SABADO, 5 DE MAYO.- Base Cervantes (Líbano) – Damasco (Siria)
Nada más levantarme, comprobé que el llantazo de ayer era grave como me imaginaba, y al neumático le había salido una bola más grande que una moneda de dos euros, además de los desperfectos en la llanta. Por suerte, habíamos decidido a última hora cargar con un juego de neumáticos extra, ya que las 6 motos tenían las mismas medidas. A pesar de ser sábado y de estar todo lo liberado que se puede estar un sábado en una base de la ONU, el sargento *****, de los mecánicos de la Brigada Paracaidista destacados allí, se ofreció para intentar solucionarme la papeleta, pese a reconocer que no había cambiado en su vida un neumático de moto. El sargento y su ayudante se pusieron manos a la obra y me cambiaron el neumático, decidieron no tocar la llanta, al comprobar que no perdía aire y para evitar males mayores. El neumático quedó perfecto, a pesar de no contar con maquina de equilibrado, la reparación aguantó perfectamente los 7.000 kilómetros que faltaban todavía de viaje.
Acompañados del URO de Naciones Unidas, nos dimos una vuelta por la zona más caliente del mundo, aunque lo único que se respiraba en el ambiente era paz y tranquilidad. Pasamos a escasos metros de la Blue Line, en el punto exacto en el que comenzó la ultima incursión israelí el verano pasado, cuando 6 militares israelíes habían sido secuestrados por Hezbollah en ese punto. En ese lugar, visible perfectamente desde el lado israelí, hay tres mástiles, uno con la bandera libanesa, otro con la bandera de Hezbollah y el tercero con la bandera palestina, además de dos carteles, uno con la foto de un mártir y otro burlándose de Sharon.
A continuación se abre una gran recta que cruza un valle, en la que en cada farola hay colgada la foto de un mártir. La infraestructura de hezbollah es impresionante, y con fondos presuntamente donados por países como Irán o Siria, se hacen cargo de las viudas y los huérfanos de sus muertos y de los mártires, reconstruyen las casas destruidas por los bombardeos israelíes y financian todos los daños sin contar para nada con el gobierno libanés. Son una estructura más fuerte que el estado en esta zona del sur del Líbano, y gracias a eso y a las tropelías israelíes cuentan con el apoyo de la mayor parte de la población.
Hemos acompañado a nuestros soldados en el habitual reparto de comida en los campamentos de los refugiados sirios. Las relaciones de los cascos azules con la población local son muy buenas, sobre todo con los españoles. En las tiendas y en los bares ponen música española que le dejan los soldados, y mucha gente comienza a hablar español. Entre otras cosas, imparten clases a la población local que se presta voluntaria.
Aunque durante nuestra estancia allí la situación era tranquila, no hay más que ver el continuo discurrir de tropas de la ONU y del ejército libanés, para darse cuenta de la situación de inestabilidad que hay en esta zona del mundo.
A media tarde pusimos rumbo a Damasco, por el valle del Beca, donde hicimos noche después de pasar por caja nuevamente en la frontera Siria.
DOMINGO, 6 DE MAYO.- Damasco (Siria) – Petra (Jordania)
Damasco es una ciudad enorme, de 1 millón y medio de habitantes, y es a la vez la capital más antigua del mundo. La ciudad se asienta en un valle, y hoy en día sus afueras están colgadas sobre una impresionante ladera con una pendiente bastante pronunciada. El tráfico es caótico. Por medio de un taxista encontramos un hotel bastante majo, barato (como todo en Siria, excepto las fronteras),y con un buen sitio para dejar las motos. Días después repetiríamos en este hotel, ya a la vuelta de Jordania.
Damasco parece una ciudad segura, por lo menos en el centro, hay patrullas de policia y del ejercito en cada esquina. La gente es amable y hospitalaria, aunque no son pesados abordandote por la calle como en otros países arabes. Los restaurantes y las tiendas están abiertos hasta altas horas de la madrugada, y hay bares de zumos y sowarma cada pocos metros. Los zumos son espectaculares, te los hacen de lo que quieras y están todos buenisimos.
El zoco y la ciudad vieja me resultó bastante parecido al de Marrakech, aunque con la ventaja de que los vendedores no son tan pesados y no te asaltan para que compres. Es todo muy barato y no se estila tanto el regateo como en Marruecos, hay muchas cosas de precio marcado, pero siempre se puede lograr alguna rebajilla.
Cuando estabamos dispuestos a salir hacia Jordania, Tallín se dio cuenta de que no tenía los papeles de la moto, se puso muy nervioso y acuñó la frase del viaje: “Troooonco, troooonco, me estoy poniendo nervioso”. Al final los tenía en el fondo de la bolsa, y continuamos la marcha.
A mediodia salimos hacia Jordania. La frontera jordana es la primera organizada y civilizada desde Turquia, y de entrada denota que estás entrando en un país más moderno y organizado, aunque también bastante más caro. Al contrario que en Siria y Líbano, aquí no aceptan dolares ni euros de buen grado, y prefieren la moneda local, más fuerte que las anteriores, por cierto.
Amman es una ciudad muy grande, con un altisimo nivel de contaminación y sin demasiado encanto, por lo que decidimos continuar en dirección al Mar Muerto. Una gran bajada te lleva a pocos kilómetros de la frontera con Cisjordania (cerrada), y desde allí al Mar Muerto, la depresión más profunda de la tierra. En este lugar, a 416 metros bajo el nivel del mar, se erige un gran lago salado (con una salinidad 10 veces superior a la de los oceanos), regado por las aguas del rio Jordán, y en auténtico peligro de extinción. (Se calcula que en 20 años puede tener la mitad de su superficie actual, y a día de hoy la costa está a 600 metros de donde estaba hace 30 años). Los alrededores del mar muerto son un paisaje casi desértico, parecen fotos de Marte. Pero el verdadero encanto del Mar Muerto es zambullirte en sus aguas. La salinidad es tan fuerte que flotas aunque no lo quieras, y es imposible hundirte. En cuanto entras te comienzan a picar todas las heridas y cicatrices, y si te entra agua en los ojos como le pasó a Alberto el escozor es irresistible. No tiene playa y está rodeado de barro, salvo en los Resorts turisticos, que son a la vez el unico sitio en el que puedes bañarte si quieres darte una ducha después (algo completamente imprescindible por la cantidad de sal). Esta agua es buenisima para curar heridas, y se denota el olor a sal antes de acercarte siquiera al agua. Allí nos bañamos, con un calor sofocante pese a que pasaban las 7 de la tarde, y después de hacer un poco el ganso y tomar algo, decidimos continuar hasta Petra para evitar el calor, que si era sofocante de noche, tenia que ser irrespirable de día.
En el Mar Muerto conocimos a dos grupos que nos reencontraríamos más adelante en Petra, por un lado una pareja de madrileños que viajaban por Jordania en un coche de alquiler; y por otro lado, un grupo de tres moteros alemanes que viajaban rumbo a Somalia. Uno de ellos iba acompañado por su hijo de apenas 5 años, al que le había hecho un acople en la moto para llevarlo entre él y el manillar. Realmente increíble.
Cuando cayó la noche continuamos rumbo a Petra, por la carretera que bordea la frontera con Israel; los controles y checkpoints del ejercito jordano eran constantes. Pese a la escasa distancia a la que pasamos de la frontera y de ciudades como Jericó o Jerusalén, no hay ningún cartel que indique la situación o la mera existencia del país vecino o de las ciudades de los territorios ocupados. A la llegada a Petra, sobre las 12 de la noche, encontramos una especie de camping con haimas, en el que hicimos campamento base tres noches; durmiendo en una cueva acondicionada en una zona llamada Little Petra situada a escasos 5 kilometros de Petra.
LUNES, 7 DE MAYO.- Petra (Jordania)
Hoy hemos descansado de la moto, y hemos visitado la ciudad de piedra, Petra. Es sin duda uno de los lugares más fascinantes del mundo, Petra comparte la maravilla de una obra de arte natural, mejorada por las manos del hombre. En muy pocos lugares del mundo el hombre mejoró a la naturaleza, y me parece que este lugar es solo comparable al Machu Pichu.
