la recorren y los barquitos que aparcan en la puerta de casa. Enric y Jaume nos desaconsejaron esta visita pero pensamos hacer una parada corta con la excusa de comer y ya nos dimos la vueltecita por allí. Luego salimos para Cadaqués, visita que sí llevábamos recomendada, teníamos la intención de acampar allí pero el cámping nos pareció bastante cutre (por lo menos desde la entrada) y bastante caro, así que decidimos buscar otro sitio, pero antes visitamos el Cap de Creus,



un paraje natural en el que vimos bajar el sol bajo un viento que azotaba con fuerza enredándome los pelos a más no poder.

Una vez visto el Cap de Creus nos paseamos un ratito también por Cadaqués, ahora podemos dar fe de que es realmente un pueblo bonito, unas calles muy pintorescas.

Nos llamó mucho la atención cuando íbamos entrando en el pueblo la cantidad de pequeños scooters que había por allí, cuando aparcamos y empezamos a pasear por las calles del pueblo entendimos el porqué, son calles muy estrechas y con un trazado muy sinuoso, además el suelo empedrado y con muchas cuestas hace que los pequeños scooters sean el vehículo ideal para el pueblo. Una vez “paseado” el pueblo de Cadaqués empezamos a buscar un cámping en el camino que nos llevaría hasta Andorra. Avanzando, avanzando, llegamos hasta un cámping que había cerca de Port de la Selva, tenía buena pinta y se notaba en la tarifa que ya no era costero así que nos metimos a pasar la noche. Nos preparamos algo para matar el hambre y nos metimos en la tienda a pasar la noche.
DÍA 5º: MÍERCOLES 14 DE JULIO. 220 km
Empezaba el día -creo- alrededor de las 6:00 de la mañana, y digo “creo” porque estábamos en el séptimo cielo entre sueños cuando una banda de borrachos llegaron a su tienda (a cuatro metros de la nuestra), escuchamos dos voces masculinas y una femenina, de poco sirvió que se les pidiera con insistencia y contundencia que guardaran silencio, tardaron en callarse, supongo que cuando la borrachera les venció. Nos preguntábamos cómo podían meterse tres personas en una tienda tan pequeña como era aquella. Por la mañana, cuando me desperté alrededor de las 8:30 h. me tomé mi revancha y me puse a darles el coñazo todo lo que pude. Estuve dando voces junto a su tienda, descojonándome de lo que fuera a buen volumen, golpeando los cacharros de cocina entre sí, hablándoles a voces a ellos y preguntándoles todo tipo de paridas. Resultó que no eran tres personas sino cuatro, y no dormían todos en la tienda, dentro de ella sólo estaban dos personas y media y la otra persona y media dormían fuera de la misma. Al final conseguí despertarles y que pusieran cara de: “coñ*, qué carajo dice el tío éste y por qué habla tan fuerte?”, ah, no lo había dicho? Los cuatro chavales eran franceses y no me entendían prácticamente nada. Más de uno pensará que estaría molestando al resto de inquilinos del cámping pero -en mi defensa- diré que había un par de familias riéndose de lo que les estaba haciendo e -incluso- me animaban a arrancar la moto junto a su tienda y acelerar fuerte, cosa que habría hecho si no se hubieran despertado antes.
Bueno, pues una vez me tomé mi revancha ya estábamos en condiciones de volver a empezar la marcha, así que recogimos, empaquetamos y volvimos a salir en dirección a Andorra. Para llegar a Andorra empleamos un buen montón de horas, ya que fuimos muy tranquilitos y disfrutando del paisaje, que lo valía, además de visitar algún pueblecito por el camino o incluso desviándonos un poco. Así, pasamos por Figueres sin pararnos, y cogimos la N-260, que pasa por Castelfollit de la Roca, pueblecito encaramado en lo alto de una roca, un enclave muy curioso y que ofrece unas vistas muy interesantes.

Continuamos y nos desviamos hacia Camprodón, un pueblo que alguien me recomendó hace muchos años y quisimos comprobar su belleza de primera mano.

