PRAGA - JUNIO 2011 - 1º parte

Crónicas de nuestros viajes, rutas y aventuras, que merecen ser contadas.

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elnevado
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#1 PRAGA - JUNIO 2011 - 1º parte

Mensaje por elnevado »

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Para ver el mapa de la ruta pica en los enlaces:

1º parte.- Sevilla - Bratislava --> https://goo.gl/maps/M58391hGvJN2

2º parte.- Bratislava - Tunel de Somport --> https://goo.gl/maps/nRYTAtc5gSE2

3º parte.- Tunel de Somport - Sevilla --> https://goo.gl/maps/75QD6k164eN2

Esta es 3 partes, porque Google Maps no admite, tantos destinos como antes

Hola a todos:

Esto es una crónica de nuestro viaje motero por Europa que hicimos desde el día 6 hasta el 22 de Junio del 2011.

El relato que comento del viaje, es una visión personal y particular. Con esto quiero decir, que lo que aquí digo, puede que no se ajuste a la visión que tenéis vosotros de la ciudad de la que hablo. Tan solo comento lo que he visto, lo que nos ha pasado y lo que hemos vivido, pero desde nuestro punto de vista y desde nuestra visión personal y particular, no siendo, ni mucho menos, una guía de la cuidad.

Me ha salido un poco extensa, y pido perdón, ya que no es fácil, para alguien como yo, ponerse delante del ordenador y escribir. Y es que tengo la imagen de lo vivido, pero que me cuesta trabajo expresarlo a la hora de escribirlo o detallar todo lo vivido en pocas palabras, pero transmitiendo a mis amigos, todas las sensaciones vividas.

Espero que aunque me haya salido muy extensa, al menos sea instructiva y aprendáis algo de mi experiencia para cuando hagáis un viaje por ahí. Pero creerme, esto de escribir, no es fácil. Así que siento mucho si os parece un palizon, pero que sepáis que he intentado, que por lo menos sea amena y divertida.

Comenzaré por el principio.

Siempre he estado leyendo las crónicas de otros moteros. Y hasta las hacia mías, a modo de ilusión creyendo en mi fantasía, que era yo quien iba en aquella moto y por aquellos caminos.

Pero un día me dije:

-" Basta ya de leer lo que otros hacen. Ahora, seré yo quien las haga".

Y me puse manos a la obra.

Desde hace 3 años, he estado intentado hacer una gran ruta motera. Mi objetivo era ir a Istambul, en Turquía, recorriendo media Europa. Pero las circunstancias han hecho retrasar el viaje.

El primer año, tuve que anularlo porque me encontraron un pedrusco que te cagas en el riñón, y que estaba a punto de explotar y dejarme con un riñón menos. Y todo eso, lo descubrí, 20 días antes de irme, porque me dio por hacerme un "chequeteo" en Renfe ya que ofrecía gratis a los empleados un reconocimiento para saber si tienes cáncer de próstata. Mi próstata esta bien, pero el riñón peligraba. Se tuvo que anular y dejarlo para el año siguiente.

En el año siguiente, lo tuve que volver a anular porque a Margari la operaron de rodilla y tenia que estar un mes y medio sin poner el pie en el suelo para nada. Y claro, agoté todos los días de vacaciones.

Parecía que el destino, me quería decir que no fuera, poniéndome impedimento tras impedimento. Pero yo seguía mi camino.

Para éste año, 2011, estaba decidido, y si no ocurría nada malo, por fin, podría cumplir mi sueño.

Surgieron algunos problemas, pero se pudieron solucionar, aunque ya no iría acompañado por mi amigo Félix, sino que iría solo.

No me preocupaba, la aventura es la aventura, aunque mis amigos me recomendaban que no fuera solo. Pero ha habido otras gentes moteras que han ido solos y no le has pasado nada. Es mas, pensaba que eso me serviría de mas experiencia, conocimiento y superación personal.

Pero a Margari, no le hacia ni puñetera gracia eso de irme solo.

Le dije que se viniera conmigo. Pero no podía ser porque tenemos una obligación, que no la dejaría por nada del mundo y que estoy muy contento con esa "obligación", y que me reservo el derecho de explicar por ser personal. Pero quien me conoce, sabe cual es.

Entonces fue cuando todo cambio, ya que esa "obligación" que tenemos, y no me canso de repetir que estoy encantado con ella, la iban a tomar mis hijas, a petición de la madre de Margari, o sea, mi suegra, que le dijo que se fuera conmigo y aprovechara la oportunidad de ese gran viaje en moto.

Pero la ruta que teníamos pensada de ir a Istambul, ya no podía ser, ya que se necesitábamos 30 días para hacerla, y solo disponíamos de 16 días, que eran los días de vacaciones de mi hija Dady.

Así que reprogramamos la ruta, y lo mas lejos que podíamos ir, era a Praga.

Pero como a mi me sobraban días, con permiso de Margari, me fui unos 6 días antes, con mis amigos Luis, Félix y Roldan a Marruecos, regresando el sábado, descansando el domingo, y el lunes seguir la ruta hacia Europa con Margari.

O sea, que en Marruecos iba a hacer unos 2.500 km, mas los 7.000 km que haríamos en Europa, que en total fueron 9.500 km en moto en unos 22 días.

Bien, la ruta fue mas o menos así:

Cuando llegue de Marruecos, Margari me dijo que el tiempo por ahí estaba muy mal y que había una borrasca de 3 pares de co*ones en el Mediterráneo y al sur de Francia y que pillaba todo el centro de Europa. Vi la borrasca en internet, pero también vi el mapa donde dice en qué sitios esta lloviendo, y vi que aunque la borrasca era gorda por las nubes, solo llovía en las montañas y que por la costa no llovía nada.

Intento convencerme para irnos en el coche, pero yo fui más cabezón y al final nos fuimos en moto.

Al principio, la decisión de ir en moto, no fue muy acertada, pero luego la cosa cambio y no fue tan mala. Mas adelante explico el porqué.

Salimos el lunes, día 6, con un sol estupendo, sobre la 9 de la mañana.

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Fuimos por la autovia, por Manzanares, Albacete, Valencia y Tarragona.





Pues bien, todo el camino fue con sol, pero sin calor. Pero en Albacete, nos cayó una somanta de agua que nos obligo a ponernos el mono de agua y que por precaución ya no nos lo quitamos.



Llegamos a Tarragona sobre las 10 de la noche. Estuvimos viendo a mis sobrinas y a su hija que no la conocíamos.

