cuento de cuarentena
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#1 cuento de cuarentena
hola a tod@s hace mucho que no paso por aquí, pero con esto de la cuarentena y tal pues que vuelvo a tener tiempo parea escribir un cuento,así que como hice la ultima vez ,me gustaria colgarlo aquí para compartirlo con vosotros, para que os entretengais un poco y os olvideis como yo por un ratito del coronavirus, pues nada os culego la primera parte y espero que la disfruties y que la comenteis o critiqueis como os parezca, un saludo.
sulaco
El v8 del urus se detuvo con un ronquido grave, acaricie el volante de cuero y miré a mi acompañante, ella miraba al frente a través del cristal sucio por el polvo acumulado.
-creo que ya hemos llegado-dije mientras me desabrochaba el arnés de cinco puntos.
No dijo nada, su mirada seguía fija en las dos enormes hojas de acero de más de tres metros de altura que formaban una enorme puerta en mitad del puente en medio de la carretera.
Bajé del Lamborghini y estiré el cuerpo, al mirar hacia arriba y a pesar de que el sol me daba en los ojos casi de lleno pude apreciar varias siluetas de personas armadas apuntándome, les hice un gesto de saludo amistoso con las manos y esperé.
Me dio tiempo de sobra para fumarme el ultimo cigarrillo del paquete que me quedaba antes de que en medio de un estruendoso gemido de metal retorciéndose se abriera una de las hojas de la enorme puerta lo justo para que una persona cruzase por el hueco.
Para ese entonces Vera, mi acompañante también había bajado del coche y permanecía en pie junto a la puerta del Lambo.
A los pocos segundos estábamos frente a media docena de tíos y tías con cara de pocos amigos que nos encañonaban con fusiles de asalto.
- ¿esto es lo que llaman ciudad segura? -interrogué a nadie en particular.
Tras unos segundos de silencio una mujer de unos treinta y tantos de gesto serio respondía afirmativamente con un simple movimiento de cabeza.
Exhalé aliviado y sonreí.
- ¿aceptáis nuevos habitantes? -pregunté.
-eso depende...- dejo caer con tono irónico.
La miré a los ojos, pero no dije nada.
-debéis tener alguna habilidad que nos sea de utilidad, pasar el periodo de prueba y que se os acepte por votación del consejo de gobierno...no es sencillo, hay gente que no lo logra y la echamos sin miramientos- dijo taladrándome con la mirada.
-díselo a ella...-señalé a mi acompañante- yo no me voy a quedar.
Vera giró su cabeza y me miró con gesto de interrogación.
-un trato es un trato...-respondí encogiéndome de hombros.
**************
Mucho antes de aquello....
Ahora estoy seguro de que lo del coronavirus fue solo un ensayo, una simple forma de alguna mente retorcida de ver como se comportaba la humanidad ante una pandemia global de pacotilla como al final resultó ser el covid19.
Lo “guay” vino seis años y pico después, con la llegada del virus conocido popularmente como “dark eyes”, por la tonalidad negra de los ojos que presentaban los primeros infectados que aparecieron esta vez en estados unidos, no siempre iban a ser los pobres chinos los culpables de todo.
Este hijo de p*a no solo se contagiaba tan rápidamente como él otro, sino que su tasa de mortalidad inicial fue del cien por cien, una muerte horrible, por cierto, pero claro, estábamos preparados y la reacción de la comunidad científica fue sencillamente espectacular, en tan solo dos meses y tres semanas la primera vacuna se probó en humanos con unos resultados sorprendentes.
Digamos que detuvieron la muerte de los infectados, pero parece que a estos no les hizo mucha gracia del todo y se volvieron una especie de maniacos homicidas de hábitos nocturnos.
¿vampiros...? No exactamente, no bebían la sangre de los vivos, los despedazaban y se alimentaban de su carne, resultaba realmente perturbador ver el primer video subido a la red antes de que petara en el que se podía ver a uno de aquellos seres comiéndose a una enfermera y bebiendo una lata de Coca-Cola para pasar el bocado.
¿zombis...? Tampoco, estos mantenían en perfecto estado sus funciones cerebrales, se comunicaban, usaban herramientas...casi siempre para matar de manera más eficiente, conducían vehículos... en fin unos hijos de pu*a de primera, menos mal que solo actuaban de noche, ya sabes...Dios aprieta, pero no ahoga.
La luz del sol no los mataba, solo les jodia lo suficiente para mantenerlos ocultos e inmóviles durante el día, como una resaca de las gordas, y las gafas de sol no les servía de mucho, sus movimientos y reacciones eran mucho más torpes cuando se arriesgaban a usarlas y moverse durante el día.
Lo bueno, es que eran tan fáciles de matar como cualquier humano, nada de estacas en el corazón o tener que reventarles la cabeza, y que no contagiaban su mal a la gente que hincaban el diente haciendo crecer su número de forma exponencial, gracias a ello una pequeña parte de la población mundial seguimos vivos y que milagrosamente la pandemia desapareció tan rápidamente como llego equilibrando más o menos la balanza entre infectados y no.
Me parece estúpido volver a contaros como y que rápidamente esta vez sí, el mundo se fue a la pu*a mi*rda, si todos conocemos el cuento, mejor os digo como hemos hecho para apañárnoslas los pocos que seguimos en pie.
Los escasos recursos humanos y materiales se concentraron en pequeñas fabricas-fortaleza, cada una de ellas con un propósito especifico, que formaban parte de una comunidad más grande, algunas se dedicaban a generar electricidad en torno a una central nuclear o hidroeléctrica, otras eran ciudades refinerías de combustible, comunidades agrícolas que ser encargaban de cultivar los alimentos que consumíamos, fábricas de armas y munición...todas ellas enlazadas por tierra, mar y aire por el grupo único de transporte, que se encargaba de la logística entre comunidades a costa de grandes pérdidas humanas y materiales ya que eran el blanco principal de las hordas organizadas de infectados que también deseaban nuestra carne y recursos, pero sin dar palo al agua.
Y claramente como solo se dedicaban a jod*r, poco a poco nos estaban comiendo terreno logrando que nuestro sistema de comunidades siguiese en pie por puro milagro.
Creo que este es tan buen momento como otro cualquiera para presentarme, todo el mundo me llama Dj porque casi siempre me veras por ahí con unos auriculares de botón dentro de mis oídos oyendo todo tipo de música a un volumen poco recomendado por los escasos otorrinos que pueblan el planeta.
Lo hago porque me encanta la música, porque me gusta estar solo a mi bola, porque no quiero oír lo mal que van las cosas y porque mitiga muy bien el estallido de mi fusil de francotirador M40 A05 cuando lo disparo todas las noches en lo alto de la muralla, ya que ese es mi trabajo aquí, en la fortaleza Pegaso, donde hacen camiones y otros vehículos para el grupo único de transporte, detener los cada vez más frecuentes ataques nocturnos de los infectados y seguir vivo un día más.
1. una noche rara.
Salí del edificio donde ocupaba un pequeño cuarto a eso de las siete de la tarde, faltaban una hora escasa para mi turno de cena en el comedor común, tiempo de sobra para desmontar y engrasar a “killer Queen”, así llamaba cariñosamente a mi m40, un nombre tan estúpido como otro cualquiera, pero a mí me gustaba, deje de contar infectados abatidos a los mil y pico y de eso ya había pasado mucho tiempo, nunca me había fallado , me seguía manteniendo de una pieza y solo me pedía a cambio un poco de mantenimiento diario.
Mientras metía mano y lubricaba impúdicamente a “killer Queen” hice cuentas mentales de cuantos cargadores de diez cartuchos cada uno iba a necesitar esta noche, tal como se estaban poniendo las cosas últimamente no menos de treinta, esperaba que el inútil de pepe los tuviese listos en la armería cuando fuese a recogerlos después de cenar antes de subir a mi puesto en la muralla, de todos modos, le pediré que no pare de rellenar más por si acaso.
Cuando tuve listo de nuevo mi fusil ya era hora de cenar, o más bien de desayunar para los que como yo vivíamos de noche y mal dormíamos de día.
Tras ingerir una especie de hamburguesa reseca de carne desconocida y tragarme casi un litro de agua recogí el termo de café solo del mostrador que amablemente todas las noches me preparaba Luisa, nuestra cocinera. La lancé un par de piropos que como siempre acogió con una sonrisa traviesa y salí a la calle a encenderme el primer cigarrillo de la noche de camino a la armería.
*******************
La noche transcurría demasiado tranquila incluso para mi gusto, un par de pequeñas escaramuzas que resolvimos sin mayor problema que dejaron apenas doce cuerpos de infectados junto a la muralla, me empezaba a entrar el sueño, entonces pasaron tres cosas, cada cual más extraña, primero se empezó a levantar el aire, en ráfagas fuertes y heladoras, haciéndome estremecer de frio y de una rara sensación en el cuerpo, luego a lo lejos y contra todo pronóstico vi aparecer los focos de un vehículo, cosa totalmente prohibida por que como todo el mundo sabía, circular de noche solo atraía a las hordas de infectados y por ultimo y eso sí que me acojonó de veras, por mis auriculares comenzaron a sonar los back Street Boys , que los odio con toda mi alma y no sé cómo co*ones se habían colado en mi lista de reproducción de esta noche, y encima empecé a tararear como un idiota el estribillo,
“Tell me why...
Un escalofrió me recorrió todo el cuerpo...mientras seguía tarareando como un idiota vi que el vehículo que ya estaba próximo a nuestra muralla era un pequeño todoterreno semiblindado que usaban los del cuerpo de transportes como lanzadera para abrir sus rutas y prevenir posibles problemas de infectados o de obstáculos imprevistos en la carretera y que como era de esperar estaba atrayendo tras él a toda una horda de infectados, me dio tiempo justo para dar dos caladas a un cigarro y poner en repeat el “Tell me why” antes de que se desatara el infierno.
Mis compis de muralla y yo empezamos a abatir mierdosos antes de que el vehículo se detuviese con un gran frenazo frente a las puertas de la muralla, iban listos si pensaban que les íbamos a abrir las puertas con esa horda atacándonos, se dieron cuenta enseguida cuando sus pitidos incesantes no provocaron ninguna reacción en las puertas y se vieron rodeados de infectados.
Mi prioridad en estos momentos era cargarme a los más cercanos al todo terreno, a pesar de contar con un blindaje básico, no dudaba que aquellos seres fuesen capaces de acceder a su interior si les dábamos la mínima oportunidad, eran muy burros y no tenían nada que perder, su pellejo parecía importarles muy poco cuando se trataba de levarse carne fresca a la boca.
Los cargadores iban quedando vacíos y esparcidos a mis pies mientras seguía causando estragos en la horda, tras casi quince minutos de pura carnicería parecieron darse cuenta de que la posible cena les estaba saliendo demasiado cara y se retiraron a y escondieron entre el paisaje a salvo de nuestros cartuchos, aproveché para respirar con normalidad y hacer recuento de munición, siete cargadores incluido el que acababa de insertar en el fusil, algo justo, por si acaso, empecé a gritar as quien pudiera oírme y hacerme caso que necesitaba munición.