Al entrar a Camprodón encontramos un parquecito que nos ofreció el lugar idóneo para comer y descansar un rato en las horas de más calor, tenía una fuente riquísima y mucha sombra (chica siesta se pegó er mario allí). Después de descansar un poco nos dimos el paseo por el pueblo, pero lo hicimos rápido y en moto porque Jaume (Mamut) nos esperaba en Andorra y no queríamos llegar muy tarde, no hay que abusar de la gente, verdad? Pues el paseíto por el pueblo nos dejó ver que realmente es un sitio digno de visitar, tiene un puente que nos gustó mucho, unos parques muy chulos y unas casitas que ya me gustaría a mi… Ya que estábamos en Camprodón aprovechamos para subir a Set Cases (creo que es Siete Casas en catalán) para dar la vuelta rápida también sin bajarnos de la V, un paseíllo que también nos gustó mucho. Continuamos nuestro camino hacia Andorra y en Ripoll pasamos uno de los peores momentos del viaje, resulta que la salida del pueblo hacia nuestra dirección estaba cortada por obras y no parecía que hubiera más sitio por donde pasar que aquel, el navegador me mandaba una y otra vez al mismo sitio, para colmo había bastante tráfico y pasamos un calor algo agobiante, también tienen semáforos que ayudan a calentarse en todos los aspectos, bueno, en casi todos… Al final tuve que pasar del navegador y hacerle caso a la intuición para darle esquinazo a la obra aquella y al fin salimos del pueblo para continuar el camino. El tramo siguiente nos llevó por la carretera que pasa por la Collada de Toses,

un puerto de montaña de lo más divertido donde se nos olvidó el ratillo que pasamos en Ripoll con creces, al bajar del puerto tiramos hacia Puigcerdá para evitar el peaje del túnel del Cadí, total, tampoco está mucho más lejos y así vamos viendo el paisaje. Por aquí nos paró una parejita de Mossos de Escuadra para pedirnos los papeles pero sin tocarnos mucho los witos, se les enseñó la documentación y seguimos sin ningún problema. Llegamos hasta La Seu d´Urgell y desde ahí entramos en Andorra, donde ya nos había aleccionado Mamut sobre el sitio donde debíamos parar para llamarle y que viniera a recogernos, así lo hicimos y en 5 minutos estábamos los tres echando las primeras risas y contándonos las primeras batallitas. Fue entonces cuando nación mi odio más visceral hacia este hombre de aspecto bonachón y servicial, manda webos donde vive el joío, para llegar del valle a su casa tiene varias paellas en las que afilar las estriberas, una subida digna de los mejores puertos de montaña y unas vistas desde el balcón de su casa de las que me tengo yo que hacer dos mil kilómetros para verlas un rato y volverme a casa. Como ya le decía yo: “te tengo una envidia atroz, pero envidia de la mala, eh?, de la mala” , desde estas vacaciones tengo aún más claro que Andorra es un sitio envidiable para vivir, por si fuera poco, soy (o al menos, era) un gran aficionado a los deportes de montaña y allí hay de eso para hartarse, no como en Huelva. Pero bueno, seguimos con lo que nos ocupa. Llegamos a su casa y allí nos esperaba Mercé, su encantadora esposa, que nos recibió con una amabilidad digna de unos familiares, como si nos conociera y fuéramos grandes amigos de toda la vida, aprovecho para enviarles un fuerte abrazo a esta parejita. Pues sí, en casa de Mercé y Jaume paramos un par de noches, saben como hacer que uno se sienta bien. Aquella noche nos llevaron a cenar a un restaurante que había por allá en las alturas del país vecino

y nos acostamos con la idea de que al día siguiente Jaume nos enseñaría el país…
DÍA 6º: JUEVES 15 DE JULIO. 206 km
Nos levantamos cuando se nos terminó el sueño, me hizo gracia que Rosa se levantara diciendo que se había despertado varias veces, supuse yo que echaría de menos el suelo de la tienda con el aislante ese de 2 cm. de grosor. Cuando nos levantamos Mercé estaba trabajando y Jaume nos había preparado un desayuno digno de reyes, a lo que no supimos negarnos, cogimos fuerzas, bajamos a por las motos y le quité las maletas a la mía, teníamos un día por delante verdaderamente emocionante. Lo primero que hicimos fue una visita a la Casa-museo “Casa de Rull”, donde se nos mostraba la forma de vida en Andorra hace años y la transición a los modos actuales, una visita muy interesante, y lo dice uno al que no le gustan los museos. Después de la visita cultural empezamos a ver y a disfrutar de los paisajes y las curvas andorranas,