Cómo llegamos tarde, porque mi pobre culito aun no estaba acostumbrado a hacer tantos kilómetros, pues tenia que parar muy a menudo y "relajarlo" para la siguiente "etapa". Pues llegamos tan tarde, que entre buscar la dirección del hotel y buscar a mis sobrinas, pues que ni siquiera pudimos cenar todos juntos, ya que era lunes, muy tarde y todo estaba cerrado.

Bueno, tampoco había mucha hambre porque habíamos echo en el camino una merienda-cena. Eso si, nos comimos un helado con mi sobrina Cristina y su marido Rafael, que nos supo a gloria.

Hablando de cenar y comidas. Aquí quiero hacer un inciso y explicar algo, que seguro que todos conocéis, pero que yo acabo de descubrir.

Me refiero al infernillo de gas para calentar comida. Hemos descubierto que es un "peazo" de invento para gente en ruta.

La verdad es que no entiendo porqué, cada vez que hemos ido a Marruecos, hayamos llevado tanta chacina y tanta grasa, pudiendo haber llevado comida preparada, de la nuestra, de la que nos gusta, de "cuchareo" o tenedor, y encima calentita.

Pues bien, ahora que lo he "descubierto", éste que suscribe, no se vuelve a llevar tanta chacina, que con la edad que tenemos y lo jod*d* que quizás tengamos nuestros estómagos por culpa de nuestro trabajo, no creo que nos siente muy bien.

Sigo. Salimos de Tarragona, bien tempranito, pues la ruta que teníamos pensada era cruzar a Francia por La Jonquera y por carreteras nacionales, nada de autovías o autopistas.

Pero cambiamos la ruta, ya que recordamos, porque vivimos allí una temporada, concretamente en Planoles y que esta en la ruta de Barcelona a Puigcerda, que cuando íbamos a comprar comida a Ribas de Freser o Ripoll, era una carretera co*onuda para verla en moto, con curvas, bosques que te cagas, y de alta montaña, ya que era el Pirineo.

Y dijimos de recordarla yendo por ahí, aunque fueran mas kilómetros, visitando Planoles y haciendo algunas fotos para que lo recordaran nuestras hijas.

Pues bien, tiramos por la autovia desde Tarragona hasta la salida de Barcelona, para ahorrar tiempo.

La cosa fue bien hasta salir de Barcelona y meternos en las montañas del Pirineo.



Hicimos una parada en Ripoll para comer algo

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Nos paso y nos cayo de todo. La somanta de agua de Albacete fueron 4 gotas de mi*rda con la que nos cayó por ahí.



A eso hay que añadir que hacia un frío que pelaba los huevos. Para colmo empezó a nevar y mas adelante la carretera estaba nevada, y no paraba de llover o nevar.

Y todo eso con curvas muy cerradas, carretera estrecha de alta montaña y con los coches en sentido contrario a todo carajo porque no les afectaba la lluvia o la nieve y creyendo que toda la carretera era para ellos.

Solo vimos unas 3 o 4 motos, tipo scooter, como si fueran del lugar, en dirección contraria y que creo que se extrañaban de vernos por allí y hacia donde íbamos con la que estaba cayendo, pero eso si, todos saludaban.

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Serian las 4 de la tarde, pero ya casi era de noche por esas montañas. Paramos en un lugar que recordábamos cuando íbamos a Andorra que se llama La Collada, puerto de montaña cerca de La Molina y que solíamos parar para tomar café y seguir hacia Andorra.

Pensábamos parar para tomar café, coger calorcito y seguir la ruta. Pero estaba más cerrado que el coñ* de una monja. Así que ni tomamos café, ni cogimos calorcito ni “ná” de “ná”.

Estuvimos un rato allí parados esperando que dejara de llover un poco y a que la niebla se despejara y seguir. Pero que vá, seguía igual. Es mas, se empezó a levantar niebla, pero que en realidad eran las nubes que estaban muy bajas.

Y para colmo me entraron unas ganas de cagar que ni te imaginas. Y el puñetero bar cerrado.

Así que pensé en ser ecologista y plantar un “pino” entre tantos árboles del bosque. Total por un “pino” mas, nadie lo iba a notar. Pero en vez de un “pino”, salio tanto de mi pobre culito, que si el Ikea lo pudiera haber aprovechado habría echo unas pocas de mesas con sus puñeteras tuercas y tornillos “estrongen”.

Total, que con niebla, frío, lluvia y nieve, seguimos hacia adelante, haciendo una paradita en el puerto de La Molina para tomar un cafe y entrar en calor

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Llegando a Andorra, dejo de llover, mas o menos, pero ya eran 4 gotas que se podían soportar, aunque llovía de co*ones, pero nada que ver con lo que habíamos pasado.

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Por dentro estábamos secos gracias a los monos de agua. Pero los guantes parecían esponjas de baño de lo “empapaos” que estaban. Los dedos y las palmas de la mano los tenia hasta arrugados. Como estábamos en Andorra, buscamos una tienda de motos para comprar unos guantes de agua.

Andorra esta bien de precios. Un poco mas barato y sin IVA. Pero si os digo la verdad, no merece la pena ir hasta allí, exclusivamente, para pillar cosas. Los guantes me costaron unos 90 €, de calidad y me lo rebajaron. Y pienso que en España, por 20 € mas, me los hubiera comprado. Le eche un vistazo a las cosas electrónicas, que siempre se piensa que en Andorra son más baratas.

Pues bien, pregunte por el precio de unos intercomunicadores para cascos de moto de la marca Midland, el ultimo modelo, y me pidieron 300 € con precio rebajado. En España y por internet, creo que eran unos 350 € y con la garantía valida para España, ya que en Andorra, la garantía que te dan no vale para España, o al menos, eso creo.

Allí sentados en unas mesas que había fuera de la tienda de motos, cenamos, eran las 8 de la tarde, y casi de noche, y pensamos qué hacer, viendo caer chuzos de punta.

Fue el momento mas “bajo” de moral y estábamos cansados, empapados, alicaídos, desanimados y muy “sufridos”.

Fue cuando empezamos a pensar que hubiera sido mejor venir en coche, que hubiéramos estado mas cómodos, que nos hubiera cabido todo e incluso mas, ya que no podíamos comprar nada, ni regalos ni cosas que nos gustaban y que estaba bien de precio, ya que en la moto no cabía ni un puñetero alfiler, y cada vez que teníamos que meter algo de comida, teníamos que hacer mas maniobras que en la guerra de Cuba. Y si hubiéramos traído el coche, cabía todo.

