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Viajes, rutas y vivencias de grandes viajeros en moto

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Rixelieu
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#76 La guerra de invierno

Mensaje por Rixelieu »

Día 35 – Lunes 29 de julio – De Joensuu a 5km al norte de Ruka (539km)

Por primera vez desde que dejé Barlceona, me levanté esta mañana, arranqué la moto y salí a la carretera sin un destino fijado no un numero de kilómetros que cubrir durante la jornada. No me había sido posible encontrar un hostal barato en ningún sitio, y las solicitudes de couch que había mandado a Rovaniemi habían sido denegadas o no habían sido respondidas, así que decidí simplemente tirar y buscar un camping o acampar por libre cuando me cansase.

El día anterior había parado en una gasolinera en la esquina de la calle donde estaba el hostal y había comprado un mapa de carreteras. El GPS había sido una gran ayuda hasta el momento, pero me había mantenido en las vías principales, lo que está genial en Rusia, donde cualquier otra cosa que las vías principales sería una pesadilla de trayecto, pero ahora quería explorar las vías secundarias. Tenía que cubrir 400km al día para llegar al Norkapp bien de tiempo, lo que no era mucho teniendo en cuenta lo buenas que eran las carreteras en Finlandia, así que quería ver la red de carreteras en detalle y elegir una ruta alejada de las carreteras principales.

Poco después de dejar Joensuu vi que la carretera principal rodeaba un lago por la izquierda, y había una carretera más pequeña a la derecha que iba más cerca de la orilla, más aún si tomaba una carretera aún más pequeña que salía de la primera. Fui por allí y descubrí una carretera maravillosa.

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Hacía sol, la temperatura era perfecta, las vistas imponentes, tenía la música puesta y no había nadie más en la carretera. Hacía mucho que no disfrutaba tanto en la moto, y entonces la carretera se convirtió en una pista de gravilla, pero un una pista rusa, una pista finlandesa, que son muy buenas, y disfruté aún más, de pie en los estribos, levantando polvo a 100km/h.

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Había salido temprano, ya que me levanté sober las 7, imposible dormir más con lo que brilla el sol a esas horas tan al norte, y los primeros 200km parecieron más 20. Paré a por gasolina por primera vez en Finlandia, el último repostaje había sido en Rusia justo antes de la frontera, y me sorprendió gratamente descubrir que si bien era un poco más caro que en España, el precio aún estaba dentro del presupuesto calculado y por debajo de Italia, la gasolina más cara que había pagado hasta el momento. También miré los precios de la cafetería al lado de la gasolinera y también eran razonables, comí un menú por 8€.

Mientras estaba fuera de la cafetería poniéndome otra vez todo el equipo una KTM paró a mi lado. Era una Adventure S con los colores del Dakar, en un estado impecable. Le dije al motero “buena moto” y diez segundos más tarde ya estaba de vuelta dentro, tomando café con él y hablando de motos. Se llamaba Sami y era un fotógrado de Helsinki. Me dijo que estaba explorando las pistas de gravilla a lo largo de la frontera con Rusia y ya que iba hacia el norte desde Kuhmo, donde habíamos parado, me invitó a unirme a él. Como tenía tiempo de sobra y ningún horario que seguir ese día, me pareció genial tener un poco de compañía.

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Fuimos por carreteras secundarias durante unos 100km, pero no gravilla, ya que lo más cercano a la frontera estaba asfaltado en ese tramo, y al cabo de un rato me hizo señas para que parase. Acabábamos de pasar un edificio en un cruce y me preguntó “¿te interesa la historia?” “Por supuesto”, le dije. Resulta que el edificio detrás nuestro era una museo sobre la Guerra de Invierno, y la carretera que salía hacia la derecha, la carretera que llevaba hasta Rusia, donde la batalla más importante tuvo lugar.

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Aún quedaban piezas de artillería escampadas por la carretera y Sami me dio una lección de historia muy interesante. Tenía un extenso conocimiento sobre el tema, e incluso había usado algunos de los cañones que los finlandeses capturaron de los rusos en esa batalla durante su servicio militar. Fuimos por la carretera e gravilla durante un rato, vimos un memorial y luego volvimos a la carretera principal. Al cabo de un rato llegamos a otro cruce y nuestros caminos se separaron, ya que yo quería intentar ir más hacia el norte antes del anochecer y buscar dónde acampar. Me dio su contacto y me dijo que le llamase cuando pasase por Helsinki.

Antes de irse me dio un último consejo: estaba cerca de la región de Laponia, y me dijo que había muchos renos sueltos y que era peligroso para los coches, y aún más para las motos. Le di las gracias y efectivamente, poco después vi el primero, trotando con calma por la carretera. Ralenticé la marcha y lo pasé, pero desapareció en el bosque antes de que pudiese hacerle una foto. Después de eso, vi docenas.

Sobre las 7 de la tarde paré a comprar algo de comida y luego empecé a buscar un sitio donde pasar la noche. Había lagos por todas partes, y me apetecía buscar un camping cerca de la orilla y quizá nadar un poco, y al cabo de unos kilómetros del último pueblo, vi la entrada a un camping. Pregunté y sólo costaba 7€, así que decidí parar allí, estaría bien poder darme una ducha. El camping era una extensión de césped sin delimitaciones y podías plantar la tienda donde quisieras. Acampé y como aún era temprano, limpié y engrasé la cadena, desmonté las maletas de la moto y reorganicé mis cosas, deshaciéndome de algunos trastos que no había usado ni iba a usar, intentando reducir un poco el peso.

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También me dediqué a reparar las cintas que aguantan el depósito de reserva de gasolina. Las vibraciones habían conseguid cortar una de ellas y la otra estaba a punto de partirse, así que reparé una y reforcé la otra con cinta americana.

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Solo me había encontrado con vibraciones realmente malas en Kazakstán, así que me sorprendió ver que las cintas habían fallado. Después de descubrirlo cuando se rompió la llanta, até el bidón con pulpos a la espera de una solución mejor. Había comprado el conjunto, bidón, soporte y cintas en Touratech, y se supone que sus productos son de alta calidad y están pensados para este tipo de viajes. Dudo de que las cintas hubiesen aguantado más de una semana en Kazakstán, así que me sentí estafado. Hice alguna fotos y van a tener noticias mías en cuanto llegue a casa.

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Preparé la cena en mi hornillo y luego me senté al lado del lago antes de meterme en la tienda a escribir un rato. Era un momento mágico, y me sentí relajado como no lo había estado en semanas, en total harmonía con lo que me rodeaba. Esto era lo que estaba buscando. Con la mirada perdida en el lago, mi moto y mi tienda detrás de mí, sentí que no necesitaba nada más.

Era casi medianoche cuando me metí en la tienda, y aún había suficiente luz para poder estar sentado fuera y leer un libro sin problemas. Me pregunté si llegaría a oscurecer del todo esa noche.

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#77 WiFi en el bosque

Mensaje por Rixelieu »

Día 36 – Martes 30 de julio – de 5km al norte de Ruka a 10km al norte de Ivalo (429km)

Me levanté poco antes de las 6 am y a pesar de que me tomé mi tiempo para desayunar y recoger todo, cogí la carretera bastante temprano. Me había quitado las capas térmicas del traje el día anterior ya que hacía mucho calor, pero hoy el día se levantó nublado y fresco, así que a las 10am, visto que la cosa no iba a mejorar, paré, las volví a poner y cambié los guantes por los de invierno.

Había elegido una ruta cercana a la frontera para evitar las carreteras principales otra vez, y estuve toda la mañana solo, por carreteras desiertas que me llevaron a través de lagos, bosques y pantanos. El paisaje era bonito, pero en la mañana fría y gris también era desolador en ciertos momentos y podía imaginarme con facilidad lo duro que debía haber sido el invierno para los soldados pobremente equipados que tuvieron que atravesar estas tierras.