desde aquel día puedo certificar que la paella no es valenciana, es andorrana, jamás había visto más curvas de este tipo juntas, y eso que yo he visitado bastantes montañas. Jaume nos llevó por unas carreteras de verdadero delirio, subimos y bajamos por yo no sé cuantos puertos,




pasamos de un valle a otro, nos asomamos a Francia, visitamos varias estaciones de esquí, tras una parada para comer continuamos con las curvas andorranas. No sería capaz de volver a repetir yo sólo la ruta que nos preparó Jaume, nos pegamos casi todo el día liados, ya al final del día, Rosa se bajó de la moto (estaba cansadilla) y le dio un poco la paliza a Mercé, parece que se entendieron bastante bien, mientras tanto Jaume y yo nos dimos el último achuchón de moto subiendo a una estación de esquí nórdico que hay por encima de su casa para echar una cervecita de machotes. A la vuelta cenamos en casa de Jaume y Mercé y nos fuimos a dormir con la idea de salir al día siguiente hacia el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Hoy ha sido un día que recordaré durante mucho tiempo, hemos estado casi todo el día para hacer ¡200 km!, una maravilla.
DÍA 7º: VIERNES 16 DE JULIO. 120 KM
Tal y como estaba previsto, nos levantamos (algo tarde) y después de un desayuno como el de ayer volví a ponerle las maletas a la moto, cargamos todo otra vez y salimos con Jaume en dirección al Parque Nacional de Aigüestortes y Estany Sant Maurici, por el camino paramos en un mirador para hacer alguna fotillo

y a media mañana ya estábamos en Sort, punto en el que paramos para echar un refresquito y despedirnos de Jaume, estábamos tan a gusto con él que no veíamos el momento de continuar nuestro camino del que -por otra parte- nos quedaban pocos kilómetros por recorrer hoy, y es que Espot y Sort están muy cerca. Pensando cómo arreglarnos para hacer una ruta caminando hasta el Estany Sant Maurici pensábamos hacer dos noches en el mismo lugar para poder dejar los equipos en la tienda y salir a andar ligeros de equipaje, pero vimos que aún era temprano y teníamos tiempo de llegar al cámping, montar la tienda, comer algo y hacer una rutilla cortita para volver sin que nos sorprendiera la noche en la montaña. Así lo hicimos,

después de comer algo rápido fuimos al aparcamiento del parque y echamos a andar, el camino es muy bonito y discurre entre bosques. En un rincón de esta ruta recuerdo que hice hace bastantes años una foto que me pidió un laboratorio fotográfico para utilizarla en su catálogo,

el entorno es una verdadera maravilla. Después de algo más de una hora llegábamos al Estany Sant Maurici,



el punto que había elegido como destino para que -por lo menos- Rosa viera una pequeña muestra de lo que hay allí, eché en falta el color que yo recordaba en el agua del lago pero es que el día estaba algo nublado y no lucía tanto como yo lo había visto en otras ocasiones. Era aún temprano y después de hacer algunas fotillos allí decidimos continuar hacia arriba con el nuevo destino del Estany Ratera,

al que llegamos también con tiempo de sobra para emprender el camino de regreso por otro itinerario que nos llevaba a ver la cascada de Ratera,

un verdadero spray que me puso chorreando en lo que tardó Rosa en hacerme una foto, pero daba igual, incluso se agradecía el fresquito. Continuamos bajando con la idea de rodear el Sant Maurici pero no encontré la vereda que seguí hace años y finalmente opté por emprender el regreso al aparcamiento tranquilamente. Se notaron los años de inactividad física y lo que pesan lo kilos pues llegué al cámping más cansado de lo que me esperaba,