Pues con la moral muy baja por todo por lo que habíamos pasado y sufrido, pensamos en regresar a casa, y una de dos, o acabar la ruta y san se acabo, o coger el coche y volver a seguir la ruta donde la dejamos, o sea, volver a Andorra y allí veríamos por donde tiramos para seguir.

Pensé que si regresábamos, seria de “cobardes“, aunque muy sensato. Me tire un rato pensando qué hacer y dudando de todo. Pensando que si seguíamos, a lo mejor, el tiempo cambiaba y no iba a ser todo lluvia. O quizás nos iba a caer mas agua por todo el camino por culpa de la borrasca que había en todo el centro de Europa.

Le echamos huevos y decidimos seguir adelante con todas sus consecuencias, ya que pensábamos que este viaje jamás lo volveríamos a repetir.

En Andorra nos cayo la noche y había que buscar un sitio para dormir.

Por supuesto, en Andorra la Vella, la capital, que era donde estábamos, no nos íbamos a quedar porque era muy caro dormir, ya que aquello era para turistas. En la tienda de motos nos aconsejaron ir a un pueblo en la frontera con Francia que se llama Pass De La Casa, a unos 50 ó 60 km y que seria mas barato.

Cuando llegamos eran las 11 de la noche, el pueblo a oscuras, con una niebla que no se veía nada, con las calles que eran todas cuestas y bien empinadas, sin nadie por las calles para preguntar y un frío que pelaba, pero encontramos el hotel. Nos costo 45 € y estaba bien. Nos duchamos y caímos redondos entre los brazos de Morfeo.

Bueno, cuando despertamos en Pass de la Casa, en Andorra, después de desayunar nos pusimos en marcha bien tempranito, ya que quedaban por hacer unos cuantos km hasta Montpelier y por carreteras nacionales.

Pero antes dimos una vuelta por el pueblo y sus tiendas y la verdad es que nos gusto mucho. Es un pueblo pequeño, pero encantador. Las vistas desde la ventana de la habitación eran increíbles. Parecía una postal de esas que se ven las casitas y al fondo las altas montañas con el azul del cielo, porque el día amaneció bueno para motear. Pensamos, que merecía la pena volver y quedarse algo de mas tiempo.

Volvamos con la ruta. Al principio, desde Pass de la Casa hasta Montpellier, fue todo bien, pero como dice mi amigo Félix, es más de lo mismo, por carreteras nacionales francesas. Pero si tengo que ser sincero, gocé una barbaridad por esas carreteras.

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Hacia sol, pero no hacia calor. Aunque tuvimos un susto.

Veréis, cuando empezamos a buscar un supermercado para comprar comida, vimos uno, pero me lo pase de largo, así que me eche a la derecha, en la entrada de un Lidl, pero que estaba mas bajo que la carretera.

Pare, me fume un cigarrito a la sombra porque me dolía un poco mi culito, y cuando cogimos la moto para ir al supermercado, pare la moto justo en el borde de la carretera en una especie de repecho, pero se me cruzo el manillar al parar y fuimos los 2 al suelo con moto y todo.

Rápidamente, 2 camioneros que había allí, mas otras personas que salían del Lidl, nos vieron y nos ayudaron a levantar la moto y a interesarse por nosotros.

No nos paso nada, pero a Margari le entro un ataque de nervios, porque nunca se había caído de la moto, y eso de que le avise cómo tenia que caerse, poner las piernas y que era lo mas normal, ya que la moto pesa mucho y es difícil hacerse con ella cuando se tuerce en parado, y que en marcha es imposible que nos podamos caer.

Pero aun así, estuvimos un rato a la sombra hasta que se le paso el ataque de nervios, porque nunca lo había vivido y no sabia cómo era eso.

La carretera esta bien, pero hay muchas rotondas y todas pasan por medio del pueblo, como estaban antes en nuestro país.





Eso, al ser novedad, pues distraía bastante, pero cuando llevas unos cuantos de km, y encima ves que no haces la marcha, o sea, que si ese día son 450 km, pues imaginas que mas o menos echas unas 5 horas, mas el tiempo que paras para comer, descansar o ver algo bonito y curioso.

Pero no es así. En los pueblos que cruzas, es a 50 km. En la ruta te encuentras a un montón de camiones que cuesta trabajo adelantar, y que no es como en Marruecos, que aunque ves la línea continua de prohibido adelantar, pues ves espacio y adelantas.

Pero aquí en Francia, no te atreves porque nadie lo hace, y claro, a donde fueres, haz lo que vieres. Y que tampoco te fías de los gendarmes franceses, que aunque no los ves, sabes que están ahí al acecho esperando a que la cagues.

Y claro, la marcha verdadera es a unos 80 km/h, salvo en la cantidad de pueblos que cruzas por medio, que son a 50 km/h y la infinidad de rotondas que hay. Vamos, que por cada cruce, hay una rotonda.

Pues con todo esto, resulta que para hacer 450 km, tardas desde las 8 ó 9 de la mañana hasta las 9 ó 10 de la noche. Cómo veis una barbaridad de horas en carretera con la moto para una mi*rda de 450 km.

Pues bien, aun así, lo hicimos como pudimos, porque no queríamos autopistas y queríamos conocer las rutas por carretera nacional.

Y llegamos a Montpellier.

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Nos pusimos a buscar hotel de la lista que yo llevaba.

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CUAL DE LOS DOS?

Pues bien, yo no se qué coñ* pasaba en esa cuidad, pero todos los hoteles céntricos estaban completos. Preguntamos el porqué y nos dijeron que eso era habitual. Y ojo, que no era festivo en la cuidad, ni había algo especial, ni ferias ni nada de nada. Así que le dijimos al GPS que nos buscara un hotel en las afueras, entre 2 y 5 km del centro.

Pues no os lo vais a creer, pero hay costumbre de que a las 10 de la noche, se va el tio de recepción y deja el hotel solo. Y como pudimos comprobar mas adelante, es habitual en varios países, por no decir que en todos. Así que si decidís viajar por ahí, nunca lleguéis mas tarde de las 10 de la noche, porque os costara trabajo encontrar hotel y a buen precio. Bueno en el centro, siempre hay recepcionista y encontrareis hotel, pero ya veréis a qué precios. Vamos que se pasan 3 pueblos.