Desde la muralla arrojaron cuerdas para tratar de rescatar a los ocupantes del todoterreno que bajaron del mismo nada más verlas, eran cuatro tres tíos y una tía, por lo que veía por la mira nocturna no debía de estar nada mal por la manera que el pantalón del uniforme marcaba las formas de su trasero, sonreí un segundo antes de percatarme de que nuestros molestos invitados volvían a la carga.
Fue un ataque kamikaze, los pobres infelices de allí abajo lo iban a tener muy jod*d* para salvar el culo, me concentré en tratar de salvar precisamente ese bonito trasero que acababa de descubrir, esa sería mi misión de hoy, así que empecé a destrozar a balazos a cualquier mierdoso que tratase de acercársele, los de abajo también se defendían a tiros, pero su puntería no era tan certera y debían andar hacia atrás al mismo tiempo hacia las cuerdas que serían su única salvación.
Los dos primeros fueron izados a fuerza de puro músculo por la gente de la fábrica que se había acercado a la muralla alertados por la batalla que se estaba desarrollando a sus pies, ya solo quedaban bonito trasero y otro tipo junto a la muralla, prácticamente rodeados de infectados, que apenas se aventuraban a acercarse debido a la férrea disciplina de fuego que manteníamos los francotiradores desde aquí arriba, aun así, era cuestión de minutos que se los merendaran, las cuerdas volvieron a descender, y los de abajo dejaron de defenderse y se agarraron a ellas, momento que aprovecharon los infectados para lanzar un último y desesperado ataque.
Apenas podíamos mantenerlos a un metro de los supervivientes, mientras no dejaba de disparar y tararear esa estúpida canción empecé a rogar a Dios que permitiera que lo lograran.
Pareció escucharme ya que segundos después empezaron a izarlos del suelo, en un desesperado intento por procurarse una cena rápida un par de aquellos seres saltaron de entre la horda y se colgaron de las piernas de bonito trasero mientras desgarraban su ropa y su carne, a pesar de la música pude oír sus gritos de dolor y pánico, pero mi pulso no tembló y de sendos disparos casi sin intervalo entre ellos los envié primero al suelo y después de vuelta con el creador, entonces por unos segundos deje de disparar y me limité a mirar como bonito trasero era alzada hasta mi altura y era rápidamente atendida de las heridas en sus piernas, mucho más relajado me permití encender un cigarrillo antes de volver a la faena y seguir protegiendo la muralla de los cada vez más tibios ataques de los infectados, esta noche se habían llevado una buen, si señor, buen trabajo.
Pocos minutos después bonito trasero pasó a mi lado en camilla, la miré un par de segundos entre disparos sin dejar de tararear el “Tell me why” y su cara pasó de dolor a sorpresa cuando la guiñé un ojo al pasar.
sulaco
El v8 del urus se detuvo con un ronquido grave, acaricie el volante de cuero y miré a mi acompañante, ella miraba al frente a través del cristal sucio por el polvo acumulado.
-creo que ya hemos llegado-dije mientras me desabrochaba el arnés de cinco puntos.
No dijo nada, su mirada seguía fija en las dos enormes hojas de acero de más de tres metros de altura que formaban una enorme puerta en mitad del puente en medio de la carretera.
Bajé del Lamborghini y estiré el cuerpo, al mirar hacia arriba y a pesar de que el sol me daba en los ojos casi de lleno pude apreciar varias siluetas de personas armadas apuntándome, les hice un gesto de saludo amistoso con las manos y esperé.
Me dio tiempo de sobra para fumarme el ultimo cigarrillo del paquete que me quedaba antes de que en medio de un estruendoso gemido de metal retorciéndose se abriera una de las hojas de la enorme puerta lo justo para que una persona cruzase por el hueco.
Para ese entonces Vera, mi acompañante también había bajado del coche y permanecía en pie junto a la puerta del Lambo.
A los pocos segundos estábamos frente a media docena de tíos y tías con cara de pocos amigos que nos encañonaban con fusiles de asalto.
- ¿esto es lo que llaman ciudad segura? -interrogué a nadie en particular.
Tras unos segundos de silencio una mujer de unos treinta y tantos de gesto serio respondía afirmativamente con un simple movimiento de cabeza.
Exhalé aliviado y sonreí.
- ¿aceptáis nuevos habitantes? -pregunté.
-eso depende...- dejo caer con tono irónico.
La miré a los ojos, pero no dije nada.
-debéis tener alguna habilidad que nos sea de utilidad, pasar el periodo de prueba y que se os acepte por votación del consejo de gobierno...no es sencillo, hay gente que no lo logra y la echamos sin miramientos- dijo taladrándome con la mirada.
-díselo a ella...-señalé a mi acompañante- yo no me voy a quedar.
Vera giró su cabeza y me miró con gesto de interrogación.
-un trato es un trato...-respondí encogiéndome de hombros.
**************
Mucho antes de aquello....
Ahora estoy seguro de que lo del coronavirus fue solo un ensayo, una simple forma de alguna mente retorcida de ver como se comportaba la humanidad ante una pandemia global de pacotilla como al final resultó ser el covid19.
Lo “guay” vino seis años y pico después, con la llegada del virus conocido popularmente como “dark eyes”, por la tonalidad negra de los ojos que presentaban los primeros infectados que aparecieron esta vez en estados unidos, no siempre iban a ser los pobres chinos los culpables de todo.
Este hijo de p*a no solo se contagiaba tan rápidamente como él otro, sino que su tasa de mortalidad inicial fue del cien por cien, una muerte horrible, por cierto, pero claro, estábamos preparados y la reacción de la comunidad científica fue sencillamente espectacular, en tan solo dos meses y tres semanas la primera vacuna se probó en humanos con unos resultados sorprendentes.
Digamos que detuvieron la muerte de los infectados, pero parece que a estos no les hizo mucha gracia del todo y se volvieron una especie de maniacos homicidas de hábitos nocturnos.
¿vampiros...? No exactamente, no bebían la sangre de los vivos, los despedazaban y se alimentaban de su carne, resultaba realmente perturbador ver el primer video subido a la red antes de que petara en el que se podía ver a uno de aquellos seres comiéndose a una enfermera y bebiendo una lata de Coca-Cola para pasar el bocado.
¿zombis...? Tampoco, estos mantenían en perfecto estado sus funciones cerebrales, se comunicaban, usaban herramientas...casi siempre para matar de manera más eficiente, conducían vehículos... en fin unos hijos de pu*a de primera, menos mal que solo actuaban de noche, ya sabes...Dios aprieta, pero no ahoga.
La luz del sol no los mataba, solo les jodia lo suficiente para mantenerlos ocultos e inmóviles durante el día, como una resaca de las gordas, y las gafas de sol no les servía de mucho, sus movimientos y reacciones eran mucho más torpes cuando se arriesgaban a usarlas y moverse durante el día.
Lo bueno, es que eran tan fáciles de matar como cualquier humano, nada de estacas en el corazón o tener que reventarles la cabeza, y que no contagiaban su mal a la gente que hincaban el diente haciendo crecer su número de forma exponencial, gracias a ello una pequeña parte de la población mundial seguimos vivos y que milagrosamente la pandemia desapareció tan rápidamente como llego equilibrando más o menos la balanza entre infectados y no.
Me parece estúpido volver a contaros como y que rápidamente esta vez sí, el mundo se fue a la pu*a mi*rda, si todos conocemos el cuento, mejor os digo como hemos hecho para apañárnoslas los pocos que seguimos en pie.
Los escasos recursos humanos y materiales se concentraron en pequeñas fabricas-fortaleza, cada una de ellas con un propósito especifico, que formaban parte de una comunidad más grande, algunas se dedicaban a generar electricidad en torno a una central nuclear o hidroeléctrica, otras eran ciudades refinerías de combustible, comunidades agrícolas que ser encargaban de cultivar los alimentos que consumíamos, fábricas de armas y munición...todas ellas enlazadas por tierra, mar y aire por el grupo único de transporte, que se encargaba de la logística entre comunidades a costa de grandes pérdidas humanas y materiales ya que eran el blanco principal de las hordas organizadas de infectados que también deseaban nuestra carne y recursos, pero sin dar palo al agua.
Y claramente como solo se dedicaban a jod*r, poco a poco nos estaban comiendo terreno logrando que nuestro sistema de comunidades siguiese en pie por puro milagro.
Creo que este es tan buen momento como otro cualquiera para presentarme, todo el mundo me llama Dj porque casi siempre me veras por ahí con unos auriculares de botón dentro de mis oídos oyendo todo tipo de música a un volumen poco recomendado por los escasos otorrinos que pueblan el planeta.
Lo hago porque me encanta la música, porque me gusta estar solo a mi bola, porque no quiero oír lo mal que van las cosas y porque mitiga muy bien el estallido de mi fusil de francotirador M40 A05 cuando lo disparo todas las noches en lo alto de la muralla, ya que ese es mi trabajo aquí, en la fortaleza Pegaso, donde hacen camiones y otros vehículos para el grupo único de transporte, detener los cada vez más frecuentes ataques nocturnos de los infectados y seguir vivo un día más.
1. una noche rara.
Salí del edificio donde ocupaba un pequeño cuarto a eso de las siete de la tarde, faltaban una hora escasa para mi turno de cena en el comedor común, tiempo de sobra para desmontar y engrasar a “killer Queen”, así llamaba cariñosamente a mi m40, un nombre tan estúpido como otro cualquiera, pero a mí me gustaba, deje de contar infectados abatidos a los mil y pico y de eso ya había pasado mucho tiempo, nunca me había fallado , me seguía manteniendo de una pieza y solo me pedía a cambio un poco de mantenimiento diario.
Mientras metía mano y lubricaba impúdicamente a “killer Queen” hice cuentas mentales de cuantos cargadores de diez cartuchos cada uno iba a necesitar esta noche, tal como se estaban poniendo las cosas últimamente no menos de treinta, esperaba que el inútil de pepe los tuviese listos en la armería cuando fuese a recogerlos después de cenar antes de subir a mi puesto en la muralla, de todos modos, le pediré que no pare de rellenar más por si acaso.
Cuando tuve listo de nuevo mi fusil ya era hora de cenar, o más bien de desayunar para los que como yo vivíamos de noche y mal dormíamos de día.
Tras ingerir una especie de hamburguesa reseca de carne desconocida y tragarme casi un litro de agua recogí el termo de café solo del mostrador que amablemente todas las noches me preparaba Luisa, nuestra cocinera. La lancé un par de piropos que como siempre acogió con una sonrisa traviesa y salí a la calle a encenderme el primer cigarrillo de la noche de camino a la armería.