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Hacia mediodía ya había cubierto mucha distancia, y el día había mejorado un poco. Paré en un café para comer algo y charlé un momento con un par de moteros suizos que bajaban de Noruega. Me dijeron que el tiempo había sido miserable las últimas semanas. Eso me preocupó un poco, ya que contaba con acampar todo esta parte del viaje en Finlandia, Noruega y Suecia…

Viendo que era temprano y estaba avanzando mucho, empecé a estudiar opciones. Era demasiado temprano para dar el día por terminado y parar a dormir en Finlandia, así que podía continuar e intentar llegar tan cerca el Nordkapp como fuese posible para estar allí temprano al día siguiente y acampar ya de bajada por la costa Noruega o podía seguir recto hacia el norte en vez de tomar la ruta principal hacia el noroeste y luego reseguir la costa noruega hasta llegar al Nordkapp por la nochey poder ver el sol de medianoche. Al final sin emabargo, un dolor muscular agudo en el pecho, seguramente de dormir en una postura rara la noche anterior, me hizo decidirme a ir hasta la última población principal en Finlandia y buscar un sitio para dormir.

Iba a ir un poco más lejos antes de empezar a buscar sitio, ya que sólo eran las 6 pm, pero entonces vi un indicador que señalaba un camping al lado de un lago, y tuve la sensación de que sería un buen sitio. Siempre me he fiado del instinto cuando se trata de encontrar un buen sitio, y normalmente siempre ha funcionado bien. Esta vez no fue ninguna excepción. El camping era más caro que el anterior (15€ la noche), pero las instalaciones compensaban el precio con creces, especialmente el hecho de que a pesar de ser un bosque al lado del río tenían wifi, lo que suponía que podía escribir este post estirado en mi saco.

Como era temprano decidí dedicar la tarde a relajarme, y me fui al lago a darme un baño. El agua era cristalina y muy fría, pero me sentó divinamente. Me estuve una hora setnado al sol, secándome y leyendo mi nuevo libro: Fahrenheit 451.

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Justo antes de irme a la cama estaba yendo hacia el lago otra vez a hacer unas cuantas fotos, ya que el cielo estaba de un color violeta precioso con el sol de medianoche, cuando vi un hombre llegar en bicicleta y parar al lado de mi tienda. Vi que tenía algo escrito en la espalda y cuando me acerqué vi que ponía “10.000km”. Le dije que esa era la distancia que yo llevaba hecha en la moto, y me dijo que estaba dando la vuelta a Escandinavia en 8 semanas, haciendo hasta 260km por día. O mejor dicho por noche, pues prefería viajar de noche. O de día, ya que no oscurece aquí arriba… Bueno, es un poco confuso…

Le dije hacia donde iba y me recomendó un par de sitios que ver, uno más al este que el Nordkapp, el otro, 9km a pie desde el Nordkapp, que es el auténtico punto más al norte de Europa. Sonaba todo muy tentador, mañana decidiré cómo planifico la ruta del día.

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#78 Tanahorn

Mensaje por Rixelieu »

Día 37 – Miércoles 31 de julio – de 10 km al norte de Ivalo a Berlevag a 6km de Bekkarfjord (626km)

Decidí que ya que tenía aún 12 días para lelgar a Helsinki, y probablemente no volvería a tener la oportunidad de explorar esta parte del mundo en moto, seguiría el consejo que me habían dado el día anterior y daría un pequeño rodeo para visitar algunos lugares.

El primero, y el que el hombre que había conocido la noche anterior había insistido más en que tenía que visitar era el Tanahorn, un pico en la costa cerca de Berlevag, tres fjords más al este del Norkapp, desde donde me había dicho que tendría unas vistas fantásticas si el tiempo era bueno. Lo llamaba “su Nordkapp”, y eso fue lo que me hizo decidir visitarlo. A mi padre le apasiona la montaña y todo lo relacionado con ella, y tiene algunos sitios a los que también llama suyos. Cuando habla de uno de esos lugares sé que es un lugar especial, normalmente lejos de lo que la mayoría de gente visita y de una belleza excepcional, así que cuando oí a aquel hombre describirlo con esas palabras no me pude resistir a visitarlo.

Me llevó toda la mañana ir hasta allí, incluyendo cruzar la frontera con Noruega. Una vez en tierra de fjords, tenía que ir mucho rato hacia el norte por una carretera que luego tendría que deshacer, ya que no llegaba a ninguna otra parte, pero solo las vistas ya valían la pena.

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La carretera seguía la costa cerca del agua, serpenteando a lo largo del fjord, el día era precioso y el aire fresco, era otra carretera para poner en mi lista de favoritas. Cuando llegué a Belevag aún tuve que hacer unos kilómetros más por una carretera sin asfaltar, y luego vi un par de coches aparcados y un indicador que señalaba el camino colina arriba. Dejé todo en la moto y empecé a andar vestido con el traje y las botas, ya que hacía algo de frío y como sólo eran 3km no me molesté en cambiarme.

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Al cabo de poco estaba sudando y tuve que quitarme la chaqueta y llevarla bajo el brazo. El camino subía suavemente por las lomas y pronto apareció el Tanahorn. Era un pico de rocas afiladas que destacaba sobre el resto, con un montículo de piedras construido arriba del todo.

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En unos 20 minutos más llegué arriba y las vistas merecían la pena el haber dado el rodeo y andado hasta aquí.

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El cielo estba despejado, y tenía una vista perfecta del mar y los fjords de los alrededores, los acantilados la las laderas rocosas que se extendían hasta las playas, cubiertas de trozos de madera que el mar había traído de Siberia. Era impresionante.

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Cogí el libro de firmas y dejé una nota rápida. Luego me senté a relajarme y disfrutar de la sensación del sol en la cara durante un rato antes de volver a bajar, ya que aún me quedaba mucho hasta el Nordkapp y no estaba seguro de llegar ese mismo día.

De vuelta a la moto, estudié la ruta en el GPS y dudé entre ir directo al Nordkapp o subir a la siguiente punta entre aquí y allí, donde se encontraba el faro más al norte de Europa. Intentar llegar al Nordkapp ese mismo día sería demasiado, así que decidí tomármelo con calma y visitar el faro.

Tuve que deshacer mucho camino y para cuando volví a la carretera principal ya era tarde y estaba bastante cansado. Empecé a subir por la carretera que llevaba a Mehamn, pero me dí cuenta de que llegaría bastante tarde, así que decidí buscar un lugar donde plantar la tienda y pasar la noche.

Se puede acampar en cualquier sitio en Noruega siempre y cuando sea a más de 150 metros de una casa, lo que suena muy fácil, pero el terreno es difícil y cuesta encontrar un buen rincón. Al cabo de un rato lo encontré. Era una suave pendiente de hierba que llevaba al final de un pequeño fjord, apartado de la carretera, con vistas agradables y fácilmente accesible con la moto. Bajé y acampé.

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Sin embargo, las cosas empezaron a torcerse rápido. Cuando intenté preparar la cena, mi hornillo decidió dejar de funcionar, así que tuve que recoger madera y hacer un pequeño fuego parar poder comer caliente. Luego, cuando me metí en la cama, empezó a soplar un viento muy fuerte. No era constante, eran rachas súbitas que soplaban con mucha intensidad durante unos minutos, en una dirección distinta cada vez. Sacudía la tienda y hacía mucho ruido, y para empeorar las cosas, sobre las 4 am, escuché un ruido raro fuera. Abrí la tienda y descubrí que el viento había conseguido tumbar la moto, que estaba tumbada de lado. La puse de pie, vi que no había nada roto y la giré para que ofreciese menos resistencia al viento.

Me metí en la tienda otra vez e intenté dormir un poco.
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#79 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por angel_vstrom »

Te tengo que decir que un día vi tu crónica y la vi tan larga que me dediqué a ver unas cuantas fotos.

Esta tarde, que tenía un rato libre, me he puesto a leer y me la he zampado de una sentada. Gracias a que no he tenido meneo en la oficina, la he devorado desde el principio hasta el final y me ha encantado. Me gusta también mucho como escribes y cómo describes.

Sigue así, esperamos ya la siguiente entrega.