Pues bien, nosotros encontramos y de casualidad, un hotel abierto mas allá de las 10 de la noche y a 50 €. Pero a 3 km del centro. Nos quedamos allí, porque total, ya era muy tarde, sobre las 11 de la noche. Y entre que nos duchamos, arreglamos y nos vamos en moto al centro, hubiéramos llegado mas allá de las 12 de la noche, y al día siguiente había que medio madrugar para seguir la ruta. Así que nos quedamos en el hotel. Y no hace falta decir que caímos rendidos del palizon de horas de moto de ese día.

Al día siguiente salimos sobre las 9 de la mañana hacia Niza, con una etapa en Marsella y Cannes. Nos quedaban por delante unos 356 km. Dicho así, parecen pocos, pero por carreteras nacionales francesas, son muchos. Íbamos bien y con una buena marcha, pero con mas tiempo del pensado por los camiones, rotondas, etc., etc. Pero al llegar a Marsella, fue la hostia.



En Marsella no hay circunvalación, sino que literalmente pasa la nacional por toda la cuidad. Y aunque la cuidad es grande, te hace pasar por todo el centro. Así tal como suena y no es broma. Vamos, como “invitando” al turista-conductor a que veas su cuidad. Pero lo que en realidad nos encontramos fue un total caos de circulación.

Tardamos mas de 1 hora y media en cruzarla. Acordaros de los camiones en la carretera, pues bien, allí nos encontramos todos juntos. Fue bestial el caos que allí había. Nunca había visto nada igual.

No vayáis a creer que era hora punta, porque eran las 5 ó 6 de la tarde. Había gente por todos lados, sobretodo inmigrantes. En los jardines había mucha gente tumbada en el césped. Más gente de las que solemos ver en las pelis americanas cuando sale el Central Park. Íbamos a parar y tratar de ver el encanto del porque tanta gente, pero el caos era tan grande, que decidimos seguir y tratar de salir de la cuidad lo mas pronto posible o no llegaríamos nunca a Niza.

ALMORZANDO EN TOULON

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Seguimos la ruta e hicimos una paradita en la famosa cuidad de Cannes

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Es una ciudad muy bonita y curiosa. Ves lujo que te cagas por todas partes, y de coches, ni te digo. Pero es carisima. Nos perdimos por carreteras secundarias que pasaban por casas de ensueño en medio de un bosque que te entraban ganas de quedarte a vivir alli para siempre. Entre la carretera bordeada por muchisimos pinos y vegetacion, habia un olor que junto con las curvitas de la carretera disfrute un monton

Pues bien, seguimos la ruta y llegamos a Niza, pero, y siento tener que repetirlo, por culpa de las carreteras nacionales francesas, que llegamos casi de noche.

La cuidad de Niza es inmensa. Si no hubiera sido por el GPS, todavía estamos allí dando vueltas. Tampoco hay carreteras de circunvalación. Lo que si hay allí son carreteras que van por debajo o por encima de la carretera normal o de la calle, como un especie de scalextric de varios niveles.

Eso al GPS lo vuelve loco, porque tu no sabes si vas por debajo o por arriba de la calle que te indica. Estuvimos como media hora dando vueltas por las calles buscando la dirección del hotel que le metí al GPS y que por fin dimos con la calle en el nivel que correspondía.

Tengo que decir que cada vez que cruzábamos una cuidad o buscábamos la dirección de un hotel, me acordaba mucho de mi amigo Luis.

Me preguntaba, cómo mi amigo Luis, que es un negado para las cosas tecnológicas de ayuda como el GPS, iba a encontrar la dirección de un hotel en una cuidad inmensa, con un caos de circulación que te cagas y en un idioma extranjero donde nadie habla español, solo hablan francés, como es lógico, o ingles. Imagino que mi amigo Luis tendrá su truco y perderse, seguro que no se pierde, y encuentra lo que sea, pero qué coñ*, a mi me gustaría ver cómo se las apañaría.

Pues como es habitual, y eso que eran pocos km, llegamos casi de noche al hotel. Sobre las 11 de la noche nos fuimos a dar una vuelta por el centro y la cagamos bien cagada. Parecía como la Campana en Sevilla en invierno, casi desierta. Y eso que hacia buena noche.

Decidimos cenar en un Mcdonald porque nos apetecía una buena hamburguesa. Por cierto, en todo lo que llevo visto, hay muchísimos Mcdonald’s, pero ningún Burger King. Y a mi me gustan mas las del Burger King que las del Mcdonald. Pues bien, estaba cerca del hotel, pero enfrente vimos un sitio donde ponían kebah y nos apeteció mas que una hamburguesa.

jod*r, mejor nos hubiera haber ido al Mcdonald.

El kebah estaba bien, pero hubo un lío con las bebidas.

Margari quería una cerveza sin alcohol y allí no las vendían, bueno, ni sin alcohol ni con alcohol, no había cerveza y punto.

Pero había un mini market, una especia de tiendecita de alimentación, pared con pared, y que parece muy habitual por donde hemos estado, y en la que nos dijo el tio del kebah que allí podíamos comprar la cerveza. Margari compro la cerveza y una botella de medio litro de coca cola que yo vi.

Ya cuando la compro, me di cuenta de que el tio del kebah también vendía coca colas, pero en latas, así que le dije que devolviera la coca cola. Y aquí vinieron los problemas con el tio del mini market.

Era un tio franchute, ya mayor, de unos 50 años, medio gordo, casi subnormal o que se hacia el tonto, porque cuando fue a sacar la cerveza en el velador donde estábamos sentados y que estaba enfrente de su tienda, la chinita que parecía la pareja del tio, le dijo algo y vino a medio decir que no, pero sin entenderlo.

Total que le quito la cerveza y nos hizo entender que beber cerveza en la calle lo prohibía la policía y le podría buscar problemas. Hablamos con el tio del kebah para decirle lo que había pasado. Y conseguimos entender que era verdad. Total que de cerveza nada de nada. Así que le pedimos al tio del kebah otra coca cola.

Pero el tio de la tiendecita no le había devuelto el dinero de la cerveza ni de la coca cola. Era poco, unos 4 €, entre la cerveza y la coca cola, pero coñ*, en Sevilla hay mas arte para sisarle a un guiri 4 €.

Pero el tio se hacia el tonto y parecía decir que mas tarde, 5 minutos, como dando a entender que mas tarde nos daría la cerveza y la coca cola, cuando ya era evidente que no la queríamos.