Después de pagar una entrada de 21 dinares jordanos en el pueblo(unos 25 euros), te introduces a pie por un estrecho acantilado, que tiene una anchura máxima de 5 metros y mínima de 2, flanqueado por paredes verticales de más de 60 metros de altura. Después de caminar por estrecho desfiladero durante casi un kilometro, te encuentras de repente de frente en la Tesoreria, una fachada impresionante labrada en la propia piedra. La situación es impresionante. A partir de allí se abre un valle de obras de arte labradas en la misma roca desértica que lo flanquea, el anfiteatro, las tumbas, el templo… Petra fue la capital del reino de los nabateos, y fue una gran desconocida para occidente hasta el siglo XIX. Data del siglo II antes de Cristo, y es una maravilla que hay que visitar para comprender. Se intercalan cuevas acondicionadas como viviendas con edificios públicos, que son auténticas obras de arte esculpidas en la roca, a modo de fachadas para las cuevas. Para visitar el templo, hay una gran subida de más de 1 hora entre barrancos, y con más de 800 escalones intercalados, que algunos logramos hacer a pie, y otros (Eugenio y el Tallin), a lomos de un burro desvocado. En la puerta misma del templo, hay un puesto que regenta una madrileña, estudiante de arabe que se quedó allí a vivir y se dedica a enseñarle artes y oficios a las mujeres de la zona.
Lo unico malo de la jornada ha sido el calor, sofocante todo el día; lo que hizo que el mejor momento del día fuese el atardecer. Fuimos unos de los ultimos en abandonar la ciudad de Petra, ya cuando despuntaba la noche. Esta jornada de descanso nos ha venido muy bien a todos, ya que después de tantos kilómetros, ayer a ultima hora los animos estaban un poco alterados y el ambiente un poco tenso, y tras este descanso todo ha vuelto a la normalidad. Además, el dormir tres noches en el mismo sitio, nos permite bajar al desierto sin equipaje, y descansar un poco también de hacer y deshacer maletas todos los días.
MARTES, 8 DE MAYO.- Petra – Wadi Rum – Mar Rojo – Petra (Jordania)
Después de madrugar para evitar el calor, llegamos al desierto del Wadi Rum. Dentro del desierto hay una zona protegida, en la que tendriamos que dejar las motos y alquilar un 4x4 para poder entrar. Decidimos no hacerlo y explorar por nuestra cuenta un rato las pistas; pero la arena fina hacia imposible la conducción con estas motos y neumáticos mixtos, por lo que, con esto unido al sofocante calor, nos aburrimos pronto, y después de hacernos unas fotos, quemar un poco de embrague, y dejar que Deivi se cayese un par de veces en la arena; decidimos continuar hacia el Mar Rojo.
Llegamos a la misma frontera de Arabia Saudí, y desde allí costeando hacia Al Aqaba, encontramos una playa de agua cristalina (Aunque arena muy sucia en la playa), en la que nos dimos un baño. Desde allí se divisaba todo el golfo de Al Aqaba, Arabia Saudí, Egipto, y la pequeña costa israelí. Al Aqaba es un paraíso para los buceadores por sus aguas cristalinas y sus corales, lo que llama la atención por el constante tráfico de grandes buques. El calor era sofocante (51º C), y las moscas acuciaban en cuanto saliamos del agua, por lo que pronto nos cansamos y continuamos hacia Al Aqaba. Este era oficialmente, el inicio del retorno a casa, y punto más al sur de nuestro viaje. Desde allí, y nuevamente bordeando la frontera israelí, buscabamos una supuesta pista que nos llevase de nuevo a Petra y que habiamos visto en el mapa. En lo que se suponia que era la entrada, y tras tener que parar a regular el ralentí de la VStrom, que protestaba por la calidad de la gasolina; nos encontramos un puesto militar fuertemente armado custodiando un campamento, suponemos que de refugiados palestinos, que nos hicieron dar la vuelta. A la salida de esta pista, y en un pequeño banco de arena, Alberto se fue al suelo, también sin mayores consecuencias y a escasa velocidad. Seguimos hacia el norte, y tras comprar agua en un nuevo poblado de refugiados palestinos, y con un calor sofocante, encontramos una carretera asfaltada, que no aparecia en el mapa y que era realmente preciosa, transcurriendo entre montañas y barrancos muy parecidos a los de Petra.
En toda la carretera que bordea la frontera israelí, los controles y puestos militares son constantes, así como los observatorios. Al Aqaba es una ciudad con un regimen económico especial (algo así como un puerto franco), por lo que a la salida había un puesto de control, en el que fue la única vez en todo el viaje que nos hicieron abrir el top-case (menos mal que habíamos dejado el resto del equipaje en el campamento).
Regresamos al campamento base, donde dormiríamos por tercera ocasión, para al día siguiente regresar de nuevo a Siria. A la llegada al campamento nos reencontramos con los alemanes que iban rumbo a Somalia y que se habían acercado a visitarnos, y tuvimos un rato de animada charla viajera con ellos. (Increíble lo de viajar a Somalia con tu hijo de 5 años en moto, la madre debe estar de los nervios).
MIERCOLES, 9 DE MAYO.- Petra (Jordania) – Damasco (Siria)
La reentrada en Siria no ha estado exenta de dificultades (económicas). En el lado jordano hemos tenido que abonar 10 dinares jordanos de tasas, más otros 5 de multa por excedernos unas horas en el tiempo “aproximado” que habiamos declarado de entrada (habrá que afinar más la próxima vez). En total unos 18 euros del lado jordano. En el lado sirio, los 67 dolares que ya estabamos mentalizados a pagar como en todas nuestras entrada, se han visto incrementados en un momento y como por arte de magia en 20 dolares extra, todavía no sabemos muy bien por que. Después de montar el pollo (ya estabamos plenamente integrados en el ambiente sirio), decidimos llamar a la embajada, pero no nos cogieron el teléfono; por lo que tuvimos que acabar pagando esos 20 dolares de más. De todas las fronteras que hemos pasado, esta ha sido sin duda en la que peor nos han tratado y la que menos nos ha gustado.
Además, personalmente tampoco fue mi dia, primero me corté con una cincha, después casi arranco con los papeles de la moto apoyados sobre la maleta (Menos mal que Poyatos se dio cuenta), y después me pasé todo el día con la nariz sangrando por la sequedad del ambiente y el calor. Para rematarla, tengo ya una contractura en la espalda que me molesta al conducir.
Dormimos en Damasco, en el mismo hotel que hacia unos días, pero parecía que todo había cambiado. El día 7 la secretaria de estado norteamericana Condolezza Rice, habia tenido una reunión con el ministro de asuntos exteriores sirios, y se habían tirado los trastos a la cabeza porque los EE.UU acusaban a Siria de flanquear la entrada a Irak a los insurgentes a través de sus fronteras. El ambiente que nos encontramos en Siria esos días era completamente distinto al de días atrás. Damasco estaba literalmente tomado por el ejercito, y había gente de paisano armada por todas partes. Aquí es muy habitual ver a gente de paisano armada con subfusiles (se imagina que soldados o policias), pero la verdad no acabamos de acostumbrarnos.
JUEVES, 10 DE MAYO.- Damasco (Siria) – Palmira (Siria)
La carretera que va desde Damasco a Palmira, es, en su primer tramo, la misma que lleva a Bagdad. Acojona un poco ver como van bajando los kilómetros que marca hacia Irak, llegamos a estar a poco más de 100 de la frontera. La carretera discurre por un extenso desierto, y no hay apenas nada en medio. Menos mal que encontramos una gasolinera abierta porque ya ibamos bastante pelados. En esta zona se observa otro ambiente, todo el mundo va armado con escopetas o pistolas, aunque también hemos visto bastante policias y militares. En la gasolinera había uno soltandonos un rollo de Al-Andalus, pero imperaba el buen rollo habitual. Hemos visto varios camiones por pistas con rumbo a Iraq, pasando completamente de las carreteras, y con un destino nada claro.
Palmira es un oasis en este gran desierto, y alberga unas ruinas romanas bastante bien conservadas y de espectaculares dimensiones. Es un sitio turístico, pero no demasiado, debido a su difícil enclave, la cercanía de Irak, y a sus malos enlaces por carretera, lo que hace que sea un lugar precioso y barato, sin apenas turistas, y que para visitar las ruinas no haya que pagar entrada.
