¿ɹǝɯoɔ ɐ ɐsǝɯ ɐl ɐ ǝʇuǝıs ǝs ǝnb ʎ oʎ oɯoɔ uǝınƃlɐ ɐ ɹɐƃǝll ɹǝʌ lɐ ɐsodsǝ ns áɹɐɾouǝ ǝs ou? 'ɹoñǝs 'ɐƃıo -
:ɐʇunƃǝɹd ouıɯɐɔ uǝ ɐʎ ʎ ǝɥɔoɔ ǝʇuɐuoısǝɹdɯı lɐ ǝqns 'opıpuǝɹdɹos 'oɹǝsoıpɹod lǝ
˙soɹnǝ uǝıɔ sol ǝʇɹɐɹɹoɥɐ sáɹpod ísɐ ʎ ɐɹǝsɐɔ ɐpıɯoɔ ɐuǝnq ɐun ɐ ǝʇɹɐʇıʌuı oɹǝınb ˙ɐsɐɔ ıɯ ɐ ɹǝɯoɔ ɐ ǝʇuǝʌ oɹǝd ˙soɹnǝ uǝıɔ ouıs 'zǝıp ou 'ɐɯoʇ sǝɔuoʇuǝ -
˙óuopuɐqɐ ǝɯ ǝnb ɐʇsɐɥ ɐsodsǝ ıɯ uǝ oƃǝnl ɐpıʇɹǝʌuoɔ 'ɐıʌou ıɯ ɐɹǝnɟ ou ǝnb ɹǝɾnɯ ɐunƃuıu uoɔ sǝuoıɔɐlǝɹ opıuǝʇ ǝɥ sáɯɐɾ -
¿osɐɔɐ 'ɐʇnʇıʇsoɹd ɐun ɐ ɹɐp sɐsuǝıd sol ǝs? -
˙ɐpɐu oʇsǝndɐ ıu oƃǝnɾ ɐɔunu ˙ɐɹǝuɐɯ ɐunƃuıu ǝp -
˙¿soƃɐʌ soɹʇo sol uoɔ opuɐʇsodɐ ʎ opuɐƃnɾ ɹoɾǝɯ ɹɐʇsɐƃ ɐ sɐʌ sol ǝʇ? -
˙oɥɔǝɥ ǝɥ ol ɐɔunu ıu 'oɯnɟ ou 'ɹoñǝs ou -
¿oɔɐqɐʇ uǝ ɹɐʇsɐƃ ɐ sɐʌ ol ǝʇ? 'sǝɔuoʇuǝ -
˙loɥoɔlɐ opıqǝq ǝɥ ɐpıʌ ıɯ uǝ ɐɔunu 'ɹoñǝs ou -
¿pɐpɹǝʌ 'ɹǝqǝq ɐ sáɹı sol ǝʇ ou? 'oɹǝd -
¿ɹǝɯoɔ ɐɹɐd soɹnǝ zǝıp ǝɯɹɐʇsǝɹd ɐíɹpod? 'ɹoñǝs -
:oƃoláıp ǝʇuǝınƃıs lǝ ɐlqɐʇuǝ ǝs ʎ oɹǝllɐqɐɔ oɹǝdsóɹd ʎ ǝʇuɐƃǝlǝ un ɹod opɐdnɔo ʎ oɹoɟáɯǝs un uǝ opıuǝʇǝp ɐqɐʇsǝ ǝnb lıʌóɯoʇnɐ osoɾnl un ǝp ɐllıuɐʇuǝʌ ɐl ɐıɔɐɥ óıƃıɹıp ǝs oɹǝsoıpɹod un ɐíp un
oɹǝsoıpɹod lǝ
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En que estaria pensando, lo he escrito al reves ..........perdon.
EL PORDIOSERO
Un día un pordiosero se dirigió hacia la ventanilla de un lujoso automóvil que estaba detenido en un semáforo y ocupado por un elegante y próspero caballero y se entabla el siguiente diálogo:
- Señor, ¿podría prestarme diez euros para comer?
- Pero, ¿no te los irás a beber, verdad?
- No señor, nunca en mi vida he bebido alcohol.
- Entonces, ¿te lo vas a gastar en tabaco?
- No señor, no fumo, ni nunca lo he hecho.
- ¿Te los vas a gastar mejor jugando y apostando con los otros vagos?.
- De ninguna manera. Nunca juego ni apuesto nada.
- ¿Se los piensas dar a una prostituta, acaso?
- Jamás he tenido relaciones con ninguna mujer que no fuera mi novia, convertida luego en mi esposa hasta que me abandonó.
- Entonces toma, no diez, sino cien euros. Pero vente a comer a mi casa. Quiero invitarte a una buena comida casera y así podrás ahorrarte los cien euros.
El pordiosero, sorprendido, sube al impresionante coche y ya en camino pregunta:
- Oiga, señor, ¿no se enojará su esposa al ver llegar a alguien como yo y que se siente a la mesa a comer?
- Probablemente sí, - contesta el rico - pero valdrá la pena. Tengo interés en que vea en qué se convierte un hombre que no bebe, no fuma, no juega, no baila, ni sale con pu*a