Pues bien, en medio francés, medio ingles y hasta por signos internacionales, le decíamos al tio que nos devolviera el dinero, y el tio que no entendía. Hasta que vino otro francés a comprar, que si hablaba español. Se ofreció a colaborar y le dijimos lo que pasaba y se lo tradujo muy bien.

Lo “entendió” tan bien, que al momento nos dio el dinero y nos pidió disculpas. Pero para que vean como son las cosas, porque eran unos 3,80 €, pero el tio nos dio 4 € y no dijo nada de que le diéramos los 20 cts. que faltaba.

Cuando acabamos el kebah, y como nos dio cosa, le compramos 2 botellas de agua, y el tio se quedo muy contento y la chinita, aun mas porque habíamos comprado en su tienda.

Mientras estábamos devorando el kebah, entro un americano, con el dinero en la mano a comprar algo. Y algo paso porque la chinita le echo de la tienda a empujones y de mala manera. Y el guiri no entendía nada, ya que iba con el dinero en la mano y dispuesto a comprar.

Y es que la chinita parecía tener mas co*ones que el caballo de Espartero, y su pareja mas bien parecía al obediente Sancho Panza, lo pilláis, verdad?, pues eso. Según Margari, era porque el americano quería comprar cosas que costaban mas que el dinero que llevaba en la mano y por eso la china lo echó de la tienda de malas maneras.

Esa noche pensamos que así no podíamos seguir. Me refiero a seguir la ruta por carreteras nacionales francesas. Así que decidimos ir por autopistas entre Niza y Florencia que son unos 500 km, pero con parada en Montecarlo, Monaco.

Salir de Niza fue un poco follon por la circulación, pero gracias a Dios, después de Pass de la Casa, el tiempo fue bueno, soleado y unas veces hacia calor y otras no.





En una parada para echar gasolina en una estación de servicio de la autopista, nos encontramos con un motero francés, que nos dijo que habíamos acertado al venir por la autopista, porque por la nacional francesa eran muchas curvas y se tardaba mucho.

Y algo habíamos notado, porque en la autopista había muchos coches y nos encontramos muchísimas motos.

Paramos a echar gasolina, pero ya en Italia. Y otro motero italiano nos dijo lo mismo de las nacionales italianas.

Por cierto, en una área de servicio francesa, mientras comíamos algo, paró otro motorista y detrás un coche normalito, pero con una sirena de policía de esas de imán en el techo. Se paró justo delante nuestra. Y vimos como bajó del coche un policía y le pedía la documentación y los papeles.

Era un motorista francés, y por lo que pudimos entender, el tio iba a carajo sacado por la autopista, y claro, pensé, que lo iba a "empapelar" por exceso de velocidad con los puñeteros radares de pistola láser que tienen al estilo marroquí. Y sabéis lo que pasó?, pues nada. Es verdad, y yo no me lo podía creer. El motorista tan solo le pidió perdón y le dejo seguir sin multarlo.

El policía camuflado se marcho antes, así que nos dio tiempo a charlar con el motorista y averiguar si lo que había oído y entendido entre el policía y el motorista, era lo que yo pensaba. Y era cierto.

Entonces le dije que eso en España, con la guardia civil, vale, que aceptan las disculpas y muy amablemente te dicen que no lo vuelvas a hacer, pero que la multa no te la quita ni Dios, y que eran unos 600 € y unos 5 o 6 puntos en el carnet, y el tio se echo a reír.

Le dije que tuviera cuidado al salir del área de servicio, no vaya a ser que el policía le estuviera esperando para pillarlo por 2º vez. Nos despedimos y se marcho.

Pues bien, eso me hizo reflexionar un poco, pues si en vez de ser el francés, hubiera sido yo, un extranjero, creo que no hubiera sido tan "generoso" conmigo aunque le hubiera pedido perdón en varios idiomas.

Por cierto, en todas las autovías y autopistas de todos los países que hemos estado, la velocidad máxima es de 130 km/h, salvo en España que es de 110 km/h de mi*rda.

Sigo con la ruta. Esta vez si que llegamos de día a Florencia, bueno, casi de día.

Por cierto leí en varios foros de moteros que las autopistas italianas eran gratis para las motos. Nada mas lejos de la realidad, porque hay que pagarla, a no ser que "pases de largo" por las puertas de los controles de peaje por donde pasan los que tienen la tarjeta de abonado. Pero luego, te la puedes jugar si te pillan, como es lógico.

Nos costo trabajo encontrar hotel, porque decían “albergue” en la puerta en vez de hotel y nos íbamos a otro. Y nosotros pensábamos que albergue era lo de una habitación con literas y dormir con otros y con el cuarto de baño compartido. Creo que, mas o menos, era así.

Pero nos atrevimos con uno y entramos a ver como eran. Y tuvimos suerte, porque era una casa grande particular. Y al entrar, yo subí primero y detrás venia una chica. Los dos queríamos lo mismo, una habitación para 2 personas, pero cómo yo llegue primero, me la enseño primero a mi, y como estaba bien, sin compartir y con baño en la habitación, no lo dude y me la quedé, ya que si hubiera dicho que no, la chica se la hubiera llevado y me hubiera tocado seguir buscando hotel.

Salimos por ahí y había ambiente que te cagas, ya que era sábado por la noche. Como es natural, en Florencia, en Italia, pedimos una buena pizza y unos buenos espaguetis.

Unos de los problemas de comer en el extranjero es entender la carta, qué clase de comida es y qué cosas lleva, ya que esta en otro idioma. Aquí nos ayudo una pareja de Canarias que llevaba varios días comiendo en ese restaurante. Al ver que nos preguntábamos a nosotros mismos, qué coñ* era aquello que ponía en la carta y escucharnos hablar en español, les alegro mucho, porque hacia tiempo que no escuchaban el español, al igual que nosotros y podernos entender en todo. Nos ayudaron a entender los ingredientes y charlamos un rato mientras venia la comida.

Al final, Margari pidió una pizza que se llamaba Atomica porque llevaba muchos ingredientes. Y cuando nos la empezamos a comer nos dimos cuenta del porqué la llamaban Atomica. Y es que aquello picaba mas que todas sus mulas juntas. Eso si, los espaguetis estaban de muerte y eso que yo, por ser diabético, no los debo comer, pero me supieron a gloria bendita, lo juro.

