
Hacer off-road por los Monegros fue el segundo objetivo que llevé a cabo de los tres “retos” que me había planteado para este verano de 2013. Aprovechando que había llegado de Francia y pernoctaba en Monzón pensé que era la oportunidad ideal para quedarme por la zona.
Lunes, 19 de agosto
Por la mañana salí del hotel de Monzón donde me había alojado y me dirigí hacia Sariñena. Durante la noche había lloviznado y el ambiente era más bien fresquito.



Inicialmente tenía pensado hacer una ruta que había visto en algún foro off-road; pero “in situ” me encontré con diversas circunstancias que hicieron que no fuera posible llevarla a cabo. Primero el desconocimiento de la zona y la falta de información más exhaustiva (referencias, tracks, etc…) y después no haber tenido en cuenta que para esa ruta se tuviera que emplear otro tipo de moto que no fuera una “mastodóntica” R1200GS.
Uno de los tramos que me hizo contemplar esta última posibilidad fue uno que tenía subida, bajada y paso de agua en curva.

Tenía claro que no valía la pena jugársela (yo no soy ningún experto en off-road) y decidí que para no perder la oportunidad que debía buscar otras alternativas. Finalmente pensé que la mejor opción era seguir la ruta por las poblaciones previstas e ir haciendo aquellas pistas que fuera encontrando y me parecieran asequibles.
Probablemente algunos tramos tendrían que ser de “ida y vuelta” pero como en definitiva lo que quería era probar, divertirme y rodar por la zona de Monegros fue lo que puse en práctica.
Este es el recorrido que tracé para echar el día, teniendo en cuenta que tenía alojamiento reservado para esa noche en Escatrón.

Sariñena

Por la zona de Sariñena me sorprendió la cantidad de plantaciones de caña que hay. Uno se imagina que la tierra debe ser totalmente árida y sin embargo te encuentras con enormes extensiones verdes.
Hice una primera pista entre mucha vegetación y con bastante hierba en el suelo que, como estaba mojada, hacía que la moto fuera bastante inestable.

El siguiente tramo fue diferente, también discurría entre abundante vegetación pero el suelo era firme, tenía buena anchura y además apenas se levantaba polvo !!.


Siguiendo hacia Lanaja me desvié por una pista que discurre paralela a uno de los canales de riego del Ebro. Era una pista con mucha arenilla suelta pero como la base era dura no había problema para transitar por ella.




Lanaja

Saliendo de Lanaja amenazaba lluvia; pero todo se saldó con “cuatro gotas”.

En la zona de Castejón de Monegros di con dos pistas de características similares (suelo duro pero repletas de piedras y gravilla suelta) aunque con trazados distintos ya que mientras una era prácticamente llana la otra tenía bastantes desniveles.


Llegando a Valfarta se recuperó la visión de plantaciones verdes y caminos entre vegetación.


El último tramo recorrido desembocaba en la carretera que da acceso a Bujaraloz.

Como ya era bastante tarde aproveché para parar a comer el esa población, concretamente en El Español, ya que de la zona era el único sitio que conocía.
Después de comer seguí hacia Sástago y en ese tramo pude hacer una pista totalmente recta que invitaba a “darle al mango” aunque siempre con las reservas y precauciones que se deben tener al hacer off-road.

Alguna pista más antes de volver a la carretera.

Llegando a Sástago, foto con el imponente río Ebro al fondo.

De Sástago fui directamente al Monasterio de Rueda.


Y desde ahí directamente a Escatrón por carretera.

Un poco antes de entrar al núcleo urbano de Escatrón, accedí a una pista (camino) de tierra que enlazaba ambas poblaciones. No era una vía muy ancha y tenía bastante tierra suelta; pero se podía transitar si se iba con cuidado. Este tramo, como algún otro, lo hice de ida y de vuelta.


Casi sin darme cuenta ya era más de media tarde y decidí ir hacia el hotel (Hostal Embarcadero) a descansar un poco y reponerme de tanta “tierra”.

Al final del día había hecho 265 kilómetros entre pistas, caminos y tramos de enlace.
Martes, 20 de agosto

Teniendo en cuenta lo realizado el día anterior aún me quedaban unos 140 kilómetros para cumplir el objetivo inicial, así que después de desayunar cogí de nuevo la moto y salí hacia Bujaraloz para intentar encontrar el acceso a una pista que el día anterior había sido incapaz de encontrar.

Este camino me tenía que llevar directamente hasta la carretera de Caspe.

Una parada junto al embalse de Mequinenza, cerca de Caspe, en la A-221.

En esa misma zona tome una nueva pista que tras desviarse hacia el interior volvía nuevamente hasta Caspe.



Tras salir de Caspe seguí la A-1411 y desde esta carretera accedí a lo que sería uno de los tramos que más me gusto ya que sin ser una pista “pista” tenía un firme irregular pero muy seguro en lo que se refiere a sujeción de la moto.


Paso por Fayón.

Y después de Fayón encontré una de las peores zonas, por no decir la peor, de todas cuantas recorrí entre los dos días.
Al principio era una pista de tierra pero enseguida fue desapareciendo para convertirse en una especie de campo de labor. El firme súper blando absorbía prácticamente las ruedas y la moto se era ingobernable. Como pude fui avanzando poco a poco hasta conseguir salir de la zona y encontrar de nuevo un camino practicable.


El tramo siguiente fue bastante más sencillo llegando en su parte final a un monolito que conmemora la Guerra Civil Española.



De ahí seguí hasta Mequinenza y bordeando el pantano inicié el camino de regreso a casa.

Finalmente algo más de 400 kilómetros (405 concretamente, sin contar el tramo de regreso entre Mequinenza y mi casa) en los que me lo pasé genial aunque acabé bastante cansado no tanto por las distancias que se recorren como por el hecho de tener que ir sujetando constantemente la moto y estar pendiente en todo momento del terreno por el que se circula.
En definitiva una experiencia muy divertida que, aún no teniendo nada que ver con tantísimas horas que hasta no hace tanto había disfrutado haciendo motocross, me dejó muy buen sabor de boca.
A buen seguro que repetiré !!.