Saludos.
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Rixelieu
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#80 El Nordkapp

Mensaje por Rixelieu »

Día 38 – Jueves 1 de agosto – De 6km de Bekkarfjørd a Slettnes al Nordkapp (609km)

El fuerte viento me despertó a las 6 am y ya que no había manera de volver a dormir con tal escándalo, me levanté. Me arrastré fuera de la tienda y me encontré con la moto en el suelo de nuevo, y cuando la levanté vi que esta vez se había roto el intermitente delantero izquierdo. Los intermitentes delanteros sobresalen mucho en una V-Strom, es un diseño bastante malo, y son lo primero que se rompe cuando la moto va al suelo, pero no me podía creer que después de haber hecho tanto camino y haber sobrevivido caídas en el desierto en Kazakstán, tuviese que pasar aquí.

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El viento soplaba tan fuerte que no me fiaba de dejar la moto allí mientras recogía todo y me preparaba para irme, así que plegué la tienda tan rápido como pude peléandome con el viento, lo enganché todo a la moto y salí por piernas de allí sin ni tan solo desayunar. Tampoco hubiese podido, sin el hornillo.

En cuanto encontré un lugar más resguardado, paré y enganché los trozos de intermitente con cinta americana. La reparación parecía sólida, así que pensé que lo dejaría así en vez de intentar encontrar uno nuevo que seguramente costaría una fortuna aquí.

Hice los 100km que no terminé el día anterior y como suele pasar, vi un montón de sitios ideales donde podría haber pasado la noche si hubiese continuado un poco. Se me estaba terminando la gasolina, así que miré en le GPS y vi que había una gasolinera en Mehamn, el último pueblo antes del faro. Sin embargo, cuando llegué allí el surtidor no funcionaba, y el encargado me dijo que podía esperar hasta las 4 o las 5 de la tarde o ir hasta Kjøllefjord, lo que suponía deshacer 13km hasta el último desvío y luego hacer 23km hasta el pueblo. Llegué allí con la última barra del indicador de gasolina parpadeando, rogando que la gasolinera estuviera abierta, ya que la última estaba a más de 100km al sur. Lo estaba, y despúes de llenar el depósito volví a subir a la carretera principal y fui hasta Slettnes, donde estaba el faro.

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Eran las 10 am y estaba en medio de la nada, así que no había ni un alma en el faro. Este era mi Nordkapp privado, lejos de los turistas. El faro estaba hecho de metal, el único de este tipo en Noruega y el faro más al norte de Europa. Di una vuelta por allí y me fui hacia el Nordkapp, que estaba al otro lado del fjord. Casi podía verlo en la distancia, pero llegar hasta allí por carretera suponía un rodeo que me llevaría todo el día. Eso no era ningún problema, ya que el plan era llegar justo a tiempo de encontrar un cámping y luego hacer los últimos poco kilómetros hacia el Nordkapp después de cenar, a tiempo de ver el sol de medianoche.

En los últimos 100km, ya en la carretera que llevaba solo hacia el Nordkapp, empecé a ver lo que no había visto en toda la mañana – un montón de autocares y motos. El Nordkapp está en una isla, pero no hacía falta coger un ferry, ya que un túnel de 6km cavado en la roca pasa por debajo del mar y conecta la isla con tierra firme. Pasar por el túnel ya era una experiencia en sí, tenía una fuerte pendiente durente 3km y luego empezaba a subir de forma aún más pronunciada los otros 3km, como una V gigante. Al otro lado pasé de largo del pueblo principal, donde paran todos los cruceros de turistas, y cogí la carretera que subía por la montaña hasta llegar al Middnatsol Camping, el último antes del Nordkapp.

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Paré, acampé y me preparé la cena viendo pasar autocares y motos por la carretera por debajo de mí. A las diez y media, cogí la moto e hice los últimos pocos kilómetros.

Era una sensación extraña, llevaba más de un mes en la carretera y ahora iba por fin a alcanzar el punto donde daría media vuelta y empezaría la vuelta a casa. Tuve suerte y no había nada de tráfico en el último tramo, así que fui lento y me tomé mi tiempo para pensar en todas las cosas que había visto y en toda la gente que había conocido en la carretera. Había sido una experiencia intensa, muchas emociones y muchos kilómetros condensados en pocas semanas. Un experiencia que nunca olvidaría.

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Entonces lo vi. Allí delante, el Nordkapp. El punto más septentrional de Europa. Había conseguido llegar aquí desde el desierto en Kazakstán, en una moto con tantos kilómetros que la mayoría de gente se la hubiese quitado de encima hacía tiempo, con una llanta trasera reparada por un mecánico en una barraca en Rusia, con el traje cubierto con el polvo, suciedad, lluvia e insectos de 12 países diferentes.

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Pagué el peaje (sí, hay que pagar para entrar en el Nordkapp y no es barato), aparqué mi V-Strom en una larga fila de GS, me quité el casco y los guantes y anduve hasta el punto donde termina Europa.

Era aun temprano, y el sol estaba escondido tras algunas nubes bajas flotando sobre el mar, así que di una vuelta por el complejo y visité el museo, el audiovisual, el mirador King’s View y la tienda de souvenirs, donde compré la obligada pegatina para la moto.

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A las 23:30, encontré un rincón en la baranda libre de turistas y esperé a que el sol asomase por debajo de las nubes. Era como una puesta de sol normal, hasta que te dabas cuenta de que al contrario de una puesta de sol normal, el sol no se movía solo hacia abajo, sino también de lado. De hecho, se desplazaba más rápido de izquierda a derecha que hacia abajo. A medianoche, rozó el horizonte y luego empezó a elevarse otra vez. Un nuevo día había empezado, y había visto la puesta y la salida del sol en el espacio de una hora.

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#81 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por sharkblack »

:clapping: Estoy emocionado. :clapping:

:drinks:
Un apasionado más.......
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#82 Lluvia y niebla en los fjords

Mensaje por Rixelieu »

Día 39 – Viernes 2 de agosto – del Nordkapp a Alteidet (343km)

Unos pocos kilómetros antes del Nordkapp hay un pequeño aparcamiento y un camino que sale hacia la izquierda. Lleva a Knivskjelodden, que es el punto verdaderamente más al norte de Europa, pero sólo se puede acceder a él caminando 9km. Mi plan para esta mañana era ir hasta allí y luego dedicar el resto del día a ir tan al sur como pudiese, pero no iba a ser así. Me desperté a las 6 am al oír el sonido de la lluvia golpeando la lona de mi tienda, y pensé dos cosas. La primera, que no iba a poder hacer la excrusión hasta Knivskjelodden, ya que no tenía calzado para andar 18km en terreno mojado y mantener los pies secos, y la segunda, que iba a tener que guardar la tienda mojada, cosa que no hace nada de gracia. Dormí un poco más, esperando que parase la lluvia, pero a las 10am aún caía, así que decidí irme.

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A veces se paga mucho dinero por algo que no ofrece nada en particular mejor que la competencia, como por ejemplo cualquier cosa con una “i” delante del nombre o un Volkswagen, y a veces un diseño es tan inteligente que justifica su precio. Por suerte, mi tienda se encuentra en la segunda categoría, y hoy descubrí que puedes desmontar y plegar la parte interior sin quitar la lona exterior ni los palos, lo que significa que tanto tu como la parte de la tienda donde duermes están secos durante el proceso. Una vez hecho esto y con todas las cosas empaquetadas bajo la protección de la capa exterior, plegué el resto, lo puse en la moto y me fui.

Había niebla, llovía y hacía frío, así que antes de salir estudié una lista de campings y campos de cabañas a lo largo del camino que iba a seguir para tener distintas posibilidades de parar a dormir. Si el tiempo mejoraba, iría más lejos, si no, pararía y buscaría alojamiento.

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Casi 350km más tarde, estaba helado, y mis guantes supuestamente impermeables estaban empapados. Por suerte tenía puños calefactados en la moto, así que tenía las manos calientes, cosa que no podía decirse de mis pies. El cielo estaba completamente tapado y no tenía pinta de mejorar pronto, así que decidí parar. Miré el mapa y encontré un camping que también tenía cabañas de madera, justo lo que necesitaba para secar todas mis cosas, incluida la tienda, y pasar el resto de la tarde poniendo el blog al día.