Una curiosidad es que al pedir la cuenta y ver lo que habían puesto, no os lo vais a creer, nos cobraron los cubiertos. Nos quedamos perplejos con eso, pero la pareja canaria, nos dijo que aquello era normal en Italia. Y claro, uno piensa, que para otra vez que vuelva, los cubiertos los pongo yo, ya que los cabr*nes nos cobraron 3 € a cada uno por el cubierto.

Después de cenar nos fuimos por ahí, por Florencia, había ambiente que te cagas, pero Margari, se encontraba mal, nada importante, y tuvimos que regresar al hotel.

Al día siguiente nos levantamos temprano, como siempre, y mas que nada porque el cuerpo ya no quiere mas cama, sino empezar ya el día, para continuar la ruta. Y que ese día eran de unos 500 km hacia Ljubljana en Eslovenia, con una etapa en Venecia.

Nos volvimos a plantear por donde ir, si por autopista o nacional. Eran 500 km y sabíamos que por la nacional no íbamos a llegar, por la experiencia que ya habíamos tenido en Francia y que nos dijeron que en Italia era igual. Aunque también pensábamos, que haber quien coñ* rechaza, venir desde tan lejos y no recorrer la Toscana por sus carreteras nacionales y sus bellos paisajes que tantas veces hemos visto en el cine o la televisión.

Así que decidimos hacer una mezcla, o sea, salir de Florencia por nacional, recorrer la Toscana por esa parte y luego enlazar con la autopista en Bolonia para llegar pronto a Venecia, visitar lo mas principal y seguir por autovía hacia Ljubljana.

Pues bien, la parte de la Toscana que vimos, no era la que teníamos en mente, o sea, grandes campos sembrados y bañados por el sol, pequeñas lomas con algunos árboles y cipreses junto a una casa solariega, carreteras de los años 50 con curvas abiertas y fáciles de hacer. La Toscana que vimos era la de casas solariegas, mas grandes que los cortijos nuestros, preciosas, como en las pelis. Pero el paisaje era el de bosques y muchos árboles. De vez en cuando cruzábamos por algo parecido a la Toscana que teníamos en mente, pero en seguida venia el bosque. No era lo que queríamos ver, pero hay que decir que fue bonito y gratificante.

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Cruzando La Toscana, pasamos por un paso de montaña que se llama, Il Muraglione.

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Curvas cerradas a izquierda y derecha, entre bosques y árboles de alta montaña. Al subir a la cúspide, había un bar, que al poco de llegar nosotros, se lleno de moteros, ya que era domingo. Parecía que era el punto de reunión, después de subir el paso de montaña.

Todas eran motos deportivas, de esas para hacer curvas que te cagas. Al vernos, nos preguntaron de donde veíamos, y se echaron las manos a la cabeza, a la vez que nos felicitaron.

Ni que decir tiene, que aquel paso de montaña era una pasada y una gozada cruzarla en moto. Hasta dejábamos pasar los coches que tenían prisa, para gozar y disfrutar de aquella carretera, sin ninguna prisa.



Viendo que la hora se nos echaba encima y de que era verdad lo que nos dijeron, de que las nacionales italianas eran igual que las francesas, o sea, que cruzan por medio del pueblo, ya sea grande o pequeño, teniendo que ir a 50 km/h, y que no se consigue hacer una buena marcha por la cantidad de circulación que hay, decidimos que ya estaba bien de la Toscana y que hay que poner rumbo a Venecia por autovia.



Llegamos poco mas de las 16 horas a Venecia. Entrar es fácil, o no, según se mire. Gracias al GPS me llevo a donde yo quería, o sea, a la Plaza de Roma, que es la parte mas cercana para dejar motos y coches, porque a partir de ahí, la cuidad hay que hacerla a pie.

Tuvimos suerte y encontramos un sitio para dejar la moto, porque la plaza de Roma estaba "empetá" de coches, motos y autobuses. Por cierto, si venís por aquí en moto o en coche, jamás os acerquéis a la plaza de Roma. Dicha plaza es un caos, todos dando vueltas para ver si alguien se va y poner el coche o la moto.

Cuando se entra en Venecia, se cruza por un puente desde donde se ve la cuidad muy bonita con todo sus monumentos. Nosotros recorrimos ese puente por el carril derecho y despacio, muy despacio para recrearnos ante tanta belleza de cuidad. Por supuesto, los que venían detrás mía, no opinaban lo mismo y no hacían otra cosa que hacer sonar las bocinas a modo de protesta. Al pasar por mi lado, algo decían, pero entre tanto ruido, los cristales cerrados y yo con el casco puesto, no me enteraba de nada. Tan solo les hacia un gesto de saludo cordial con la mano, y me decía para mis adentros, recordando mis viajes por Marruecos: “La prisa, mata “ y seguía a lo mío.

Uno de los objetivos era ver la plaza de San Marcos. Así que una vez aparcada la moto, cogi la gran bolsa que teníamos en la rejilla del top case de la moto, me la eche a la espalda a modo de mochila y empezamos a andar.

Lo primero, nada mas cruzar el primer puente y que no era el de cristal que hizo un español, sino uno que hay a la derecha de ese, fue preguntar donde estaba dicha plaza. Nos dijeron que por todas las callejuelas que pasáramos, siempre a la derecha y de que había letreros que lo indicaban.

Pues bien, imaginaros la situación. Hacia calor de siesta, chaqueta motera puesta, porque en la moto ya no cabía nada mas para guardar, ya que tan solo pudimos guardar los cascos, y también con los pantalones y botas moteras puestas.

La bolsa-mochila con toda la ropa, o sea, unos 10 kilos o mas, a la espalda y con las asas pequeñas que me estaba cortando la circulación por la axilas. Puente para arriba, puente para abajo, foto aquí, foto allí, callecitas estrechas, mas todavía que las calles del barrio de Santa Cruz, y tratando de seguir los letreros. Y gente, mucha gente.

Pues bien, los susodichos letreros, no te lo decían todo. Algunas veces, la mayoría de las veces, desaparecían y tenías que intuir por donde tirar, recordando que nos dijeron siempre a derecha. En casi cada esquina de las calles había 2 caminos para llegar a la plaza, por Rialto o por San Marcos, y nosotros elegimos el que ponía por dirección Rialto para ver el famoso puente.

Estábamos cansados, agobiados por el calor, sudorosos de tanto puente arriba y abajo, la puñetera bolsa que no sabia cómo ponérmela porque me dolía todo el cuerpo y las manos, hasta que Margari, dijo de llevarla por las asas entre los 2, que aunque fue mejor, seguíamos agobiados.