*******************
La noche transcurría demasiado tranquila incluso para mi gusto, un par de pequeñas escaramuzas que resolvimos sin mayor problema que dejaron apenas doce cuerpos de infectados junto a la muralla, me empezaba a entrar el sueño, entonces pasaron tres cosas, cada cual más extraña, primero se empezó a levantar el aire, en ráfagas fuertes y heladoras, haciéndome estremecer de frio y de una rara sensación en el cuerpo, luego a lo lejos y contra todo pronóstico vi aparecer los focos de un vehículo, cosa totalmente prohibida por que como todo el mundo sabía, circular de noche solo atraía a las hordas de infectados y por ultimo y eso sí que me acojonó de veras, por mis auriculares comenzaron a sonar los back Street Boys , que los odio con toda mi alma y no sé cómo co*ones se habían colado en mi lista de reproducción de esta noche, y encima empecé a tararear como un idiota el estribillo,
“Tell me why...
Un escalofrió me recorrió todo el cuerpo...mientras seguía tarareando como un idiota vi que el vehículo que ya estaba próximo a nuestra muralla era un pequeño todoterreno semiblindado que usaban los del cuerpo de transportes como lanzadera para abrir sus rutas y prevenir posibles problemas de infectados o de obstáculos imprevistos en la carretera y que como era de esperar estaba atrayendo tras él a toda una horda de infectados, me dio tiempo justo para dar dos caladas a un cigarro y poner en repeat el “Tell me why” antes de que se desatara el infierno.
Mis compis de muralla y yo empezamos a abatir mierdosos antes de que el vehículo se detuviese con un gran frenazo frente a las puertas de la muralla, iban listos si pensaban que les íbamos a abrir las puertas con esa horda atacándonos, se dieron cuenta enseguida cuando sus pitidos incesantes no provocaron ninguna reacción en las puertas y se vieron rodeados de infectados.
Mi prioridad en estos momentos era cargarme a los más cercanos al todo terreno, a pesar de contar con un blindaje básico, no dudaba que aquellos seres fuesen capaces de acceder a su interior si les dábamos la mínima oportunidad, eran muy burros y no tenían nada que perder, su pellejo parecía importarles muy poco cuando se trataba de levarse carne fresca a la boca.
Los cargadores iban quedando vacíos y esparcidos a mis pies mientras seguía causando estragos en la horda, tras casi quince minutos de pura carnicería parecieron darse cuenta de que la posible cena les estaba saliendo demasiado cara y se retiraron a y escondieron entre el paisaje a salvo de nuestros cartuchos, aproveché para respirar con normalidad y hacer recuento de munición, siete cargadores incluido el que acababa de insertar en el fusil, algo justo, por si acaso, empecé a gritar as quien pudiera oírme y hacerme caso que necesitaba munición.
Desde la muralla arrojaron cuerdas para tratar de rescatar a los ocupantes del todoterreno que bajaron del mismo nada más verlas, eran cuatro tres tíos y una tía, por lo que veía por la mira nocturna no debía de estar nada mal por la manera que el pantalón del uniforme marcaba las formas de su trasero, sonreí un segundo antes de percatarme de que nuestros molestos invitados volvían a la carga.
Fue un ataque kamikaze, los pobres infelices de allí abajo lo iban a tener muy jod*d* para salvar el culo, me concentré en tratar de salvar precisamente ese bonito trasero que acababa de descubrir, esa sería mi misión de hoy, así que empecé a destrozar a balazos a cualquier mierdoso que tratase de acercársele, los de abajo también se defendían a tiros, pero su puntería no era tan certera y debían andar hacia atrás al mismo tiempo hacia las cuerdas que serían su única salvación.
Los dos primeros fueron izados a fuerza de puro músculo por la gente de la fábrica que se había acercado a la muralla alertados por la batalla que se estaba desarrollando a sus pies, ya solo quedaban bonito trasero y otro tipo junto a la muralla, prácticamente rodeados de infectados, que apenas se aventuraban a acercarse debido a la férrea disciplina de fuego que manteníamos los francotiradores desde aquí arriba, aun así, era cuestión de minutos que se los merendaran, las cuerdas volvieron a descender, y los de abajo dejaron de defenderse y se agarraron a ellas, momento que aprovecharon los infectados para lanzar un último y desesperado ataque.
Apenas podíamos mantenerlos a un metro de los supervivientes, mientras no dejaba de disparar y tararear esa estúpida canción empecé a rogar a Dios que permitiera que lo lograran.
Pareció escucharme ya que segundos después empezaron a izarlos del suelo, en un desesperado intento por procurarse una cena rápida un par de aquellos seres saltaron de entre la horda y se colgaron de las piernas de bonito trasero mientras desgarraban su ropa y su carne, a pesar de la música pude oír sus gritos de dolor y pánico, pero mi pulso no tembló y de sendos disparos casi sin intervalo entre ellos los envié primero al suelo y después de vuelta con el creador, entonces por unos segundos deje de disparar y me limité a mirar como bonito trasero era alzada hasta mi altura y era rápidamente atendida de las heridas en sus piernas, mucho más relajado me permití encender un cigarrillo antes de volver a la faena y seguir protegiendo la muralla de los cada vez más tibios ataques de los infectados, esta noche se habían llevado una buen, si señor, buen trabajo.
Pocos minutos después bonito trasero pasó a mi lado en camilla, la miré un par de segundos entre disparos sin dejar de tararear el “Tell me why” y su cara pasó de dolor a sorpresa cuando la guiñé un ojo al pasar.
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- Registrado: 17 Ene 2008 19:40
#2 Re: cuento de cuarentena
salí al calor de la tarde dispuesto una vez más a proporcionar los cuidados necesarios a mi fusil, me senté en las escaleras de acceso al edificio residencial y tras esparcir por el escalon los elementos necesarios para la tarea me encendí un pitillo, a continuacion cogí del bolsillo del pantalon mi reproductor de musica y tras desenrollar los auriculares que me impedian manejarlo trasteé hasta dar con la cancion de los back estreet boys y eliminarla para siempre, me coloque los auriculares y le dí a reproduccion aleatoria, "los angeles" de the midnight llenaron mis oidos con sus sintetizadores new retro, no empezaba mal el día, balanceando la cabeza al son de la musica seguí con lo mio.
mientras lo hacia me acordé de bonito trasero, esperaba que no estuviese muy mal herida, los infectados eran una fuente inagotable de bacterias y virus, las heridas que producian en nosotros debian ser tratadas rapida y agresivamente con antibioticos de amplio espectro y no era raro que alguno no lograse salir vivo de la experiencia.
me pregunté porque coñ* circulaban de noche, era una locura, se les iba a caer el pelo, las normas eran muy severas al respecto, todos lo sabiamos, por eso me intrigaba aún más la razon de porque lo hicieron, tarde o temprano me enteraria, este sitio, como el resto, se nutria de chismorreos y rumores a partes iguales.
-¡dj...!- me sobresaltó un grito.
levante la cabeza para ver como uno de mis compañeros en la muralla me hacia gestos y me hablaba aunque apenas le podia entender con los auriculares puestos, me saqué el derecho.
-....preguntando por tí, vamos- logre escuchar.
-¿quien?-dije poniendome en pie.
- cierta chica guapa que esta en la clinica.
solté el fusil y el trapo al suelo sin miramientos y salí detras de él.
-¿esta bien?- dije mientras me ponia a su altura.
- esta buena...-bromeó- saldrá de esta, aunque va a estar unos cuantos días sin poder andar.
entré en la clinica y pregunté a un tio que estaba sentado en la mesa de recepcion.
-habitacion tres- respondió monocorde volviendo a lo suyo.
camine hasta allí ,la puerta estab entreabierta, se oia una conversacion entre varias personas, me asomé curioso a la puerta y observe antes de que se percatasen de mi presencia que eran los tres tipos a los que salvamos el culo anoche rodeando la cama donde descansaba la herida.
carraspeé un poco para quese enterasen de que estaba allí y se callaron al instante girando sus cabezas al unisono hacia mi posicion.
-hola..-saludé con voz neutra- ¿me buscabais?
tardaban en responder así que dando un paso entré en la habitacion.
la chica hizo un gesto a sus compis y estos empezaron a salir de la habitacion no sin antes dedicarme unas frases de agradecimento por lo de anoche que me sacaron un poco los colores.
-¿te llamas...?-rompió el hielo.
- Dj...-respondí al instante.
-¿dj como los que ponian musica o son inciales?
- solo es un mote, porque siempre estoy oyendo musica- dije señalando los cables de los auriculares que colgaban de mi cuello.
-a mi tambien me encantaba oir musica -añadió entritecida.
no supe que decir.
-queria darte la gracias por lo de anoche, estoy respirando gracias a tí...
volví a notar como mis mejillas enrojecian sin control.
-a mi y a otros quince más que estaba allí...-logré articular.
-claro...-sonrió- pero me han dicho que fuiste tú quien acabó con los que se encaramaron a mis piernas sin dudarlo...podrias haberme dado a mi...
-pero no fallé...-protesté.
-no , no lo hiciste, por eso tengo que pedirte algo...
-¿matrimonio?...no fue para tanto-bromeé logrando que su cara se iluminase con una gran sonrisa.
- es un poco pronto para dar ese paso, pero ya hablaremos...-me siguió el juego. -lo que quiero pedirte es ayuda,¿alguna vez pensaste en unirte al cuerpo de transporte? nos vendria de perlas tener a alguien con tus cualidades a nuestro lado.
-no soy tan bueno...-me puse a la defensiva.
-eso da igual, las cosas se estan poniendo cada vez mas feas, nuestro trabajo de mantener abastecidas las comunidades es vital y yú lo sabes, necesitamos toda la ayuda posible, cada vez somos menos, nadie quiere hacer este trabajo, se vive mucho mas tranquilo tras unas gruesas y altas murallas en lugar de jugarse el cuello todos los dias ahí fuera, pero si no lo hacemos, todo lo que hemos logrado reconstruir se irá a la mi*rda y muy pronto...ya han empezado a caer las primeras comunidades, que lo sepas.
No me sonaba bada bien, la chica tenia razón, me sentia mucho mas a gusto sin saber nada de todo aquello.
-¿ y bien..?-me apresuró.
-no se...-le dí largas.
-dime chico listo...¿lo de anoche no te parecio demasiado facil?
-¿facil..?-me mosqueé- ¿sabes cuantos disparos hice anoche?¿en que lío nos metiste tú y tus amigos cuando aparecisteis?
me acerqué amenazante hacia ella sin dejar de gritarla hasta que ella mostró un gesto de rendicion y logró contenerme.