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Pagué y me dieron las llaves para una cabaña, tendí todas mis cosas, puse la calefacción a tope y me fui a la cocina, donde por primera vez desde que entré en Noruega tuve un rato para sentarme y calcular costes.

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Me horroricé al descubrir lo caro que era el país, y no había mucho que pudiese hacer para evitarlo. Podía acampar por libre si hacía buen tiempo, pero la gasolina y la comida aún eran un gasto importante, y la cabaña hoy y la entrada al Nordkapp el día anterior ya habían hecho mella en el presupuesto. No tenía plan más que estar en Helsinki el día 12, donde iba a reunirme con mi novia para hacer las tres últimas semanas del viaje juntos, así que no sabía cuán al sur quería ir por Noruega antes de cruzar a Suecia o Finlandia. Visto los precios aquí, pensé que bajaría por los fjords uno o dos días más y luego tiraría hacia el este.
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#83 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por JB. »

jod*r socio, me he metido en tu blog y me he zampado la crónica completa. :ok:
Alucinante, me ha gustado mucho. :grin:
Un saludo.
En toda guerra todo el mundo pierde, pero tu fracaso es más dulce si triunfas sobre tu enemigo.
"El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala".
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#84 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por jpbullas »

Ya haras un resumen d costes y planeamiento realizado... x si alguien "nos" animaramod
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#85 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por Rixelieu »

jpbullas escribió:Ya haras un resumen d costes y planeamiento realizado... x si alguien "nos" animaramod
Sí, cuando termine de colgar la crónica aquí haré un poco de resumen sobre cómo fue todo el material y la moto y los costes :good:
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#86 Una casa con vistas

Mensaje por Rixelieu »

Día 40 – Sábado 3 de agosto – De Alteidet a Narvik (427km)

Hoy decidí que tenía que mantener los gastos a raya si quería tener dinero para disfrutar de la última parte del viaje, así que antes de ponerme en camino por la mañana volvía a la cocina a aprovechar lo que me quedaba de la conexión wifi que había pagado y mandé unas cuantas solicitudes de CouchSurf para las tres siguientes ciudades, con la esperanza de tener suerte a pesar de mandarlas tan tarde.

Mi tienda y la ropa de moto se habían secado durante la noche, lo empaqueté todo y dediqué un poco de tiempo a reorganizar los bultos en la moto. Había estado cargando con un neumático viejo desde Volgogrado ya que me servía de hueco para dejar las bolsas de comida y la funda de la moto, y hacía de soporte para la bolsa Ortlieb con la mayoría de mis cosas, pero también ocupaba todo el portaequipajes y el asiento del pasajero, así que me deshice de él y ahora tenía que encontrar una forma de reposicionar el equipaje para hacer sitio para mi novia, y quería experimentar con distintas distribuciones del peso antes de recogerla. Hoy coloqué la funda de la moto debajo de la bolsa Ortlieb para evitar que se desgarrase con las cabezas de los tornillos de las barras de soporte que había construido para los neumáticos y até las bolsas de comida encima de cada maleta lateral. Quedaba espacio en el asiento del acompañante y además las bolsas de comida hacían de reposabrazos. Sin embargo había un problema con esta distribución, que descubrí unas horas más tarde.

El cielo estaba despejado y había salido el sol, no había ni rastro de la lluvia que me había arruinado el día anterior. Me pues buena música y salí a la carretera a disfrutar de uno de los mejores días del viaje.

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El paisaje había cambiado de los fjords de roca pelada barridos por el viento en el Nordkapp para dar lugar a unos más altos, cubiertos de bosque en la parte baja y con glaciares en los picos. Era una vista espectacular, y pensé que valía la pena pasar un par de días más por la costa a pesar de los precios. Era como estar en los Alpes, con los valles inundados de agua de mar con la superficies completamente en calma, reflejando las montañas y los barcos de pescadores como un espejo.

Paré un par de veces, una a por gasolina y otra para comer, y me encontré con moteros italianos en ambas ocasiones, una pareja en una Triumph que no hablaban Inglés y luego dos amigos que me facilitaron la comparación perfecta entre las dos motos que quizá me gustaría considerar para sustituir mi pobre V-Strom: uno de ellos iba en una GS Adventure y el otro en una KTM 990 Adventure. Hablé con el de la KTM, que dominaba el inglés, y me dijo que la GS era genial para hacer viajes largos, era muy cómoda y tenía una autonomía excelente, pero no se desenvolvía demasiado bien en lo que no fuese pistas en buen estado. La KTM, por su parte, tenía mucha menos autonomía, unos 250km, pero era muy divertida en la carretera y podía meterse por cualquier sitio fuera de ella. Y era mucho más barata.

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Después de comer me di cuenta de que la cadena hacía un ruido raro cuando salía en primera, e iba empeorando poco a poco. Pensé que quizá la había dejado demasiado tensada cuando la limpié y engrasé por última vez un par de días atrás, así que decidí buscar un sitio para parar y mirarla. Encontré un área de descanso, las hay a montones en Noruega, y puse la moto en el caballete. O lo intenté. Normalmente era difícil con todo el equipaje, pero ahora que había puesto el peso más atrás para dejar sitio para la pasajera, era imposible. Tuve que quitar las bolsas de comida y las herramientas antes de poder levantarla.

Miré la cadena y efectivamente estaba demasiado tensada. Ya que estaba en ello y había llovido el día anterior, también la limpié. Cuando volví a la carretera el ruido había desaparecido. Había comprobado el teléfono cuando paré y vi que tenía una respuesta de un anfitrión en Narvik, que era a donde me dirigía esa noche, lo que era fantástico, no me esperaba encontrar un sitio tan tarde y ya estaba pensando en buscar un rincón para acampar.

Llegué a Narvik pasadas las siete de la tarde y encontré la dirección, era una casita que daba al fjord.

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Alf Tonny, mi anfitrión, me estaba esperando fuera, entré en el camino para el coche, saqué las cosas de la moto y tras una ducha rápida ya estaba sentado en la terraza tomando té, charlando y disfrutando de las vistas. Poco después, un amigo suyo vino a traerle una mesa nueva para la sala de estar y se unió a nosotros. También le interesaba la historia y estuvimos hablando de algunos de los puntos más interesantes de mi viaje. Antes de irse hacia su casa, le di la dirección del blog y le invité a visitarme en Barcelona. Luego volvimos adentro y vino otro amigo de Alf con una botella de vino, así que decidí dar por terminado el blog y relajarme un rato.

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#87 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por Magnificstrom »

La única palabra que define todo esto es IMPRESIONANTE !.

:drinks:
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#88 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por Rixelieu »

Por cierto, el cielo en esa última foto con la botella de vino y las copas... era la una de la madrugada!
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#89 Nada es impermeable...

Mensaje por Rixelieu »

Día 41 – Domingo 4 de agosto – De Narvik a 10km al este de Mo i Rana (445km)

…si llueve lo suficiente. El sonido de la lluvia me despertó esta mañana, al mismo tiempo que Alf bajaba de su habitación y los dos nos dábamos cuenta de que teníamos un poco de resaca. La copa de vino se había convertido en un par de botellas que nos terminamos con Bjorn mientras disfrutábamos de lo que dijeron que era una noche inusualmente cálida en la terraza. Para aprovechar al máximo el buen tiempo, Alf puso en marcha la barbacoa y comimos carne a la brasa a medianoche, que estaba deliciosa. Luego el vino dio paso a licor destilado en casa, lo que llaman moonshine, y a eso de la 1, mientras empezaba ya a hacerse de día otra vez, empezó a chispear un poco, así que trasladamos la fiesta al interior hasta las 5 am. Lo pasé genial con Alf y Bjorn, y descubrí nueva música.