Conocimos a un hombrecillo de unos 13 años, al que bautizamos como Joselito, que nos enseñó y explicó a su manera las ruinas por un módico precio. Eso sí, las explicaciones tenían poca consistencia histórica, con afirmaciones tales como “The ruins are greeks, I think”, pero bueno, era buena gente y nos servía como fotografo; como el decía “business is business”. Un tipo curioso el Joselito.
VIERNES, 11 DE MAYO.- Palmira (Siria) – Azaz (Siria)
Hoy madrugamos para tomar rumbo a Aleppo lo más temprano posible y evitar así el calor, pero de poco nos sirvió, porque habiamos dejado pendiente el repostaje, y nos hemos encontrado con que era viernes y estaban todas las gasolineras cerradas. Cuando por fin encontramos la que tenía que abrir (lo dedujimos por la cantidad de gente que estaba esperando), el tio se había quedado dormido y no abría. Al final, con el jaleo generalizado fuera, se despertó y pudimos repostar.
Cogimos la pista que en teoria nos llevaría a Aleppo, pero estaba casi completamente asfaltada (aunque mal). En un cruce en el que nos confundimos y deberiamos volver hacia atrás unos 15 kilometros, decidimos que teniamos ganas de Off Road y nos salimos al desierto para atajar, navegando con el GPS. Esta zona es un desierto de arena dura y compacta, que te permite rutear por el, bien sea por pista o por fuera de la pista, es exactamente lo mismo. Las pistas se bifurcan cada pocos metros, lo que crea un poco de desconcierto, pero acaban volviendo a juntarse unos metros más adelante. Subiamos y bajabamos colinas sin encontrar el pueblo de referencia, pero al final lo encontramos. Era un buen día para perderse en el desierto porque estaba nublado y apenas hacia calor.
Como cada vez que abandonamos el asfalto, aquí también tocamos suelo. Primero fue, como no, Eugenio haciendo el friki en un mini vadeo, y después Poyatos también toco suelo al afrontar una fuerte pendiente.
En esta zona hemos visto muchos campamentos nómadas, pastoreando rebaños de ovejas y cabras entre los guijarros; y hemos deducido que no debe pasar mucha gente por aquí, porque hasta los niños huían despavoridos al vernos. Tras unos 25 kilometros de desierto puro y duro, en el pueblo de referencia nos reencontramos con la pista asfaltada hacia Aleppo y continuamos la marcha.
En un cruce en el que nos paramos a decidir la dirección a seguir, en apenas 5 minutos se juntaron casi 10 personas; todos los coches y motos que pasaban se paraban en medio del camino para vernos y saludarnos, y acabamos montando un atasco en el medio del desierto.
Al continuar, la carretera escogida estaba completamente picada para reasfaltar, lo que hacia muy difícil la conducción. En un despiste me arrimé demasiado a la cuneta, y al intentar corregir, me derrapó la rueda trasera, y fue cruzado unos metros hasta que enganchó. No pasó nada, pero ya fui aco*onado los kilómetros que faltaban.
A la llegada a Aleppo, y al intentar afrontar una rotonda al estilo occidental, ví que nadie paraba, y al intentar esquivar los coches, dí con las defensas contra el bordillo y casi me voy al suelo. Menos mal que el golpe fue con la defensa y no con el boxer, sino podría haber acabado ahí el viaje para la GS.
Los continuos contratiempos, unidos al cansancio, al dolor de espalda, y a la falta de consenso en las decisiones comunes, me hizo decidirme a que ahí se había acabado mi papel de road-leader en este viaje; y a partir de ese momento se turnaron Eugenio, Deivi y Alberto en tirar; junto con alguna etapa en la que volví a marcar yo, sobre todo en Serbia.
Aleppo es una ciudad de interior, cuyo único es la ciudadela que se erige en medio de la ciudad. Hemos un ambiente mucho más integrista, las mujeres tapadas de pies a cabeza han pasado de ser minoria a ser una mayoria aplastante. No hemos visto muy buen ambiente en la calle, incluso peleas; por lo que decidimos tirar hasta la frontera turca e intentar entrar hoy en Turquia. Ese sería nuestro peor error.
Cogimos dirección a la frontera, pero en dirección a una equivocada, la de Jawban Bayk, ya que aunque en el mapa existia, el puesto llevaba cerrado años. Dimos varias vueltas buscando la frontera, y lógicamente no aparecia. Se había hecho de noche, y empezaba a llover (el día estaba de tormenta). En una cuneta vimos a dos hombres que nos hacían señas para que parasemos, pero hicimos caso omiso y la cabeza del grupo continuó. Los hombres se echaron a la carretera e intentaron impedir que los dos ultimos pasasemos, mientras gritaban en arabe. Deivi y yo, que veniamos los últimos, casi tenemos que atropellarlos para evitarlos, pero no estabamos dispuestos a parar en aquella situación. Pasado el tiempo, dedujimos que debían ser policias de paisano, pero en ese momento pensamos que querían darnos el palo.
Continuamos hacia Jawban Bayk, y a la entrada del pueblo vemos un Jeep cruzado en la carretera y la sombra de 4 tios armados con subfusiles AK-47, no veiamos ningun tipo de uniforme ni de distintivo en el Jeep; nos paramos a unos 10 metros de ellos y nos gritaban en arabe y nos hacian gestos de que avanzasemos hasta ellos.
Cuando nos acercamos, ellos estaban casi más nerviosos que nosotros (lo que era difícil), uno de ellos sudando, se quitó la chaqueta de cuero que llevaba, y nos enseñó la camisa de uniforme que llevaba debajo. Al parecer, en Siria solo hay uniforme de verano, y cuando llueve, como era el caso, cada agente se pone por encima la cazadora que le parece, ya que cada uno llevaba una distinta, y todas sin distintivos. Nos retiraron los pasaportes, y nos indicaron que les siguiesemos hasta el cuartel. Así lo hicimos, y una vez allí nos pusieron a disposición del capitán, el cual nos tuvo un buen rato haciendonos preguntas de que haciamos allí, cual era nuestra misión y otras similares. Llamaba una y otra vez por telefono a lo que parecía ser un superior. No hablaba casi inglés, pero por suerte había uno de los guardias con un buen nivel de inglés que hacia de traductor. Después de unos minutos de tensión, explicando una y otra vez que estabamos perdidos y buscabamos el paso fronterizo a Turquia, todo se aclaró y la situación se relajó.
Acabaron invitandonos a té, mientras departiamos todos juntos en una especie de gran habitación llena de camas donde debía dormir el turno de guardia. Se interesaron por nuestro viaje, y nos ofrecieron quedarnos a cenar e incluso a dormir con ellos en el cuartel, junto con el turno de guardia. Declinamos la invitación y preferimos seguir hacia la frontera correcta; nos escoltaron hasta la dirección correcta y llegamos al pueblo de Azaz, donde estaba el paso bueno. Una vez alli decidimos buscar un sitio para dormir y cruzar por la mañana temprano a Turquia. En la gasolinera del pueblo, nos encontramos con un chico (en adelante Ahmed) que nos ofrecio un piso para dormir y un garaje cerrado a unos 500 metros para dejar las motos. Vimos el piso, negociamos, dejamos las motos y nos fuimos a dormir, pero a mi se me habia olvidado apagar el GPS y baje a hacerlo acompañado por Poyatos. Segun parece alguien nos habia visto dejar las motos e irnos y le parecio sospechoso y avisó a la policia. El caso es que teniamos el garaje vigilado por dos coches camuflados, y en cuanto abrimos la puerta apareció un hombre que en un inglés patatero me dice: “Hello, my name is Polis”. Pensé que sería el padre de Ahmed que venía a saludarnos, le saludé, y cuando me doy cuenta nos rodean dos policias más de paisano montando sus pistolas y al fondo de la calle, otro camuflado con dos pives armados con subfusiles AK-47 (Tambien de paisano). Nos cogieron y nos metieron dentro del coche, un Peugeot 504 de 7 plazas (Y nosotros sin pasaporte ni movil). No hablaban ni papa de inglés y nosotros no teniamos ni idea de lo que estaba pasando. En eso aparece Ahmed, que ve la movida y se acerca. Desde el coche lo veía hablar con el policia y eso me tranquilizó, pero en eso veo que a él también lo meten en el coche con nosotros. El estaba más nervioso si cabe que nosotros, nos preguntaba quienes eramos, y los policias le echaban la bronca por meter a gente en casa sin saber quienes eramos. Nosotros le intentabamos explicar que teniamos los pasaportes en casa y que eramos turistas españoles, pero ni caso.
