Tras equiparme como dios manda me pongo en camino sintiendo que la Meta del viaje está más cerca cada vez, porque como esté más lejos me da algo..
Por fin, veo la primera indicación hacia Cabo Norte
, un desvío hacia la izquierda que me indica que me quedan solo 340 kilómetros para llegar. 340 kilómetros de carreteras limitadas a 90, con algún que otro pueblecito con límite de 50, y una frontera que no sé como será.
Tomo el desvío, y parece que dejo atrás el mundo real, sin darme cuenta he atravesado algún tipo de portal interdimensional, porque, de repente, hay un silencio sepulcral. No se escucha nada, no hay nadie, la naturaleza parece que quiere tragarme, algo en mi cabeza se acuerda de las sirenas que llamaban a Ulises.
Me da la impresión de que estoy atravesando un parque natural, pero totalmente distinto de otros. Aquí, Madre Naturaleza, se perdió y no dejo que la evolución llegará..A crear esta atmósfera ayuda el tiempo. Está nublado, llovizna, y hay una niebla que solo me permite ver un par de cientos de metros a mi alrededor..Ya es tarde, las 6 ó las 7, y la luz del sol empieza a atenuarse, aunque sé que no se hará de noche.
La carretera es maravillosa, una curva tras otra y decenas de montañitas que producen esas cosquillitas en el estomago que tanto me gustaban cuando era pequeño..
Parece que aprieta algo la lluvia y me paro, me bajo de la moto, busco la ropa de agua, y me empiezo a pelear para ponérmela. Primero la mano izquierda, seguida del brazo izquierdo, la otra mano..de repente, me doy cuenta de que estoy rodeado de moscas por todos lados. Yo esperaba mosquitos, pero no ésto. Cientos de moscas han aparecido de la nada, y se me quieren merendar. Se hace insoportable, me pongo el casco como puedo. Cada segundo es peor que el anterior. Las espanto. No se van. Cierro la visera. El vaho nubla la visera, me agobio, no puedo respirar. Me queda el pantalón de agua.jod*r, ha dejado de llover, y hay más moscas. Amarro el pantalón con la red y me monto como un cohete en la moto. Salgo huyendo de semejantes bichos. En la pantalla de la moto aún quedan algunas, les doy con la mano, y se van. Libre, de nuevo.
Continúo. Veo la frontera con Noruega, no hay ni un alma por allí. Unas pocas cámaras, y ya está.Atravieso un puentecito, y ya estoy en Noruega. Estoy en Noruega, me quedo flipado conmigo mismo. Soy un máquina
El paisaje vuelve a cambiar, sigue nublado pero ahora la niebla cubre montañas que antes no había, todo me parece más verde que en Finlandia.
Empieza a apretar más la lluvia,y acaba siendo un miniaguacero. Incomodo. La pantalla del Schubert se empaña un poco, y tengo que conducir con la visera entreabierta..Me empieza a entrar hambre, y no veo ningún lugar donde parar. Sigo haciendo kilómetros, devorándolos. Atravieso un pueblo: no me comvence. Llego a otro, y paro para repostar porque no sé cuando encontraré otra gasolinera.
En la gasolinera tengo que pagar con tarjeta, pone que solo para tarjetas noruegas pero yo pruebo..Unos instantes de incertidumbre y la máquina me dice que eche todo lo que quiera, que sin problema. Lleno el depósito. Y la maquinita me dice que entre a pagar..
¿ein?¿No había pagado ya? Entro, pregunto y todo chachi. De paso, le pregunto a la muchacha, que habla inglés mejor que La Queen Elezabeth II, donde sacar dinero y me dice que un poco más adelante hay un cajero.
Me pongo a buscar, y después de un buen rato lo encuentro.
Ya tengo dinero para comer. Actividad que realizo con una pasión inusitada. Qué bueno estaba todo, eso sí me han clavado casi 20 euros por una pizza y una cocacola.
Ya son casi las nueve de la noche y estoy a 200 kilómetros de Cabo Norte. Decido quedarme a dormir en el pueblo. Salgo, me monto en la moto, y me pongo en marcha. Después de media hora me doy cuanta de que voy camino de CN, y eso que había pensado quedarme ahí. La V me lleva, parece que tiene voluntad propia. Tiene más ganas de llegar que yo, no se lo puedo reprochar. Me lo estoy pasando pipa en el viaje.
Voy por la E69, bordeando toda la costa. El paisaje es impresionante. El mar a un lado, las montañas al otro y decenas de pueblecitos vacíos. Me pregunto porque no veo a nadie. Y es que el sol de medianoche confunde los sentidos. Me siento como si fueran las seis de la tarde cuando realmente son casi las once de la noche..Subo la velocidad, estoy solo. Hago doscientos kilómetros a un ritmo de 110, 120..Un noruego diría que voy demasiado rápido, pero la carretera parece buena y el asfalto agarra..
Curva tras curva me voy emocionando, descubriendo una naturaleza desconocida, todo es nuevo y quiero recordarlo..sin esperármelo me encuentro con el túnel de Cabo Norte. He leído mil historias hablando de viajes a Cabo Norte y en todas mencionan este túnel..Es largo, 7 kilómetros, primero un descenso muy pronunciado, luego la subida, estoy eufórico,
..después de un buen rato salgo de nuevo a la luz. Hay un peaje: 190 coronas, sobre los ¿25 euros?
Un cartel, 40 kilómetros para Cabo Norte. Pero primero está el túnel de Honisvag, esta vez sin peaje, son solo 6 kilómetros.
Otro desvío, Derecha Honisvag, Izquierda Cabo Norte. Está claro, Cabo Norte allá voy.. La subida es peligrosa, hay mucha niebla, la humedad debe ser cercana al 100% (estoy empapado), la visera es inútil, tengo que abrirla, el aire es muy frío, me lloran los ojos, la nariz parece un velero bergantín, curvas, más curvas, una carretera estupenda para culminar la subida a Cabo Norte..hay algunos baches y gravilla, pero a quién le importa, estoy subiendo a NordKapp. De repente, una silueta en mi camino, a medida que me acerco se dibuja la forma de una caseta. El peaje para entrar en el recinto..
Me paro, saludo al muchacho, y le doy los papeles que me dieron los polacos.. ¿ésto sirve para hoy?
Mira los papeles, mira la moto, mira la matrícula..--Lo siento, pero la matrícula no es la misma---Pero, pero, es que.....---Ah, sí, vale no lo había visto.
No tengo ni idea de qué fue lo que vio, pero me dejo entrar. Busco donde aparcar, la niebla es muy espesa, veo algo a la izquierda y allá que voy. Sí, es aquí. Despacio, despacio.Freno la moto. Apago el motor. Me quedo en silencio sobre la moto dos segundos, tres segundos. Busco donde apoyar la pata-cabra, una piedra me sirve de punto de apoyo. La moto se sostiene. Me bajo despacio, saboreando cada segundo, cada movimiento, grabándolo en mi mente. Y exploto, grito de alegria, he llegado a CABO NORTE. J**er, estoy aquí de verdad. Unas gotas recorren mi cara, desde los ojos hasta mis labios, están saladas. Estoy llorando.