Alf me ofreció quedarme un día más, y estuve muy tentado de hacerlo, ya que llovía bastante esa mañana y no tenía muchas ganas de hacer otra jornada larga bajo la lluvia, pues significaría tener que pagar por algún tipo de alojamiento al final de día para secar el equipo antes de continuar y los precios eran demasiado altos. Comprobamos la previsión del tiempo y parecía que la lluvia no iba a durar, se supone que el sol iba a salir por la tarde y no iba a llover en Mo i Rana, 400km al sur, así que decidí esperar un rato y luego irme. Miramos un par de capítulos de una comedia que no conocía, Better Off Ted, que me gustó mucho. Cuando vuelva a casa la bajaré. (No bajéis cosas niños, es ilegal, comprad los DVDs)

A mediodía cargué la moto y me puse en camino bajo la lluvia, con la esperanza de que pararía pronto. 80km más al sur, seguía lloviendo con fuerza, e imaginé la escena en las oficinas del servicio meteorológico esa mañana: dos meteorólogos sentados delante de un ordenador, preparando la previsión del día, y uno le pregunta al otro “¿qué tiempo crees que va a hacer?” y el otro contesta “no tengo ni la más remota idea”, así que el primer dice “bueno, pues pondré el símbolo de sol-nube-lluvia, así seguro que uno de los tres es correcto”.

Así que cuando llegué al primer ferry de mi viaje por Noruega me pregunté cuánto tiempo iba a tener que esperar bajo la lluvia para que apareciese el ferry. Me alegré mucho de verlo venir nada más pararme en la rampa detrás de los únicos dos coches que estaban haciendo cola, y pensé que no tardaríamos mucho. Efectivamente, amarró, los coches desembarcaron y se nos acercó un chaval con un terminal de tarjetas de crédito en la mano para cobrarnos la travesía. Eran casi 8€, pero no había alternativa, la carretera terminaba allí. Mientras se iba hacia otros dos coches más que habían aparecido entretanto, me puse otra vez los guantes, preparado para embarcar, pero para mi desesperación, allí no se movía nadie. Parecía que el ferry iba a esperar a que hubiese suficientes coches para llenarlo antes de zarpar, y con el poco tráfico de esa mañana, tuve que esperar media hora en la lluvia. Genial

Finalmente nos permitieron subir a bordo, y aparqué la moto casi delante del todo. Por razones de seguridad, no se permitía a los pasajeros quedarse en la cubierta para coches durante la travesía, así que bajé a la cubierta inferior, donde había un salón con mesas y bancos, esperando que el mar no estuviese demasiado agitado, ya que no me hacía nada de gracia la idea de que la moto se volviese a caer, especialmente contra la cubierta de metal. Entré en la cubierta para pasajeros con el traje chorreando de agua y la gente mirándome raro, busqué un rincón tranquilo enfrente de una abuela haciendo ganchillo y aproveché que estaba en un sitio cubierto y caliente para comer. Justo cuando acababa de recoger la comida, la gente se empezó a levantar y volver a los coches, ya estábamos en el otro lado del fjord. Subí, me puse el casco y los guantes mojados y desembarqué. Me sorprendió ver que el tiempo había mejorada en los 20 minutos que duró la travesía, aún estaba nublado pero ya no llovía. El traje estaba empapado, pero la capa impermeable estaba haciendo bien su trabajo y yo estaba seco y cómodo, pero lo mismo no podía decirse de los guantes. Se supone que eran impermables, pero en menos de una hora el agua ya los había traspasado. Puse los puños calefactados a tope para mantener las manos calientes y esperé que el sol saliese pronto.

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No lo hizo hasta que prácticamente había terminado la jornada, pasado Mo i Rana y cerca de la frontera sueca, donde paré a pasar la noche. Solo paré una vez a poner gasolina y otra en el punto en el que salía del círculo polar Ártico, donde había un monumento y una tienda de souvenirs. Estuve a punto de comprar una pulsera, pero la calidad de la impresión era pésima y el precio ridículamente caro, así que solo hice unas cuantas fotos, hablé con un chico que se dirigía al norte desde Alemania con una Harley y seguí mi camino.

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Había visto en el mapa que la frontera con Suecia estaba a unos pocos kilómetros de Mo i Rana, así que decidí cruzar y quizá buscar un camping en vez de acampar por libre, ya uqe los precios tenían que ser por fuerza más razonables que en Noruega, donde tenías que pagar como mínimo 20€ solo para plantar la tienda, y encima pagar la conexión a internet aparte… Al final sin embargo salió el sol y las nubes desaparecieron por completo, y la zona cerca de la frontera era preciosa, así que decidí buscasr un buen lugar y acampar. Encontré un área de picnic un poco apartada de la carretera, al lado de un estanco, y pasé allí la noche.

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#90 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por Tricondo »

¡Indescriptible y sensacional!
Excelente estilo narrativo, un compañero Argentino diría que sois grosso, jejeje. :grin:
Pues me ha gustado todo el viaje, echo de menos que no hayas subido más fotos. :descojono: consulté el blog y encontré más, pero para un viaje así, por más fotos, nunca serán suficientes.

Fue una gozada leer todas las peripecias del recorrido, cuando leo crónicas como las tuyas y enfrento alguna situación complicada en el camino; recuerdo los relatos de auténtico terror de mis compañeros y me digo a mi mismo: ¡pamplinas! que no vamos tan mal, adelante...

Cuántos de nosotros nos hemos quedados varados en el camino, sin un alma a la vista, ordenando nuestros angustiados pensamientos en busca de la mejor opción (si es que hay una, jejeje) :help: y es en estos momentos cuando surge en cada uno de nosotros, el verdadero motero que llevamos dentro. :crazy:

A veces la suerte que todo buen motero carga consigo, como si se tratase de un superpoder propio de los moteros, surge como flor del desierto, pero en otras ocasiones no hay más que empujar y empujar :descojono:

Lo de Chernobyl ni hablar, no me acercaría a una fuente radiactiva aunque me pagaran, lo he platicado con algunos compañeros y ninguno lo haría, el cáncer y los defectos genéticos es algo terrible de ver y mucho más experimentar, espero que no lo vuelvas a hacer. :diablo:

La parte del viento cruzado me hizo recordar un tramo de una carretera dónde su fuerza es sencillamente endemoniada y que si te detienes un instante, el viento te sacará del camino sin miramientos.

En fin, un fuerte aplauso :clapping: y os dejo la tinta que el cronista aquí es Ud. :hi:

Saludos Tricondo
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#91 Adiós Noruega

Mensaje por Rixelieu »

Día 42 – Lunes 5 de agosto – De 10km al este de Mo i Rana a Umeå (506km)

Quería limpiar y engrasar un poco la cadena otra vez esta mañana, ya que seguía haciendo un ruido que no me gustaba, y pensé que dedicaría un rato a ella cuando me levantase. Estaba nublado, pero no parecía que fuese a llover, así que desmonté y guardé la tienda y luego me dediqué a la cadena por si acaso. Fue una buena decisión, ya que poco después, mientras desayunaba, empezó a llover. Por suerte esta vez no duró mucho y al cabo de pocos kilómetros tuve que parar a quitarme capas, ya que empezaba a hacer calor.

El paisaje era precioso, y ya que mi anfitriona en Umeå trabajaba hasta las 5 pm me tomé mi tiempo para llegar hasta allí, parando a hacer fotos e incluso dando un pequeño rodeo para hacer un poco de offroad y explorar las pistas que hay en los bosques.

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Paré a comer en un área de picnic muy agradable con lo que seguramente era el lavabo más mono que he visto hasta el momento en el viaje, y a las 7 pm ya había llegado a mi destino, tras una última parada para llenar el depósito y descubrir que los precios volvían a ser razonables. Eso era algo que no iba a echar de menos de Noruega.

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Lena, mi anfitriona, era muy simpática y nos llevamos bien enseguida. Me ofreció un café y me recomendó algunos lugares que visitar al día siguiente, así como un sitio cercano donde podía alquilar espacio para hacer la revisión de la moto yo mismo y ahorrar algo de dinero.
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#92 Self Service

Mensaje por Rixelieu »

Día 43 – Martes 6 de agosto – Umeå (0km)

Por la mañana fui a pie hasta la estación de servicio donde Lena me había dicho que seguramente podría hacer la revisión de la moto yo mismo para ver si era posible y preguntar cómo funcionaba. Llevaba todas las herramientas y recambio conmigo excepto el aceite, ya que originalmente contaba con hacer las revisiones a la moto yo mismo en medio de la nada, y ahora, a pesar de que sería más fácil y práctico buscar un taller, quería hacerlo yo mismo para ahorrar algo de dinero que vendría muy bien, pero el problema era desahacerme del aceite usado adecuadamente, no quería simplemente tirarlo en medio del campo.