incluso tuve que aguantar el choteo de Rosa. Esa noche la cena me supo a gloria y la “cama” me pareció hasta blandita.
DÍA 8º: SÁBADO 17 DE JULIO. 339 KM
Al levantarnos y recogerlo todo para meterlo en las maletas (las 12:00 de la mañana, como siempre)

salimos hacia Viella por el Puerto de la Bonaigua,


un puerto que yo recordaba que era una pasada, con unas curvas interminables


y con una subida larga de verdad, íbamos sin tener muy claro aún si bajar por el Valle de Arán o cruzar a Francia para hacernos unos cuantos puertos “míticos”, puertos que a la mayoría les sonarán de escucharlos en las retransmisiones del Tour de Francia. Pues bien, el “gran puerto de la Bonaigua” me sorprendió cuando pensaba que estaba empezando la subida, habíamos llegado arriba del todo, “¿Ya está aquí el puerto?, ¿qué ha pasado?, ¿esto ha sido todo?”, no es que fuera un mal puerto, recuerdo que Rosa estuvo contando las paellas en la subida y creo que fueron 12, me parece que en todas las de izquierdas mi avisador besó suavemente el asfalto pirenaico, ¿qué había pasado entonces? Estaba claro, después del día de excursión en Andorra ya nada sería igual, aquel día marcó un antes y un después en mi vida motera, suena muy drástico pero creo que es real. En fin, así son las cosas, nos hicimos unas fotillos por allí y vimos a un par de vésperos que alcanzaron el puerto a lomos de sus vespas, quise hacerles una fotillo para V-icho, un amiguete del V-Extrem pero apenas pararon en el puerto. Continuamos nuestro camino en dirección a Viella, cerca de Baqueira nos cruzamos en una rotonda con dos V Stroms, mencionadas en el apartado de avistamientos y que aún no tienen dueños conocidos. Una vez llegados a Viella decidimos poner la rueda delantera apuntando hacia Francia para conocer aquellos puertos tan célebres. Así lo hicimos, nos dirigimos hacia Bosost, donde nos aseguramos de no tener problemas para seguir nuestra ruta a causa del Tour (pasaba por allí dos días después) y nos metimos en Francia, empezamos con el puerto del Portillón, continuamos con el Col de Peyresourde, el Col d´Aspin, el Tourmalet, el Col d´Aubisque, y volvimos a entrar a España por el Puerto del Portalet. Fue curioso que nada más salir de España se escondió el sol tras una niebla cada vez más espesa que cubría las zonas altas despejándose o aclarándose por los valles. No volvimos a ver el sol hasta que volvimos a entrar a España y toda nuestra ruta de los puertos franceses la hicimos con una niebla que -en ocasiones- resultaba muy, pero que muy molesta,

había veces que la visibilidad se reducía a unos 5 metros y el asfalto estaba muy mojado, tanto como nuestra ropa cada vez que pasábamos un puerto.

Nos hicimos algunas fotos por el simple capricho de hacerlas, porque no se veía prácticamente nada pero al menos nos llevábamos el testimonio de nuestro paso por allí. Paramos a comer en Bagnères de-Luchon, donde vi un monumento en un parque que despertó mi vocación participativa



Comimos allí y coincidimos en nuestro parque-comedor con un par de moteros que salieron de Zaragoza aquella mañana para hacerse en torno a los 600 km en el día, uno de ellos (el de la 1200 GS) tuvo una V Strom y fue forero (pero no recuerdo su Nick). Nos dijeron que los puertos que nos quedaban estaban igual de apetecibles que el que habíamos pasado ya, pero bueno, ya que estábamos allí no nos íbamos a dar la vuelta, así que continuamos el camino hacia el Col de Peyresourde, donde creo que ni paramos porque no se veía nada de nada, el siguiente puerto fue el Col d´Aspin, donde sí hicimos una pequeña parada para retratar el lugar y el momento, por fugaz y escondido que fuera, se veía bien poco, como se puede ver en la fotografía.