-no me he explicado bien....-se excuso- lo que querias decirte es que los infectados de anoche parecian memos...como los zombies de las peliculas antiguas...¿no te diste cuenta de que no se defendian...de que no usaban armas...que no tiraban objetos a la muralla...que solo atacaban como borregos sin orden ni control? te aseguro que a los que nosotros tenemos que hacer frente a diario no son ni la mitad de idiotas que los de anoche...piensalo un segundo.
la verdad es que tenia toda la razon, pero anoche estuve demasiado ocupado salvandola el culo como para pensar en otra cosa que no seria en apuntar y disparar. habitualmente se comportaban de forma mucho más lucida, por eso no soliamos dejarles acercarse a las murallas, aunque la mayoria de aquellos seres preferian usar armamento manual...hachas , bates, cuchilos y demas, algunos tambien usaban de fuego e incluso eran capaces de elaborar cocteles molotov y bombas caseras, si es que no les daba por estampar algun vehiculo contra las puerta de las murallas para tratar de reventarlas y entrar, los de anoche se comportaron como autenticos kamikazes, se limitaban a arrojarse sobre nosotros como corderos al matadero, para lo cual solo se me ocurrian dos posibilidades, o de repente se habían vuelto gilipo**as, que lo dudo bastante, o que tratar de eliminar a los tipos del todeoterreno era muy importante para ellos.
-¿por que venias hacia aquí anoche?-me limité a preguntarla.
-no estoy autorizada a responderte a eso-se encogió de hombros- a menos que aceptes unirte a nosotros.
-creo que prefiero seguir viviendo en la ignorancia...-dije a modo de acabar la visita- mejor me piro...suerte con lo vuestro-fue lo ultimo que saló de mis labios mientras me largaba de allí.
mientras lo hacia me acordé de bonito trasero, esperaba que no estuviese muy mal herida, los infectados eran una fuente inagotable de bacterias y virus, las heridas que producian en nosotros debian ser tratadas rapida y agresivamente con antibioticos de amplio espectro y no era raro que alguno no lograse salir vivo de la experiencia.
me pregunté porque coñ* circulaban de noche, era una locura, se les iba a caer el pelo, las normas eran muy severas al respecto, todos lo sabiamos, por eso me intrigaba aún más la razon de porque lo hicieron, tarde o temprano me enteraria, este sitio, como el resto, se nutria de chismorreos y rumores a partes iguales.
-¡dj...!- me sobresaltó un grito.
levante la cabeza para ver como uno de mis compañeros en la muralla me hacia gestos y me hablaba aunque apenas le podia entender con los auriculares puestos, me saqué el derecho.
-....preguntando por tí, vamos- logre escuchar.
-¿quien?-dije poniendome en pie.
- cierta chica guapa que esta en la clinica.
solté el fusil y el trapo al suelo sin miramientos y salí detras de él.
-¿esta bien?- dije mientras me ponia a su altura.
- esta buena...-bromeó- saldrá de esta, aunque va a estar unos cuantos días sin poder andar.
entré en la clinica y pregunté a un tio que estaba sentado en la mesa de recepcion.
-habitacion tres- respondió monocorde volviendo a lo suyo.
camine hasta allí ,la puerta estab entreabierta, se oia una conversacion entre varias personas, me asomé curioso a la puerta y observe antes de que se percatasen de mi presencia que eran los tres tipos a los que salvamos el culo anoche rodeando la cama donde descansaba la herida.
carraspeé un poco para quese enterasen de que estaba allí y se callaron al instante girando sus cabezas al unisono hacia mi posicion.
-hola..-saludé con voz neutra- ¿me buscabais?
tardaban en responder así que dando un paso entré en la habitacion.
la chica hizo un gesto a sus compis y estos empezaron a salir de la habitacion no sin antes dedicarme unas frases de agradecimento por lo de anoche que me sacaron un poco los colores.
-¿te llamas...?-rompió el hielo.
- Dj...-respondí al instante.
-¿dj como los que ponian musica o son inciales?
- solo es un mote, porque siempre estoy oyendo musica- dije señalando los cables de los auriculares que colgaban de mi cuello.
-a mi tambien me encantaba oir musica -añadió entritecida.
no supe que decir.
-queria darte la gracias por lo de anoche, estoy respirando gracias a tí...
volví a notar como mis mejillas enrojecian sin control.
-a mi y a otros quince más que estaba allí...-logré articular.
-claro...-sonrió- pero me han dicho que fuiste tú quien acabó con los que se encaramaron a mis piernas sin dudarlo...podrias haberme dado a mi...
-pero no fallé...-protesté.
-no , no lo hiciste, por eso tengo que pedirte algo...
-¿matrimonio?...no fue para tanto-bromeé logrando que su cara se iluminase con una gran sonrisa.
- es un poco pronto para dar ese paso, pero ya hablaremos...-me siguió el juego. -lo que quiero pedirte es ayuda,¿alguna vez pensaste en unirte al cuerpo de transporte? nos vendria de perlas tener a alguien con tus cualidades a nuestro lado.
-no soy tan bueno...-me puse a la defensiva.
-eso da igual, las cosas se estan poniendo cada vez mas feas, nuestro trabajo de mantener abastecidas las comunidades es vital y yú lo sabes, necesitamos toda la ayuda posible, cada vez somos menos, nadie quiere hacer este trabajo, se vive mucho mas tranquilo tras unas gruesas y altas murallas en lugar de jugarse el cuello todos los dias ahí fuera, pero si no lo hacemos, todo lo que hemos logrado reconstruir se irá a la mi*rda y muy pronto...ya han empezado a caer las primeras comunidades, que lo sepas.
No me sonaba bada bien, la chica tenia razón, me sentia mucho mas a gusto sin saber nada de todo aquello.
-¿ y bien..?-me apresuró.
-no se...-le dí largas.
-dime chico listo...¿lo de anoche no te parecio demasiado facil?
-¿facil..?-me mosqueé- ¿sabes cuantos disparos hice anoche?¿en que lío nos metiste tú y tus amigos cuando aparecisteis?
me acerqué amenazante hacia ella sin dejar de gritarla hasta que ella mostró un gesto de rendicion y logró contenerme.
-no me he explicado bien....-se excuso- lo que querias decirte es que los infectados de anoche parecian memos...como los zombies de las peliculas antiguas...¿no te diste cuenta de que no se defendian...de que no usaban armas...que no tiraban objetos a la muralla...que solo atacaban como borregos sin orden ni control? te aseguro que a los que nosotros tenemos que hacer frente a diario no son ni la mitad de idiotas que los de anoche...piensalo un segundo.
la verdad es que tenia toda la razon, pero anoche estuve demasiado ocupado salvandola el culo como para pensar en otra cosa que no seria en apuntar y disparar. habitualmente se comportaban de forma mucho más lucida, por eso no soliamos dejarles acercarse a las murallas, aunque la mayoria de aquellos seres preferian usar armamento manual...hachas , bates, cuchilos y demas, algunos tambien usaban de fuego e incluso eran capaces de elaborar cocteles molotov y bombas caseras, si es que no les daba por estampar algun vehiculo contra las puerta de las murallas para tratar de reventarlas y entrar, los de anoche se comportaron como autenticos kamikazes, se limitaban a arrojarse sobre nosotros como corderos al matadero, para lo cual solo se me ocurrian dos posibilidades, o de repente se habían vuelto gilipo**as, que lo dudo bastante, o que tratar de eliminar a los tipos del todeoterreno era muy importante para ellos.
-¿por que venias hacia aquí anoche?-me limité a preguntarla.
-no estoy autorizada a responderte a eso-se encogió de hombros- a menos que aceptes unirte a nosotros.
-creo que prefiero seguir viviendo en la ignorancia...-dije a modo de acabar la visita- mejor me piro...suerte con lo vuestro-fue lo ultimo que saló de mis labios mientras me largaba de allí.
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#3 Re: cuento de cuarentena
-3-
los siguientes días no fueron especialmente duros, solo las escaramuzas habituales,nada del otro mundo, la ciudad seguia con su rutina de siempre, pero desde luego yo no estaba nada tranquilo, despues de nuestra pequeña charla no había logrado conciliar un sueño tranquilo y me notaba mucho más nervioso que de costumbre,cada vez que subia a mi puesto en la muralla una sensacion de puro miedo se apoderaba de mí, algo que nunca me había sucedido antes, pensaba que ya tenía superdada aquella sensación que me acompañó siempre durante los primeros años del desastre, antes que se se fundaran las ciudades fortaleza, cuando tenias que buscarte la vida solo y desprotegido ahí fuera.
definitivamente algo iba mal, lo sentia en los huesos, aún así preferia seguir aquí dentro que salir a jugarmela fuera,¿cobarde? muy problable, pero vivo.
me encerré en mi mismo, apenas me relacionaba con mis compañeros y si no estaba de turno en la muralla o durmiendo, el resto del tiempo me buscaba un rincon apartado y me aislaba escuchando musica y con "killer queen" firmemente agarrado en la mano, fumando como una locomotora de vapor, aco*onado.
esta mañana cuando terminó mi turno en la muralla y el montacargas nos dejo en la base de la muralla ella me estaba esperando, ya recuperada de sus heridas por lo que parecia, me hizo un esto para que me apartara del grupo, lo hice de mala gana, solo queria comer algo y tratar de sobar.
-¿has pensado en lo que hablamos...?-dijo a modo de saludo.
-demasiado...-añadí mal humorado- y sigo pensando igual.
Ofendido,me hice a un lado a un lado y me dirigí al comedor sin volverme siquiera.
conseguí engullir un par de huevos fritos grasientos y una taza de café con leche, por decir que aquello se parecia algo al café de antes, prendí el enesimo y ultimo cigarrillo del día y me dispuse a arrastrarme hasta mi cuarto, estaba reventado, más me valdría lograr dormir unas cuantas horas seguidas o acabaria mal, esta noche se me nubló varias veces la vista en la mira del rifle, no estaba nada fino ultimamente.
no me dió tiempo a llegar, en cuanto pise la calle me estaban esperando, el alcaide de Pegaso y mi jefe del cuerpo de defensa de las murallas, al menos no me hicieron perder demasiado tiempo.
-Dj...recoge tus cosas has sido trasladado de unidad- soltó mi superior.
-¿a que adivino donde...?-añadí sarcastico.
se limitó a asentir con la cabeza.
-¿cuando..?-me atreví a preguntar.
-Os recogera un helicoptero en seis horas...aprovecha para echarte un rato.
-ya...-dije dandoles la espalda- muchas gracias...- esperé que notararan la ironia de mi tono.
