Como prometí, y al estar ya de vuelta después de casi un par de meses casi perdido, voy a escribir la crónica de la salida de hace ocho días.
¡Por fin pudo celebrarse la tercera edición! Ya temía que no podría ser... Pero contra viento y marea, y las vicisitudes de la vida, se realizó ;-)
Quedamos a las 8,30 de la mañana. No hacía ningún frío, lo que presagiaba que íbamos a pasar hasta calor. No me equivoqué.
Hacía tiempo que no nos veíamos, así que estuvimos casi media hora charlando en el lugar de encuentro, contándonos mutuamente nuestras penas ;-)
Casi a las 9, salimos.
Un día estupendo para moto, aunque con más tráfico del que pensaba. Speed me hizo una foto con su móvil, y que todavía no ha colgado. ¿A qué esperas?
Algunas zonas de umbría estaban húmedas, así que fuimos con cuidadito.
Las primera foto las hice en una parada antes de llegar a Algodonales. El que aparece es Speed. Ahí van:
Precioso paisaje:
Cuando llegamos a Ronda paramos al ladito de la Plaza de Toros, cuna del toreo. Pero no era eso lo que veníamos buscando, sino un bareto para desayunar. Speed se tomó unos churritos, y yo, fiel a mis costumbres, una tostada con aceite y tomate. Después, como teníamos todo el día para nosotros (completamene libres de deberes conyugales, aunque unos más que otros...), dimos un paseíto por el Puente Nuevo (aunque ya es muy antiguo) y los alrededores del coso. He aquí las pruebas:
Cara oeste del Puente Nuevo:
Por detrás de la Plaza de Toros hay un mirador, que no conocía, con unas vistas magníficas. Foto va:
Venga, vámonos, que tampoco estamos de turismo, que a lo que vamos es a por curvas.
Iba yo delante, abriendo camino. ¡Qué gozada! Por muchas veces que haga esa carretera no me cansaré. No hay más que decir.
Llegamos a San Pedro y decidimos llegar a Puerto Banús. De paso, miré el yate (ese del fondo), no recordaba si me había dejado la luz de la mesilla de noche encendida.
Ya era hora de una cervecita. Venga a andar, y nada, todo restaurantes, y la gente comiendo ya. Era alrededor de la una, los termómetros callejeros marcando 25º, y nosotros abrigados para 5º. ¡Qué calor! Me sobraba el chaquetón, la espaldera, las botas, el casco en una mano... y sudando como pollitos. Y que no encontrábamos un bar decente. Por fin, uno vasco, a la sombrita, y allí que nos metimos. Estuvimos allí un buen rato, y después de unos vasos de agua (nada de cerveza) y unos cuantos pinchos decidimos volver a coger los 50 km de curvas, esta vez en subida, para ir a comer por donde nos pillara.
Hicimos otra parada a la vuelta. La atmósfera estaba limpia y en el horizonte se veían la cordillera de Atlas, en Africa, y a la derecha el Peñón de Gibraltar (español). También, si ampliáis y os fijáis, barcos a la espera de entrar en Algeciras o Gibraltar (español).
Esa era la última prueba gráfica de la kdd. Nada más que contar de importancia, más que paramos a comer algo, y continuamos camino de casa antes de que se hiciera de noche.
Fue una pena que no pudiéramos coincidir más, a ver si para otra ocasión.
Ya sabéis, sobre octubre o noviembre la convocaré de nuevo. Tonto el que se la pierda ;-)