Cuando llegué a la estación de servicio vi un edificio con seis puertas de garaje en la parte de detrás, un par de ellas abiertas, una con un hombre limpiando el coche con una manguera a presión y otra con un coche en un elevador hidráulico y dos hombre trabajando debajo, así que pensé que ese debía ser el lugar correcto. Entré a preguntar en la gasolinera y me dijeron que los garajes se alquilaban por minutos, y que contaban con instalaciones para reciclar aceite, así como agua y aire a presión. Estaba, no lo olvidemos, en el país que inventó Ikea, y el hágalo usted mismo es muy popular aquí. Se puede alquilar herramientas o espacio para hacer prácticamente cualquier cosa imaginable uno mismo. Me dieron las llaves para el garaje numero 2 pero había un problema con los cubos para el aceite, estaban pensados para poner debajo de un coche en un elevador, así no había forma posible de meterlo dabajo de la moto, y levantar la moto con el elevador tampoco serviría de nada, ya que el cárter está en medio de la moto longitudinalmente, no a lo ancho. El chico de la gasolinera se fue a intentar encontrar una solución y al cabo de poco rato volvió con un cubo viejo que cortó por la mitad para poder meterlo debajo de la moto. ¡Bien!

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Me pasé toda la mañana allí, ya que no solo tenía que cambiar el aceite, sino también el filtro del aire, lo que implica desmontar el depósito de gasolina. Esta es una de las cosas que no me gusta de la V-Strom y definitivamente algo que tendré en cuenta cuando llegue el momento de sustituirla: lleva demasiados plásticos y se tarda mucho en quitarlos todos cuando toca hacer la revisión.

Cuando hube terminado, limpié la moto, cosa que no había hecho desde Astrakán, y la pobre estaba cubierta en varias capas de polvo, barro, insectos y trozos de plantas. Al final salió por 88€, incluyendo el precio del aceite, un juego de fusibles y un par de guantes de goma que compré. No está mal.

Dejé la moto otra vez en casa de Lena y me fui a ver algunas de las cosas que me había recomendado por la ciudad. Justo pasada la gasolinera había una pequeña colina cubierta de bosque, y me había dicho que allí había un museo al aire libre con casas tradicionales suecas, y también campamentos Sami, que habían sido transportados de diferentes partes del país hasta allí.

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Era una visita muy interesante, había granjas tradicionales, graneros, establos, almacenes, un molino y tres campamentos Sami, todos ellos edificios originales.

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Las explicaciones estaban en tres idiomas, incluyendo inglés, y también había un sistema de audio guías muy inteligente. De vez en cuando te encontrabas con un aparato metálico redondo montado en un poste con una manivela que había que hacer girar durante unos 20 segundos; eso generaba suficiente electricidad para que el aparato reprodujese la explicación. No hacía falta instalación eléctrica, ni baterías que cargar, ni equipos de audio guía que la gente pudiese robar ni nadie para distribuirlos. Muy práctico para una exposición al aire libre.

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Después de esto bajé hasta la ciudad y paseé por las calles hasta encontrar el río, y al lado del río, el edificio del museo de arte moderno que Lena también me había recomendado. Era un edificio nuevo, de estilo muy escandinavo: madera y cristal por fuera, paredes blancas y espacios abiertos por dentro, muy agradable. Tenía seis pisos y al igual que el museo al aire libre de la colina, era completamente gratuito.

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Cuando estaba a punto de terminar el último piso, Lena me mandó un mensaje de texto invitándome a un conceirto que iba a tener lugar esa tarde-noche en la playa. El plan sonaba muy bien, así que regresé al apartamento, donde conocí a una colega de Lena de la Universidad de Umeå, una mujer de Colombia que llevaba más de 20 años en Suecia y trabajaba en el departamento de español. Nos llevó en coche hasta la playa donde había el concierto y buscamos un buen sitio para estirar unas mantas y sentarnos en la arena. Había bastante gente de todas las edades, sentados en mantas o en sillas de picnic, y el ambiente era muy agradable. Era una especia de festival de música, y vimos varios grupos con estilos que iban del folk al jazz, incluyendo rock y versiones.

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Volvimos a casa sobre las 11 pm y antes de acostarnos tomamos un café, que se convirtió en una larga conversación sobre política, clichés, la UE, la enseñanza, y muchos otros temas interesantes, y terminamos yendo a la cama bastante tarde. Como Lena tenía que madrugar para ir a trabajar al día siguiente, nos despedimos antes de dormir y le di las gracias por su hospitalidad.

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Al final había decidido bajar por la costa sueca hasta Estocolmo y cruzar a Finlandia desde allí por varias razones: no era tan caro como pensaba y aún podía viajar dentro de mi presupuesto, me habían dicho que el paisaje en la costa era muy bonito y quería tener unos días para que me mirasen la cadena en un taller, ya que seguí haciendo ruido a pesar de limpiarla y engrasarla a menudo.
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#93 Lluvia y tapones para los oídos

Mensaje por Rixelieu »

Día 44 – Miércoles 7 de agosto – de Umeå a Tronboholmen (370km)

He llegado a la conclusión de que sólo llueve cuando decido acampar. Hoy viajé hasta que estaba cansado y luego busqué un camping; hubiese acampado por libre, pero no había tenido tiempo de mirar qué le pasa al hornillo y me apetecía algo caliente para cenar, así que después de menos de 400km paré. Parece que me canso más rápido después de tantos días en la carretera.

Seguí las indicaciones hasta un camping al lado de un lago, el sitio parecía agradable, el precio era razonable y tenían wifi en el bar, así que decidí pasar la noche allí. Planté la tienda y luego fui a darme un baño en el lago, ya que hacía una tarde cálida y soleada. Evidentemente, tras apenas diez minutos en el agua, unas nuves negras aparecieron de la nada, comenzó a tronar y relampaguear y cayó un diluvio. Me retiré a mi tienda y me pasé una hora leyendo hasta que pasó la tormenta. Una vez terminó, me duché y luego, como me apetecía una cerveza fría, fui al bar.

Cuando llegué vi que estaban preparando un pequeño escenario para un concierto y que la entrada al bar desde el camping estaba vallada. Di la vuelta hasta la entrada principal y cuando intenté entrar en el bar me dijeron que tenía que pagar 100 kr por la entrada. Bueno, esa sí que era buena, no iba a gastarme ese dinero y eso significaba que no estaba recibiendo algunos de los servicios por los que había pagado. Me fui a hacer la cena y luego escribí un rato antes de meterme temprano en la tienda, ya que no quería levantarme tarde al día siguiente, pues quería encontrar algún taller para la moto antes de ir hacia el hostal que había reservado.

Estaba en la tienda, mirando una película, cuando escuché algo de ruido fuera. Estaba sólo en la zona de tiendas, apartado de las cabañas y las caravanas, así que esperaba poder descansar tranquilo. Miré fuera y vi horrorizado un autocar descargando chavales con tiendas y guitarras. Para cuando terminé de ver la película, ya tenían una hoguera encendida y estaban cantando, así que parecía que no iba a dormir… Por suerte, había traído tapones para los oídos, así que me los puse y conseguí descansar tranquilo.
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#94 Gastos inesperados

Mensaje por Rixelieu »

Día 45 – Jueves 8 de agosto – de Tronboholmen a Estocolmo (344km)

Mientras me dormía el día anterior, escuchando el sonido distante de los adolescentes cantando a través de los tapones, pensé que me levantaría temprano, recogería las cosas y luego arrancaría la moto y la dejaría en marcha un rato, solo para despertarlos antes de irme. Cuando me desperté estaba lloviendo otra vez, así que tuve que esperar y esperar a que parase, sobre las 10 am, y cuando salí de la tienda no había ni rastro de los chavales.