-4-
nunca había volado en helicoptero, ya no se veian apenas, el tema que se traian entre manos mis nuevos cuatro mejor amigos debia ser de maxima importancia para que hubiesen movilizado un bicho de estos para ir a buscarnos.
yo andaba demasiado enfadado con el mundo entero en general como para apreciar la maravillosa sensacion de volar, me limitaba a mirar con odio a las cuatro caras que permanecian sentadas a mi alrededor, por turnos, para que se dieran cuenta de que no me hacia ni puñetera gracias estar aquí, por su parte, ellos o desviaban la mirda o me ignoraban descaradamente, solamente al principio del viaje, bonito trasero respondia a mis miradas asesinas con una tibia sonrisa, pero se debió cansar de mostrarse agradable al rato y ahora se comportaba como el resto, necesitaba relajarme, agarraba a "killer queen" con tanta fuerza que mis nudillos se estaban poniendo blancos, logre depositarlo en el suelo a mis pies y traté de encenderme un cigarrillo, pero bonito trasero me señaló el cartel de prohibido fumar y me jodió el plan, de muy mala ostia, saqué mi mp3 y me embutí los cascos en las orejas, busqué hasta encontrar en la lista de reproducción "starry night" de satriani y di un suspiro de puro alivio cuandop la cancion envolvió mis sentidos.
el vuelo duro varias horas y cuando comenzamos a descender no tenia ni la menor idea de donde coñ* estabamos, afortunadamente la musica amansa a las fieras y me sentía un poco más relajado que al principio del vuelo, como tampoco me habían dado alternativa, mejor seria mantener la mente y los sentidos bien abiertos en esta nueva etapa, a veces no esta mal cambiar de aires, a veces.
era de noche cerrada cuando tomamos tierra, así que no pude hacerme siquiera una idea del lugar, solo que era otra ciudad fortaleza, bastante más pequeña que Pegaso, y que gastaban una mi*rda en luz, porque a parte de la pista de aterrizaje donde nos posamos, el resto del lugar permanecia en penumbras.
cuando bajé del aparato agachandome para que las aspas no me cortasen el cuello tenia el cuerpo entumecido, lo primero que noté fue que hacia mucho frio, me limité a seguir como un perrito faldero a mis cuatro compañeros con mi fusil en una mano y una mochila con mis escasas pertenencias en la otra.
tras unos minutos caminando casi a oscuras y en total silencio llegamos a un edificio de dos plantas de hormigon que había conocidos mucho mejores tiempos y entramos en él.
-bienvenido a las estacion de paso doce chaval- me dijo uno de los tres.
los siguientes días no fueron especialmente duros, solo las escaramuzas habituales,nada del otro mundo, la ciudad seguia con su rutina de siempre, pero desde luego yo no estaba nada tranquilo, despues de nuestra pequeña charla no había logrado conciliar un sueño tranquilo y me notaba mucho más nervioso que de costumbre,cada vez que subia a mi puesto en la muralla una sensacion de puro miedo se apoderaba de mí, algo que nunca me había sucedido antes, pensaba que ya tenía superdada aquella sensación que me acompañó siempre durante los primeros años del desastre, antes que se se fundaran las ciudades fortaleza, cuando tenias que buscarte la vida solo y desprotegido ahí fuera.
definitivamente algo iba mal, lo sentia en los huesos, aún así preferia seguir aquí dentro que salir a jugarmela fuera,¿cobarde? muy problable, pero vivo.
me encerré en mi mismo, apenas me relacionaba con mis compañeros y si no estaba de turno en la muralla o durmiendo, el resto del tiempo me buscaba un rincon apartado y me aislaba escuchando musica y con "killer queen" firmemente agarrado en la mano, fumando como una locomotora de vapor, aco*onado.
esta mañana cuando terminó mi turno en la muralla y el montacargas nos dejo en la base de la muralla ella me estaba esperando, ya recuperada de sus heridas por lo que parecia, me hizo un esto para que me apartara del grupo, lo hice de mala gana, solo queria comer algo y tratar de sobar.
-¿has pensado en lo que hablamos...?-dijo a modo de saludo.
-demasiado...-añadí mal humorado- y sigo pensando igual.
Ofendido,me hice a un lado a un lado y me dirigí al comedor sin volverme siquiera.
conseguí engullir un par de huevos fritos grasientos y una taza de café con leche, por decir que aquello se parecia algo al café de antes, prendí el enesimo y ultimo cigarrillo del día y me dispuse a arrastrarme hasta mi cuarto, estaba reventado, más me valdría lograr dormir unas cuantas horas seguidas o acabaria mal, esta noche se me nubló varias veces la vista en la mira del rifle, no estaba nada fino ultimamente.
no me dió tiempo a llegar, en cuanto pise la calle me estaban esperando, el alcaide de Pegaso y mi jefe del cuerpo de defensa de las murallas, al menos no me hicieron perder demasiado tiempo.
-Dj...recoge tus cosas has sido trasladado de unidad- soltó mi superior.
-¿a que adivino donde...?-añadí sarcastico.
se limitó a asentir con la cabeza.
-¿cuando..?-me atreví a preguntar.
-Os recogera un helicoptero en seis horas...aprovecha para echarte un rato.
-ya...-dije dandoles la espalda- muchas gracias...- esperé que notararan la ironia de mi tono.
-4-
nunca había volado en helicoptero, ya no se veian apenas, el tema que se traian entre manos mis nuevos cuatro mejor amigos debia ser de maxima importancia para que hubiesen movilizado un bicho de estos para ir a buscarnos.
yo andaba demasiado enfadado con el mundo entero en general como para apreciar la maravillosa sensacion de volar, me limitaba a mirar con odio a las cuatro caras que permanecian sentadas a mi alrededor, por turnos, para que se dieran cuenta de que no me hacia ni puñetera gracias estar aquí, por su parte, ellos o desviaban la mirda o me ignoraban descaradamente, solamente al principio del viaje, bonito trasero respondia a mis miradas asesinas con una tibia sonrisa, pero se debió cansar de mostrarse agradable al rato y ahora se comportaba como el resto, necesitaba relajarme, agarraba a "killer queen" con tanta fuerza que mis nudillos se estaban poniendo blancos, logre depositarlo en el suelo a mis pies y traté de encenderme un cigarrillo, pero bonito trasero me señaló el cartel de prohibido fumar y me jodió el plan, de muy mala ostia, saqué mi mp3 y me embutí los cascos en las orejas, busqué hasta encontrar en la lista de reproducción "starry night" de satriani y di un suspiro de puro alivio cuandop la cancion envolvió mis sentidos.
el vuelo duro varias horas y cuando comenzamos a descender no tenia ni la menor idea de donde coñ* estabamos, afortunadamente la musica amansa a las fieras y me sentía un poco más relajado que al principio del vuelo, como tampoco me habían dado alternativa, mejor seria mantener la mente y los sentidos bien abiertos en esta nueva etapa, a veces no esta mal cambiar de aires, a veces.
era de noche cerrada cuando tomamos tierra, así que no pude hacerme siquiera una idea del lugar, solo que era otra ciudad fortaleza, bastante más pequeña que Pegaso, y que gastaban una mi*rda en luz, porque a parte de la pista de aterrizaje donde nos posamos, el resto del lugar permanecia en penumbras.
cuando bajé del aparato agachandome para que las aspas no me cortasen el cuello tenia el cuerpo entumecido, lo primero que noté fue que hacia mucho frio, me limité a seguir como un perrito faldero a mis cuatro compañeros con mi fusil en una mano y una mochila con mis escasas pertenencias en la otra.
tras unos minutos caminando casi a oscuras y en total silencio llegamos a un edificio de dos plantas de hormigon que había conocidos mucho mejores tiempos y entramos en él.
-bienvenido a las estacion de paso doce chaval- me dijo uno de los tres.
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#4 Re: cuento de cuarentena
Sigue,sigue. Me tienes enganchado.
Gracias por la aportación
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#5 Re: cuento de cuarentena
No hay mucho más que añadir de aquella noche, solo que al poco me acompañaron por oscuros pasillos hasta un cuarto y me dijeron que descansase hasta que vinieran a buscarme al día siguiente. me quedé solo en aquel cuarto casí vacio a parte de una cama estrecha, una mesilla con un flexo y un armario de tela con pinta de desmoronarse si le colgabas tres prendas, lo uníco bueno es que contaba con su propio cuarto de baño, un cuadrado de dos por dos metros con taza, lavabo y ducha con cortina de plastico, no olia demasiado mal ni estaba demasiado sucio, lo dí por bueno y me dí una ducha antes de acostarme.
Debí quedarme dormido enseguida y por fin en mucho tiempo tuve un sueño reparador hasta que unos golpes en la puerta me trajeron de vuelta al mundo de los vivos.
-¿estas despierto...?-reconocí la voz de bonito trasero.
-ahora si...- logré articular con voz pastosa.
-vistete y sal, te espero, tenemos mucho que hacer...
-voy...-me limité a responderle.
tras estrirarme perezosamente un par de veces salí de la cama notando el suelo helado en los pies y me apresuré a vestirme, luego me remojé la cara en el baño y salí del cuarto.
Me recibío con una sonrisa, vestia con un mono de trabajo azul desgastado y desteñido que la sentaba francamente bien, llevaba el pelo recogido en una apretada coleta que dejaba al descubierto los bonitos rasgos de su cara, así da gusto empezar el día me dije a mi mismo y a punto estuve de devolverle la sonrisa, pero justo entonces recordé que estaba aquí por su culpa y agrié el rostro.
-no me digas que aún sigues enfadado...-me provocó poniendo carita de pena.
-vete a la mi*rda guapita-respondí ahora sí con una falsa sonrisa.
-y yo que creia quer ibamos a llevarnos bien...-dijo con sorna.
-quiero un café ya...-me mostré tajante.
ella se cuadró y me saludó al estilo militar sin dejar de reirse en mi cara.
-sigueme borde...-dijo poniendose en movimiento si esperarme siquiera.
A medida que recorriamos los oscuros pasillos desconocidos para mí, un aroma a café recien hecho llenó mis fosas nasales, suspiré embriagado y me sonaron las tripas, hacia tanto tiempo que no olía algo tan maravilloso...
el pequeño comedor donde al final llegamos estaba casí vacio, apenas veintre personas entre mujeres y hombres, sentados en pequeños grupos en las mesas de bancos corridos que hacian de asientos, nada que ver con las aglomeraciones a las que estaba acostumbrado en Pegaso, y eso que no coincidiamos con los turnos de obreos de la fabrica de caminones.
me deje guiar por mi anfitriona hasta donde cojimos sendas bandejas y sin cola alguna empezamos a recorrer el mostrador de viandas.
llene un plato de huevos revueltos con bacon de verdad y salchichas, dos trozos de pan que tenia pinta de estar recien hecho, una botella de agua de litro y un tazon enorme de café con leche y un par de bollos que enamoraon mis ojos nada más velrlos.
mi acompañante me miraba de reojo y no podia evitar sonreir con disimulo, yo sabia que era demasiada comida, pero es que ni recordaba la última vez que me había topado con aquellos manjares y la experiencia me decía que cuando fuese posible, me aprovechara.
por su parte ella se limitó a toamr un par de piezas de fruta y una infusión, eso a cuidar ese culito guapa.
nos sentamos solo en una esquina de una de las grandes mesas y antes de que pudiera decirme algo me puse a engullir como si no hubiese un mañana.
veinte minutos despues dí por finalizado el festin encendiendo un cigarrillo, mi humor había mejorado muchos enteros, incluso me ví con animos de agunatar la charla que sin duda me esperaba a continuacion.
.¿a gusto...?-rompió el hielo.
-jod*r...si- dije exhalando el humo- ¿comeis así a diario?
-no siempre es posible...pero cuando estamos en base es lo habitual...pequeñas ventajas de ser del cuerpo de transporte.
-seguro que hay gato encerrado...-atajé.
