Este viaje ha sido planificado con poco mimo, ya que no teníamos mucho tiempo. Un amigo nos invitó a su boda en Salina, una de las Islas Eolias, en Sicilia y decidimos programar nuestras vacaciones en base a ellas.
La elección de la moto:
Llevar la V no merece la pena, por coste y por tiempo. Para solo 10 días, perder dos de ida y dos de vuelta no compensa. Así que hay que alquilar una allí.
Como a pesar de lo que digan de la GS, no existe la moto perfecta para todo sino solo la más adecuada al uso que se le quiera dar, pensé que, para las distancias a recorrer en una isla, y el tipo de turismo que quiero hacer con ella, lo mejor es un escúter, pequeña y manejable, y mucho más barata que una moto “de verdad”. La candidata ganadora: una Burgman 400, el tiempo dirá si la elección ha sido o no la más acertada.
El viaje por lo tanto ha sido en superlujo Ryanair hasta Trapani, al noroeste de la isla, donde tenemos reservada la moto para iniciar el “giro”.
El primer día, recogemos la moto a primera hora atamos como podemos el equipaje y salimos dirección Milazzo, en el extremo nororiental de la isla.
La carretera desde Trapani hasta Palermo sin nada que destacar, asfalto pulido a espejo, baches sin fin y el paisaje soso.
Cerca de Palermo se encuentra Monreale, un pueblo con una catedral bizantina con una bonita decoración interior en mosaicos dorados. Paramos a comer, visita a la catedral y continuamos el viaje.
A partir de Palermo hacia el este, la carretera de la costa es muy bonita, va bordeando el mar, con trazado interesante, por supuesto el asfalto muy gastado. El ritmo es de 70-80 Km/h de máxima. Tranquilos, de paseo, con lo que no hay manera de avanzar. Por ello, los últimos km los hacemos por autopista. Creo que no lo he pasado peor en mi vida encima de una moto: con pantalón corto y camiseta, con casco jet de alquiler, y la forma de conducir de los italianos, un rato muy malo, yo venía a la playa, no a ir por autopista.
Noche en Milazzo sin nada que destacar y al día siguiente tomamos el ferry a Salina, donde pasamos 3 días de vida contemplativa. Visita nocturna a Stromboli y Panarea, otras dos islas, boda y a pasear en nuestra burgman por la isla, donde la carretera más larga es de 20 Km. Por supuesto en esta isla todo vale, hemos llegado a ir tres personas en la burgman sin que a nadie le llame la atención. Tampoco se puede pasar de 40.

De vuelta a Milazzo, la idea es cruzar Sicilia por el interior hasta Agrigento. Preguntamos a algunos moteros y nos dicen que ni se nos ocurra, que es una zona montañosa y “hay muchas curvas” lo mejor la autopista hasta Catania y luego bajar por la costa. Muy raros estos italianos que huyen de las curvas, ni caso.
Salimos pasadas las 6 de Milazzo, y buscando alojamiento se nos hace de noche en mitad de un camino de montaña donde encontramos una especie de hotel rural donde nos tratan de lujo y tiene unas vistas preciosas.
Al día siguiente continuamos por el interior, cruzando el Parque Pegional de los Nebrodi. La subida por la cara norte es un bonito bosque de hayas con muchas curvas de esas que temen los italianos y un asfalto aceptable. Aquí echo de menos mi moto, la Burgman, por lo menos conmigo encima, no admite ninguna alegría. De paseo pues.
La cara sur de los Nebrodi cambia radicalmente, el paisaje es amarillo y la carretera está totalmente destrozada. A estas alturas, el culo ya empieza a doler. El mullido asiento de la Burgman está bien para un ratito, pero no mucho, y quedan dos tercios del camino.
Al final del día llegamos por fin a Agrigento un poco hartos de la burgman. Agrigento está en el sur de Sicilia. Las playas aquí son de peor calidad que en el norte y los pueblos tienen menos encanto. Como compensación ofrece el Valle de los Templos. Se trata de una colina con tres templos griegos más o menos conservados que hacen un conjunto interesante, y un casco antiguo digno de visitar.
Tras esta etapa de Agrigento, salimos dirección Palermo. La elección de la carretera es mejor esta vez y lo tomamos con más calma, lo que quiere decir que paramos cada 40 minutos.
Palermo es una ciudad caótica, decadente, se cae a cachos, ruidosa. No obstante tiene mucho encanto. Es una ciudad viva, estoy seguro de que volveré. La visita a la Capella Palatina es toda una experiencia, está totalmente decorada con mosaicos dorados de una riqueza inigualable, combina estilos normando, bizantino y árabe. Prohibido hacer fotos, esta es de Google

Y el viaje toca a su fin, iniciamos la vuelta, debemos devolver el escutre el domingo por la mañana en Trapani y volar de vuelta a casa. Encontramos alojamiento en Castellamare del Golfo, a 40 Km de Trapani.
Castellamare del Golfo es una localidad muy turística, con unas playas de ensueño y aspecto de pueblecito de pescadores.
Como conclusión, la Burgman no ha sido una buena elección. El concepto escúter si, pero más corto y de rueda más grande, tipo Beverly o similar. El asiento es demasiado bajo, con lo que en cuanto llevas un rato duele el culo y la espalda, es demasiado largo, lo que en el caos de Palermo le resta agilidad, y la rueda de carretilla esa que lleva, hace que los baches de las carreteras sicilianas los sientas en cada hueso del cuerpo. Decir en su defensa que el motor es una delicia en respuesta y suavidad.