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Sequé la tienda lo suficiente para guardarla y me fui hacia Estocolmo después de programar en el GPS la dirección de un par de tiendas de motos que salían en el listado como concesionarios Suzuki. Llegué a la primera, que estaba de camino hacia el centro, sobre las 3 pm, era un sitio enorme, con muchas otras marcas además de Suzuki. Entré en el taller y le expliqué al mecánico el ruido de la cadena, le echó un vistazo y me dijo que estaba completamente gastada y hacía falta cambiarla. También había decidido cambiar el neumático trasero, aún le quedaba algo de dibujo, pero definitivamente no lo suficiente como para llegar a Barcelona, y menos con una pasajera. Miraron y tenían un Metzeler en stock, así como un kit de transmisión para la V-Strom, lo que significaba que podía dejarlo todo listo antes de tirar hacia Helsinki. Les dije que volvería al día siguiente pero el mecánico me dijo que estaría demasiado ocupado y me ofreció que volviese en una hora y media, así que fui al hostal, dejé las maletas, conocí a un canadiense llamado Andrew que estaba en mi habitación y volví al taller.

A estas altura he pasado por muchos países diferentes, y si me preguntasen quiénes son los mejores y los peores conductores, seguramente podría dar una respuesta bastante certera, aunque sería probablemente algo sorprendente. Esperaba que los conductores suecos fuesen de los mejores, pero resulta que no es así. Evidentemente, obedecen las señales y respetan religiosamente los límites de velocidad, pero eso no los hace más seguros. Si tuviese que elegir los mejores conductores entre todos los que he visto, serían los Italianos. Sé que eso puede resultar sorprendente para muchos, pero permitidme explicar. Es cierto que los italianos conducen rápido, muy rápido, y también muy agresivamente, pero al contrario de lo que la mayoría de gente cree, no es la velocidad lo que es peligroso. En una buena carretera, con buenas condiciones meteorológicas y un coche en buen estado se puede ir rápido con total seguridad. No, no es la velocidad lo que es importante para la seguridad, lo que es realmente importante es ser consciente de lo que pasa alrededor del coche. Todo alrededor, delante, a los lados y detrás, y los italianos lo son, están al tanto de lo que pasa a su alrededor y se adaptan a ello. Los suecos no. Van con la mirada fija hacia adelante, demasiado ocupados leyendo las señales y hablando por el móvil para darse cuenta de lo que tienen alrededor, ocupando felizmente el carril central o el rápido mientras hay coches detrás que quieren pasar, y causan unos atascos tremendos para entrar en la capital.

Para empeorar las cosas, para cuando terminaron en el taller y era hora de volver al hostal estaba diluviando, y cuando llegué tenía el traje completamente empapado, y entré chorreando por todas partes.

Al final la broma salió bastante cara, pero tenía que hacerse… Ahora la moto está preparada para la última parte del viaje.
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#95 Crafoord Place

Mensaje por Rixelieu »

Día 46 – Viernes 9 de agosto – Estocolmo (0km)

Crooford place es el nombre del hostal en el que me alojaba y era uno de los mejores que había encontrado en este viaje. Estaba en la última planta de un edifico que solía ser un hospital, las otras plantas acogían actualmente la facultad de informática de la Universidad de Estocolmo y un escuela secundaria, así que el sitio y los servicios que ofrecía estaban dentro de la línea de muchos otros hostales, lo que hizo mi estancia allí tan agradable fue la gente que conocí allí.

Andrew, el canadiense que mencioné en el último post, era muy simpático y antes de salir por la mañana a explorar la ciudad quedamos en encontrarnos en el hostal más tarde para ir a tomar una cerveza. Fui a hacer un poco de compra para los días siguientes y luego cogí el metro para ir hasta el puerto para ver dónde estaba la terminal de ferries y descubrir qué tenía que hacer y dónde tenía que ir para embarcar mi moto. La noche anterior había comprado un billete online, pero la única cosa que me dieron era un número de referencia, nada de instrucciones, así que quería dejar el tema resuelto ya que el ferry salía a las 7 am y el embarque era a las 6 am y no quería estar dando vueltas tan temprano sin saber dónde tenía que ir. Una vez conseguí toda la información de una chica muy simpática en la terminal, me dirigí a Gamla Stan, la isla donde se encuentra la parte antigua de la ciudad, y me pasé toda la mañana dando vueltas, haciendo fotos, perdiéndome por sus calles.

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Después de eso crucé el río a una isla más pequeña que había sido una base naval y que en la actualidad había sido reconvertida para uso público.

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Al otro lado de la isla había amarrados muchos barcos históricos que habían sido comprados y restaurados por particulares y que estaban inscritos en una asociación para preservarlos.

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El día estaba bastante nublado y caía una lluvia fina de vez en cuando, así que a media tarde decidí volver al hostal y ver si podía limpiar toda la ropa sucia que había acumulado. El día anterior había conocido a Andrés, un colombiano que era parte del personal. Había emigrado originalmente a España, donde trabajó para Sony unos años antes de que la crisis se dejase sentir y lo despidieran. Me sorprendió mucho descubrir que había vivido en Santa Coloma, al igual que yo antes de irme de casa de mis padres, y que hablaba catalán muy bien. Era un chico muy simpático y me dijo que había una lavandería a unas diez calles del hostal que costaba 150 kr, pero que podía lavarme la ropa en la lavadora que tenían en las dependencias del personal.

Mientras la lavadora terminaba, Andrew llegó al hostal y me dijo que había fichado más fente para salir esa noche, unas chicas británicas que acababan de terminar el instituto y estaban viajando por el norte de Europa. De vuelta a la habitación que compartíamos con 4 chicos más, había parado de llover y había salido el sol, y descubrimos que había una escalera metálica que salía de justo al lado de nuestra ventana, así que decidimos salir a explorar a dónde llevaba. Ya no estaba en Rusia, donde las normas de seguridad son inexsistentes, pero la larga lista de reglas que nos habían dado al llegar no decía nada de subir al techo, así que nos encaramamos a la ventana y subimos por la escalera. Tenía un par de metros y luego daba a una estrecha pasarela de metal que llegaba hasta el vértice del tejado. El sol se estaba escondiendo detrás de los edificios y teníamos una vista maravillos de toda la ciudad, nos sentamos allí un rato a disfrutar del momento.

De dentro, estuvimos charlando con otros huéspedes, y conocimos a un chico de 17 años de Londres que estaba haciendo un Interrail, un diseñador de joyas francés, un par de italianos, un par de holandeses y dos chicas rusas, todos gente muy simpática y abierta, el tipo de persona que hace que la experiencia de viajar a hostales sea tan agradable.

Por la noche cogimos el metro y salimos a la búsqueda de un bar con precios razonables, cosa que no es nada fácil en Estocolmo, pero al final conseguimos encontrar uno con la cerveza bastante bien de precio, donde nos quedamos hasta que cerraron, que fue demasiado temprano, ya que lo estábamos pasando genial. Decidimos volver andando hasta el hostal para ahorrarnos el billete de metro, una de las chicas británicas tenía el pié inflamado, pero había bebido la suficiente cerveza para pensar que era una buena idea.
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#96 Barbacoa Sueca

Mensaje por Rixelieu »

Dia 47 – Sábado 10 de agosto – Estocolmo (0km)

Un hecho curioso en el que me fijé por primera vez cuando vivía en el Reino Unido y que he visto confirmado cuanto más al este y al norte he ido en este viaje es que en los países con mal tiempo o clima frío la gente sabe aprovechar mucho mejor los días de sol que en España. Probablemente sea porque nosotros damos el buen tiempo por hecho y si no hacemos nada al aire libre hoy, habrá tiempo de sobra para hacerlo mañana y seguro que hará bueno. En los países fríos, un día soleado, el verano, sun acontecimiento, y no se dejan escapar.

Así que hoy, Andrés, el chico de Colombia, había organizado una barbacoa para toda la gente del hostal, cosa que estaba genial, ya que era una muy buena forma de relacionarse.

El día era perfecto, y pasé la mayor parte de él paseando por la ciudad antes de volver y hacer un poco de compra con Andrew.

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Nos procuramos unas hamburguesas, unos perritos calientes y cerveza, y cuando volvimos al hostal Andrés ya había encendido las barbacoas y la gente empezaba a reunirse en la terraza. Todo el mundo traía su propia comida, y mucho también trajeron cosas para compartir, Cedric, el chico francés, preparó una sopa tailandesa que estaba deliciosa, y los chicos holandeses, un cubo enorme de helado para los postres.