-por supuesto, no es oro todo lo que brilla-me guiño un ojo traviesa.
-dime tu nombre...-dije a bocajarro.
-Lorena...¿algo más?
-no estaria mal que me contases para que coñ* me habeis traido aquí para empezar.
-es por que andamos escasos de personal, no te me vengas arriba chaval, no eres tan importante...
-por eso mismo podriais haberme dejado en paz en Pegaso...estaba muy bien allí.
-cierto, pero...¿por cuanto tiempo más?- me intrigó.
-esta claro que tienes mucha información que yo, si no me pones al día de inmediato no cuentes conmigo para nada, crero que me merezco por lo menos saber donde me has metido ¿no te parece?
asintió despacio y se tomó unos segundos en retomar la palabra.
-¿que te parece si te enseño esto y te voy poniendo al día mientras?
-no me vendria nada mal un poco de aire fresco.-concedí.
Debí quedarme dormido enseguida y por fin en mucho tiempo tuve un sueño reparador hasta que unos golpes en la puerta me trajeron de vuelta al mundo de los vivos.
-¿estas despierto...?-reconocí la voz de bonito trasero.
-ahora si...- logré articular con voz pastosa.
-vistete y sal, te espero, tenemos mucho que hacer...
-voy...-me limité a responderle.
tras estrirarme perezosamente un par de veces salí de la cama notando el suelo helado en los pies y me apresuré a vestirme, luego me remojé la cara en el baño y salí del cuarto.
Me recibío con una sonrisa, vestia con un mono de trabajo azul desgastado y desteñido que la sentaba francamente bien, llevaba el pelo recogido en una apretada coleta que dejaba al descubierto los bonitos rasgos de su cara, así da gusto empezar el día me dije a mi mismo y a punto estuve de devolverle la sonrisa, pero justo entonces recordé que estaba aquí por su culpa y agrié el rostro.
-no me digas que aún sigues enfadado...-me provocó poniendo carita de pena.
-vete a la mi*rda guapita-respondí ahora sí con una falsa sonrisa.
-y yo que creia quer ibamos a llevarnos bien...-dijo con sorna.
-quiero un café ya...-me mostré tajante.
ella se cuadró y me saludó al estilo militar sin dejar de reirse en mi cara.
-sigueme borde...-dijo poniendose en movimiento si esperarme siquiera.
A medida que recorriamos los oscuros pasillos desconocidos para mí, un aroma a café recien hecho llenó mis fosas nasales, suspiré embriagado y me sonaron las tripas, hacia tanto tiempo que no olía algo tan maravilloso...
el pequeño comedor donde al final llegamos estaba casí vacio, apenas veintre personas entre mujeres y hombres, sentados en pequeños grupos en las mesas de bancos corridos que hacian de asientos, nada que ver con las aglomeraciones a las que estaba acostumbrado en Pegaso, y eso que no coincidiamos con los turnos de obreos de la fabrica de caminones.
me deje guiar por mi anfitriona hasta donde cojimos sendas bandejas y sin cola alguna empezamos a recorrer el mostrador de viandas.
llene un plato de huevos revueltos con bacon de verdad y salchichas, dos trozos de pan que tenia pinta de estar recien hecho, una botella de agua de litro y un tazon enorme de café con leche y un par de bollos que enamoraon mis ojos nada más velrlos.
mi acompañante me miraba de reojo y no podia evitar sonreir con disimulo, yo sabia que era demasiada comida, pero es que ni recordaba la última vez que me había topado con aquellos manjares y la experiencia me decía que cuando fuese posible, me aprovechara.
por su parte ella se limitó a toamr un par de piezas de fruta y una infusión, eso a cuidar ese culito guapa.
nos sentamos solo en una esquina de una de las grandes mesas y antes de que pudiera decirme algo me puse a engullir como si no hubiese un mañana.
veinte minutos despues dí por finalizado el festin encendiendo un cigarrillo, mi humor había mejorado muchos enteros, incluso me ví con animos de agunatar la charla que sin duda me esperaba a continuacion.
.¿a gusto...?-rompió el hielo.
-jod*r...si- dije exhalando el humo- ¿comeis así a diario?
-no siempre es posible...pero cuando estamos en base es lo habitual...pequeñas ventajas de ser del cuerpo de transporte.
-seguro que hay gato encerrado...-atajé.
-por supuesto, no es oro todo lo que brilla-me guiño un ojo traviesa.
-dime tu nombre...-dije a bocajarro.
-Lorena...¿algo más?
-no estaria mal que me contases para que coñ* me habeis traido aquí para empezar.
-es por que andamos escasos de personal, no te me vengas arriba chaval, no eres tan importante...
-por eso mismo podriais haberme dejado en paz en Pegaso...estaba muy bien allí.
-cierto, pero...¿por cuanto tiempo más?- me intrigó.
-esta claro que tienes mucha información que yo, si no me pones al día de inmediato no cuentes conmigo para nada, crero que me merezco por lo menos saber donde me has metido ¿no te parece?
asintió despacio y se tomó unos segundos en retomar la palabra.
-¿que te parece si te enseño esto y te voy poniendo al día mientras?
-no me vendria nada mal un poco de aire fresco.-concedí.
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#6 Re: cuento de cuarentena
-5-
Salimos al exterior, el día estaba nublado y soplaba un poco de aire, pero no hacia frio, el aire fresco y limpio me revitalizó al instante.
echeé un rapido vistazo alrededor mientras andabamos en silencio.
A parte del edificio que acababamos de dejar atras solo había otra construccion en pie dentro del pequeño recinto amurallado en el que nos encontrabamos, un gran pabellon industrial del que apenas vislumbraba una pequeña parte de su interior y que tenia toda la pinta de ser una especie de almacen de vehiculos y taller al mismo tiempo ya que podía escuchar perfectamente el sonido de las radiales cortando metal y martillos golpeandolo, ni siquiera seguia allí el helicoptero que nos trajo anoche, se habría ido mienmtras dormia.
el suelo que pisabamos era de tierra apisonada, algunos hierbajos comenzaban a brotar debilmente, por alguna parte se podia apreciar alguna zona pavimentada de hormigon, pero eran pequeños trozos aquí y allá, señal de que este sitio debia llevar abandonado muchisimo tiempo antes de que los del cuerpo de transporte se instalaran en él.
llegamos a la base de una escalera que llevaba a lo alto de la muralla y la seguí cuando empezó a subir, por unos minutos mi mundo se redujo al ondular de sus caderas y muslos mientras subia los escalones.
al llegar a lo alto de la muralla una vasta extension de naturaleza salvaje se abrió ante mis ojos, para un tipo que en su tiempo se definia como un urbanita radical aquella vista impresionaba, me quedé maravillado.
-¿donde estamos...?-pregunté mas tarde.
-ni siquiera yo lo sé, creo que seguimos en nuestro pais, pero nunca había estado aquí antes, nos movemos por coordenadas gps, no por mapas, eso cuando logramos recibir señal de los pocos satelites que siguen funcionando allá arriba- dijo señalando el cielo.
-¿ y quien dice donde vais?- le interrogué.
-vale, mejor empiezo por el principio que es un poco lioso, ¿te aprece?
asentí con inmteres.
-el cuerpo de transporte tal como lo conoceis vosotros se divide en tres ramas, tierra ,mar y aire... la parte aerea es minuscula y apenas nos relacionamos, se creen mejor que nadie...-la noté molesta- con la gente de mar si que colaboramos bastante y por cierto gran parte de su trabajo es fluvial no maritma, luego esta el terrestre, pero dentro de esté hay otras divisiones que no son tan conocidas pero esenciales como el grupo de zapadores que se dedican a reparar o abrir nuevas rutas de transporte y a construir las estaciones de paso como esta en la que nos encontramos ahora mismo y el grupo de reconocimiento que son los que buscan nuevas rutas, emplazamientos y recursos...
-¿y tu eres...?-la corté.
-reconocimento- noté orgullo en su voz.
-osea que sois los primeros, la punta de lanza.
afirmó con la cabeza.
me tomé unos segundos para reflexionar.
-claro, os enfrentais a lo desconocido, donde nadíe ha pisado, no me extraña que querais tener a vuestro lado alguien con buen punteria...-bromée.
-hemos perdido mucha gente, mujeres y hombres maravillosos, valientes y generosos, que antepusieron el bien común a su seguridad, y casí hemos desaparecido...- respondió apesadumbrada.
no quise añadir nada y esperé a que retomase la palabra.
-esos listillos...- reanudó señalando al cielo- desde sus asientos señalan un lugar al que ir vete tú a saber porque razon y nos mandan a nosotros a reconocerlo.
ahora comprendí por que antes torció el gesto cuando los nombró.
-y ahora...cuando pero se estan poniendo las cosas solo se les ocurre enviarnos al pu*o fin del mundo a buscar un nuevo asentamiento de gente que desconociamos que existia...
-pero eso es genial...-volví a cortarla- cuantos más seamos mejor para acabar con los infectados...me parece una buen noticia.
-se nota que nunca has estado hay fuera señalo el paisaje con un gesto.
-pues no...-tuve que reconocer.
-no solo es por los infectados, ahí fuera hay mil maneras de encontrar la muerte, estan los rapiñadores, grupos de inadaptados que vagan sin rumbo por ahí fuera buscando robando y matando por cualquier cosa que necesiten para sobrevivir...te pueden rajar el cuello por uno de tus paquetes de tabaco ¿te enteras? incluso dicen que se comen entre ellos o al primero que pillan cuando no tienen más remedio...
me costó tragar saliva, aquello no sonaba nada bien.
-por no hablar de las bestias...manadas de lobos y perros salvajes...pero lo peor son las ratas...he visto con mis propios ojos como una horda de ellas que cubrian el suelo por completo acababa en minutos con uno de nuestros convoys, alimentos y personas incluidos...hasta los neumaticos de los camiones destrozaron...aún oigo los gritos de los conductores mientras los devoraban vivos.
se me empezó a revolvber el desayuno.
-cualquier pequeño accidente o enfermedad se puede complicar fatalmente ahí fuera, por eso casí hemos desaparecido.
-me cuentas esto ¿y quieres que salgo con vosotros allí?
-tampoco tienes muchas más opciones chaval, estabas viviendo una fantasia de seguridad, no tienes ni idea de la realidad de nuestra situación, los infectados estan arrasando nuestras comunidades, aún no han llegado hasta Pegaso, pero al ritmo que avanzan no les debe faltar mucho, si caé ciudad polvorin, no tendras balas para ese fusil que tanto aprecias...¿como piensa pararlos entonces...a palabrotas...a escupitajos? lo creas o no te estamos ofreciendo una salida, lo primero alejarte de lo que se nos viene encima y lo segundo es que mientras estes con nosotros no te faltara de nada, ni comida,ni municiones ni siquiera tabaco.¿que me dices?
-tamoco tengo otra opcion...-reconocí- estoy dentro.
