Entre toda la basura que me llega al correo, tengo la suerte de tener una amiga, que sin mucha bulla me va llenando el correo de mensajes que mas de una vez me hacen fijarme en cosas sobre las que pasaria sin darles mas importancia, hoy me ha mandado este correo de un tema que creia ya olvidado y sobre el que estos ladrones, mal que le pese a quien por aqui trabajan en actividades relacionadas con ellos, vuelven como vuelve la gripe en otoño, tocando los huevos y cebandose en los que menos tienen.
Igual que aqui muchos consideran a su moto poco menos que su amante secreta a mi me pasa lo mismo con los libros, con ellos he viajado a sitos donde nunca podre ir, me han entretenido muchas horas en lugares donde poco mas se podia hacer, me han otorgado el placer de sentir cosas que han sido solo para mi a veces con la complicidad de personas que sabian exactamente la pagina y el parrafo del libro que estaba leyendo porque ya habian pasado por eso mismo antes.
Por esta pasion me he pasado muchas horas en bibliotecas, igual que otros visitan museos yo he visitado bibliotecas por el simple placer de ver los libros apilados en las estanterias aunque no supiera una palabra del idioma en el que estan escritos, aseguro que el danes es mas dificil que aprender a programar cobol, que tampoco se por cierto, y las bibliotecas me han permitido acceder a libros que seguro nunca hubiera leido, aprendi a leer, comprendiendo, en una biblioteca de mi barrio que ya no existe, estaba en una escuela como las de antes, de dos aulas una para niños y otra para niñas con suelo de madera en el que el barniz era algo que no habia conocido desde hace muchos años, en la planta de arriba habia una biblioteca con los libros gastados de haber pasado por muchas manos, libros encuadernados en carton y tapa dura, con los lomos de piel, hechos para durar, muchas ediciones de los años cuarenta e incluso anteriores, con anotaciones en los margenes, a veces encontrabas pedacitos de la vida de alguien, una foto, un billete de tranvia, una lista de la compra o una carta con fecha de muchos años atras de las que empezaban "Amada Maria", "Queridos Padres" "Espero que esten todos bien..." olvidadas y que seguro muchos antes tambien habian visto y que dejaban en la misma pagina por respeto, no esperando a que su dueño volviera a recogerla, sino porque habia pasado a ser parte del libro.Tambien el suelo era de madera, de aquellos listones largos en los que no se distinguian las uniones de lo pisadas y sucias que estaban, los asiduos sabiamos exactamente donde pisar o no para evitar que crujieran y molestar a los demas o para hacerles la puñeta cuando quisieramos. Lo dirigia un bibliotecario viejo, bueno era viejo para mi, para fumar salia al rellano, no por molestar a los demas sino porque el peligro de incendio era mas que evidente, las estanterias que no estaban pegadas a las paredes seguian una disposicion que evitaba las goteras cuando llovia. Aquel hombre que murio de un cancer de pulmon tras pasar por la estirpacion de las cuerdas vocales y hablar con un sintetizador a traves de una traqueotomia tapada por una chapa, nos dirigia por las estanterias buscando lo que sabia que necesitabamos leer con la habilidad de un marino por su tramo de costa habitual, con el lei casi todos los clasicos que son necesarios para decir que sabes lo que es leer alternaba a Salgari con unos tochos inmensos de autores rusos, me parece que tenia doce años cuando lei Guerra y Paz, que estoy seguro es la edad a la que hay que leerlo. Cuando decidieron derribar la biblioteca fuimos como naufragos a la deriva, no habia mas bibliotecas en el barrio y nos quedamos huerfanos de libros, ademas yo me quede huerfano de quien me enseño a disfrutar de cualquier libro como muchos mas de los que nos juntabamos en el rellano de la biblioteca, mas tarde me di cuenta que aquel dia murio El Bibliotecario aunque siguiera andando por encima de la tierra.
Despues vinieron mas bibliotecas, tambien odie libros, tanto como para quemarlos en un cubo de tan malos como eran. Gracias a las bibliotecas deje tambien de aprender muchas cosas. Por eso ese ataque de hacen estos desgraciados a las bibliotecas me lo tomo como algo personal.
Asi que cuando me ha mandado este correo, me he alegrado de que un escritor como este, y eso que no es santo de mi devocion, les haya dejado las cositas tan claras
Atentado Cultural - La SGAE ataca de nuevo
Se pretende obligar a las bibliotecas públicas a pagar 20 céntimos por
cada libro prestado en concepto de canon para 'resarcir' a los autores.
Mientras la gente de a pie apenas llega a fin de mes, los ya
millonarios se forran a cuenta nuestra. No consientas tamaño atentado
contra la cultura y pasa este mensaje a todos tus amigos.
POR EL PLACER DE LA LECTURA:
La SGA (Sociedad General de Autores)
ataca de nuevo.
Escrito y firmado por José Luis
Sampedro, escritor.
POR LA LECTURA
Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un
Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de
jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque
no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido,
atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él
solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos.
Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes
sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro
a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl
May.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo
madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho
cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un
rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.
Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les
servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban
allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando
regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el
final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que
estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían
algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos:
algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una
simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera
otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran
hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que
mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los
propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una
empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados,
paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y
luchas con la administración intentando convencer a burócratas y
médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el
conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a
la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus
usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas
actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de
cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en
reconocimiento a su labor en favor del libro.
Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón
bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de
pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por
cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a
los autores del desgaste del préstamo.
Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga
una suma es porque:
a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.
Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada
la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por
cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y
fomentar la lectura?
Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la
operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos
por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad
el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?
Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere
autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa
mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente
deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.
Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de
autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida
en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.
¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!
José Luis Sampedro
Si estas de acuerdo, pásalo. Por el placer de la lectura.
(o)Sosito Teddy, coge una piedra bien gorda y tirate al rio, la cuerda te la facilito yo
