Tras representarme en la zona de presentaciones os adelanto la crónica de mi viaje en moto que estoy preparando para ver si la publican en algún sitio. La verdad es que ha salido todo genial y ha sido un viaje que recordaré durante mucho tiempo!
Un saludo,
Javier
:D ITALIA 2007
Cuando elegimos Italia como destino del viaje en moto, no tenía muy claro como empezar a planificar el viaje desde Madrid para visitar lugares que tenía en mente como la Siena, Florencia, Lago de Como, Venecia, Stelvio, etc; pero al final, mi mujer Carla y yo cargamos la V-Strom 650 el pasado 27 de Julio para hacer posible el viaje que os cuento a continuación.
La primera parada fue en Tarragona donde hicimos un alto y aprovechamos para visitar a la familia que se encontraba ahí de vacaciones. Tras disfrutar del día, al final del día siguiente cogimos un ferry desde Barcelona a Livorno. Esta fue la peor parte del viaje ya que sobre el papel teníamos que descansar en camarote para llegar unas 18 horas después frescos a Italia… pero al final un temporal de fuerza 7 en la primera parte y un barco nuevo pero con pocos servicios hicieron interminable un viaje en el que uno ya no sabía que hacer. Como os cuento más adelante, la vuelta fue otro cantar!
Llegamos a Livorno hacia las 21.00 horas del día 29 y rápidamente pusimos destino hacia Florencia donde dormiríamos las dos primeras noches en territorio Italiano. En nuestro caso, a lo largo de todo el viaje hemos optado por hoteles, son más caros que otras opciones pero dado todos los sitios que queríamos visitar necesitábamos aprovechar al máximo las horas de descanso.
El día 30 lo dedicamos íntegramente a pasear por Florencia y visitar los puntos más significativos incluyendo la subida a la cúpula del Duomo y sus 480 escalones…Por la tarde paseamos con la moto por las colinas de alrededor de la ciudad. Mucho calor y muchos turistas, pero visita obligada.
Al día siguiente, bien descansados y con las primeras nociones de italiano pusimos rumbo a Venecia. No fueron más de 300 kilómetros pero sobre todo en el primer tramo hasta Bolonia el tráfico, los túneles y el viento lateral pusieron a prueba nuestra preparación. Desde la salida de Madrid fue el primer momento en el que tuvimos que ponernos por el frío la capa cortavientos de las chaquetas. Me sorprendió la cantidad de camiones que había, pero más tarde me explicaron que debido al cierre la primera semana de Agosto de todas las plantas había un gran número de desplazamientos de camiones que tenían que completar rutas, así que en otras ocasiones convendría evitar esta semana del año.
Llegamos a Venecia sin contratiempos y fuimos directamente a los aparcamientos disponibles donde iba a dejar la moto para “dormir tranquilo”. La gente del aparcamiento fue muy amable pero tuve que pagar lo mismo que un turismo por 24 horas. Venecia es una ciudad increíble y por mucho que la hubiera visto en fotos y películas no te haces a la idea de lo que es hasta que lo ves. Durante todo el día y parte de la noche nos perdimos literalmente por sus calles, pero con mucho gusto y sorpresa cada vez que descubríamos un rincón con encanto.
Sin embargo teníamos que completar nuestra hoja de ruta, y tras volver al mundo real pusimos rumbo al Lago di Como pero con todo el día para conocer otros lugares del camino. Nuevamente nos encontramos en el primer tramo con una autopista bloqueada, y tras juntarme con dos motos también extranjeras optamos por seguir a baja velocidad a un motero italiano que usaba el arcén (muy ancho) como si de su carril se tratara. Es más, pasamos en pelotón delante de los Carabinieri y ni se inmutaron. El uso de los arcenes por las motos es una práctica bastante habitual y aunque no sea legal está tolerada.
En Verona paramos a comer y pasear un rato por su centro histórico. No podíamos dejar de visitar la ciudad en la que vivieron Romeo y Julieta. Sentados en la terraza nos dimos cuenta que es frecuente que te cobren 4 euros por un pizza espectacular y 5 euros por un refresco…
Seguimos hacia el Lago di Garda, el más grande de Italia, impresionante por su tamaño, por el color de su agua y por el ambiente veraniego que hay en sus orillas, pero nos dirigíamos a otro lago al que llegamos a media tarde tras un adelanto de lo que nos ofrecerían las carreteras de la zona.