Salimos al exterior, el día estaba nublado y soplaba un poco de aire, pero no hacia frio, el aire fresco y limpio me revitalizó al instante.
echeé un rapido vistazo alrededor mientras andabamos en silencio.
A parte del edificio que acababamos de dejar atras solo había otra construccion en pie dentro del pequeño recinto amurallado en el que nos encontrabamos, un gran pabellon industrial del que apenas vislumbraba una pequeña parte de su interior y que tenia toda la pinta de ser una especie de almacen de vehiculos y taller al mismo tiempo ya que podía escuchar perfectamente el sonido de las radiales cortando metal y martillos golpeandolo, ni siquiera seguia allí el helicoptero que nos trajo anoche, se habría ido mienmtras dormia.
el suelo que pisabamos era de tierra apisonada, algunos hierbajos comenzaban a brotar debilmente, por alguna parte se podia apreciar alguna zona pavimentada de hormigon, pero eran pequeños trozos aquí y allá, señal de que este sitio debia llevar abandonado muchisimo tiempo antes de que los del cuerpo de transporte se instalaran en él.
llegamos a la base de una escalera que llevaba a lo alto de la muralla y la seguí cuando empezó a subir, por unos minutos mi mundo se redujo al ondular de sus caderas y muslos mientras subia los escalones.
al llegar a lo alto de la muralla una vasta extension de naturaleza salvaje se abrió ante mis ojos, para un tipo que en su tiempo se definia como un urbanita radical aquella vista impresionaba, me quedé maravillado.
-¿donde estamos...?-pregunté mas tarde.
-ni siquiera yo lo sé, creo que seguimos en nuestro pais, pero nunca había estado aquí antes, nos movemos por coordenadas gps, no por mapas, eso cuando logramos recibir señal de los pocos satelites que siguen funcionando allá arriba- dijo señalando el cielo.
-¿ y quien dice donde vais?- le interrogué.
-vale, mejor empiezo por el principio que es un poco lioso, ¿te aprece?
asentí con inmteres.
-el cuerpo de transporte tal como lo conoceis vosotros se divide en tres ramas, tierra ,mar y aire... la parte aerea es minuscula y apenas nos relacionamos, se creen mejor que nadie...-la noté molesta- con la gente de mar si que colaboramos bastante y por cierto gran parte de su trabajo es fluvial no maritma, luego esta el terrestre, pero dentro de esté hay otras divisiones que no son tan conocidas pero esenciales como el grupo de zapadores que se dedican a reparar o abrir nuevas rutas de transporte y a construir las estaciones de paso como esta en la que nos encontramos ahora mismo y el grupo de reconocimiento que son los que buscan nuevas rutas, emplazamientos y recursos...
-¿y tu eres...?-la corté.
-reconocimento- noté orgullo en su voz.
-osea que sois los primeros, la punta de lanza.
afirmó con la cabeza.
me tomé unos segundos para reflexionar.
-claro, os enfrentais a lo desconocido, donde nadíe ha pisado, no me extraña que querais tener a vuestro lado alguien con buen punteria...-bromée.
-hemos perdido mucha gente, mujeres y hombres maravillosos, valientes y generosos, que antepusieron el bien común a su seguridad, y casí hemos desaparecido...- respondió apesadumbrada.
no quise añadir nada y esperé a que retomase la palabra.
-esos listillos...- reanudó señalando al cielo- desde sus asientos señalan un lugar al que ir vete tú a saber porque razon y nos mandan a nosotros a reconocerlo.
ahora comprendí por que antes torció el gesto cuando los nombró.
-y ahora...cuando pero se estan poniendo las cosas solo se les ocurre enviarnos al pu*o fin del mundo a buscar un nuevo asentamiento de gente que desconociamos que existia...
-pero eso es genial...-volví a cortarla- cuantos más seamos mejor para acabar con los infectados...me parece una buen noticia.
-se nota que nunca has estado hay fuera señalo el paisaje con un gesto.
-pues no...-tuve que reconocer.
-no solo es por los infectados, ahí fuera hay mil maneras de encontrar la muerte, estan los rapiñadores, grupos de inadaptados que vagan sin rumbo por ahí fuera buscando robando y matando por cualquier cosa que necesiten para sobrevivir...te pueden rajar el cuello por uno de tus paquetes de tabaco ¿te enteras? incluso dicen que se comen entre ellos o al primero que pillan cuando no tienen más remedio...
me costó tragar saliva, aquello no sonaba nada bien.
-por no hablar de las bestias...manadas de lobos y perros salvajes...pero lo peor son las ratas...he visto con mis propios ojos como una horda de ellas que cubrian el suelo por completo acababa en minutos con uno de nuestros convoys, alimentos y personas incluidos...hasta los neumaticos de los camiones destrozaron...aún oigo los gritos de los conductores mientras los devoraban vivos.
se me empezó a revolvber el desayuno.
-cualquier pequeño accidente o enfermedad se puede complicar fatalmente ahí fuera, por eso casí hemos desaparecido.
-me cuentas esto ¿y quieres que salgo con vosotros allí?
-tampoco tienes muchas más opciones chaval, estabas viviendo una fantasia de seguridad, no tienes ni idea de la realidad de nuestra situación, los infectados estan arrasando nuestras comunidades, aún no han llegado hasta Pegaso, pero al ritmo que avanzan no les debe faltar mucho, si caé ciudad polvorin, no tendras balas para ese fusil que tanto aprecias...¿como piensa pararlos entonces...a palabrotas...a escupitajos? lo creas o no te estamos ofreciendo una salida, lo primero alejarte de lo que se nos viene encima y lo segundo es que mientras estes con nosotros no te faltara de nada, ni comida,ni municiones ni siquiera tabaco.¿que me dices?
-tamoco tengo otra opcion...-reconocí- estoy dentro.
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#7 Re: cuento de cuarentena
-6-
media hora después estabamos los dos pefectamente equipados de la cabeza a los pies con protecciones leaft y ropa, botas y cascos bmw, tal y como prometió lo mejor de lo mejor.
las motos estaban literalmente sacadas de sus cajas de madera de embalaje original, de hecho las nuestras eran dos de las unicas cuatro que habían sido desembaladas y montadas, relucian preciosas igual que el día que las fabricaron, con baterias recien cargadas arrancaron a la primera, un ronquido suave salia de sus escapoes mientras los motores cogian temperatura y se suavizaban un poco tras años en una caja.
dentro del casco sonreia como los bobos, pero seguro que vosotros estarias igual que yo en un momento así, Lorena llamó mi atención con gestos y me señalo el lateral del casco, tardé segundos en comprender que queria que encendiera el intercomunicador que llevaba adosado.
tras perder unos minutos preciosos configurandolos y emparejandolos por fin pudimos comunicarnos a la perfección.
-iremos tranquilos ¿vale chaval? tenemos dos días para hacer el rodaje a cuatro motos, hoy a estas dos y mañana las otras, no podremos hacer mil kilometros a cada una, pero intentemos suavizar un poco estos motores para que los cambien el aceite original por otro nuevo ¿de acuerdo?
-jod*r...¿podemos salir ya...?-fue lo unico que dijie.
media hora después estabamos los dos pefectamente equipados de la cabeza a los pies con protecciones leaft y ropa, botas y cascos bmw, tal y como prometió lo mejor de lo mejor.
las motos estaban literalmente sacadas de sus cajas de madera de embalaje original, de hecho las nuestras eran dos de las unicas cuatro que habían sido desembaladas y montadas, relucian preciosas igual que el día que las fabricaron, con baterias recien cargadas arrancaron a la primera, un ronquido suave salia de sus escapoes mientras los motores cogian temperatura y se suavizaban un poco tras años en una caja.
dentro del casco sonreia como los bobos, pero seguro que vosotros estarias igual que yo en un momento así, Lorena llamó mi atención con gestos y me señalo el lateral del casco, tardé segundos en comprender que queria que encendiera el intercomunicador que llevaba adosado.
tras perder unos minutos preciosos configurandolos y emparejandolos por fin pudimos comunicarnos a la perfección.
-iremos tranquilos ¿vale chaval? tenemos dos días para hacer el rodaje a cuatro motos, hoy a estas dos y mañana las otras, no podremos hacer mil kilometros a cada una, pero intentemos suavizar un poco estos motores para que los cambien el aceite original por otro nuevo ¿de acuerdo?
-jod*r...¿podemos salir ya...?-fue lo unico que dijie.
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#8 Re: cuento de cuarentena
Una vez que traspasamos las puertas de las murallas teniamos todo el pu*o mundo a nuestra disposicion, nos detuvimos un segundo sin saber por donde tirar, nos miramos a traves de los cascos, los dos sonreiamos.
-sera mejor que yo te siga...estoy un poco oxidado-reconocí.
-ok chaval, no te daré mucha caña por esta vez.
metió primera y salío disparada campo a traves, a los pocos segundos mientras yo todavía trataba de recordar como se llevaba una moto ella se puso en pie sobre los estribos y comenzó a alejarse, me quedé mirandola una vez mas su bonito trasero perfectamente enmarcado bajo el pantalon de cordura gris, deseé seguirla, pero un par de sustos de novato me recordaron por las malas que mi nivel de conducción se había deteriorado bastante estos ultimos años, me lo tuve que tomar con mucha calma y tuve que sentir la humillacion de ver como ella debia parar y esperarme cada dos por tres.
-¿no decias que sabias andar en moto...?-se burlaba implacable.
-calla y tira bonita....respondí enojado.
estuvimos casí un par de horas dando vueltas por los alrededores de la estacion de paso, con el tiempo mi cerebro y mi cuerpo recuperaron antiguas sensaciones y posturas, me relajé encima de la moto y mi ritmo mejoró bastante, no era tan vivido como el suyo, pero no era tan patetico como al principio.
cuando el testigo de reserva de mi moto se encendió se lo hice saber a Lorena y regresamos a la estacion.
tras aguantar unas pocas pullas más por su parte y por alguno de los mecanicos del pabellon,decidimos hacer una pausa para comer y beber algo, montar en moto por el campo cansa bastante, y nuestra jornada apenas comenzó.
mientras ella iba al baño yo me acerqué hasta mi nuevo alojamiento y recogí a "killer queen", tenia que buscar la manera de poder encajarla de algun modo en la moto, no pensaba ir a ninnguna parte sin mi fusil.
uno de los mecanicos que sabia lo que hacía lo vio factible y me dijo que se lo dejase mientras construia un soporte y lo probaba en otra de las motos, le supliqué que tuviese cuidado de él y esperé fumando un cigarrillo a que Lorena regresase y volviesemos a salir fuera a hacer kilometros.
-sera mejor que yo te siga...estoy un poco oxidado-reconocí.
-ok chaval, no te daré mucha caña por esta vez.
metió primera y salío disparada campo a traves, a los pocos segundos mientras yo todavía trataba de recordar como se llevaba una moto ella se puso en pie sobre los estribos y comenzó a alejarse, me quedé mirandola una vez mas su bonito trasero perfectamente enmarcado bajo el pantalon de cordura gris, deseé seguirla, pero un par de sustos de novato me recordaron por las malas que mi nivel de conducción se había deteriorado bastante estos ultimos años, me lo tuve que tomar con mucha calma y tuve que sentir la humillacion de ver como ella debia parar y esperarme cada dos por tres.