Yo pensaba que creian que las motos eran robadas, pero en realidad lo que ellos nos preguntaban era que si ibamos rumbo a Irak. Al final accedieron a acompañarnos hasta el piso donde dormiamos, aunque a mi y a Poyatos no nos dejaron bajarnos del coche. Subieron con el dueno, despertaron a los que estaban durmiendo (todos menos Eugenio que estaba despierto) y registraron nuestro equipaje y comprobaron los pasaportes, vieron que todo estaba OK, bajaron, nos pidieron disculpas y nos dejaron ir. Menudo acojone. Ese día nos acostamos solo pensando en levantarnos al amanecer e intentar cruzar la frontera turca lo antes posible.
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#27
SABADO 12 DE MAYO.- Azaz (Siria) – Urgup (Turquia)
Turquia nos recibió como nos despidió, con algo de lluvia y un clima bastante más frio que el de Siria. Después de tantas jornadas de calor, sol y desierto, casi sorprende el volver a encontrarse en un paisaje tan distinto. La zona central de Turquia es una sucesión interminable de montañas y valles, con unos paisajes preciosos, casi parecidos a los del Pirineo. A media mañana las pastillas de freno de la Tiger de Eugenio dijeron basta después de tanta curva, y empezo a rozar el hierro. En un paisaje de ensueño, en la ladera de una montaña por la que caían cascadas de agua, con vistas a un precioso valle verde, paramos a solucionar el problema. Cambiamos las pastillas traseras de la Tiger, y ya aprovechando las de la V Strom trambién.
A media tarde, reaparecieron los problemas de mi neumático delantero. Este se desinfló completamente en cuestión de pocos kilómetros, creiamos que era un pinchazo, pero resultó ser el “ABUS” de la válvula, que por alguna razón se había aflojado. Con un tapón especial que teníamos, especial para recolocar abus, solucionamos la papeleta, y no volvieron a aparecer los problemas.
A ultima hora de la tarde, una fuerte tormenta nos sorprendió a la entrada de la Capadocia, por lo que buscamos hotel rapidamente, y decidimos dejar la visita a la Capadocia para mañana.
DOMINGO, 13 DE MAYO.- Urgup (Turquia) – Estambul (Turquia)
La Capadocia es una región que se encuentra aproximadamente en el triangulo formado por las ciudades de Nevsehir, Kaiseri y Aksaray. Toda la región está repleta de cuevas, con diferentes formas, que tradicionalmente eran empleadas como viviendas por sus habitantes. Toda la región merece una visita más pausada; pero como la etapa era larga y el tiempo apremiaba, decidimos ver la zona con más densidad de cuevas y más que ver, que según pudimos averiguar es la comprendida entre Urgup y Goreme.
En un mirador sobre este valle lleno de cuevas y rocas con formas imposibles, Poyatos dejó el casco sobre la moto de Deivi, y este sin darse cuenta arrancó para cambiar la moto de sitio. El resultado fue que el casco de Poyatos se fue al suelo, y desde ahí rodando desfiladero abajo más de 20 metros. Después de bajar a rescatarlo, pudimos comprobar que a simple vista no tenía mayores daños que el barro acumulado y los lógicos rayones, pero lo más importante es que la pantalla no se había roto.
Además de por las cuevas, la Capadocia es conocida por sus ciudades subterráneas, agrupaciones de cuevas de diversas profundidades, unidas por un respiradero y un camino común. Hay varias en la región, nosotros decidimos visitar la de Kaimakli, que tiene 7 plantas subterráneas, de las que 5 son visitables previo pago de algo más de 6 euros. Allí nos encontramos con los primeros españoles desde Petra, un grupo de gallegos y asturianos en viaje organizado por Turquia.
Desde aquí nos quedaba la etapa reina del viaje, un palizón de 700 kms. hasta Estambul, donde nos tomaríamos una jornada de descanso.
LUNES, 14 DE MAYO.- ESTAMBUL.
Estambul es una ciudad de dimensiones impresionantes. Las afueras comienzan a casi 100 kms. de la ciudad, que es una gran urbe de más de diez millones de habitantes. Encontrar uno de los dos puentes que unen Asia con Europa cruzando el canal del Bósforo fue más complicado de lo que pensabamos, y para mejorar el ya habitual atasco de Estambul, el Fenerbahce acababa de ganar la liga y el centro estaba cortado por las celebraciones.
Estambul es una de las ciudades con más atascos del mundo, y eso que la gasolina está a más de 1,50 euros, lo que demuestra que subiendo la gasolina no se consigue un mayor uso del transporte público, por lo menos en este tipo de países.
La ciudad me decepcionó un poco, siempre me había imaginado Estambul como una de las ciudades más bonitas del mundo, pero no le encontré ese encanto ni por asomo. Santa Sofía es una basílica vetusta exteriormente, ha sido empleada como templo de varias religiones y hoy es un museo, y como tal estaba cerrada los lunes y no pudimos verla. Justo enfrente se encuentra el Sultanahmet o Mezquita azul, aunque su encanto dicen que está en su interior, que no pudimos visitar porque estaba en plenos oficios religiosos. El gran bazar no tiene ni por asomo el encanto del zoco de Damasco o Marrakech, yo lo encontré más como un macrocentro comercial para guiris. Todo está carísimo con respecto a Siria, y la mayoría de sus puestos son de venta de joyas y oro o de imitaciones de ropa. Un ejemplo de los precios, la sisha que compramos en Palmira por 3 euros, aquí no lograbamos sacarla por menos de 20.
La ciudad en sí es bastante cara, y está llena de turistas de todas partes, aunque sobre todo españoles. Te cobran por todo, y aunque se puede considerar una anécdota, aquí fue en la unica ciudad en la que nos faltó algo de la moto, la insignia de BMW de la GS de Poyatos; cuando en otras ciudades habíamos dejado toda la noche las motos cargadas con la tienda de campaña o los soportes del GPS sin que nadie les tocase.
Sin duda lo mejor de Turquia fue el Hammam o Baño turco, le dimos un homenaje a nuestros maltrechos cuerpos que salieron reparados después de la paliza que te dan ahí dentro, doblandote por todos lados. El hammam era del siglo XVIII, y si te dejabas llevar tenias la sensación de estar viviendo en otra época mientras te masajeaban. Como todo lo cobraron bien, pero mereció la pena; y entre esto y el afeitado en la barbería, la jornada de descanso hizo honor a su nombre.
El relajante paseo por la orilla del canal del Bósforo y el cuerno de oro, divisando la orilla oriental de la ciudad también fue de lo mejor.
MARTES 15 DE MAYO.- Estambul (Turquia) – Sofía (Bulgaria)
El paso a Bulgaria, y con ello nuestra primera reentrada a la UE, fue rápido y sencillo; y al mismo tiempo la primera frontera en lo que llevamos de viaje en la que no tenemos que aflojar la cartera, sea por una cosa o por otra. Esta será ya la tónica habitual en las fronteras que nos quedan, mucho más rápidas y gratuitas.
La entrada en Bulgaria sorprende por la escasa densidad de población, se ven kilómetros de campo y campo sin divisar apenas pueblos. Aunque lo que más nos llamó la atención fue el cambio radical en el atuendo y costumbres de las mujeres, después de tantos días en países islámicos, se agradece el volver a ver mujeres vestidas al estilo occidental y sin pañuelos cubriendo su rostro. El ver a mujeres policías o conduciendo autocares es algo que casi vuelve a chocar después de tantos días. Además, el cambio es más radical si cabe, porque las mujeres búlgaras son de una extraordinaria belleza y van muy arregladas a todas horas.