Lo pasamos en grande y nos quedamos allí fuera hasta el anochecer, cuando empezó a refrescar y nos fuimos hacia dentro. Para entonces la mayoría de gente ya se había ido hacia el centro, ya que era sábado, y yo me quedé un rato en la cocina con Andrés y otros dos chicos antes de dar la noche por terminada, ya que me tenía que levantar a las 5 am para coger el ferry al día siguiente.
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#97 La Princesa del Báltico

Mensaje por Rixelieu »

Día 48 – Domingo 11 de agosto – De Estocolmo a Turku (241km – en ferry)

Había dormido apenas 4 horas para cuando sonó el despertador a las 5 am, pero tenía 11 horas de ferry por delante, así que pensaba que aparte de ponerme al día con el blog, también recuperaría algo de sueño. Terminé de guardar en la maleta las cuatro cosas que no recogí por la noche tan silenciosamente como pude para no despertar a nadie y mientras empaquetaba encontré una nota de despedida de Andrew, un bonito detalle. No había nadie despierto en el hostal, así que me tomé un café solo en la cocina y luego cogí la moto por las calles desiertas hasta la terminal de ferrys, preparado para embarcar en el Baltic Princess justo pasadas las 6 am.

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El sol ya había salido y no había ni una nube en el cielo, era un día perfecto para pasarlo en la cubierta de un barco. Lo bueno de ir en moto es que te embarcan de los primeros, así que apenas había llegado a la cola cuando me indicaron que pasase a la parte de delante del todo, al lado de un motero ruso, y embarcamos entre los primeros vehículos.

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Dejé la moto un poco preocupado por que se tumbase si hacía mala mar, y fui a buscar un buen lugar para sentarme. Desgraciadamente, no había ninguna sección de asientos, y como tampoco había reservado camarote, vi que no iba a dormir nada. El único sitio donde me podía sentar era en la cubierta superior, pero por suerte el tiempo era bueno, así que no era un problema. A las 7:10, puntual como un reloj, el barco soltó amarras y comenzamos la travesía de 11 horas.

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Al cabo de solo una hora ya estaba tremendamente aburrido, y me empecé a preguntar cómo demonios la gente podía pensar que un crucero era algo genial. Escribir el blog y leer el libro que levaba conmigo mataron alguna horas, pero lo que realmente me salvó fue descubrir que había WiFi, una conexión pobre, pero suficiente para conectar el Whatsapp y poder charlar con los míos. Pasarse el día en la carretera y luego socializando en los hostales o con los amfitriones de CouchSurf no le deja mucho tiempo a uno para chatear.

A mediodía, el ferry hizo escala en Aland, una isla grande entre Suecia y Finlandia, y desde la cubierta superior escuché el rugido de Harleys. Me levanté para ver qué estaba esperando para embarcar y vi un gran grupo de motos en el puerto. Era el MC de Turku, que habían pasado el fin de semana en Aland y estaban de vuelta a casa.

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El resto del día se me pasó más rápido de lo que me esperaba, y para cuando el barco se acercaba a Helsinki me sorprendí a mi mismo de haberlo pasado mejor de lo que esperaba a bordo. El mar había estado muy calmado, y no me mareé nada, a pesar de pasar buena parte del día pegado a la pantalla del ordenador, y de todos modos no pasamos mucho tiempo en mar abierto, unos dos tercios del viaje había transcurrido entre pequeñas islas en las costas de Suecia, Aland y Finlandia.

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Media hora antes de desembarcar llamaron a todos los conductores a la cubierta de vehículos y cuando las puertas empezaron a abrirse, unas 40 Harleys arrancaron sus motores al mismo tiempo. El trueno que eso provocó reverberó en el enorme espacio de la bodega, haciendo saltar las alarmas de todos y cada uno de los coches que había allí, un sonido de mil demonios.

Llegué al hostal en solo diez minutos, y ya que era tarde y Turku era una ciudad residencial sin gran cosa que ver, me duché y me acosté, contento de pensar que al día siguiente iba a recoger a mi novia en el aeropuerto de Helsinki.
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#98 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por JB. »

Seguimos leyendo :ok:
En toda guerra todo el mundo pierde, pero tu fracaso es más dulce si triunfas sobre tu enemigo.
"El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que ya puedes coger la pala".
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#99 Re: BCN - Ulaanbaatar

Mensaje por Klimowicz »

Increible relato :ok:
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#100 Un feliz reencuentro

Mensaje por Rixelieu »

Día 49 – Lunes 12 de agosto – De Turku a Helsinki (302km)

Sólo había 155km, no 302, entre mi hostal en Turku y el que habíamos reservado en Helsinki, pero tenía que dejar el primero a las 10 am y no podía entrar en el segundo hasta las 3 pm. En vez de llegar allí tres horas temprano y tener que esperar en la puerta o en un café cercano, ya que no iba a ponerme a hacer turismo con toda la ropa de moto puesta, decidí tomar la ruta paisajística y seguir todas las carreteras secundarias que encontrase por la costa. El problema era que estaba lloviendo fuerte, pero una vez ya te has mojado, da igual si pasas una hora o tres de más en la carretera, así que me puse en marcha.

Por suerte, la lluvia paró al cabo de una hora, justo cuando dejaba la carretera principal y me metía por una carretera más pequeña hacía la costa. Tome lo que se conoce como The King’s Road, una ruta de correo del siglo 14 que iba desde Bergen, en Noruega, a Vyborg, en Rusia. Salió el sol, la carretera estaba seca y encontré una ruta por la costa que era una maravilla y compensó con creces la lluvia matinal. Si alguno de los moteros que sigue el blog está planeando viajar a Finlandia un día, no dudéis en pasar por esta ruta.

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Llegué a Helsinki a las 3 en punto y me registré en el hostal. Tenían un parking subterráneo que costaba 17€ al día, pero la chica de recepción, que era un verdadero encanto, me dijo que ya que era una moto, la podía dejar donde quisiera cerca de una pared siempre que no ocupase una plaza para coche y me dio las llaves. Mi novia llegaba a las 5 pm, así que tenía el tiempo justo para comprar algo de cenar y buscar un sitio donde cambiar dinero; algunas de las fronteras por donde había cruzado no tenían oficinas de cambio, en otras ocasiones había pasado con prisas y no había tenido tiempo de buscar una, y había acumulado dinero de Rumania, Rusia, Kazakstán y Noruega que necesitaba cambiar, así como algunos dólares americanos que llevaba en caso de emergencia y que no iba a necesitar ya. Fue una agradable sorpresa ver que una vez cambiado todo a euros, tenía un pellizco con el que no había contado.

Llegué al aeropuerto a las cinco y media y encontré a mi novia esperándome ya. Hacía un mes y medio desde la última vez que nos vimos, y a pesar de que viajar en solitario no había significado estar solo, pues había conocido a mucha gente especial durante el viaje, la había echado mucho en falta, y estaba más que contento de que mi cambio de ruta después del incidente de la llanta significase que podíamos pasar juntos más tiempo de vacaciones del que habíamos planeado al principio. Hasta el momento mi viaje había sido una aventura, pero yo no lo llamaría vacaciones, ya que había sido física y mentalmente agotador, y tenía la sensación de que ahora iban a empezar las verdaderas vacaciones.

Ella había estado en Helsinki ya dos veces, así que fue mi guía lo que quedaba de día y visitamos el centro de la ciudad, que era precioso. No llovía, pero la ciudad tenía aquella luz tan especial que solo se ve cuando el cielo está cubierto de nubes muy negras pero el sol ha empezado ya a bajar y brilla por debajo de las nubes, iluminándolo todo contra el cielo oscuro.

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De vuelta al hostal, redistribuimos todo el equipaje para aprovechar el espacio al máximo y prepararnos para encarar la carretera para la última etapa de mi viaje. Al día siguiente íbamos a tomar el ferry para pasar a Tallinn, Estonia, para visitar las repúblicas bálticas.
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