Las noches de los días 1,2 y 3 estuvimos en Bellagio, era caro pero no todo podía ser moto y curvas.
Las vistas del hotel eran espectaculares y logísticamente estábamos a 10 minutos de las orillas Este y Oeste del lago gracias a la frecuente y puntual línea de ferry.
De hecho no tardamos en probarlos y a la mañana siguiente navegamos hasta Varenna para subir hacia los Alpes y coronar los pasos de Foscagno (2291m) y de Stelvio (2758m).
El primero nos lleva a Livigno, localidad turística reconocida como zona franca por lo que hay un buen número de tiendas. Es una manera de desarrollar el turismo en valles aislados como este. A la vuelta, por despiste iba a cruzar sin parar la aduana y a la vista de las indicaciones del Carabinieri tuve que emplear a fondo los frenos de la V-Strom que hasta el momento estaba cumpliendo sin rechistar.
Stelvio era una asignatura pendiente, y sólo llegar arriba nos encontramos con un buen ambiente motero.
Era el premio a 40 curvas de 180 grados, todas ellas identificadas con su letrero, siendo la 40 la más baja y la 1 la última antes de llegar al paso.
Arriba llegamos con todas las capas de la chaqueta, hacía fresco y cuando se iba el sol se notaba que estábamos casi a 3000 metros de altura. Aunque cominos unos bocadillos en el mismo paso, nos llamó la atención una cafetería situada al final de un camino que subía que se llamaba Tibet y que estéticamente hacía honor a su nombre.
Tras la comida las nubes ya amenazaban tormenta por lo que bajamos a buen ritmo dirección al Lago di Como.
Tras un día de mucha moto, al día siguiente fuimos a visitar Como y tras pasear un rato cruzamos a Suiza para conocer otra localidad zona franca que se llama Mendrisio. Tiene un centro comercial llamado Fox Town donde puedes encontrar todo tipo de outlets, incluyendo marcas de lujo como Cucci o Prada, o de moto como Belstaff. Paseamos el lado Oeste del lago y volvimos a nuestro hotel en Bellagio a descansar ya que teníamos por delante un etapa larga hasta un Bed&Breakfast en un pueblo de la Toscana.
Llegamos a Montemagno antes de comer, tras un viaje sin camiones (ya de vacaciones) y con muchas motos aunque no tuvimos la suerte de coincidir con ninguna española. La casa era auténtica de la Toscana y dentro de nuestro radio de acción se encontraban los lugares que visitamos los dos siguientes días: Siena, Lucca, Volterra, San Gimignano, Pisa.
Entre lugar y lugar nos esperaban las carreteras de la Toscana, una maravilla para disfrutar en moto, tanto por el entorno, calidad del pavimento y trazado de las curvas.
Siena nos sorprendió por su tamaño y en particular nos gustó más su Duomo que el de Florencia.
San Gimignano era el pueblo medieval de los rascacielos, ya que llegó a tener hasta 60 torres de las que quedan unas 15. Al parecer era la manera de las familias de demostrar su poder y riqueza. La vista desde lejos sorprende.
Finalmente nos quedaba pendiente Pisa para cerrar la ruta, y la mañana del día 6 fuimos a visitar la Torre Inclinada y hacer las fotos de rigor. La verdad es que está más inclinada de lo que pensaba…
Pero no tenía tiempo para arreglarlo, tras decisión mutua nos vestimos con nuestras galas moteras, nos subimos a la moto a eso de las 13.00 horas y tras anular el ferry de vuelta pusimos rumbo directo a Tarragona a unos 1200 Km. de distancia.
Tras una buena paliza, con mucho viento en la zona de Francia y lluvia a raudales en el Pirineo llegamos a Salou sobre las 2 de la mañana agotados pero encantados por el viaje que veníamos de hacer. Unos días más tarde volveríamos a Madrid, otra vez con viento y tormentas pero afortunadamente y como en todo el viaje sin incidentes.
Llegando a casa el trip del viaje marcaba 4357 Km en los la Suzuki se ha portado de maravilla y no ha pedido más que el engrase de la cadena.