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REGALIZ GIGANTE

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Y no podia faltar el famoso puente de Rialto, que tuvimos que esperar un buen rato a que hubiera un hueco, de la cantidad de gente que habia, para poder hacerte la foto

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Y por fin, llegamos a la famosa plaza. Nos dio la sensación de que aquel recorrido con los carteles, no era otra cosa que un recorrido turístico para que viéramos todo el encanto de las callejuelas, y sobretodo, sus pequeñas tiendas de souvenirs y comercios, que las había por cientos.

Bueno, del todo no llegamos, sino que nos quedamos sentados en los bordes de los escalones en una pequeña placita que hay al entrar. Sentados ahí, cogimos aire, fuerzas y ánimos para seguir.

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Después de mas de 20 minutos, descansando, entramos en la Plaza de San Marcos. Fue espectacular por las ganas y el esfuerzo que nos había costado llegar a ella entre tantos puentecitos y tantas callecitas.

La verdad es que mereció la pena. Ver aquella plaza nos supo a recompensa. No podría con palabras tratar de describirla, pero creerme, es mejor verla. Y ya no solo por la plaza, sino por toda la cuidad. !!! Siiii, vaaaale !!!, también con sus puñeteras callecitas y sus puñeteros puentecitos, que aunque para nosotros fue una tortura, por el agobio, la puñetera bolsa y lo cansados que estábamos, no dejamos de reconocer que eran guapas y bonitas de ver.

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Bueno, pues después de disfrutar y recrearnos con aquella maravillosa plaza, había que volver al punto de partida donde estaba la moto y seguir la ruta hacia Ljubljana.

De tan solo pensarlo, nos daba miedo y muchísima pereza. Otra vez recorrer aquellas callejuelas y puentecitos, pero en sentido contario, la madre que los parió.

Pero mira tu por donde, Margari dijo de que quería dar una vuelta en los barquitos que se veían al final de la plaza antes de irnos de allí. Y eso fue lo que nos salvo.

Cuando llegamos a los barquitos, no a las góndolas, ya que no teníamos tiempo para góndolas, sino a unos barquitos que nos parecían turísticos, con mucha gente, para recorrer el canal principal. Y al preguntar, nos dimos cuenta que no eran barquitos turísticos, sino que eran barcos-autobuses que te llevaban por el gran canal para conectar varios puntos de la cuidad.

Fue escuchar eso y ponérsenos una cara de gilipo**as que ni podéis imaginar. O sea, que había un barquito-autobús, que nos podía haber llevado desde la plaza de Roma, donde teníamos la moto, hasta la plaza de San Marcos, sin tener que cruzar a pie, con la puñetera bolsa a cuestas y cansados, todas las callejuelas y puentecitos?.

Para darnos "valor" y no parecer tan gilipo**as, nos dijimos: "Bueno, de todo se aprende". Subimos al barco y fue donde mas disfrutamos, ya que desde el canal se ven todos los edificios guapos dignos de ver y sin estar agobiados de tantas callejuelas y puentecitos.

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Prometimos volver a venir, pero con mas "sapiencia", sabiendo cómo era aquello y cómo había que moverse. Pero no llegando a la plaza de Roma, como todo el mundo, sino, quedándose, ya sea con la moto, con el coche, con la autocaravana o para escoger el hotel, antes del puente.

Concretamente en la estación de tren, que no es tan turística, pero que es muy eficaz, ya que allí los hoteles son mas baratos y hay trenes a cada momento.

También me pareció ver otro tipo de tren como futurista junto a la estación de tren normal en la plaza de Roma, pero no pude concretar porque no lo pude ver bien.

También me lleve un "buen recuerdo" de la plaza de Roma. Cuando llegamos a la moto, vimos que la palanca de abrir el top case estaba algo rota por una esquina. Pensé que habíamos sido nosotros que al forzar el cierre de la tapa, pues que la habíamos partido un poco. Estábamos algo preocupados porque si se rompía del todo, podría dejar de abrirse, y entonces todo lo que había allí dentro, no lo podríamos coger. Pero no fue así, tuvimos cuidado al cerrar y abrir la tapa y nos duro todo el viaje.

A los pocos días, Margari se dio cuenta de un arañazo que había junto a la cerradura, y fue cuando nos dimos cuenta de que en la plaza de Roma, lo que había pasado era que nos habían dado un golpe por detrás, mientras la moto estaba aparcada y habían dañado la pintura del top case y había medio partido la cerradura. Ahora ya sabéis porque no vuelvo a dejar la moto, coche o lo que sea en esa puñetera plaza, habiendo otros medios mucho mejores como la estación de tren. Recordarlo por si vais a Venecia.

Bueno, ahora había que salir de Venecia, y no fue mal, porque aunque había circulación, era fluida. Y no me refiero al puente, sino a todo en conjunto, hasta que enfilamos la autovia hacia Ljubljana.

No recuerdo la hora a la que salimos, pero si recuerdo que era tarde y que no íbamos a llegar de día a Ljubljana, como así paso.

A la frontera si llegamos de día y como es de la comunidad europea, no había fronteras, ni policías, ni colas de coches o de camiones. Pero aun faltaban muchos kilómetros y luego había que buscar hotel, antes de las 10 de la noche o nos costaría bastante caro. Pero eso si, tuvimos que comprar una viñeta, que creo nos costo unos 4 €, y que nos daba derecho a circular por todas las carreteras slovenas durante una semana.

Así que nos desviamos a un pueblecito, antes de llegar, que se llama Gorizia, en el lado italiano, ya que por las mismas calles pasaba la frontera slovena y al otro lado, se llama Nova Gorica.

Pensaba que por ser un pueblecito, pues no seria muy caro. Mi intuición estaba atrofiada, porque lo que había eran hoteles de 4 o 5 estrellas y de 100 € para arriba.

No se qué coñ* había en aquel pueblo para ser tan caro. Buscando y buscando con el gps, dimos con otro hotel, algo mas barato y que estaba junto a la estación de tren de Nova Gorica.

La chica de recepción me dijo que la plaza que había al lado, era antiguamente la frontera con Slovenia y que justo por la mitad cruzaba un pequeño muro donde estaba la policía de fronteras con la aduana. Y que esa era la estación slovena, ya que la estación italiana estaba al otro lado del pueblo y no se comunicaban por tren, sino por autobús, y que era imposible saber cuando salía de una estación a la otra dicho autobús, ya que salía cuando le daba la gana.