Más adelante paramos en el Tourmalet,

que encontré como una auténtica feria, aquello es un punto para los turistas, mucha gente sube y se hace la foto (como nosotros), hay tiendas de souvenirs y muchas motos, me llamó la atención ver dos goldwings transportando bicicletas, una de ellas (la 1800) llevaba un remolque y la bicicleta plegada sobre la lanza,

la otra (una 1500) la llevaba fijada a su parte trasera. Continuamos nuestro camino entre la niebla y con la carretera muy mojada con la siguiente parada en el Col d´Aubisque,

en este tramo tuvimos que esperar a que un señor rebaño de ovejas terminara de cruzar la carretera,

por lo menos eran ovejas, no caballos ni vacas -como en otras ocasiones-,

que eran las que asustaban y ponían seria a Rosa. Después del Col d´Aubisque llegaba el puerto de Portalet, ya en la frontera de España, por donde entramos y vimos de nuevo el sol, que ya se mantuvo a nuestras espaldas hasta su puesta.

Por los puertos franceses por los que pasaría el Tour dos días después vimos creo que miles de autocaravanas esperando el paso de los ciclistas, tiene que gustarles mucho. Poco después de entrar en España nos paramos en el parking de la estación de esquí de Formigal para dar la bienvenida al sol, o -mejor dicho- para que éste nos la diera a nosotros.

Seguimos nuestro camino para llegar a dormir a Torla, en la entrada del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Ya en el último tramo pasamos junto al embalse y al pueblo de Lanuza,

población que estuvo abandonada y que hoy en día ha vuelto a renacer, aquí se celebra cada año el festival de música “Pirineos Sur”, pero ni nos paramos, íbamos cansados los dos y con ganas de irnos a dormir después de una buena duchita. Llegamos al cámping que hay pasado Torla, montamos, nos duchamos, cenamos

y al sobre sin muchas más fiestas, que el cuerpo ya pedía una parada en boxes.
DÍA 9º: DOMINGO 18 DE JULIO. 5 KM
Estando donde estábamos no podíamos marcharnos de allí sin dar una vuelta a pie por la zona, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es otro de esos lugares en los que me gustaría que se detuviera el tiempo. El amanecer nos regaló una vista impresionante de la entrada al valle, ocasión que no pude evitar de tomar algunas fotografías.

Tal y como habíamos previsto, pasaríamos dos noches aquí y hoy nos dedicamos a caminar, hicimos la ruta que recorre el valle de Ordesa junto al río Araza hasta llegar a la cabecera en la cascada de la Cola de Caballo. Por el camino visitamos un montón de rincones, a cual más bonito y con más encanto, muchas cascadas, bosques, rocas y todo tipo de paisajes que me engatusan cada vez que paso por aquí.

Por destacar algo nombraría la vista del Tozal de Mayo a la entrada del valle, las gradas de Soaso, el hayedo y la Cola de Caballo, el barranco de cotatuero y los impresionantes paredones del Gallinero. Personalmente me gusta más hacer la ruta de los cazadores, que discurre por uno de los flancos del valle a una altura que permite la visión de todo el valle en todo momento, mientras que por debajo no vemos nada más que lo que nos queda cerca, ya que vamos en medio del bosque. Sin embargo mi baja forma física y la compañía de Rosa me desaconsejaron esta ruta, que empieza con dos horas (estando en forma) de subida muy empinada hasta llegar a la altura por la que discurre el resto de la ruta. A lo largo de nuestro camino a pie nos paramos un montón de veces para observar de cerca algún rincón o algún detalle o para hacer fotos. Hacía calor este día y con las cuestecitas que teníamos que subir agradecimos mucho las dos fuentes de agua fresca que encontramos en nuestro camino, así como los sitios en los que nos acercamos al río para refrescarnos.

Para la comida encontramos un rincón bien bonito cerca de una cascada con una pocita,

el sitio invitaba a quedarse el resto del día pero teníamos aún mucho por ver. Este día nos regaló unas panorámicas de verdadero vicio, un auténtico lujo para los sentidos.



En la parte alta del valle se acababa el bosque y la ruta trascurría por un terreno más despejado


Aproveché para hacer amigas

Ya en la cola de caballo, en la cabecera del valle de Ordesa

Mira que me gusta mojarme, eh?