Sofia es una capital pequeña, sin demasiados monumentos que ver, pero al mismo tiempo barata y encantadora. Es la tercera capital más antigua del mundo, y tiene un encanto especial en sus calles. Está situada en un valle rodeada de altas montañas, tiene bastantes calles peatonalizadas y hay tranvías por todas partes. Hay mucha vida en la calle, por lo menos en esta época del año, y se aprecia una proporción muy superior de mujeres a hombres (al igual que en Serbia y Bosnia, aunque aquí tendrá algo más que ver la guerra)
Los precios son muy baratos, hemos dormido en un “job hostell” en el centro por 8 euros cada uno, y una cerveza de medio litro en una terraza del centro no alcanza al cambio los 80 centimos. La cena en un italiano de la calle principal a la carta tampoco alcanzó los 10 euros por persona.
Es muy poco turístico, nadie habla inglés, no aceptan dolares ni euros (por primera vez en el viaje) y en muchos sitios ni siquiera puedes pagar con tarjeta de crédito. Aún así, la gente se esfuerza por entenderte, y todo el mundo es muy amable. Lo del inglés será la tónica habitual de aquí en adelante, los paises que en su día fueron de órbita soviética, tienen el ruso como segundo idioma, y como mucho puedes encontrarte a alguien que chapurree alemán.
MIERCOLES 16 DE MAYO.- Sofia (Bulgaria) – Uzice (Serbia)
El paso a Serbia fue rápido, además ganamos una hora al regresar al horario europeo. Serbia es un país con algún parecido a Asturias, grandes montañas, verdes valles mineros y bastantes industrias algo obsoletas en su mayoría. Lo peor son sus carreteras, en muy mal estado salvo la autopista a Belgrado, con bastantes travesias, y en su mayoria limitadas a 60. Este limite hizo que recibiésemos la primera multa del viaje. Tallín, que iba el cuarto del grupo, fue ordenado parar por dos agentes, que le calcularon a ojo que debía ir a unos 90 (según le marcaban en el cuentakilómetros de la moto), por lo que tuvo que abonar unos 30 euros al cambio.
La gente es amable, enseguida se sorprende al ver las motos, ya que aquí hay muy poco turismo, e intentan enlazar una conversación enseguida, lástima la barrera idiomática, que aquí es más fuerte que en ningún otro lado hasta ahora.
Excepto en el predominio del ruso como segundo idioma, en el gran numero de vetustas industrias en horas bajas, y en la gran cantidad de vehículos tipo Yugo o similares, apenas se sospecharía que este fue un país del otro lado del telón de acero hasta hace tan poco. No se observan apenas símbolos con reminiscencias de la época comunista o referencias a Tito.
Tampoco se observan grandes desperfectos de la guerra, aunque todo denota bastante miseria. Nunca en mi vida (y soy gallego) había visto tanta gente en las tierras cultivando a mano o con arado romano, tan grandes extensiones de labradío. A última hora, los camiones y tractores van recogiendo grandes grupos de hombres, mujeres y niños de las tierras. Parece que el sector primario en este país continua en el siglo XIX. La única maquinaria que se observa son pequeños tractores o alguna vetusta cosechadora, que sin duda llegaron a conocer el régimen de Tito.
El fin de etapa ha sido Uzice, una pequeña ciudad cercana a la frontera, con casas de afilados tejados, cuna futbolística de Radomir Antic, y sede del festival de Eurovisión el año que viene. (Estos son los dos unicos referentes turísticos que pueden aportar). Hasta hace no muchos años era conocida como Titonov Uzice en honor al dictador.
Aquí si que debe hacer bastantes años que no para un turista, nos costó encontrar el unico hotel de la localidad, y eso que era un imponente edificio de 12 plantas en todo el centro. Pero su aspecto exterior parecía indicar más bien que estaba en desuso. Nos abrieron un par de habitaciones en un estado bastante lamentable, en un hotel que debió ser puntero en la época de la antigua Yugoslavia. Nos tranquilizó encontrarnos en el hall a un antiguo jugador del Albacete, (que no recuerdo su nombre), que a sus 38 años seguía dando tumbos en el equipo de la localidad y residía en este hotel, que estaban reformando de cara al futuro festival de Eurovisión.
En la calle peatonal a la que daba el hotel, había una terraza regentada por Marco, un simpático joven que fue nuestro cicerón en la ciudad, y que se portó muy bien con nosotros. La gente es amable en este país, y se ve que tienen ganas de que vuelva el turismo, aunque en cuanto sale el tema de la guerra, los resentimientos hacia las republicas independizadas y hacia los EE.UU. son evidentes. Parece mentira que gente de apariencia tan tranquila hubiese liado la que lió hace tan poco tiempo.
JUEVES 17 DE MAYO.- Uzice (Serbia) – Sarajevo (Bosnia) –Pozeck (Croacia)
El paso a Bosnia es dantesco y espectacular al mismo tiempo. En el lado serbio, solo son evidentes los destrozos de la guerra en el último pueblo inmediatamente anterior a la frontera; pero en cuanto entras en Bosnia, te das cuenta de que aquí se dieron de verdad.
Los pueblos se dividen en casas nuevas, casas abandonadas que mantienen el mismo aspecto que cuando terminó la guerra (agujeros de bala y morteros y ventanas tapiadas con tablas), y casas habitadas pero todavía llenas de agujeros de bala en sus fachadas. La proporción de casas deshabitadas es impresionante, todavía dudo sin porque son de refugiados que tuvieron que huir por quedarse en el lado equivocado, o porque todos los habitantes de las mismas perecieron en las limpiezas étnicas. Me imagino que habrá algo de todo. Por todas partes se observan improvisados cementerios, con multitud de lápidas apiñadas en lo que se presuponen fosas comunes. Así mismo, en todas las cunetas a las entradas y salidas de los pueblos y de los abundantes tuneles, hay lápidas con las fotos de decenas de jóvenes. Las paredes de los tuneles están completamente agujereadas a media altura, por lo que se presuponen usadas como vil paredón en las limpiezas étnicas serbias. En muchos pueblos se observan más tumbas que casas habitadas.
Cuando te acostumbras a este desolador paisaje, te das cuenta que este país tiene lugares de ensueño, abundan los lagos y los tranquilos ríos, con cabañas y embarcaderos, y recovecos dignos de venir a perderte una semana del mundanal ruido.
A pesar de que los destrozos de la guerra son mucho más evidentes que en lado serbio, también se observa una mayor calidad de vida. Los vetustos vehículos soviéticos apenas existen ya, y en cambio se ven coches de un nivel un poco más aceptable.
Entrar en Sarajevo en moto era una de las ilusiones de mi vida, y que hoy pude cumplir. La ciudad está rodeada de montañas y túneles, lo que me hace comprender mejor el largo asedio sufrido. La mayoria de los edificios conservan los signos inequivocos de la guerra, no hay apenas fachadas sin disparos retratados. En la avenida de los francotiradores esto es todavía más notable, con edificios completamente destrozados, que permanecen en pie gracias a sus columnas. La imagen del Hotel Bristol, que permanece tal cual como tantas veces lo vimos en los telediarios durante la guerra, es espeluznante.
En cambio el centro de la ciudad tiene un ambiente divertido y jovial; lleno de terrazas abarrotadas, calles peatonales, gente joven y muchos negocios. Se ve a la gente con ganas de vivir y salir adelante, aunque el resentimiento hacia los serbios es todavía fortísimo en cuanto hablas con alguién.
En un semáforo nos encontramos con un gran mercedes oscuro con la bandera española, era el cónsul en Sarajevo, que al ver las matriculas bajó la ventanilla y nos soltó “coñ*, ¿pero que haceis aquí?”como si nos conociese de toda la vida. Nos invitó a subir a la embajada, pero el tiempo apremiaba, y lo que había por ver parecía más interesante, o sea que declinamos.
La carretera de Sarajevo a Mostar es preciosa para la moto, bordeando un rio primero y un gran lago después, serpenteando entre cañones y desfiladeros, solo salpicados por pueblos semiabandonados o derruidos.