-¿no decias que sabias andar en moto...?-se burlaba implacable.
-calla y tira bonita....respondí enojado.
estuvimos casí un par de horas dando vueltas por los alrededores de la estacion de paso, con el tiempo mi cerebro y mi cuerpo recuperaron antiguas sensaciones y posturas, me relajé encima de la moto y mi ritmo mejoró bastante, no era tan vivido como el suyo, pero no era tan patetico como al principio.
cuando el testigo de reserva de mi moto se encendió se lo hice saber a Lorena y regresamos a la estacion.
tras aguantar unas pocas pullas más por su parte y por alguno de los mecanicos del pabellon,decidimos hacer una pausa para comer y beber algo, montar en moto por el campo cansa bastante, y nuestra jornada apenas comenzó.
mientras ella iba al baño yo me acerqué hasta mi nuevo alojamiento y recogí a "killer queen", tenia que buscar la manera de poder encajarla de algun modo en la moto, no pensaba ir a ninnguna parte sin mi fusil.
uno de los mecanicos que sabia lo que hacía lo vio factible y me dijo que se lo dejase mientras construia un soporte y lo probaba en otra de las motos, le supliqué que tuviese cuidado de él y esperé fumando un cigarrillo a que Lorena regresase y volviesemos a salir fuera a hacer kilometros.
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#9 Re: cuento de cuarentena
Aquel día se me pasó volando, disfrutando de la moto y de la compañia de Lorena, sin preocuparme de infectados ni de otras mierdas, gastamos un par de depositos de gasolina, besé el suelo un par de veces por quere ir más deprisa de lo que debía, me reí como hacia años...fue genial, solo cuando empezó a bajar el sol tuvimos que volver a la seguridad del recinto.
Tras darme una cucha caliente y ponerme ropa limpia bajé al comedor donde había quedado con ella para cenar, tuve que esperarla unos minutos, aproveche para echarme un cigarrillo, hoy apenas había tenido tiempo ni ganas de fumar, cuando por fin apareció me acerqué hasta ella, llevaba otro mono descolorido y el pelo suelto y humedo, estaba preciosa, no pude evitar sonreir como un idiota mientras se acercaba.
-¿que es tan gracioso?-dijo a modo de saludo.
-nada, nada... solo que estas genial- logre decir atropelladamente.
sonrió halagada pero no dijo nada y me señaló la puerta del comedor.
Otra vez había hambuerguesas para cenar, pero estas estaban deliciosas y hasta llevaban patatas fritas, las devoramos sin pronunciar palabra.
-me apetece un café...¿te traigo uno?-pregunté.
-solo...por favor.
asentí y me fuí a por ellos, noté que me dolía todo el cuerpo, hacia años que no me movia tanto en un solo día, al menos mereció la pena.
al terminar de tomarlo le pregunté si le apetecia dar un paseo por el recinto, se excuso diciendo que estaba reventada, yo también así que aunque me apetecia pasar un poco más de tiempo a su lado no quise insistir y tras un cigarrito rapido me fuí a sobar, mañana temprano nos tocaba sacar a pasear otra dos motos.
Esa noche dormí como los bebes, más de ocho horas de un sueño continuo y reparador, me levanté pletorico, y con ganas de andar en moto, parecia un diá normal de los de antes, me dí una ducha para acabar de espabilarme y me fuí a desayunar.
una vez más me llené la bandeja hasta las cartolas y lo devoré con ganas, Lorena aún no había llegado, así que hice tiempo fumando y tomando otra taza más de aquel delicioso café.
llegó poco después, vestida de moto, con una sonrisa radiante, me dediqué a mirarla como un depredador a su presa mientras cogia su desayuno y la recibí con la mejor de mis sonrisas.
charlamos animadamente mientras desayunaba, la propuse que hoy, en lugar de quedarnos dando vueltas por los alrededores del recinto podriamos coger algo de comida y de gasolina y hacer una especie de excursion, le pareció bien, al fin y al cabo era de reconocimiento, le iba la marcha.
Tras darme una cucha caliente y ponerme ropa limpia bajé al comedor donde había quedado con ella para cenar, tuve que esperarla unos minutos, aproveche para echarme un cigarrillo, hoy apenas había tenido tiempo ni ganas de fumar, cuando por fin apareció me acerqué hasta ella, llevaba otro mono descolorido y el pelo suelto y humedo, estaba preciosa, no pude evitar sonreir como un idiota mientras se acercaba.
-¿que es tan gracioso?-dijo a modo de saludo.
-nada, nada... solo que estas genial- logre decir atropelladamente.
sonrió halagada pero no dijo nada y me señaló la puerta del comedor.
Otra vez había hambuerguesas para cenar, pero estas estaban deliciosas y hasta llevaban patatas fritas, las devoramos sin pronunciar palabra.
-me apetece un café...¿te traigo uno?-pregunté.
-solo...por favor.
asentí y me fuí a por ellos, noté que me dolía todo el cuerpo, hacia años que no me movia tanto en un solo día, al menos mereció la pena.
al terminar de tomarlo le pregunté si le apetecia dar un paseo por el recinto, se excuso diciendo que estaba reventada, yo también así que aunque me apetecia pasar un poco más de tiempo a su lado no quise insistir y tras un cigarrito rapido me fuí a sobar, mañana temprano nos tocaba sacar a pasear otra dos motos.
Esa noche dormí como los bebes, más de ocho horas de un sueño continuo y reparador, me levanté pletorico, y con ganas de andar en moto, parecia un diá normal de los de antes, me dí una ducha para acabar de espabilarme y me fuí a desayunar.
una vez más me llené la bandeja hasta las cartolas y lo devoré con ganas, Lorena aún no había llegado, así que hice tiempo fumando y tomando otra taza más de aquel delicioso café.
llegó poco después, vestida de moto, con una sonrisa radiante, me dediqué a mirarla como un depredador a su presa mientras cogia su desayuno y la recibí con la mejor de mis sonrisas.
charlamos animadamente mientras desayunaba, la propuse que hoy, en lugar de quedarnos dando vueltas por los alrededores del recinto podriamos coger algo de comida y de gasolina y hacer una especie de excursion, le pareció bien, al fin y al cabo era de reconocimiento, le iba la marcha.
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#10 Re: cuento de cuarentena
-7-
Rodamos tranquilos por caminos y carreteras arrasados por el tiempo y el clima, disfrutando de una naturaleza exhuberante y de un aire puro y fresco increiblemente revitalizante, solo el ronroneo de los motores rompia el silencio, pajaros y animales salian despavoridos a nuestro paso, poco acostumbadros a ser interrrumpidos por los humanos.
al cabo de dos horas nos detuvimos a repostar y a degustar los bocadillos que nos habíamos llevado del comedor, acompañados de un termo de café y un par de botellines de agua, nos detuvimos en el borde de un camino,bajo la sombra de una hilera de árboles frondosos cuyas ramas se mecian lentamente con la pequeña brisa.
estriramos un poco las piernas mientras echabamos un vistazo alrededor, desde que me contó lo de las ratas no las tenía todas conmigo.
"tranquilo, se las vé de lejos por el polvo que levantan" me aseguró ayer, por eso oteé el horizonte un buen rato.
por fin nos sentamos apoyandonos contra el grueso tronco de uno de los árboles, Lorena abrío la mochila, repartío los bocadillos y el agua y los disfrutamos en silencio.
- que pasada...que a gusto se está aquí...-dije entre bocados.
-casí parece que todo es como antes...-afirmó ella.
-si, todo esta tranquilo, no logro acostumbrarme del todo.reconocí.
-disfrutalo, mañana si todo va como esperamos volvemos al lio.
Asentí con la cabeza sin decir nada.
terminamos los bocadillos y nos bebimos el café, no me apetecia nada, pero debiamor ir pensando en volver, me fumé un cigarrillo y le dije a Lorena que debriamos repostar y emprender el regreso, nos pusimos a ello.
la vuelta fue tranquila y llegamos al recinto a media tarde, tras dejar las motos y cambiarnos de ropa volvimos al taller, el convoy con los camiones especiales que esperabamos estaba cerca segun habían comunicado por radio, todos estabamos espectantes y la actividad se había multiplicado en el lugar, en cuantpo llegasen tenian previsto terminar de cargarlos y equiparlos para salir al día siguiente con las primeras luces del alba.
se les oyó llegar a lo lejos, algunos corrieron a la muralla par verlos, pero yo me quedé con el mecanico que se había ofrecido a fabricarme el soporte para el fusil dando los ultimos toques al invento.
Rodamos tranquilos por caminos y carreteras arrasados por el tiempo y el clima, disfrutando de una naturaleza exhuberante y de un aire puro y fresco increiblemente revitalizante, solo el ronroneo de los motores rompia el silencio, pajaros y animales salian despavoridos a nuestro paso, poco acostumbadros a ser interrrumpidos por los humanos.
al cabo de dos horas nos detuvimos a repostar y a degustar los bocadillos que nos habíamos llevado del comedor, acompañados de un termo de café y un par de botellines de agua, nos detuvimos en el borde de un camino,bajo la sombra de una hilera de árboles frondosos cuyas ramas se mecian lentamente con la pequeña brisa.
estriramos un poco las piernas mientras echabamos un vistazo alrededor, desde que me contó lo de las ratas no las tenía todas conmigo.
"tranquilo, se las vé de lejos por el polvo que levantan" me aseguró ayer, por eso oteé el horizonte un buen rato.
por fin nos sentamos apoyandonos contra el grueso tronco de uno de los árboles, Lorena abrío la mochila, repartío los bocadillos y el agua y los disfrutamos en silencio.
- que pasada...que a gusto se está aquí...-dije entre bocados.
-casí parece que todo es como antes...-afirmó ella.
-si, todo esta tranquilo, no logro acostumbrarme del todo.reconocí.
-disfrutalo, mañana si todo va como esperamos volvemos al lio.
Asentí con la cabeza sin decir nada.
terminamos los bocadillos y nos bebimos el café, no me apetecia nada, pero debiamor ir pensando en volver, me fumé un cigarrillo y le dije a Lorena que debriamos repostar y emprender el regreso, nos pusimos a ello.
la vuelta fue tranquila y llegamos al recinto a media tarde, tras dejar las motos y cambiarnos de ropa volvimos al taller, el convoy con los camiones especiales que esperabamos estaba cerca segun habían comunicado por radio, todos estabamos espectantes y la actividad se había multiplicado en el lugar, en cuantpo llegasen tenian previsto terminar de cargarlos y equiparlos para salir al día siguiente con las primeras luces del alba.
se les oyó llegar a lo lejos, algunos corrieron a la muralla par verlos, pero yo me quedé con el mecanico que se había ofrecido a fabricarme el soporte para el fusil dando los ultimos toques al invento.