Los últimos minutos del descenso se hicieron algo largos para ambos, tal vez un poco más para mi, que llevaba ya una ampolla reventada en un pie, y es que iba estrenando calzado. Al llegar a la pradera tomamos el autobús que nos llevaría de nuevo a Torla para coger la moto y volver al cámping, aquella noche también dormiríamos muy bien.
DÍA 10º: LUNES 19 DE JULIO. 506 KM
Este día lo empleamos en cambiar de escenario, le ofrecí a Rosa la opción de elegir entre el Pirineo Navarro o Picos de Europa y ella prefirió ir a visitar la segunda opción. Nos levantamos, nos hicimos la foto que tenía en mente

y arrancamos con ese rumbo, echamos prácticamente todo el día en el camino, entre autovías y carreteras secundarias sin demasiado interés. Pasamos mucho calor durante casi todo el día. Pensé dormir en Comillas, una población costera de Cantabria en la que conocía un cámping, no era muy bueno (de hecho, no nos gustó nada) pero estaba localizado y así no nos metíamos en la montaña con el atardecer cerca para buscar donde quedarnos.
DÍA 11º: MARTES 20 DE JULIO. 167 KM
Nos levantamos algo más temprano de lo habitual y fuimos a Comillas (el cámping está a la entrada del pueblo) a comprar algo de comer, desayunamos, nos hicimos unas fotos con el Cantábrico de fondo

y nos fuimos a recoger los trastos para meternos en la montaña. Antes de salir me hice una foto en un pueblo que se llama como mi segundo apellido.

Desde la costa se veía una climatología algo complicada por la parte alta, estaba todo cubierto por el interior y no se veía ninguna cumbre.

Rosa me preguntaba si estaría así la zona a la que íbamos a ir, a lo que tuve que responderle que era allí a donde íbamos. Como mínimo encontraríamos una espesa niebla, a no ser que cambiara en el rato que tardaríamos en llegar, también se veía que llovía algo por la zona, así que sólo podíamos cruzar los dedos y zumbar para arriba. Por el camino pasamos por un pueblo que se llama como mi primer apellido y claro, tenía que hacerme la foto también.

La subida hasta Fuente Dé nos dice que tendremos buen tiempo por allí,

pasamos por Potes sin que tuviéramos muchos inconvenientes con el tiempo, la lluvia nos respetó, incluso tuvimos calor en Fuente Dé, aquello parecía una romería, estaba lleno de turistas, el teleférico era carísimo y había que esperar mucho para subir así que lo desestimamos. Buscamos una sombra para comer y marcharnos en dirección a Caín, otro de los puntos a los que pensaba llegar. De vuelta nos paramos en Potes, donde nos dimos una vuelta y nos sentamos en una terraza a tomarnos algo (la única vez en las vacaciones), allí descubrimos a qué se dedica el compañero del foro Chente

y nos fuimos a buscar Caín. El acceso es algo complicado, una carretera muuuyy estrecha nos obligaba a parar varias veces al toparnos con coches que venían de frente para que uno de los dos se apartara, no se podían cruzar dos motos con maletas por aquel tramo pero las vistas merecían la pena.

Recuerdo que Rosa apretaba las piernas contra mi cuando nos cruzábamos con alguien en este tramo. Tras un tramo de tortuosa carretera

llegamos a Caín donde tan sólo paramos para las dos o tres fotillos de rigor junto al río Cares

Continuamos con nuestro periplo y nos paramos en un mirador cuyo nombre no recuerdo, donde hicimos también algunas fotos


y marcharnos para buscar el cámping que pensábamos que había en la Posada de Valdeón, aquí fotografiamos uno de los muchos hórreos que nos encontramos por la zona