Mostar es más turístico, tiene una zona “vieja” empedrada y peatonalizada, rodeando el famoso puente de Mostar destruido por la aviación serbia, y reconstruido hace pocos meses. Hay varios restaurantes con terrazas al rio y vistas al puente, en los que puedes comer muy bien a un precio realmente económico (entre 7 y 9 euros).
A última hora cruzamos la frontera croata, en la que no hemos tenido ni que sacar el pasaporte de la funda, se aprecian buenas relaciones entre Bosnia y Croacia. Hemos llegado al Adriático y hemos parado a dormir en el primer pueblo de costa que hemos encontrado, en un apartamento con terraza y vistas al mar. Croacia sigue siendo un país barato, aunque ya no tanto como Bosnia, Serbia o Bulgaria.
VIERNES 18 DE MAYO.- Pozeck (Croacia) - Kozina (Eslovenia)
Hoy hemos recorrido la costa croata, desde Pozeck a Rijeka, 400 kilometros de curvas pegadas al Adriático. Hemos desayunado en Split, una ciudad turística, aunque sin ningún encanto en especial.
Sin duda el mejor tramo del día fue el que va desde Sande hasta Rijeka, sobre todo los primeros 100 kms. Las playas se transforman en acantilados salpicados de calas, los pueblos desaparecen, y la carretera se transforma en una serpiente de curvas imposibles, con un asfalto digno de circuito y sin apenas tráfico. Parecía que alguien había colgado a la entrada el cartel de “SOLO MOTOS”, los coches desaparecieron (imagino que con dirección a la autopista) y empezamos a ver un desfile de motos de todos los países (croatas, italianos, alemanes, austriacos…), retorciendose en cada una de sus curvas.
El cruce desde Croacia a Italia a través de Eslovenia es breve (solo 30 kilometros en territorio esloveno), sin apenas pueblos y atravesando un frondoso bosque salpicado de restaurantes, pizzerias y moteles de carretera. Me ha dado la impresión de ser una especie de “picadero” para los italianos. Paramos en uno de esos moteles, que tenía bastante buena pinta, y la verdad es que la relación calidad – precio es bastante mejor que en Italia, sobre todo en la cena, que fue realmente buena y barata. Además así aprovechábamos para dormir en otro país distinto.
SABADO 19 DE MAYO.- Kozina (Eslovenia) – Génova (Italia)
La idea principal para hoy era hacer toda la ruta por carretera rumbo al ferry, que partía a las 21.00 horas de Genova, pero el primer trozo rumbo a Venecia fue insufrible, lleno de travesias, ciudades y tráfico intenso; por lo que decidimos coger la autopista hasta Piacenza. Sin duda fue una buena idea, el peaje fue barato (11 €), y nos permitió disfrutar con tiempo de una carretera que si merece la pena; y que dimos con ella sin saberlo.
La SS-45, que une Piacenza con Génova, es una sucesión de eses como su mismo nombre indica de 150 kms. Estaba repleta de moteros en las dos direcciones, y la verdad es que no me extraña, debe ser algo así como la Cruz Verde italiana, pero de 150 kms.
Antes de meternos en esta carretera, a la salida de Piacenza, paramos a comer en un bar llamado Melrose Drink, en el que también por casualidad nos encontramos con un buen ambiente motero, la posibilidad de comer bien viendo los entrenamientos de Moto GP y de disfrutar de los encantos y la amabilidad de la camarera, que hasta nos regaló unas camisetas. Garito motero altamente recomendable y buena comida italiana. Casi llegando a Genova hay otro bar en el que se juntan todos los moteros, que también tenía buena pinta, creo que se llama “El Colinello” o algo así.
Después de disfrutar de las curvas, cogimos de nuevo el ferry dirección a casa, para evitarnos las insulsas, aburridas y caras autopistas francesas, y llegamos a Barcelona a las 3 de la tarde del domingo.
DOMINGO 20 DE MAYO.- Barcelona – Madrid
Lo único destacable de la vuelta a casa fue el auténtico diluvio universal que nos cogió entre Calatayud y Guadalajara, que mal lo pasé, no se veía absolutamente nada y caían chuzos de punta.
Fin de fiesta de 24 días que no olvidaré nunca.
Turquia nos recibió como nos despidió, con algo de lluvia y un clima bastante más frio que el de Siria. Después de tantas jornadas de calor, sol y desierto, casi sorprende el volver a encontrarse en un paisaje tan distinto. La zona central de Turquia es una sucesión interminable de montañas y valles, con unos paisajes preciosos, casi parecidos a los del Pirineo. A media mañana las pastillas de freno de la Tiger de Eugenio dijeron basta después de tanta curva, y empezo a rozar el hierro. En un paisaje de ensueño, en la ladera de una montaña por la que caían cascadas de agua, con vistas a un precioso valle verde, paramos a solucionar el problema. Cambiamos las pastillas traseras de la Tiger, y ya aprovechando las de la V Strom trambién.
A media tarde, reaparecieron los problemas de mi neumático delantero. Este se desinfló completamente en cuestión de pocos kilómetros, creiamos que era un pinchazo, pero resultó ser el “ABUS” de la válvula, que por alguna razón se había aflojado. Con un tapón especial que teníamos, especial para recolocar abus, solucionamos la papeleta, y no volvieron a aparecer los problemas.
A ultima hora de la tarde, una fuerte tormenta nos sorprendió a la entrada de la Capadocia, por lo que buscamos hotel rapidamente, y decidimos dejar la visita a la Capadocia para mañana.
DOMINGO, 13 DE MAYO.- Urgup (Turquia) – Estambul (Turquia)
La Capadocia es una región que se encuentra aproximadamente en el triangulo formado por las ciudades de Nevsehir, Kaiseri y Aksaray. Toda la región está repleta de cuevas, con diferentes formas, que tradicionalmente eran empleadas como viviendas por sus habitantes. Toda la región merece una visita más pausada; pero como la etapa era larga y el tiempo apremiaba, decidimos ver la zona con más densidad de cuevas y más que ver, que según pudimos averiguar es la comprendida entre Urgup y Goreme.
En un mirador sobre este valle lleno de cuevas y rocas con formas imposibles, Poyatos dejó el casco sobre la moto de Deivi, y este sin darse cuenta arrancó para cambiar la moto de sitio. El resultado fue que el casco de Poyatos se fue al suelo, y desde ahí rodando desfiladero abajo más de 20 metros. Después de bajar a rescatarlo, pudimos comprobar que a simple vista no tenía mayores daños que el barro acumulado y los lógicos rayones, pero lo más importante es que la pantalla no se había roto.
Además de por las cuevas, la Capadocia es conocida por sus ciudades subterráneas, agrupaciones de cuevas de diversas profundidades, unidas por un respiradero y un camino común. Hay varias en la región, nosotros decidimos visitar la de Kaimakli, que tiene 7 plantas subterráneas, de las que 5 son visitables previo pago de algo más de 6 euros. Allí nos encontramos con los primeros españoles desde Petra, un grupo de gallegos y asturianos en viaje organizado por Turquia.
Desde aquí nos quedaba la etapa reina del viaje, un palizón de 700 kms. hasta Estambul, donde nos tomaríamos una jornada de descanso.
LUNES, 14 DE MAYO.- ESTAMBUL.
Estambul es una ciudad de dimensiones impresionantes. Las afueras comienzan a casi 100 kms. de la ciudad, que es una gran urbe de más de diez millones de habitantes. Encontrar uno de los dos puentes que unen Asia con Europa cruzando el canal del Bósforo fue más complicado de lo que pensabamos, y para mejorar el ya habitual atasco de Estambul, el Fenerbahce acababa de ganar la liga y el centro estaba cortado por las celebraciones.
Estambul es una de las ciudades con más atascos del mundo, y eso que la gasolina está a más de 1,50 euros, lo que demuestra que subiendo la gasolina no se consigue un mayor uso del transporte público, por lo menos en este tipo de países.