Al día siguiente salimos temprano, porque había que ver Ljubljana y seguir la ruta hacia Viena, pasando por Bratislava en la República de Slovaquia.



Aquí si que gozamos de la carretera. Muy buena carretera. No tenía nada que ver con todo lo que habíamos visto hasta ahora. Inmensos, pero inmensos bosques. Tan tupidos que no se veía el suelo, y eso que estábamos a unos 5 metros del bosque. Parecía como en las pelis de terror, que si te adentrabas en el bosque, o te perdías, algo terrorífico te pasaba. Una foto no podría recoger la belleza, la magnitud y la exhuberancia de aquello que estábamos viendo.

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Era increíble, y tal y como lo describen los moteros que han pasado por allí. No me importaría volver y verlo otra vez. Luego, después de la ruta, nos dimos cuenta de que fue lo mejor y con diferencia.



Llegamos a Ljubljana.

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Es una cuidad encantadora y digna de volver allí, pero con mas tiempo. Buscamos el centro y sobretodo el puente de los dragones, que era lo único que nos iba a dar tiempo, ya que teníamos que haber llegado el día anterior y haber pasado la noche allí. Y ahora, solo íbamos de paso. Lo encontramos porque llevaba una foto en el móvil, que es la que enseñaba a la gente, ya que apenas hablan ingles ni francés, solo su idioma que ni dios entiende.

Nos hicimos las fotos de rigor y justo al lado hay una calle peatonal que va a dar a un pequeño parque, y a una especie de museo y al río.

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Y tomando una buena cerveza sentados en los veladores junto al río, disfrutando de aquella paz y belleza, empezó, de buenas a primeras, a llover, cayendo agua a cantaros. Y lo mismo que, de repente vino la lluvia, a la hora o poco mas, salio un sol esplendido. De verdad, esto no hay quien lo entienda, salvo ellos que están acostumbrados.

Seguimos hasta Bratislava en Slovaquia, cruzando la frontera con Austria, y todo era igual de guapo, bosques y mas bosques.

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Al cruzar la frontera de Slovaquia, no había policías, ni aduana, pero yo paré y pregunté por si acaso se necesitaba una viñeta para circular por sus carreteras. Pues resulto que para los coches y motos, no es necesaria, pero si, para autobuses y camiones.

En la misma aduana, bueno, en lo que parecía la aduana, había un restaurante bastante grande y cutre. Cómo, mas o menos, era la hora de comer, decidimos comer allí en vez de comer por el camino, las latas que llevábamos. Entré en el restaurante para ver cómo era y qué clase de comidas daban. Los tios tenían en la carta lo que daban de comer y en varios idiomas, ingles, francés, alemán, ruso, checo, eslovaco, griego… y otros mas raros, que no tenia ni puñetera idea, qué coñ* de idioma era. Parecía que allí paraban a comer muchos camioneros y viajeros de los autobuses.

Y mira tu por donde, había uno en español. Lo leí, y aparte de la traducción, que no era muy buena, ya que por ejemplo al cerdo, lo llamaban puerco, vi cositas raras y otras que hacia mucho tiempo que no comíamos y que echábamos de menos. Para lo primero que se me fueron los ojos, fue para las patatas fritas. Si, tal como suena, un buen plato de simples y llanas patatas fritas. Pensé que serian de esas congeladas, pero que vá, eran recién cortadas y recién hechas. Una delicia que me supo a gloria y que las disfrute como un enano.

Luego, vi otra cosa que ponía tortilla de patatas al estilo antiguo. Mira, de tan solo ver la palabra “tortilla de patatas” se me hacia la boca agua. Pero era una tortilla de patatas bastante rara. Mas bien parecían y sabían como tortitas de camarones, pero sin camarones, tan solo la masa, porque la patata no la vi por ningún lado, ya que era puré de patatas. Aun así, estaba buena. En general, comimos bien y barato.

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FILETE DE POLLO A LA PLANCHA

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POLLO EMPANADO

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TORTILLA DE PATATAS AL ESTILO ANTIGUO

Después de comer, seguimos la ruta hacia Bratislava.

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Si en Marsella fue un caos porque nos hicieron pasar por medio de la cuidad, en Bratislava era otro caos peor. Pero no, por pasar por medio de la cuidad, ya que había un montón, y no exagero, un montón de circunvalaciones, pero estaba de camiones, hasta la bandera. Jamás habíamos visto tantos camiones juntos, ni sabíamos el porqué de aquel atasco, porque ni era punta, ni nada de nada. Pensé que, cómo era un país emergente en su nueva economía, y con vistas a ingresar en la comunidad europea, todo estaba por hacer y con una actividad económica increíble.

También pensé que Bratislava, podría ser un punto en común, para llevar mercancías hacia Alemania, Austria, Italia, Polonia, Grecia y toda Rusia, y que podría ser como un nudo ferroviario, pero esta vez de camiones y más camiones de todas las nacionalidades.

Hasta ahora había respetado todas las normas de circulación. Pero, si también las hubiera respetado en Bratislava, aun estaría allí detrás de los camiones esperando en la cola. Así que le eche huevos, encendí los 4 intermitentes de emergencia y me fui por el arcen, con un poco de temor, a que me pillara la policía. Y me fue bien, ya que poco a poco, fui saliendo de aquel caos de camiones. Por cierto, para que os hagáis una idea, tardé mas de 1 hora en salir a carretera abierta sin atascos para volver a correr a 130 km/h.

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SIBYLA...ES SEVILLA?

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Extraterrestres promocionando su galaxia

A la salida de Bratislava estuvimos buscando un supermercado porque nos habíamos quedado sin comida. Lo encontramos gracias al gps, ya que los nombres de los supermercados no nos sonaban. Fue Margari quien entro y busco comida, mas bien, latas de comida preparada para calentarla en el infernillo (cosa mágica el comer calentito, en vez de tanta chacina). Al estar la etiqueta en eslovaco, su guió por la foto que había en la lata y cogio 3 latas creyendo que eran distintas. Dos de ellas parecían lentejas cocinadas a su estilo, y la verdad, nos apetecía comer lentejas, aunque no fueran como nosotros la conocíamos.

Pero lo que de verdad trajo fueron 3 latas de judías, porque 2 de ellas parecían lentejas, pero eran judías muy pequeñas. O sea, que estuvimos 2 días comiendo judías, con sus consiguientes efectos secundarios, jejeje.
No se trata de, mira lo que hago yo, sino de, mira lo que puedes hacer tu

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