nos dijeron que estaba en Santa Marina de Valdeón, el pueblo que atravesamos antes por aquella carretera tan estrecha, como no había más opción que esa o buscar otro cámping que estuviera vetetuasaberdonde por la carretera de Riaño (mucho mejor) optamos por recorrer los 4-5 km hasta Santa Marina. En este cámping pagamos la toma de luz y llenamos la base de enchufes con todos nuestros aparatos eléctricos, cargamos todo lo cargable (Midland, portátil, teléfonos y pilas recargables para la cámara). Las duchas fueron particularmente apreciadas por Rosa porque tenían el teléfono con manguera, como en casa, y tenían grifo que abríamos y cerrábamos a nuestro gusto. Esa noche era bastante fría y húmeda.
DÍA 12º: MIÉRCOLES 21 DE JULIO. 428 KM
Después de pasar la noche más fría hasta el momento, al abrir la tienda me encontré con una espesa niebla y una débil lluvia de estas “calabobos” que no parecía que fuera a parar próximamente, sin embargo no hacía nada de frío. Recogimos todo y fuimos guardando las cosas en las maletas de diferente manera por la lluvia (lo último el sobretecho de la tienda), "plastificamos" los aislantes y la sobredepósito

pero no hace frío y opto por no ponerme el traje de agua. Una vez listos arrancamos para visitar Covadonga, yo recordaba una carretera muy larga desde Cangas de Onís y muy revirada, ¡por poco acierto!, era corta y no cabían muchas curvas… Visitamos el Santuario

y dijimos de subir a los lagos a pesar de que la niebla ocultaba mucho la carretera y la lluvia tenía todo el firme muy mojado, cabía la posibilidad de que llegáramos a los lagos y no los viéramos pero había que intentarlo, ya que estábamos ahí… Al salir no llovía mucho pero poco a poco empezó a apretar, no nos habíamos puesto los trajes de agua pero por aquella carretera cualquiera encuentra un rincón en el que pararse para ponérselos, así que continuamos nuestro camino con la esperanaza de que escampara o -por lo menos- aflojara la lluvia, pero no fue así, en lo que llegamos a los lagos, nos hicimos dos fotos

y bajamos ya llevábamos la ropa completamente empapada, menos mal que los forros y todo eso nos mantenía a nosotros secos. Ya por debajo del Santuario pensamos en pararnos en un restaurante para comernos un menú con la excusa de secarnos un poco la ropa, y así lo hicimos. Nos metimos en un restaurante en el que me comí un “pote asturiano” que recordaré mucho tiempo, me pusieron una olla de la que salieron tres platos hondos,

los tres que me comí antes de atacar al codillo que me pedí de segundo. El arroz tres delicias que se pidió Rosa no le llegó ni a la altura de los tobillos a mi pote… Cuando terminamos de comer teníamos un charco de agua alrededor nuestro que evidenció la mojada que habíamos pillado, así que nos salimos a la terraza a pensar lo que hacíamos. Decidimos ir tirando hacia el sur y salimos de camino a Riaño,

en cuyo pantano hicimos también una parada para continuar bajando hasta Zamora, donde pasamos la noche.
DÍA 13º: JUEVES 22 DE JULIO. 466 KM
Hoy dedicaríamos el día a continuar bajando de camino a Huelva haciendo una parada por la zona del norte de Cáceres (La Vera y el Valle del Jerte), el primer tramo de camino, por Zamora no nos gustó, nos resultó monótono y los pueblos que atravesamos no parecían tener ningún interés así que apretamos el ritmo para salir pronto de allí y llegar cuanto antes a la provincia de Ávila, donde ya los paisajes eran más agraciados. Llegamos a Plasencia por autovía con la intención de subir de nuevo por la Vera hasta Arenas de San Pedro, cambiar de valle acercándonos hasta el Barco de Ávila y bajar otra vez hasta Plasencia por el Valle del Jerte. En Plasencia encontramos obras en la salida hacia la Vera y la ralentización del tráfico nos hizo pasar bastante calor pero al fin salimos y continuamos hasta que paramos a comer en el lago de Jaraiz de la Vera, un regalo para unos cuerpos tan acalorados. Rosa me dijo que parecía un streeper (no hay duda de que me mira con muy buenos ojos