La ciudad me decepcionó un poco, siempre me había imaginado Estambul como una de las ciudades más bonitas del mundo, pero no le encontré ese encanto ni por asomo. Santa Sofía es una basílica vetusta exteriormente, ha sido empleada como templo de varias religiones y hoy es un museo, y como tal estaba cerrada los lunes y no pudimos verla. Justo enfrente se encuentra el Sultanahmet o Mezquita azul, aunque su encanto dicen que está en su interior, que no pudimos visitar porque estaba en plenos oficios religiosos. El gran bazar no tiene ni por asomo el encanto del zoco de Damasco o Marrakech, yo lo encontré más como un macrocentro comercial para guiris. Todo está carísimo con respecto a Siria, y la mayoría de sus puestos son de venta de joyas y oro o de imitaciones de ropa. Un ejemplo de los precios, la sisha que compramos en Palmira por 3 euros, aquí no lograbamos sacarla por menos de 20.
La ciudad en sí es bastante cara, y está llena de turistas de todas partes, aunque sobre todo españoles. Te cobran por todo, y aunque se puede considerar una anécdota, aquí fue en la unica ciudad en la que nos faltó algo de la moto, la insignia de BMW de la GS de Poyatos; cuando en otras ciudades habíamos dejado toda la noche las motos cargadas con la tienda de campaña o los soportes del GPS sin que nadie les tocase.
Sin duda lo mejor de Turquia fue el Hammam o Baño turco, le dimos un homenaje a nuestros maltrechos cuerpos que salieron reparados después de la paliza que te dan ahí dentro, doblandote por todos lados. El hammam era del siglo XVIII, y si te dejabas llevar tenias la sensación de estar viviendo en otra época mientras te masajeaban. Como todo lo cobraron bien, pero mereció la pena; y entre esto y el afeitado en la barbería, la jornada de descanso hizo honor a su nombre.
El relajante paseo por la orilla del canal del Bósforo y el cuerno de oro, divisando la orilla oriental de la ciudad también fue de lo mejor.
MARTES 15 DE MAYO.- Estambul (Turquia) – Sofía (Bulgaria)
El paso a Bulgaria, y con ello nuestra primera reentrada a la UE, fue rápido y sencillo; y al mismo tiempo la primera frontera en lo que llevamos de viaje en la que no tenemos que aflojar la cartera, sea por una cosa o por otra. Esta será ya la tónica habitual en las fronteras que nos quedan, mucho más rápidas y gratuitas.
La entrada en Bulgaria sorprende por la escasa densidad de población, se ven kilómetros de campo y campo sin divisar apenas pueblos. Aunque lo que más nos llamó la atención fue el cambio radical en el atuendo y costumbres de las mujeres, después de tantos días en países islámicos, se agradece el volver a ver mujeres vestidas al estilo occidental y sin pañuelos cubriendo su rostro. El ver a mujeres policías o conduciendo autocares es algo que casi vuelve a chocar después de tantos días. Además, el cambio es más radical si cabe, porque las mujeres búlgaras son de una extraordinaria belleza y van muy arregladas a todas horas.
Sofia es una capital pequeña, sin demasiados monumentos que ver, pero al mismo tiempo barata y encantadora. Es la tercera capital más antigua del mundo, y tiene un encanto especial en sus calles. Está situada en un valle rodeada de altas montañas, tiene bastantes calles peatonalizadas y hay tranvías por todas partes. Hay mucha vida en la calle, por lo menos en esta época del año, y se aprecia una proporción muy superior de mujeres a hombres (al igual que en Serbia y Bosnia, aunque aquí tendrá algo más que ver la guerra)
Los precios son muy baratos, hemos dormido en un “job hostell” en el centro por 8 euros cada uno, y una cerveza de medio litro en una terraza del centro no alcanza al cambio los 80 centimos. La cena en un italiano de la calle principal a la carta tampoco alcanzó los 10 euros por persona.
Es muy poco turístico, nadie habla inglés, no aceptan dolares ni euros (por primera vez en el viaje) y en muchos sitios ni siquiera puedes pagar con tarjeta de crédito. Aún así, la gente se esfuerza por entenderte, y todo el mundo es muy amable. Lo del inglés será la tónica habitual de aquí en adelante, los paises que en su día fueron de órbita soviética, tienen el ruso como segundo idioma, y como mucho puedes encontrarte a alguien que chapurree alemán.
MIERCOLES 16 DE MAYO.- Sofia (Bulgaria) – Uzice (Serbia)
El paso a Serbia fue rápido, además ganamos una hora al regresar al horario europeo. Serbia es un país con algún parecido a Asturias, grandes montañas, verdes valles mineros y bastantes industrias algo obsoletas en su mayoría. Lo peor son sus carreteras, en muy mal estado salvo la autopista a Belgrado, con bastantes travesias, y en su mayoria limitadas a 60. Este limite hizo que recibiésemos la primera multa del viaje. Tallín, que iba el cuarto del grupo, fue ordenado parar por dos agentes, que le calcularon a ojo que debía ir a unos 90 (según le marcaban en el cuentakilómetros de la moto), por lo que tuvo que abonar unos 30 euros al cambio.
La gente es amable, enseguida se sorprende al ver las motos, ya que aquí hay muy poco turismo, e intentan enlazar una conversación enseguida, lástima la barrera idiomática, que aquí es más fuerte que en ningún otro lado hasta ahora.
Excepto en el predominio del ruso como segundo idioma, en el gran numero de vetustas industrias en horas bajas, y en la gran cantidad de vehículos tipo Yugo o similares, apenas se sospecharía que este fue un país del otro lado del telón de acero hasta hace tan poco. No se observan apenas símbolos con reminiscencias de la época comunista o referencias a Tito.
Tampoco se observan grandes desperfectos de la guerra, aunque todo denota bastante miseria. Nunca en mi vida (y soy gallego) había visto tanta gente en las tierras cultivando a mano o con arado romano, tan grandes extensiones de labradío. A última hora, los camiones y tractores van recogiendo grandes grupos de hombres, mujeres y niños de las tierras. Parece que el sector primario en este país continua en el siglo XIX. La única maquinaria que se observa son pequeños tractores o alguna vetusta cosechadora, que sin duda llegaron a conocer el régimen de Tito.
El fin de etapa ha sido Uzice, una pequeña ciudad cercana a la frontera, con casas de afilados tejados, cuna futbolística de Radomir Antic, y sede del festival de Eurovisión el año que viene. (Estos son los dos unicos referentes turísticos que pueden aportar). Hasta hace no muchos años era conocida como Titonov Uzice en honor al dictador.
Aquí si que debe hacer bastantes años que no para un turista, nos costó encontrar el unico hotel de la localidad, y eso que era un imponente edificio de 12 plantas en todo el centro. Pero su aspecto exterior parecía indicar más bien que estaba en desuso. Nos abrieron un par de habitaciones en un estado bastante lamentable, en un hotel que debió ser puntero en la época de la antigua Yugoslavia. Nos tranquilizó encontrarnos en el hall a un antiguo jugador del Albacete, (que no recuerdo su nombre), que a sus 38 años seguía dando tumbos en el equipo de la localidad y residía en este hotel, que estaban reformando de cara al futuro festival de Eurovisión.
En la calle peatonal a la que daba el hotel, había una terraza regentada por Marco, un simpático joven que fue nuestro cicerón en la ciudad, y que se portó muy bien con nosotros. La gente es amable en este país, y se ve que tienen ganas de que vuelva el turismo, aunque en cuanto sale el tema de la guerra, los resentimientos hacia las republicas independizadas y hacia los EE.UU. son evidentes. Parece mentira que gente de apariencia tan tranquila hubiese liado la que lió hace tan poco tiempo.
JUEVES 17 DE MAYO.- Uzice (Serbia) – Sarajevo (Bosnia) –Pozeck (Croacia)
El paso a Bosnia es dantesco y espectacular al mismo tiempo. En el lado serbio, solo son evidentes los destrozos de la guerra en el último pueblo inmediatamente anterior a la frontera; pero en cuanto entras en Bosnia, te das cuenta de que aquí se dieron de verdad.
Los pueblos se dividen en casas nuevas, casas abandonadas que mantienen el mismo aspecto que cuando terminó la guerra (agujeros de bala y morteros y ventanas tapiadas con tablas), y casas habitadas pero todavía llenas de agujeros de bala en sus fachadas. La proporción de casas deshabitadas es impresionante, todavía dudo sin porque son de refugiados que tuvieron que huir por quedarse en el lado equivocado, o porque todos los habitantes de las mismas perecieron en las limpiezas étnicas. Me imagino que habrá algo de todo. Por todas partes se observan improvisados cementerios, con multitud de lápidas apiñadas en lo que se presuponen fosas comunes. Así mismo, en todas las cunetas a las entradas y salidas de los pueblos y de los abundantes tuneles, hay lápidas con las fotos de decenas de jóvenes. Las paredes de los tuneles están completamente agujereadas a media altura, por lo que se presuponen usadas como vil paredón en las limpiezas étnicas serbias. En muchos pueblos se observan más tumbas que casas habitadas.
Cuando te acostumbras a este desolador paisaje, te das cuenta que este país tiene lugares de ensueño, abundan los lagos y los tranquilos ríos, con cabañas y embarcaderos, y recovecos dignos de venir a perderte una semana del mundanal ruido.
A pesar de que los destrozos de la guerra son mucho más evidentes que en lado serbio, también se observa una mayor calidad de vida. Los vetustos vehículos soviéticos apenas existen ya, y en cambio se ven coches de un nivel un poco más aceptable.
Entrar en Sarajevo en moto era una de las ilusiones de mi vida, y que hoy pude cumplir. La ciudad está rodeada de montañas y túneles, lo que me hace comprender mejor el largo asedio sufrido. La mayoria de los edificios conservan los signos inequivocos de la guerra, no hay apenas fachadas sin disparos retratados. En la avenida de los francotiradores esto es todavía más notable, con edificios completamente destrozados, que permanecen en pie gracias a sus columnas. La imagen del Hotel Bristol, que permanece tal cual como tantas veces lo vimos en los telediarios durante la guerra, es espeluznante.
En cambio el centro de la ciudad tiene un ambiente divertido y jovial; lleno de terrazas abarrotadas, calles peatonales, gente joven y muchos negocios. Se ve a la gente con ganas de vivir y salir adelante, aunque el resentimiento hacia los serbios es todavía fortísimo en cuanto hablas con alguién.
En un semáforo nos encontramos con un gran mercedes oscuro con la bandera española, era el cónsul en Sarajevo, que al ver las matriculas bajó la ventanilla y nos soltó “coñ*, ¿pero que haceis aquí?”como si nos conociese de toda la vida. Nos invitó a subir a la embajada, pero el tiempo apremiaba, y lo que había por ver parecía más interesante, o sea que declinamos.
La carretera de Sarajevo a Mostar es preciosa para la moto, bordeando un rio primero y un gran lago después, serpenteando entre cañones y desfiladeros, solo salpicados por pueblos semiabandonados o derruidos.
Mostar es más turístico, tiene una zona “vieja” empedrada y peatonalizada, rodeando el famoso puente de Mostar destruido por la aviación serbia, y reconstruido hace pocos meses. Hay varios restaurantes con terrazas al rio y vistas al puente, en los que puedes comer muy bien a un precio realmente económico (entre 7 y 9 euros).
A última hora cruzamos la frontera croata, en la que no hemos tenido ni que sacar el pasaporte de la funda, se aprecian buenas relaciones entre Bosnia y Croacia. Hemos llegado al Adriático y hemos parado a dormir en el primer pueblo de costa que hemos encontrado, en un apartamento con terraza y vistas al mar. Croacia sigue siendo un país barato, aunque ya no tanto como Bosnia, Serbia o Bulgaria.
VIERNES 18 DE MAYO.- Pozeck (Croacia) - Kozina (Eslovenia)
Hoy hemos recorrido la costa croata, desde Pozeck a Rijeka, 400 kilometros de curvas pegadas al Adriático. Hemos desayunado en Split, una ciudad turística, aunque sin ningún encanto en especial.
Sin duda el mejor tramo del día fue el que va desde Sande hasta Rijeka, sobre todo los primeros 100 kms. Las playas se transforman en acantilados salpicados de calas, los pueblos desaparecen, y la carretera se transforma en una serpiente de curvas imposibles, con un asfalto digno de circuito y sin apenas tráfico. Parecía que alguien había colgado a la entrada el cartel de “SOLO MOTOS”, los coches desaparecieron (imagino que con dirección a la autopista) y empezamos a ver un desfile de motos de todos los países (croatas, italianos, alemanes, austriacos…), retorciendose en cada una de sus curvas.
El cruce desde Croacia a Italia a través de Eslovenia es breve (solo 30 kilometros en territorio esloveno), sin apenas pueblos y atravesando un frondoso bosque salpicado de restaurantes, pizzerias y moteles de carretera. Me ha dado la impresión de ser una especie de “picadero” para los italianos. Paramos en uno de esos moteles, que tenía bastante buena pinta, y la verdad es que la relación calidad – precio es bastante mejor que en Italia, sobre todo en la cena, que fue realmente buena y barata. Además así aprovechábamos para dormir en otro país distinto.
SABADO 19 DE MAYO.- Kozina (Eslovenia) – Génova (Italia)
La idea principal para hoy era hacer toda la ruta por carretera rumbo al ferry, que partía a las 21.00 horas de Genova, pero el primer trozo rumbo a Venecia fue insufrible, lleno de travesias, ciudades y tráfico intenso; por lo que decidimos coger la autopista hasta Piacenza. Sin duda fue una buena idea, el peaje fue barato (11 €), y nos permitió disfrutar con tiempo de una carretera que si merece la pena; y que dimos con ella sin saberlo.
La SS-45, que une Piacenza con Génova, es una sucesión de eses como su mismo nombre indica de 150 kms. Estaba repleta de moteros en las dos direcciones, y la verdad es que no me extraña, debe ser algo así como la Cruz Verde italiana, pero de 150 kms.
Antes de meternos en esta carretera, a la salida de Piacenza, paramos a comer en un bar llamado Melrose Drink, en el que también por casualidad nos encontramos con un buen ambiente motero, la posibilidad de comer bien viendo los entrenamientos de Moto GP y de disfrutar de los encantos y la amabilidad de la camarera, que hasta nos regaló unas camisetas. Garito motero altamente recomendable y buena comida italiana. Casi llegando a Genova hay otro bar en el que se juntan todos los moteros, que también tenía buena pinta, creo que se llama “El Colinello” o algo así.
Después de disfrutar de las curvas, cogimos de nuevo el ferry dirección a casa, para evitarnos las insulsas, aburridas y caras autopistas francesas, y llegamos a Barcelona a las 3 de la tarde del domingo.
DOMINGO 20 DE MAYO.- Barcelona – Madrid
Lo único destacable de la vuelta a casa fue el auténtico diluvio universal que nos cogió entre Calatayud y Guadalajara, que mal lo pasé, no se veía absolutamente nada y caían chuzos de punta.
Fin de fiesta de 24 días que no olvidaré nunca.
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- V.I.P.
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- Registrado: 05 Feb 2007 21:08
#28
Crónica alucinante.
Sólo tengo una preguntilla. ¿Cómo estando tan cerca no visitásteis Tierra Santa? Quier decir Jerusalen, la capital Tel Aviv o similares.
En todo caso gran aventura. Felicidades.
Vssssssss
Sólo tengo una preguntilla. ¿Cómo estando tan cerca no visitásteis Tierra Santa? Quier decir Jerusalen, la capital Tel Aviv o similares.
En todo caso gran aventura. Felicidades.
Vssssssss
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- Tímido
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#30
hola, Adi Kaifern el motivo de no entrar en israel fue debido a que con un sello israelita en el pasaporte ya no puedes continuar viaje por siria, si hubieramos entrado tendriamos que haber vuelto por egipto y eso si que s caro, tienes que contratar un convoy,de todas maneras en jordania esta el monte ebo desde el cual los dias claros se ve jerusalen, no tuvimos esa suerte!!!!
un saludo!!!!
un saludo!!!!
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- Pesao
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#31
Increible.....Simplemente increible.... Todavía me recorren escalofrios de leer la crónica.... Esto es una aventura de las de verdad...Me alegro que la pudierais hacer sin ningún contratiempo remarcable... Me gustaria hacer alguna cosa parecida algun día... pero para eso van a tener que pasar varios años....
Felicidades a todos....
V'sss
Felicidades a todos....
V'sss
Salut! I força al canut!!!!