Comimos y nos dimos un bañito que nos supo a gloria, seguida de una siesta más larga de lo previsto… Al volver a retomar el camino continuamos sin parar (lástima de pueblos que no vimos) hasta Arenas de San Pedro,

un final de tramo muy bonito entre árboles. Nuestra ruta nos llevó a encaminarnos hacia el Barco de Ávila, a donde llegamos con poca gasolina y con Rosa muy dolorida por las horas de moto que llevábamos, así que cuando nos dijeron que el cámping más cercano estaba en Hoyos del Espino (unos 35 km hacia atrás) ella prefirió retroceder antes de continuar hasta Plasencia, que era la intención original. Así lo hicimos, tengo cierto interés en mantenerla contenta y en no castigarla en exceso para que no aborrezca la moto, de manera que volvimos hasta Hoyos del Espino, donde cogimos la carretera que va hacia la Plataforma de Gredos hasta llegar al cámping. Esta noche fue Rosa la encargada de montar la tienda y se dio cuenta de lo diferente que es montarla de ver como se monta, lo que se ve fácil cuando lo hace otro cambia radicalmente y fue toda una experiencia, y muy divertida a pesar de que estaba realmente destrozada y deseando ducharse y descansar pero bueno, finalmente lo consiguió y lo celebró así.

He de decir que la tienda aguantó toda la noche. Esta noche en Gredos fue la más fría de todas las vacaciones, me acosté vestido y con el cortavientos y no me sobró nada. Este cámping, el más salvaje de todos los que hemos visitado y el más barato, fue tal vez mi preferido en lo que se refiere al entorno, no tanto por los servicios.
DÍA 14º: VIERNES 23 DE JULIO. 552 KM
Al levantarnos nos dirigimos a visitar la Plataforma de Gredos,

punto de partida de las actividades montañeras que atacan al macizo central de esta formación montañosa, nos hicimos las fotos de rigor y volvimos sobre nuestras huellas. Vimos que "superMark Knopfler" tocaba el fin de semana que viene en Hoyos del Espino,

lástima que no fuera este finde, me encanta este virtuoso de la guitarra. Llegamos hasta el Barco de Ávila de nuevo y tomamos la carretera que lleva al puerto de Tornavacas (que no parece un puerto) y a su mirador del valle del Jerte, allí nos paramos un rato antes de bajar.

En Jerte compramos unas cerezas para el postre y comimos en la garganta del infierno,

un infierno nos pareció la cantidad de bichitos que se nos subían por todas partes, eran como unas pequeñas arañitas rojas que estaban por todas partes, cuando nos dimos cuenta teníamos la ropa de cordura llena de ellas comiéndose los bichitos estampados. Después de comer y ya resignados a llegar a casa volvimos a emprender la marcha., Un par de paradas para repostar, refrescarnos y estirar un poco las piernas, en una de ellas había una cristalera con espejos que inspiró a Rosa una idea, alguien adivina cual?

Continuamos el camino para hacer los últimos kilómetros de estas vaciones, nos despedimos de nuestros compañeros de viaje por última vez

y finalmente llegábamos a Huelva alrededor de las 21:00 h. cansados pero contentos de haber disfrutado de unas vacaciones sin incidentes de ningún tipo.

CONCLUSIÓN. TOTAL: 4760 KM.
A lo largo de estas dos semanas hemos podido disfrutar de todo lo imaginable, amigos, moto, carreteras, paisajes, excursiones, vivencias, etc… Destacaría -de todas formas- la experiencia de mi primer viaje en condiciones en moto y el hecho de que me acompañara Rosa. Yo me tengo por un motero rudo y curtido -como decía el amigo Too fast Juanito- y supuse que no tendría problema en meterme este viaje entre pecho y espalda, pero Rosa es muy nueva en todo esto, no sabía como me respondería y sin embargo ha dado la talla, y con nota. Éste ha sido nuestro primer viaje juntos, nuestras primeras vacaciones en moto, no sabía como resultaría pero hoy volvería a salir de viaje con ella con los ojos cerrados.
Quiero agradecer a cuantos me ofrecieron su colaboración, muchos de los cuales no han recibido mi llamada, quiero agradecer al Comando Levante su gran acogida, quiero agradecer al cielo el buen tiempo que hemos tenido, quiero agradecer al norte de España por ser tan bonito como es y quiero agradecer a todos los que me deben dinero por haberme obligado a ir “de tieso”, no sé si hubiera sido mejor yendo con dinero de sobra.
En definitiva, me ha gustado mucho este viaje.